Haciendo Elecciones (+18)

Autor: skuichy
Género: + 18
Fecha Creación: 26/01/2012
Fecha Actualización: 19/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 39
Comentarios: 248
Visitas: 145647
Capítulos: 54

Todo comenzó con una atracción; me gustabas, quería cazarte. Ambos teníamos pareja, así que sólo era eso, un juego. ¿Pero que pasa cuando uno de los dos quiere más? El juego deja de serlo y una terrible verdad queda sobre nosotros. En el amor las cosas nunca son fáciles, claro tampoco nadie me advirtió que serían así de difíciles.

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 50: Adicción


 

 

**Edward POV**

No expliqué a Demetri y Félix el por qué quería irme, ni tampoco hicieron ademán por preguntarme… o eso creí. Llegué a mi departamento y saqué uno de mis autos, sólo había algo que me moría por hacer más que nada en el mundo.

Emborracharme hasta morirme.

Ahora, no había nada que pudiera impedirme hacerlo. Conduje hacia el bar Bungalow 8 en la calle Chelsea. Me gustaba ir ahí porque era sumamente privado, de hecho, casi se me hacía pretensioso. El personal manejaba una política muy estricta para dejar entrar clientes, por lo tanto, era muy difícil que la prensa o cualquier persona extraña pudiera tener contacto conmigo.

—Señor Cullen. —El joven mesero me reconoció al instante, esbozó una sonrisa y me ofreció una mesa, apartada y privada. — ¿Qué le sirvo hoy? Es un gusto tenerlo de regreso…

—Una botella de The Macallan Fine and Rare Collection.

 — ¿Qué reserva prefiere? ¿1926, la de 60 años?

—Sí por favor. —Murmuré restándole importancia.

En cuestión de segundos la botella estaba frente a mí. Miré la copa vacía, quizás no debía hacerlo. ¿Podría parar? Me serví la bebida de whiskey escoses. Lentamente, acerqué mi nariz hacía el vaso y el olor se coló por mis fosas nasales, en instantes, la boca se me hizo agua.

…”Sé que tú tampoco me has olvidado, si lo hubieras hecho, no te habrías entregado a mí de la forma en la que lo hiciste en tu departamento”…

Respiré hondo, se habían acostado en la misma cama que habíamos compartido. Hacia… ¿tan sólo unos meses? No lo pensé más tiempo, di un largo sorbo. El sabor se sintió como una droga deslizándose por mi lengua. Cerré los ojos y me sacudí con violencia, como si mi cuerpo despertara de un enorme letargo.

…”Hace pocos meses en tu departamento, hicimos el amor con todo el frenesí que sentíamos el uno por el otro. No sé, por qué no quieres darte cuenta de que aún sientes algo por mí”…

Ese perro, recorría las delicadas facciones de mi Isabella casi con devoción. ¿Así la tocaba mientras tenían sexo? De sólo imaginarla en brazos de ese cabrón, me daban ganas de vomitar.

Entre pensamientos, me tomé más de media botella casi sin darme cuenta. Después de todo, Jane tenía razón, era una persona adictiva. Todo lo veía rojo mientras mi furia se extendía como lava hirviendo por mis venas. Ahora todo,  estaba tan claro.

—Sabía que ibas a estar aquí. —Cerré los ojos al escuchar la voz de Demetri, ¡joder! era como un maldito acosador—. Edward, si sigues así por lo que sea que escuchaste, permíteme decirte que eres un pendejo. —Su voz fue profunda, se sentó frente a mí y apartó la botella. —Nadie te tiene escuchando conversaciones como vieja chismosa.

—Quiero. Qué. Te. Vayas. —Separé las palabras, mirándolo de forma furibunda. No estaba para bromas y sí para peleas.

—Haz recaído Edward, ¿por qué? —Respiró hondo, aún lucía su traje oscuro y se había quitado la corbata—. Ibas muy bien, ya tenías un par de meses limpio. ¿Por qué jodidos estás así? ¿Qué pasó en el restaurante? —Respiré hondo y le conté brevemente lo que había escuchado, negó varias veces con la cabeza y se sirvió una copa. —Quizás debiste quedarte a escuchar el resto.

— ¿Acaso querías que matara a Black frente a todos? —Pregunté con una media sonrisa.

—No, pero pienso que quizás te precipitaste… debiste quedarte a escuchar toda la historia, calmarte y pedir una explicación. ¿Por qué no puedes confiar en Bella?

— ¡Porque claramente estaba mintiéndome! —grité frustrado—. Dijo que no dejó de pensar en mí ni un sólo minuto, pero a la primera oportunidad… se acostó con el perro. En… en nuestra cama… —Murmuré cerrando los ojos. —Trato de confiar en ella todo el tiempo. Te juro que lo intento de forma desesperada. He creído cada cosa que me ha dicho, desde sus motivos para abandonarme, las fotos de ella y el perro…  pero ahora esto…

—No lo entiendo. —Dijo Demetri.

—Jacob Black es como un lobo, es muy listo… —respiré hondo, ahora quería vomitar— se acostó con Isabella, la tuvo en sus asquerosas garras, se hundió en ella… —solté el aire bruscamente, porque esa imagen, era la que más me atormentaba.

—Eres tan absurdo.

—Mientras que la pobre, —dije ignorándolo— no sabía qué decisión tomar. No puedo con esto, y tampoco… —solté el aire bruscamente— puedo evitar preguntarme, si ese bebé… es realmente mío. —Demetri abrió los ojos de par en par, mirándome como si me hubiera salido otra cabeza.

— ¿Qué rayos estás diciendo? ¿Cómo puedes decir algo tan delicado como eso? ya déjate de estupideces. —Levantó la mano llamando al mesero, para pedir la cuenta.

—Tienes razón, tengo que verla. —Espeté poniéndome rápidamente de pie, haciendo que la mesa se sacudiera, la botella se tambaleó peligrosamente, y de mi copa se derramó whiskey.

—No en este estado. —Espetó Demetri, levantándose junto conmigo. Elevé una ceja, me sentía borracho pero no lo suficiente.

—Intenta detenerme. —Murmuré mientras se dibujaba una sonrisa en mis labios.

**Bella POV**

Así pues, Jake accedió acompañarme a casa saliendo del trabajo. No iba muy convencido en ayudarme a decirle a mi papá que Edward y yo, nos íbamos a vivir oficialmente juntos. Pero lo necesitaba, Jake tenía una manera asombrosa de explicar un punto y ganar. No por nada era abogado, así que ¿quién mejor que él para ganar un caso frente a Charlie Swan?

—Y… ¿qué ha sido de Jessica? —Murmuré en el auto de Jake, tratando de restarle importancia; Jacob trabajaba con ella y me interesaba saber que andaba haciendo.

—Pues… siempre se ha portado extraña. Hace mucho que no se ve por la empresa, he escuchado el rumor, de que se retiró por un tiempo. —Se soltó riendo—. Ya sabes cómo son los rumores: que está deprimida, que se tomó un año sabático, que se volvió loca…

—Jake, hablando de personas que se van a volver locas… —susurré viendo a mi papá regando mi viejo árbol. Él nos vio llegar y se aproximó a nosotros.

— ¡Jacob! —Gritó Charlie recibiendo a Jake con un caluroso abrazo.

—Charlie, que gusto verte… —Jake correspondió a su abrazo, entramos a casa y luego Jake fue con Sue —tanto tiempo… se ven tan bien juntos.

—Oh Jake, —Sue enjugó unas lágrimas y para variar, yo me encontré llorando también —te ves tan cambiado, todo un abogado.

—De los mejores del país. —Dije orgullosa y con una gran sonrisa.

Sue había preparado unos deliciosos filetes para recibir a Jake. Mi papá, se veía visiblemente asombrado al escuchar hablar a Jacob, yo mejor que nadie sabía la imagen que mi papá guardaba de él: el chico rudo en motocicleta, que se negaba a estudiar, que “se robó a su hija” como solía decir. En cambio ahora, con su traje azul pálido, su camisa gris y corbata oscura, estaba rodeado por otro aire. Uno similar al de Edward, su sonrisa brillaba con entusiasmo, se había dejado un poco de barba que oscurecía su perfecto rostro.

Tan grande como siempre, Jake, apenas y cabía en mi pequeño comedor. Pareciera como si estos últimos meses, se hubiera ejercitado de más. Estábamos comiendo y charlando cuando de pronto, unos fuertes golpes irrumpieron nuestra cena haciéndome dar un respingo.

—Será mejor que vaya a ver quién es. —Murmuró Jake, mi papá asintió sin prestar mucha atención ya que, cuando estaba comiendo, era como hablarle a la pared.

—Yo voy contigo. —Susurré poniéndome de pie.

Al abrir la puerta, me quedé sin aliento. Edward estaba ahí, su estatura de más de 1.90 superaba por muy poco el cuerpo de Jacob. No llevaba corbata, la camisa blanca abierta de los dos primeros botones, estaba desfajada de sus pantalones de vestir. Sus ojos verdes, se volvieron casi violentos al ver a Jacob

—Edward… —susurré. Todo el aroma a licor que desprendía, golpeó mi nariz haciéndome sentir nauseas.

— ¿Qué jodidos haces aquí? —Bramó Edward enfurecido mirando a Jacob.

—Estoy de visita. —Espetó Jake sin intimidarse, poniendo su cuerpo ligeramente más adelante de forma protectora.

— ¿Ahora se ven mientras estoy de viaje? —Preguntó con desdén, mirándome con facilidad sobre el hombro de Jake.

Me moví de forma que quedé entre esos dos grandes hombres. Toqué el pecho de Edward, él me miró con una especie de mueca que oscilaba entre el asco y una creciente incredulidad. Retrocedió torpemente un paso hacia atrás. Su mirada me caló hondo, pero me aseguré a mí misma haber malinterpretado su reacción.

—Cielo, ¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no me avisaste?... —Balbuceé nerviosa, buscando en sus ojos, algún destello de calidez, del amor con el que siempre me miraba. —Tú… ¿bebiste? —susurré nerviosa.

— ¿Avisarte? ¿Para qué? —Arrastró las palabras, sus ojos normalmente verdes y profundos, ahora lucían secos y oscuros.

Los míos, se llenaron de lágrimas al ver que estaba visiblemente borracho, ¿por qué? Esto no era bueno, él no debía beber, ¿qué está pasando? Las ideas se agolpaban en mi mente una tras otra, nunca lo había visto así de mal. Era como estar frente a otra persona… fría y vacía, respiré tratando de controlarme.

—Para ir por ti amor… —Balbuceé. Mirándolo, mi respiración se aceleró.

 —Para no encontrarte con Black, querrás decir. ¿Acaso interrumpí otro encuentro con frenesí que estuvieran teniendo? —Se encogió de hombros—. Si quieres puedo irme. —Sonrió. Lo miré sin comprender sus palabras.

— ¡Eres un estúpido! —Jacob bramó dando un paso hacia él, apartándome ligeramente de entre los dos. —Y sí, lo mejor es que te largues.

—Ee…dward… yo… —retorcí las manos con nerviosismo mientras lo miraba —Jake, vino por que lo invité a cenar, no creas que por qué…

— ¿Por qué quizás me quieras ver la cara de imbécil? —Interrumpió— ¿Eso quieres decir?—Gritó furioso. Mi corazón bombeó con fuerza, las palabras que pensaba decir, se quedaron atascadas en mi garganta. —Los escuché en la mañana, en el restaurante, hablando de su tórrido romance…

Sus palabras se repitieron lentamente en mi cerebro. Y entonces, como un rompecabezas, todo encajó. Mi corazón cayó diez metros bajo tierra,  ¿por qué nos había escuchado? ¿Por eso había bebido?

—Oye idiota, ¡no tienes derecho hablarle así a Bella! —Jacob lo empujó furioso, cerré los ojos, recordaba también el temperamento de Jake y podría fácilmente estallar con lo que Edward estaba haciendo.

— ¡Tu cállate maldito perro! —Edward lo empujó de vuelta, haciendo que Jake tropezara hacia atrás, cayendo.

Miré con horror cuando los ojos marrones y cálidos de Jake, se volvieron lacerantes y salvajes. Se levantó furioso,  empujó a Edward haciendo que ambos cayeran al piso, envueltos en una tormenta de golpes, comencé a jadear nerviosa. Quería pedir ayuda, pero estaba terriblemente asustada, no podía si quiera hablar. Gracias a Dios, Charlie apareció, pero no podía separarlos, un auto llegó haciendo un rechinido de llantas, y   Demetri se bajó rápidamente. Entre mi papá y Demetri pudieron a duras penas separarlos. Un hilo de sangre bajó por la comisura de los labios de Jake, Edward tenía abierta una ceja, y yo casi me desmayo.

—No puedo creer que la sigas buscando… —Bramó Edward mientras se sacudía con violencia del agarré de su amigo. Lo miré horrorizada, Demetri no iba a poder detenerlo. De pronto, Edward me miró y se calmó, una sonrisa llena de maldad se dibujó en su perfecto rostro—. Aun sabiendo que está esperando un hijo mío.

Entonces, todo el nerviosismo que sentía, fue sustituido por una incontenible ira.

— ¡Edward! —Grité cerrando las manos en puños—. ¿Cómo has podido decirlo? —Sollocé  indignada. Eso me correspondía decirlo a mí, bien sabía que yo no había conseguido decirle a mi papá, ni a nadie.

— ¿Qué ocurre Isabella? ¿Qué acaso no pensabas decirle nada a nadie? —Preguntó Edward, en un tono plano y seco—. O acaso, ¿no estás segura de algo? —Escupió las palabras.

Pude ver la cara de Jacob, oficialmente, le había roto por completo el corazón. La expresión de Charlie, llena de asombro al principio pero después, fue remplazada por una súbita furia. Sue me abrazó y hasta ese momento, me di cuenta de que estaba temblando.

—Eres un imbécil. —Murmuró Demetri, soltando a Edward con una ligera mueca.

Edward se sacudió un poco la camisa, se veía feroz y agresivo. Volvió a buscarme con la mirada, en sus ojos no había arrepentimiento, por el contrario; dudas, asco, incredulidad, eso y muchas otras cosas reflejaban. Solté el aire, que había estado conteniendo. Nunca lo había visto tan lleno de rencor y odio. Este no era mi Edward. No encontré mi voz para decirle nada mientras una terrible verdad, se estaba formando en mi corazón.

—Yo… no sabía que estaban esperando un hijo… —Balbuceó Jake, pude ver como tragaba saliva para aclararse la garganta, se limpió la comisura de los labios pero la sangre siguió brotando, ensuciando su impecable camisa azul—. Por la mañana, desayuné con Bella. Me dijo que se irían a vivir juntos. Me invitó a cenar, porque necesitaba ayuda para explicárselo a Charlie. —Miró a mi papá, quien a su vez le devolvió la mirada con algo de enojo, Edward frunció el ceño. —Espero, que realmente este tipo te aprecie y te pueda hacer feliz Bella —Espetó Jake mirándolo con resentimiento.

—Tal vez tú la puedas hacer feliz, —murmuró Edward con una sonrisa— de hecho, pueden ser muy felices… los tres. — ¿De qué estaba hablando? Simplemente no podía entenderlo.

—Escúchame bien bastardo, —murmuró mi papá, caminando hacía Edward realmente molesto, pero Edward no apartó su mirada de mí — ¿Estás dudando que el hijo que espera Bella sea tuyo? —Preguntó Charlie. Edward cerró los ojos y mi estomagó dio un vuelco.

— ¿En serio piensas eso Cullen? —Preguntó Jake con incredulidad.

— ¿Y qué se supone que piense? Escuché toda tu declaración de amor hace unas horas ¿sabes? —Espetó furioso. —También la parte donde se entregaron con frenesí, así que tengo mis motivos para pensar que ese hijo no sea mío.

Abrumada, la cabeza comenzó a darme vueltas y me fui desvaneciendo como en cámara lenta en los brazos de Sue. No pude ver nada más, su intensa mirada, sus horribles palabras, la humillación frente a mi padre… me sentí sobrepasada. Me sentía como una verdadera basura, ¿Por qué Edward podía pensar algo así? ¿Por qué había bebido? Peor aún, estaba dudando de mi amor por él. Edward seguía en la misma postura, mirándome como a una completa desconocida y vi, que realmente eso creía. Que mi bebé no era suyo, que podía ser de Jake. De pronto, el malestar que sentía me embargo por completo, sentí débiles los ojos y no pude seguir viendo mientras todo se volvía negro.

**Edward POV**

¿Qué Jacob había venido a ayudar a Isabella? Sabía el trabajo que le costaba a Bella hablar con sinceridad frente a Charlie, pero ¿Jacob aquí para ayudarla? ¿Qué tenía que ver eso, con su declaración de amor que hacía apenas unas horas le había hecho? ¿Qué tenía que ver con su frenético encuentro en el departamento? Miré a mi alrededor, definitivamente esto no era una cita. Más bien era… una cena. Charlie me fulminaba con la mirada, Jacob aún estaba sangrando… 

—Escúchame bien bastardo, —murmuró Charlie parándose delante de mí pero yo sólo podía ver a Isabella — ¿Estás dudando que el hijo que espera Bella sea tuyo? —Cerré los ojos, sí. Definitivamente lo dudaba, y el pensarlo me dolía.

— ¿En serio piensas eso Cullen? —Preguntó Jacob con asombro. Abrí los ojos mirándolo lleno de odio.

— ¿Y qué se supone que piense? Escuché tu declaración de amor hace unas horas ¿sabes? —Ladré furioso—. También la parte donde ese entregaron con frenesí, así que tengo mis motivos para pensar que ese hijo no sea mío.

— ¡Ayúdame Charlie! —gritó Sue. Lentamente miré hacía ellas, Bella yacía en los brazos de Sue. Todo mi cuerpo se sacudió y sentí que al igual que ella, mi alma se estaba cayendo al suelo.

— ¿Bella? ¡Bella! —Grité mientras veía sus ojos chocolates volverse blancos.

— ¿Ves lo que has hecho Edward? Esto es pasarse de cabrón, en verdad eres un completo imbécil. —Bramó Demetri encrespado.

Nada aquí, se parecía a la realidad que en la mañana se había formado frente a mis ojos. Nada tenía coherencia. Ahora mientras Black la sostenía en brazos y Demetri, me detenía a mí para no ir con ella, me di cuenta de que había llegado demasiado lejos…

— ¿Bella? —La llamé con un hilo de voz, dejando de moverme para que Demetri me soltara. Me di cuenta, de que incluso si el bebé fuera de Black, yo no podría dejar de amarla.

—Esta inconsciente, idiota. —Murmuró Jacob.

—Será mejor que te vayas chico. —Charlie, quién seguía frente a mi, me empujó con fuerza, desgraciadamente no logró moverme ni un centímetro, aunque hubiera deseado que me golpeara el rostro. —No te quiero ver cerca de mi hija, ¿entendiste? —Respiré hondo y pellizqué el puente de mi nariz.

—Necesito  estar con ella. —Supliqué tratando de serenarme.

—No, ya bastante daño has hecho… lárgate de una vez antes de que llamé a la policía.

—Vámonos Edward. —Demetri tiró de mi brazo.

— ¡Joder no! —Bramé sacudiéndome de su agarre.

—Ella estará bien Edward, —murmuró Sue acariciando la frente de Bella— sólo se ha desmayado, regresa cuando estés más calmado. No es conveniente que sufra recaídas de este tipo…

— ¡No va a regresar! De ninguna manera Sue. —Ladró Charlie furioso, sus ojos del color de Bella, me hicieron parpadear. Decidí no tentar más las cosas y me di la media vuelta, necesitaba calmarme pero de nueva cuenta, lo único que quería era otro trago.

Mientras iba en el auto, perderme de la vista de Demetri fue toda una travesía, logré maniobrar a toda velocidad por la interestatal hasta que me perdió el paso. Mi celular comenzó a sonar, lo ignoré. Fui a otro bar que Demetri no conocía, el Cain.

Al principio, no querían dejarme pasar. Mi aspecto, seguramente era el de un vagabundo, pero nada pudieron hacer al mostrarles mi identificación, donde venía mi nombre. Con recelo, me dieron entrada y estúpidamente, me cobraban todo antes de servirme, ilusos. Con este servicio jamás volvería.

Recuerdo haber bebido una botella de Cognac Martell, algunos tragos y luego irme. Estaba seguro de que podía controlar esto. ¿Después de todo había logrado irme, no? Por la mañana, desperté en mi habitación, el dolor de cabeza no era tan fuerte. Sonreí satisfecho con no haber recaído y ahora, que estaba más calmado, tenía que hablar con Bella.

— ¿Qué deseas Edward? —Preguntó Bella secamente, del otro lado de la línea.

—Quiero que hablemos de lo que escuché.

— ¿Ahora quieres hablar? Pues yo no. —Espetó. Respiré hondo.

—Isabella escúchame…

—No, escúchame tú a mí. ¿De verdad crees que el bebé es de Jake? —Preguntó furiosa.

—Dime, ¿se acostaron? ¿En la cama que tú y yo compartimos?

—Te pregunté algo Edward, ¿lo crees o no? —no respondí, no sabía que decir, todo era tan confuso… —dicen que el silencio vale más que mil palabras, ¿O no?

—No es eso pero entiéndeme, tengo derecho a tener mis dudas…

—Adiós, Edward. —Murmuró, su voz que normalmente era cálida y dulce, ahora era fría y afilada.

— ¿Qué quieres decir con adiós? Todavía no me has respondido nada. —Pasé una mano por mi cabello.

—Si quisiera ser dramática, te diría que este hijo es de Jacob, que no vuelvas a buscarme más. Quizás me iría a Forks y sería mamá soltera, quizás haga lo último. Pero tienes que saber que jamás le negaría a mi hijo saber que su padre… eres tú Edward. No tengo por qué mentir y si quieres, puedes hacer una prueba de paternidad en cuanto nazca. Pero de mí, puedes irte olvidando de una vez.

—Bella… espera por favor. —Colgó

En ese momento lo supe, era verdad, ella no mentía y yo era realmente un cretino. Mientras el peso de mis actos me aplastaba, intenté comunicarme de nuevo con ella, pero no contestó. ¿Por qué dije todo eso? ¿Por qué estaba dudando de que el bebé fuera mío? Lo peor fue que todo lo dije claro y en voz alta. Quería vomitar, yo era peor que un monstruo. Bella había intentado una y otra vez explicarme cuanto me amaba y yo simplemente, nunca logré creerle.

Durante los siguientes dos días, traté de comunicarme con Isabella, pero todo fue en vano. La esperé cada día afuera de su trabajo. Charlie fue todas las veces por ella, para impedirme verla. Luego, la fui a buscar a su casa y de nueva cuenta, su papá me cerró la puerta en la cara.  La certeza de que no me perdonaría, comenzó a agobiarme.

No quise ir a trabajar, en realidad no podía. Tampoco quise contestarle a Alice, mucho menos a Jane… ¿qué decir de Demetri?. Estuve yendo al bar todos los días, el deseo de beber ocupaba mis pensamientos. Al hacerlo, lograba descansar un poco de la tormenta de culpabilidad que sentía.

— ¿Lo mismo de siempre? —Preguntó el mesero, bastante servicial, por cierto. Negué sonriendo.

—Hoy quiero una botella de Jack Daniel’s.

La botella frente a mí, parecía burlarse de mi desgracia. Con la primera copa, supe que esto no terminaría nada bien, el sabor quemaba mi garganta y sacudía ligeramente mi cabeza. Haberle dicho a Isabella todas esas cosas, era lo que más me dolía. Más que su negativa a verme, más que ganarme el odio de su familia entera. Sus ojos afligidos, incrédulos… mientras yo despotricaba una y otra vez contra ella, eso era lo que me dolía. Estuve bebiendo, hasta que el último pensamiento coherente que tuve fue el mismo, Bella. Luego, todo comenzó a verse borroso, los sonidos se escuchaban lejanos. Mi cuerpo cayendo, las voces apagadas, mi corazón trasladándose a mis oídos. Luego… dolor. Mucho dolor físico, me encontré en un lugar oscuro. Cerré los ojos y rogué por quedarme ahí.

*

*

*

Un pitido molesto en mis oídos me hizo fruncir el ceño. Parpadeé confundido y quedé cegado por la luz blanca. Cerré los ojos, mi cuerpo se sentía como una gelatina, me dolía absolutamente cada terminación. Me sentía, como si no me hubiera movido en días, ¡joder!, me dolía todo. Respiré y no pude evitar sisear del dolor.

— ¿Edward? —Murmuró una voz familiar. ¿Alice? Quise hablar pero no pude, mi garganta se cerró y comencé a toser. —No, no hagas esfuerzos… has despertado. —Sollozó.

¿Despertado? ¿En dónde me encontraba? Me sentía como si un ferrocarril me hubiera pasado por encima, dos veces. Mi hermana, estaba en una silla sentada a mi lado, sujetaba con fuerza una de mis manos. Su cabello negro y alborotado, enmarcaba su rostro visiblemente afligido. La playera blanca, destacaba sus azules y llorosos ojos.

¿Qué… pa-só? —Pregunté con voz rasposa e incluso me dolió la garganta.

 —Te peleaste con Isabella, tuviste una recaída muy fuerte con el alcohol… luego… tropezaste con unas escaleras… ¿no lo recuerdas? —Sorbió su nariz mientras las lagunas mentales, pasaban como flashes por mi mente —por poco te… te mueres… —cerré los ojos mientras la cabeza me daba vueltas. —Llamaré a Bella para decirle que has despertado, además Emmett y Rosalie están aquí, querrán verte.

¿Llamar a Bella? Aun y con lo que le había hecho, ¿preguntó por mí? Los ojos se me llenaron de lágrimas pero ninguna salió de ellos, me sentía como la mierda por muchas cosas; había tocado fondo en un chasquido de dedos. Contuve un gemido cuando un escalofrió me recorrió el estómago.

— ¿Te duele? —Preguntó Alice, sólo pude asentir. —Voy hablarle a la enfermera, no tardo.

Miré mi mano, tenía una aguja conectada a un suero y varias contusiones en mis brazos. A los pocos segundos, entró una enfermera, su aspecto era de una chica joven. Su uniforme era blanco, su cabello estaba recogido en una coleta y usaba lentes.

 ¿Qué… me pasó? —Murmuré intentando incorporarme pero todo fue inútil.

—Tuvo un accidente, además de una inoculación con el alcohol. —Masculló, revisando el suero y algo… ¿en mi cabeza?

— ¿Eso qué… es? —Pregunté cerrando los ojos y respirando con dificultad.

—Bueno… es una intoxicación, por decirlo de manera más fácil. El exceso en el consumo de alcohol, alteró las facultades de su mente, el hígado se hinchó y su corazón estuvo a punto de sufrir un colapso. Si a eso le suma el fuerte golpe que sufrió al caer en su cabeza… —Suspiró mientras cambiaba mi vendaje. —Debe entender,  que el  beber cantidades industriales de alcohol —me miró con el ceño fruncido— puede provocarle úlceras, cirrosis hepática e incluso un derrame cerebral. —Suspiré y no dije nada. En realidad, recuerdo haber querido que me diera todo eso mientras bebía sin control.

**Bella POV**

—Gracias Alice. —Susurré y sorbí un poco mi nariz.

Alice, me había llamado para informarme que Edward finalmente había despertado. Tomé aire, como si en todo este tiempo no hubiera podido respirar bien. Eso era la cosa más feliz que había escuchado en estos últimos días. No importaba, que él ya no me quisiera o que se hubiera portado como un idiota, jamás podría vivir si él se hubiera… muerto.

— ¿No quieres venir a verlo? —Preguntó y cerré los ojos.

—Aún no puedo verlo Alice, me lastimó mucho… me alegra, como no tienes una idea que ya esté consiente, pero ahora simplemente… no. —Volví a sollozar.

—No te preocupes Bella… pero ¿yo sí puedo seguir yendo a verte? —Preguntó con un hilo de voz.

—Ya sabes que sí Alice, te lo prometí.

—Entonces nos vemos a las ocho, ¿está bien?

—Sí. —Colgamos.

Alice Cullen, había venido a verme a los pocos días de mi terrible pelea con Edward. Primero a pedirme disculpas por su hermano, quería que le contestara las llamadas. Después, vino para informarme de la espantosa noticia que sacudió mi mundo, ya de por si agitado. Edward había bebido, hasta literalmente… morirse. Corrí junto con ella al hospital pero me desmayé al verlo ahí, yaciendo inconsciente, visiblemente desmejorado. Sus labios estaban morados, su rostro salpicado de pequeñas cortadas, la cabeza vendada, estaba tan golpeado… que fue demasiado para mí.

Mi papá me regañó, y fulminó a Alice con la mirada al volver a casa. Gritó una y otra vez que no, cuando le informé que Alice me llevaría todos los días al hospital, hasta que Edward despertara. Charlie no quería que volviera a ver a Edward, y se estaba portando de un modo sobre protector, terrible. Podía entenderlo, era mi papá después de todo. Pero, con lo que nunca contó, fue con el carácter dócil y ligero de Alice.

Con los días, ella se fue ganando la confianza de mi papá y de Sue. Siempre traía comida, algún detalle, se empeñaba en llevarme al ginecólogo e incluía sabiamente a mi papá en todo. Los llevaba a él y a Sue a pasear, y les hablaba de sus propios padres... Esme y Carslie.

—Vamos a ver al pequeñín. —Leah Clearwater, mi ginecóloga, me sonrió cálidamente en cuanto entramos al consultorio. —Ponte la bata, Alice y yo te esperaremos aquí.

Leah, era una mujer preciosa. Su cabello negro y corto, la hacía verse quizás muy seria, pero era una dulzura. Sus ojos profundamente negros, su piel morena y brillante. Mi error, fue comentarle a Jacob sobre su aspecto, estaba segura de que la siguiente visita, se me pegaría para conocerla.

Salí tímidamente con una bata azul, la cual dejaba gran parte de la piel de mi espalda al descubierto. Leah me señaló la camilla, me cubrió con una sábana para que no me viera Alice. Cuando me pidió que abriera las piernas, me ruboricé furiosamente; colocó algo frio en gel y lo deslizó dentro de mí, en la pantalla apareció el primer ultrasonido.

—Tienes cinco semanas… aproximadamente. —Murmuró, su vista clavada en el monitor—. Él bebé, pesa menos de 30 gramos y mide 1.5 centímetros de largo… aún es muy pronto para escuchar su corazón…

—Es… ¿Es normal que sea tan pequeño? —Pregunté nerviosa.

—Claro. —Respondió Leah—. Mira, —apuntó a la pantalla— esos serán sus bracitos… y estas extremidades de acá, las piernas…

Los ojos se me llenaron de lágrimas, esto era real. Hasta hoy, no había aceptado que era real, que verdaderamente iba a ser madre. Mientras escuchaba las indicaciones de Leah en el consultorio, y Alice parloteaba en el auto sobre algunos colores con los que quería decorar una habitación para el bebé, yo sólo podía ver la fotografía en mis manos. Era sólo un pequeño botón, pero era mío. Mío y de Edward. Este bebé era real, y lo defendería con todo. El no tener a Edward a mi lado en este día, me había hecho llorar toda la noche, me había dado vergüenza con Alice las primeras veces. Ahora dejaba que me consolara.

—No puedo creer, como han cambiado las cosas en tan sólo unas semanas. —Murmuró Alice, acariciando mi cabello. Estábamos en mi alcoba, y de forma nada elegante sorbí mi nariz.

— ¿Por qué lo dices? —Murmuré.

— ¿Sabes? Edward me llamó, hace ya algunas semanas para decirme que iba a ser padre, se escuchaba tan feliz. Me hizo prometer que no le diría nada a mis papás, ni a Emmett, hasta que tú te sintieras cómoda.

—Lo siento… no sé por qué le pedí eso… —Susurré. —Estaba nerviosa.

—Luego… —continuó y sus ojos se llenaron de lágrimas —yo estaba con Jasper, nos encontrábamos en Denver. Me había acompañado a revisar algunas cosas de una de mi casa de modas, cuando Demetri me llamó. —Suspiró profundamente—. Me contó, que había sido avisado de que Edward estaba convulsionando en el suelo de un bar. —Cerró los ojos, su voz se cortó por unos momentos. Pensar en Edward, muriendo en un mugroso suelo, me cerró la garganta y un gemido se escapó de mis labios. —Jane y Demetri fueron por él, gracias a que Edward tenía registrado el número de Demetri en sus últimas llamadas…

No fue fácil enterarme de cómo habían pasado las cosas, tampoco ningún día era más fácil que el anterior. Por Alice, me enteraba de los avances de Edward. Como sus mejoras o su decisión de recluirse en una clínica, dónde ahora, recibía terapia individual y grupal. Mi papá y Sue, habían prolongado innecesariamente sus vacaciones. Mi papá simplemente no se podía ir, sabiendo que yo no estaba del todo bien. Sue me llevó con su amiga psicóloga, el sábado en la mañana pese a mis protestas.

—Hola Isabella, ¿cómo te encuentras hoy? —Mi psicóloga, Emily Young, me miraba de forma amable, la misma mirada maternal de Sue.

Era morena, cabello negro y con una pequeña cicatriz cruzando por su mejilla derecha. Su oficina estaba decorada con un gusto muy fino, en tonos claros, algunas plantas y tres sofás azules muy cómodos. Por un momento, me sentí ridícula buscando un sofá largo para recostarme.

—Bien. —Espete de una forma cortante, que incluso a mí misma me sorprendió.

— ¿Qué te ocurre? ¿Por qué te noto a la defensiva?

¿Qué, qué me ocurre? me ocurrían miles de cosas, estaba a la defensiva por qué odiaba hablar de mis problemas, me sentía ridícula.

—Bueno, en los últimos días he pasado por mucho estrés. —Comencé. —Primero por enterarme que estaba embarazada, luego porque mi novio piense que el bebé no es suyo. —Murmuré quizás de forma sarcástica. ¿Qué me estaba pasando? Yo no era así de grosera…

—Muy bien, eso es información. Empecemos por lo de tu embarazo, ¿cómo te enteraste? ¿Estaban juntos? ¿Tu novio lo tomó mal desde el principio?

Genial, ahora era el turno de recordar lo que no quería. Renée descubriendo que estaba embarazada, comencé a narrarle mi historia a Emily mientras la miraba anotar en su Ipad, todo de forma rápida.

— ¿Entonces no le has contado nada de eso a Edward? —Murmuró Emily, retorcí mis manos en forma nerviosa.

—Creo, que no es necesario andar contando todo lo que me pasa, Renée es sólo una sombra.

—Es tu madre. Empecemos por tratar esto. ¿Te parece?

—Preferiría, que nos saltáramos el tema de mi mamá. Funciono mejor cuando no pienso en ella.

—Lamento contradecirte Bella, pero no estás funcionando, el hecho de que reprimas todo, lo demuestra.

La sesión no fue fácil, por más que intentaba ocultar algo, Emily rápidamente lo identificaba. Me sentí rara al salir, por un lado enojada por verme tan expuesta, por el otro, extrañamente aliviada. Alice me recogió en cuanto la llamé, sonreí al verla en su porsche amarillo.

Sue, nos estaba esperando en casa, había hecho sándwiches. Alice trajo unas películas de terror a mi petición, no quería ver nada romántico. Sue y Charlie aprovecharon para dar un paseo y volví a sentirme mal por estropear lo que parecía ser su luna de miel. La película de zombis, no me llamaba la atención, pero fingí interés en la pantalla.

— ¿Cuándo vas a contestarle alguna llamada? —Preguntó Alice sin mirarme, tenía los ojos clavados en el televisor, viendo como un zombi se comía el cerebro de un pobre tipo.

—No quiero hablar con él Alice, —murmuré removiéndome incomoda en el sofá— no me siento lista…

—Bella… —suspiró— ya tienes, tres semanas sin hablarle. Siento que no va a progresar en sus avances, si tú sigues rechazándole…

—Ese será su problema Alice. —Respondí indignada—. Debió pensárselo dos veces antes de venir a gritarme todas esas horribles cosas. —Ella suspiró mortificada, rebuscó en su bolso y me extendió un sobre, fruncí el ceño.

— ¿Qué es esto? —Pregunté.

—Léelo, iré hacer más palomitas. —Se levantó del sofá dejándome sola.

Abrí el sobre sin mucho interés pero, arrugué la carta al ver la impecable caligrafía de Edward. Las lágrimas saltaron de mis ojos, quise negarme a leerla, pero bueno la curiosidad mató al gato, lo mismo pasó conmigo.

Bella:

Cómo no hay otra forma de comunicarme contigo, he recurrido a escribirte una carta. Estar en esta clínica, es una de las cosas más duras por las que he tenido que pasar. Te extraño tanto, que casi no puedo respirar. No tienes idea de cómo me siento, nunca pensé que pasaría todo esto. No sabes lo mucho que necesito ver tu rostro sonriente, creo que ya estoy loco hasta el punto en que anhelo dormir. Ya que es el único lugar donde puedo verte, pues siempre estás en mis sueños.

Nena, te prometo, que nunca voy a volver a joder las cosas de nuevo. Tratar de estar sobrio y no conseguirlo, es horrible Bella. Realmente, nunca me di cuenta de lo mucho que utilizaba el alcohol para calmarme, hasta ese día. He aprendido mucho sobre mí en estos días y la mierda en la que he estado viviendo. Lo siento, realmente lo siento. Sé que esto que me pasa, no le hace ni siquiera la más mínima justicia a lo que te debo, y te prometo, que una vez que te vea, voy a pedirte disculpas de rodillas si es necesario por todo lo que te he hecho pasar.

Siento mucho no haberte incluido antes en esto, sin embargo, ahora mismo no es conveniente que te busque. No me malinterpretes, me muero de ganas de hablar contigo, de tocarte, de saber de mi bebé pero, después de hablar con mi terapeuta Bree, pensamos que sería mejor, si esperaba hasta que esté un poco más estable. Mientras, estoy tratando de luchar contra el deseo de tomar, no soy yo mismo. He estado portándome irracional,  gritándole a las pocas personas de aquí de las que me he hecho amigo. Estoy fuera de control y de muy mal humor. Me han dicho que es normal, pero yo no quiero que tú me veas así, sé que ya me has de considerar un monstruo, no es necesario que lo compruebes.

Quizás tu padre tiene razón en mantenerte lejos de mí, quizás sea lo mejor nena pero, soy un egoísta y no puedo dejarte, menos ahora que vamos a tener un bebé. ¿Sabes? Hablé con Alice y le conté todo. También le dije que podía estar contigo si es que tú la dejabas, espero que no te molestes con ella por pedirle que te entregara esta carta. Estoy seguro de que si veías el remitente, la tirarías a la basura. En cuanto a mi hermana, bueno, tiene una necesidad imperiosa de estar contigo, de ver crecer a su sobrino y no pude negárselo. Espero que no te importune.

Ojala pudieras perdonarme nena, te necesito en mi vida.  Bella, te necesito como necesito el aire, pero también necesito de mi bebé. La idea de perder a alguno de los dos... me mata. Una vez pasé por eso, no pienso volver a cometer el mismo error. Haré lo que sea para conseguir lo mejor para ambos, lucharé para salir de esto y que puedas perdonarme.

Eres lo más importante para mí.

Tuyo siempre, Edward.

Secando las lágrimas de mis ojos, miré a Alice y le regalé una sonrisa sincera. Ella venía caminando con un plato lleno de palomitas y frituras.

—Gracias. —Susurré—. Quizás no debería sentirme así, pero estoy muy feliz. —Ella sonrió abiertamente y llegó hasta a mi lado para abrazarme.

— ¿Podrás perdonarlo? —Preguntó con impaciencia.

—Lo amo Alice, estoy esperando un hijo suyo… —sonreí acariciando mi vientre plano— sólo que, aún no puedo perdonarlo… pero hay algo que quiero que le des cuando lo veas…

**Edward POV**

Desperté temblando y sudando frío.

Mi corazón golpeaba dolorosamente en mis costillas, los oídos me pitaban. Estar sobrio, me estaba resultando tan difícil, que no podía entenderlo. ¿A qué hora me había convertido en… esto? No importaba que Jane me explicara cada etapa, eso no me hacía sentir mejor. Necesitaba a Bella, por primera vez en este proceso, la necesitaba realmente conmigo.

Ahora que llueve y estoy en el lugar menos apropiado para escribir esto, (una clínica de rehabilitación para alcohólicos) recuerdo lo roto que estaba la última vez que escribí para ti…

En alocadas pesadillas, te me apareces vestida de blanco. Luces preciosa, tu rostro es lo que me mantiene vivo. Sin embargo, no sonríes, sólo apareces para restregarme tu ausencia y tus motivos. Me he despertado otra vez de madrugada, con un dolor punzante y lacerante, en forma de puño, que me roba la calidez de tus recuerdos.

Con añoranza, espero una respuesta tuya, alguna señal de vida que borré lo que pasó, que me diga que todo estará bien, una noticia que nos pone en otro lado… para siempre a salvo de lo que soy…

Cerré los ojos y dejé de escribir. Isabella ya tenía alrededor de dos meses de embarazo, Dios. Quería morirme cada vez que pensaba en eso. Siete semanas completas de la vida de mi bebé creciendo dentro de ella, y yo no había estado para presenciarlo. Lo único que tenía, era la ecografía que Bella me envió. Al reverso, anotó las semanas de gestación, sólo eso. El que no me dijera nada, me dolía en el alma, pero saber que se preocupaba por que viera la vida que llevaba dentro, me daba la ligera esperanza de que algún día, podría perdonarme. Cuidaba la ecografía, como mi más preciado tesoro, la veía en los momentos más oscuros recluido en este lugar. Justo como este. Acaricié con delicadeza los bordes de la fotografía, quería llorar pero no podía.

A veces, no estaba seguro de que fuera humano, cualquiera podía llorar, cualquiera menos yo. Respiré hondo y sin importarme la hora, le marqué a Alice.

—Bella no quiere hablar contigo Edward. —Murmuró mi hermana y supe que estaba en su casa y que quizás, Charlie estaba cerca.

— ¿Pero ella… está bien? —Pregunté.

—Sí… bueno, es curioso. En lugar de subir de peso, creo que está disminuyendo… La ginecóloga ya la regañó.

— ¿Es mi culpa verdad? —susurré sintiendo una opresión en la boca del estómago.

—Concéntrate en salir de ahí pronto Edward… Charlie se quiere llevar a Bella. Quiere que vuelvan a Forks.

—Pero a Bella no le gusta Forks. —Aseguré recordando nuestras pláticas.

—Quiere un poco de distracción, y casi creo que aceptará. Por cierto, —suspiró— quiere que Alec deje de cuidarla. Dice que ahora que ustedes no son nada, no tienes por qué preocuparte.

—Alice sabes que eso es estúpido, y aunque él no quiera, la seguirán cuidando, ¡es la madre de mi hijo! —grité de pronto. La falta de alcohol me ponía muy voluble. Respiré hondo y pellizqué el puente de mi nariz, joder tenía que calmarme.

—Pues concédele eso, no hagas las cosas más grandes.

Suspiré y me recosté de nuevo. Cerré los ojos y lo que vi, no me gustó. De nuevo, el deseo de tomarme algo me sonrió en forma de monstruo…

Conforme pasan los días, he notado que me condenaste a un silencio a prueba de necios, que no he logrado desbaratar ni en mis más tormentosos sueños. En este absoluto silencio que me impones, los gritos de mi alma me están dejando sordo. Sacudo mi cabeza, no puedo pensar en los jamases, ni siquiera quiero pensar en eso, sólo puedo pensar en ti. Tú y yo  juntos de nuevo.

El crepúsculo está frente a mis ojos, y me pregunto, si se pone al cerrar los tuyos. ¿Te dije alguna vez lo mucho que me dueles?

**Bella POV**

Hablar con Emily de las pesadillas, no fue cosa fácil. Le conté que no sólo tenía pesadillas con James, si no que ahora eran peores. Unas donde Edward me gritaba, donde me veía con asco, con incredulidad. Otras donde su rostro estaba pálido y me informaban, que él... había muerto.

—Deberías hablar con él, decirle como te hizo sentir y el daño que te hizo. —Espetó Emily. Hoy lucía una falda de tubo negra, acompañada por una camisa sin mangas blanca. Su cabello recogido en una alta coleta. Se veía sumamente joven.

—De ninguna manera. —Dije mirándola con incredulidad—. Él sabe bien el daño que me hizo, incluso sabe de mis inseguridades y no le importó.

—Recuerda que es un adicto. Las personas adictas, son muy inestables. ¿Qué hiciste para ayudarlo a manejar su adicción? —Bajé la mirada y mordí mi labio tratando de recordar… lo único que se me venía a la mente, eran mis palabras pidiéndole que se quedara conmigo, y él quedándose a mi lado sin asistir al grupo. —Bueno, lo importante es que también él se está atendiendo, eso habla de que quiere cambiar.

—Eso habla de lo mal que está. —Espeté enojada. Emily me sonrió, como quien le sonríe a un niño renegado, por lo que me enfurecí más.

—Hablemos del ataque de James, ¿cómo lo has estado llevando? —Cerré los ojos, la consulta iba a ser muy larga.

Por la noche no pude dormir, pensar en todo lo que había hablado con Emily me tuvo dando vueltas por toda la cama. Naturalmente, desperté con unas ojeras terribles y con los ojos rojos, como si me hubiera drogado toda la noche. Alice se encargó de maquillarme y prácticamente de alimentarme, era tan amable que me dolía el corazón. Primero porque era tan parecida en sus gestos a Edward, que no podía evitar recordarlo. Segundo,  porque era tan linda; aparte de Angie yo nunca había tenido amigas, ahora podía considerar a Alice como mi hermana.

—Vamos, te llevaré al trabajo. —Negué sonriendo.

—Iré en mi motocicleta.

— ¡De ninguna manera! —gritó, viéndome como si me hubiera salido un tercer ojo y sí, definitivamente era la hermana de Edward.

—Alice, siempre conduzco, por favor… me servirá para distraerme. —Ella suspiró audiblemente.

—Bella… Edward ya cedió en que Alec no te siga más, por favor… ahora soy yo quien te pide que no te arriesgues.

—No me arriesgo Alice, te lo prometo… sé que tu confías en mí. —Murmuré, ella bufó.

 — ¿A qué hora sales a comer?

—A las dos…

—A esa hora iré por ti para comer, y me vendré a esta casa por unos días… espero no te moleste. —Sonreí.

—Será genial tenerte aquí. —Ella también sonrió. —Permanentemente… —susurré, eso sería genial.

—Sé que pensaras que no tengo casa, que me la paso como una huérfana de un lugar a otro… —ambas nos reímos.

*

*

*

—Hace días que no te trae tu flamante novio. —Murmuró Eric, al encontrarnos en el estacionamiento de la empresa.

Eric Yorkie era alto, de ojos rasgados y cabello negro. Lucía una camisa azul clara, unos pantalones de vestir negros, siempre se veía de lo más profesional.

—No, —susurré evitando pensar en… “mi flamante novio” —está muy ocupado.

—Ah… —se encogió de hombros— y ¿qué te ha dicho Mike de la fusión con Vulturi?

—Se rompió.

—Eso es malo…

Entramos a la oficina y no dije nada más. El día estuvo pesadísimo, entre contratos y ajustes. Lo agradecí por qué, realmente me sentía muy mal, me dolía un poco la cabeza y a veces las náuseas, me hacían vivir en el baño. Al llegar a casa, Sue nos tenía preparada la cena. Alice trajo un juego de cartas para mi papá, haciéndolo sonreír abiertamente.

— ¿Quieres jugar a las cartas con nosotros Bells? —Preguntó mi papá. Lucía feliz y sin duda, Alice lo tenía ganado.

—Quisiera recostarme. —Murmuré— hoy fue un día muy pesado.

— ¿No vas a cenar? —Preguntó Sue elevando una ceja.

—Comí muy tarde… no tengo hambre. —Murmuré. Alice resopló.

—Charlie, ¿por qué no repartes en lo que acompaño a Bella a su alcoba? —Preguntó Alice, mi papá y Sue asintieron. Yo fruncí el ceño.

— ¿Qué ocurre? —Pregunté cuando me siguió hasta mi alcoba.

—Esto. —Apuntó hacia mi habitación, gesticulando con sus manos.

— ¿Qué tiene mi cuarto?

—Bella estás deprimida, no quiero verte así.

—Estaré mejor, lo prometo es sólo que la sesión con Emily… todo lo que hablamos… ya no sé qué pensar, —sacudí la cabeza— necesito más tiempo.

— ¿Hasta cuándo vas a seguir con todo esto? —Preguntó frustrada.

—No me hables como si yo hubiera provocado esto Alice, —repuse— Edward ocasionó todo esto, él me quiso fuera de su vida. Eso le voy a conceder.

—Bella, —Alice respiró hondo y me recordó a su hermano— no he querido ser grosera contigo… Pero si un día, tu entras a un restaurante y escucharas a Jessica, diciendo lo bien que se la pasaron ella y Edward en la cama, “hace algunos meses” ¿qué pensarías?

—Sé por dónde vas. —Respondí. —Me habría quedado a escuchar, no habría bebido hasta morir. —Alice suspiró, visiblemente mortificada.

—Ten. —Me extendió un sobre y desapareció sin esperar mi reacción.

Sonreí y me encerré. Aunque estaba enojada, cada vez que recibía una carta, me moría de curiosidad, me obligué a serenarme. Me duché con calma, sequé mi cabello y finalmente me recosté en la cama.

Bella:

Hola nena, ¿cómo has estado? Alice me comentó que estás más delgada, ¿por qué no te has alimentado cómo se debe?

Bufé, ¿qué acaso todos me iban a regañar? Incluso Edward, que no podía verme, me regañaba a la distancia. Lo controlador, no se le quitaba ni con terapias.

Si no quieres hacerlo por mí, hazlo por nuestro bebé. Quisiera verlo fuerte y creciendo saludable en tu vientre. Te extraño tanto, que cada vez que respiró me duele el pecho. Esta semana ha sido difícil, ¿cómo ha ido la tuya?

Voy a decirte lo que siempre me has preguntado, y por idiota me he negado a contarte, asisto a terapia todos los días, tanto en grupo como individual. Hablamos y hablamos mucho. Al principio no tenía ganas de hablar de nada, no quería compartir mis cosas con nadie… como siempre. Nunca creí que realmente fuera un adicto, como todos los demás, eso creía de verdad. Estaba equivocado. Como podrás imaginarte, tengo una personalidad adictiva. El alcohol es mi salida... cuando lo bebo, eludo la realidad.

No quiero volver a gritarte jamás, cada vez que recuerdo tu rostro mientras te decía todas esas blasfemias, me odio y quisiera morirme, lo último que quiero es verte sufrir. A veces, me retuerzo en la miseria, por todo lo que te dije, por todo lo que te he hecho pasar. Nunca me di cuenta de lo mucho que dependía de esto... lo mucho que era adicto. Ahora sé que soy un adicto… pero ya no quiero serlo más.

He aprendido mucho sobre mí, por lo tanto… No puedo esperar para ver tu hermoso rostro y contarte todo esto de frente, ojala puedas darme otra oportunidad. Cuando salga, todavía tendré que hacer sesiones diarias, de terapia y reuniones en AA por un tiempo. ¿Crees que querrías venir conmigo? Para apoyarme y entenderme mejor. Entenderé si no quieres. Quizás, consideres que todo esto es monstruoso como yo, pero recuerdo que algún día me lo pediste... espero que no sea tarde para solucionar las cosas entre nosotros, lo que siento por ti, no cambiará aunque no puedas perdonarme.

Bueno, ya se hizo de noche. Doy las gracias a los cielos, por todos los recuerdos que tengo de ti. Las noches son lo peor. Anhelo soñar contigo, recordar tu delicado rostro, sin embargo… a veces las pesadillas ganan por encima de tu recuerdo y el silencio, es una mala compañía. Los extraño. Te amo Isabella, te amo como nunca voy amar a nadie.

Tuyo siempre, Edward.

 


 

Bueno ahora sí, GinadeCullen primero que nada que milagroo jajaja vas a ver eh? me tenias muy olvidada. Edward tiende a reccionar de esta forma por que tiene un problema, que no se estaba atendiendo. Las adicciones no son cosas a la ligera y he aqui las consecuencias, estropeo todo y ahora falta ver que Bella lo perdone, un gusto leerte nena y espero tu opinión de este capi. Barbara, sé que quieres colgarme lo sée jaja pero como dices, ambos tienen secretos, ahora que Bella esta yendo con el psicologo quizas pueda perdonar a Edward y contarle lo de Renée, me dices que te parecio? SablanCullen Sip, Edward es un tonto y ahora tiene que enfrentarse no sólo con una terapia si no con todo un desastre que dejo tras decir esas palabras, por supuesto que tengo paciencia con sus comentarios me encanta que se dejen llevar por la historia y que me reniegen, tu no te preocupes :) Leyza, jajaja lamento ser una malvada, que te parecio?  ajja Martha Ya sabes que siempre los separo por que... bueno es una historia jaja y soy una autora mala, además no están del todo separados, y con un hijo en camino ni aunque quieran separarse, siempre los unira su hijo, SpCullen como dices, me duele ver a Edward así pero el se lo busco, igual Bella también tiene que hablar ya con Jake, su actitud con él necesita cambiar por que ella si se pone muy celosa de Lauren, pero si Edward se pone igual no lo tolera, en fin las palabras de Edward fueron mas lacerantes, los 2 tienen que trabajar en eso. -p ya te puse en que capi pasa lo que me preguntaste- Jazmin hola linda, aqui la historia va en estos problemas, espero no confundirte.

 

Chicas, les recuerdo que otra versión que hice de esta historia, la pueden encontrar en Fanfiction http://www.fanfiction.net/s/7950681/1/
En esa página la historia ya no es como esta, es otra version alternativa que se me ocurrio, así que si me leen allá, pues no van a encontrar lo que aquí. Hice un lio lo sé, pero bueno tenía dos puntos de vista respecto a la historia y para no pelearme con las ideas hice dos versiones :) ya saben que soy una complicada. Gracias por comentarme, votarme, darle me gusta al capi y por su paciencia.

Rebbe muchas gracias por las correciones y por toda tu paciencia, se que cuento con vos ;)

 

Gracias a todas otra ves y nos leemos pronto :)

Capítulo 49: Reacciones Inesperadas Capítulo 51: Todo o nada

 


Capítulos

Capitulo 1: Superando Errores del pasado Capitulo 2: La nueva Asistente Capitulo 3: La razón Capitulo 4: Conociéndonos Capitulo 5: La comida Capitulo 6: Aventura Capitulo 7: Juegos Capitulo 8: Complicaciones Capitulo 9: Cada quién con su cada cual Capitulo 10: Aclarando dudas Capitulo 11: Planeando nuestra salida Capitulo 12: Bora Bora Capitulo 13: A flor de Piel Capitulo 14: Frente al mar Capitulo 15: Deteniendo el tiempo Capitulo 16: De regreso Capitulo 17: El viaje Capitulo 18: Confesiones Capitulo 19: Verdades al descubierto Capitulo 20: De regreso del Viaje Capitulo 21: Malos entendidos Capitulo 22: Cuestión de tiempo. Capitulo 23: Sorpresas Capitulo 24: Haciendo elecciones Capitulo 25: Por algo pasan las cosas Capitulo 26: Empezar de nuevo Capitulo 27: Cambios Capitulo 28: Amigos Capitulo 29: Final del día Capitulo 30: Salida Capitulo 31: Salida segunda parte Capitulo 32: Cosas por hacer Capitulo 33: Las Vegas Capitulo 34: No importa el tiempo Capitulo 35: En peligro Capitulo 36: Contigo Capitulo 37: Una nueva oportunidad Capitulo 38: Un mes Capitulo 39: Impulsos Capitulo 40: Queja Capitulo 41: Cita Capitulo 42: Nada es lo que parece Capitulo 43: Confrontaciones Capitulo 44: No hay vuelta atras. Capitulo 45: Central Park Capitulo 46: ¿Qué soy para ti? Capitulo 47: Visitas inesperadas Capitulo 48: Noticia Capitulo 49: Reacciones Inesperadas Capitulo 50: Adicción Capitulo 51: Todo o nada Capitulo 52: Propuesta Capitulo 53: Transtornos Capitulo 54: Tú, mi felicidad.

 


 
14445824 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios