Destinados (+18)

Autor: a_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 26/05/2011
Fecha Actualización: 31/08/2011
Finalizado: SI
Votos: 27
Comentarios: 178
Visitas: 220930
Capítulos: 59

TERMINADO

Durante esos meses sin saber de él mi vida había pasado sin más. Me había dedicado a mi trabajo, a evitar a mi ex, y a intentar recuperar algo de lo que había sido Isabella Swan.

La ruptura de mi compromiso a un mes de la boda me había afectado a todos los niveles. Me había vuelto más huraña y desconfiaba de los hombres y las relaciones, y motivos no me faltaban?

Pero todo tiene un principio y un final, y seguramente yo ya estaba a medio camino de lo que sea que el destino me tenga preparado.

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Capítulo 41: Salida en velero

Edward POV


Bella me esperaba en casa junto con Alice, ambas dormidas en el sofá de la sala con un cubo de palomitas vacío entre ambas.


Sin duda ésta noche había sido menos duro para ella, ya que había conseguido conciliar el sueño antes de que llegase a casa.


Llevé a Alice a la habitación de huéspedes y la metí en la cama.


Luego volví a por Bella. La tomé en mis brazos y la llevé hasta nuestra cama. Me cambié y me puse el pijama y me acurruqué a su lado. Ella me llamó entre sueños y busco mi cuerpo para abrazarse a mi mientras suspiraba y volvía a llamarme. Daria lo que fuera por poder entrar en su mente y saber lo que estaba soñando en este momento.


Me quedé dormido abrazado a Bella.


Los ruidos de la cocina me despertaron. Bella no estaba a mi lado en la cama, y me parecía escuchar la voz de Alice y Bella en la cocina hablando.
Me levanté y avancé hacía la cocina quedándome parado cuando escuche lo que Bella le estaba diciendo a Alice.


- Creo que lo aguanto porque sé que el fin de semana estamos juntos Alice, de lo contrario me volvería loca pensando en que pasa el fin de semana con ella. Ahora me lo tomo como si fueran cenas de trabajo, como cuando Carlisle prepara las convenciones en el hospital – decía Bella.


Debía decirle que el domingo lo pasaría con Victoria, y escuchando sus palabras me era muy difícil hacerlo.
Me fui de nuevo a la habitación y entré sin hacer ruido. Me senté en la cama pasando mi mano por mi alborotado cabello y pensando cual era la mejor manera para decirle a Bella que el domingo lo pasaría navegando con Victoria, sin duda esto me iba a traer problemas.


Salí de nuevo de la habitación dirigiéndome a la cocina.


- Buenos días hermanito – saludó Alice colgándose de mi cuello y abrazándome.


Yo correspondí a su abrazo y le besé la mejilla.


- Buenos días duendecillo, que tal dormiste? – dije sonriendo.


- Bien, gracias a que me llevaste a mi cama – dijo guiñándome un ojo – me voy a dar una ducha, nos vemos en un rato – dijo desapareciendo por el corredor.


Bella seguía haciendo el desayuno. Me acerqué por su espalda y rodeé su cintura apoyando mi barbilla en su hombro susurrándole al oído.


- Buenos días amor – dije dulcemente.


- Buenos días – contestó ella algo distante.


- Qué ocurre? – dije preocupado haciéndola girar sobre sí misma para mirarla de frente.


- Nada, solo tengo algo de malestar – dijo llevando su mano a la barriga.


- Quieres que te examine? – dije frunciendo el ceño.
- No, no es necesario, solo será por las palomitas de anoche, creo que entre Alice y yo nos comimos varios kilos – dijo con una sonrisa.


- Deberías desayunar algo ligero – dije tomando su barbilla y besándola.


- Si – dijo terminando nuestro desayuno y dejándolo en la mesa.


Desayunamos en silencio. Bella estaba perdida en sus pensamientos, y yo observándola. Estaba distinta,  había algo más, sabía que lo había, pero no me lo decía. No la quería presionar, cuando se sintiese preparada ya sacaría ella misma el tema a colación para aclarar que estaba pasándole por esa cabecita.

- Bella – empecé algo serio – éste domingo saldré con Victoria – la cara de Bella era un poema. Acabo escupiendo todo el zumo de naranja que salió disparado poniendo la mesa perdida.


- Cómo? – dijo con un tono histérico en su voz.


- Solo será éste domingo, la próxima semana ya descubriremos el pastel.


- SI CLARO! – dijo con el tono de voz algo elevado.
- Bella por favor, estábamos de acuerdo en esto no?
- SI EDWARD, PERO LOS FINES DE SEMANA ERAN PARA NOSOSTROS – dijo levantándose de la mesa y recogiendo los platos del desayuno.


- Mi amor, sólo será un domingo, lo prometo – dije abrazandola y levantando su barbilla con uno de mis dedos para besarle los labios.


Bella se separó de mí repentinamente y salió corriendo al baño.


- BELLA! – dije corriendo tras ella.


Corrió y entró precipitadamente levantando la tapa del inodoro y vomitando todo lo que había desayunado.

- Malditas palomitas grasientas – dijo enjuagándose la boca.


- Te encuentras bien? – dije tocando su frente algo preocupado.


- Si, no es nada, me pasa cuando algo me cae mal, al final hasta que no lo saco no me encuentro bien – dijo metiéndose el cepillo de dientes en la boca.


- Igualmente creo que hoy deberías vigilar lo que comes para que tu estómago no se resienta.

Me duché y preparé para el hospital y me marché, Bella entraba más tarde y se iría con Alice.


- Nos vemos en la noche. Si te encuentras peor llámame al hospital y te vienes allí para que te revise si? – dije acariciando su mejilla.


- Si, no te preocupes, con algo de dieta blanda estaré bien.


Besé sus labios y me marché a trabajar.

 


Bella POV


Me levanté por la mañana y cuando estaba en el baño sentí que mi estómago no estaba del todo en su sitio. Sin duda el atracón de palomitas del día anterior me iba a pasar factura.


Me fui a la cocina a preparar el desayuno pero Alice me había ganado la partida, ya estaba allí preparando uno huevos, tostadas y zumo.


Cuando noté el olor de la comida salí al baño de la habitación de huéspedes a la carrera, Edward seguí en la cama y no quería despertarlo, aún le quedaba media hora para despertar.


- Definitivamente anoche comí demasiadas palomitas – dije sentándome en el taburete de la barra de la cocina.


- Tienes mala cara – dijo Alice mirándome con el ceño fruncido.


- Me imagino – ya que ni siquiera me había mirado al espejo.


Seguimos conversando acerca de las salidas de Edward con Victoria.

- Como lo llevas Bella? – preguntó Alice


- Creo que lo aguanto porque sé que el fin de semana estamos juntos Alice, de lo contrario me volvería loca pensando en que pasa el fin de semana con ella. Ahora me lo tomo como si fueran cenas de trabajo, como cuando Carlisle prepara las convenciones en el hospital.


- Te entiendo, yo creo que si Jasper estuviese saliendo con otro, aunque fuera una venganza, estaría histérica. Ahora empiezo a pensar que quizás no fue tan buena idea…pero bueno en un par de semanas todo habrá terminado.


- Eso espero, eso espero – dije esperanzada.
Cuando Edward se levantó tuve que salir de nuevo corriendo al lavado, las nauseas habían vuelto de nuevo, y ni tan siquiera había probado el desayuno.


Después de prometerle que si empeoraba durante el día pasaría a que me hiciese un reconocimiento en el hospital, conseguí hacer que se marchara a trabajar.
Me di una ducha y Alice me llevó al trabajo. Nos despedimos hasta el domingo, ya que Edward pasaría el dia con Victoria, cosa que me tenia de muy mal humor.


Flash Back


- Bella – empezó hablando algo serio – éste domingo saldré con Victoria – mi cara debía ser un poema. No pude evitar escupir todo el trago que le acababa de dar al zumo de naranja poniendo toda la mesa perdida.


-  Cómo? – dije con tono histérico en la voz.


- Solo será éste domingo, la próxima semana ya descubriremos el pastel –maldita sea, porque acepte ésta estúpida venganza!!? Pensé en mi fuero interno!

- SI CLARO! – dijo elevando mi voz
- Bella por favor, estábamos de acuerdo en esto no? – sí pero ya no lo estoy!!!!!!! MALDITA SEA BELLA! pensé.


- SI EDWARD, PERO LOS FINES DE SEMANA ERAN PARA NOSOSTROS – dije levantándome de la mesa y recogiendo los platos del desayuno.


- Mi amor, sólo será un domingo, lo prometo – dijo abrazándome y levantando mi barbilla con uno de sus dedos para besarme en los labios.

