Rosalie ya me esperaba en la habitación que compartíamos ambas en la casa de los Cullen.
- Qué tal tu paseo? – preguntó Rosalie cariñosamente.
- Muy bien, la verdad es que disfruto de la compañía de Edward, y estar aquí en ésta casa alejada de la ciudad es un antídoto a todo lo que me ha pasado en estos últimos días.
- Si tienes razón. Ésta casa es como un remanso de paz. Y Esme es muy cariñosa, se está portando muy bien, al igual que Carlisle, Alice y el resto de la familia – dijo Rosalie.
- Sí, eso mismo hablaba con Edward, de lo generosos que están siendo dejándonos quedar aquí unos días, e incluso invitando a mis padres.
Después de charlar un rato con Rosalie nos acostamos para descansar, las últimas 48 horas habían sido muy intensas y ambas necesitábamos una cura de sueño.
El domingo transcurrió tranquilo entre comida familiar, baños en la piscina y paseos al atardecer con Edward. Tengo que reconocer que me estaba acostumbrando a verlo cada minuto del día, y la verdad es que me agradaba tener tanto tiempo para estar juntos.
El lunes todos volvieron al trabajo, excepto Edward que se había tomado unas vacaciones para estar a mi lado un par de semanas, y Esme, que trabajaba desde casa y solo iba a la ciudad un par de veces a la semana.
Rosalie, Emmet y Jasper no iban a volver hasta la tarde, al igual que Carlisle, por lo que comeríamos Alice, Esme, Edward y yo.
Depués de mucho esfuerzo conseguí convencer a Esme para que me dejase preparat la comida, hice una lasaña de verduras que a Edward le encantó.
Por la tarde cuando llegó el resto de la familia, pedimos unas pizzas que fueron a buscar Emmet y Edward.
La cena estuvo muy animada, Rosalie había tenido una sesión de fotos para un catálogo de bañadores y había posado con varios modelos muy guapos y cotizados, por lo que mientras contaba como había sido la sesión, Emmet no paraba de dar bocados a su pizza y poner cara de enfado, cosa que nos hizo reír a todos.
Esa noche muy fui a dormir temprano, estaba cansada, y tenía ganas de levantarme temprano para ir junto con Edward a recoger a mis padres al aeropuerto. Habíamos planeado una cena especial para celebrar la llegada de mis padres y que iban a conocer a Edward.
Cuando el sol empezaba a despuntar por el horizonte, ya estaba empezando a desperezarme para levantarme. Apenas eran las seis de la mañana, por lo que decidí ir a preparar el desayuno, ya que no se había levantado nadie y no quería usar el baño para no despertar a Rosalie.
Pero cuando llegué a la cocina, había alguien que se me había adelantado…
- Buenos días Bella durmiente – me dijo mi príncipe azul cariñosamente. Siempre lograba hacerme sonreir.
- A qué hora te has levantado? – pregunté sorprendida, ya estaba el desayuno casi listo.
- Bueno algo temprano, digamos que no podía estar más en la cama – dijo sonriendo.
- Estas nervioso? – pregunté incrédula.
- Te mentiría si te dijera que no lo estoy - contestó con esa sonrisa torcida que tanto me gustaba.
- No tienes porque, les vas a caer muy bien, y sé que mis padres te van a querer como yo o más. Me salvaste de Jacob y me haces feliz, y eso es lo único que les importa, mi felicidad – Edward pareció complacido con mis palabras y me dio un beso suave y cuidadoso en los labios. Aún me quedaban un par de días para que me quitasen los puntos.
El moretón de mi mejilla ya estaba empezando a ponerse de un tono verdoso que indicaba que iba remitiendo.
- Caramba!!!! Creo que esto de tener a Bella en casa me va a gustar más de lo que pensaba – dijo Emmet a nuestras espaldas mirando la mesa de deayuno que había preparado Edward – no sé por dónde empezar.
