POV. BELLA
Todo el mundo nos miró cuando nos dirigimos juntos a nuestra mesa del laboratorio. Normalmente era asi. Siempre los chicos de la escuela nos miraban al caminar. Estábamos ya en segundo, y como Jacob me lo había prometido, mis primos y el, se inscribieron en el instituto de forks. Jacob y yo conpartiamos muchas clases juntos menos dos.
El señor Banner, qué hombre tan puntual, entró a clase de espaldas llevando una gran mesa metálica de ruedas con un vídeo y un televisor tosco y anticuado. Una clase con película. El relajamiento de la atmósfera fue casi tangible. El profesor introdujo la cinta en el terco vídeo y se dirigió hacia la pared para apagar las luces.
Entonces, cuando el aula quedó a oscuras, adquirí conciencia plena de que jacob se sentaba a menos de tres centímetros de mí. La inesperada electricidad que fluyó por mi cuerpo me dejó aturdida, sorprendida de que fuera posible estar más pendiente de él de lo que ya lo estaba. Estuve a punto de no poder controlar el loco impulso de extender la mano y tocarle, acariciar aquel rostro perfecto en medio de la oscuridad. Crucé los brazos sobre mi pecho con fuerza, con los puños crispados. Estaba perdiendo el juicio.
Comenzaron los créditos de inicio, que iluminaron la sala de forma simbólica. Por iniciativa propia, mis ojos se precipitaron sobre él. Sonreí tímidamente al comprender que su postura era idéntica a la mía, con los puños cerrados debajo de los brazos. Correspondió a mi sonrisa. De algún modo, sus ojos conseguían brillar incluso en la oscuridad. Desvié la mirada antes de que empezara a hiperventilar. Era absolutamente ridículo que me sintiera aturdida.
La hora se me hizo eterna. No pude concentrarme en la película, ni siquiera supe de qué tema trataba. Intenté relajarme en vano, ya que la corriente eléctrica que parecía emanar de algún lugar de su cuerpo no cesaba nunca. De forma esporádica, me permitía alguna breve ojeada en su dirección, pero él tampoco parecía relajarse en ningún momento. El abrumador anhelo de tocarle también se negaba a desaparecer. Apreté los dedos contra las costillas hasta que me dolieron del esfuerzo.
Exhalé un suspiro de alivio cuando el señor Banner encendió las luces al final de la clase y estiré los brazos, flexionando los dedos agarrotados. A mi lado, Jacob se rió entre dientes.
Vaya, ha sido interesante —murmuró. Su voz tenía un toque siniestro y en sus ojos brillaba la cautela.
Humm —fue todo lo que fui capaz de responder.
Nos vamos —preguntó mientras se levantaba ágilmente. Casi gemí. Llegaba la hora de Educación física. Me alcé con cuidado, preocupada por la posibilidad de que esa nueva y extraña intensidad establecida entre nosotros hubiera afectado a mi sentido del equilibrio.
Caminó silencioso a mi lado hasta la siguiente clase y se detuvo en la puerta. Me volví para despedirme. Me sorprendió la expresión desgarrada, casi dolorida, y terriblemente hermosa de su rostro, y el anhelo de tocarle se inflamó con la misma intensidad que antes. Enmudecí, mi despedida se quedó en la garganta. Vacilante y con el debate interior reflejado en los ojos, alzó la mano y recorrió rápidamente mi pómulo con las yemas de los dedos. Su piel estaba tan calidad como de costumbre, pero su roce era siempre tierno.
Se volvió sin decir nada y se alejó rápidamente a grandes pasos. Entré en el gimnasio, mareada y tambaleándome un poco. Me dejé ir hasta el vestuario, donde me cambié como en estado de trance, vagamente consciente de que había otras personas en torno a mí. No fui consciente del todo hasta que empuñé una raqueta. No pesaba mucho, pero la sentí insegura en mi mano. Vi a algunos chicos de clase mirarme a hurtadillas. El entrenador Clapp nos ordenó jugar por parejas. Gracias a Dios, aún quedaban algunos rescoldos de caballerosidad en Mike, un chico que había conocido cuando entre ya era unos de mis amigos ahora, que acudió a mi lado.
Quieres formar pareja conmigo, swan- me pregunto.
Gracias, Mike... —hice un gesto de disculpa—No tienes por qué hacerlo, ya lo sabes.
No—te preocupes, me mantendré lejos de tu camino —dijo con una amplia sonrisa. Frente a todos los que estaman a mi alrededor había creado una bella totalmente diferente, a la que yo era en realidad. Cuando estaba con ellos finguia ser un poco torpe. Para que no descubrieran sobre mis habilidades y sentidos. Algunas veces, era muy fácil que Mike me gustara.
La clase no transcurrió sin incidentes. No sé cómo, con el mismo golpe me las arreglé para dar a Mike en el hombro y golpearme la cabeza con la raqueta. Pasé el resto de la hora en el rincón de atrás de la pista, con la raqueta sujeta bien segura detrás de la espalda. A pesar de estar en desventaja por mi causa, Mike era muy bueno, y ganó él solo tres de los cuatro partidos. Gracias a él, conseguí un buen resultado inmerecido cuando el entrenador silbó dando por finalizada la clase.
Así... —dijo cuando nos alejábamos de la pista.
sí... qué- l e pregunte juguetona.
tú y black, a un siguen juntos —preguntó con tono de rebeldía. Mi anterior sentimiento de afecto se disipó.
No es de tu incumbencia, Mike —le avisé mientras en mi fuero interno maldecía a Jessica, enviándola al infierno.
No me gusta —musitó en cualquier caso.
No tiene por qué —le repliqué bruscamente.
Es muy extraño el y todos los demas—me ignoró y prosiguió—:Te mira como si fueras algo de su propiedad- Contuve la histeria que amenazaba con estallar, pero a pesar de mis esfuerzos se me escapó una risita tonta. Me miró ceñudo. Me despedí con la mano y huí al vestuario.
Me vestí a toda prisa. Un revoloteo más fuerte que el de las mariposas golpeteaba incansablemente las paredes de mi estómago al tiempo que mi discusión con Mike se convertía en un recuerdo lejano. Me preguntaba si Jacob me estaría esperando o si me reuniría con él en su coche.
Salí del gimnasio en ese momento. Había decidido ir a pie hasta casa sin mirar siquiera al aparcamiento, pero todas mis preocupaciones fueron innecesarias. Jacob me esperaba, apoyado con indolencia contra la pared del gimnasio. Su arrebatador rostro estaba calmado. Sentí peculiar sensación de alivio mientras caminaba a su lado.
Hola —musité mientras esbozaba una gran sonrisa.
Hola, amor —me correspondió con otra deslumbrante— Cómo te ha ido en gimnasia- Mi rostro se enfrió un poco.
Bien —mentí.
De verdad- No estaba muy convencido. Desvió levemente la vista y miró por encima del hombro. Entrecerró los ojos. Miré hacia atrás para ver la espalda de Mike al alejarse.
Qué pasa —exigí saber- Aún tenso, volvió a mirarme.
Newton me saca de mis casillas, no me agrada- me dijo algo celoso- me quiere robar a mi chica.
no estaras celoso. Jacob black- Me aterré. Todo atisbo de mi repentino buen humor se desvaneció. Como podía pensar el que yo lo fuera a engañar con Mike. Pero pareció como si no me escuchara, esto fue la gota que derramo el vaso— Eres increíble- Me di la vuelta y me alejé caminando con paso firme hacia el aparcamiento a pesar de que había descartado dirigirme hacia ese lugar. Me dio alcance con facilidad.
