Haciendo Elecciones (+18)

Autor: skuichy
Género: + 18
Fecha Creación: 26/01/2012
Fecha Actualización: 19/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 39
Comentarios: 248
Visitas: 145600
Capítulos: 54

Todo comenzó con una atracción; me gustabas, quería cazarte. Ambos teníamos pareja, así que sólo era eso, un juego. ¿Pero que pasa cuando uno de los dos quiere más? El juego deja de serlo y una terrible verdad queda sobre nosotros. En el amor las cosas nunca son fáciles, claro tampoco nadie me advirtió que serían así de difíciles.

 

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Capítulo 1: Superando Errores del pasado

**Edward POV**

Pareciera que todos mis intentos de amar están destinados al fracaso, quizás debería dedicarme a escribir novelas o dramas de amor... En lugar de estar a la cabeza de semejante compañía. Pero cada vez que pienso en ti, lo único que veo es esta pasión tan intensa, que me come el alma y me desborda el pecho con abrumadora intensidad. Te juro que no veo la hora en la que finalmente te olvide, y con suerte, empiece a odiarte.

Era un día como cualquier otro. Yo y mis tormentosos pensamientos, mientras miraba fijamente por la ventana, sin ver nada en realidad cuando sonó el teléfono de mi oficina distrayendome de... nada en realidad.

— ¿Diga?— Contesté con mi voz monótona la cual ya se me estaba volviendo una costumbre

— ¡Hola mi amor!— La chillona voz de Jessica, mi novia a veces me ponía de mal humor — ¿vendrás a cenar hoy?— preguntó y en su voz, escuché ese deje de incertidumbre.

—Sí, nos vemos más tarde —respondí más seco de lo que en realidad quería sonar.

—Bien, ¡te quiero!

Me giré de nuevo y seguí viendo por la ventana, cualquier persona normal correría a la hora que terminaba su trabajo, no en mi caso.

Para mi era muy fácil mantenerme en este estado sin expresiones, estaba con Jessica cuando en realidad no sabía bien en donde quería estar, ni que quería hacer, ni mucho menos tenía claro si la quería o no. Lo malo, es que hacía ya bastante tiempo que había dejado de mortificarme con mis torridos pensamientos, y para mi desgracia me encontraba sumergido hasta el cuello en ellos otra vez. Deje de mirar por la ventana y al voltear vi mi escritorio lleno de papeles.

—Para variar —dije cansado.

Eso de yo mismo tener que contestar el teléfono de mi oficina ya me tenía harto, ¿cómo era posible que ganando tantísimo dinero no tuviera una auxiliar particular? Ah sí, ya me acordé cómo es que eso era posible. Creo que ya es era hora de ir buscando una asistente personal, eso es lo que necesito, alguien que cuide de mis citas específicamente, me diga cuánto dinero he gastado en el último mes, que arregle mis papeles y sobre todo..

—Que conteste el jodido teléfono — ja, lo dije en voz alta, quizás también ya estaba loco.

Y en lugar de andar pensando en novelas románticas y mariconadas de desamor, necesitaba un auxiliar y ya superar lo que había pasado de una puta vez. Tres años habían pasado de eso, y lo sentía como si hubíera sido ayer, ¿en que clase de enfermo me estaba convirtiendo? Mañana le diría a Victoria la recepcionista, que se pusiera a revisar currículos y demás para contratar a alguien, por lo pronto tomé mi saco de vestir y mi maletín dirigiéndome hacia mi adorable hogar.

Mientras manejaba pensaba porque seguía con Jessica, ella me había ayudado cuando más solo me encontraba…

**Flashback**

— ¡Hermano!— Emmett parecía un enorme gorila mientras agitaba sus brazos.

Me acerque a él contento de verlo justo aquí, no pude sonreír, ya ni siquiera sabía cómo hacerlo, no tenía pensado encontrarme con nada ni nadie, solo quería largarme a la casa y morirme ya estaba tan cansado de todo...

