Destinados (+18)

Autor: a_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 26/05/2011
Fecha Actualización: 31/08/2011
Finalizado: SI
Votos: 27
Comentarios: 178
Visitas: 220927
Capítulos: 59

TERMINADO

Durante esos meses sin saber de él mi vida había pasado sin más. Me había dedicado a mi trabajo, a evitar a mi ex, y a intentar recuperar algo de lo que había sido Isabella Swan.

La ruptura de mi compromiso a un mes de la boda me había afectado a todos los niveles. Me había vuelto más huraña y desconfiaba de los hombres y las relaciones, y motivos no me faltaban?

Pero todo tiene un principio y un final, y seguramente yo ya estaba a medio camino de lo que sea que el destino me tenga preparado.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 20: Consecuencias

Bella POV


Me desperté con todo el cuerpo entumecido. Esto iba a ser más duro de lo que imaginaba. Por suerte esa noche había dormido con Rosalie en nuestra habitación, así que Edward no me había visto levantarme hecha una pena,  y Rosalie ya se había marchado.


Me metí en el baño para darme una ducha, a ver si conseguía que algo de riego sanguíneo llegara a mis extremidades, realmente lo necesitaba, parecía que se me iban a separar del tronco de un momento a otro.


Cuando salí del baño Alice estaba sentada en la cama esperándome.


- Buenos días Bella – dijo animada, como podía tener tanta energía a cualquier hora del día.


- Bueno días Alice, veo que amaneciste mejor que yo – le dije sentándome a su lado en la cama.


- Bébete esto Bella, te ayudará, yo ya me he bebido uno y te he traído este aquí para que te lo bebas antes de bajar a desayunar – me tendió un vaso con un liquido amarillo dentro.


- Que diablo es esto Alice? – dije arrugando la nariz, ya que no olía nada bien.


- Bella bebe! – dijo Alice poniéndose en pie y colocando sus manos a ambos lados de su cintura – pareces una niña pequeña que no se quiere tomar las medicinas. Es algo que me recomendó Aro para los primeros días, es todo casero, no lleva ningún producto químico ni nada, así que bebe!


Haciendo un esfuerzo sobrehumano, ya que para beberse aquello se tenía que hacer un gran esfuerzo, tomé airé y sin apenas respirar para no notar el olor, me bebí todo el contenido del vaso de un solo trago.

- Muy bien Bella – me felicitó Alice – Ahora ponte el vestido verde, ya que tenemos que mostrar algo de lo que compramos para que nuestro plan sea creíble.


- El vestido verde? Pero no será demasiado para estar en casa? – pregunté algo escéptica.


- Y quien dice que hoy vas a quedarte en casa? – me contestó Alice riendo mientras se dirigía hacia la puerta.


- Alice Cullen, eres malvada – le dije a Alice mientras le tiraba un cojín que ella esquivó hábilmente y abrió la puerta saliendo de la habitación riendo.


Me vestí con el vestido verde y las sandalias que Alice compró para ese vestido. Bajé a la cocina a desayunar y allí estaba mi milagro personal, vestido elegante pero informal, así que Alice tenía razón, no íbamos a quedarnos en casa.


- Buenos días amor – me dijo susurrándome en el oído, cosa que hizo que todo el bello de mi cuerpo se erizase ante el contacto de su aliento contra mi piel.

- Buenos días – contesté algo aturdida todavía.
Noté como besaba mi coronilla mientras se le estaba una risita, estaba segura que él sabia perfectamente cual era el efecto que causaba en mí, y eso le divertía, cosa que a mí he de decir que me avergonzaba un poco, ver que mi cerebro no era capaz de controlar las reacciones de mi cuerpo cuando lo tenía cerca.


Desayunamos solos en la cocina, ya que Alice y Esme se marcharon al centro a hacer algunas compras, y el resto de la familia estaba ya en el trabajo.


- Me vas a decir que tienes planeado para hoy? – pregunté con curiosidad.


- Mmmmm…depende – contestó él con una sonrisa.

- A sí, y de que depende? – le pregunté de nuevo rodeando la mesa y acercándome a él. Hacía un par de días que no estábamos juntos.


- De si consigues convencerme – me dijo mirándome con esa mirada que siempre tenía cuando me deseaba. Ya había aprendido a interpretarla, y era fácil reconocerla.


Era una mirada cargada de deseo, que era difícil no identificar cuando conocías a Edward bien. Sus ojos eran muy expresivos, y conseguía decir sólo con una mirada mucho más de lo que podía expresar con palabras.


Me acerqué a él y se subí un poco el vestido mostrando más mis piernas. Sus ojos se abrieron como platos desviando su mirada hacía lo que mi vestido iba dejando al descubierto. Me senté a horcajadas sobre él, y su reacción no se hizo esperar.
Me tomó por la cintura y me apretó contra su cuerpo . Notaba su erección a través de la fina tela de su pantalón. Me besó.


- Bella…  -  susurraba


- Edward…  - susurraba yo también.


A esas alturas ya sabía cómo iba a acabar el desayuno, o al menos como mi cuerpo deseaba que acabara. Mi ropa interior estaba completamente empapada, y su miembro estaba casa vez más duro dentro de su pantalón.


Me levanté de su regazo y él me miró con cara de enfado, con el ceño fruncido, así que tome su manó y lo obligué a que me siguiera, ésta vez iba a ser yo la que iba a marcar el ritmo y el lugar.


Subimos las escaleras de manera atropellada, Edward no paraba de meter su mano bajo mi vestido, y yo me iba parando jadeando a cada caricia que él me daba.


- Pasa algo? – preguntó juguetonamente.

- Si no te detienes creo que no llegaremos a la habitación y nos vamos a quedar aquí mismo en la escalera – le dije dándome la vuelta para encáralo.

Fue un error, ya que se pegó a mí cogiéndome por las nalgas con una mano y con la otra metió la mano bajo mi vestido llegando hasta mi ropa interior y apartándola con sus dedos para tocar mi creciente humedad.


Cuando llegó hasta mi humedad y notó como estaba de mojada, se dibujo una sonrisa en sus labios.


- Todo esto es por mi? – preguntó sonriendo.
Mis mejillas ardían, no tenía ningún espejo delante, pero estaba segura que estaban completamente carmesí.


Solo asentí jadeando ante el masaje que había iniciado en mis partes íntimas.


Con mis manos busqué su cinturón y lo desabroche, seguido del botón y la cremallera de su pantalón. Saqué su miembro aprisionado de su bóxer, que debido al tamaño de su erección estaba aprisionado.
Empecé a mover mi mano arriba y abajo masajeado su miembro, y él aumento el ritmo con sus dedos dentro de mí. Ambos jadeábamos allí en mitad de la escalera, hasta que llegó mi primer orgasmo.


Edward sacó sus dedos de mi interior y los lamió.

- Sabes muy bien – me dijo mirándome pícaramente – que tal si terminamos esto en mi cama.


- No, ésta vez vamos a la mía – dije tomándolo de la mano y empezando a subir las escaleras.


Llegamos a la habitación que compartía con Rosalie y empezamos a desnudarnos el uno al otro con desesperación. Ambos necesitábamos el contacto con el otro como el aire que respirábamos.


Nos fuimos hasta mi cama y Edward se tumbó sobre mí, pero esta vez la cosa iba a ser distinta.


- Te importa si me pongo yo encima? – le pregunté.


- No, para nada – me contestó sonriendo.


Edward se dejó caer a un lado quedando tendido sobre la cama. Me levanté de la cama y fui al armario a buscar un pañuelo verde que me había comprado para ponérmelo con el vestido.


Él me miraba algo confuso, pero seguía con esa sonrisa torcida que tanto me gustaba. Cuando me vio acercarme con el pañuelo no resistió la pregunta.


- Me vas a atar? – preguntó sonriente.


- No, te voy a tapar los ojos – le dije acercándome a la cama e inclinándome para cubrir sus ojos con el pañuelo anudándolo en la nuca.


Edward sonreía, parecía que mi juego le gustaba, así que empecé a hacerlo disfrutar.

 

Edward POV


Estaba en la cama de Bella tumbado boca arriba. Me había tapado los ojos con un pañuelo igual que el vestido que llevaba puesto hacía cinco minutos. No sabía que estaba planeando, pero no me importaba demasiado, estar con Bella siempre era especial, y ésta vez no iba a ser distinto.


Notaba como estaba cerca de mí, pero no podía ver donde, estiré una de mis manos para buscarla, pero ella la atrapó y la llevó hasta la altura de mi nuca junto con la otra.


- No, no…no te voy a atar pero debes estar quieto, hoy me toca a mí, tú no puedes hacer nada – me dijo divertida – regreso en un momento.


Noté como se alejaba y se abría y se cerraba la puerta. Estaba algo desconcertado, donde había ido?
En menos de un minuto estaba de regreso.


Noté como se subía a horcajadas poniendo su humedad sobre mi miembro, pero sin introducirlo en su interior. Eso me mataba, me hacía volverme loco el tenerla así sobre mí notando lo mojada que estaba esperando a mi miembro.


Noté algo frío por mi pecho y di un pequeño respingo de la impresión. Oía la risa de Bella. Volví a sentir otra vez frío y a continuación los pezones de Bella rozar en mi estomago cuando se inclinó para lamer mi pecho donde antes había habido frío. Era agradable notar el contraste de la temperatura del frío a su cálida lengua.


Así empezó a recorrer mi pecho, pasando algo frío y húmedo, lo que parecía un cubito de hielo, y su lengua siguiendo el camino del que iba dejando el cubito.


Siguió bajando hasta mi cintura, y llegó hasta mi miembro, apartando su humedad de él. Pasó el cubito por mi miembro y di otro respingo como la primera vez que posó el hielo sobre mi piel. Pasó el cubito varias veces por la punta de mi miembro y luego lo apartó y se lo metió en la boca.


Empezó a lamer arriba y abajo, mientras con una de sus manos se ayudaba para subir y bajar la piel de mi miembro.


Aquello era muy placentero, pasar del hielo a la calidez de su boca.
El placer fue aumentando, estaba casi al borde del orgasmo.


- Bella…Bella…si sigues así yo no …no voy  a…no puedo aguantar mucho más… - conseguí decir.
- Y quien te dice que tienes que aguantar? – contestó Bella


Me sumergí en sus caricias hasta que el clímax se apoderó de mi cuerpo haciendo que me llegara dentro de su boca.


Cuando terminé Bella se había ido al baño para lavarse los dientes.


Volvió a los cinco minutos. Me quitó el pañuelo de los ojos y se subió de nuevo a horcajadas sobre mi miembro, que ya estaba más que a punto para ella.
Me lo introdujo en su interior mandando oleadas de placer por todo mi cuerpo.


Ésta vez fue ella la que marcó el ritmo de nuestro encuentro, hasta que ambos llegamos juntos al orgasmo, jadeando nuestros nombres.

 

 


Bella POV


Nos quedamos un rato tumbados en mi cama jadeando e intentando recuperar el ritmo de nuestra respiración.


- Creo que nos tendríamos que dar una ducha e irnos – dijo Edward junto a mi pelo.


- Donde vamos? – pregunté de nuevo

- Es una sorpresa – estaba claro que no me lo iba a decir…


- Bueno pero creo que mejor nos duchamos separados, de lo contrario no conseguiremos salir de casa.


- Si será lo mejor – coincidió él – te espero abajo.
Y dicho esto se levantó de la cama dándome un beso en los labios y se puso sus bóxer saliendo de la habitación con toda su ropa en la mano.


Me quedé en la cama mirando todos sus movimientos y admirando su cuerpo. Realmente tenía mucha suerte, no solo era cariñoso, guapo y buen amante, si no que a demás mi novio tenía un cuerpo de infarto.
Me recogí el pelo y me di una ducha rápida. No me iba a volver a lavar el pelo ya que lo había hecho esa mañana. Me puse ropa interior limpia, ya que las bragas que llevaba antes del desayuno estaban para lavar. Escogí un conjunto de ropa interior verde, del mismo tono que el vestido, y cuando estuve lista bajé a la sala. Se oían ruidos en la cocina, y entonces recordé que no habíamos recogido la mesa de los restos del desayuno.


Cuando entré a la cocina Edward ya se había encargado de recoger y limpiar la mesa totalmente.


- Estas lista? – dijo mirándome sonriente.


- Si, espero ir vestida adecuadamente – dije algo tímida.


- Estas perfecta – dijo acortando la distancia y dándome un beso en los labios.


Salimos hacía el garaje y me puse el pañuelo verde alrededor del cuello, el me miró sonriente tomando una de las puntas del pañuelo y oliéndolo.


- Me gusta tu pañuelo – me dijo pícaramente.


Yo me sonrojé. Aún me sorprendía a mi misma las cosas que hacía con Edward, yo que hasta hace poco aún era virgen después de haber estado cinco años con…después de cinco años con mi novio, dejémoslo ahí, pero estaba claro que no me había equivocado al no querer acostarme con él, no era el adecuado.


Pero ahora si estaba con la persona adecuada, y me sentía feliz como nunca me había sentido antes. Edward era mi mundo, mi vida, la persona con la que quería casarme, tener hijos y envejecer.


Edward condujo el Volvo en dirección al centro de la ciudad, no sabía a dónde nos dirigíamos, pero seguro que a algún lugar a comer, dada la hora.


Llegamos al centro y aparcó el coche en un parking. Allí cerca estaba mi oficina, mi restaurante favorito Angelos, y algunos otros restaurantes más que no había visitado por el precio desorbitado que tenían.

Cuando salimos del parking a la calle, nos cruzamos con varias chicas de mi edad aproximadamente, e incluso algunas mayores, podía ver como todas ellas se quedaban mirando a Edward. Iba vestido con una camisa de color blanco que se ceñía a su cuerpo y unos pantalones de color gris marengo.


Al principio he de reconocer que me molestó un poco, pero luego me relajé al ver que él ni tan siquiera prestaba la menor atención a ninguna de las chicas con las que nos íbamos cruzando. Solo tenía ojos para mí. De vez en cuando se llevaba nuestras manos unidas a sus labios y me daba besos en la mano, haciendo que me sonrojara.


Llegamos a la puerta de uno de esos restaurantes caros y Edward me abrió la puerta para que entrase delante. Yo estaba algo sorprendida de ver a dónde me llevaba a comer, y también algo incómoda, no estaba acostumbrada a frecuentar lugares tan lujosos.

- Buenos días señor Cullen, ya tenemos su mesa preparada – dijo el Maître con acento francés.

- Gracias – contestó Edward.


Me tomó por la cintura y seguimos al Maître hasta una de las zonas del restaurante que se encontraba más alejada de la entrada. La mesa quedaba algo más aislada del resto del local, dando privacidad a los comensales que allí se sentaban.


Edward me apartó la silla para que me sentara, y luego tomó el asiento. El Maître se fue y regresó con una botella de champagne dentro de una cubitera. Nos sirvió champagne a ambos y se retiró.

 

 

Edward POV


Bella estaba sorprendida, podía ver su cara de asombro desde el momento en que cruzamos las puertas del Bistro.
Miraba hacía todos los lados observando todo a su alrededor. Me gustaba verla así y sorprenderla, tenía ganas de estar con ella y celebrar nuestra mudanza, nuestro amor, y todo lo que la vida nos deparaba el uno al lado del otro.


Estaba enamorado como nunca lo había estado, y mi único objetivo en la vida era complacer y hacer feliz a aquella mujer que me había devuelto las ganas de vivir.


Jean Claude nos trajo el champagne, tal y como ya había dejado dicho al hacer la reserva. Nos dejarían solos hasta servirnos la comida, que también había dejado dicho cual iba a ser el menú que comeríamos, que sería en aproximadamente veinte minutos.


- Brindamos? – le pregunté a Bella sonriente.


- No dejas de sorprenderme – me dijo tímidamente – porque quieres brindar? – preguntó Bella.


- Por nosotros, simplemente por eso, no hay nada más que celebrar – dije tomando su mano y besándola.


- Bien, pues por nosotros – dijo ella acercando su copa a la mía.


Charlamos animadamente de la familia, del trabajo y de cómo estaban transcurriendo esas dos semanas de descanso que ambos nos habíamos tomado de nuestras obligaciones laborales, Bella para intentar reponerse y yo para pasar tiempo con ella.
A los veinte minutos llegó Jean Claude con una parrillada de verduras y con cuenquitos con cinco tipos de salsas distintas.


- Cuando has pedido la comida? – me preguntó Bella sorprendida cuando se retiró Jean Claude.


- Lo preparé todo por teléfono ayer por la tarde – le dije guiñándole un ojo.


- Edward Cullen, eres increíble guardando secretos – contestó Bella.


Comimos la parrillada de verduras que estaba deliciosa. Probamos las cinco salsas distintas y ambos coincidimos en que la mejor era la de tomate confitado.


Jean Claude apareció para retirar los platos, nos sirvió más champagne y se retiró de nuevo en busca del segundo plato.


Para el segundo plato, como sabía que a Bella le gustaba el pescado, pedí también una parrillada de pescado. Había todo tipo de pescado, crustáceos y moluscos.


Su cara se iluminó cuando apareció Jean Claude con el segundo plato y le dio las gracias sonriendo. Jean Claude le devolvió la sonrisa y asintió con la cabeza a modo de saludo retirándose de nuevo.


Comimos todo el pescado a la plancha aderezado con limón. Todo estaba realmente delicioso, más bueno de cómo lo recordaba, o quizás sería que en compañía de Bella todo era deliciosamente maravilloso.
Nos retiraron de nuevo los platos y nos sirvieron el postre, tarta de moras.


- Como sabias que era mi favorita? – preguntó Bella con sus ojos risueños.


- Tengo mis contactos – le dije guiñándole un ojo. Sin duda Rosalie había sido de gran ayuda para ponerme al día de los gustos culinarios de Bella.


Ella sonrío y se llevó un pedazo de tarta a la boca. Cerró los ojos y se escapo un gemido de entre sus labios. Se me abrieron los ojos como platos, y una parte de mi cuerpo pareció despertarse también.
Bella volvió a abrir los ojos y se pasó la lengua por los labios. Primero por el de arriba y luego por el de abajo. Luego se llevó la cuchara a la boca y también la lamió.


Sin duda era muy consciente del efecto que tenia sobre mí, y esto era parte de su juego.
Noté bajó la mesa como algo me acariciaba a mi más que despierta entre pierna, y cuando miré hacia abajo, vi el pie de Bella descalzo acariciándome.


- Si sigues así creo que te voy a poner sobre la mesa y hacerte el amor aquí mismo, y no creo que a Jean Claude le haga mucha gracia – le dije con la voz algo excitada.


- Mmmm…me parece buena idea, aunque creo que a Jean Claude le va a saber peor por ti que por mí, creo que le gustas – dijo Bella divertida.


- Veo que no se te escapa una – le contesté, estaba claro que había descubierto las inclinaciones sexuales de Jean Claude.


Después de algunas miradas y de terminarnos la tarta de moras y lo que quedaba del champagne, Jean Claude apareció para ver si nos apetecía alguna otra cosa. Ambos negamos y le agradecimos la atención y le hicimos saber que todo estaba delicioso.

Discretamente le di mi tarjeta para pagar la cuenta e irnos a dar un paseo para relajarnos un poco, realmente necesitaba estirar las piernas y destensionar un poco la excitación acumulada. Estaba claro que de ahora en adelante la tarta de moras iba a ser mi postre favorito, incluso por delante del tiramisú.

Capítulo 19: Misterios Capítulo 21: Se que le estoy mintiendo, pero ahora no puedo decirle la verdad.

 


Capítulos

Capitulo 1: Sorpresa inesperada. Capitulo 2: Mi destino. Capitulo 3: Vagando por mi mente Capitulo 4: Recuperando mi vida Capitulo 5: Invitación Capitulo 6: Preparativos Capitulo 7: La casa de los Cullen Capitulo 8: Confidencias Capitulo 9: Fiesta de pijamas Capitulo 10: Tocando el cielo Capitulo 11: Un día maravilloso Capitulo 12: Crueles intenciones Capitulo 13: No puedo perderte, tú eres mi vida. Capitulo 14: No puedo separarme de ella Capitulo 15: De vuelta Capitulo 16: Disfrutando el momento Capitulo 17: La propuesta Capitulo 18: ¿Cuándo pensabas decírmelo? Capitulo 19: Misterios Capitulo 20: Consecuencias Capitulo 21: Se que le estoy mintiendo, pero ahora no puedo decirle la verdad. Capitulo 22: Cambio de planes Capitulo 23: Todo tiene un principio y un final Capitulo 24: Forks mi oasis personal. Capitulo 25: De vuelta a mi vida. Capitulo 26: Isla Esme Capitulo 27: Disfrutando del paraíso. Capitulo 28: Volviendo a la realidad Capitulo 29: Ella de nuevo en mi vida. Capitulo 30: Se ha descubierto el pastel Capitulo 31: La verdad siempre sale a la luz. Capitulo 32: No quiero separarme de ti nunca más. Capitulo 33: La mudanza Capitulo 34: No puedo soportar ver a Bella con él. Capitulo 35: El cumpleaños de Esme. Capitulo 36: Me estoy volviendo paranoica. Capitulo 37: Una nueva Bella. Capitulo 38: Descubriendo sus intenciones Capitulo 39: Fin de semana y vuelta al trabajo Capitulo 40: Disfrutando juntos Capitulo 41: Salida en velero Capitulo 42: Ella no está. Capitulo 43: Sorpresa inesperada Capitulo 44: A salvo Capitulo 45: El reencuentro Capitulo 46: Nueva vida Capitulo 47: Dulce espera Capitulo 48: Bella...te necesito. Capitulo 49: El juicio. Capitulo 50: El jucio (parte 2) Capitulo 51: Disparo fallido Capitulo 52: Todo lo que me importa está aquí. Capitulo 53: Tengo una boda que organizar!!!! Capitulo 54: Hogar, dulce hogar Capitulo 55: La boda Capitulo 56: La boda II Capitulo 57: Luna de miel Capitulo 58: Tengo algo que decirte...(Capitulo final) Capitulo 59: Epílogo

 


 
14447533 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios