Haciendo Elecciones (+18)

Autor: skuichy
Género: + 18
Fecha Creación: 26/01/2012
Fecha Actualización: 19/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 39
Comentarios: 248
Visitas: 145636
Capítulos: 54

Todo comenzó con una atracción; me gustabas, quería cazarte. Ambos teníamos pareja, así que sólo era eso, un juego. ¿Pero que pasa cuando uno de los dos quiere más? El juego deja de serlo y una terrible verdad queda sobre nosotros. En el amor las cosas nunca son fáciles, claro tampoco nadie me advirtió que serían así de difíciles.

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 49: Reacciones Inesperadas

 **Edward POV**

Era la sexta vez que marcaba al celular de Isabella y me mandaba directo al buzón de voz.

Algo estaba jodidamente mal, ella había quedado en llamarme y no lo había hecho, hasta ahí no había problema. Era olvidadiza y estaba llena de trabajo. El problema fue cuando llamé a Ángela y me dijo que no se habían visto este día, cuando marqué a su celular por cuarta vez, y me mandó de nuevo al buzón, cuando Alec me dijo que no regresó a la oficina.

Dos intentos más y ya me encontraba al borde de la locura.

Tomé mi abrigo incapaz de controlarme un segundo más y salí disparado a buscarla. Sí algo le hubiera pasado, ¡joder! no podía ni siquiera pensar en eso. Manejar de forma rápida era un mal hábito que tenía pero ahora, si tenía un motivo. Así que conduje como desquiciado hasta su departamento, rogándole a todos los cielos porqué estuviera allí y a salvo. La fría calle estaba prácticamente desierta. Miré a su departamento, era de dos pisos y la puerta estaba muy cerca de la calle, nunca me había gustado eso. Tampoco me gustaba el árbol viejo y grande que llegaba a la altura de su alcoba, tiraba las escasas hojas que aún le quedaban, y le daba un aspecto muy lúgubre a su departamento.

Las luces del frente estaban totalmente apagadas, al parecer no había nadie. Estaba a punto de hiperventilar, me bajé apresurado y observé una sola luz prendida en la pequeña ventana del baño. Toqué el timbre, una… dos… tres veces y nada.

Aporré la puerta con fuerza, preso de los nervios. Luego recordé el juego de llaves que Bella me había sacado. Corriendo, volví a mi auto  y las encontré, de nueva cuenta fui a la puerta y abrí.

— ¿Bella? —Dije apenas poniendo un pie en la estancia. —Nena, ¿estás aquí?

El silencio reinaba en todo el departamento, elevé la vista hacia las escaleras por donde la luz del baño iluminaba hasta la recamara. Subí a grandes zancadas pero no la encontré en la habitación, hasta que vi su cabello largo y ondulado sobresaliendo por el suelo del cuarto de baño. Mi corazón se detuvo, me quedé inmóvil y sin aliento,  caminé como un autómata hasta el sanitario.

Ella estaba en el suelo, con el rostro bañado en lágrimas. Su pecho subía y bajaba — ¿se habría desmayado? —me pregunté. Lucía tan pálida como si estuviera muerta.

—Bella… —susurré con voz ronca desplomándome a su lado. — ¿Nena? —La tomé entre mis brazos y la levanté.

Apoyé la mejilla contra su pecho, sólo para asegurarme de que estaba respirando. De manera suave, la deposité en la cama, estuve llamándola y no obtuve respuesta.  ¿Debería llevarla al médico? Traje una toalla húmeda y la pasé por su rostro. Ella parpadeó a los pocos segundos y su vista se enfocó en mis ojos.

— ¿Edward? —Preguntó con voz ronca, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras comenzaba a sollozar.

—Bella ¡por Dios! —solté el aire que quedaba en mis pulmones y la estreché con fuerza —estaba muy angustiado por ti, ¿qué pasó amor? Dímelo. —Ella no dijo nada, aferró las manos a mi camisa y enterró el rostro en mi pecho.

Las lágrimas comenzaron a humedecer mi camisa, haciendo contacto con la piel de mi pecho. Acaricié su espalda de arriba hacia abajo, tratando de reconfortarla, ¡Joder!, ¿acaso… se abría enterado de la libertad de James? Un escalofrío me recorrió de sólo pensar que lo supiera, sabía bien el miedo que tenía de eso. Me había propuesto decírselo, pero no había encontrado la forma para iniciar esa plática. Respiré hondo.

 —Escúchame nena, —sujeté su rostro con firmeza, ella no podía dejar de temblar —tu… ¿te enteraste de que James quedó en libertad? —Sus ojos se abrieron de par en par, primero confundidos y luego se fueron llenando de miedo.

—Sí… —balbuceó.  — ¿Quién se lo habría dicho? ¿Por qué? Las preguntas comenzaron atormentarme, pero preferí enfocarme en ella.

—No te preocupes nena, —pasé las manos por sus mejillas bañadas en lágrimas —nadie jamás va a tocarte. Te lo juro, antes tendría que pasar sobre mi cadáver. —Aseguré.

—Edward, —susurró separándose de mí —no es por eso que estoy así.

— ¿Qué? —Fruncí el ceño. — Entonces… ¿qué ocurre? —Pregunté sobando su espalda, ya me estaba inquietando.

—Yo… sólo quiero que sepas que… —sorbió su nariz —después de lo que hoy te diga, entenderé la decisión que tomes, no necesitas sentir culpa alguna, ni obligación… ¿entendido? —Sus ojos bailaban llenos de emociones y, ¡maldita sea! ¿En qué puto momento me había perdido en la conversación?

—No sé de qué hablas nena, quizás si me lo explicas… —Murmuré tratando de sonar paciente, pero fracasé terriblemente.

—Estoy embarazada. —Soltó como quién habla del clima, viéndome a través de sus pestañas húmedas por el llanto.

Embarazada.

La miré sin poder si quiera parpadear, el aire se quedó estancado en mis pulmones y dejé de respirar. Estaba perdido en sus profundos ojos, ella no desviaba la mirada de la mía y claramente esperaba que dijera algo.

— ¿Estás de broma? —Pregunté. Ella sólo negó y lágrimas descendieron de nuevo por su rostro.

—Será mejor que te vayas. —Susurró. —Necesito estar sola. —Y yo necesitaba un jodido trago. Necesitaba un puto trago, como quién necesita agua en el desierto. No pude moverme, seguí mirándola, hundido en una especie de trance. — ¿Qué no entendiste? —Gritó poniéndose de pie. Las manos me picaron al sentirse vacías. —Quiero que te vayas, ¡quiero estar sola! —ella, tenía las manos hechas puños a los costados, sus ojos brillaban llenos de lágrimas y furiosos. Me puse de pie caminando con torpeza hacia ella. — ¡Vete! Yo puedo hacer esto sola, yo puedo hacerlo… —comenzó a golpear mi pecho.

Y quedarme como una figura de hielo, definitivamente no era lo indicado.

— ¿Quieres calmarte de una vez? —la sujeté delicada, pero firmemente por los hombros. Ella parpadeó claramente sorprendida.

—Lo… ssiento… —balbuceó. De nuevo rompió en llanto.

— ¿Cómo puedes decir que lo sientes? —Pregunté. Ella abrió los ojos como platos. —Isabella yo… te amo. —La estreché contra mi pecho. —Te amo tanto nena. Perdóname por quedarme en shock… es sólo que bueno…

—Lo lamento mucho cielo, no debí dejarme llevar... —interrumpió —ahora todo mundo pensará que lo hice para retenerte a mi lado… —Enterró el rostro en mi pecho y me rodeó la cintura con sus pequeños brazos. —Siento que lo he arruinado todo, obligándote a ir más aprisa, te lo juro que entiendo si ya no quieres que nos mudemos, no quiero que te sientas atado a mí… —su voz sonaba amortiguada, contra mi pecho.

—Nunca me he sentido comprometido a nada, —interrumpí y la miré incrédulo —te amo, es sólo que estoy tan sorprendido…

Y en realidad, era sólo eso. Estaba sorprendido, estaba en shock, pensaba que quizás las palabras no habían penetrado bien, en la membrana de mi muy obtuso cerebro. Tenía miedo, estaba feliz, nervioso… Esto no era un sentimiento como el que algún día iba a sentir por nadie que no fuera ella. Era diferente, muy diferente.

De sólo imaginar, que otra vez podría ser padre pero ahora, de un bebé de Bella. Una de las comisuras de mis  labios, se torció en una media sonrisa. No me importaba que fuera producto de un descuido o que el miedo que sentía de ser padre, me estuviera consumiendo en este momento. Ese bebé, seria producto del reencuentro con el amor de mi vida.

Tomé su pequeño rostro entre mis manos, y la besé como nunca antes la había besado, con toda la delicadeza del mundo, con todo el amor que puedes tenerle a la futura madre de tu hijo, con la felicidad de recibir una noticia de estas proporciones. Mis labios se movían acompasadamente sobre los suyos, queriendo borrar de alguna forma sus dudas y miedos. Bella era mi otra mitad, mi espíritu gemelo. Tomé un largo respiro separándome de su embriagador sabor.

— ¿Cómo crees que me va a importar el qué dirán? —Deslicé los labios por su cuello mientras la abrazaba más fuerte. —Desde que te tengo me sobran los besos, me descubro sonriendo… desde que estamos juntos nada me falta, eres mi amiga, mi compañía, mi vida por completo y… también serás la madre de mi hijo, no tienes idea de cuánto te amo.

La levanté entre mis brazos, sintiendo que no estábamos lo suficientemente cerca, y continúe besándola sin poder detenerme.

— ¿Y ahora que vamos hacer? —Preguntó en los escasos minutos que sus labios quedaron libres, sus manos estaban colgadas a mi cuello.

—No lo sé. —Respondí bajándola de mis brazos y la sostuve por la cintura. —Bueno… pensándolo bien, lo primero que vas hacer, es mudarte conmigo. —Sonreí pero su rostro se contrajo.

— ¿Aún quieres eso? —Suspiré y tomé su mentón.

—Eres tan ridícula. Isabella necesito que confíes en mí, que confíes en nosotros. —Deslicé el pulgar por su mandíbula. —Te amo ¿es tan difícil entenderlo? me hubiera encantado saber al mismo tiempo que tu esta noticia, que no tuvieras que enterarte de esto tu sola.

**Bella POV**

Edward y yo nos duchamos juntos. Nada que implicara algo sexual, yo estaba demasiado en shock como para pensar en otra cosa que no fuera la noticia del bebé. Luego, me ayudó a secarme el cabello con la toalla, y fue sólo hasta ese momento, que vi el miedo que reflejaban sus ojos. Edward estaba tan nervioso como yo, pero no me había dado cuenta hasta este momento. Tenía bastante ropa suya en mi armario, en realidad parecía que vivíamos juntos, aunque no lo hiciéramos oficial frente a todos.  Así que, se puso unos pantalones deportivos negros y una camiseta azul.

Nos recostamos en la cama y me atrajo a su pecho. Quedando de frente el uno al otro. Cerró los ojos, como si supiera que estaba escudriñándolos con atención.

—Estás nervioso. —Afirmé. Él soltó el aire lentamente.

—Un poco sí. —Suspiró. —Te amo nena, mañana hablaremos de esto… necesitas descansar. —Murmuró hundiendo el rostro en mi cabello.

—Quiero que me beses. —Pedí con un hilo de voz.

— ¿Ahora? —Preguntó viéndome de forma enigmática. Asentí.

Me besó lentamente, sus grandes manos subieron hasta mi rostro para sujetarme. Empujó la lengua entre mis labios y abrí la boca gustosa. Necesitaba saber que enfrentaríamos esto juntos, y sentirlo así, besándome como si me amara, era lo único que tenía para pensar con claridad. Le devolví el beso con algo más que entusiasmo, invadiendo su boca, quería dejarle saber con este beso, todo lo que sentía, dándole ligeros mordiscos de vez en cuando, tratando de estar dentro de él.

Durante la noche, desperté angustiada varias veces. Pero enterrar el rostro en su duro pecho, me calmaba. Ser madre no estaba contemplando en mis planes, ni a corto, ni a largo plazo. Renée, se había encargado de tirar por la basura mis ilusiones de ser madre; nunca había tenido una mamá,  no sabría cómo ser una.

Por la mañana, las cosas pintaban mejor. No por nada dicen que las cosas al despertar, se ven con otra perspectiva. Al abrir los ojos, comprobé el lado donde dormía Edward vacío y me asusté. La puerta se abrió, mostrando a mi glorioso novio con una bandeja repleta de desayuno.

—Despertaste dormilona. —Murmuró dándome suaves besos en el rostro.

—Gracias por el desayuno. —Sonreí, pero claramente pareció una mueca. No me sentía cómoda, aún no asimilaba esto. Y qué decir de las náuseas que estaban revoloteando en mi estómago. 

Edward, se veía radiante como de costumbre. Hoy vestía un sofisticado traje negro que realzaba al máximo su silueta. Sus hombros se veían anchos y elegantes. La caída del pantalón, mostrando sus largas piernas, los zapatos brillantes… la corbata negra, anudada perfectamente en su camisa azul cielo, que le volvía sus preciosos ojos verdes, azulados.

— ¿Sabes? He estado pensando, y con esto del bebé… quiero que veamos a mi familia. —Tomó mi mano y jugueteó con mis dedos.

— ¿Ver a tu... a tu familia?  —Todo el estómago se me fue al suelo.

—Sí.

—No. —Gemí. —Por favor… es muy pronto.

—Cuanto antes mejor, no pretenderás que un día llegue con un niño y lo presente como mi hijo. —Suspiré. —Piénsalo nena, por lo pronto me tengo que ir a trabajar… ¿quieres que llame a Alice? No quiero que estés sola…

—No… no te preocupes, estaré bien…

—Además, quiero que le digamos a Charlie. —Me miró evaluando mis reacciones.

—Edward por el amor de Dios, ¡dame un respiro! —exclamé frustrada.

—Es que, no podemos estar posponiendo algo tan importante, Charlie tiene derecho a enterarse, tenemos que aprovechar que está aquí. Además, quiero que esta misma tarde vayamos al doctor. —Suspiré y asentí.

—Te vuelves tan mandón. —Murmuré, la esquina de su boca se elevó en una media sonrisa, mi favorita. Se acercó a mí y sujetó mi mentón.

— ¿Es tan malo que sólo quiera lo mejor para ti?

—No… —Balbuceé hundida en sus profundos ojos, en su olor a gel de baño, a suavizante, a esa particular loción suya, mezclada con su aroma natural.

— ¿Entonces?

—Sólo necesito tiempo…

—Está bien preciosa, además quiero hacer todo esto de manera… quizás precipitada, por qué tengo muchísimo trabajo pendiente está semana la verdad… —suspiró —quizás no podamos vernos mucho.

— ¿Por qué? —Pregunté angustiada.

—Tenemos que ver la apertura de nuevas empresas alrededor de Estados Unidos. La familia Mallory está interesada en hacerlo lo antes posible y, probablemente tenga que viajar…

— ¿Te estarás viendo con Lauren?

—Sabes bien que es mi socia. —Tocó mi nariz con su dedo índice, resoplé frustrada. — ¿Qué? —preguntó mirándome.

—No me gusta que estés con Lauren…lo sabes.

—Nena… —su tono de voz fue de un ligero reproche.

—Es que no me gusta. —Refunfuñé.

—Sólo tengo ojos para ti fresas, ¿qué no te lo he demostrado ya? —Quitó la bandeja de comida de entre nosotros, suspiré mientras se iba colando entre mis piernas. —Ahora más que nunca, me siento tan vulnerable Bella. —Enterró el rostro en mi cuello.

— ¿Por qué? —Susurré cerrando los ojos y disfrutando de la suavidad de sus labios en mi piel.

—Por qué vamos hacer padres y yo tengo una adicción. —Un escalofrío involuntario me recorrió la espalda. — ¿Qué pasaría si no puedo controlarme? ¿Qué si no soy un buen padre? —Musitó recostando su cabeza en mi pecho, su voz sonó afligida y atormentada.

—Serás el mejor padre que pueda existir. —Aseguré tomando su rostro, obligándolo a verme. —Estoy segura de eso.

— ¿Siempre me vas ayudar? —Preguntó, sus ojos bailaban inseguros.

—Por supuesto cielo, siempre.

—Me siento… hmm… —se acomodó en mi pecho —mucho más protector contigo, no sé cómo explicarlo nena, ahora que sé que serás la madre de mi futuro hijo… quisiera poder estar observando cada cosa que haces, asegurarme de que estás bien.

—Estaré bien. —Sonreí dándole un suave beso en los labios.

— ¿Puedes prometerme que vas a mantenerte lejos de los problemas? —Me solté riendo.

—Claro que sí cielo.

Me sonrió de vuelta y me correspondió el beso, sus manos recorrieron mis costados y me acomodé mejor bajo su gran cuerpo. Sin duda, pensé que se nos haría tarde mientras le enredaba los dedos en el cabello, pero no me importó.

**Edward POV**

— ¿En serio? —Preguntó Jane del otro lado de la línea. — ¡Felicidades!

Pellizqué el puente de mi nariz y respiré hondo. El día de hoy le había dicho a Alice cuando vino a visitarme a la oficina, que iba a ser padre. Gritó tan fuerte, que la escuchó Demetri quién, de pasada le dijo a Félix y a Jane. Pero bueno, una era mi hermana, los otros mis mejores amigos. Le supliqué a Demetri, dejar de portarse como un chismoso y aceptó. Pero eso no me salvó de la llamada de Jane, además, había un motivo particular que me tenía muy angustiado.

—Gracias, pero… estoy preocupado por algo.

— ¿Qué cosa?

—Ya sabes… —suspiré — ¿cómo alguien como yo, puede ser padre? Me dejé arrastrar por una adicción y ahora… simplemente no sé si pueda tenerlo bajo control. Se ha despertado un instinto… nuevo en mí y la verdad me asusta.

—Sabes bien que tienes una personalidad adictiva Edward, siempre ves las cosas blancas o negras…  has hablado de eso con el terapeuta del grupo, ¿no?

—Maso menos… —Mentí, no había hablado de nada con ninguna terapeuta. Sólo asistía a las terapias en grupo.

— ¿Y qué te dijo?

—Me está ayudando con eso. —Volví a mentir y suspiré, ¿qué podía haber de malo, con no querer contar mis problemas en todos lados? Ya bastante tenía con todo lo que estaba pasando. —Sé que tiendo a… querer tener el control sobre todo lo que quiero, y eso incluye a Isabella. —Mi naturaleza controladora, había crecido desde que estábamos juntos de nuevo, eso me asustaba. —Ahora que va hacer la madre de mi hijo… bueno estoy literalmente hiperventilando.

—Entonces no dejes de ir al grupo.

—Ahí es donde viene el problema, estas semanas no creo que vaya a poder asistir. Tengo muchísimos compromisos y la verdad ni siquiera voy a poder ver a Isabella, y de sólo pensarlo, ya siento que no puedo respirar bien.

—Cálmate señor exagerado, —la escuché reír —sólo tienes que concentrarte y relajarte. No te va a pasar nada, te lo aseguro. —Suspiré nada convencido mientras pellizcaba el puente de mi nariz.

Por la tarde me reuní con Isabella, pero no pudo salir antes del trabajo, por lo que no pudimos ir al doctor.

—En cuanto regrese, será lo primero que haremos. —Sentencié, caminando hacia ella. Bella estaba de pie, junto a la ventana de su habitación. Contemplando las luces comenzar a iluminar la ciudad.

—Sí… es que estas semanas también yo tengo mucho trabajo. Mike va a cerrar contratos, pagaremos a los empleados y Garret quizás, firme con nosotros…

—Eso me da gusto. —Susurré posando mis manos en sus hombros, contemplando nuestro reflejo. —Sé que perdieron a la familia Vulturi y también… bueno al imbécil de James. —Se estremeció ligeramente con la mención de ese nombre.

—Sí, entonces es importante que cerremos ese contrato.

—Pero es más importante nuestro bebé… debes recordarlo. —Murmuré. Ella suspiró y asintió. Con cuidado, le aparté el cabello hacia un lado y le besé el cuello. Inhalando su aroma a fresas que me drogaba y me volvía loco. —Te amo ¿lo sabes? —Susurré.

—Ya te extraño. —Murmuró antes de besarme. — ¿Te quedas hoy conmigo otra vez? Mañana te puedo llevar al aeropuerto…  —Sonreí.

—Gracias… pero tengo que ir al grupo nena. No he podido ir con frecuencia estos días, además faltaré por dos semanas…

—Pero tampoco yo te veré en todos esos días, Edward… por favor…—Suplicó y a través del cristal, pude ver como sus ojos, se comenzaban a llenar de lágrimas.

Suspiré, cuando ella se encontraba a mí alrededor, no me faltaba nada. Podía controlar cualquier deseo que rondara por mi cabeza. El problema era cuando no estaba cerca de mí.  Se recostó ligeramente hacia atrás, y la curva de su trasero se acercó a mis caderas. Siseé al sentirla tan cerca, de nuevo murmuró un por favor contoneándose ligeramente,  eso fue todo lo que necesité para estar listo.

¿Y ahora, que? De nuevo no asistiría al grupo. El deseo de beber, había vuelto con más fuerza desde la noticia de que iba a ser padre. Ir al grupo, era más que primordial. Ojalá pudiera explicarle eso a mí erección, sólo podía rogarle a todos los dioses, mantener mi  adicción por el alcohol a raya.  Porque de momento, mi primera y más importante adicción, Bella, también me necesitaba.

Sólo un cretino dejaría de asistir a algo tan importante, por querer llevarse a su novia a la cama, desnudarla y lamerle el cuerpo durante toda la noche. Por lo que sí, yo era un completo cretino.

Podía vivir con eso.

**Bella POV**

La semana pintaba horrible, para empezar, Edward viajando lejos de mí y rumbo a los brazos de Lauren. Bufé por enésima vez en el día.

—Pareces un animal. —Eric, quién estaba frente a mí en el almuerzo, soltó una carcajada.

—No es nada. —Murmuré e inevitablemente me sonrojé. No me había percatado que mis sonidos de queja, se escucharan mientras desayunábamos.

—No has probado ni siquiera un bocado. —Apuntó con la cabeza a mi plato de comida lleno.

De sólo pensar en la castaña con curvas mortales llamada Lauren, se me quitaba todo el apetito. Suspiré y probé bocado, todo mi estómago se revolvió amenazándome con vomitar, me apresuré el jugo que tenía a un lado para tratar de controlarme.

— ¿Estás bien? —Preguntó Eric mirándome de forma extraña, seguramente le estaba dando todo un espectáculo. — ¿Qué ocurre?

—Es sólo que… —respiré hondo sintiendo como las náuseas pasaban —mi novio salió de viaje… y se va a reunir con Lauren, ¿te acuerdas de ella?

— ¿Lauren Mallory? —Asentí — ¡que suertudo! Esa mujer está increíble, no sé cómo es posible que siga soltera, el día que la vimos en las Vegas, te juró que quise yo mismo encargarme del contrato pero… —suspiré mientras Eric hablaba maravillas de Lauren, seguramente así sentiría Edward ¿cómo podría ser inmune a los encantos de esa chica? — ¿Estás celosa? —Preguntó Eric trayéndome a la realidad.

 —Un poco sí. —Respondí mirando hacia mis manos.

— ¿Y cuando regresa tu novio?

—En dos semanas.

—Pues ponte lista Belly Bells, esa chica es todo un trofeo. —Lo miré con asombro y luego le aventé un pedazo de fruta al rostro. Eric se soltó riendo y después de eso nos fuimos a la oficina.

**Edward POV**

El edificio frente a mí, era de más de veinte pisos, con todos los vidrios en un color negro ahumado. Las enormes puertas de cristal, se abrieron para recibirme. Lauren me esperaba en su escritorio de cristal y lleno de papeles. Sonrió ampliamente al verme.

—Oh por Dios ¡Edward! —sonrió de oreja a oreja caminando hasta mí.

Lucía un vestido amarillo oscuro bastante ajustado y corto, dejando ver sus torneadas y bronceadas piernas. Los tacones eran tan altos que cuando se lanzó para abrazarme me llegaba a la barbilla, su cabello suelto en ondas hasta la mitad de su espalda. Suspiré y la retiré gentilmente de mis brazos.

— ¿Cómo te ha ido? —Pregunté.

—No como a ti claro está, te ves genial. —Me miró de arriba abajo y me hizo resoplar ligeramente incómodo, luego sonreí. Si las mujeres se lo proponían, podían ser tan terriblemente acosadoras como los hombres.

— ¿Podemos ir viendo los lugares dónde quieres establecerte?

—Por supuesto, ven. —Tomó mi mano y salimos de su oficina.

**Bella POV**

Hoy, no me apetecía volver a casa temprano, mi papá y Sue andaban de compras y no habría nadie. Así que no estaba segura de poder manejar bien la soledad. Por lo que se me ocurrió caminar un poco por Central Park. Caminé hasta mi lugar secreto, ese hermoso prado oculto donde veníamos a veces Edward y yo. Me tumbé sobre el pasto y estuve viendo como el viento movía el agua del pequeño lago.

Extrañaba a Edward ridículamente demasiado, en todo el día no me había mandado un mensaje, ni siquiera para avisarme que ya había llegado, quizás estaba tan ocupado que no se acordaba de mí… bueno de nosotros. Toqué mi inexistente pancita y se me llenaron los ojos de lágrimas, últimamente andaba de un sentimental imposible. Pero pensar que Edward no pudiera extrañarnos me hizo llorar.

El crepúsculo comenzó frente a mis ojos, y suspiré recordando que a Edward no le gustaba. A pesar de los colores que se formaban en sus ojos… ¡diablos! Todo me lo  recordaba. Me recosté negándome a ver el atardecer ocultarse, miré los colores violetas de las nubes en el cielo.

.

.

.

Desperté abruptamente, al parecer me había quedado dormida largo tiempo, por qué no me percaté cuando el crepúsculo se ocultó en el horizonte, dando paso a una noche fría y muy oscura. Miré la hora en mi celular y con horror, vi que eran las ocho de la noche y tenía más de diez llamadas perdidas de Edward. Rápidamente marqué a su número.

— ¿En dónde rayos estás? —Bramó enfurecido, del otro lado de la línea.

—Lo siento cielo yo...

— ¿Por qué huiste de Alec? ¿Sabes lo nervioso que he estado todo el día? Te he estado marcando por horas, no tienes una idea de lo impotente que me siento, por no poder haber ido a buscarte… estaba a punto de comprar mi boleto de regreso…

—Perdón Edward, cálmate, —interrumpí —salimos temprano y vine a caminar un poco a Central Park, no vi la hora y…

— ¿Fuiste a caminar sola? —Resopló — ¿Por qué no contestabas mis llamadas? —Me sonrojé y tragué nerviosa saliva, mientras caminaba rumbo al estacionamiento.

—Me… me recosté un poco, en nuestro prado y me quedé dormida. —Hubo un prolongado silencio. Tanto, que miré el celular para ver si seguía la llamada, luego miré hacia adelante donde un Alec, muy angustiado, venía a mi encuentro. Le señalé con la mano, que me esperara un momento.

—Alec estará despedido en cuanto regrese. —Sentenció Edward con voz mortal.

— ¿Qué? —Pregunté angustiada, mirando a Alec a la distancia. — ¡No Edward! —Grité sintiendo las lágrimas bajar por mi rostro. —No puedes hacer esto.

—Si puedo hacerlo y lo voy hacer, me queda claro que no sabe cuidarte.

—Te he dicho mil veces, que odio cuando te portas así, me consumes, odio tener a alguien siguiéndome todo el día por tus estúpidos complejos, —ladré furiosa —si piensas despedir a Alec, desde hoy te digo que no quiero a nadie siguiéndome ¿entendiste?

—Isabella… —murmuró mi nombre como una amenaza silenciosa, casi lo podía ver pellizcando el puente de su nariz —sabes bien por qué lo hago. No son celos, créeme cuando te digo que confío en ti, pero ahora más que nunca me es indispensable que tengas a Alec pisándote los talones.

—Lo haces por celos.

¡No lo hago por celos joder! —gritó desde el otro lado haciéndome dar un respingo.

— ¿Entonces por qué? —Pregunté furiosa.

—Es por James, ¿no lo entiendes? Si algo te pasara a ti o mi bebé, me vuelvo loco Isabella… —se me encogió el corazón, porque tenía razón —te pedí que te mantuvieras a salvo…

—Lo estoy haciendo. —Cuchicheé nerviosa, sintiéndome una niña regañada. —Siento haberte asustado, siento no haberle avisado a Alec, pero por favor Edward, prométeme que le darás una oportunidad, él no tiene la culpa.

—Isabella…

—Prométemelo Edward. —Exigí.

—Está bien nena y… —suspiró —lamento portarme así… es sólo que estaba muy nervioso, te pedí que me tuvieras paciencia ¿recuerdas?

Durante el camino de vuelta a casa, nuestra conversación se volvió más ligera, lo malo fue cuando me dijo que pasó todo el día, viendo locales con Lauren. Contuve las lágrimas ridículas en todo lo posible y cuando terminamos de hablar, le pedí una disculpa sincera a Alec.

En cuanto entré a casa, lloré por mucho rato. Ya no sabía si lloraba por qué necesitaba a Edward, o por imaginármelo todo el día con esa mujer. El timbre en la puerta de mi departamento, me hizo controlarme. Rápido, limpié el resto de lágrimas en mi rostro y  bajé lentamente las escaleras. Eran Sue y mi papá, respiré hondo y abrí la puerta.

—Oh Bella, —dijo Sue con una sonrisa —pensamos por un momento que no estabas y ya nos íbamos al hotel… —frunció el ceño escudriñándome con sus intensos ojos negros —estabas… ¿llorando? —Desvié los ojos y los invité a pasar.

—Sólo estaba dormida… fue un día muy pesado. —Susurré y esperé en el alma que se lo creyeran.

—Bells, si quieres seguir descansando podemos cenar fuera… —Murmuró Charlie.

—No, para nada papá, ya dormí lo suficiente.

— ¿Ya cenaste? —Preguntó Sue. Negué —Tengo ganas de prepararles una deliciosa cena, espérame aquí Bella, verás lo bien que cocino.

—Muy bien. —Esbocé una lastimera sonrisa, la dejaría hacer la cena por qué últimamente, se me revolvía mucho el estómago, ahora sabía por qué. El recordarlo me hizo hacer una mueca y toda la sangre abandonó mi rostro.

—Si de verdad eso quieres, nos quedaremos contigo linda, pero dime ¿qué te ocurre Bells? —Preguntó mi papá, sujetando mi mentón. No, de ninguna manera podía decirle, era muy pronto ¿qué pensaría? los ojos se me llenaron de lágrimas — ¿Te peleaste con Edward?

—Sí. —Susurré, algo que en parte era cierto.

— ¿Qué ocurrió? —Preguntó Charlie, mirándome con angustia mientras silenciosas lágrimas bajaban por mi rostro. —Oh no Bells, —susurró abrazándome — ¿qué pasa princesa? ¿Qué te hizo?

¿Qué me hizo? No me había hecho nada, no podía pensar, así que sólo negué y me refugié en sus brazos.

—Nunca te había visto llorar así, —espetó mi papá, cuando logré calmarme. Enjugó una de mis lágrimas con sus dedos —ese Cullen va a escucharme…

—No papá, —murmuré llena de miedo —esta vez… no es él, soy yo créeme.

— ¿Tú qué?

—Yo… —balbuceé —estoy abrumada… no sé si pueda retener a Edward papá… él es pues…

—Un Cullen, de los hombres más adinerados de todo Estados Unidos, —abrí los ojos ante el hecho, de que mi papá dijera eso, pero recompuse mi gesto y asentí —pero… —frunció el ceño —pensé que te sentías cómoda con él… ¿es sólo una pelea verdad?

—Sí, sólo es una pelea… no me hagas caso papá. Últimamente estoy muy hormonal. —Sonreí internamente.

—Ok… no hablemos de hormonas, ya sabes que no soy muy bueno con eso… —nos soltamos riendo. Yo mejor que nadie, sabía que a mi papá, no le gustaban ciertas “charlas”

Cuando Renée nos abandonó, todas las pláticas de madre a hija, fueron sustituidas por silencios incomodos. Nunca hablaba con Charlie de nada, él se sentía incómodo, yo me sentía incomoda y mejor guardábamos silencio. Así que, estaba acostumbrada a ser de las que sufren en silencio. Sin embargo hoy, esa chica parecía estar siendo ahogada por un montón de tontas lágrimas, que estaban asustando a Charlie. Naturalmente no estaba acostumbrado a verme llorar, es más, ni siquiera recordaba haberlo hecho frente a él.

—Edward está en Los Ángeles, —me apresuré aclarar, antes de que papá malinterpretara todo —con… bueno su socia, si la vieras… —respiré hondo —sé que quiere algo con él y, estoy mortalmente celosa, es todo.

—Bells, —Charlie sonrió y me estrechó con fuerza —eres toda una princesa, ese Cullen sería un imbécil si te cambiara. —Suspiré tratando de creerle y esbocé una sonrisa.

Sue preparó una deliciosa cena, y con eso, también cambio mi muy voluble humor. Después de todo, me estaba muriendo de hambre, me reproché mentalmente por olvidarme de hacer mis comidas adecuadamente. La semana se pasó demasiado lenta para mi gusto, Sue y mi papá estuvieron quedándose conmigo, haciéndome compañía.

Edward y yo no volvimos a discutir. Sin embargo, no podía evitar llorar por las noches al no tenerlo cerca, las pesadillas habían vuelto alarmando innecesariamente a mi papá y Sue.

—Necesitas acudir a un psicólogo Bells. —Susurró Sue acariciándome la espalda. Limpié mis lágrimas con el dorso de la mano. — ¿Estás pesadillas son frecuentes?

—Volvieron desde… —sorbí mi nariz —desde que Edward se fue. —Y desde que James está en libertad, pensé con angustia.

—Bella, —Sue me abrazó con fuerza y me refugié en sus brazos —necesitas atención con eso, tengo una vieja amiga psicóloga, trabaja aquí en Nueva York… ¿te gustaría que la llamara?

—Eso estaría bien. —Murmuré recostándome de nuevo.

—También, quiero que le hables de ese desorden alimenticio que tienes Isabella, desde que se fue Edward, has perdido mucho peso… ¿es por él? —Suspiré y ella resopló. —No quería decírtelo Bella, pero se ha convertido en tu todo… te mueves junto con él, vives para él y eso no está bien, te está repercutiendo en tu salud… —tragué saliva, porque Sue, estaba malinterpretando todo, creyendo que esto era absolutamente la culpa de Edward.

—Sue… —me senté y tomé sus manos —hay algo que tengo que decirte, de cualquier forma te enteraras… —frunció el ceño —por favor… no le digas a mi papá todavía ¿lo prometes?

— ¿Estás embarazada? —Preguntó, me ahogué con mi saliva por un momento. Asentí lentamente. —Eso explica muchas cosas, lo sospeché pero no sabía si podía ser eso… —Suspiró. —Tienes que decirle a Charlie nena, —sonrió abiertamente —esto es grandioso… —Sue estaba muy emocionada, pero yo me llené de pánico.

—Por favor Sue… dame tiempo, papá no acepta del todo a Edward. Cuando él regrese, le diremos juntos y, espero que lo tome de la mejor forma… estos días me he estado portando como una tonta, y mi papá se está haciendo una imagen de Edward que no es…

—No te preocupes Bells, —murmuró Sue en tono tranquilizador —él lo entenderá y, de verdad espero que en cuanto llegue Edward, se lo digan. —Asentí y mordí nerviosa mi labio.

**Edward POV**

Toda la semana fue lo mismo. Acudí con Lauren a bastantes terrenos, para escoger el mejor lugar donde construiríamos la nueva empresa. Algunas veces fuimos a cenar, lo malo fue que, en un par de ocasiones intentó… seducirme.

**Flashback**

—Lauren… —respiré hondo sosteniendo sus brazos. Estábamos cenando en un restaurant-bar y ella había bebido demasiado. Nos encontrábamos, sentados en unos sofás lounges blancos, en una sección privada. —Tengo novia, ya te lo había dicho.

—Pero no está aquí.  —Murmuró forcejeando entre mis brazos.

—No confundas nuestros negocios, con nuestra amistad Lauren… —espeté molesto.

—Siempre me has gustado y lo sabes. —Susurró pasando las manos por mi pecho.

Se había puesto un vestido turquesa, que le llegaba más arriba de las rodillas. El escote en pico, dejaba muy poco a la imaginación. Cualquiera, podía malinterpretar la situación en la que nos encontrábamos. Se había colado hasta mi regazo y se aferraba a mi cuello, sujetar su cintura para mantenerla a raya me estaba sobre pasando. Su aliento a alcohol, se estaba colando por cada uno de mis poros. Haciéndome pensar cosas estúpidas, como tirarla de mi regazo, y beberme toda la botella de whiskey que tenía frente a mis ojos.

 —Amo a Isabella, —espeté con voz ronca —estamos esperando un hijo.

— ¿Un bebé? —Todo el color abandonó su rostro, mientras me veía con ojos atónitos.

**Fin del Flashback**

Pellizqué el puente de mi nariz recordando eso, si Bella se enterara, seguramente montaría en cólera. Yo haría lo mismo, así que puse una distancia entre Lauren y yo, lo más que pude, no me restaba más que esperar que lo que le había dicho la mantuviera más controlada.

**Bella POV**

En el trabajo, Mike andaba de un lado para otro gritando y dando órdenes. Por lo general él no era así, pero el contrato que queríamos cerrar con Garret era indispensable. No podía culparlo ya que por mi culpa habíamos perdido a la familia Vulturi.

—Buenos días Isabella. —Musitó precisamente Garret, frente a mí.

Era muy apuesto y joven, casi tan alto como Edward, cabello castaño revuelto y bastante largo, ojos profundamente verdes. Todo sonrisas y sin duda, coquetería.

—Hola Garret, Mike te espera en su despacho… —Murmuré con una sonrisa, en eso se abrió la puerta de Mike.

— ¿Isabella por qué no…? —Miró hacía Garret. —Hola Garret…. Justo iba a preguntar por ti.

—La impuntualidad es mi segundo nombre. —Dijo el aludido, con una sonrisa arrogante y sexy.

—Bueno ¿qué te parece si pasas?

—Bien. —Murmuró Garret despidiéndose de mí, guiñándome el ojo.

— ¿Ya desayunaste? —Preguntó Mike, mirándome de arriba abajo. —Esta semana podría jurar que perdiste algunos kilos… ¿todo bien? —Sin pensarlo, me sonrojé violentamente, ¿acaso todo mundo iba a notarlo? Mordí mi labio y negué. —Isabella… ve a desayunar algo. No te preocupes por Garret, Eric puede hacerse cargo.

—Gracias… prometo no tardarme.

Caminé sintiéndome ligeramente mal, inconscientemente frote mi inexistente pancita. Mi bebé, sin duda tendría la peor madre, suspiré. Mi celular sonó haciéndome dar un respingo.

— ¿Jake? —Murmuré mientras una sonrisa se dibujaba en mis labios.

—Bells ¿cómo has estado? no he sabido de ti en mucho tiempo… —La voz de Jake me hizo estremecerme, vivía con Edward en nuestra burbuja y se me había olvidado por completo…

—Jake… cuanto lo siento yo… yo… —Sentí de pronto, como se formaba un nudo en mi garganta.

—Mi papá, me comentó que Charlie estaba en Nueva York… ¡No puedo creerlo! —Murmuró con tanto ímpetu, que no puede evitar soltarme riendo.

— ¿Quién lo viera no? —Murmuré.

—Juró que nunca vendría a visitarnos, cuando te rapte de su casa.

—No me raptaste. —Sonreí recordando el día que nos fuimos de Forks para vivir juntos.

— ¿Crees que pueda verlo? Me gustaría mucho saludarlos a él y a Sue…

—Claro… ¿qué te parece cenar hoy en la noche en mi departamento?

—Estaría bien, hablando de comida, justo voy a desayunar.

— ¿En dónde? —Pregunté algo emocionada.

—Pues a unas pocas cuadras de Central Park ¿por?

—Es que, justo Mike me dio permiso de desayunar, y ya sabes que trabajo por Central Park —suspiré, quería verlo. La soledad me hacía daño y sólo empeoraba mis crecientes ideas, de Edward con Lauren, necesitaba distraerme un poco — ¿crees que podamos vernos?

— ¡Claro! Pasó por ti en cinco minutos, ya estaba casi llegando. —Sonreí mientras lo esperaba en el estacionamiento, efectivamente no tardó nada.

— ¡Bells! —Gritó Jake, agitando sus grandes brazos manos.

Su sonrisa, era lo más radiante en cinco kilómetros a la redonda. Estaba espectacular en su traje oscuro. Se veía como el típico abogado exitoso, de Nueva York. Del chico en motocicleta, con botas y vaqueros rotos, no quedaba nada.

—Hola Jake —Lo abracé efusivamente, realmente lo había extrañado. — ¿Cómo has estado?

—Mmm… sin duda mejor que tu… —Murmuró revisándome con descaro, haciendo que me sonrojara — ¿Estás más delgada? Vaya, pensé que eso sería imposible en ti. Eso está mal Bells…

—Jake yo…

— ¿Vamos a desayunar? La verdad es que no tengo mucho tiempo… —Murmuró tirando de mi mano.

—Lo siento. —Susurré y caminé apresuradamente.

Fuimos a The Loeb Boathouse, en Central Park. Era un restaurant de lo más lindo. Jake propuso desayunar en el café exprés. Estaba bastante concurrido por turistas que querían viajar en bote y observar las aves. Rápidamente, Jacob pidió un par de huevos para los dos; con tocino, un croissant para mí y fruta. Me ruboricé, al pensar que no había olvidado lo que me gustaba desayunar. Jake se puso a platicarme como le había ido ahora que tenía un mejor puesto, viajaba casi tanto como yo.

— ¿Y a ti como te va en tu trabajo? Dime que Newton no te esta extorsionando, te ves muy delgada ¿por qué Charlie no te ha regañado?

—Pues veras yo… —tomé un largo respiro —Jake ¿sabes que eres mi mejor amigo verdad?

—Sí… —murmuró viéndome de forma desconfiada —y tu mi mejor amiga… déjate de rodeos Isabella, te conozco mejor que nadie. —Solté el aire bruscamente y lo miré fijamente a los ojos.

—Edward y yo vamos a vivir juntos… —empecé por decir, no quería lastimarlo. Su sonrisa desapareció y pude ver en sus ojos como se dibujaba un dolor intenso.

— ¿En serio? —Susurró —bueno, supongo que me alegro por ti… ¿estás segura de que eso es lo mejor? ¿No crees que te estás precipitando? —Suspiró. —No he olvidado lo que pasó hace apenas unos meses Bella. Sé que tú tampoco me has olvidado, si lo hubieras hecho, no te habrías entregado a mí de la forma en la que lo hiciste en tu departamento…

—Jake, no… —cerré los ojos y respiré varias veces.

Haberme acostado con Jake, era otro de los más grandes errores en mi vida. Aunque ese día salió furioso… claramente ya se le había olvidado porque ahora, incluso lo recordaba para bien.

—Es inevitable que deje de quererte por separarnos tan sólo unos meses, te conozco de siempre, crecimos juntos, he sido tu amigo, tu novio hemos compartido tanto… Esa noche en tu departamento, hicimos el amor con todo el frenesí que sentíamos el uno por el otro. No sé porque no quieres darte cuenta de que aún sientes algo por mí… Bella, te extraño… —Susurró tomando mi mano. Miré a través de sus grandes ojos marrones. —Los tres años que vivimos juntos, fue lo mejor que me pudo pasar en la vida, lo arruiné como un grandísimo idiota… nunca había estado con nadie que no fueras tú y la curiosidad de estar con alguien más me ganó… —dijo avergonzado. —Hace mucho que terminé con Tanya, te lo juro…  —respiré hondo.

—Lo siento, Jake ya habíamos hablado de esto… esta vez no estoy tomando decisiones precipitadas, en verdad que esta decisión, está muy bien pensada. —Estreché ligeramente más su mano —lamento haberte hecho pensar cosas que no son, discúlpame en serio… —Evité hablar sobre mi embarazo, no tenía caso hacerlo sufrir más, además yo estaba por romper en llanto.

—Pues… si es así… —Suspiró —supongo no me queda más que desearte lo mejor Bells, sabes que siempre voy a querer lo mejor para ti, porque te quiero. —Murmuró mirándome fijamente y apretando mis dos manos.

—Yo también te quiero Jake. —Respondí y unas estúpidas lágrimas salieron de mis ojos, sintiendo como se desprendía de mí ser, una etapa. Una vida completa para dar paso a otra llena de retos... pero que con suerte, sería al lado de la persona que más amaba.

**Edward POV**

El jueves, un día antes de regresar a Nueva York, la angustia por no ver a Bella me estaba quemando. Ya me había acostumbrado a dormir con ella, a sus caras, sus berrinches, sus caricias, sus risas locas, la forma en la que me besaba mientras hacíamos el amor, nuestras charlas… El hecho de no estar con ella, me estaba pesando horrible, hoy… después de casi dos semanas sin vernos me estaba desmoronando. Tampoco había podido ir al grupo, y el hecho de querer tomarme un trago, me estaba pesando tanto como la ausencia de Bella.

La última junta se terminó temprano esa misma tarde, así que sin poder esperar un segundo más, tomé un avión de regreso a Nueva York. Llegué muy temprano el viernes, sonreí al pensar en Isabella, quería besarla y perderme en su piel, incluso susurrarle a mi bebé que también lo había extrañado. Quería darle una sorpresa, así que en la mañana, hablamos como habitualmente hacíamos y no le dije nada, de que ya había regresado.

Demetri y Félix se encontraban conmigo, por eso quería aprovechar para comer algo juntos. Me preguntaron un poco sobre el embarazo y la forma que lo estábamos tomando, suspiré de sólo recordar a Bella. Ya la extrañaba otra vez, anduvimos buscando restaurantes hasta que finalmente nos decidimos por el Loeb Boathouse. Estaba cerca del trabajo de Bella, y así terminando de desayunar podría llegar y darle la sorpresa.

— ¿Qué no es esa Bella? —Preguntó de pronto Demetri, apuntando hacia un rincón cerca de la terraza.

Gire mi vista y sentí una sofocante presión en la boca del estómago. Efectivamente era Bella, su cabello caía en hermosas ondas por enfrente de su rostro, se había puesto un sencillo abrigo azul, que destacaba sus muy pronunciados pómulos ¿estaba acaso más delgada? Sonreí y caminé como un autómata hacia ella, sólo estando cerca, fue que me di cuenta de que a su lado estaba Black, tenían sus manos entre lazadas y estaban muy cerca el uno del otro ¿Por qué se habían encontrado aquí? ¿Por qué estaban tomados de las manos? Sentí mis piernas muy débiles, mientras seguía caminando hacia ellos.

—No he olvidado lo que pasó hace apenas unos meses Bella. Sé que tú tampoco me has olvidado, si lo hubieras hecho, no te habrías entregado a mí de la forma en la que lo hiciste en tu departamento…

Me quedé paralizado.

—Jake, no… —Dijo Isabella, quien estaba sujetando su mano.

—Es inevitable que deje de quererte por separarnos tan sólo unos meses, te conozco de siempre, crecimos juntos, he sido tu amigo, tu novio hemos compartido tanto… Apenas hace unos meses en tu departamento, hicimos el amor con todo el frenesí que sentíamos el uno por el otro, no sé porque no quieres darte cuenta de que aún sientes algo por mi… Bella, te extraño…

Respiré hondo y me di la media vuelta, mientras todo juicio abandonaba mi cerebro. Escuché los restos de mi cordura claramente romperse, también casi escuché el sonido de mi corazón al quebrarse. Los oídos me pitaban con un zumbido extraño que me desconectó por unos momentos del mundo.


 

Bueno chicas, ya aburro con eso de disculparme por actualizar mejor les agradezco por esperarme. Gracias a mis lectoras: SABLANCULLEN, nena gracias por tomarte la molestia en comentar aunque no lo creas para mí es muy importante, me gusta leer sus opiniones ¿qué te pareció el capi? ya me quieres matar? jajaja LEYZA, hola nena la tardanza es mi segundo nombre, una disculpota y aquí te dejo capi nuevo... ya seguramente volviste de tus vacaciones y yo apenas subiendo :$ espero que te haya gustado, Martha mi fiel lectora, sé que te ilusiono dioquis con los adelantos de mi otro fic pero bueno aquí esta y te etiqueto en Facebook, un saludo hasta USA, PD la que está toda loca soy yo con estas tardanzas. DARYANNY CULLEN, como dices tu el bebé es una oportunidad para los dos y Edward lo ama pero sus dudas son tan fuertes que quien sabe que vaya hacer. BARBYBLUE, nena linda un gusto leernos en Face en FanFiction y en todos lados, gracias por seguirme y apoyarme te aprecio mucho :) a ver que te parece. ANASTACIA,Disculpame tambien por la tardanza pero bueno aquí vengo, tarde pero sin sueño, un gusto leerte y gracias por tus palabras :3 JULIANNEHALEC, lindaa lo siento sé que soy mala y lenta y todo lo peor por tardarme pero bueno aquí está el capi lleno de cosas buenas, luego zaz que se me ocurre complicarlo. No sé que voy hacer con esta mente que tengo que nada más no los deja ser felices, veamos como maneja Edward esto y para donde va o que piensa hacer. 

¿Por cierto, como vieron a Lauren? Es una arrastrada no creen? y ahora con el malentendido ¿creen que Edward se aleje de Bella? ¿Quizas solo fue a tomar aire?

Como siempre nenas gracias por esperarme, por seguirme, por comentarme, por darme su voto y su me gusta en Face, ustedes son mi inspiración. Gracias Rebbe por que se que andas a madres con la escuela pero aquí estas leyendo mis locuras, no una si no varias veces eres un amorsote.

 

 


  

Capítulo 48: Noticia Capítulo 50: Adicción

 


Capítulos

Capitulo 1: Superando Errores del pasado Capitulo 2: La nueva Asistente Capitulo 3: La razón Capitulo 4: Conociéndonos Capitulo 5: La comida Capitulo 6: Aventura Capitulo 7: Juegos Capitulo 8: Complicaciones Capitulo 9: Cada quién con su cada cual Capitulo 10: Aclarando dudas Capitulo 11: Planeando nuestra salida Capitulo 12: Bora Bora Capitulo 13: A flor de Piel Capitulo 14: Frente al mar Capitulo 15: Deteniendo el tiempo Capitulo 16: De regreso Capitulo 17: El viaje Capitulo 18: Confesiones Capitulo 19: Verdades al descubierto Capitulo 20: De regreso del Viaje Capitulo 21: Malos entendidos Capitulo 22: Cuestión de tiempo. Capitulo 23: Sorpresas Capitulo 24: Haciendo elecciones Capitulo 25: Por algo pasan las cosas Capitulo 26: Empezar de nuevo Capitulo 27: Cambios Capitulo 28: Amigos Capitulo 29: Final del día Capitulo 30: Salida Capitulo 31: Salida segunda parte Capitulo 32: Cosas por hacer Capitulo 33: Las Vegas Capitulo 34: No importa el tiempo Capitulo 35: En peligro Capitulo 36: Contigo Capitulo 37: Una nueva oportunidad Capitulo 38: Un mes Capitulo 39: Impulsos Capitulo 40: Queja Capitulo 41: Cita Capitulo 42: Nada es lo que parece Capitulo 43: Confrontaciones Capitulo 44: No hay vuelta atras. Capitulo 45: Central Park Capitulo 46: ¿Qué soy para ti? Capitulo 47: Visitas inesperadas Capitulo 48: Noticia Capitulo 49: Reacciones Inesperadas Capitulo 50: Adicción Capitulo 51: Todo o nada Capitulo 52: Propuesta Capitulo 53: Transtornos Capitulo 54: Tú, mi felicidad.

 


 
14445676 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios