Destinados (+18)

Autor: a_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 26/05/2011
Fecha Actualización: 31/08/2011
Finalizado: SI
Votos: 27
Comentarios: 178
Visitas: 220956
Capítulos: 59

TERMINADO

Durante esos meses sin saber de él mi vida había pasado sin más. Me había dedicado a mi trabajo, a evitar a mi ex, y a intentar recuperar algo de lo que había sido Isabella Swan.

La ruptura de mi compromiso a un mes de la boda me había afectado a todos los niveles. Me había vuelto más huraña y desconfiaba de los hombres y las relaciones, y motivos no me faltaban?

Pero todo tiene un principio y un final, y seguramente yo ya estaba a medio camino de lo que sea que el destino me tenga preparado.

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Capítulo 40: Disfrutando juntos

Bella POV


El fin de semana pasó en un suspiro. Eso era en lo que se había convertido mi vida. Con Edward a mi lado me sentía plena y completamente dichosa. El tiempo a su lado no era suficiente. Los fines de semana nos faltaban horas para disfrutar el uno del otro.


Hoy era el día en el que se iniciaba el plan, y Edward iría a cenar con Victoria. Eso me tenía de un pésimo humor. Pese a estar segura del amor de Edward no podía soportar imaginarlo con ella, cerca de ella. Yo cenaría en casa de Emmet y Rosalie, sabía que ésta noche no iba a ser buena compañía, pero Rosalie había insistido que no era buena idea que estuviese sola en casa.


El día se pasó rápidamente. Mi vuelta al trabajo fue buena idea, ya que todo el día en casa esperando a que llegase la noche no hubiese sido buena idea. Comí con algunos compañeros de oficina y sobre las siete de la tarde Emmet pasó a buscarme por el trabajo. Rosalie había pasado la tarde en casa, ya que solo había tenido una sesión por la mañana.
Llegamos a casa y me fui a mi apartamento a darme una ducha y cambiarme de ropa, necesitaba relajarme.


Edward ya se había marchado antes de llegar yo, lo prefería así. No tenia humor para verlo arreglado saliendo de casa para ir a encontrarse con Victoria.
Durante la cena Emmet no dejó de hacer bromas para intentar distraerme, lo consiguió en algunas ocasiones, pero en otras no prestaba atención a lo que me decía y me sumía en un letargo dentro de mis propios pensamientos.


- Bella, Bella! – me llamó Rosalie sacándome de mi ensimismamiento – no debes pensar lo que estas pensando – me conocía demasiado bien – Edward te ama, y Victoria no supone una amenaza para vosotros.


- Si claro, siempre y cuando no lo bese sin que él puede prever que lo hará  no? – no me quitaba de la cabeza el beso que Victoria le había dado a  Edward en la puerta del hospital.


Después de la cena nos sentamos en el sofá a ver una película, esta vez escogimos una de acción, era lo mejor teniendo en cuenta mi estado de ánimo.
No vi en absoluto la película, solo seguía pensando en Edward.

 

 

 

Victoria POV


Sabía que tarde o temprano Edward me llamaría, sólo era cuestión de tiempo.


Esta vez elegía él el restaurante. Habíamos quedado en mi casa, me pasaría a buscar a las ocho.


- Jacob! No estés rondando por aquí, necesito que te metas en tu habitación y no te muevas de ahí! No quiero que Edward te vea – estaba poniéndome de los nervios con Jacob dando vueltas por la sala.


El timbre sonó cuando faltaban cinco minutos para las ocho. Realmente éste hombre era único. Además de todos sus encantos, que no eran pocos, también era puntual.


- Ya voy – dijo Jacob en voz baja.
Abrí la puerta y ahí estaba él, con una rosa blanca en sus manos.


- Hola, estas lista? – me dijo tendiéndome la rosa.


- Si, espera que la pongo en agua. Pasa – dije apartándome de la puerta y mirando la rosa como una tonta.


Hacía mucho tiempo que nadie me regalaba flores, y ese detalle de Edward me encantó. Otro punto más a su favor, puntual y detallista.


- Listo. Nos vamos? – dije acercándome a Edward y tomándolo del brazo.


- Si, vamos – dijo él sonriéndome y dejándome deslumbrada con aquella sonrisa torcida.
Salimos de casa hasta su coche. Me abrió la puerta para que pudiese subir, y luego se subió en el asiento del conductor.


Ya van tres puntos: puntual, detallista y caballeroso.
Creo que si seguía contabilizando puntos positivos sobre Edward no iba a acabar nunca. No dejaba de descubrir cualidades en aquel maravilloso hombre, que a parte de su personalidad era poseedor de un físico que dejaba a la altura del betún a cualquier modelo de alta costura. Y ese pelo que lucía con aire despeinado que conseguía darle un aspecto tan fresco y a la vez varonil…sin duda alguna Bella tenía muy buen gusto. Debía agradecerle algún día haber encontrado a aquel hombre que iba a ser mío.

 

 

Edward POV


Llegué a casa del hospital sobre las seis y media. Me di una ducha y a las siete y media salía de casa. Bella estaba a punto de llegar con Emmet, pero no quería verme antes de salir. Para ello acceder a esto era algo muy duro, pero finalmente entre todos conseguimos convencerla.


Debía tener mucho temple, ya que lo que realmente me apetecía hacer con Victoria era gritarle en su estúpida cara que sabía lo que tramaba y que se fuese olvidando. Pero debía ceñirme al plan y pensar en el dicho de “La venganza es un plato que se sirve frío”.

Eso era precisamente lo que estaba cocinándose, una venganza por todo lo que Victoria le había hecho a Bella. Ahora había llegado el momento de que pagase con su humillación todo lo que había causado.


El señor Mulder aún no la había despedido, le pedí un par de semanas, que era lo que necesitaba para poder llevar acabo mi venganza personal, y él remataria el tiro despidiéndola.


Paré en una floristería de camino a casa de Victoria para ir a comprar una rosa blanca. Debía hacerlo lo más creíble posible, y regalar flores era algo que a todas las mujeres les gustaba, no por la flor en sí misma, si no por el significado que tenía que un hombre en una cita te traiga flores.


Llegué puntual, faltaban cinco minutos para las ocho cuando estaba ya tocando el timbre de casa de Victoria. No tardó en abrir, la salude y puso la rosa en agua antes de marcharnos.


Llegamos al restaurante en diez minutos. Había elegido un restaurante francés el cual conocía de haber llevado algunos de los médicos del hospital que se habían quedado en la ciudad por motivo de alguna de las convenciones que organizaba mi padre en el hospital.


- Monsieur Cullen, me alegra verlo de nuevo, Madeimoselle – saludó el Maître.


- Hola Peter – contesté


- Mesa para dos?


- En efecto, tengo hecha la reserva a mi nombre.


- Por aquí señor Cullen acompáñeme.

Nos guiaron hasta nuestra mesa en una de las zonas más privadas del local, reservada a clientes vip.

Podía ver la cara de Victoria, reflejaba sorpresa con todo lo que la rodeaba, sin duda era algo a lo que ella no estaba acostumbrada, pero eso también consistía en parte del plan, llevarla a restaurantes caros y demostrar un nivel adquisitivo que la dejase con la boca abierta.


No era propio de mí ni de mi familia alardear de nuestra situación económica, pero en este caso estaba haciendo una excepción, las circunstancias así lo requerían, y estaba seguro que esto sería muy efectivo.


- Vaya Edward! no imaginaba que vendríamos a un sitio como este, creo que debería haberme arreglado más… - dijo algo cohibida.


- No te preocupes, estas perfecta – dije sonriendo y mordiéndome la lengua. Realmente esto me estaba costando muchísimo, creo que estaba al borde de mi paciencia.


Pedí la comida para ambos, ya que Victoria así me lo indicó. Tal y como hizo ella la primera vez que salimos a comer.


La cena transcurrió tranquila, charlando del trabajo, de algo de nuestras vidas en general. Evité que la conversación se centrara en mí, por lo que bombardee a Victoria con preguntas acerca de sus gustos, su familia, su trabajo y todo lo que se me ocurrió. No quería darle ningún tipo de información acerca de mi familia, no iba a ser tan idiota de proporcionarle más detalles de los que conocía ya de mi vida, no sabía cómo podría llegar a utilizarlos.

Después de la cena nos fuimos a dar un paseo a un parque cercano al restaurante antes de ir a buscar el coche. Estaba algo tenso, ya que sabía que en cualquier momento Victoria podía decidir intentar darme un beso, y lo evitaría a toda costa.


Me mantuve a cierta distancia de ella, pero sin que se notase que lo hacía. Después del paseo nos fuimos a por el coche y la llevé a casa.


Me bajé a abrirle la puerta y la acompañé hasta la entrada. Antes de darle oportunidad me acerqué a ella para despedirme dándole las buenas noches y besando su mejilla, dejándola con cara de resignación por no haberla besado en los labios.


Quedamos en vernos el jueves, le dije que tenía una sorpresa para ella, y pareció cambiar su cara de resignación por una de felicidad.


Ya tenía una idea de lo que haríamos el jueves, la llevaría al palco de teatro que teníamos la familia Cullen para ver una representación de ballet.
Me fui para casa. Sólo iba pensando en Bella. Eran ya las doce de la noche.


Llegué a casa en diez minutos y cuando entré a nuestro apartamento estaba vacío, Bella no había llegado, así que supuse que estaría en casa de Emmet Y Rosalie.


Llamé a su puerta y me abrió Emmet sonriente.


- Hermanito regresaste entero – dijo burlón.


- Emmet! Por favor – le dije serio, no quería que hiciese esas bromas en presencia de Bella, ya era suficiente molesto para ella todo esto.


- Lo siento. Pasa, acabamos de ver una peli – dijo abriendo la puerta y apartándose para dejarme entrar.


Bella estaba en el sofá con Rosalie. Estaba mirando la televisión con sus pies sobre el sofá, con las rodillas pegadas a su pecho y rodeándose las piernas con sus brazos abrazándolas. La conocía lo suficiente para saber que cuando estaba en esa posición era porque estaba pasándolo mal. En ese momento me empecé a plantear si realmente todo aquello valía la pena, pero cuando me vio entrar su cara se iluminó con una sonrisa y se levantó del sofá corriendo para abrazarme.


- Hola mi amor – le dije besando su coronilla mientras la recibía en mis brazos.


- Hola – dijo ella pegada a mi pecho – Nos vamos a casa? – pregunto mirándome a los ojos.


- Si, vamos – contesté rodeando su cintura.

- Emmet, Rosalie, gracias por todo – dijo Bella.


- No hay de que Bella, esta es tu casa – dijo el oso de mi hermano.


- Buenas noches – dijo Rosalie acercándose a nosotros y besando la mejilla de Bella.


- Te quiero lo sabes? – le dijo Bella besando la mejilla de Rosalie.


Rosalie asintió y nos acompañó hasta la puerta junto con Emmet.


Llegamos a nuestro apartamento, necesitaba hablar con ella, saber cómo se sentía.

 

Bella POV


Cuando vi aparecer a Edward por la puerta del apartamento de Rosalie y Emmet, mi corazón volvió a latir. Sé que era una estupidez pensar que no iba a regresar, pero había imaginado las manos de Victoria sobre él atrayéndolo hacía su cuerpo e intentando que Edward pasara la noche en su cama.


Pero cuando lo vi entrar por la puerta supe que ninguno de mis temores tenía fundamento. Allí estaba el ser más maravilloso del mundo. La persona a la que amaba con toda mi alma y por la que daría mi vida si fuese necesario. Allí estaba mi milagro, Edward.


Corrí hasta él y lo abrace fuerte por la cintura pegando mi rostro a su pecho y aspirando el olor de su colonia y de su piel. Era el olor de Edward, aquel olor que reconocería aunque pasaran un millón de años.


Después de despedirnos de Rosalie y Emmet nos fuimos a nuestro apartamento. Era ya tarde, y tenía ganas de estar en nuestra cama.


- Bella – me llamó él cuando me dirigía a la habitación para lavarme los dientes y ponerme el pijama – podemos hablar? – dijo mirándome desde la sala.


- Si claro, que sucede? – dije acercándome a él.

- Como te sientes? – preguntó  - necesito saber si todo esto es demasiado duro para ti, porque si me dices que si no seguiré adelante con ésta estupidez, no si esto nos va a traer consecuencias o tu vas a sufrir.


- Edward, estoy bien, no te negaré que me he sentido incomoda sabiendo que estabas con ella, pero confío en tí – contesté. Claro no iba a decirle que estaba imaginándolo de mil y una maneras siendo seducido por Victoria.


- Bella, si en algún momento no puedes con esto dímelo, solo dímelo y lo dejaré correr – me dijo con cara de preocupación.


- De acuerdo, cuando no lo soporte te lo diré – contesté besándolo y saliendo hacia el baño – me voy a lavar los dientes.


Nos lavamos los dientes ambos y nos pusimos el pijama.


Edward me miraba desde el otro lado de la cama cuando estábamos abriendo las sábanas para acostarnos. Conocía bien esa mirada, y debía ser la misma que tenía yo, lo necesitaba.


Necesitaba sentir el contacto de su piel contra la mía, su cuerpo contra el mío, sus besos, sus caricias, necesitaba hacer el amor con Edward, que fueramos uno solo.


Saltó por encima de la cama haciendo que diera un respingo de la impresión que hizo que se dibujase en su cara una sonrisa traviesa.


Llegó hasta mí y me empezó a besar y a quitar el pijama, que terminó por algún rincón de la habitación junto con el suyo.


Esta vez no empezamos de modo tranquilo, sino que desde el inicio nuestros besos y caricias eran demandantes de la necesidad que sentíamos en uno por el otro. Nos necesitábamos como el aire que se necesita para respirar.


Me tumbó en la cama abriendo mis piernas y enterrando su lengua en mi sexo. Con sus manos sujetaba mi trasero para sumergirse más en mi cuerpo.


Sus lametones y mordiscos me hacían estremecer, no había mayor placer que entregarme a Edward.
Sus manos se deslizaron hasta mis senos que los masajearon con pasión. Luego pasaron desde mis senos hasta mi cintura, bajando por mis caderas para llegar hasta mi sexo, para con una de sus manos ayudar a la labor de su lengua.


Entre jadeos llegué al orgasmo, mientras veía en los ojos de Edward que se había formado una sonrisa en sus labios viendo como mi cuerpo se estremecía de placer ante su contacto.


Gateando como un felino se acercó hasta mis labios para besarme apasionadamente, dejando en mi boca el sabor de mi orgasmo.


- Estas deliciosa – me dijo susurrándome en el oído y haciendo que mi piel se erizase al contacto de su aliento en mi oreja.


- Ahora me toca a mí – le dije empujándolo suavemente con una mano en su pecho y dejándolo tumbado boca arriba en la cama.


Empecé a lamer, morder y succionar su miembro, mientras que con la ayuda de mi mano iba masajeándolo arriba y abajo.


Edward jadeaba excitado y me tomó la cabeza para marcar el el ritmo de mis lamidas con sus caderas.

- Bbbella me vas a matar de placer – dijo entre jadeos.


- Espero que no te mueras tan pronto, aun nos queda mucho – dije divertida.


Me acerqué a sus labios y lo besé, haciendo que el rodase sobre sí mismo quedando yo en la cama tumbada y el sobre mí. Notaba su miembro en mi entrada, jugando con mi humedad restregándose y haciendo que mi clítoris sintiese la punta de su miembro acariciándolo.


- No puedo más! – le dije – hazme el amor – el no respondió y con una sonrisa y un hábil movimiento de sus caderas entró en mí, haciendo que ambos jadeáramos de placer al sentirnos el uno al otro.


Edward movía sus caderas suavemente, haciendo el acto relajado para aguantar más hasta llegar al clímax.


Enredé mis piernas alrededor de su cintura para sentirlo más a fondo.


La velocidad de sus embestidas fue subiendo de ritmo, ambos jadeábamos y repetíamos nuestros nombres besándonos y con la respiración agitada debido a la actividad física y la excitación.

Noté como su miembro se endurecía más y las paredes de mi sexo se tensaban, signo inequívoco de que estábamos llegando al orgasmo.


No se hizo esperar, y en un par de embestidas más alcanzamos el clímax juntos, como uno solo, fundidos en una sola alma.

 

La semana avanzó más rápido de lo que había deseado. Ya era jueves, otro día en el que Edward estaría con Victoria.


Ésta vez le había dicho a Rosalie que me quedaría en casa, no quería robarles intimidad a ella y a Emmet. Finalmente no estaría sola, Rosalie llamó a Alice y ésta vendría a cenar y a dormir a casa, ya que Edward llegaría suficientemente tarde como para que Alice se marchase a su casa. Teníamos una habitación de invitados para estas ocasiones, así que no era un problema.


Después del trabajo Alice pasó a buscarme y nos fuimos al centro comercial, su deporte favorito. Ésta semana aún no había vuelto a las clases con Aro, así que aprovechaba las tardes para hacer cosas que de otro modo no tenía tiempo de hacer.

Después de dos horas en el centro comercial y varias bolsas, decidimos cenar en una pizzería que había allí mismo.


- Ya verás cuando Edward te vea el conjunto que te compraste – dijo Alice guiñándome un ojo y provocando mi sonrojo.


- No sé cómo me he dejado convencer para comprarlo, me da vergüenza solo mirarlo, así que imagínate cuando me lo ponga – dije algo avergonzada.


Alice tenía un gusto muy distinto al mío para la lencería. Mientras yo prefería colores neutros y ropa cómoda y práctica, Alice se inclinaba por las piezas más sexys y atrevidas que jamás había visto, claro que jamás había entrado a comprar en las tiendas en las que Alice compraba.


Llegamos a casa pasadas las nueve de la noche, con algunas películas de dvd y un cubo de palomitas.


- Noche de chicas!!! – gritó Alice entusiasmada. La verdad es que hacía tiempo que no pasaba un rato con Alice, así que me apetecía su compañía.

Nos sentamos a ver la primera película, una comedia romántica, con el cubo gigante de palomitas entre las dos.


Cuando terminó la primera película pusimos una que nos habían recomendado, también romántica, sobre el amor de un vampiro y una humana, Crepúsculo se llamaba.


Cuando terminó la segunda peli dejamos la televisión puesta, ambas concentradas pensando en la última película que acabábamos de ver. Sin duda era un amor imposible pero a la vez algo que ninguno de los protagonistas podía evitar. La atracción y el amor que sentían en uno por el otro era tan fuerte que ambos estaban dispuestos a morir el uno por el otro.

 

Edward POV


El día en el hospital pasó en un suspiro. Lo que más deseaba era volver a casa y abrazar a Bella, pero hoy había quedado de nuevo con Victoria. Tenía que ser paciente y hacer un esfuerzo, si todo iba bien en un par de salidas más ya estaría apenas resulto todo.

Alice había ido a buscar a Bella a la salida del trabajo, cosa que me tranquilizaba, no me apetecía que Bella anduviese por ahí sola, y menos después de saber que ese maldito de Black estaba de nuevo en la ciudad y probablemente esperando su oportunidad para volver a hacerle daño a Bella, y eso no lo iba a permitir.


No permitiría que dañaran a la razón de mi existencia, mi amor, mi todo. Ese maldito de Black recibiría su merecido, junto con Victoria. Para ella ya tenía trazado un plan, y para él no tardaría en poder vengarme.


A la siete de la tarde salí del hospital ya listo para recoger a Victoria, no me daba tiempo de ir a casa, así que me había traído al hospital la ropa y me había duchado allí mismo.


A las siete y media pasé a buscar a Victoria por su casa, parando para comprarle ésta vez una rosa amarilla.


- Donde vamos hoy? – dijo con una maldita sonrisa en sus labios – me tienes intrigada.


- Es un sorpresa, lo sabrás enseguida – dije aguantando la rabia que sentía mientras íbamos camino del ballet.


Llegamos en diez minutos al aparcamiento del teatro y aparcamos dirigiéndonos a la entrada. Ya había dado instrucciones de que ésta noche ocuparía el palco, así que todo estaba previsto.


- Vamos al teatro? – dijo Victoria visiblemente excitada, sin duda este no era el tipo de lugares que frecuentaba habitualmente con las compañías masculinas con las que había salido.


- Sí, pero no vamos a ver una representación de teatro exactamente – contesté sonriendo llegando a la entrada. Había cola para entrar, así que me dirigí hasta el portero – Cullen – le dije, no hizo falta más para que nos abrieran paso privilegiado.


- Te conocen en el teatro? – dijo susurrando cuando uno de los porteros abandonó sus sitio para guiarnos hasta el palco.


- Algo así – dije. Estaba disfrutando con la cara de asombro que tenia Victoria, sin duda estaba resultando tal y como lo había planeado.
Subimos las escaleras hasta la parte alta de teatro enfilando el corredor que estaba lleno de puertas de acceso a los palcos.


Llegamos a nuestro destino y el portero abrió la puerta permitiéndonos acceder al interior.


- Las damas primero – ofrecí a Victoria haciendo un ademán con la mano y una leve reverencia con mi cabeza.


- Señor Cullen, espero que esté todo de su agrado, si desea alguna otra cosa no tiene más que avisarnos – dijo el portero retirándose y cerrando la puerta.


- Gracias – contesté.


Victoria estaba asombrada mirando el palco y la mesa con la cena que nos esperaba. Había ordenado preparar la mesa y la cena, junto con una botella de champagne francés que nos esperaba en una cubitera.

Como me habría gustado compartir aquella noche con Bella, pero me consolaba pensando en que la próxima vez que viniese al ballet lo haría con ella.


- Wuau! Estoy impresionada – dijo Victoria con los ojos como platos y la boca abierta mirando hacía todos lados – Esto debe costar una fortuna Edward.


- En realidad el palco es propiedad de mi familia – dije acercándome hacía el borde del balconcito desde donde teníamos una vista privilegiada del escenario, era el mejor palco del teatro. Ella me miraba con los ojos aún más abiertos si cabe, totalmente impresionada por el despliegue de lujo que se extendía a su alrededor.


- En serio? – dijo sorprendida – tu familia tiene un palco?


- Si, a mi madre le gusta el teatro, la opera, el ballet…así que mi padre decidió regalarle un palco para asistir siempre que lo deseen a cualquier representación.


- Que romántico – dijo mirándome con una mirada de… cariño?


- Cenamos? – le dije ofreciéndole la silla para que se acomodase.


- Por supuesto.

 

Cenamos tranquilamente y cuando ya estábamos en los postres empezó la representación. Nos sentamos en las sillas que daban al balcón del teatro para poder ver la representación.


Cuando el telón subió pude ver la sorpresa de Victoria y como me miraba impresionada y sonriente. Yo también sonreía, pero no por su felicidad, si no porque había conseguido mi objetivo.

Cuando terminó la representación nos marchamos hacía su casa. Victoria lucía una sonrisa que no se había borrado en toda la noche, sin duda estaba feliz y lo había pasado bien.

- Te ha gustado? – pregunté sonriente.

- Me ha encantado! Todo! – dijo animada.

- Me alegro, ya tengo preparada otra sorpresa para el próximo domingo.


- El domingo? – se extrañó, ella sabía que estaba con Bella y creía que pasaría el fin de semana en casa, pero debía hacerle creer que me estaba conquistando, pese a que me moría de ganas por estar el fin de semana con Bella, debía hacer un esfuerzo.


No había dejado de pensar en Bella durante toda la velada, en lo mucho que la amaba, solo deseaba dejar a ésta arpía en su casa e ir a besar a mi prometida.

 

 


Victoria POV


Todo lo que envolvía a Edward y a su familia era lujo, dinero y poder. Si había tenido alguna duda al respecto, esta noche de nuevo había quedado demostrado que Edward era un caballero y pertenecía a una clase social muy distinta a la de los hombres con los que había salido hasta el momento. La clase social que ves en las revistas y en la televisión que acuden a fiestas, banquetes, representaciones y un sinfín de fiestas.


Después de obsequiarme con una rosa amarilla, me sorprendió con una cena en el teatro, en el palco que era propiedad de su familia. El mejor palco del teatro, ya que las vistas y la proximidad del escenario eran inigualables.


La representación de ballet fue increíble. Jamás había visto algo tan hermoso desde tan cerca, solo había visto este tipo de cosas en la televisión.
Después de la representación nos encaminamos hacía mi casa, ésta noche no me iba a conformar con un beso en la mejilla, quería probar una vez más lo labios e Edward.


Llegamos a casa y se bajó del coche para abrirme la puerta y ayudarme a salir del vehículo.


- Bueno, te paso a buscar el domingo a las ocho de la mañana. Trae un traje de baño y ropa informal – me dijo sonriente.


- No me vas a decir dónde vamos no? – dije poniendo un dedo sobre su pecho y acercándome a él.


Edward observaba mi mano y la sonrisa se había borrado de su cara.


- Bueno será mejor que me vaya, es tarde y mañana debo ir a trabajar – dijo algo nervioso.


Se acercó para besarme la mejilla y cuando yo intenté besarle los labios se apartó esquivando mi beso.


- No creo que sea apropiado, no mientras no resuelva mi situación personal, quiero que sea especial – dijo acercándose y besándome la mejilla.


Me quedé sin habla. Aquello era maravilloso. Él quería esperar a estar libre, a dejar a Bella antes de entregarse a nuestro amor.


- Está bien, lo entiendo – dije sonriendo y acariciando su mejilla.


- Buenas noches Victoria.
- Buenas noches Edward.

Capítulo 39: Fin de semana y vuelta al trabajo Capítulo 41: Salida en velero

 


Capítulos

Capitulo 1: Sorpresa inesperada. Capitulo 2: Mi destino. Capitulo 3: Vagando por mi mente Capitulo 4: Recuperando mi vida Capitulo 5: Invitación Capitulo 6: Preparativos Capitulo 7: La casa de los Cullen Capitulo 8: Confidencias Capitulo 9: Fiesta de pijamas Capitulo 10: Tocando el cielo Capitulo 11: Un día maravilloso Capitulo 12: Crueles intenciones Capitulo 13: No puedo perderte, tú eres mi vida. Capitulo 14: No puedo separarme de ella Capitulo 15: De vuelta Capitulo 16: Disfrutando el momento Capitulo 17: La propuesta Capitulo 18: ¿Cuándo pensabas decírmelo? Capitulo 19: Misterios Capitulo 20: Consecuencias Capitulo 21: Se que le estoy mintiendo, pero ahora no puedo decirle la verdad. Capitulo 22: Cambio de planes Capitulo 23: Todo tiene un principio y un final Capitulo 24: Forks mi oasis personal. Capitulo 25: De vuelta a mi vida. Capitulo 26: Isla Esme Capitulo 27: Disfrutando del paraíso. Capitulo 28: Volviendo a la realidad Capitulo 29: Ella de nuevo en mi vida. Capitulo 30: Se ha descubierto el pastel Capitulo 31: La verdad siempre sale a la luz. Capitulo 32: No quiero separarme de ti nunca más. Capitulo 33: La mudanza Capitulo 34: No puedo soportar ver a Bella con él. Capitulo 35: El cumpleaños de Esme. Capitulo 36: Me estoy volviendo paranoica. Capitulo 37: Una nueva Bella. Capitulo 38: Descubriendo sus intenciones Capitulo 39: Fin de semana y vuelta al trabajo Capitulo 40: Disfrutando juntos Capitulo 41: Salida en velero Capitulo 42: Ella no está. Capitulo 43: Sorpresa inesperada Capitulo 44: A salvo Capitulo 45: El reencuentro Capitulo 46: Nueva vida Capitulo 47: Dulce espera Capitulo 48: Bella...te necesito. Capitulo 49: El juicio. Capitulo 50: El jucio (parte 2) Capitulo 51: Disparo fallido Capitulo 52: Todo lo que me importa está aquí. Capitulo 53: Tengo una boda que organizar!!!! Capitulo 54: Hogar, dulce hogar Capitulo 55: La boda Capitulo 56: La boda II Capitulo 57: Luna de miel Capitulo 58: Tengo algo que decirte...(Capitulo final) Capitulo 59: Epílogo

 


 
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