Fin Flashback


- Bella! Bella! – me llamaba Alice agitando su mano delante de mi cara – ya hemos llegado.


Estábamos en la puerta de mi oficina y ni siquiera era consciente de cómo había llegado hasta allí. Evidentemente que era Alice la que me había llevado, pero había estado ausente en mis cavilaciones durante todo el trayecto.


- Lo siento Alice, no me siento demasiado bien, y la historia ésta de Victoria me tiene de un humor pésimo – dijo a modo de disculpa.


- No te preocupes Bella – dijo Alice abrazándome y besando mi mejilla – el domingo podrías venir a pasar el dia a casa de mis padres, hace muy buen tiempo y podríamos darnos un chapuzón en la piscina.

- Lo pensaré, te digo algo mañana – dije saliendo del coche.


- Cuídate Bella – dijo mi cuñada con voz cantarina.

- Adiós Alice, gracias – contesté cerrando la puerta.

 

Victoria POV


- Te digo que todo va sobre ruedas! Edward está comiendo de mi mano – le dije a Jacob, que llevaba un rato interrogándome acerca del avance en mi “relación” con Edward – creo que si tienes un poco de paciencia Bella se quedará sola y ahí podrás llevar a cabo tu plan – debía convencerlo para que Edward no se viera involucrado en todo esto y antes de que Jacob intentará de nuevo algo era necesario tener a Edward alejado de Bella.


- Tan segura estas? – preguntó con una sonrisa burlona.


- Jacob, no me subestimes. Edward me ha llevado a restaurantes caros, al ballet e incluso hemos quedado éste domingo – dije orgullosa y feliz.


- El domingo? – preguntó incrédulo.


- Si, no sé qué excusa le dará a Bella, pero el domingo a las ocho de la mañana me recogerá para darme una sorpresa, así que Bella pasará el domingo sin Edward, ya que él estará conmigo – sonreí triunfante.


Edward estaba a gusto conmigo, eso podía notarlo. Él estaba empezando a enamorarse de mí, lo demostraban sus detalles con las rosas, nuestras salidas, llevarme al palco de su familia…y por último haber planificado una cita un domingo, era una prueba fehaciente de que todo estaba saliendo a pedir de boca.


Conseguiría que Edward dejara a Bella, y él sería mío para siempre. Ya no era por interés en hacerle daño a Bella, si no porque ese hombre es único, y lo quiero a mi lado, quiero ser la señora de Edward Cullen.

 

 

Edward POV


Después del descanso de media mañana tenía varias reuniones de presupuestos. Parecía algo interminable, pero era mi trabajo y me gustaba ser jefe de urgencias en el hospital.


Ya había llamado al puerto para avisar a Seth de que tuviese preparado el barco para éste domingo.
Había quedado con Victoria a las ocho de la mañana e iríamos a navegar con el barco de la familia, el Cullen boat.


Después de la última reunión el día me fui a comer con mi padre a la cafetería del hospital, no nos daba tiempo de nada más, pues él tenía varias reuniones a primera hora de la tarde.


- Vendrás éste domingo a casa? – preguntó Carlisle.

- No, tengo algunas cosas que hacer éste domingo – contesté.


- Bueno, quizás la próxima semana – dijo Carlisle.
Terminamos de comer y cada cual se fue a sus quehaceres.


Llamé a Bella para ver como seguía…

- Hola amor – contestó Bella al otro lado de la línea telefónica.


- Hola vida, como te encuentras? – pregunté.


- Bien, no he tenido más nauseas, el desayuno y la comida me sentaron bien. Te hice caso y estoy con dieta blanda doctor Cullen – dijo divertida. Podía imaginar su sonrisa en aquel preciso instante.

- Me alegro. Te paso a buscar después del trabajo. A qué hora sales?


- Hoy quería regresar temprano a casa y preparar algo de cena – dijo animada – es viernes.
- Bien te parece a las seis?


- Perfecto!, pero no se retrase doctor Cullen.

- Ni hablar – reí por nuestras bromas – a las seis estaré puntual en la puerta de su oficina señorita Swan – hasta luego amor.


- Hasta pronto – dijo Bella tirándome un beso que sonó a través del hilo telefónico.

 

Bella POV


Durante la mañana mi estomago se fue asentando. Las nauseas desaparecieron y el desayuno se quedó en su sitio. A la hora de comer hice caso a lo que Edward me dijo por la mañana y me comí un sándwich de jamón.

Tampoco tenía demasiada hambre, y sabia que eso me sentaría bien, y así fue, porque el sándwich también se quedo en mi estomago haciéndole compañía al desayuno.


Después del almuerzo Edward me llamó para interesarse por mi estado. Charlamos un rato y quedamos en encontrarnos a las seis en la puerta de mi oficina. 


El resto de la tarde pasó rápidamente, cuando tengo trabajo las horas me vuelan. Cuando me quise dar cuenta eran las seis en punto, de seguro Edward ya me estaba esperando.


Recogí y baje hasta la salida, y allí estaba mi milagro, tal y como lo había visto las primeras veces que habíamos empezado a salir, apoyado junto a la puerta del copiloto esperándome con su sonrisa torcida, esa que tanto me gustaba.


Me acerqué hasta él y lo rodé con mis brazos besándolo apasionadamente.


- Hola – susurró en mi oído.

- Hola – contesté aún atolondrada por el beso.


- Nos vamos? – dijo sonriendo.


- Sip! – contesté parándome para subirme al coche.


Nos fuimos a casa y cuando llegamos mientras Edward se daba una ducha preparé mi lasaña de verduras, era uno de los platos que mejor me quedaban, y sabía que a Edward le encantaba.


- Mmmmm que bien huele – dije entrando a la cocina y abrazándome por la cintura pegando su pecho a mi espalda.


- Pues sabe mejor – dije sonriendo.


- Date una ducha y yo vigilo el horno – dijo besándome la coronilla.


- Bien, en diez minutos para el horno y deja la bandeja dentro – dije encaminándome al baño.

Cuando llegué al baño sentí que las piernas me flaqueaban, debía ser debilidad por cómo me había estado encontrando todo el día.


Me desvestí y me metí en la ducha, consiguiendo relajar toda la tensión del día en el momento que el agua caliente entró en contacto con mi piel.


Salí de la ducha y me sequé el pelo con una toalla.

Me encamine hacia la cocina, ya eran las ocho, hora perfecta para cenar.


Después de la cena en la que bromeamos y comimos animadamente, decidimos ver la televisión un rato y acostarnos temprano, ya que al día siguiente Edward tenía planes para darme una sorpresa y no tenía ni idea de que era, pero teníamos que levantarnos temprano.

 


Edward POV


Para compensar a Bella por lo del domingo, había preparado un sábado para nosotros solos.
Nos levantamos por la mañana a las ocho, y después de desayunar salimos de casa.

- Has cogido toalla y bañador? – pregunté divertido.


- Si! Nos bañaremos? – preguntó curiosa.

- No te voy a decir nada! Es una sorpresa – contesté sonriendo.


- Por favor…por favor…dímelo… - me costaba tanto resistirme a sus suplicas que casi cedo ante ella.


- No! Por favor Bella! déjame darte una sorpresa – dije riendo a carcajadas.


Bella frunció el ceño y cruzó los brazos sobre su pecho haciendo un puchero con su boca.


Teníamos una hora de camino hasta la casa de la playa, pero valía la pena ir hasta allí a pasar el día. Bella no había estado nunca, por eso sabía que era un lugar ideal para darle una sorpresa, no conocía el camino, así que no averiguaría hasta que llegásemos a donde nos dirigíamos.


Bella iba mirando por la ventana disfrutando del paisaje y del sol bañando su piel. Se veía tan hermosa con los ojos cerrados y el sol reflejándose en sus dulces facciones. Bella era bella, haciendo honor a su nombre, y era bella por dentro y por fuera.


Tomamos el desvío que conducía hasta la casa, disfrutando del sendero lleno de arboles. Bella seguía mirando por la ventana y me miraba de vez en cuando con los ojos entrecerrados.


Cuando llegamos a la casa y abrí la verja para entrar sus ojos se pusieron como platos.


- Ésta casa…es tuya? – preguntó sorprendida.

- En realidad es de mi familia – dije sonriendo.


- Wuau, la casa de la playa – dijo sonriendo y mirando a nuestro alrededor conforme avanzábamos por el sendero del jardín hacía la entrada principal.


La casa estaba rodeada de arboles y vegetación y por la parte de atrás había unas escaleras que descendían hasta una playa privada. Era como estar en isla Esme pero más cerca de casa y con vegetación menos exótica.