Ambos estayamos en carcajadas mientras Emmet se quedaba embobado mirando las tortitas, las tostadas, el zumo de naranja, los muffins…Edward había cocinado para toda la familia y en cantidades industriales.
Edward POV
Después del desayuno, Bella se fue a dar una ducha y a vestirse para salir para el aeropuerto. El vuelo de sus padres llegaba a las doce del mediodía, y ya eran las nueve de la mañana. Teníamos una hora de camino hasta el aeropuerto, y antes queríamos pasar por mi apartamento a recoger algunas cosas que necesitaba.
Salimos a las diez de la mañana de casa de mis padres hacía mi apartamento. Recogí algunos libros y algo de ropa, y nos fuimos al aeropuerto. Habíamos cogido el Jeep de Emmet, ya que tenía un amplio maletero.
Llegamos a las once y media al aeropuerto, aún nos quedaba media hora hasta que aterrizara el avión, así que nos sentamos a esperar a la llegada del vuelo.
Cuando nos quisimos dar cuenta ya estaban anunciando el desembarco del vuelo de los padres de Bella así que nos fuimos hasta la salida de su vuelo.
Empezó a salir gente y Bella iba poniéndose de puntillas y mirando todas las caras que iban saliendo hacía nosotros.
De repente una mujer rubia de ojos verdes gritó su nombre al mismo tiempo que Bella la llamaba mamá.
- Bellaaaaa!!!!
- Mamaaaaaaaaá!!!!
Ambas corrieron a abrazarse y yo anduve hasta llegar a su altura. Renné la madre de Bella la miraba con lágrimas en los ojos mientras observaba el moratón de su mejilla y los puntos de su labio.
- MALDITO JACOB! – dijo la madre de Bella con los dientes apretados.
Un hombre con el cabello castaño y los ojos color chocolate como los de Bella, llegó hasta donde nos encontrábamos.
- BELLAAA!!! Que ganas tenia de verte!! – dijo Charlie, el padre de Bella.
- PAPÁ! Yo también te echaba de menos – contestó Bella con lágrimas en los ojos.
Los tres se fundieron en un abrazo que me hizo mantenerme a un lado para no estropear el momento. Bella se aparto de sus padres para buscarme y tomar mi mano y acercarme a ella.
- Mamá, Papá el es Edward Cullen – dijo Bella muy orgullosa.
- Encantado señor y señora Sw… - no pude terminar la frase porque Renné me había abrazado fuertemente sin esperarlo.
- Gracias Edward, de todo corazón – Renné me miraba con lágrimas en los ojos. Tenía una mirada de agradecimiento. Yo sólo asentí a modo de agradecimiento también por ese recibimiento tan caluroso.
- Encantado de conocerte Edward, te agradezco todo lo que tu familia está haciendo por Bella, y sobre todo que la hubieses ayudado en esas circunstancias cuando… - pero Charlie no terminó la frase, se quedó mirando la cara de su hija apenado – bueno seguro que siendo hijo de Carlisle mi hija ha elegido bien
Nos encaminamos hacia el aparcamiento y cargamos las maletas en el Jeep de Emmet. Charlie estaba entusiasmado con el coche de mi hermano, así que le dije que si lo necesitaba no dudase en cogerlo cuando gustase.
Bella y Renné iban en el asiento trasero charlando, abrazándose y Renné acariciando el rostro de Bella.
Llegamos a casa y Carlisle y Esme salieron a recibirnos, pese a ser un día laboral, Carlilse se había cogido el día libre del hospital para estar en casa todo el día, al igual que Esme, que ya se había organizado la semana para solo ir un día a la ciudad.
- CHARLIE SWAN, QUE GUSTO ME DA VERTE!!!!! – dijo Carlisle acercándose hasta Charlie para abrazarlo.
- CARLISLE CULLEN, VEO QUE LOS AÑOS NO PASAN PARA TI, SIGUES IGUAL QUE HACE VEINTE AÑOS!!! – Contestó Charlie correspondiendo al abrazo de Carlisle.
- Me alegro de que tu y Renné aceptaran mi invitación – dijo Carlilse sujetando a Charlie por los hombros.
- Gracias a ti por el ofrecimiento, y sobre todo por cuidar de Bella, te lo agradezco enormemente – contestó Charlie estrechando la mano de Carlisle.
- Recuerdas a Esme, mi esposa? – dijo Carlisle.
- Si, hola Esme me alegro de verte – contestó Charlie cariñosamente – gracias a ti también por abrirnos tu casa.
- No hay de qué Charlie, Bella es como una hija para mí, y tanto ella como su familia siempre será bien recibida – contestó Esme.
- Esme ella es Renné, mi esposa – presentó Charlie.
- Encantada Esme – dijo Renné mientras abrazaba a Esme cariñosamente – gracias por cuidar a mi Bella.
- No hay de que Renné – contestó Esme - bien vamos a dentro, creo que tendrán ganas de asearse un poco y comer algo después del viaje – dijo Esme como la anfitriona perfecta que era.
Mientras los padres de Bella se aseaban en su habitación, Bella y yo esperábamos en el salón.
Después de un rato, Esme y Bella ya tenían lista la mesa del porche para comer fuera, hacía un día maravilloso para disfrutar de un almuerzo al aire libre.
Comimos animadamente entre anécdotas de la facultad de Charlie y Carlisle, habían estudiado la carrera de medicina juntos, y habían sido compañeros también de habitación en el campus, así que los años de universidad habían compartido muchas cosas, y ahora el destino había dispuesto que sus hijos compartiesen su vida.
Mientras Esme, Renné y Bella se fueron dentro de la casa, nos quedamos Charlie, mi padre y yo en el jardín, la conversación se fue hasta otro terreno.
- Y dime Edward, en que te has especializado? – preguntó Charlie
- En neurología, es algo que siempre me ha apasionado – contesté entusiasmado. Amaba mi profesión y me gustaba compartir ese sentimiento con mi padre y ahora también con el padre de Bella.
- Y que planes tienes? – estaba seguro que esa pregunta no era solo por el aspecto de la medicina, si no por lo que a su hija se refería, y no podía culparlo, ya que yo en su situación habría actuado del mismo modo, interesándome por el pretendiente de mi hija para saber si su bienestar está o no en juego.
- Por el momento voy a seguir trabajando el el hospital, y más adelante tengo intención de compaginar el trabajo del hospital con una clínica privada, pero ese es un proyecto a largo plazo.
- Ahá, entiendo – no parecía satisfecho con la respuesta, y no sabía si era porque no le había aclarado nada de mi vida personal y solo había hablado de lo profesional, o porque lo que le había contado acerca de mis planes profesionales no eran de su agrado.
- Y que hay de tu vida personal? – ahora si había ido directo al grano, creo que Charlie cada vez me caí mejor, me gusta que la gente no se anda por las ramas y pregunte directamente lo que le inquieta.
- Bien, mi idea es casarme, formar una familia y compartir mi vida al lado de la persona que amo, y espero que esa persona sea su hija – yo también podía ser directo si me lo proponía.
- Ya le has pedido matrimonio a Bella? – preguntó Charlie algo sorprendido.
- No señor, pensaba hacerlo ésta noche, pero no quiero fijar una fecha hasta que Bella se encuentre preparada para ello. Por el momento solo quiero hacer oficial nuestra relación – contesté con seriedad.
- Bien, me parece bien – dijo Charlie frotándose la barbilla.
- Vamos Charlie, no asustes a Edward – dijo Carlisle divertido.
Ambos empezaron a reír y yo me uní a ellos, estaba claro que Charlie me había puesto a prueba, y Carlisle lo conocía suficiente como para darse cuenta de ello.