Me quedé a cenar en casa de mis padres, pero no me iría tarde a casa, necesitaba descansar, y mañana tenía una comida con Victoria, que aún no sabía por qué demonios había aceptado.
Victoria era hermosa y agradable, pero yo no deseaba iniciar ninguna relación con otra persona que no fuese Bella, aunque por otro lado una comida con una ex paciente no era algo de lo que tuviese que esconderme.
- Has hablado con Bella ésta semana? – preguntó Emmet sacándome de mis cavilaciones.
- No, quería llamarla para vernos éste fin de semana, quizás para cenar el sábado – contesté.
- Porque no la invitas a pasar el día en casa? – preguntó.
- Necesitamos algo de tiempo para nosotros, y no quiero que Alice ande entrometiéndose – contesté algo molesto.
- No la vas a perdonar? – preguntó Emmet con el ceño fruncido.
- Ya la he perdonado Emmet, es mi hermana, pero eso no significa que quiera que se entrometa en mi relación con Bella. Quiero hacer las cosas a mi modo, y ésta vez quiero dejar a la familia al margen, por lo menos durante un tiempo.
Emmet no dijo nada y asintió, me entendía perfectamente. Con Emmet sobraban las explicaciones.
Seguimos charlando de otros temas y decidí marcharme a casa con Emmet que también regresaba al apartamento que compartía con Rosalie.
Aquella noche me costó más de lo habitual conciliar el sueño. Bella ocupaba la mayor parte de mis pensamientos, y estaba decidido a llamarla para vernos el fin de semana.
La mañana llegó antes de lo esperado, estaba cansado y falto de sueño y me costó más de lo habitual conseguir levantarme y llegar a la ducha.
Después de desayunar me fui al trabajo. Ya estábamos a viernes, así que llamaría a Bella para cenar el sábado. Tenía ganas de pasar tiempo con ella.
Llegué al hospital y pasé la mañana atendiendo pacientes. Urgencias era un hervidero, debido a un accidente de tráfico con varios vehículos implicados. No hubo ningún caso grave, todo magulladuras y algunas contusiones.
Eran ya la una cuando me encaminé a mi despacho para dejar la bata y coger mis cosas.
Victoria ya me esperaba en la entrada del hospital. Estaba impresionante con un traje chaqueta de color azul que resaltaba su piel blanca y su melena pelirroja. Tenía que reconocer que aquella mujer me resultaba muy atractiva.
Nos saludamos con un beso en la mejilla como viejos amigos.
- Hola Edward, estás listo? – dijo sonriendo.
- Si, siento haberte hecho esperar, pero he tenido una mañana algo ajetreada – contesté con una sonrisa.
- No importa, reservé mesa a la una y media, vamos bien de tiempo – contestó Victoria empezando a andar.
Yo al seguí hasta ponerme a su altura y nos encaminamos hacia el centro de la ciudad.
Llegamos a un pequeño restaurante por el que había pasado infinidad de veces por delante, pero jamás había entrado a comer. Era un restaurante de comida india, algo exótico para mi gusto.
- Comida India? – pregunté algo sorprendido.
- Si, no te gusta? – preguntó Victoria preocupada.
- En realidad no la he probado nunca – reconocí.
Ella amplio su sonrisa.
- Pues hoy será tu primera vez – me dijo guiñándome un ojo.
Entramos al restaurante y era muy acogedor. El camarero saludó a Victoria, no era la primera vez que ella estaba allí, de eso no me cabía duda.
Nos sentamos en una mesa apartada del centro del local, en una zona más íntima. Era un rincón confortable y discreto, para charlar y comer discretamente.
Nos trajeron la carta y yo no conseguí entender la mitad de los ingredientes de cada uno de los platos ni el porqué de aquellas combinaciones que me resultaban algo extravagantes…
- La comida Hindú es una mezcla equilibrada de condimentos y especias, y principalmente verduras.
También son muy importantes las legumbres y el arroz – me explicó Victoria.
El camarero llegó a nuestra mesa para tomar nota.
- Por favor – indiqué con la mano para que pidiese ella la comida, la verdad no sabía qué pedir.
- Empezaremos con un Tehari y Kombdy vade. Para beber…Nimbu Pani – dijo Victoria muy convencida.
El camarero se retiró y Victoria volvía a tener su mirada clavada en mí.
- Y dime Edward, como te ha ido en éstos últimos meses? – preguntó sonriente.
- Bueno ahora parece que mi vida está volviendo a su cauce, la verdad he pasado un par de meses algo malos – dije sin entrar en detalle.
- Espero que nada grave – dijo Victoria seria.
- Nada que no esté solucionando – contesté – Y tú que tal estas?
- Ya estoy divorciada legalmente. James se ha mudado a Arizona, así que lo he perdido de vista definitivamente. Por suerte no teníamos hijos, así que la cosa no resultó tan complicada al fin y al cabo.
- Y ahora sales con alguien? – porque demonios me interesaba por su vida personal? EDWARD!!! por favor!, me reprendí a mí mismo.
- No, en éste momento no salgo con nadie, lo hice durante un tiempo, pero no funcionó – contestó tristemente.
- Lo siento – había metido la pata y no era de mi incumbencia con quien saliese.
- No, estoy bien, no fue nada serio, al menos no para él. Estaba comprometido y jugó con su prometida y conmigo – eso si no lo esperaba – Y tu Edward, hay alguien en tu vida?
- Bueno digamos que algo así – contesté. Victoria me miraba con cara de interrogante – lo mío tampoco funcionó la primera vez, y ahora nos estamos dando una segunda oportunidad.
- Oh! entiendo, conoces el dicho de segundas partes nunca fueron buenas – dijo sonriendo.
- Si, espero que en éste caso no se cumpla el dicho – dije sonriendo.
El camarero llegó con la comida.
El Tehari era un plato de arroz con verduras muy condimentado con especias, principalmente curry. El Kombdy vade era pollo al curry con pan. Comimos y charlamos de cosas más banales. Victoria me explicó algunas anécdotas del trabajo, al igual que yo también lo hice.
La comida estaba realmente buena, y comimos y bebimos muchísimo, ya que tanta especia provocaba una sed increíble. Nos bebimos tres jarras de Nimbu Pani, una bebida típica India de limón.
Depués de comer Victoria ordenó el postre.
- De postre un Pathishapta, lo compartiremos – le dijo al camarero, y éste se marchó con la carta – No te importa no? Es que creo que uno para cada uno será mucho.
- Para nada, me parece perfecto – dije con una sonrisa. Que me pasaba con aquella mujer?
Trajeron el Pathishapta y estaba delicioso, como el resto de la comida. Consistía en una crepe enrollada con un relleno elaborado a base de coco, leche, nata y jaggery, procedente de la palmera datilera, según me explicó Victoria.
- Como sabes tanto de comida india, acaso vienes muy a menudo? – dije tomando otro pedazo de la crepe, estaba deliciosa.
- Bueno aparte de que vengo muy a menudo, estuve viviendo algún tiempo en la india, mi padre trabajaba en la embajada de Estados Unidos en la india, así que viví allí unos años cuando era niña. Luego nos mudamos a México y finalmente mis padres se establecieron en España, hasta hace dos años, que mi padre se jubiló y regresaron a Jacksonville.
- Así que también entiendes de comida mexicana? –dije sonriendo.
- Si, así que cuando quieras podemos ir a un mexicano – dijo Victoria sonriente.
- Tomaré nota de la oferta – contesté yo también sonriente.
Acabamos de comer y Victoria me acompaño de regreso al hospital. Nos despedimos en la entrada y nos dimos los teléfonos.
- Gracias por la comida, ha sido muy agradable – dije despidiéndome en la puerta del hospital.
- Gracias a ti por aceptar – contestó Victoria sonriente.
Nos quedamos mirando a los ojos, y no sé cómo pasó pero ella se acercó y me besó en los labios. Yo no la detuve y me quede ahí parado sintiendo el roce de sus labios contra los míos. Era una sensación agradable y placentera.
- Adiós Edward – dijo alejándose.
- A diós Victoria – conseguí decir.