Fuiste tú quien mencionaste que nunca te deja en paz. Eso despertó mi curiosidad- No parecía arrepentido, de modo que le ignoré. Caminamos en silencio, un silencio lleno de vergüenza y furia por mi parte hacia su coche, pero tuve que detenerme unos cuantos pasos después, ya que un gentío, todos chicos, lo rodeaban. Luego, me di cuenta de que no rodeaban al Ferrari, sino al descapotable rojo de Ángela con un inconfundible deseo en los ojos. Ninguno alzó la vista hacia Jacob cuando se deslizó entre ellos para abrir la puerta. Me encaramé rápidamente al asiento del copiloto, pasando también inadvertida.
Ostentoso —murmuró.
Qué tipo de coche es- le pregunte, Jacob sabia mucho de carros.
Un M3- me dijo al instante.
No hablo jerga de Car and Driver.
Es un BMW- Entornó los ojos sin mirarme mientras intentaba salir hacia atrás y no atropellar a ninguno de los fanáticos del automóvil. Asentí. Había oído hablar del modelo.
Sigues enfadada —preguntó mientras maniobraba con cuidado para salir.
Muchísimo- Suspiró.
Me perdonarás si te pido disculpas- me dijo con su carita en un puchero.
Puede... si te disculpas de corazón —insistí—, y prometes no hacerlo otra vez- Sus ojos brillaron con una repentina astucia.
Qué te parece si me disculpo sinceramente y accedo a dejarte conducir el sábado —me propuso como contraoferta. Lo sopesé y decidí que probablemente era la mejor oferta que podría conseguir, por lo que la acepté.
Hecho- dije antes de que cambiara de opinión.
Entonces, lamento haberte molestado —durante un prolongado periodo de tiempo, sus ojos relucieron con sinceridad, causando estragos en mi ritmo cardiaco. Luego, se volvieron picaros— A primera hora de la mañana del sábado estaré en el umbral de tu puerta. Jacob, se a orillo a un lado de la salida del instituto,.
Que pasa Jacob- no sabia porque había parado de repente.
Es seth- era mi primo que vivian en la pues el era un año menor que nosotros, eltaba en primer año- Humm... Que, pasa seth- Esbozó una sonrisa condescendiente.
Chicos me pueden dar un aventón- nos pregunto un poco apenado mi pobre pimito.
Seth. Eso ni se pregunta- le dije en respuesta- sube pequeño.
Gracias bella, no se que hubiera hecho sin ustedes- la sonrisa de seth era mas grande que antes.
Y dime seth, que te paso- me puso mucho atención al preguntarle.
Ha lo que pasa, es que mi coche se descompuso y leah me trajo pero al parecer se le olvido que también me iba con ella- al escucharlo hablar Jacob y yo soltamos la risa.
seth, leah, quil y apul. Habían estrado al instituto de forks conmigo para darme apoyo. Y mi tio sam al que había llegado a quererlo mucho junto con Emily su prometid, mi tio ya estaba en ultimo año. Después de algún tiempo de perder años, el disidió que era momento de continuar sus estudios. Y se incribio en el instituto también.
Con Jacob pasábamos, todo el tiempo posible, juntos y mas fuera de clases, en compañía con Eddy mi perrito, para los chicos éramos un par de enamorados. Pero eso no nos importaba mientras fuéramos felices los dos no importaba nada.
Mi tormento siempre fue mi pasado ya habían pasado mucho tiempo y mi mente seguía en blanco, a veces llegaba uno que otro recuerdo con mi padre. O recuerdos de mis primos y la familia pero solo eran sombras borrosas y casi no tenían figura, algunas eran solo borrenes y manchas de colores. El instituto no fue tan difícil, como esperaba. Con el apoyo de mi familia y el de Jacob había podido salir adelante. Cuando paseábamos por el bosque o centros comerciales, yo y Jacob nos poníamos a fantasear con el futuro. Nos veíamos yendo a la universidad y viviendo juntos, en un pequeño departamento. Casados y con hijos pero para eso faltaba mucho.
Cuando fui consciente de que ya habíamos llegado a mi casa me despedí de seth y luego de Jacob. Con un besos en la mejilla. No nos gustaba dar demostraciones de amor enfrente de las personas.
Te veo en la tarde – me dijo mientras los miraba alejarse.
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