Destinados (+18)

Autor: a_cullen
Género: Romance
Fecha Creación: 26/05/2011
Fecha Actualización: 31/08/2011
Finalizado: SI
Votos: 27
Comentarios: 178
Visitas: 220926
Capítulos: 59

TERMINADO

Durante esos meses sin saber de él mi vida había pasado sin más. Me había dedicado a mi trabajo, a evitar a mi ex, y a intentar recuperar algo de lo que había sido Isabella Swan.

La ruptura de mi compromiso a un mes de la boda me había afectado a todos los niveles. Me había vuelto más huraña y desconfiaba de los hombres y las relaciones, y motivos no me faltaban?

Pero todo tiene un principio y un final, y seguramente yo ya estaba a medio camino de lo que sea que el destino me tenga preparado.

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Capítulo 26: Isla Esme

Bella POV


Llegué al aeropuerto de Río de Janeiro y ya era de noche, no tenía ni idea de la diferencia horaria ni de qué hora sería allí, pero estaba cansada, necesitaba dormir, ya que no había pegado ojo en el avión dándole vueltas a la cabeza y pensando en cómo le pediría disculpas a Edward. Me había comportado como una idiota, no le había permitido explicarse, y por el contrario había huido, me había cambiado el número del móvil, y para colmo de regreso a New York me había negado a verlo.


Si yo lo había pasado mal, no podía imaginar cómo lo debía haber pasado él cuando era inocente de todo aquello que yo me empeñaba en pensar que era culpable, como engañarme con Tania.


Tania…que injusta que era la vida con ella. Yo gozaba de salud y estaba desperdiciando mi vida empeñada en no perdonar algo que ni siquiera había ocurrido y haciendo daño a la persona que más amaba.


Después de recoger mis maletas me encamine hacia la puerta de desembarco de la terminal. Salí entre los pasajeros y empecé a buscar entre la gente que esperaba en el aeropuerto. A unos quince metros de la salida había un señor de mediana edad, bajo y con aspecto entrañable con un cartel en sus manos: Bella Swan. Sin duda se trataba de Gustavo que venía a recogerme para llevarme a Isla Esme.


Me acerqué hasta él con una sonrisa.

- Bella Swan? – preguntó el hombre con un marcado acento Brasileño.


Asentí sonriéndole y él tomó el carro de mis maletas dejando el cartel en una de las papeleras cercanas.

- Qué hora es? – pregunté señalando mi reloj de muñeca.


- São as oito da tarde, em duas horas estaremos na ilha (son las ocho de la tarde, en dos horas estaremos en la isla) – contestó sonriendo.


- Obrigado (gracias) – contesté. Alice me había anotado algunas expresiones para poder utilizar con los brasileños.


Gustavo me sonrío y nos encaminamos hacía el estacionamiento.


Después de cargar las maletas en un pickup, salimos del aeropuerto para sumergirnos en las ruidosas calles de Río.  Pese a la hora que era, allí la gente no se iba a casa a cenar temprano en familia. Había mucha gente por las calles comiendo en los puestos de comida. Se oí música y otras personas bailaban y reían.


Río de Janeiro era una ciudad viva, llena de vida, y que parecía estar despertando del letargo del día.

- Las noites son animadas en la ciudade – me dijo Gustavo en una mezcla de su idioma y lo que pretendía ser el mío, mientras me observaba como miraba todo lo que me rodeaba con la boca abierta.

- Ya veo! – dije sonriendo.


Llegamos a al puerto y aparcamos sacando mis maletas del coche y dirigiéndonos al embarcadero. Estaba claro que si era una isla una de las pocas formas de acceder era por mar o por aire. Agradecía que fuera por mar, creo que no estaba preparada para subirme a un helicóptero.


Subimos a la embarcación, era pequeña, pero cuando Gustavo arrancó el motor, el rugido del mismo me indicó que se trataba de una embarcación potente y rápida.


Tomamos asiento y nos abrochamos los cinturones. La embarcación salió disparada del puerto dejándome pegada al asiento, creo que no hubiese sido necesario el cinturón…


Navegábamos a toda velocidad hacía la espesura del mar, ya casi no quedaba luz solar y Gustavo encendió las luces de la embarcación. Para mí todo era igual, agua, agua y más agua, y al fondo la ciudad de Río que íbamos dejando tras nuestro avance.

