**Bella POV**
Tome del suelo la camisa de Edward y me la puse luego me mire en el espejo para tratar de acomodar mi cabello cuando vi que…
-OHH- Edward estuvo en pocos segundos a mi lado.
-¿¿Qué pasa te lastimaste??- me preguntaba ansioso.
-Edward Cullen ¿cómo pudiste??- Le dije señalando la gran marca que me había hecho en el cuello.
-Ah… cuanto lo lamento nena te juro que no vuelve a pasar no sé porque contigo… no me puedo controlar- bajo su vista y se sonrojo –Lamento mucho haberte hecho daño- Se veía adorablemente tierno era imposible estar enojada con él.
-No te preocupes, me pondré hielo… pero… entonces ¿tú también dejaras que yo te haga unas marcas?- Volvió a mirarme.
-Todas las que quieras – Me dijo con una gran sonrisa, me puse de puntitas para besarle y él me levanto en brazos y así me llevo a la cocina donde me bajo finalmente.
-Te ves muy sexy con mi camisa – Me dijo mirándome de arriba abajo, logrando con eso que me sonrojara, quizás me vería muy ridícula en realidad no lo había pensado solo me la puse como si estuviera en mi casa… – ¿De verdad que no te cansas de excitarme verdad? – entonces si le había gustado, sonreí
-No es mi intención, provocarte esas reacciones- Me reí.
Desayunamos en calma, luego tomamos una ducha me puse un fresco vestido blanco y un sombrero de color café claro para el sol, Edward me dijo que si no quería conocer la playa, encantada le dije que sí, el agua estaba muy tibia y era cristalina caminamos un buen rato platicando de todo y luego Edward me enseño a hacer esnórquel en un pequeño arrecife de coral, los peces eran increíbles de colores maravillosos, caminamos un poco y pude ver las exuberantes laderas tropicales Edward me describía sobre la vegetación y los animales…
Hicimos un pequeño picnic y al terminar de comer nos recostamos sobre la arena muy cerca de las olas para observar el atardecer… me era muy difícil encontrar las palabras adecuadas para describir la magia que emanaba de esa isla.
-¿En qué piensas?- Me pregunto curioso.
-No puedo describirte lo hermoso de este lugar, no quiero que nunca acabe el día...- suspire
-Eso tiene remedio, puedo atarte a la cama para que no regreses a Nueva York, puedo decir que te secuestraron, los accidentes pasan…-
-Creo que al liberarme te metería en graves problemas con Jake…-
-Bella... – Me dejo de abrazar, se sentó doblo sus rodillas y puso ahí sus brazos extendidos mirando al mar, me senté también yo cruzando mis piernas – Creo… que ya no puedo vivir sin ti, te juro que no fue mi intención confundir nuestros encuentros con amor, pero cada día que pasa me doy cuenta de que ya me es imposible estar lejos de ti…-
Me subió un cálido rubor hasta las mejillas y no podía dejar de contemplarlo, a mi me pasaba lo mismo exactamente lo mismo pero…
-¿Y Jessica?...- Giro su vista hacia mí.
-He terminado con ella antes de venir contigo aquí-
-¿Que tú qué? Apenas pude hablar
-No tenia caso seguirme engañando con que la amaba, deje de quererla desde el primer momento en que estuvimos juntos, no te voy a negar que siempre será como un ángel para mí y que antes de terminar me hizo pensar en muchas cosas pero no puedo amarla, porque mi corazón ya te pertenece a ti- Me perdí en el color esmeralda de sus ojos, resaltaban aún más con el color del agua, eran sinceros y cálidos, Edward había dejado a Jessica… por mí - No tienes por qué responderme en este momento- Dijo al notar mi silencio - como te dije la primera vez que toque tus labios, toma de mi lo que quieras o nada en absoluto si eso te parece mejor yo te amare sin miedo, sin reservas me entregare a ti aunque sepa que quizá me hieras, como todas, como siempre… aún así prefiero eso a no amarte -
Eran demasiadas emociones encontradas en ese momento, por un lado aún quería a Jacob pero por el otro tampoco podía ver mi vida sin Edward estire mi mano hacia su cara y él se recostó en ella cerrando sus ojos, me acerque más a él y lo atraje fieramente hacia mi boca, no quería verle sufrir, debía prometerme a mí misma tomar ya una decisión solo quería que entendiera que también le amaba y que mi cuerpo se lo gritaba en cada toque, en cada beso en cada momento que estábamos juntos. Unas lágrimas rodaron por mis mejillas.
-Ayúdame a olvidarlo… ayúdame a olvidar mi propio nombre- Musite entre sus labios.
Me recostó sobre la arena correspondiendo la urgencia de mi beso, saboreaba su piel recorriendo cada centímetro de su rostro, él me sujetaba fuertemente de la cintura besaba las lágrimas que habían salido de mis ojos, las olas alcanzaban nuestros cuerpos mojando nuestras ropas, pase mis manos de su rostro a su pantalón desabrochándolo con dificultad por lo pegado que estábamos, se enderezo ayudándome a bajárselo un poco, subió mi vestido solo lo suficiente para entrar en mí con delicadeza, seguía besando mis pómulos mis labios, las olas iban y venían aliviando el calor tan intenso de nuestros cuerpos, la velocidad se hacía presente después de varios embates más, él me hacía alcanzar todo tipo de felicidad no solo física también como persona, comencé a gemir incontrolablemente por lo que busco mi boca para silenciarme supongo que no éramos los únicos en la isla pero con él no me importaba nada, empuje mi lengua para enredarla con la suya, mis manos recorrían una y otra vez su espalda mojada, la sensación de su cuerpo mojado y hermoso eran mucho para mí, enrede mis manos en su cabello y llegue a mi orgasmo arqueándome de placer, solo él podía ponerme al límite, solo él podía hacer que olvidara cualquier cosa.. Sentí cuando con un gemido que reprimió contra mi hombro alcanzaba también su orgasmo y las olas ayudaron a nuestros cuerpos a relajarse duramos así solo unos minutos más, se paró de pronto y extendió su mano hacia mí, la tome para levantarme y me cargo en brazos
-¡Edward! ¿Qué haces?- Me reí y él se giró, contemple ocultarse el sol entre sus brazos, todo era perfecto.
-Eres mi fuerza, mis ganas, mis sueños, eres mi fortaleza, mi espíritu, mi valor, eres mi compañera, amiga y quiero ser todo lo que tú eres para mí-
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