Paré delante de la entrada de la casa y Bella bajó lentamente del coche mirando hacía todos lados con la boca en forma de o. Cuando estuve a su lado apareció una sonrisa en sus labios y me miró risueña.


- Me encanta el lugar – dijo sonriente.


- Pues podemos regresar siempre que lo desees – contesté abrazando su cintura y besándola en la coronilla.


Cogí nuestra bolsa del coche y nos encaminamos hacia la casa. Entramos por la puerta principal y dejé la bolsa allí en el hall, dirigiéndome hacía la parte trasera para mostrarle a Bella el jardín y las vistas a la playa que tenía la casa desde el porche trasero.


Nos pusimos el bañador y decidimos bajar a darnos un baño.


La mañana pasó rápidamente entre baños y caricias, disfrutando del sol y de la compañía el uno del otro. Era tan distinto estar con Bella de lo que había sido hasta ahora mi vida…ella era como el sol que iluminaba mi día a día.


Al mediodía llamé a un restaurante cercano para que nos trajeran la comida a casa, nos apetecía estar tranquilos y comer allí en la terraza, mirando el mar y disfrutando de la paz que proporcionaba aquel paisaje.

Después de comer nos quedamos tumbados en el porche charlando. Con Bella todo era fácil, natural, y no era necesario llenar cada minuto con conversaciones de cualquier cosa, podíamos estar en silencio sin sentirnos incómodos, simplemente escuchando nuestras respiraciones y disfrutando de la compañía el uno del otro.


Sobre las seis de la tarde nos marchamos de vuelta a New York, con Bella algo enfadada, ya que nos hubiese gustado pasar el resto del fin de semana allí, pero el domingo yo tenía otros planes que no incluían a Bella, muy a mi pesar.


- Edward – me dijo cuando íbamos en el coche de regreso – quiero que esto termine, no me apetece seguir con esto de Victoria, me da igual si conseguimos darle un escarmiento o no – dijo muy seria mirándome.


- Quieres que cancele lo de mañana? – pregunté también serio, sin apartar la vista de la carretera.

- No, pero quiero que sea la última vez que sales con ella – dijo con la vista puesta también en la carretera.

- Bien, la próxima semana daremos el tema por zanjado.


Seguimos el camino de regreso a casa en silencio, escuchando la música de la radio del coche.

 

Bella POV


Había pasado un día maravilloso junto a Edward. La casa de la playa era una maravilla, sin duda quería volver en algún otro momento a pasar un fin de semana completo, pero éste no iba a ser posible, Edward tenía una cita de nuevo con Victoria.


En el camino de regreso le dije que ya no quería seguir con esto. Cada vez que salía con ella me pasaba las horas esperando su regreso, y el simple hecho de imaginármelo con ella…era algo que me superaba.
Llegamos cerca de las ocho de la tarde a nuestro apartamento.


- Llamaré a Alice – dije tomando mi teléfono de la bolsa – mañana pasaré el día en casa de tus padres con ella.


- Bien, si mis padres preguntan diles que tenia cosas que hacer con Emmet, él y Rosali no irán a casa de mis padres, así que resultará creíble – dijo convencido.

Alice pasaría a buscarme a las nueve de la mañana, seguramente me despertaría antes cuando Edward se levantara para marcharse con ella…


Cenamos algo ligero y nos acostamos temprano, ambos estábamos cansados del día de playa y del viaje, así que nos dormimos enseguida.


Por la mañana desperté con el sonido del despertador. Eran las ocho de la mañana y Edward ya se había marchado. Ni siquiera había oído el despertador ni cuando había cerrado la puerta del apartamento.
Me levanté y me dirigí al baño a darme una ducha antes de desayunar.


Cuando llegué a la cocina había una nota pegada en el frigorífico, era de Edward.


Amor,
Te voy a estar extrañando a cada minuto del día.


Te amo.
Edward


No pude evitar hacer una bola de papel con la nota y tirarla al cubo de la basura. Estaba enfadada porque él no estuviera allí conmigo. Luego me arrepentí y me quedé mirando el cubo de basura recuperando la bolita de papel y releyendo la nota una y otra vez.

Alice llegó puntual, apenas estaba acabando de recoger los platos del desayuno, así que no me dio tiempo de mucho más antes de marcharnos a casa de los Cullen.

 

Victoria POV


Llevaba desde las seis de la mañana despierta, estaba nerviosa y no podía dormir. Era la primera vez que tenía una cita con Edward en fin de semana, así que sería algo especial, de eso estaba segura.


Me di un baño y me preparé el desayuno, algo ligero, ya que no tenía mucho apetito.


Puse las noticias para irme entreteniendo con algo, necesitaba distraer la mente mientras esperaba a Edward. Cuando me di cuenta eran ya casi las ocho cuando el timbre de la puerta sonó. No pude evitar que se formara una sonrisa en mis labios, sabía que era él, tan puntual como era habitual.


Cogí mi bolsa y salí a su encuentro.

- Hola buenos días – dije alegremente.


- Buenos días – contestó él besando mi mejilla y haciendo que un escalofrío de placer recorriera mi cuerpo de pies a cabeza. Aquel hombre me estaba volviendo loca.


- Lista? – preguntó sonriente.


- Si – conteste.


Salimos hacía el volvo plateado que esperaba en la entrada del edificio. Me abrió la puerta del copiloto y luego se subió en el asiento del conductor.


Empezó a conducir hacía las afueras, en dirección al puerto. Estaba realmente intrigada por saber a dónde iríamos, no tenía ni idea.

Llegamos a la entrada de lo que parecía el puerto, flanqueada por una garita de vigilancia y una valla.


- Buenos días – dijo Edward saludando al vigilante después de bajar la ventanilla de su auto – Cullen, amarre 52.


- Bien señor Cullen adelante – dijo el guarda subiendo la valla y permitiéndonos el acceso a lo que parecía una zona del puerto privada.


Avanzamos por aquella parte del puerto hasta llegar a una zona de aparcamientos cerca de los amarres de los barcos, donde dejamos el volvo aparcado. Barcos por así llamarlos, ya que todo lo que había allí amarrado se podían llamar de cualquier modo menos barcos. Eran todo yates de grandes dimensiones, a  cual más grande y más lujosos.


Tendrían también un barco allí los Cullen y por eso Edward me había traído hasta allí?


Desde donde habíamos dejado el coche no conseguía ver el amarre 52, pero cuando cogimos nuestras cosas y empezamos a avanzar poco a poco pude ir distinguiendo hacía donde nos dirigíamos.


Era uno de los barcos más grandes que había amarrados, sino el que más, y en la parte lateral se podía leer “Cullen” en letras negras en cursiva.
Me quedé con la boca abierta y los ojos como platos cuando me di cuenta de que efectivamente el barco era de su familia.


- Te gusta? – dijo sonriente – había pensado que podríamos pasar el día navegando. No iremos muy lejos, pero será agradable estar en altamar.


Mis ojos iban de su cara al barco, tardé algunos segundos en procesar la pregunta y poder responderle.

- Me encanta! Es un sueño – dije mirando el imponente yate.


Nos acercamos hasta la pasarela y abordamos el barco. Un hombre vestido de marinero salió a nuestro encuentro.


- Buenos día señor Cullen, señorita – dijo haciendo una leve reverencia – ya está todo listo para zarpar en cuanto usted disponga.


- Bien Alfred, no demoremos más, podemos irnos, no esperamos a nadie más – dijo Edward seguro de sí mismo.


Sin duda estaba acostumbrado a tratar con gente que le sirviera, eso se notaba en el modo en el que daba las órdenes y trataba al personal.


Nos dirigimos hacía la parte interior del barco, donde había un gran comedor con sofás y una televisión de plasma gigante.


Edward me mostró el barco. Tenía seis habitaciones con baño, cocina y el salón por el que habíamos entrado. Luego por unas escaleras se subía a cubierta y al cabina de control del barco.


A parte del marinero que nos había recibido, que era el que conducía el barco, en la cocina había una cocinera y un par de mozos más en cubierta. En total el barco disponía de cuatro miembros en su tripulación.


- Puedes acomodarte y ponerte el bañador, yo me quedaré en éste camarote, puedes usar el de enfrente – dijo señalando la puerta que había frente a la que él ya tenía abierta.


- De acuerdo – dije entrando con mi bolsa.


Nos cambiamos y salimos a cubierta a disfrutar del sol. Ya apenas se divisaba la costa, todo a nuestro alrededor era una masa de color turquesa por la que se deslizaba el barco suavemente. Apenas se notaba que nos estábamos desplazando.


Cuando ya perdimos de vista totalmente la costa el barco pareció detenerse.


- Te apetece bañarte? – me dijo Edward.


- Si – dije sonriente.

- En el mar o en el jacuzzi? – dijo sonriendo él también.


- jacuzzi? – pregunté algo incrédula.


Me tomó de la mano y me guió hacia el otro extremo del barco. Allí había un jacuzzi, con algunas hamacas alrededor. Sin duda por el tamaño que tenia aquel barco podría tener cinco jacuzzis más!


- Creo que prefiero primero un baño en el mar y luego el jacuzzi – dije mirando a Edward.


Aquellos ojos verdes me tenían encandilada.


- Me parece bien!


Nos dirigimos hacía el extremo del barco y había oculta a la vista una plataforma con una escalerilla para poder entrar y salir del agua como si se tratase de una piscina.


Edward se lanzó desde la parte de arriba del barco, así que yo lo imité, notando el impacto de mi cuerpo contra el agua al entrar con los brazos extendidos, de cabeza, para abrirme paso.


Nadamos un poco cerca del barco y luego subimos de nuevo a cubierta.


Cuando llegamos uno de los mozos nos sirvió un cóctel y se retiró. Nos metimos en el jacuzzi con el cóctel, ya que había una zona específica para poder dejar las bebidas mientras estábamos disfrutando de las relajantes burbujas.

Después del baño en el mar y el jacuzzi, nos tumbamos al sol para secarnos. Sobre la una nos avisaron que el almuerzo estaba servido en la cubierta del medio. Yo no tenía muy claro cuál era, pero Edward si, evidentemente.


Nos encaminamos hacía la cubierta y allí nos esperaba una mesa para dos con ensalada, pescado a la plancha, fruta y una botella de champagne en hielo.


Sin duda me podía acostumbrar a aquello. A disfrutar de la compañía de Edward rodeada de lujos. Aquello era el paraíso, no tener que preocuparte de nada en absoluto, solo de disfrutar de la compañía de aquel hombre maravilloso. Edward era una especie en peligro de extinción, un ejemplar casi único que yo me iba a encargar de conservar.

 

Bella POV


El día pasaba lentamente, y pese a todos los esfuerzos que Alice hacía para distraerme, no podía evitar que mi mente vagase pensando en Edward y en que estaría haciendo en aquel instante con Victoria.

Habían ido a navegar con el yate de los Cullen, y eso me tenía más nerviosa que otras de las citas que hubiese tenido Edward con Victoria, ya que en alta mar, a salvo de las miradas indiscretas, no quería ni imaginar de qué sería capaz Victoria. Quizás intentaría de nuevo besar a Edward, y finalmente éste cedería a sus encantos tal y como lo hizo Jacob, pese a amarme como me amaba.


Pasamos la mañana en la piscina, entrando y saliendo del agua y tomando el sol en las hamacas.


Almorzamos en el jardín de la casa, hacía un día estupendo para disfrutar al aire libre y del sol. Después de almorzar nos quedamos en la mesa charlando, afortunadamente en ningún momento ni Carlisle ni Esme me preguntaron sobre los asuntos que tenía que atender Emmet y Edward juntos, supuestamente, ya que no sabía que es lo que hubiese contestado.


Sobre las seis de la tarde recogimos todo en el jardín y me fui a dar un baño y a cambiarme de ropa en la que era la habitación y el baño de Edward.


Después de la ducha me sequé el pelo hasta dejarlo completamente liso, sin ninguna onda. Me vestí y bajé al salón donde Jasper ya me esperaba para regresar a New York.


Sobre las siete de la tarde nos marchamos de casa de los Cullen.

 

Edward POV


El día pasaba lentamente. Después de dejar a mi amor durmiendo dulcemente en nuestra cama, me había ido a buscar a Victoria. Era demasiado temprano para encontrar floristerías abiertas, así que hoy no le llevaría flores.


Salimos puntualmente a los nueve rumbo a altamar. Había dado instrucciones precisas de dónde debíamos ir, a qué hora se debía servir el coctel y el almuerzo, y cuando regresaríamos.


Nos bañamos en el mar, en el jacuzzi y almorzamos en la cubierta del medio. En todo momento mantuve la distancia con Victoria, no me quería arriesgar a tener que quitármela de encima, a parte de la repulsión que me producía solo pensar que ella me besara de nuevo en la boca como lo hizo anteriormente, en nuestra primera cita, allí a las puertas del hospital donde Bella nos vio.


A las seis de la tarde el barco emprendió de nuevo el regreso hacía puerto. Yo estaba deseando llegar y dejar a Victoria en su casa. Tenía unas ganas locas de ver a Bella. Pasar todo el día alejado de ella me tenía inquieto, y lo que más deseaba era poder abrazarla y besarla. Sentir el aroma de fresas de su pelo embriagándome los sentidos.


Llegamos a puerto en apenas una hora. Saltando a tierra firme ayudé a Victoria a bajar del barco dirigiéndome hacía donde teníamos aparcad el coche para regresarla a su casa y poder irme a estar con Bella.


- Me lo he pasado muy bien hoy Edward – decía Victoria complacida – gracias por éste día tan maravilloso.


- Me alegro que hayas disfrutado de la travesía – dije sonriendo.


- No solo de la travesía, también he disfrutado de la compañía – dijo tomándome la mano mientras seguíamos andando hacía el aparcamiento.


Cuando su piel toco mi piel, un escalofría recorrió mi columna vertebral, pero no era como los escalofríos que tenía cuando Bella me tocaba. Éste era un escalofrío de repugnancia por notar mi piel cerca de su piel, de la piel de aquella maldita arpía.


Aquello me pilló totalmente desprevenido, no supe reaccionar y seguí con su mano entrelazada a la mía. Sabía que no podría resistir más la farsa, así que esa había sido mi última cita con Victoria, la próxima semana llegaba el final de toda aquella comedia.

Capítulo 40: Disfrutando juntos Capítulo 42: Ella no está.

 


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Capitulo 1: Sorpresa inesperada. Capitulo 2: Mi destino. Capitulo 3: Vagando por mi mente Capitulo 4: Recuperando mi vida Capitulo 5: Invitación Capitulo 6: Preparativos Capitulo 7: La casa de los Cullen Capitulo 8: Confidencias Capitulo 9: Fiesta de pijamas Capitulo 10: Tocando el cielo Capitulo 11: Un día maravilloso Capitulo 12: Crueles intenciones Capitulo 13: No puedo perderte, tú eres mi vida. Capitulo 14: No puedo separarme de ella Capitulo 15: De vuelta Capitulo 16: Disfrutando el momento Capitulo 17: La propuesta Capitulo 18: ¿Cuándo pensabas decírmelo? Capitulo 19: Misterios Capitulo 20: Consecuencias Capitulo 21: Se que le estoy mintiendo, pero ahora no puedo decirle la verdad. Capitulo 22: Cambio de planes Capitulo 23: Todo tiene un principio y un final Capitulo 24: Forks mi oasis personal. Capitulo 25: De vuelta a mi vida. Capitulo 26: Isla Esme Capitulo 27: Disfrutando del paraíso. Capitulo 28: Volviendo a la realidad Capitulo 29: Ella de nuevo en mi vida. Capitulo 30: Se ha descubierto el pastel Capitulo 31: La verdad siempre sale a la luz. Capitulo 32: No quiero separarme de ti nunca más. Capitulo 33: La mudanza Capitulo 34: No puedo soportar ver a Bella con él. Capitulo 35: El cumpleaños de Esme. Capitulo 36: Me estoy volviendo paranoica. Capitulo 37: Una nueva Bella. Capitulo 38: Descubriendo sus intenciones Capitulo 39: Fin de semana y vuelta al trabajo Capitulo 40: Disfrutando juntos Capitulo 41: Salida en velero Capitulo 42: Ella no está. Capitulo 43: Sorpresa inesperada Capitulo 44: A salvo Capitulo 45: El reencuentro Capitulo 46: Nueva vida Capitulo 47: Dulce espera Capitulo 48: Bella...te necesito. Capitulo 49: El juicio. Capitulo 50: El jucio (parte 2) Capitulo 51: Disparo fallido Capitulo 52: Todo lo que me importa está aquí. Capitulo 53: Tengo una boda que organizar!!!! Capitulo 54: Hogar, dulce hogar Capitulo 55: La boda Capitulo 56: La boda II Capitulo 57: Luna de miel Capitulo 58: Tengo algo que decirte...(Capitulo final) Capitulo 59: Epílogo

 


 
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