Iba disfrutando del paseo, notando como el aire agitaba mi pelo y las pequeñas gotas de agua salada salpicaban a mí alrededor. Después de un rato navegando, no sabía exactamente cuánto, Gustavo redujo algo la velocidad y me señaló el horizonte, donde empezaba a distinguir algunas luces lejanas.

- Ilha Esme – me dijo señalando hacia las luces.


Nos fuimos acercando hacía la Isla y empecé a distinguir lo que parecía un edificio cerca de la playa.

Llegamos a un embarcadero y Gustavo aproximó la embarcación parando el motor y sujetándola al amarre del embarcadero.


Sacó las maletas y luego me tendió la mano para ayudarme a salir.


La luz del sol que ya se había ocultado no me dejaba contemplar el paisaje, sólo podía distinguir mucha vegetación y una casa que se abría paso entre tanta frondosidad.


Nos encaminamos a la casa. Avanzamos por un sendero que había desde el embarcadero. Lo primero que distinguí fue un amplio porche con mobiliario de jardín y grandes ventanales.


Gustavo abrió la puerta sin necesidad de llave y entramos en la casa. Era amplia, y tenía ese toque de Esme, al igual que la casa de los Cullen de New York, su personalidad estaba impresa en cada rincón de la casa.


Gustavo llevó mis maletas a una habitación y yo lo seguía.


Entramos a una inmensa habitación que tenía unos ventanales al fondo que daban a una playa privada, de hecho toda la isla era privada.


- Me quedaré esta noite na habitaçao de huéspedes y mañana me marcharei temprano.

- Gracias Gustavo – dije sonriendo.

- Quer comer algo? – dijo Gustavo.


- Oh no gracias! Yo misma lo haré – contesté

- Bem, revisarei a ilha e num momento regresso – dijo saliendo de la habitación hacía la entrada de la casa.


Me encaminé hacía los ventanales y los abrí para ver la playa que se extendía ante ellos, era maravilloso, incluso con la tenue luz de la casa que iluminaba la playa, podía ver lo hermoso que era aquel paraje.


Abrí la maleta para coger algo de ropa y darme una ducha y ponerme cómoda antes de ir a cenar.

Media hora más tarde me había hecho un sándwich completo, en aquella cocina había comida para un regimiento!


Cuando terminé de cenar recogí la cocina y me dediqué a explorar la casa. Me senté en el sofá que había frente a la televisión y la encendí. Cambié varias veces de canal hasta que finalmente deje una película que había visto ya, por lo que no necesitaba entender los diálogos para saber que iba pasando. Me recosté en el sofá y me quedé dormida.

Noté que me sacudían suavemente y me llamaban.

- Señorita Swan, debería irse a cama – me decía Gustavo suavemente.


Me desperecé y abrí los ojos. Gustavo me miraba de pié a mi lado sonriéndome, así que me levanté y me encaminé a mi habitación dándole las buenas noches y agradeciéndole sus atenciones, lo más probable era que al día siguiente se habría marchado cuando yo me levantara, a juzgar por lo cansada que estaba, creo que dormiría tres días seguidos.


Cuando me encaminaba hacia la habitación Gustavo me llamó.


- Señorita Swan, el senhor Edward llegará mañana al medio día – me dijo sonriendo.

- Gracias! – le dije animada con una sonrisa de oreja a oreja.


El teléfono de Gustavo sonó y el contestó.

- Si señorita Alice, estamos na ilha, sem problemas – dijo Gustavo sonriendo, estaba claro que hablaba con Alice.


Me tendió el teléfono y yo lo sujeté cerca de mi oreja para hablar con el interlocutor al otro lado de la línea.

- Alice? – dije


- Hola Bella!!! veo que llegaste sin problemas – dijo Alice animada


- Si, Gustavo se ha portado muy bien conmigo – dije sonriéndole a Gustavo quien se alejó para darme algo de privacidad.


- Bella, Edward llegará mañana al medio día, acabo de hablar con él, y parece que tenía planes para salir temprano pero le convencí para que antes fuese a revisar algunas cosas por encargo de Carlisle, así que tienes tiempo hasta el media mañana para dormir.


- Gracias Alice, te lo agradezco, porque realmente lo necesito.


- Bueno Bella que descanses, y suerte!!!


- Gracias Alice, buenas noches.


Colgué el teléfono y se lo devolví a Gustavo dándole las gracias y encaminándome a mi habitación a dormir, necesitaba descansar, ya no podía mantener mis ojos abiertos por más tiempo.


Me desperté que aún no había amanecido, y escuché el sonido de una lancha. Corrí hasta la entrada de la casa y pude observar como la lancha en la que me había llevado Gustavo el día anterior se alejaba rumbo a Río. Sin duda iría a encontrarse con Edward.
Edward! me había despertado de golpe pese a seguir cansada y con falta de horas de sueño, pero ahora al ver partir la lancha, estaba segura que no conseguiría volver a dormirme.


Me fui a la cocina y me preparé unas tostadas y un té para desayunar.


Después de desayunar arreglé la cama y coloqué mi ropa en el armario y guardé las maletas.

 

 

Edward POV


Me levanté por la mañana algo más tarde de lo que tenía planeado, Alice como siempre me hacía cambiar de planes, pero en ésta ocasión se lo agradecí, un par de horas de sueño me habían venido bien.


Me duché y bajé al restaurante del hotel a desayunar algo. Salí del hotel con las maletas y Gustavo ya me esperaba en la puerta. Estaba sonriente como era habitual en él. Nos saludamos y le indiqué que me llevase a hacer las últimas gestiones que Alice me había encargado antes de ir a la isla.


En un par de horas lo tenía todo listo, así que nos dirigimos al puerto para llegar a la hora de la comida a la isla.


Gustavo me llevó al embarcadero y me ayudó a subir las maletas a la embarcación, a partir de ahí seguiría yo sólo.


- Muito obrigado Gustavo, vemos-nos num par de días (muchas gracias Gustavo, nos vemos en un par de días).


- De nada, até a vista (de nada, hasta la vista) – contestó Gustavo amablemente.


Arranqué y me coloqué el cinturón saliendo a toda velocidad del puerto. Me encantaba conducir aquella embarcación, era relajante notar el viento azotando en mi cara y las gotas de agua salada salpicando cuando la embarcación se estrellaba con alguna ola.


Camino de la isla no pude evitar pensar en Bella, como me gustaría tenerla a mi lado y pasar unos días en aquel paraíso amándola a todas horas y en todos los rincones de la isla.

 

 

Bella POV


Decidí que podía recibir a Edward con algo de comida preparada, seguramente no habría almorzado, así que prepararía la mesa, algo de comida, y luego tendríamos tiempo de charlar.


Preparé una ensalada y algo de pescado. Pelé varios tipos de frutas y también preparé una ensalada de frutas para después de la comida.


La mesa que había junto a la cocina era perfecta. Salí a fuera de la isla y recogí algunas flores. Adorné la mesa y dejé la comida en el refrigerador y la mesa lista para comer.


Quedaba aún un rato hasta que Edward llegara, así que decidí darme una ducha. Estaba nerviosa, no sabía cómo iba a reaccionar al verme allí. Moría por abrazar y besar a Edward, lo había añorado en éste mes que habíamos pasado separados, y maldecía una y otra vez mi testarudez que era la causante de haberme mantenido alejada de Edward.


Finalmente no me dí esa ducha no conseguiría relajarme, por lo que decidí ir a darme un baño en la playa. Me puse un bikini que Alice había metido en mi maleta, no entendía de dónde habían salido esas prendas de ropa que Alice me había empaquetado, pero estaba segura y conociéndola como la conocía que ya lo tenía planeado y había comprado todo lo necesario para disponer de ello en el momento apropiado.


El bikini era blanco, le faltaba algo de tela para mi gusto, pero tengo que reconocer que cuando me lo puse no me sentaba nada mal. Hacía que mis pechos quedasen redondeados y los realzaba, al igual que mi trasero.


Tomé una toalla y salí a la playa por mi habitación.  Había tres escalones que bajaban hasta un pequeño porche con sillas y una mesa, y un poco más alejada una ducha, que imaginé era para quitarse el salitre después del baño.


Dejé la toalla en una de las sillas y me fui hasta el agua. Mojé mis pies y la temperatura me resulto refrescante y agradable. Avancé hasta que el agua me llegó a la cintura y luego me sumergí hundiendo la cabeza también.


El agua estaba a la temperatura perfecta, y el sol en lo más alto hacía el baño agradable. Después de diez minutos en el agua salí y me encaminé hacía la ducha para enjuagarme la sal. Desde allí me fijé en que el poche se extendía hacía un lateral de la casa, que no había visto todavía, no se veía desde el embarcadero ni desde la entrada.


Cogí la toalla y mientras me iba secando subí los tres escalones y me encaminé por el porche hacía aquel lateral desconocido. Al girar por la esquina se abrió ante mí todo el paisaje de la isla. En aquella parte de la casa había un gran jardín con una barbacoa, una mesa grande con sillas, y una piscina de agua dulce hecha de las mismas piedras que el resto del paisaje.
No pude resistir el acercarme hasta la piscina y tocar el agua, la temperatura invitaba a sumergirse en el agua, así que dejé la toalla en el suelo del poche y me metí en la piscina.


Cuando noté que la piel se me empezaba a arrugar como una pasa, salí de la piscina y me sequé. Después me tumbé en una de las hamacas colgadas que había de columna a columna del porche, era fantástico mecerse allí a la sombra contemplando aquel maravilloso paisaje.


Cerré los ojos para disfrutar del vaivén y la brisa y me quedé dormida, sin dudad la falta de sueño estaba haciendo mella en mí.

 

Edward POV


Ya divisaba el embarcadero de la isla, así que reduje la velocidad para aproximarme con cuidado. Cuando ya casi había llegado para el motor, la propia inercia de la embarcación me acercó hasta el embarcadero y la sujete al amarre.


La isla estaba hermosa, tal y como la recordaba, si Bella estuviera aquí para compartir esta hermosura…VASTA EDWARD!, me dije a mi mismo, debía empezar a aceptar que Bella no me perdonaría y no quería verme, y cuanto antes asumiere ese hecho, antes podría seguir con mi vida.


Tomé mis maletas y salté al embarcadero y me dirigí por el sendero hacía la casa. Los olores de las flores y las plantas me embriagaban, podía sentir la vida de la isla a mí alrededor.


Dejé la maleta en la puerta y sin entrar dentro rodee la casa por el porche. Llegué a la parte trasera dónde se encontraba el dormitorio principal, y los ventanales estaban abiertos, Gustavo y su esposa los debieron dejar así para ventilar bien la casa, hacía tiempo que no la visitábamos y seguramente su espesa la había limpiado hacía poco.


La playa estaba tal y como la recordaba, con el agua cristalina y la arena blanca. Parecía una postal de algún lugar paradisíaco de vacaciones, de aquellos lugares que solo visitas una vez en la vida.


Volví a la entrada de la casa a recoger la maleta y entré por el salón dejando la maleta allí mismo. Me encaminé hacía la cocina para preparar algo para comer, ya colocaría mi ropa más tarde.


Cuando llegué a la cocina la mesa estaba preparada con dos servicios, me extrañó, ya que yo había venido solo, y Gustavo lo sabía.


Estaba algo confuso mirando la mesa cuando escuche el ruido de la ducha de la habitación principal.
Me estaba volviendo paranoico o había alguien más en la casa?


Me encaminé hacía dónde procedía el sonido de la ducha y agudicé el oído, había alguien en el baño y se estaba duchando.

 

 

 

Bella POV

No sé cuánto tiempo permanecí dormida, pero me desperté sobresaltada pensando en que se me habría hecho muy tarde, pero todo estaba en silencio, así que aún tenía tiempo de darme esa  ducha que había retrasado a primera hora.


Dejé que el agua relajara mis músculos y me lavé el pelo dos veces con mi champú de fresa, mi favorito.
Cerré el agua y sequé bien mi pelo y mi cuerpo, y me envolví en la toalla para salir del baño.


Salí del baño envuelta en la toalla y me dirigí hasta el armario. Tomé unas braguitas y un sujetador de color azul. Y un vestido también azul de tirantes, y cortito, era ideal para estar fresquita. Me iba a encaminar de nuevo al baño para vestirme cuando reparé en que estaba sola en la casa y no era necesario esconderme para vestirme.


Me quité la toalla y me puse la ropa interior. No me secaría el pelo, lo dejaría secar al aire, allí no necesitaba secador.


Estaba de espaldas a la puerta cuando noté que alguien me observaba, me di la vuelta y allí estaba él mirándome con la misma cara de sorpresa que debía tener yo en ese momento.

Pero cuando había llegado? Porque ni siquiera había oído llegar la lancha?

 

 

 

Edward POV


El sonido del agua cesó. Me quedé en el pasillo, a la entrada de la habitación, esperando oír la puerta del baño, ya que desde mi posición no podía ver más que la cama y los ventanales.

Alguien salió del baño y llegó hasta mi nariz un aroma de fresa que me resultaba muy familiar. Me traía recuerdos que había prometido mantener lejos de mi mente temporalmente para intentar seguir con  mi vida, pero ese olor…

Alguien abrió el armario y oí ruido de ropas.
Decidí asomarme más y la vi, vestida tan solo con ropa interior, y tan hermosa como la recodaba. Sin duda mi mente me estaba jugando una mala pasada poniéndome una alucinación tan perfecta frente a mí.

Ella notó mi presencia y se volteó para mirarme. Su cara era de sorpresa, al igual que debía ser la mía mirándola, mi alucinación era tan real, podía verla y olerla como si realmente estuviese allí conmigo. Sin ninguna duda me estaba volviendo loco, y dentro de unos instantes aquella maravillosa criatura se esfumaría como el humo de un cigarrillo dejándome allí parada y con el corazón roto.


Despegó sus labios y pronunció mi nombre.


- Edward….


Aquello era música para mis oídos.


Como hipnotizado avance acercándome a mi alucinación, ya puestos a alucinar, quería disfrutar al máximo de aquello, y si después me iba a dolor en lo más profundo de mi alma, que por lo menos fuese por un motivo que hubiera valido la pena.


Mi alucinación estaba parada esperándome mientras yo seguía avanzando hasta llegar a ella. Acaricie su cara, olí su pelo, y sin pensarlo la tomé por la cintura pegando su cuerpo al mío y besando sus labios.

Aquello era maravilloso, cuando todo esto pasase iba a doler y mucho, pero no podía evitar disfrutar del momento. Amaba a Bella, la echaba de menos como nunca lo había hecho, y creer tenerla allí tan cerca, besándola y acariciándola, era algo que me hacía inmensamente feliz.


Ella correspondió a mi beso, aquella alucinación era la pera!!


La acerqué hasta la cama y nos tumbamos en ella, no podía dejar de mirar esos ojos chocolate que tanto añoraba. Recorría todo su cuerpo acariciándolo y besando cada rincón de su anatomía. Ella gemía y arqueaba su espalda ante mi contacto.


Las caricias y los besos eran cada vez más apasionados hasta que ambos nos desnudamos el uno al otro y nos acariciamos gimiendo de placer. No pude más y entré dentro de ella, sintiéndola de nuevo como lo había hecho el primer día, estaba feliz, casi podía tocar el cielo con las manos, y allí entre mis brazos tenia a mi ángel.


Llegamos juntos al clímax y me tumbé al lado de aquel ángel para acompasar de nuevo mi respiración y mi ritmo cardíaco con una sonrisa impresa en mis labios. Sonrisa que se desvaneció sabedor de que en cuando recuperase mi conciencia y volviera a la realidad mi ángel no iba a estar allí a mi lado y de nuevo estaría allí solo.


Notaba su respiración sobre mi pecho, aún podía sentirla cerca de mí. No quería abrir los ojos, no quería despertar. Quería quedarme allí en aquel lecho por el resto de mi vida y de mi eternidad. Quería tener en mi mente grabado a fuego aquel instante de paz que había experimentado. Conservar en mis labios el sabor dulce de Bella, y sentir el aroma a fresas de su pelo.


- Edward…  - seguía hablándome, ella seguía a mi lado, aun no se había desvanecido mi alucinación, estaba peor de lo que creía, esto sin duda no podía ser bueno para mi salud mental – Siento todo lo que ha pasado entre nosotros yo… un momento? Mi alucinación me estaba pidiendo disculpas?

 

 

 

Bella POV


Despegué mis labios y pronuncié su nombre en un acto casi involuntario, mi cuerpo iba por un lado, y mi cerebro por otro.


- Edward….


Él me miraba sin decir nada y avanzó acercándose a mí. Yo lo miraba parada en mi sitio y él seguía avanzando acortando la distancia que nos separaba.

Acarició mi cara, olió mi pelo, y me tomó por la cintura pegando mi cuerpo al suyo y  besándome en los labios. Era maravilloso volver a sentir a Edward tan cerca. Sus labios eran suaves y dulces. Lo amaba, lo echaba de menos como nunca lo había hecho, y la reacción que estaba teniendo me hacía inmensamente feliz.


Correspondí a su beso.

Me  acercó hasta la cama y nos tumbamos en ella, no podíamos  dejar de mirarnos a los ojos, esos ojos que verdes en los que siempre quedaba atrapada, esos ojos que tanto añoraba y que de nuevo tenía allí mirándome. Recorríamos nuestros cuerpos acariciándonos. Edward  besaba cada rincón de mi anatomía, y a mí se me escapaban de los labios gemidos al mismo tiempo que arqueaba mi espalda por el placer y la excitación que me producían volver a estar de nuevo así con Edward.


Cuando entró dentro de mí toqué el cielo, y juntos llegamos al clímax.


Llegamos juntos al clímax y me tumbé al lado de aquel ángel para acompasar de nuevo mi respiración y mi ritmo cardíaco con una sonrisa impresa en mis labios. Sonrisa que se desvaneció sabedor de que en cuando recuperase mi conciencia y volviera a la realidad mi ángel no iba a estar allí a mi lado y de nuevo estaría allí solo.


Me quedé tumbada con la cabeza sobre su pecho. Él no abría los ojos, pero tenía una sonrisa en sus labios.

- Edward…  - le dije, pero él no borraba la sonrisa de su cara– Siento todo lo que ha pasado entre nosotros yo…  - finalmente abrió los ojos y me miraba sorprendido, parecía que estaba viendo un fantasma.


- Bella? – dijo tocando mi mejilla

- Si – respondí yo algo confusa.


- Estás aquí?, eres tú de verdad? – preguntó algo desconcertado pero con una sonrisa en sus labios, pero con quién demonios pensaba que acababa de hacer el amor si ahora me preguntaba si estaba ahí.
No pude evitar fruncir algo el ceño ante la pregunta de Edward, y él al ver mi cara estalló en una sonora carcajada tocando mi ceño fruncido con sus dedos.

- DIOS MÍO BELLA ERES TU! ESTAS AQUÍ! ERES REAL – decía riendo y besándome.


Yo no entendía nada, pero sin duda esperaba que en algún momento me explicase qué demonios le estaba pasando y si se había vuelto loco.


- OH Bella! por un momento pensé que el encontrarte en ésta habitación y hacer el amor contigo había sido solo una alucinación de mi mente que me estaba jugando una mala pasada imaginándote a todas horas, pero sin duda ésta alucinación superaba las otras.


- Otras? – estaba algo confusa, el me veía?


No dejaba de reír y besarme, estaba feliz, eufórico, y yo no puede por más que contagiarme de su risa.
Cuando conseguimos relajarnos la conversación fluyó más clara, ya que esas primeras revelaciones me habían dejado algo desconcertada y sin comprender muy bien que quería decirme.


- A que te referías hace un rato? – pregunté sentándome en la cama.


- Bueno es que…verás yo….creo que en éste último mes que hemos estado separados he estado algo desquiciado y te echaba tanto de menos que te veía por todas partes – dijo algo avergonzado.


- Y ahora pensabas que era una alucinación? –pregunté entendiendo su reacción inicial.


- Si, para ser sincero sí, pero si hubieses sido una alucinación, habrías sido la mejor que he tenido en éste último mes – dijo sonriendo y besando la punta de mi nariz.


Yo también sonreía ante su comentario.


- Bella…podrás perdonar… - no lo dejé terminar y me le puse un dedo sobre los labios para evitar que continuase hablando, él único que debía perdonar era él.


- Sssssh! No tengo nada que perdonarte, en cambio tú si tienes mucho que perdonarme. Me he portado como una maldita testaruda, no he confiado en ti como debería y ni tan siquiera te he dejado explicarte – dije enterrando mi cara en su pecho – y lo que más siento es haberte tirado el anillo a la cara.


- Bella – dijo él levantando mi mentón para que lo mirase a los ojos, y que ojos!! – ambos hemos cometido errores, y creo que es bueno que dejemos atrás todo lo que ha pasado y aprendamos de ello – dijo cariñosamente – en cuanto a lo del anillo… - se levantó de la cama y empezó a pasear por la habitación, me costaba concentrarme, ya que se paseaba desnudo y no podía dejar de mirar su cuerpo.


Sentí un gran vacío al quedarme allí sola en la cama, el momento que había esperado había llegado, su rechazo.


Se volvió a hacía mí y se colocó de nuevo en la cama en la misma posición que había estado hacía menos de un minuto.Se me llenaron los ojos de lágrimas y no pude evitar sonreír mientras empezaban a bañar mis mejillas.


- Oh no Bella! no llores por favor – dijo preocupado – no era mi intención… - esta vez lo silencié pero con un beso.


- Edward, siento todo lo que ha pasado. Te amo – dije.


- Yo también te amo mi Bella – dijo él correspondiendo a mi beso.


Nos quedamos abrazados en la cama,estaba segura que no me había perdonado del todo, la mención del anillo así me lo confirmaba, pero iba a hacer todo lo posible por demostrarle que lo amaba. 

Capítulo 25: De vuelta a mi vida. Capítulo 27: Disfrutando del paraíso.

 


Capítulos

Capitulo 1: Sorpresa inesperada. Capitulo 2: Mi destino. Capitulo 3: Vagando por mi mente Capitulo 4: Recuperando mi vida Capitulo 5: Invitación Capitulo 6: Preparativos Capitulo 7: La casa de los Cullen Capitulo 8: Confidencias Capitulo 9: Fiesta de pijamas Capitulo 10: Tocando el cielo Capitulo 11: Un día maravilloso Capitulo 12: Crueles intenciones Capitulo 13: No puedo perderte, tú eres mi vida. Capitulo 14: No puedo separarme de ella Capitulo 15: De vuelta Capitulo 16: Disfrutando el momento Capitulo 17: La propuesta Capitulo 18: ¿Cuándo pensabas decírmelo? Capitulo 19: Misterios Capitulo 20: Consecuencias Capitulo 21: Se que le estoy mintiendo, pero ahora no puedo decirle la verdad. Capitulo 22: Cambio de planes Capitulo 23: Todo tiene un principio y un final Capitulo 24: Forks mi oasis personal. Capitulo 25: De vuelta a mi vida. Capitulo 26: Isla Esme Capitulo 27: Disfrutando del paraíso. Capitulo 28: Volviendo a la realidad Capitulo 29: Ella de nuevo en mi vida. Capitulo 30: Se ha descubierto el pastel Capitulo 31: La verdad siempre sale a la luz. Capitulo 32: No quiero separarme de ti nunca más. Capitulo 33: La mudanza Capitulo 34: No puedo soportar ver a Bella con él. Capitulo 35: El cumpleaños de Esme. Capitulo 36: Me estoy volviendo paranoica. Capitulo 37: Una nueva Bella. Capitulo 38: Descubriendo sus intenciones Capitulo 39: Fin de semana y vuelta al trabajo Capitulo 40: Disfrutando juntos Capitulo 41: Salida en velero Capitulo 42: Ella no está. Capitulo 43: Sorpresa inesperada Capitulo 44: A salvo Capitulo 45: El reencuentro Capitulo 46: Nueva vida Capitulo 47: Dulce espera Capitulo 48: Bella...te necesito. Capitulo 49: El juicio. Capitulo 50: El jucio (parte 2) Capitulo 51: Disparo fallido Capitulo 52: Todo lo que me importa está aquí. Capitulo 53: Tengo una boda que organizar!!!! Capitulo 54: Hogar, dulce hogar Capitulo 55: La boda Capitulo 56: La boda II Capitulo 57: Luna de miel Capitulo 58: Tengo algo que decirte...(Capitulo final) Capitulo 59: Epílogo

 


 
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