Haciendo Elecciones (+18)

Autor: skuichy
Género: + 18
Fecha Creación: 26/01/2012
Fecha Actualización: 19/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 39
Comentarios: 248
Visitas: 145625
Capítulos: 54

Todo comenzó con una atracción; me gustabas, quería cazarte. Ambos teníamos pareja, así que sólo era eso, un juego. ¿Pero que pasa cuando uno de los dos quiere más? El juego deja de serlo y una terrible verdad queda sobre nosotros. En el amor las cosas nunca son fáciles, claro tampoco nadie me advirtió que serían así de difíciles.

 

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Capítulo 7: Juegos

**Bella POV**

Por la mañana desperté desorientada por un momento no ubicaba esa habitación blanca enorme con grandes ventanas y entonces, su olor me recordó todo lo que habíamos vivido… pero ¿en dónde estaba? Enredándome entre las sabanas busqué por la habitación sin éxito. Pena embargo mis pensamientos, seguramente esto solo había sido algo que le pasaba todos los días y yo ¿Qué esperaba, desayuno en la cama? Contuve un estúpido sollozo y cuando iba a tomar mi celular me encontré con una nota debajo de el.

Bella me fui a la oficina para no levantar sospechas, tómate el tiempo que quieras y nos vemos más tarde, besos... Edward.

Sonriendo, me vestí torpemente. Y me sentí observada aunque nadie me estuviera viendo mientras tomaba un taxi rumbo a mi departamento. Al llegar me sentí un poco abrumada por lo ocurrido, pero el hecho de que Jake no estuviera logró que me mantuviera firme en lo que ya había decidido. Dejaría que las cosas pasaran como tenían que pasar, miré el reloj y ya eran pasadas las 10. ¡Maldición!

Me apresure a bañarme, tampoco porque mi jefe me diera permiso de llegar tarde, llegaría a la comida, no encontraba que ponerme quería gustarle siempre, así que mientras rizaba levemente mi cabello sonreí. Sí, quería gustarle, y esperaba que no fuera un delito mientras abrochaba mi camisa negra, los jeans vaqueros me quedaban algo justos, los acompañe con unos zapatos altos para quitarle un poco la informalidad.

Al llegar al trabajo Victoria estaba en el recibidor y me miró con mala cara.

— ¿Qué horas son estas de llegar Bella? —Pensé que responderle, la frescura de mi cara no ayudaba en nada con algún pretexto... —Tienes suerte de que el señor Cullen está curiosamente de excelente humor, apúrate no vaya a cambiar su estado. —Murmuró y volvió su vista a unos papeles.

Sonreí al pensar en Edward feliz.

Claro yo también lo estaba, toqué la puerta nerviosa. Una cosa era lo que anoche había pasado y otra afrontarlo, abrí la puerta con dedos temblorosos y tragué compulsivamente al verlo. Al fondo mirando por la ventana estaba mi adonis personal el cual sonrió de oreja a oreja al verme. Me giré sonriendo cual babosa y cerré la puerta detrás de mí con mucho cuidado, cuando volví a girarme para verle, su enorme estatura ya cubría toda mi vista, parpadeando deslumbrada, inhalé su aroma y cerré mis ojos. Dios, lo deseaba de nuevo.

Unas pequeñas risitas me hicieron abrir los ojos y me topé con esa sonrisa torcida tan peculiar en él. Me estremecí de manera ridícula mientras él pasaba su mano entre mi brazo y mi cintura para poner el seguro a la puerta.

—Más vale prevenir que lamentar. —Susurró y luego me sonrió mientras yo sentía esa sensación cálida recorrer todo mi rostro sin duda sonrojándome cual idiota. 

Él dio unos pasos hacia atrás y me miró lentamente sin reservas, haciéndome sentir de lo más incómoda, mordí mi labio, nerviosa.

—Te vez hermosa... — ¿Qué? Mientras salía de mi propio shock, caminó hacia mí y luego   introdujo una de sus manos en mi cabello y me acerco a él.

Nos besamos despacio, muy lentamente mi cuerpo y sus reacciones, otra vez me sentía arrastrada por el deseo como si me hundiera lentamente en arenas movedizas… muy poco tiempo duro el beso para mi gusto, ya que se separó y aspiró mi cabello.

—Hueles delicioso… a fresas —bajó su cabeza hasta mi oído y susurró endemoniadamente seductor —Me vuelves loco —Me estremecí ya que él me volvía más que loca ¿Qué no se daba cuenta?

Caminó hacia su escritorio con su sonrisa socarrona sin quitarme los ojos de encima.

—Vamos a comenzar a trabajar esta semana tendremos algunas actividades.

Así pasamos el día entre caricias disimuladas. Cuando le entregaba documentos, uno que otro besó cuando le mostraba los estados financieros en la computadora. Mientras yo no me podía quitar una estúpida sonrisa de mi rostro, hacia tanto tiempo que no me sentía tan feliz tan….

La realidad me golpeaba, aún y con todo esto me repetía a mí misma que tenía claro que Edward y yo solo estábamos jugando él quería a Jessica y yo a Jacob. Sí.

Por la tarde ya casi para salir sonó el teléfono y me apure a contestarlo. — Oficina del Director Cullen.

—Hola que tal, ¿me pasas a Ed? —Una voz bastante conocida por mí, cayó cual balde de agua fría sobre mi cuerpo.

—Un momento... Edward te habla Jessica —No quería sonar molesta, pero se me había encogido un poco el corazón. Su mirada también era de sorpresa.

— Por cierto —Dije mientras le pasaba el teléfono —ya me voy, nos vemos mañana. —  Sonreí tratando en vano que mi voz lo convenciera, pero era muy mala actriz.

— Espera… —Sostuvo mi mano. — ¿Jessica? Te marco en 20 minutos —colgó —  ¿Te molestaste? —Su voz fue suave y aterciopelada,  sonó como una caricia.

—No Edward para nada, habíamos quedado en esto ¿no?, Jake también llega mañana por lo que me iré a mi hora de salida en esos días. —Frunció el ceño —No creo poder quedarme tiempo extra... —Su mirada se volvió felina.  Sin embargo su voz fue seductora cuando habló.

—Muy bien, entonces ¿estamos bien? —Dijo con una sonrisa traviesa mientras rodeaba el escritorio para acercarse a mí.

—Sí. —Respondí mientras me sentía acechada como presa.

— ¿Y a que se dedica Jake?

— Ahmm él estudia leyes... espera ser un exitoso abogado de hecho ya le va muy bien.

— ¿Espera? ¿Aún está estudiando? —Se paró a pocos centímetros de mí.

— Sí, ¿por qué? —Espeté de pronto ofendida por su tono.

— ¿Por qué alguien tan lista, hermosa, sensual, —Jaló de mi cintura y nuestros pechos quedaron totalmente pegados, ya comenzaba a batallar para respirar…—como tu… esta con un tipo que no ha terminado ni la carrera? —Pasó su pulgar por mis labios y me estremecí —De seguro no te trata como una princesa…

—Son asuntos personales que no tengo porque contarle señor Director —Me gire molesta y el volvió a girarme a su cuerpo tomándome la cintura fuertemente, vi su boca y me sentí terriblemente excitada esto no estaba bien ¿Cómo podía ponerme así al más mínimo roce?

— ¿Y si te obligo a contármelos? —Su voz sonó aterciopelada y como un mandato endemoniadamente sensual. Me vi en la necesidad de tomar más aire de pronto ya me sentía como si me estuviera ahogando.

—No… no creo que puedas obligarme Edward yo… yo... —Parecían divertirle mis reacciones porque no dejaba de sonreír mientras tomaba mi mentón para mirarme. Sus ojos verdes y seductores me hacían sentir tan pequeña, que no pude defender mi posición. Quedando cual pequeño ratón frente a un enorme gato.

—Ahh Isabella eres tan transparente, ¿en verdad crees que te obligaría a contármelo? —Asentí y él soltó una risita. —Definitivamente me vuelves loco. —Ridículamente suspiré aliviada, en verdad no había entendido que era un juego y creí que me obligaría.

Sus manos se aferraron a mi cintura he inclinándose me estampó un beso apasionado. Mis labios encontraban perfectamente su lugar en sus labios suaves y finos. Subí mis manos y atraje su rostro más hacia a mí, él deslizó sus manos recorriendo lentamente mi estómago buscando en mi camisa las pequeñas aberturas entre los botones y comenzó a introducir los dedos en ellas, desabotonándola lentamente, luego subió sus yemas de los dedos hasta llegar a mi sostén, jugueteó con sus dedos rozando levemente el encaje y comenzó a darle ligeros masajes a mis senos. Mis pezones respondiendo a sus caricias se endurecieron. Suspiró y dejó de besarme, cuando abrí mis ojos me topé con su ardiente mirada y con una sonrisa malévola me jaló hasta un sillón donde se sentó.  Me atrajo hacia su cuerpo para que me sentara a horcajadas sobre él y así lo hice.

Mientras mis manos se mezclaban en el bronce de su cabello, él deslizaba sus manos por todo mi cuerpo. Como pude le quité su saco y su camisa sintiendo el calor de nuestros pechos, pasando lentamente mis dedos por su musculoso abdomen, robándole un jadeo mientras acariciaba mi espalda con suma lentitud. La noche pasada no había tenido tiempo de verlo detenidamente, Edward era más hermoso de lo posible, el sol le arrancaba brillos tenues a los vellos de su piel y sus brazos que se ondulaban mientras me acariciaba marcaban sus músculos. Fascinada comencé a besarle el cuello, quería lamerlo todo, pasándome por su oído donde introduje mi lengua le di un pequeño mordisco.

—Se te va hacer tarde... —Susurré y por dentro sonreí. Se le haría tarde por culpa.

Se estremeció pero no contestó. En cambio se giró para recostarme sobre el sillón, con sus ojos cargados de deseo, oscurecidos un poco dejándome sin aliento. Comenzó quitarme el pantalón con urgencia y subió besando mis tobillos luego mis rodillas, siguió su curso lamiendo mis muslos, deslizó mi ropa interior y me separó un poco más las piernas.

Mordí mi labio conteniendo todas las sensaciones que me embargaron.

—No…—Jadeé —estamos en la oficina.

—Eso te pasa por hablarme endemoniadamente sexy.

Comenzó a lamer mi ingle derecha y luego la izquierda, solté un jadeo ante el contacto de su lengua con mi intimidad y escalofríos de calor recorrieron todo mi cuerpo. Moviendo su lengua en círculos comenzó a torturarme. Apreté los cojines del sillón para evitar que se me saliera un grito de placer, con cada rose lo deseaba más dentro de mí, y como si leyera mi pensamiento, introdujo uno de sus largos dedos y no pude evitar soltar un pequeño gemido cuando su dedo pulgar comenzó a mover mi clítoris. ¡Maldición! si seguía así no podría contenerme más y me pondría a gritar como una loca. Jalé de su cabello para que parara y pareció comprenderme cuando subió nuevamente besando mi vientre, me enderecé para poder quitarle el pantalón, ya no podía esperar más y no me importaba parecer una estúpida ansiosa.

Me ayudo poniéndose de pie y cuando por fin lo logré, me levanto con esos brazos tan bien torneados y musculosos, colocándome encima de él. Seguimos besándonos mientras yo hacía movimientos hacia adelante y atrás para frotar nuestros sexos, me miró a los ojos y me hundí en sus pozos llenos de deseo. Tomó su erección y sin dejar de verme la guió hacia mi entrada, entrando de un solo y fuerte tirón. Gemí fuerte por el placer sin poder contenerme más.

¡Maldición! poniendo mis manos en mi boca, abrí mis ojos asustada. Él sonrió pagado de sí mismo y retirando mis manos acercó su boca para silenciarme. Luego me libero de su sabor  besando mi cuello.

—Estamos en horario… de… trabajo señorita Swan —Susurró con esa maldita voz seductora y sin poder contenerlo un escalofrió recorrió todo mi espalda. Giré su rostro a mi boca.

—Lo lamento Señor Cullen… no… era mi intención… —Respondí entre jadeos siguiéndole el juego.

Ondule mi cuerpo tomándolo más profundo y apreté de nuevo su hermoso cabello mientras fundíamos nuestros labios, nuestras lenguas danzaban en el más dulce de los placeres. Comencé a moverme de arriba hacia abajo y él me ayudo impulsando mi cuerpo agarrándome de los glúteos, cada movimiento era delicioso,  cada rose de su boca en mi piel me hacía sentir sensaciones inigualables, esto no podía ser posible ¿qué me estaba haciendo este hombre? Lo escuche gruñir de placer, mientras echaba mi cabeza hacia atrás arqueándome, dejando que mi cuerpo y mis deseos tomaran las riendas mientras él mordía mis senos que brincaban de un lado a otro con nuestros movimientos.

—Creeo que hiciste mal unos ajustes —Embistió con fuerza.

—Habrá que co... rregirlos —Me moví con más fuerza sobre su cuerpo.

Ya no podía más, sentí cuando los dos íbamos a llegar al clímax por lo que busque su boca para ahogar nuestros jadeos, él me apretó fuerte contra su espalda mientras mi cuerpo convulsionaba sobre él.

Apoyé mi cabeza sobre su hombro, mis pechos subían y bajaban rápidamente aún no controlaba mi respiración, sin embargo me incliné hacia su oído y le susurré.

—Ya… pasaron… más de 20 minutos...

—No me importa. —Respondió apretando más mi espalda y dándome besos en el cuello y en mis hombros.

Me alegraba que no le importara pero ya tenía que irse, así que me enderecé. Poniendose de pie junto conmigo, me sujetó por la cintura. Poniéndome de puntitas le di un pequeño beso que comenzó a prolongarse de nuevo cuando me aferró a su cuerpo. En verdad su sabor me nublaba la mente,  se separó de mí riéndose entre dientes y dio un largo suspiró.

—Vistámonos antes de que decía que nos debemos quedar a dormir en la oficina —Su voz sonó ronca y sus ojos esmeralda me miraron llenos de nuevo de deseo. Me solté riendo y comencé a vestirme rápido.

En el camino a mi departamento íbamos en un cómodo silencio. Edward tomó mi mano y la aspiró cerrando los ojos. Luego sonrió y me miró haciendo que me ruborizara, algo que ya se me estaba haciendo una maldita costumbre a su lado.

—No puedo creer todavía que creyeras que podía obligarte a algo Bella, ¡me ofendes!, ¿tan mal jefe soy contigo? —Movió su cabeza a los lados incrédulo.

—No, no... yo es que bueno… en realidad casi no te conozco —Susurré pensativa era cierto en realidad no sabía nada de él…

— ¿Un día me contaras como se conocieron tú y Black? —Parecía que también él quería saber de mí.

— ¿Me contaras como conociste a Jessica? —Miró al frente y frunció el ceño.

— Un día.  

— Un día entonces te contaré. — Rodó los ojos y siguió mirando al frente, sonriendo.

Al llegar jaló de mi rostro para besarme como si nunca más nos fuéramos a ver, en verdad que no entendía esto. Mi cuerpo llenó de hormonas peor que una colegiala, queriendo verlo, tocarlo, sentir su cálida lengua en mis labios. Jadeando me despegué lentamente de él ¡no podía estarme besando así afuera de mi casa!

—No sé qué me pasa contigo Bella, en verdad me gustas mucho…— Dijo entre mis labios.

—Tú también a mi Edward… pero estamos afuera de mi casa, donde los vecinos son chismosos, donde mi jefe viene a traerme y además resuelve besarme apasionadamente como si nadie pudiera vernos…

— ¿Tú lo que quieres es un jefe mandón y ogro para que dejes de faltarme al respeto? eso tendrás entonces —se puso serio. —Lamento mi comportamiento señorita Isabella entonces la veo mañana en la oficina sea PUNTUAL y hágame el favor de descender de mi vehículo y no me tome tantas confianzas le pido de favor. —Su voz sonó firme y segura, abrí mis ojos un poco asustada, creyendo que quizás le molesto mi comentario, pero una gran sonrisa se dibujó en su rostro y pude ver sus hermosos dientes. — Eres tan ridícula, bájate ya por favor o aceleraré y me perderé contigo en algún lado…

Volvió a besarme y cuando quise bajarme, batallé para salir de su vehículo. Aún mareada por las sensaciones que me provocaban sus besos, me dirigí hacia mi departamento pensando que él se dirigía con su verdadero amor…

Aferré mis brazos a mi cintura sintiendo un repentino frío. Suspiré, me estaba doliendo más de la cuenta nuestras separaciones… es solo un juego Isabella ¡un juego! Me repetí mentalmente mientras caminaba hacia adentro de mi departamento.

—De hecho uno peligroso… —Murmuré, mi celular comenzó a sonar y mi pecho se llenó de solo pensar que…  vi el número… Jake me estaba llamando…  suspiré…  Jake…

Capítulo 6: Aventura Capítulo 8: Complicaciones

 


Capítulos

Capitulo 1: Superando Errores del pasado Capitulo 2: La nueva Asistente Capitulo 3: La razón Capitulo 4: Conociéndonos Capitulo 5: La comida Capitulo 6: Aventura Capitulo 7: Juegos Capitulo 8: Complicaciones Capitulo 9: Cada quién con su cada cual Capitulo 10: Aclarando dudas Capitulo 11: Planeando nuestra salida Capitulo 12: Bora Bora Capitulo 13: A flor de Piel Capitulo 14: Frente al mar Capitulo 15: Deteniendo el tiempo Capitulo 16: De regreso Capitulo 17: El viaje Capitulo 18: Confesiones Capitulo 19: Verdades al descubierto Capitulo 20: De regreso del Viaje Capitulo 21: Malos entendidos Capitulo 22: Cuestión de tiempo. Capitulo 23: Sorpresas Capitulo 24: Haciendo elecciones Capitulo 25: Por algo pasan las cosas Capitulo 26: Empezar de nuevo Capitulo 27: Cambios Capitulo 28: Amigos Capitulo 29: Final del día Capitulo 30: Salida Capitulo 31: Salida segunda parte Capitulo 32: Cosas por hacer Capitulo 33: Las Vegas Capitulo 34: No importa el tiempo Capitulo 35: En peligro Capitulo 36: Contigo Capitulo 37: Una nueva oportunidad Capitulo 38: Un mes Capitulo 39: Impulsos Capitulo 40: Queja Capitulo 41: Cita Capitulo 42: Nada es lo que parece Capitulo 43: Confrontaciones Capitulo 44: No hay vuelta atras. Capitulo 45: Central Park Capitulo 46: ¿Qué soy para ti? Capitulo 47: Visitas inesperadas Capitulo 48: Noticia Capitulo 49: Reacciones Inesperadas Capitulo 50: Adicción Capitulo 51: Todo o nada Capitulo 52: Propuesta Capitulo 53: Transtornos Capitulo 54: Tú, mi felicidad.

 


 
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