Justo cuando casi estaba frente a él, me di cuenta de que no venía solo, la rubia de vestido rosa despampanante lo acompañaba. Al principio la había juzgado como a una puta cualquiera que se fijaba en él por nuestro dinero, obvio Rosalie no era así, y durante meses me vi pidiéndole disculpas a Emmett. Sin embargo también había otra mujer de estatura mediana, su cabello lacio del color del oro caía frente a sus hombros, sus ojos azul intensos brillaron al verme, yo por mi parte solo miré sus senos.

—Hola Hermano, —Emmett me dio un abrazo tan fuerte, que juré revisarme la espalda después de esto, aclarando mi garganta volví a hablar —Rosalie — le di un abrazo, y luego giré mi vista hacia la pequeña niña —y tu...

—Ah perdón hermano, ella es Jess amiga nuestra de la facultad. —Mi hermano hizo un gesto hacia Jessica.

—Mucho gusto Edward, —contestó Jessica, con voz seductora —Emmett me ha contado mucho de ti…

—Seguramente te divertiste escuchando tan amenas historias. —Dije sarcasticamente.

—El sarcasmo es lo mío Edward y ten por seguro que así lo hice. —Contuve las comisuras de mi boca que quisieron dibujar una pequeña sonrisa, por primera vez en años.

—Tal para cual. — Murmuró Emm.

Así nos conocimos, comenzamos a salir algunas veces pero nada me hacía olvidar a Tanya. Ese día llovía como un puto huracán afuera, y dentro de mi casa yo mismo me ahogaba en mi propia tormenta de alcohol. Caminé tambaleándome por toda la casa y finalemte terminé tirado sobre el suelo, los relámpagos era lo único que iluminaban la casa, elevé la vista hacia la mesa y en un destello brilló algo metálico, un rifle.

Ese que Emmett usaba cuando se iba de caza, lo había dejado olvidado aquí. Secándome las estúpidas lágrimas que ya no sabía si eran de coraje o de tristeza, me paré y lo tomé. Los truenos ensordecedores, no eran capaces de callar las voces en mi cabeza que murmuraban un acabemos de una puta vez con esto.

, no más estupideces, mi vida llena de excesos tenía que tener un fin y era este. No pediría disculpas a nadie, no dejaría ninguna carta póstuma, cerrando los ojos sentí el frío metal contra mi cabeza, deslicé titubeante el dedo hacia el gatillo y un jodido temblor se estableció en mi mano.

Unos fuertes golpes en la puerta me asustaron, haciendo que casi tiré del gatillo por accidente. Que Ironico.

No iba a levantarme, quien quiera que fuera tendría que largarse a la mierda. Los golpes siguieron insistentes, bufando molesto puse el rifle sobre el sillón y como pude, me levanté para abrir la puerta

—Edward Cullen ¡que desconsiderado eres! —Jess entró sin mi permiso y luego de la misma forma encendió la luz— ¿Qué demonios…? — Mirando todo el lugar caminó solo unos pasos más y luego se giró hacia mí — ¿¡Qué jodidos te ha pasado!?

—Disculpa Jessica, —arrastré las palabras —creo que siempre es bueno preguntar si puedes pasar o no ¿Nunca te han enseñado modales? —Ladré furioso mientras tiraba de mi cabello.

— ¡Estas hecho una pena! — Dio unos pasos hacia mí y sin pensarlo dos veces, me abrazó con fuerza.

Eso me dejó sin habla, durante algunos minutos me quedé estático, sin saber qué hacer, ella no se movió ni un milímetro, siguió así, abrazándome con fuerza, reteniéndome en este mundo de alguna manera. Tomé un largo tragó de aire y la abracé contra mi cuerpo, sintiéndome por primera vez querido desde no sé cuándo.

**Fin de flashback**

Desde ahí comenzamos nuestra relación, siempre la vería como una salvación ante aquella encrucijada en la que me encontraba.

Sin embargo no podía evitar recordar lo que era estar enamorado y sentirse querido, y verdaderamente excitado por alguien. Cómo olvidar la cantidad de veces que había hecho mía a Tanya. Sentía su esencia correr por mis venas, así como si fuera ayer. A pesar de haberme acostado con muchas mujeres, nunca había conseguido encontrar a la mujer que llenará ese vacío. Y dudaba mucho que eso pasara.

La verdad es, que Jessica llegó justo en el momento en el que ya la vida no me tenía nada más que ofrecer, ella era sencilla, estaba muy enamorada de mi, por lo que hacía siempre cualquier cosa por demostrármelo, así que de alguna manera no sé cómo, logró que se apaciguaran un poco mis instintos, o mi locura, o mis tendencias suicidas.

Pero últimamente ya me sentía… sofocado con su presencia.

Saludé a Alec con la mirada mientras él me abría la enorme reja forjada de hierro.

—Buenas noches señor, Jessica ya ha llegado. —Dijo con un gesto amable y yo me encrespé al escuchar lo último, albergaba la esperanza de que aún no llegara de la escuela.

—Buenas noches Alec, ya lo sé nos vemos —aceleré mi volvo para llegar, y no por estar efusivamente contento, si no porque ni siquiera podía llegar y acostarme un rato.

Abrí la puerta y las luces estaban tenues, dejé mi saco en el sillón de la sala e inmediatamente después me descalcé. Continúe mi camino hacia la cocina, donde había una mesa puesta y velas encendidas.

Tan típico de Jessica.

No me molesté en pronunciar su nombre, ni de informarle que ya había llegado, solo me senté en la silla. Casi me falto tratarla como sirvienta. De inmediato apareció de la nada y sin decir palabra me sirvió.

Mientras comíamos rompió el silencio preguntándome que como me había ido y me contaba las miles de cosas que había hecho el día de hoy, ir a la escuela, al gimnasio. Así sin que nadie le pidiera que hablara.

Ella continuó como loro mientras yo me dedicaba a comer y a observar que se había arreglado bastante bien. Su cabello lacio y suelto caía por detrás de sus oídos, se había puesto un vestido de color azul ajustado de arriba con un escote cuadrado el cual dejaba ver muy bien la silueta de sus senos, de la parte de abajo no era muy ajustado sin embargo acentuaba su cintura. Le llegaba a las rodillas se veía bien, sin embargo volví mi vista a mi cena, una vez que terminara pensaba bañarme y dormirme, únicamente eso.

Empujando la silla hacia atrás asegurándome de hacer ruido solo por fastidiar, me puse de pié. Ella sonrió maliciosamente y se apresuró hacia mí.

—Te noto un poco tenso mi amor— Con un dedo me empujó de nuevo sobre la silla y se sentó ahorcajadas sobre mí, mientras comenzaba a desabrocharme la corbata.

—No sé de qué me hablas —me encogí de hombros disimulando que no pasaba nada con mis brazos a los lados evitando tocarla.

—Creo que me faltó darte el postre. — Murmuró tirando de mi corbata y lanzándola por algún lugar.

Comenzó a desabotonar mi camisa lentamente, y luego me plantó un beso furioso, este comportamiento de Jessica era nuevo tenía que admitirlo casi siempre yo tomaba el control, pero pues esta vez con mi ánimo tan decaído dejé que hiciera lo que quisiera.

Respondí el beso con la misma intensidad mientras deslizaba las manos hacia debajo de su cintura, rosando solamente con mis dedos lo largo de sus piernas, robándole un escalofrió pasé por sus muslos y luego seguí mi tortuoso camino hacia las pantorrillas, subiendo de nuevo por sus rodillas. Luego con firmeza pasé por debajo de su vestido encontrándome con sus muslos, hasta llegar a sus glúteos los cuales tomé y jalé hacia mí con fuerza. Nuestras miradas se encontraron, y mordí su labio inferior con malicia.

Jessica me besaba el cuello y ya me había liberado de mi camisa, de golpe jalé hacia abajo su escote quedando expuestos sus senos que saltaron hacia mí, comencé a besarlos y a morderlos, hacía mucho tiempo había dejado de ser delicado con ella, así que empezando ella el juego, yo no tenía por qué ser cuidadoso. Jessica comenzó a balancearse como si estuviera en un columpio sujetándose de la silla, y el roce de nuestros sexos ya me tenía bastante excitado, apreté fuertemente su espalda mientras me perdía en su cuello, lamiendo subí a su mentón. Ella besaba mis pómulos y mi cara, de nuevo se estaba poniendo tierna, así que me levanté con ella en brazos sujetándola de los glúteos mientras ella enroscaba sus piernas alrededor de mi cadera.

Caímos juntos sobre la cama, ella comenzó a desabrochar mi pantalón mientras yo deslizaba su ropa íntima dejándole el vestido, la verdad que cualquier juego previo al sexo ya me lo sabía de memoria con ella o… con quien fuera. Por lo pronto solo tenía deseos de enterrarme en ella y eso era todo. Me alcé sobre ella, y sin cuidado entre con fuerza, soltó un gemido bajo, no me importó y apoyé los codos en la cama para enterrarme con mas fuerza.

—Edward…— jadeó en placer.

No correspondí su llamado y seguí dando fuertes embestidas, una y otra vez. Sus senos iban de arriba abajo con nuestros movimientos y sus manos arañaban mi espalda mientras me jadeaba en la oreja, la presión se instaló en mi vientre bajo, me iba a venir. ¡Maldición!, alcancé a salirme recordando que no tenía protección, Joder.

Ella se enderezó rápido y para mi asombro, me jaló hacia ella.

—Hazlo Edward. —Dijo con voz ronca.

—No, quiero hacer eso... —dije con la mandibula apretada y por Dios ¿de verdad dije no quiero? Ella tocó sus senos sensualmente y eso bastó para que explotara sobre ella. —Mmm esto sí que es nuevo —murmuré con voz entrecortada, mientras ella sonreía y se lamia los labios, pero pensé que no fue tan placentero como me lo había imaginado, aunque bueno, por supuesto que lo volvería hacer.

No podía correr el riesgo de que por una calentura como la que acaba de ocurrir, donde se me había olvidado usar protección, fuera a quedar Jessica embarazada, de solo pensarlo me estremecí, me retiré de su lado y ella de nuevo corrió junto conmigo. ¿Por qué jodidos no podía dejarme solo un segundo?

— ¿Qué quieres? ¿Una plática post-coital?

—Ha-ha. No. ¿Nos bañamos juntos?— pregunto muy divertida abrazándome por la cintura.

—Preferiría que no —contesté con una mueca y me deshicé de su abrazo.

—Bien gruñón, entonces veré televisión en lo que terminas —sonriendo se dio media vuelta bajando apenas el cierre de su vestido.

Mientras me bañaba pensaba en lo ocurrido, Jessica aún me gustaba. Sí, me gustaba la forma en la que nos llevábamos, no teníamos que darnos explicaciones de nada y no estaba nada mal físicamente. En realidad no era su culpa que yo comenzara a dudar de mi amor hacia ella, cuando salí de bañarme la vi desnuda y dormida en la cama y pensé que era cruel de mi parte tratarla como si fuera un objeto nada más, caminando hacia ella me recosté a su lado y la jalé hacia mí para dormir abrazados.

Se acurrucó tiernamente a mi lado y la estreché con más fuerza. Me odiaba por ser así con ella y me pregunté si solo estábamos juntos porque le debía literalmente la vida.

**Bella POV**

Los panes con mermelada son lo mejor.

Mientras masticaba mi desayuno buscaba un trabajo que cumpliera con mis expectativas y no encontraba nada, cuando vi el anuncio:

Bolsa de Valores Cullen busca: Asistente Personal para Director Ejecutivo, disponibilidad inmediata, buena presentación, carrera Licenciado en administración de empresas, sin problemas de horario, para más informes presentarse únicamente el día de HOY..

Este no era justo el trabajo que yo estaba pensando pero ya había dejado de lado mis ideas de Licenciada exitosa, típico que creces y ves la realidad.

Claro mis sueños no habían muerto, al menos no del todo pero si no empezaba por algo nunca iba a crecer. Además sabía que la bolsa de valores Cullen era la más reconocida en la ciudad y en muchas partes del mundo, sabía que el dueño de tan importante imperio era el Sr. Carlisle Cullen y que tenía varios hijos herederos trabajando sus diferentes sucursales en el mundo. ¿Qué cómo sabia tanto? Bueno pues la televisión siempre era un excelente medio de información.

Así que ser su asistente no sería para nada malo, y mientras le daba un sorbo a mi jugo pensaba que me había comenzado a hacer ilusiones y todavía no acudía si quiera a la entrevista.

— ¡Tonta Bella!— Murmuré mientras las palabras solo el día de hoy me aterrizaban en la realidad.

Bajándome como loca de la silla, me pegué en el dedo chiquito del pie y mientras blasfemaba me dirigí al baño para alistarme y acudir inmediatamente a la entrevista. No podía darme mis baños relajantes antes de cualquier situación que me ponía tensa y al terminar corrí a mi habitación. Casi me tropiezo con uno de los pantalones de Jacob, siempre tan desordenado, hombre al fin y al cabo.

Encontré una blusa azul oscuro de vestir y una falda color caqui la cual mostraba mis caderas acentuando más mi figura, me puse unos zapatos altos y me cepille el cabello con fuerza y lo sequé muy bien con la secadora hasta darle forma, o lo que fuera.

Me maquillé ligeramente y me puse brillo en los labios nunca me había gustado exagerar con el maquillaje. Agarrando mi abrigo y mi bolso salí disparada a la dichosa entrevista, bajé corriendo las escaleras y al salir del departamento me pego un aire demasiado frío en la cara.

— Joodeeer— Maldito frío del demonio, una señora me miró en forma reprobatoria, sí maldito frío lo odio, lo odio y qué, y usted señora ya deje de verme, pensé mientras la miraba igual de furibunda que ella a mí

Deje de perder el tiempo y me giré hacia la calle y justo en ese momento vi pasar un taxi agitando mi brazo le hice parada.

— A donde la llevo señorita— preguntó el conductor.

— A bolsa de valores Cullen por favor.

En el camino le maque a Jacob — Hola amor ¿estas ocupado?—pregunté esperando no interrumpir sabía que estaba en clases.

—Mmm espera un momento— del otro lado de la línea se escuchó que caminaba y se cerraba una puerta –estaba en clases, ¿qué ocurre?

— Fíjate que acabo de ver un anuncio donde solicitan un asistente personal en la casa de valores Cullen— dije de lo más emocionada pero del otro lado se escuchó un suspiro.

—Bella, ya te he dicho que no es necesario que busques trabajo creo que yo puedo mantenernos, con algunas limitaciones, pero solo en lo que me graduo…

— Jacob para ahí, yo también estudié y no fue para ser ama de casa, iré a la entrevista te marco saliendo. —Colgué la llamada molesta.

Jacob siempre tenía ese aire sobre protector, se había criado en una familia donde su mamá no trabajaba y era mantenida por su padre, se dedicaba únicamente a las labores de la casa.

En cambio mi madre había dejado a mi padre por un hombre menor, y mi papá con el tiempo había logrado recuperarse y había encontrado otra mujer, sin embargo el concepto de matrimonio, familia, ama de casa, no estaba muy bien visto en mi dialecto.

Jacob aún estudiaba en la universidad, a pesar de que era un año menor que yo ya debería de estar graduado sin embargo había tenido una época en la que las motos y la adrenalina habían mermado sus estudios y se había volcado a esa vida, para cuando tomó las riendas de ella yo ya me había graduado y comenzaba a buscar empleo.

El taxi freno advirtiéndome de que ya habíamos llegado, pague rápido y corrí de prisa hacia el gran edificio. Vi mi reflejo frente a las grandes puertas de cristal, me miré rápido ya que se abrieron en cuanto me acerque más. El recibidor era amplio y los pisos eran de mármol de color beige, una mujer muy guapa de cabello ondulado rojo estaba en un escritorio muy alto de color caoba y estaba escribiendo frente a la computadora.

—Buenas tardes, disculpa venía a la entrevista para Asistente personal del director— dije con una miserable voz tímida. Mientras sentía que ella me miraba con intensidad de arriba abajo solo esperaba haber acertado con mi atuendo y me arrepentí que no me gustara casi el maquillaje.

—Claro, esta una persona en entrevista y luego sigues tú, serás ya la última entrevistada han venido demasiadas personas, toma asiento te llamare cuando sea tu turno —dijo y volvió su vista a la computadora.

Estaba muy nerviosa, por la manera en la que me había mirado, mordí mi labio inferior, esperaba de verdad impresionar al Director de la empresa, a decir verdad no tenía mayores referencias laborales y solo mi intachable promedio podía salvarme, ya estaba hiperventilando y me sentía un poco mareada cuando me llamo… Victoria, lo leí en su saco de vestir.

—Pasa, el señor Cullen está esperando —dijo con voz suave.

Me adentre por donde ella me dirigía, el pasillo era largo y brillante con el mismo piso en color beige todas las oficinas eran de cristal, podías ver lo que los empleados hacían, había pocas plantas una hilera de bambús y una cascada artificial pendía de una pared, se frenó y casi choco con Victoria por venir observando todo, siempre tan torpe pensé. Esa oficina frente a la que nos paramos, no era de cristal como las demás, era una puerta café caoba bastante grande de hecho. Victoria abrió la puerta.

— Adelante —dijo y después de eso desapareció dejandome sola.


Hola nenas por aquí les traigo una loca idea, espero les guste ¿Algún comment?

Capítulo 2: La nueva Asistente

 


Capítulos

Capitulo 1: Superando Errores del pasado Capitulo 2: La nueva Asistente Capitulo 3: La razón Capitulo 4: Conociéndonos Capitulo 5: La comida Capitulo 6: Aventura Capitulo 7: Juegos Capitulo 8: Complicaciones Capitulo 9: Cada quién con su cada cual Capitulo 10: Aclarando dudas Capitulo 11: Planeando nuestra salida Capitulo 12: Bora Bora Capitulo 13: A flor de Piel Capitulo 14: Frente al mar Capitulo 15: Deteniendo el tiempo Capitulo 16: De regreso Capitulo 17: El viaje Capitulo 18: Confesiones Capitulo 19: Verdades al descubierto Capitulo 20: De regreso del Viaje Capitulo 21: Malos entendidos Capitulo 22: Cuestión de tiempo. Capitulo 23: Sorpresas Capitulo 24: Haciendo elecciones Capitulo 25: Por algo pasan las cosas Capitulo 26: Empezar de nuevo Capitulo 27: Cambios Capitulo 28: Amigos Capitulo 29: Final del día Capitulo 30: Salida Capitulo 31: Salida segunda parte Capitulo 32: Cosas por hacer Capitulo 33: Las Vegas Capitulo 34: No importa el tiempo Capitulo 35: En peligro Capitulo 36: Contigo Capitulo 37: Una nueva oportunidad Capitulo 38: Un mes Capitulo 39: Impulsos Capitulo 40: Queja Capitulo 41: Cita Capitulo 42: Nada es lo que parece Capitulo 43: Confrontaciones Capitulo 44: No hay vuelta atras. Capitulo 45: Central Park Capitulo 46: ¿Qué soy para ti? Capitulo 47: Visitas inesperadas Capitulo 48: Noticia Capitulo 49: Reacciones Inesperadas Capitulo 50: Adicción Capitulo 51: Todo o nada Capitulo 52: Propuesta Capitulo 53: Transtornos Capitulo 54: Tú, mi felicidad.

 


 
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