Haciendo Elecciones (+18)

Autor: skuichy
Género: + 18
Fecha Creación: 26/01/2012
Fecha Actualización: 19/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 39
Comentarios: 248
Visitas: 145642
Capítulos: 54

Todo comenzó con una atracción; me gustabas, quería cazarte. Ambos teníamos pareja, así que sólo era eso, un juego. ¿Pero que pasa cuando uno de los dos quiere más? El juego deja de serlo y una terrible verdad queda sobre nosotros. En el amor las cosas nunca son fáciles, claro tampoco nadie me advirtió que serían así de difíciles.

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 22: Cuestión de tiempo.

**Bella POV**

¿¡Alguien!

Tenía que estar dormida porque de ninguna manera tenía sentido que estuviera en este cuarto absolutamente negro caminando descalza y gritando como loca. Mis pies estaban sobre el agua, estaba fría… no había absolutamente nada solo yo el agua y… una profunda soledad que me carcomía las entrañas. Caminé buscando una salida, el corazón me presionaba el pecho tronando en mis oídos

Vuelve, vuelve a mi…—esa voz… —por favor, regresa a mí.

Era como de un ángel resonaba en lo más profundo de mi mente y de mi corazón, ¿pero de dónde venía? ¿Por dónde volver? Busque a mi alrededor y no había nada, solo esta angustia aplastante, este cuarto sin fondo…

Abrí mis ojos un tanto asustada no podía respirar bien y por alguna razón no me podía mover, parpadeé y mire un poco recordando donde me encontraba. Edward estaba enterrado entre mi cabeza y mi hombro, una de sus manos estaba sobre mi cintura y una pierna entre las mías, no podía estar más pegado a mí ni aunque lo hubiera intentado.

Trate de removerme de su sofocante abrazo. Ok, esto no está funcionando.

—Edward— mi voz sonó áspera, aclarare mi garganta — ¿Edward?

Si no fuera por su suave respiración sobre mi cuello juraría que estaba muerto. Comencé a darle besos por donde podía y sonrió sin abrir sus ojos apretándome a un más. Los abrió lentamente y me miró.

— ¿Bella?

— Ajá —jadeé.

— ¡Bella! Lo siento tanto — se empujó hacia atrás para que pudiera respirar — Pensé que había soñado todo y… bueno lo lamento.

Me reí por su mirada apesadumbrada, jalé un poco las sábanas color blanco para envolver mi cuerpo y me acurruque a su lado.

— No te preocupes — sonreí, una de sus manos frotaba mi espalda— ¿Y ahora qué haremos?

— Mmm tengo que encontrarme con Demetri y Félix, vamos a cerrar un contrato con otra casa de valores, será rápido, puedes quedarte a descansar o si quieres salir puedes irte en alguno de mis autos, pídele a Alec cualquier cosa que necesites. Regresare más o menos a medio día… ¿Qué hora es?

— Las nueve.

— ¡Joder! Ya tendría que estar allá —su celular comenzó a sonar y lo contesto mientras daba un salto de la cama — ¿Félix? lo siento tanto voy saliendo para allá.

Como un tornado se metió a la regadera. Suspiré mortificada por como nuestra mañana se había un poco arruinado mientras deslizaba mis pies lentamente hacia el piso, me puse su camisa que estaba tirada en el piso y cerrando mis ojos me deleite con el delicioso aroma que despedía. Olía a él, a esa loción tan particular, caminé hacia una gran puerta de color caoba y al abrirla me quede boca abierta.

Era un cuarto que fácilmente ocupaba el tamaño de la alcoba de mi departamento decorado en azul cielo. Una larga fila de trajes perfectamente acomodados fue lo primero que llamo mi atención había varios compartimientos que se dividían por camisas, playeras, otra fila completa para sus abrigos y miles y miles de zapatos, tenis, botas. Una sección apartada donde estaban todos sus relojes. Parpadeando un poco aterrada me gire de nuevo hacia los trajes, nunca en mi vida me hubiera imaginado que un hombre tuviera tantísima ropa y tan meticulosamente acomodada, ¿Qué fue lo que dijo Edward de mi departamento? No lo recordaba pero la única palabra que venía a mi mente era pocilga.

Pase de un traje a otro y me topé con uno en color gris claro —Perfecto —susurré.

Lo saque con miedo incluso de estropear alguna clase de orden que pudiera tener por cómo estaba acomodado, luego busque una camisa hasta que vi una en color blanco, supuse que si era un desayuno no tendría por qué usar corbata. Lo acomodé sobre la cama y en eso se abrió la puerta del baño.

Mi piel hirvió con solo verlo, traía únicamente una toalla alrededor de su cintura el cabello revuelto dejando que pequeñas gotas resbalaran por su pecho y de pronto estaba sedienta, podría lamer cada una de esas gotas.

— Te ves preciosa.

— ¿Qué?

— No hay nada que me guste más que verte con mi camisa puesta— se acercó como un felino cazando a su presa hacia mí y mordí mi labio. — No hagas eso— uno de sus dedos presiono mi labio inferior y con la mano libre me atrajo a su pecho.

— Lo lamento, es una manía que tengo de toda la vida…

—Lo sé— su boca encontró la mía.

Definitivamente podría pasarme la vida besando a Edward, sus labios eran suaves y firmes, me puse de puntitas y me colgué a su cuello apretujándome contra él, estaba contemplando seriamente en jalar esta estorbosa toalla cuando se soltó riéndose entre dientes.

— ¿Quieres acabar conmigo no es así?— fruncí el ceño— tengo que irme pero cuando regrese no vamos a salir de esta casa en un buen tiempo.

Sonriendo me aparte de su lado y me gire hacia la cama.

— Te escogí un traje… — enarcó una cobriza ceja y mi corazón palpito un poco asustado— yo… bueno yo, espero que te guste es solo, que pensé que podía ahorrarte tiempo… — hablé como un loro mientras que él veía el traje.

— Shh... Esta perfecto —Me beso y comenzó a vestirse, cuando terminó me arrepentí tanto de haberle escogido eso.

—Te ves tan guapo.

Su celular comenzó a sonar de nuevo, me correspondió con su sonrisa torcida mi favorita, me dio un pequeño beso más y salió como una flecha.

— ¿Qué me pondré hacer? — poco dure pensando ya que en eso sonó mi celular.

— ¿Señorita Swan?

— Sí, ella habla.

— Estoy hablando de parte de la señora Renée, dice ser su madre — mis piernas se tambalearon y me deslice sin fuerza hacia la cama para sentarme.

— Qué… ¿Qué le ocurre, dónde está? — susurré mientras llevaba una mano a mi frente.

— Ella ha tenido problemas, ya está estable pero pide que usted venga a verla— mi primer impulso fue gritar, colgar la llamada, cerrar los ojos a ver si así podía olvidarla pero no pude— Le estoy hablando de Lincoln Medical Center ¿tiene donde anotar?

— Sí.

Me fui directa a bañar buscando que el agua caliente relajará mis músculos agarrotados, me costaron varios minutos para lograrlo, me vi tentada a llenar el hermoso jacuzzi y sumergirme ahí por horas, todo, cualquier cosa, con tal de no ir con Renée.

El Lincoln Medical estaba situado en el Bronx, ¿Qué demonios hacia Renée ahí? Esa solo era una de las mil preguntas que se apilaban en mi cabeza. Me puse unos jeans y una sencilla blusa en color morado, ese barrio no era conocido precisamente por su buena fama, ¿Cómo llegar ahí? Me parecía absurdo tomar un auto de Edward y llevarlo a ese lugar de mala muerte, pero honestamente me daba más miedo ir en el metro.

— ¿Alec?

— ¿Si señora? ¿Va a salir? Sígame para indicarle donde están los vehículos — un momento. ¿Había dicho los? — El señor Edward me dejo instrucciones de que le diera las llaves de cualquiera que usted quisiera.

Si efectivamente, Edward tenía al menos cinco autos más que no supe distinguir entre marcas ni modelos, solo suspire aliviada al ver el pequeño volvo, en comparación de los otros.

— Alec… ¿Podrías acompañarme? —me miró confundido pero su voz fue firme.

— Por supuesto señora.

— Bella, solo dime Bella.

— Muy bien, Bella.

Él manejo hasta llegar al sitio que la enfermera me había indicado.

—Déjeme acompañarla Bella.

— No me hables de usted Alec, por Dios tenemos yo creo que la misma edad— sonrió.

— Bella si Edward se entera a dónde venimos y que te bajaste sola, dentro de una hora estaré despedido.

— Por favor… — lo mire justo como Angie hacia cuando quería chantajearme— que sea nuestro secreto.

Bufó y molesto se encamino hacia el vehículo así que camine hacia la puerta del hospital antes de que se arrepintiera. Pregunte en recepción e inmediatamente me condujeron a un pequeño cuarto, las paredes del hospital eran de un verde viejo al igual que el resto del mobiliario, un tanto lúgubre sin embargo todo estaba muy pulcro, mis dedos temblaban mientras intentaba abrir la puerta. Cálmate Bella es solo Renée, la misma loca de siempre.

Abrí con miedo de hacer ruido, el cuarto al igual que el exterior era verde. La vi recostada sobre la camilla cubierta con una sábana de color azul, estaba mirando hacia la ventana, la luz del sol se abría paso entre las cortinas iluminando su piel normalmente tan blanca como la mía pero en este momento se veía a un más pálida, su cabello rubio un tanto enmarañado, tenía conectado un aparato a su brazo y finalmente sus lacerantes ojos azul— verdes esos que me perseguían en mis peores recuerdos me encontraron.

— Hola Bells— su voz sonó ronca y lejana.

— ¿Qué te ha pasado Renée, que haces acá?

— A mí también me da gusto verte nena, después de tantos años he venido y curiosamente me entero por una revista y no por ti, que sales con ese magnate— desvió su vista hacia la ventana— que bien guardado te lo tenías Bells.

— No me has respondido que haces acá.

— No sabes cuánto me alegro que ya no estés con ese Black— continuo como si no hubiera hablado— ese don nadie.

Grandioso. Simplemente grandioso. Mordí mi labio. No la había visto en unos siete años al menos y lo primero que me dice es esto, apreté los puños a los lados, no le daría el gusto de enfurecerme con sus palabras.

— ¿Dónde está Phil?

— Entrenando, estamos aquí porque su equipo ha venido a jugar este fin de semana, ayer asistimos a una pequeña fiesta y creo— miro su brazo conectado a una intravenosa— que se me pasaron las copas—sonrió— Solo quería verte, Charlie me dio tu número.

Bufé. Iba a tener unas cuantas palabritas con Charlie — No tenías que intoxicarte para llamarme.

— Sí que lo sé pero ahora necesito dinero para salir de aquí Bells. Phil todavía no recibe su primer cheque.

— Ya me imaginaba algo de esto.

— No creo que te moleste quitarle un poco de dinero a ese Cullen, se ve que está nadando en él.

La forma en la que pronuncio su apellido me hizo sentir nauseas, Edward no se merecía si quiera saber que había estado aquí, él luchaba cada día por ser algo más que un personaje inventado por las revistas, había confiado en que yo no me interese en él por su dinero, pero viendo a mi madre hablar así de él me hacía entender un poco como se sentía Edward todos los días.

— Aún estoy con Jacob, Renée no sé de qué estás hablando, precisamente él me dio dinero antes de venir —mentí— pagare tu estadía aquí y si eso es todo me tengo que ir, a diferencia de ti yo si trabajo.

— No te sientas tan diferente de mí Bells, somos iguales a mí no me engañas, te vi. En la revista estabas con un hombre que tiene novia. Aún tienes esa manía de morderte el labio cuando estás nerviosa, mi amor eso te delata. Si no estás con él al menos eres su amante, está bien nena. No te avergüences conmigo yo mejor que nadie sé que los príncipes no existen, úsalo y sácale todo el provecho que puedas.

La sangre hirvió por mis venas ¿Iguales? Jamás.

— Gracias por tus sabios consejos Renée, si no tienes alguna otra tontería que decir me retiro.

Renée clavo sus ojos fríos como el acero en los míos llenos de palabras furiosas que no se atrevió a soltar. Le devolví la mirada con la misma intensidad. O al menos lo intenté.

— Charlie— dijo apuntándome— Ahí está Charlie en tu mirada y en tus estúpidos actos— desvió de nuevo su mirada hacia la ventana— No te estaba juzgando Bells, en fin te llamaré luego.

Furiosa di media vuelta abandonando como alma que lleva el diablo la habitación, pague la cuenta de Renée y me subí al auto donde Alec me esperaba.

— ¿A dónde vamos ahora?

— Solo vamos a casa— susurré — y Alec, por favor que Edward no sepa nada de esto.

**Edward POV**

— No sé qué me intriga más, si saber porque llegaste tan tarde o saber porque parece que la oficina se estuviera incendiado y quisieras huir de aquí inmediatamente — preguntó Demetri mirándome divertido.

— Ya, no es nada. Solo, bueno, tengo cosas que hacer.

La junta de solo un ratito se había extendido por más de cinco horas y justo ahora ya eran las cuatro de la tarde, había llamado a Bella y no me había contestado y eso me tenía jodidamente desconcentrado.

— ¿Con quién?

— No jodas, ¿Qué más quieres saber? Hoy llamo mi hermana Alice mañana viene y quiere que nos veamos, tengo una junta el lunes que Victoria me agendó y…

— ¿Ya estas saliendo con Isabella?

Mi boca se abrió de par en par ¿A qué puta hora le había contado de ella? Rodé mis ojos.

— No te importa.

— ¡Ea! Bien hermano, que gusto me da por ti, pero se feliz en lugar de estar así— sonreí mientras me pegaba con el puño en el hombro— yo me quedo hasta que esto termine me debes una— Lo mire incrédulo y una gran sonrisa se dibujó en mis labios.

— Cuenta con ello— salí disparado, me moría por regresar cuanto antes con Bella.

Nuestro interrumpido despertar y luego la forma en la que se le veía únicamente mi camisa me tenía en llamas desde que salí de la residencia. No tenía idea de por qué no contestaba su celular pero tampoco quería verme como un loco aunque resultaba imposible verme como otra cosa justo ahora que estaba manejando como tal.

— Hola Alec — me pare justo en la entrada— ¿Bella no ha salido? —Alec titubeo un poco antes de contestar.

— No, ella se encuentra dentro.

Deje de darle importancia a la actitud de Alec y entre a la residencia, llamé a Bella pero incluso aquí no respondía, abrí mi habitación y la encontré dormida. Estaba vestida sencillamente solo unos jeans y una blusa de color morado que adornaba su blanca piel, me tumbe a su lado. Su cabello cubría su rostro por lo que lo despeje para poder verle. Que sensación tan reconfórtate saber que cuando menos por el momento estaba conmigo y me daba terror admitir que así quería que fuera siempre, no me gustaba pensar de otro modo.

— Por fin has llegado — musito sin abrir sus ojos.

— Lo lamento, la junta se extendió más de lo que pensaba — continúe acariciando su mejilla. Abrió sus ojos y estaban un poco rojos como si hubiera…— ¿has llorado?

— Hem… no — siempre tan mala mentirosa, pensé.

— Te juro que me apure lo más que pude…— soltó una risita.

— Que egocéntrico es señor director, si lo extrañe pero no fue para tanto — sonreí avergonzado — he llorado porque… bueno, mi madre me llamó.

— ¿Y por qué, no se supone que eso sea bueno?

— No en mi caso. No tengo buenas relaciones con ella, no quisiera hablar de eso — sus ojos se llenaban de lágrimas y la bese lentamente.

No tenía que darme explicaciones de eso en estos momentos, todo lo que yo quería era solo que fuera feliz.

— Vámonos Bella te llevare a un lugar que vi que me gustaría que visitáramos.

**Bella POV**

— Debería cambiarme, no estoy presentable…woow— Edward me levanto en vilo y camino conmigo hacia afuera— bájame no es justo que todo quieras solucionar cargándome a todos lados.

— Es la única forma en que me haces caso— Alec estaba en el porche y se dirigió a él— es necesario que hagas una pequeña distracción.

— Si que tienes autos — suspiré un tanto atemorizada, pero Edward solo se encogió de hombros restándole importancia.

— Tengo solo los que me van gustando no es como que coleccione…

Menos mal. No tenía idea de a donde me llevaba Edward solo sabía que veníamos escoltados por una gran cantidad de guardaespaldas y que Alec salió primero conduciendo el volvo. Al poco tiempo llegamos a Park Avenue, Edward se estaciono y se quitó la chaqueta desabotonando su camisa, se miró al espejo revolviendo su cabello, giro su rostro hacia a mí.

— ¿Me veo como Edward Cullen?

— Absolutamente— resopló.

— Bueno hice lo que pude, andando.

Abrió la puerta y me ofreció su brazo, lo tome encantada. Conforme caminábamos sentí la presencia de varias mujeres alrededor como una dolorosa punzada. Todas eran elegantes, sus cabellos parecían lavados con pociones mágicas y sus uñas tan cuidadas y pintadas.

Claro muchas me miraban con ojos compasivos al ver cómo iba vestida, y algunas incluso sonreían por la manera como me aferraba al brazo de Edward, buscando protección. Suspiré y él se volvió a para mirarme.

— ¿Qué ocurre?

—Nada— balbuce, él le dio unos golpecitos a mi mano, sonriéndome cada vez que me apretaba contra él, como si no advirtiera lo que sucedía cuando pasábamos al lado de mujeres en la calle —es que eres increíblemente distraído.

Edward solo frunció el ceño sin entenderme. Caminamos por Madison y luego por la Quinta Avenida hasta que llegamos a un parque. Como si supiera que lo que yo quería era distraerme del recuerdo de Renée Edward caminaba conmigo mostrándome tantas cosas que jamás había visto, a Jake normalmente no le gustaba salir. Siempre había sido más tradicional, ver una película, preparar comida juntos y lo peor. Detestaba que yo trabajará.

— ¿Quieres un helado? — Dios, sí —No es necesario que hagas caras de cordero a punto de ser degollado Bella— dijo poniendo su dedo índice sobre mi nariz— pensaba comprártelo de todo modos.

— Malo.

— Pero así me quieres.

Comimos el helado y luego caminamos por un parque era tan esplendido, tan alegre. No podía tener mejor compañía. Sentí que alguien nos seguía volteé de reojo y solo vi a sus guardaespaldas que nos seguían de cerca arruinando el momento, casi quería pararme a mitad del camino y dar puntapiés en el piso de frustración, ¿Por qué tenían que seguirnos?

—Y entonces ¿vivirás sola? — Murmuro de pronto.

—Aún no lo sé ¿por qué? — Pregunte curiosa.

—Regresando le pediré a Victoria que te aumente el sueldo.

—Edward sé que no te gusto mi departamento pero eso no es necesario…

— No seas ridícula no tiene nada que ver con eso—me interrumpió y apretó mi mano— no quiero que te vaya a faltar nada, no sé qué decisión tomes pero mientras tanto me asegurare de que estés bien— miro fijamente hacia adelante y soltó una risita.

—No quiero que tú me mantengas se cuidarme sola. Yo quiero ganarme el dinero por mi trabajo no por mi relación con usted señor Director— dije soltándome de su brazo. Se paró en seco me tomo por la cintura, se acercó a mi rostro y sus labios rozaron levemente mi labio inferior.

— ¿No entiende que no solamente la cuido? No se trata solamente de eso señorita Isabella y lo sabe— Sus labios entre abiertos se movían contra los míos.

— Hum…si…pe… pero...

— Entonces ya guarde silencio y dejé que yo arregle las cosas— Tomo mi rostro entre sus manos y comenzó a besarme casi con rudeza, sentía sus labios insistentes contra los míos y le devolví el beso de la misma manera envolviendo mis brazos alrededor de su cuello soldándome a su cuerpo.

Nos separamos con la respiración entre cortada. Puse mi frente contra su pecho y lo abrace por la cintura.

—Tengo miedo de todo esto— dije apretándome más.

— Lo sé yo también pero a veces hay que tomar riesgos — busco mi boca de nuevo e inmediatamente sentí la sangre hervir por mis venas. Un guardaespaldas se acercó mucho y carraspeo. El cuerpo de Edward se tensó inmediatamente.

— Joder. Creo que tenemos compañía, vámonos— su sonrisa cambio a una máscara de frialdad.

Gire mi cuerpo para ver por qué se había puesto tenso y pude ver unos paparazis ocultos entre los vehículos, fotografiándonos. Mi sangre se fue hasta el piso ¿Ahora cómo le iba a negar a Renée esto?

*

*

*

— ¿Por qué eres tan fea? de seguro su mamá la dejo por su culpa por ser tan fea parece un duende con esas orejas, hasta yo la abandonaba jajajaja.

— ¡Así me hizo Dios!

— ¿Dios? Dios no comete errores jajajaja— Unas lágrimas salieron por mis mejillas.

— Cállense, ella no tiene la culpa, ¡Ella es hermosa!

— Jake… no…— dije entre sollozos.

— Huuy que miedo el nativo defendiéndola.

— Nativo, nativo— corearon varios niños.

— Y un nativo furioso por cierto, ¡a ver si esto no les da miedo!- Jake estampo uno de sus puños en la cara de un niño. Mientras otros llegaban hasta mí y me sacudían el hombro.

— ¿Bella? — abrí de golpe mis ojos y lo primero que vi fue el paisaje de árboles que pasaban a toda velocidad, me enderece y gire mi vista hacia Edward que me miraba fijamente, sus hermosos ojos verdes resplandecían por el crepúsculo, una de sus manos estaba sobre mi hombro.

— Lo…lo lamento me quede dormida…

— Has llorado. — Toque mis mejillas en un acto reflejo y efectivamente había llorado. Me limpie rápidamente los ojos. Dios este día no he hecho más que llorar. — Mencionaste a Black — las imágenes del sueño me golpearon y mordí mi labio inferior — ¿quieres hablar de eso?

—No — gemí.

Mire hacia adelante donde Alec nos recibía después de haber pasado un excelente día antes de que nos interrumpieran esos fotógrafos, entramos a la residencia tomados de la mano, luego Edward me soltó para descalzarse, un hábito que me había fijado que siempre hacia. Sin detenerme camine hacia su habitación quizás un baño caliente me relajaría de ese sueño, del recuerdo de mi madre...

Unos fuertes brazos me estamparon contra la pared antes de que pudiera llegar a la habitación, haciendo temblar los objetos donde estaban unas fotos y un florero. Edward hundió su rostro en mi cuello.

— Por favor, cuéntame que soñaste.

— Ya pasó cielo, solo fue un tonto sueño.

— Con un tonto sueño uno no llora y evoca a su novio. — Mordí mi labio y lo abrace por la cintura. —Nunca quieres contarme nada y me haces sentir mal…

— ¿Si te lo cuento, te sentirás mejor?

— Quizás, si me lo cuentas…—Se enderezo para mirarme.

Resumí mucho el sueño, lo último que quería era hablar sobre Renée, peor aún, decirle a Edward que mi propia madre había querido chantajearme, y trate lo más que pude omitir como Jake había sido mi salvavidas mil veces cuando los niños me molestaban, o durante toda mi vida hasta antes de conocerlo. Al final sentí un gran peso quitarse de mi espalda, Edward con sus hermosos ojos verdes me miraba de forma indescifrable.

— Mataré a esos niños, dame sus nombres. — Sonreí, parecía no estar enojado al menos conmigo.

— Ya déjalo cielo, hace mucho de eso. — Murmuré poniendo mi cabeza sobre su pecho y lo abrace fuerte. — Lo que me preocupa un poco son los fotógrafos.

**Edward POV**

— No te preocupes más Bella — froté sus hombros— esa es una de las desventajas de estar con alguien como yo, los paparazis siempre me persiguen. — Susurré en verdad que lamentaba mucho todo esto.

— No es eso, es que… bueno yo... todavía ni siquiera le comento nada a Jake de ti y no quisiera que se enterará de esta forma… — su respuesta me golpeó como un balde de agua fría.

¿Por qué? Bueno porque sencillamente todavía no me daba una respuesta y yo estaba ya construyendo miles de planes entre nosotros como un romántico jodido. Ese Black había estado para ella cuando más le necesitó, había sido su puerto seguro durante no sé cuántos malditos años, y aunque no se lo merecía, ella no quería que él se enterara así como ella se enteró de su infidelidad. Bella siempre queriendo que nadie sufriera como ella. Me tenía realmente cabreado no saber hasta dónde había sufrido o que le había pasado, pero tampoco la haría pasar por aquello que se negaba a contarme, así que me mordí la lengua antes de pedirle que me contara de su madre o reprocharle sus consideraciones hacia Black. Una furia bastante ridícula se apodero de mi cuerpo y jalándola hacia mí me hundí en su cuello de nuevo, mientras ella me abrazaba.

— No sabes cuánto detesto a ese perro.

— Hum, Edward — golpeó levemente mi espalda — no digas así.

— Es la verdad — tomé sus manos y la empujé contra la pared mirándola fijamente — detesto el hecho de que fueras suya, — descendí por su cuello dándole besos y me detuve para succionarlo sin poder evitar dejarle una marca — detesto que se conocieran desde niños, — sujeté sus manos con una sola de mis manos y con la otra descendí por su blusa desabrochando los botones — detesto que fuera él, quien estuviera para ti en esos momentos en lugar de ser yo,— mi mano se coló entre su sostén apretando uno de sus senos —pero lo que más detesto, es que aún tenga una oportunidad contigo. — Estampe mis labios en los suyos con verdadera necesidad. Nuestras lenguas se encontraron en una maraña sensual.

— Pero ahora estas aquí — jadeó en mis labios— y es todo lo que necesito.

Solté sus manos y bajé por su cintura para desabotonar sus jeans, ella desabotonó mi camisa mientras la arrastraba hacia mi habitación para cuando llegamos ahí ella solo iba con la mitad de su ropa y antes de caer sobre la cama, mi miembro estaba dentro de su húmedo y satinado calor. La necesidad por ella me consumía y con cada embestida solo podía desear más y más no solo una unión física, realmente mi mente gritaba por una sola cosa.

— ¿Eres mía Isabella?

— Eres... tan celoso, no soy de nadie…

Enrosco sus piernas en mi cintura y deje de pensar, bueno en realidad lo había dejado de hacer desde hacía mucho al parecer. Bella apretó su labio inferior con sus dientes cerrando sus ojos. ¿Cuántas veces le había dicho que no hiciera eso? Aceleré mis envites, ¿hasta dónde era capaz de excitarme ese sencillo gesto? Como si me hubiera leído el pensamiento soltó su labio y enredo sus dedos en mi cabello, baje besando su clavícula, y lamí uno de sus tensos pezones lo que provocó que de su boca saliera un suave gemido.

— Y tu tan, necia.

— ¿Por qué necia? — pregunto con un jadeo.

— Porque no puedes aceptar que eres mía.

Apretando los labios intentando contener una sonrisa me jalo contra sus labios, dándome un beso que me dejó sin aliento, la sujete por la cadera atrayéndola más hacia mí, entrando y saliendo con más fuerza, sus gemidos se mezclaron con los míos y cuando su cuerpo me acogió como si me hubiera estado esperando de toda la vida no pude contenerme más.

Con el corazón golpeándome en el pecho todavía de forma irregular me desplome sobre su cuerpo, incapaz de moverme hacia un lado.

— Lo lamento, pero no me puedo mover. — Dije aun jadeando.

Bella soltó una melodiosa risita. Dios como amaba ese sonido.

— Perfecto, por mi quédate justo así. — Me apretó contra su cuerpo. — Quédate conmigo por siempre.

Esta noche hubiera sido perfecta si no hubiéramos mencionado jamás a Black. Cerré los ojos y quedándome poco a poco dormido pese a que intente moverme hacia un lado Bella no me lo permitió y solo rogué porque no le fuera a faltar el aire.

— ¿Edward? Cielo despierta tu celular está sonando ya ha amanecido — jalé la sabana y me tape hasta arriba— cielo despierta ya tiene mucho sonando. —La suave voz de Bella me llamaba pero no quería despertarme, luego toco mi brazo que era lo único que se encontraba fuera de la sabana.

Abrí los ojos de golpe y la jalé contra mí agache la cabeza y le restregué la barbilla sin afeitar sobre el cuello, mientras Bella chillaba de risa.

— ¿Quién te crees que eres para despertarme? — Pregunte con rudeza fingida— Es domingo y uno tiene derecho a dormir.

— No soy yo la que quiere despertarte — dijo Bella sin parar de reírse — es tu celular ha sonado miles de veces.

La jale aún más hasta que quedó bajo mi cuerpo y de la misma manera seguí restregándole mi barbilla, descendí por su cuello conteniendo una sonrisa por la marca que se le había formado, seguramente se enojaría pero amaba hacerle marcas, pasé por uno de sus senos lamiéndolo y besando su torso. De pronto el timbre comenzó a sonar con insistencia como cuando era niño y Alice tocaba el timbre de la casa de mamá para que nos abrieran pronto… un momento.

— ¡Alice! — me levante como un relámpago buscando rápido unos jeans.

— Qué… ¿Qué es lo que ocurre cielo? — dijo Bella envolviéndose completamente entre las sábanas.

— Lo siento tanto Bella, es Alice mi hermana, olvide ir por ella a el aeropuerto y seguramente es la que está afuera tocando el timbre y ha de estar furiosa. —En el rostro de Bella se dibujó una máscara de verdadero terror y se quedó ahí inmóvil — Bella será mejor que te vistas…

— Oh, sí, si lo lamento.

Deje a Bella vistiéndose y salí rápido de la habitación para abrir la puerta. Y efectivamente ahí estaba mi pequeño duende, vestida perfectamente con una gabardina larga de color verde con grandes botones, una pequeña boina que ocultaba su cabello, Jasper me miraba con diversión mientras sujetaba sus maletas de equipaje.

— Ah… veo que estas tan ocupado— dijo Alice mirando mi torso desnudo— que ni siquiera recordaste en ir por nosotros al aeropuerto— me empujó y entro directo a la sala— ¿En dónde está?

—Lo siento Ed, ya vez como es Alice— murmuró Jasper entrando junto con ella.

Alice buscaba ya cuarto por cuarto a la culpable de que no hubiera ido por ella, y en eso al fondo del pasillo apareció Bella, con unos jeans y una blusa blanca la cual resaltaba su hermoso y sonrosado rostro, se había hecho una coleta y estaba de pie descalza en el umbral como niña regañada, me apresure hacia ella y sonriéndole en forma de disculpa por la intromisión de mi hermana la dirigí hacia ellos.

— Bella me ha venido a visitar mi fastidiosa duende y su novio.

— Hola, Jasper — dijo Bella con un tono de voz que si no la conociera bien juraría que no le conocía, extendió su mano para estrecharla con Jasper y luego se dirigió hacia mi hermana — ¿Qué tal Alice?

Alice enarcó una ceja mirando a Bella de arriba abajo. Como detesto cuando mi hermanita hace eso porque solo significaba una cosa…

— Bella hoy es tu día de suerte… ¡iremos de compras!

Bufé molesto, ya me había dicho que vendría solo por hoy a acompañar a Jasper que venía a revisar unas cosas de su empresa, y ya que vendría, Alice dijo que aprovecharía para visitar una de sus tiendas de moda. No me pareció mala la idea de presentarles a Bella como algo más que mi empleada, Alice tenía ya lloriqueando toda la semana con volver a verla y podría jurar que no tenía que revisar nada de sus tiendas, ni tampoco habría acompañado a Jasper si su curiosidad por Bella no fuera tan grande.

— ¿De compras? — murmuró Bella de nuevo con ese tono como asustadizo.

— Sí. ¿Edward? — dijo girando su vista hacia a mí— cámbiense y los esperamos en diez minutos en el pasillo, no me hagan esperar más, por tu culpa hoy me he enfriado mucho, odio Nueva York.

Se dio la media vuelta y desapareció junto con Jasper.

Jalé a Bella, la cual de nuevo parecía haber entrado en shock, hacia mi habitación y la abracé.

— Lo lamento nena, no era mi intención todo esto… si quieres le puedo pedir que se vaya…

— No, esto… es solo…

— ¿Qué ocurre?

— Es solo que me da mucha vergüenza con tu familia y bueno además odio las compras. — Se acurrucó en mi pecho.

— No te preocupes yo estaré ahí.

Suspiré si le dijera a Bella, la realidad sería peor, probablemente Alice la absorbería e incluso la asustaría pero no podía hacer nada, incluso si Bella se negará a ir de compras Alice… bueno, casi la forzaría, estaba seguro.

**Bella POV**

Salimos en veinte minutos Jasper se disculpó de las compras ya que tenía que ir con su padre así que nos dirigimos hacia la tienda de Alice. Suspiré al ver esa majestuosidad. Era una enorme tienda adornada con toldos en color azul oscuro, sobre la Quinta Avenida, un letrero enorme decía Cullen únicamente, y con eso me imaginé la clase de ropa que debía haber en la tienda. Edward apretó mi mano, con una pequeña sonrisa en sus labios infundiéndome valor y entramos mientras todas las encargadas susurraban alrededor, cosas como los hermanos Cullen, otras como el guapísimo Edward, y sin dejar las miles de miradas que si tuvieran vida me hubieran perforado mientras me aferraba a la mano de Edward.

Casi me quedo paralizada con lo que vi, la tienda era un paraíso terrenal. Y con horror supuse, que ni con todos mis ahorros me acabalaría una sola blusa de esta tienda.

— Bien Edward — dijo Alice tomando de mi mano y jalándome para que soltara a Edward— espéranos donde quieras Bella y yo tenemos mucho que hacer.

— De ninguna manera — Edward aferró aún más mi mano — iré con ustedes, puedo esperar afuera de los probadores.

Alice gruñó molesta, tiró de nuevo de mi mano y me condujo hacia otra sección de ropa un poco más juvenil, mientras yo volteaba solo de vez en cuando por encima de mi hombro para asegurarme de que Edward venía detrás.

Alice se paró enfrente de unas encargadas que casi temblaban de miedo al verla, supuse que no esperaban que la mismísima Alice Cullen estuviera frente a ellas.

— Voy a necesitar un poco de ayuda aquí — murmuró soltándome y caminando hacia ellas.

Contemple toda la tienda, de niña nunca había ido a esta clase de tiendas, bueno a decir verdad eerr a ninguna, era la palabra adecuada. Al irse Renée cuando solo tenía nueve años, nos dejó a mí y al jefe de policía Charlie Swan, solos. El pobre de Charlie intentaba más sobrevivir al abandono de mi madre que preocuparse porque Isabella no tenía un buen vestido de marca, así que con el tiempo, fui poniéndome ropa que Renée no se llevó, otra poca que me regalaban amablemente las vecinas y una que otra que me compraba con el dinero que Charlie me daba.

Aquello no iba tan mal como me suponía, el gusto de Alice en ropa era exquisito y completamente irreprochable, el tacto sutil que tenía para llevarme a prendas finas y adecuadas era algo que había que ver para creer. Al principio tomé ropa que al verme en el espejo me hacía ver como la Bella de siempre.

— Bella ¿me dejas ayudarte? No sabes cuánto me gustaría. — me vio con aquella mirada que Angie usaba para desbaratarme y supe que esto sería caso perdido. Asentí mientras ella daba pequeños saltitos.

Media hora después comencé a ver en el espejo otra versión mía, la elegante y sofisticada, me puso en el amplio y lujoso probador para que me viera de arriba abajo, el hermoso vestido blanco se ceñía a cada una de mis curvas, era en realidad muy cómodo y refinado. Y por un momento casi me sentí a la altura de Edward.

Casi.

— ¿Me permites? —preguntó Alice soltando mi liga del cabello.

Alice se separó un poco haciéndose hacia atrás para contemplarme como un artista miraría a su pintura, primero desde un ángulo, y luego desde otro.

— Tenemos que cortarte el cabello, solo un poco para modelar la caída, ¿te molestaría? — solo atine a negar. Definitivamente la pobre Alice pensaría que estaba lidiando con un robot. — Que lastima que dejes que el caníbal de mi hermano te haga esas feas marcas— toco mi cuello y sentí mi cuerpo estallar en vergüenza.

Después de no sé cuántos vestidos ya me sentía más cómoda, mi voz había vuelto y con ello mi confianza.

— Deberías mostrarle a Edward como te vez con este en particular, el azul te sienta de maravilla, ya sabes, — una traviesa sonrisa se dibujó en su rostro— quiero ver la cara de mi hermanito. — Me sonroje por su risa que sin duda daba entender cuanto conocía a Edward y accedí.

Edward estaba sentado en un cómodo sofá leyendo el periódico, se veía tan seguro, tan guapo aún con sus jeans deslavados y su playera verde parecía que el dueño de la tienda era él y no Alice. Estaba tan cómodo que me resulto evidente que estaba acostumbrado a estar rodeado de mujeres y a venir de compras. Lo que me dio un poco de celos. Cuando me vio dejó el periódico a un lado y levantándose lentamente vino hacia mí. Me tomó de la mano me hizo darme una vuelta observando cual crítico, cada detalle.

— Sí — exclamó con un brillo extraño en sus ojos— este se lo va a llevar puesto. Me solté riendo al igual que Alice. — Y si vuelves a esconder tu hermoso cabello, tendrás que darme explicaciones.

— Y si tú vuelves a dejarle marcar te denunciare— espetó Alice haciendo que me muriera de vergüenza de nueva cuenta mientras que a Edward simplemente no pareció importarle.

— Esto no te lo perdonaré cielo, ya veras, te hare sufrir. — Murmuré cerca de su oído, en mi mente cada vez veía más la forma en las que me las pagaría.

Edward solo hizo su hermosa sonrisa torcida mientras Alice, me jalaba de nueva cuenta a uno de los probadores.

**Edward POV**

Mi celular comenzó a sonar y tragué en seco cuando vi el número.

Jessica.

Me debatí entre contestarle o no, pero si no lo hacia la conocía bien, me llamaría hasta que contestara, así que mejor me salí de la tienda ya que estaba bajo la mirada atenta de varias dependientas.

— Hola, Jess.

— Es que no puedo creerlo Edward ¿Cómo puedes hacerme esto? — gritó del otro lado de la línea

— ¿Hacerte qué?

— Estar de nuevo con tu secretaria Edward, ¿es enserio, besándose en un parque? ¡Saliste en todos los encabezados de sociales esta mañana! — Bufé molesto, tengo que hacer algo con mi seguridad respecto a esos putos paparazis— ¿hasta cuándo te vas a dar cuenta amor?

— De que hablas Jessica, esto ya te lo había dicho lo nuestro ya llego a su fin.

— Sé que estas a travesando por otra de tus calenturas Edward, pero ya debes terminar con esto, te amo, estoy dispuesta a perdonarte todo cuando volvamos pero cada vez más y más gente se entera…

— ¿Calenturas? Jessica basta, yo no te amo, ya debe quedarte claro, pienso quedarme con Isabella, quiero formalizar lo nuestro, y si más adelante se dan las cosas le pediré que se case conmigo. — Me abrume con mis propias palabras, nunca pensé casarme con nadie de nuevo, no después de lo de Tanya, pero con Bella, con ella era todo diferente.

— No puedes estar hablando enserio… dime que no Ed…

— Lo… lo siento Jess— sujeté el puente de mi nariz, no quería herirla en verdad que no. Ella siempre había querido que nos casáramos, incluso alguna vez lo platicamos, había formado parte de quien soy ahora, incluso gracias a ella seguía respirando en este momento— no quiero lastimarte, es solo que…

— Pues ya lo has hecho Edward Cullen me has destrozado, me has negado todo lo que siempre quise, yo… — el llanto interrumpió sus palabras y solo unos segundos después colgó.

Nunca pensé que siguiera albergando una esperanza de que volviéramos y lamentaba terriblemente haber salido con más mujeres mientras ella y yo éramos novios, eso la había hecho pensar que Bella solo era una más en mi vida. Jalé de mi cabello algo nervioso caminado de un lado a otro, decidí no llamarla, tendría que darle su espacio y que meditara bien sobre lo nuestro…

— ¿Edward qué haces aquí afuera? — mire hacia Alice y la hermosa mujer que la venía acompañando.

Podía ver bajo aquella hermosa gabardina el vestido azul que Bella se había dejado puesto, su cabello arreglado de forma que marcaba por completo sus sonrosados pómulos, además la habían maquillado bastante, no es como si no me gustara Bella de todas las maneras posibles pero justo como se veía en este momento, hizo que un escalofrió recorriera toda mi columna haciendo arder toda mi piel, bajo aquellas gruesas pestañas que enmarcaban su intensa mirada chocolate.

Camine hacia ella como poseído y la sujete por la cintura dándole una vuelta en el aire.

— Te ves preciosa.

— Agradécele a Alice. — Riéndose se sujetó de mi cuello.

— Gracias, hermanita — dije sin dejar de mirar a Bella.

— Ahora agradécemelo invitándonos a cenar más tarde, ¿te parece?

Llegamos por Jasper y decidí invitarlos a uno de mis restaurantes favoritos, mientras Bella y Jasper se adelantaron en lo que hablaba con el mesero, Alice me esperó y antes de que nos dirigieran a la mesa me jaló hacia un costado.

— Edward, ¿quién te llamo esta tarde? — trague en seco.

— Del trabajo, ¿Por qué?

— Porque cuando salimos estabas muy nervioso, lo pude ver en tu manera de jalar tu cabello, Ed, eso solo lo haces cuando estás nervioso, ¿quieres contarme? — mire a los ojos a mi lista duendecillo, sus ojos verdes resplandecían preocupados. Suspiré quería contarle aun sabiendo que mi hermanita la odiaba.

— Ok, a ti no puedo ni quiero engañarte, era Jessica.

Sus ojos se volvieron duros y su boca se apretó en una delgada línea — ¿Qué quería?

— Aún no supera lo nuestro, ella… bueno me llamo para ver si volvíamos — Alice iba a comenzar a protestar y puse un dedo en sus labios— en verdad quiero a Bella, ella aún no se decide ya solo le quedan dos días, pero yo la amo Alice, no te preocupes no volveré con Jessica.

— ¿Aunque no te elija? — su comentario me llego como un golpe en el estómago y tomé aire.

— Aunque no me elija.

— Edward, cuídate de Jessica ella nunca me ha gustado y lo sabes, pareces no darte nunca cuenta de las cosas.

— ¿A qué te refieres?

— Jessica siente algo muy fuerte por ti, no me gusta. Es algo más que amor, siempre te vio como una posesión, siempre hablaba de ti como un triunfo que le costó mucho alcanzar— fruncí el ceño— solo espero que hayas aclarado bien las cosas con ella.

— Así fue Alice, vamos a cenar mejor, no quiero que Bella sospeche nada. ¿Te gusta Bella?

Los ojos de mi hermana brillaron y dio pequeños saltitos.

— ¿Bromeas? es un amor Ed, me ha dejado cambiarla como muñequita, es tan sencilla y sincera. Sí, si me gusta. Lo que no me gusta es que no se decida, odiaría que te hiciera sufrir.

Mordí mi labio y le dedique una sonrisa dirigiéndola hacia la mesa, no quería que Bella sospechara algo por nuestra tardanza, no quería comentarle sobre esta llamada.

Pero algo en la plática con Alice me dejó con mal sabor de boca, no logro entender porque el odio de Alice hacia Jessica. Siempre fue así, pero lo que me tenía intranquilo era si debía asegurarme que todo había quedado en buenos términos con ella, en mi interior un no sé qué me decía que algo andaba mal.


Nenas este capi tan largo es de los que me estoy trayendo de FanFiction y pues estoy batallando para reacomodarlos, ya saben si quieren leer la otra versión de esta historia pueden entrar a: http://www.fanfiction.net/s/7950681/16/Haciendo_Elecciones
Este capitulo también fue beteado por Irene Cullen, gracias hermosa!

Capítulo 21: Malos entendidos Capítulo 23: Sorpresas

 


Capítulos

Capitulo 1: Superando Errores del pasado Capitulo 2: La nueva Asistente Capitulo 3: La razón Capitulo 4: Conociéndonos Capitulo 5: La comida Capitulo 6: Aventura Capitulo 7: Juegos Capitulo 8: Complicaciones Capitulo 9: Cada quién con su cada cual Capitulo 10: Aclarando dudas Capitulo 11: Planeando nuestra salida Capitulo 12: Bora Bora Capitulo 13: A flor de Piel Capitulo 14: Frente al mar Capitulo 15: Deteniendo el tiempo Capitulo 16: De regreso Capitulo 17: El viaje Capitulo 18: Confesiones Capitulo 19: Verdades al descubierto Capitulo 20: De regreso del Viaje Capitulo 21: Malos entendidos Capitulo 22: Cuestión de tiempo. Capitulo 23: Sorpresas Capitulo 24: Haciendo elecciones Capitulo 25: Por algo pasan las cosas Capitulo 26: Empezar de nuevo Capitulo 27: Cambios Capitulo 28: Amigos Capitulo 29: Final del día Capitulo 30: Salida Capitulo 31: Salida segunda parte Capitulo 32: Cosas por hacer Capitulo 33: Las Vegas Capitulo 34: No importa el tiempo Capitulo 35: En peligro Capitulo 36: Contigo Capitulo 37: Una nueva oportunidad Capitulo 38: Un mes Capitulo 39: Impulsos Capitulo 40: Queja Capitulo 41: Cita Capitulo 42: Nada es lo que parece Capitulo 43: Confrontaciones Capitulo 44: No hay vuelta atras. Capitulo 45: Central Park Capitulo 46: ¿Qué soy para ti? Capitulo 47: Visitas inesperadas Capitulo 48: Noticia Capitulo 49: Reacciones Inesperadas Capitulo 50: Adicción Capitulo 51: Todo o nada Capitulo 52: Propuesta Capitulo 53: Transtornos Capitulo 54: Tú, mi felicidad.

 


 
14445694 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios