Haciendo Elecciones (+18)

Autor: skuichy
Género: + 18
Fecha Creación: 26/01/2012
Fecha Actualización: 19/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 39
Comentarios: 248
Visitas: 145635
Capítulos: 54

Todo comenzó con una atracción; me gustabas, quería cazarte. Ambos teníamos pareja, así que sólo era eso, un juego. ¿Pero que pasa cuando uno de los dos quiere más? El juego deja de serlo y una terrible verdad queda sobre nosotros. En el amor las cosas nunca son fáciles, claro tampoco nadie me advirtió que serían así de difíciles.

 

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Capítulo 53: Transtornos

Bella POV

—Tal vez tú la puedas hacer feliz, —murmuró Edward con una sonrisa —de hecho, pueden ser muy felices… los tres…

Desperté otra vez con un grito sofocado.

Miré hacia todos lados tratando de ubicarme, cuando la terrible realidad volvió a caer sobre mis hombros como un enorme peso. En realidad casi no había logrado dormir nada por lo que supe que intentarlo sería de nuevo un caso perdido. Mi corazón latiendo frenéticamente dentro de mi pecho, me asustó casi tanto como el sueño, que más bien era un recuerdo… no importaba cuantas veces me hubiera pedido perdón por eso, simplemente recordar sus duras palabras siempre lograban robarme el sueño.

¿Sería posible que Edward cambiara de opinión? ¿Qué hubiera vuelto a sucumbir al alcohol?

El malestar que normalmente venia después de que me despertara, subió como la espuma hasta mi boca y me encontré corriendo a trompicones hasta el baño. Ya había vomitado la cena que Alice me había obligado a ingerir, ahora solo me encontraba con arcadas que no conseguían expulsar nada, ya no me quedaba nada.

Reprimí un sollozo y con torpeza me puse de pie, un sudor frío me recorrió la espalda cuando vi el reflejo que me devolvió el espejo. Mi rostro era el de alguien atormentado y, sin duda, provocaría el miedo de todos nada más con verme. Terribles ojeras púrpuras rodeaban mis ojos, que por cierto ahora lucían algo rojos y hundidos, como si me hubiera drogado todas y cada una de las malditas noches. Los pómulos destacaban tanto en mi cara, que la volvían afilada y más pálida, fácilmente podría jurar que había bajado un buen par de kilos, la doctora Leah se enfurecería conmigo.

Alice insistía en que me mudara con ella y la verdad que a estas alturas aceptaría. Me sentía muy cansada y devastada. Las náuseas y el malestar me tenían fuera de combate, por lo que me daba miedo estar sola. Me vestí rápidamente con una camiseta que no marcaba mi figura y unos sencillos vaqueros. Incapaz de seguir durmiendo, bajé al comedor donde me asombré al ver a Alice y a mi padre.

—La policía ya lo está buscando, Bella. Estoy segura de que algo le pasó, él no volvería a probar el alcohol, me lo prometió… —la voz de Alice sonó entre cortada mientras intentaba contener las lágrimas.

Por supuesto que su hermana estaba tan asustada como yo. Edward había estado internado por más de un mes en una clínica y lo habían dado de alta, ¿pero si no había sido suficiente? ¿si finalmente el alcohol le había ganado la batalla? ¿y sí estaba herido en algún lugar de la ciudad?

—Ojalá, Alice —murmuré con voz ronca, ya no podía llorar.

—¿Puedo hablar contigo un momento a solas? —Pidió mi papá, Alice se disculpó y salió un momento, entonces suspiré sabiendo lo que diría—. Mañana tengo que volver a Forks, Bella.  ¿Crees que puedo irme sabiendo que ese alcohólico…?

—Papá —interrumpí mordaz—, no quiero que digas esas cosas. A Edward le pasó otra cosa, ¿qué no lo ves? —sollocé mirándolo con dolor—, ¿y si alguien lo secuestro? ¿si nos van a pedir dinero? Edward además es un gran empresario, papá. No solo es lo que estás pensando, créeme que lo último que podría importarme sería que hubiera vuelto a beber, ese sería incluso el mejor de los males.

Mi papá refunfuñó, diciendo entre dientes cosas que no alcancé a comprender pero no agregó nada más, lo que agradecí sinceramente. Alice y Sue prepararon el desayuno posteriormente pero me negué a probar bocado, temiendo vomitarlo en cuanto lo probara. Después de eso llevamos a mi papá y a Sue al hotel para que prepararan las maletas, donde les aseguré otra vez que me encontraba bien y que los mantendría informados.

De regreso llegamos a mi departamento, donde me apresuré a tomar algunos estados financieros con los que se suponía debía haber estado trabajando, pero que en realidad no había analizado. Mi cabeza estaba totalmente en otro lado, incluso ahora mientras Alice iba manejando directamente hacia Newton LTD, no podía dejar de pensar en lo mismo. Mi bebé no se merecía un padre así, una vida complicada, yo no me merecía esto tampoco. Sí Edward había recaído en el alcohol otra vez yo…

—¿Y si Edward no tomó nada? —Interrumpió mis pensamientos Alice. Su voz sonó ligeramente quebrada y cuando los ojos se le llenaron de lágrimas, me dejó sin aliento—. ¿Y si lo tienen secuestrado? —Sin esperármelo, se estacionó a un lado y me abrazó con tanta fuerza que mi máscara de indiferencia logró hacerse trizas.

Sollozamos juntas un rato, antes que tomara el coraje suficiente para decirle lo que yo creía que estaba pasando.

—¿Alice? —murmuré contra su desordenado cabello.

—¿Te mudaras entonces conmigo? —sollozó contra mi pecho, pero su voz fue ligeramente alegre. Le regalé una triste sonrisa antes de negar.

—Ya sabes que sí, pero no es eso de lo que quiero hablar. —Ella me miró, parpadeando, sin entender—. Quería que supieras que… no importa lo que pase, ni lo que Edward haga, nunca te voy a prohibir ver a mi bebé.

Entre mis brazos, Alice dejó de gimotear. Se endureció como si fuera una estatua, su cuerpo rígido, y su respiración simplemente cesó. Mi reacción fue instantánea, me quedé igual de entumida que ella, lamentándome por la forma en la que había dicho las cosas.

—¿Estás queriendo decir que si bebió otra vez, lo dejaras? —preguntó, mirándome con esos ojos como zafiros llenos de lágrimas. Las náuseas recorrieron mi cuerpo, mordí mi labio mientras asentía, su mirada se volvió tan intensa que de pronto me agobió—. ¡No puedo creer que digas eso! —exclamó molesta, retirándose las lágrimas furiosamente con las manos.

—No puedo con esto Alice —sollocé—, si Edward no quiere cambiar yo ya no puedo… te lo juro que no… —susurré, intentando no perder el control. Ambas nos quedamos calladas, incapaces de decir nada.

—¿Te pensabas casar con mi hermano? —Murmuró con la voz ronca.

—Alice… por favor…

—Las parejas tienen que estar en las buenas y en las malas, ¿no sabes de que se trata el matrimonio?

—Yo…

—¿Sabes, Bella? Deberías dejarlo entonces de una vez, por qué si él no cuenta contigo desde ahora sin duda, nunca lo hará. —Cerré los ojos dejando que un par de lágrimas se escaparan—. Sé que es un mundo donde te estás metiendo, pero al menos creí que lo sabías, de verdad creí que sabías lo que hacías cuando le dijiste que sí aceptabas casarte con él, ahora veo con tristeza que no y no te culpo. Sé que han pasado por muchas cosas, ambos están destruidos y a estas alturas, creo que lo mejor es que cada quién siga por su lado.

Sus palabras me golpearon como un puño en el estómago y sin poder soportarlo, abrí la puerta rápidamente, mi cuerpo comenzó a simular arcadas, puesto que no tenía absolutamente nada que devolver. Alice me acarició la espalda tratando de reconfortarme y cuando volví a mi posición en el asiento, me ofreció un poco de agua. Nos quedamos calladas durante unos segundos, hasta que reanudó la marcha.

Mi cabeza daba más vueltas que mi estómago y entonces lo entendí. No importaba lo que pasara, ni todo el miedo que pudiera tener al futuro. Para mi sencillamente no habría futuro si Edward no estaba en él, lo amaba perdida e irrevocablemente.  

—Lo siento, Alice. Tienes razón, he culpado a Edward todo este tiempo cuando yo soy también parte del problema —murmuré incapaz de mirarla—. No volverá a pasar, estaré con él no importa lo que conlleve.

Duramos platicando un buen rato y le conté sobre un montón de fantasmas que me agobiaban y, aunque se me pasó la idea de negar todo lo dicho, decidí que ya no quería seguir huyendo de los problemas. Alice me reconfortó en todo momento y al final me pidió que me tomara unas vacaciones en Newton LTD, yo no hubiera querido, porque lo sentía muchísimo por Mike, estábamos en momentos cruciales y la recesión económica no estaba para descansos, pero la realidad era que mi mente sencillamente no podía pensar en otra cosa.

—Regresaremos por el resto de tus cosas después de hablar con Mike. Ya le pedí ayuda a Emmett, verás que solo serán un par de días, estoy segura de que mi hermano aparecerá pronto —concretó Alice. Sonreí mientras me bajaba del auto, me despedí de ella pero me congelé al ver su mirada. Ella bajó rápidamente el vidrio—. No has desayunado —aseguró, elevando una ceja, su mirada recorriéndome de arriba abajo.

Mordí ligeramente mi labio mirando hacía mi ropa. El abrigo azul que me puse, nadaba literalmente sobre mi delgado cuerpo. Suspiré sintiendo remordimiento, había perdido más kilos, los cuales podían notarse con facilidad. A pesar de que me había abrigado bien intentando que nadie notara eso, y fingí tener más frío del que en realidad hacía, no había logrado engañar a Alice.

—Yo… lo haré en cuanto salgamos de la oficina de Mike —susurré titubeante. Ella rodó los ojos.

—Otra razón más para que vivas con nosotros, Claire te obligará a comer al igual que yo. Mi sobrinito no puede estar sufriendo por tu culpa, uno desaparecido y la otra negándose a nutrirlo... —continuó farfullando entre dientes, mientras subía la ventana de su lujoso y llamativo auto.

Empujé las puertas de la entrada de Newton LTD y el color chocantemente blanco, así como la calefacción en el interior del edificio, me provocaron náuseas.

—¿Hoy no te trajo Cullen? —indagó Mike, saliendo a mi encuentro a mitad del pasillo. Su traje azul resaltaba el brillo en sus ojos.

—No —susurré desviando la mirada—, estaba ocupado. —Él me miró de arriba abajo, su escrutinio me puso nerviosa.

—Mierda, Bells, te ves muy mal. ¿Se han peleado? —negué mientras caminábamos, un extraño silencio nos rodeó después. Quizás estaba siendo grosera, pero de verdad no estaba para seguir dando explicaciones, ni para seguir recibiendo regaños.

—No… ¿te molesta si hablamos en tu despacho?

—¿Por qué? —interrogó, pero por el tono de su voz me dijo que ya sabía la respuesta. Me analizó un par de segundos, pero luego asintió guiándome por el pasillo.

Caminamos de nuevo en silencio, en todo momento me negué a enfrentarme con su mirada, y cuando pasamos por las oficinas, lamenté fijarme en el cubículo de Eric, seguro él… Fruncí el ceño al ver que su lugar estaba desierto, absolutamente vacío.

—¿Y Eric? —cuestioné, mirando a Mike. Él se tensó un poco antes de carraspear.

—Ha renunciado —farfulló.

—¿P-Por qué? —Era imposible que también Eric abandonara a Mike, estábamos en tiempos difíciles, y mi compañero adoraba el trabajo y lo necesitaba…

—Aun no lo sé, realmente me ha dejado sin palabras. Le insistí en que se quedara, estamos cerrando el trato con Garrett y lo último que necesito es precisamente esto, pero simplemente no aceptó. Me dijo que se iba a ir fuera del país porque a su novia la habían cambiado de lugar de trabajo.

—¿Eric tenía novia? —pregunté incrédula. Siempre platicábamos a la hora de la comida y jamás la mencionó siquiera.

—Al parecer sí, y la quiere bastante, por que renunció aun cuando le ofrecí un mejor sueldo. —Solo asentí, perdida en pensamientos.

En cuanto llegamos a su oficina, corrió la silla de cuero para que me sentara y luego él tomó asiento frente a mí, su mirada azul, intensa y por demás escrutadora, me estaba resultando demasiado. Él carraspeó de nuevo antes de hablar.

—Disculpa si no puedo dejar de mirarte, pero no es posible cómo has cambiado en un fin de semana. ¿Me vas a decir qué te ocurre? Estás realmente mal, ¿has escuchado de la comida? Es algo que normalmente se hace más de tres veces al día —comentó juguetonamente, yo esbocé una sonrisa, pero estaba segura de que más bien parecía una mueca.

—Quiero tomarme unas vacaciones —solté de una vez. El silencio que siguió a eso fue tan denso, que pese a que no quería, me obligué a mirar a Mike.

—¿Te lo pidió Cullen? —cuestionó con voz algo ronca, la mención de su apellido me llenó los ojos de lágrimas y solo fui capaz de negar—. Es nuestra competencia directa. Entenderé si… él te pidió que te alejaras…

—No es por eso —lo interrumpí, al tiempo que sorbía mi nariz, respiré hondo tratando de tragar el doloroso nudo para seguir hablando—. Él nunca me pediría eso, es algo muy delicado, no sé qué hacer…

Al cabo de media hora, le había contado a Mike la situación. Él había entendido mis motivos y me propuso volver cuando todo esto terminara, también me ofreció su ayuda, aún a sabiendas de que los Cullen estaban volcando toda su fortuna y esfuerzos en la búsqueda de Edward, lo que le agradecí enormemente.

Me dirigí a mi oficina, la cual por ser asistente del director estaba apartada de las demás, tenía que dejarle a Mike algunos estados financieros y unas tareas que no había completado. Al entrar, el olor a lavanda inundó mis sentidos. Era aquí donde pasaba la mitad de mi tiempo, por lo que lo consideraba mi segundo hogar, el escritorio donde trabajaba era grande, de cristal. A un lado había puesto un bonito bambú que ahora curiosamente se estaba secando, fruncí el ceño, quizás lo de las malas vibras era cierto. Tenía un poco de desorden en los papeles, por lo que me puse a acomodarlo, cuando me di cuenta de lo que faltaba en una de las esquinas, mi portarretrato de cristal.

Lo busqué afanosamente por todos lados, no podía creer que simplemente hubiera desaparecido. Me había esmerado con él, incluso había impreso un montón de fotografías y las había recortado formando un collage con fotos mías y de Edward, suspiré después de un rato de búsqueda fallida. No estaba, era como si todo lo que tuviera que ver con Edward hubiera desaparecido, como si nunca hubiera existido, y el mero pensamiento me provocó nauseas. No, tenía que parar de estar pensando de ésta forma…

El sonido de mi celular me sacó de esa espiral de dolor en la que me estaba hundiendo. Suspiré pensando que seguramente Alice ya estaría desesperada, pero cuando vi el número no pude evitar un sollozo. Era alguien a quien necesitaba, alguien a quien nunca podría sacar de mi vida y que de hecho, necesitaba muchísimo en estos momentos.

—¿Jake?

.

Edward POV

Tres jodidos días, encerrado.

Al principio me había costado entender qué mierda hacia Jessica aquí, incluso me entró un ataque de pánico al imaginar que también pudiera estar secuestrada, Eric era muy voluble y peligroso. Pero bastó verla gritando y enfrascándose en una acalorada discusión para entender mi terrible error.

Un error que me estaba costando la vida, un error que me había tenido ciego por años y que sin duda nunca me perdonaría.

—Mi amor, si no comes te vas a morir. —Jessica de nueva cuenta estaba intentando meterme un bocado a la fuerza en la boca.

Solo giré la cabeza, alejando mi rostro lo más posible de la comida. Tenía las manos restringidas por unas jodidas esposas, así como los pies. Eric me llevaba a todos lados y me esperaba apuntándome con un arma en todo momento, aunque al principio pensé que podía deshacerme de él, con los días entendí que no sería fácil, de hecho estaba claro que sería imposible, lo que provocó que mi humor fuera de mil demonios todos los días.

He estado pensando que quizás necesites un incentivo, amor, no estamos avanzando —canturreó mirándome, sus ojos azules brillando suspicaces.

Yo le devolví la mirada, lanzándole todo el odio que sentía. La detestaba, la odiaba por haberme jodido la cabeza durante tantos años, por mentirme, pero más me detestaba a mí por no ver las señales. Ahora que conocía a Jessica, sabía que el silencio era algo que no toleraba, no soportaba mi indiferencia, así que pagarle con eso era justamente lo que haría de aquí en adelante, sería al menos lo único que recibiría de mi parte.

No había hablado ni una sola vez desde que había entendido que ella había orquestado todo esto y, desgraciadamente, concluí con que definitiva e irrevocablemente estaba loca. Ahora podía ver con claridad que los síntomas que fue presentando a lo largo de nuestra relación habían llegado a su punto culminante y en que de alguna manera logró escapar de la supervisión de Kate. Estaba enloquecida por que iba a tener un bebé, por su enfermizo amor hacia mí, por el rencor que había crecido hasta querer destrozar a Bella. Era un ser peligroso y voluble, no era para nada la dulce chica de años atrás. Ahora, al ver directamente a sus ojos, podía ver la locura bailando en ellos, y me daba un terror pasmoso pensar que de alguna manera pudiera acercase a mi familia.

En uno de sus arranques –los cuales parecía tener cada cinco minutos–, había ordenado a Eric traer un portarretrato con miles de fotografías mías y de Bella, el inútil había ido a Newton LTD, donde renunció, y de pasada se trajo el encargo que le habían pedido. Eric no podía verlo, simplemente estaba ciego, no quería creerme cuando le decía que Jessica tenía planeado perfectamente todo. Él juraba que estaban enamorados, no había nada qué hacer ante su ceguera, Jessica tenía siempre esa manera de convencer a todos que, hasta hoy, finalmente podía ver. Durante años fui su marioneta y nunca me sentí como tal, ¿por qué rayos Eric habría de creerme?

—Si no hablas, ten por seguro que iré a cazarla —afirmó con voz turbada. Jessica ahora estaba apuntando con la pistola hacia el sonriente rostro de Bella, delineando su delicado rostro con el arma—. Haré que pierda a ese niño, quiero que experimente en carne propia lo que yo sentí ¿qué dices?

Abrí los ojos de par en par, sin poder evitarlo, cada vez que decía eso se me encogía el corazón al pensar en Bella o en mi bebé. En estos días de infierno, en ésta miserable y asquerosa cabaña, había aprendido a valorar lo que no hice mientras estuve internado. Las estupideces, como el miedo a recaer en el alcohol, se evaporaron, quedando como nimiedades para pasar a súplicas silenciosas al cielo, donde todos los días pedía fervientemente que se me permitiera volver al lado de Bella, de mi hijo.

—Veo que no vas a ceder, entonces la llamaré. Quizás si la ves aquí, recuperes el habla —dijo, mirándome con una sonrisa. Por estar perdido en pensamientos, no fui capaz de ver en qué momento tomó mi celular y estaba buscando entre los contactos.

—No te atrevas —siseé.

—¡Ah, miren! Aún habla, ¿lo escuchaste, Eric? —preguntó sonriendo. El susodicho no dijo nada, sus ojos me taladraban con odio. Jessica parecía no entender cuán celoso estaba Eric cada vez que me hablaba. Yo estaba seguro de que él estaba a nada de perder el control.

—¿Edward? —preguntó una voz suave al otro lado de la línea, el alta voz estaba activado, permitiendo que todos escucháramos, y en ese momento el alma se me cayó a los pies.

—No, querida, él se encuentra… ocupado. —Jessica gimió suavemente. Mi corazón se disparó a mil por hora cuando me miró con una sonrisa—. ¿Quieres venir a comprobarlo?

No —jadeé, intentando moverme—. ¡No la escuches! —grité totalmente enfurecido. Jessica sonrió dándose la media vuelta y saliendo de la habitación.

Grité de nuevo tratando de soltarme, tratando de hacer algo, pero todo fue inútil. Eric estaba recargado contra la pared, sonriendo como un jodido imbécil mientras me miraba. Después de un par de minutos entendí que no iba a poder moverme, que todo estaba jodidamente mal y una oleada de frustración me recorrió entero.

—¿Cómo puedes hacerle esto a Bella? —inquirí con voz ronca, con la mirada clavada en Eric, él me miró unos segundos antes de soltarse riendo despreocupadamente.

—De verdad que yo, al menos por mi parte, he intentado no tocarla. Incluso cuando estábamos en las Vegas... —Sacudió la cabeza con una sonrisa.

—¿Las Vegas? —pregunté extrañado.

—Yo no quería tocarla, Bella es buena, incluso me cae bien. —Sonrió con fingido pesar—. Así que dije que no cuando a Jessy se le ocurrió semejante locura. Pero como nunca puedo negarle nada, se la puse en bandeja de plata a James. Le dimos carta abierta para que hiciera con ella lo que quisiera. Jessica me dijo que después de que eso terminara, nos iríamos a vivir juntos, pero claro… el muy imbécil tenía que echarlo todo a perder —murmuró con fastidio—. Por cierto, supe que le diste su merecido, bien ahí. Se lo ganó por inútil. —Sonrió, mientras pasaba la pistola casualmente de una mano a otra.

Lo miré incluso con la boca abierta mientras lo que había dicho aún no se asentaba del todo en mi cerebro. 

—¿Jessica te lo pidió? —interrogué, y mi voz sonó ridículamente temblorosa.

—Obvio. —Rodó los ojos al tiempo que suspiraba cansinamente—. ¿Quién más? La detesta casi tanto como a ti. —Una súbita furia subió por mi garganta, apreté las manos en puños sin poder moverme, sin hacer nada.

—¿Por qué mierda no lo ves? Está jugando contigo, Eric, ¡eres un juguete! —grité irritado, sin importarme que entrecerrara los ojos ni que apretara la mandíbula—. Lo único que Jessica quiere es terminar con todo lo que quiero para lastimarme, ¿qué no te das cuenta que no piensa matarme? ¿Por qué te grita cada vez que intentas golpearme? ¿No te has preguntado por qué? —Me miró con el ceño fruncido—. ¡Es porque me ama, imbécil! Grábate eso en el puto cerebro. Solo se está vengando porque volveré a ser padre, pero tú no entras en ésta ecuación, solo te está usando… —En eso la puerta se abrió y Jessica entró, su rostro era indescifrable. La miré listo para soltar todas las maldiciones que conocía, pero ella se adelantó para hablar.

—Bella viene para acá. —Sonrió de forma fría. Aquello fue como un balde de agua helada y deje de moverme—. La pobre quiere verte... y yo quiero verla perder a ese bebé. —Volvió a sonreír.

—Jess, yo… ¿podemos hablar un momento? —murmuró Eric, luciendo algo ansioso.

—Claro, cielo, solo dame un segundo. —Él se quedó observándola, y solo Jessica sabría qué vio en su mirada que se acercó y le dio un profundo beso—. Espérame afuera, amor, no tardaré nada…  —Pero él se apartó de su toque.

—Ahora —exigió, su postura era rígida, gritaba a todos los vientos que no iba a ceder.

.

Bella POV

Algo estaba muy mal.

Quizás era estúpido pensarlo porque, sin duda, todo estaba mal. Pero Alice todavía no se estacionaba bien para cuando vimos la puerta de mi departamento abierta de par en par. Había ropa tirada por todo el porche y algunas luces prendidas, lo que indicaba que claramente, alguien había entrado.

—Emmett está por venir, pero llamaré a la policía —comentó ella, mientras sacaba su celular para llamar al 911.

Yo me quedé fría mirando mi departamento. La furia me cegó momentáneamente, haciendo que mi respiración se desbocara. ¿Por qué me estaba pasando todo esto? ¿Por qué el destino conspiraba contra mí de ésta manera? El sonido de un automóvil estacionándose detrás de nosotros me hizo desviar la mirada, al tiempo que Jacob descendía del auto. Caminó hacia nosotros, su enorme cuerpo poniendo a prueba su traje.

—No entiendo por qué tiene que venir —refunfuñó Alice.

—Solo está ayudándonos —repuse molesta, ella bufó mientras se concentraba en la llamada a Emmett. Aun no entendía por qué alguien tan dulce como Alice simplemente no parecía tolerarlo.

—Creo que iré a ver, ustedes quédense en el auto —pidió Jacob.

—No, Jake, ya llamamos a la policía, por favor no entres —supliqué con voz temblorosa. Él suspiró mortificado, incluso rodó los ojos, pero accedió a no entrar.

—¿Ya te sientes mejor? —preguntó con aprensión. Yo lo miré un momento antes de asentir, él volvió a rodar los ojos—. Escúchame bien, Bella, no-vas-a-ir. —Parpadeé mirándolo confundida—. No te hagas la sorprendida, sé que quieres ir, pero de verdad tienes que dejar esto en manos de la policía, ¿me entendiste? Solo puedes ocasionar más problemas, no hay nada que puedas hacer allá. Grábatelo, es una trampa.

Lo miré un par de segundos, tratando verdaderamente de lucir como si entendiera lo que decía, porque no, no había manera que dejara de pensar en eso.

—Sí —susurré, desviando la mirada mientras retorcía nerviosamente las manos en mi regazo. Escuché un bufido, pero al menos no dijo nada más.

Después que Jake hablara conmigo en la tarde y me sembrara la duda, la horrible duda de que Jessica tuviera que ver con esto, las cosas habían llegado a un punto caótico. Él me había contado cómo fue que conoció a la mamá de Jessica, ella había ido un día a buscar a su hija a la oficina pero cuando no la encontró, se puso muy nerviosa ya que supuestamente estaba bajo supervisión médica y había escapado.

Fue de esa forma que la señora Stanley le contó cosas increíbles de Jessica, sobre los escalofriantes alcances de su hija y la forma en la que había huido, sin saber que Jake me conocía. Pero cuando Edward desapareció, no dudó ni por un segundo que Jessica tuviera que ver con esto y estaba sumamente preocupada. Fue mera coincidencia estar hablando de ella cuando me llamó. Por su tono de voz, inmediatamente pensé lo peor. Que Edward había ido a refugiarse en ella, pero cuando lo escuché gritar, volví a la realidad, una donde él no estaba ahí por gusto.

Jacob me había hecho jurarle que no iría a reunirme sola con Jessica, como lo había pedido. Me dijo que él se haría cargo de todo, pero mientras tanto, sentía que me estaba volviendo demente, y ver mi casa medio destruida solo incrementó mis deseos de hiperventilar. La sirena de una patrulla interrumpió la carrera de mis pensamientos. En cuanto los oficiales se bajaron, Jacob se apresuró a contarles también sobre la llamada amenazadora que había recibido hacía no más de media hora. Los policías nos dijeron que actuarían con cautela, que muy probablemente el robo que se había perpetuado en mi casa también fuera obra de la misma persona.

Pero actuar con cautela era algo que simplemente yo no podía soportar más. Esperar, ver las pruebas, comprobar la ubicación del celular de Edward. Todo eso podía costarles al menos otro día. Y si algo yo ya no tenía era paciencia. Cuando Emmett llegó, mencionó algo sobre una cabaña que pertenecía a la señora Stanley, lo comentó con la policía para que pudieran buscar ahí también, aunque dudaba mucho que Jessica aun estuviera en la ciudad. Les dio la dirección exacta a los oficiales y ellos habían dicho que mandaría unas unidades de cualquier manera para revisar hoy mismo.

Era ya tarde cuando llegamos a casa de Edward, todos venían hablando de qué sería lo mejor que tenían que hacer, la policía permaneció un poco más hablando con Carlisle y con mi papá. Yo por mi parte me venía hundiendo en un trance, alegué que me sentía mal y desaparecí directo a la que era nuestra alcoba, donde naturalmente, no dejé de darle vueltas a la llamada de Jessica… Si quieres verlo tienes que venir tú sola, si no me haces caso,  da por hecho que termino con su vida. Suspiré de nuevo mientras me limpiaba con fuerza las lágrimas.

—¿Bella, estás dormida? —susurró Alice, abriendo un poco la puerta de la habitación. No respondí pretendiendo estarlo,  rogando al cielo que se lo creyera.

—Me tengo que ir, ¿cuídala, sí? —La voz de Jake también sonó cerca.

Apenas cerraron la puerta de la habitación, me retiré las cobijas. No había nada más qué pensar, Jessica estaba hablando muy en serio y parecía que nadie entendía lo desequilibrada que estaba.  Me deslicé en silencio por el pasillo, caminando hacia la estancia, Carlisle estaba hablando con un oficial mientras Esme seguía hablando con sus hijos. Tenía que aprovechar esa distracción para ir a esa cabaña que Emmett había dicho, ya no podía guardar la compostura, me estaba volviendo loca.

Nadie se percató cuando salí por la puerta del patio, y a ciencia cierta, no supe si escucharon cuando salí como alma que lleva el diablo en mi motocicleta. Aceleré mientras me perdía en las calles y el frío viento de septiembre me golpeaba de lleno en el rostro.

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Edward POV

Jessica tenía un buen rato discutiendo con Eric y las cosas parecían estar subiendo de nivel. Seguí forcejeando contra mis restricciones, pero definitivamente era en vano, el acero de las esposas ya se había incrustado en mi piel y podía sentir lesiones considerablemente profundas alrededor de la muñeca.

—¡No vas a tocarlo! —gritó Jessica, al tiempo que irrumpía en la habitación donde me encontraba.

—Quítate, Jess —bramó Eric en tono ronco, sus ojos bailaban de forma salvaje mientras me miraba. Ella dio unos pasos hacia atrás, interponiendo su cuerpo entre el mío, como intentando protegerme. Parpadeé confundido, alternando la mirada entre ambos.

—Eric, así no es como funciona esto… por favor, yo te dije…

—Me dijiste que solo querías desquitarte por lo que te había hecho —la interrumpió—, ya lo hiciste, ahora voy a matarlo. Eso no debe molestarte, ¿o sí? —Abrí los ojos de par en par al entender que yo era el motivo de su discusión.

—Yo no dije eso —susurró con la voz entrecortada—. Dije que quería que ellos tampoco pudieran ser padres. Por favor, mi amor, no dudes de mí… —Se acercó cautelosamente a él—. Te amo, pero si ya estamos en esto, vamos a hacerlo bien, ¿sí? Quiero ver a Bella,  ella no tiene derecho a ser madre… tu sabes cómo me siento por lo que paso, ella tiene la culpa de todo esto, sabes cuánto la odio...

—Entonces debiste secuestrarla a ella y no a este —siseó mirándome con odio, luego suspiró negando con la cabeza—. ¿Hasta cuándo vas a seguir con esa venganza, Jess? Te hace daño. —Murmuró en un tono menos molesto.

—Porque será como cerrar un ciclo, no tienen derecho a ser padres. Por favor —suplicó, frotando ahora su brazo. Eric parpadeó, mirándola fijamente mientras bajaba ligeramente el brazo con el que me estaba apuntado—. Eso es mi amor, no hagas de esto un problema donde no lo hay…

—¿Me juras que después de lo que hagas hoy, podemos seguir con nuestras vidas?

—Te lo juro, mi amor. —Aseguro Jess. Eric suspiró y le sonrió levemente.

Ella también sonrió mientras lo abrazaba, pero nadie me preparó para lo que pasó a continuación. Jessica lo empujó de pronto, haciéndolo perder el equilibrio al tiempo que maldecía desprevenido, forcejearon con el arma entre gritos y luego hubo un disparo que rasgó el aire retumbando en el pequeño cuarto. Mi corazón se desbocó cuando Jessica retrocedió un par de pasos para luego caer entre mis piernas.

—¡Jessica! —grité horrorizado, tratando de liberarme.

Puta Mierda —jadeó Eric, sus ojos lucían completamente dilatados.

La camisa de Jessica comenzó a teñirse de sangre en su pecho, incrédula se llevó una mano a la herida y un sollozo ahogado salió de sus labios antes de comenzar a toser, haciendo que su cuerpo se estremeciera de forma extraña. Para mi horror, comenzó a salir sangre de su boca. Cuando nuestros ojos se encontraron, supe que no le quedaba mucho, ella también lo supo y se le llenaron los ojos de lágrimas.

—Ed… te quiero… —Comenzó a toser, más sangre saliendo por su boca.

—Jessica, vas a estar bien, escúchame, vas a estar bien… —repetí frenéticamente una y otra vez.

 —¿Te quiero? —preguntó Eric riéndose—, ¡eres una traidora! —gritó furioso, Jessica lo miró y una sonrisa extraña se dibujó en sus labios.

—Idiota —gimió con la voz entre cortada—, ¿por fin entendiste que no te quiero? —Preguntó entre jadeos haciendo que Eric perdiera el control.

—Ya lo creo, pero esto se acabó, nena, ¡se acabó! —gritó, antes de darle otro tiro en el pecho terminando así con la vida de Jess. Yo maldije mientras me sacudía intentado liberarme.

—¡Jessica! —Grité otra vez. Eric cayó de rodillas ante el cuerpo de ella, y comenzó a tirar de su cabello con tanta fuerza que parecía que se lo iba a arrancar, sus ojos lucían salvajes y perdidos.

—¡Me hiciste matarla! —rugió, clavando sus ojos negros en los míos, llenos de odio. Parpadeé sintiéndome en una pesadilla. Eric se puso de pie, apuntándome directamente con el arma.

—Eric, detente por favor… —irrumpió una suave voz en tono calmado.

Si es que estaba nervioso cuando distinguí la voz de Bella, mi corazón se detuvo mientras sufría una especie de ataque cardiaco cuando la vi. Eric abrió los ojos de par en par.

—Mira nada más. —Eric sonrió con lascivia, limpiándose las lágrimas antes de girarse hacia donde estaba ella—. Bella Swan, ¿qué te trae por aquí, querida?

—Eric, ¿qué está pasando? —sollozó, apretando las manos contra su pecho—. ¿Qué es lo que estás haciendo?

—¿No está claro? —espetó en tono sarcástico, mientras apuntaba hacia mi rostro.

—Déjanos ir, por favor, no le diré nada a la policía… te lo juro —sollozó—, solo, por favor…

—Por supuesto que no le dirás nada a la policía, porque ninguno de los dos saldrá de aquí. Estoy por cobrarme la vida que Edward me arrebató —dijo riéndose de forma trastornada.

Ella dio un par de pasos indecisos hacia nuestra dirección. Cuando nuestros ojos se encontraron, vi todo el dolor y la ansiedad que sentía, le devolví la mirada cargada de rabia, la quería fuera de aquí, cuanto antes mejor.

—Vete —siseé entre dientes. Ella negó, dejando de verme para clavar sus ojos en Eric.

—¿Sabes? Siempre te he querido muchísimo, creí que éramos amigos… —murmuró Bella con voz temblorosa. Él se rió.

—Yo también lo creí, pero nunca podremos ser amigos mientras Edward siga viviendo. —Presionó con fuerza el arma contra mis sienes—. ¿No lo ves? Ese mismo amor le juró a mi Jessica y  ¡mira en donde nos ha dejado su ineptitud! —gritó, haciéndose a un lado mientras miraba el cuerpo inerte de Jessica. 

Bella abrió los ojos como platos, sus ojos se llenaron de lágrimas y su cuerpo perdió el equilibrio, tambaleándose. Cayó torpemente al suelo, sollozando quedamente. Un denso silencio cubrió la habitación mientras la rabia cubría mi cuerpo con una fina capa de sudor, la adrenalina de todo lo ocurrido me tenía al borde, la muerte de Jess, la presencia de mi mujer, de mi bebé…

Eric caminó hacia Bella, apuntando directamente hacia su cabeza, y esa fue la gota que derramó el vaso, ese hijo de puta no iba a tocarla. Si ella lograba salir ilesa tomando ventaja de esto, yo podría morirme en paz… pero si salía mal… moriría con ella.

—Sí te atreves a tocarla —siseé—, un solo cabello de Bella, y te daré caza como a un perro hasta que prefieras morirte incluso mucho antes de que llegue tu muerte.

—Tan dramático, Cullen. —Eric me miró con una amplia sonrisa—. Tendrás que aprender a vivir con esto.

—No hagas esto Eric, por favor —suplicó Bella, él desvió la mirada hacia ella, sonriéndole.

Respiré hondo mientras tomaba la decisión más crucial de mi vida. El instinto protector que sentía hacia Bella era tan grande que me quemaba la piel, siempre que tuviera fuerzas y hasta donde la vida me alcanzara, tendría que protegerla. No me quedaba ninguna duda. Si las cosas salían de forma distinta, si incluso todo terminara en nada más que un trágico borrón, estaba más que seguro que mi tiempo en éste mundo llegaría a su fin, seguiría siempre a Bella a donde quiera que fuera, necesitaba estar allí con ella. Así que aún atado a la silla, me empujé con todas mis fuerzas hacia adelante, golpeando a un desprevenido Eric. Su pistola salió disparada hacia un lado mientras ambos caíamos al suelo.

—¡Huye! —grité, mirando a Bella con una súplica en mis ojos.

De verdad rogué para que Bella saliera corriendo, pero claro, tratándose de ella, no lo hizo, sino que aprovechó para ponerse de pie y patear la pistola lejos. Eric maldijo antes de girarse y comenzar a patearme las costillas con absoluto odio, al estar esposado no pude hacer mucho por defenderme, cerré los ojos tratando de no pensar en el dolor, cuando de pronto se escucharon gritos, y pasos, muchos pasos.

—Vas estar bien, cielo, todo va a estar bien. —La suave voz de Bella aún penetraba en el oscuro pozo en el que estaba cayendo. Me rehusé a seguir ahí, tratando de enfocarme en ella hasta que abrí los ojos.

—¿Tú estás bien? ¿El bebé está bien, verdad? —balbuceé con la voz pastosa.

—Sí… estamos bien —afirmó.

Un policía me liberó, y aunque casi no podía moverme, me abracé a Bella. Con tanta fuerza que aunque mi cuerpo maltrecho gritaba por dentro, yo no podía separarme de ella. Nos quedamos abrazados como si nada estuviera pasando a nuestro alrededor, mientras la policía sacaba a Eric, incluso mientras entraban por el cuerpo de Jessica, lo único que podía sentir y escuchar era nuestros corazones latiendo al unísono.

Cuando me obligaron a soltarla para subir en una ambulancia, seguí tomado de su mano. Era egoísta de mi parte exponerla así, más en su estado, pero necesitaba aferrarme a ella. Era mi gran amor, mi vida entera que casi había perdido, y simplemente no podía soltarla, nunca más.

.

Bella POV

Edward no quería quedarse internado, como el necio que era.

Después de dar su declaración con los agentes de policía, pidió inmediatamente que lo dieran de alta. Tendría que declarar de nuevo en la semana, pero de momento había sido todo.

—Por favor, cielo. Quédate hoy, me quedaré aquí contigo —supliqué de nuevo, mientras le acariciaba la mejilla.

—No es lugar para ti, te ves cansada —contradijo testarudo.

—Por favor, hazlo por nosotros... —susurré, usando mi as bajo la manga y que al parecer funcionó, su vista se desvió a mi vientre y luego inmediatamente a mis ojos. Aproveché su momento de duda—. Me quedaré contigo, tampoco puedo estar lejos de ti, por favor.

Edward rodó  los ojos, pero con un bufido aceptó. Sonriendo, me despedí de todos los presentes, pero cuando me dirigí a mi padre que había vuelto a viajar al enterarse de lo sucedido, su mirada me paralizó.

—¿Q-Qué ocurre? —pregunté con voz temblorosa. Mi papá suspiró y tiró de mi mano para estrecharme entre sus brazos—. ¿Sue está bien?

—Claro que sí, ella no tiene nada, Bells —aseguró, mientras yo lo envolvía con mis brazos.

—¿Entonces qué es papá? —Me separé un poco para mirarlo—. Eres tan malo mintiendo como yo, ¿qué pasa? —Él me miró unos segundos antes de suspirar.

—Renée. —La sola mención de mi madre hizo que mi corazón se detuviera unos segundos, antes de comenzar a correr a toda velocidad.

—¿Qué tiene? —cuestioné.

—Bueno, ella y Phil… fueron los que irrumpieron en tu departamento. La policía descubrió quiénes fueron, por las huellas que encontraron en varios objetos…

—No puedo creerlo —dije parpadeando, luchando contra las lágrimas que amenazaban por salir.

—Necesitaban dinero con urgencia, al parecer Phil está enredado en drogas. —Mi papá me abrazó con fuerza al ver mi rostro, incapaz de contenerme más, le devolví el abrazo y sollocé quedamente contra su pecho—. No quería agobiarte más, nena, pero era importante que lo supieras.

—¿Qué va a pasar con ella?

—La policía la está incriminando por otros robos y al parecer por venta ilícita de estupefacientes, aún no lo sé. —Después de eso nos quedamos abrazados a mitad del pasillo, en un silencio interrumpido únicamente por el ir y venir de enfermeros—. Será mejor que vayas con Edmund, debe estar preocupado.

Sonreí un poco y me separé para mirarlo. Las pequeñas arrugas alrededor de sus ojos, estaban más acentuadas por su cansancio, la preocupación instalada en su ceño fruncido. Mi papá siempre se había sentido culpable por lo que había pasado después de que nos dejara Renée, y yo nunca había hecho nada para sacarlo de su error, no quería que se siguiera sintiendo de esa manera.

—Nunca te lo he dicho, papá, pero eres el mejor de todos. Gracias por sacarme adelante y ser todo lo que siempre necesité —manifesté, dándole un suave beso en la mejilla, él me miró sorprendido, incluso ruborizado antes de carraspear un poco.

—Te mereces lo mejor, no hay nada que no haría por ti —reconoció, pasando un mechón de mi cabello detrás de la oreja—. Bueno, nos tenemos que ir…  nuestro vuelo sale en una hora, pero volveremos pronto, viene lo de la boda y todo eso… —masculló cambiando el tema, lo que me hizo sonreír de nuevo. Mi papá y yo no éramos muy expresivos, pero para ambos quedó claro cuánto nos preocupábamos el uno por el otro.

Una vez que nos despedimos, me apresuré a la habitación de Edward. Cuando entré, quedé un poco cegada ante la oscuridad, el sonido de algunas máquinas era todo lo que se escuchaba. Cuando mi vista se adaptó, mi mirada se encontró con unos ojos verdes, mirándome de forma tan profunda e intensa, escaneando mí cuerpo como si buscara algún daño, cosa que era ridículo porque el único herido aquí era él.

—Me estaba despidiendo de mi papá —comenté, mientras me quitaba la chaqueta y los zapatos. Suspiré caminando hacia la pequeña cama, donde me subí acomodándome entre sus brazos, tratando de no lastimarlo.

—No sé si alegrarme o enfadarme contigo, estás más delgada, Isabella…—Mordí mi labio mientras acomodaba el rostro en la curva de su cuello.

—No me regañes… —cuchichee contra su piel. Él suspiró mientras me rodeaba entre sus fuertes brazos, nos quedamos en silenció hasta que finalmente suspiró.

—Necesitaba estar contigo —confesó con voz ronca, estrechándome contra su pecho—. Soy un egoísta por eso, pero de verdad que no puedo dejar que te vayas hoy.

—No lo eres, yo también te necesito, no quiero ni puedo estar en otro lado. —Apreté mi mejilla contra su pecho—. Te amo.

—Ahora tú y mi bebé son mi vida —recalcó estrechándome. Cerré los ojos dejando que su aroma me invadiera, que sus palabras se grabaran en mi mente.

Era increíble por todo lo que habíamos pasado y, aunque me sentía terriblemente cansada, a punto de colapsar, no podía apagar mi cerebro. Odiaba los hospitales sin duda y me refugié en su pecho buscando ese aroma tan varonil y especiado de Edward, el cual estaba casi perdido entre el olor a medicinas y hospital. Sin embargo nada de eso me importaba, le supliqué a mi bebé que no me provocara náuseas mientras me acurrucaba un poquito más contra Edward. Si le dolía algo o se sentía mal, no se quejó nunca.

Tan solo unos segundos después comencé a sollozar por todo lo ocurrido. Desde casi perderlo hasta descubrir que las cosas con mi mamá también habían terminado y estábamos a salvo. Lloré por haber dudado de él, por haberlo casi perdido, lloré incluso por la muerte de Jessica y la traición de Eric. Él no se inmutó por mis sollozos y me abrazó todo el tiempo, rodeándome con sus fuertes brazos, y duramos en esa posición lo que me parecieron horas, hasta que me calmé. Después siguió haciendo círculos en mi piel, dándome besos de vez en cuando y finalmente nos quedamos en un cálido silencio. No había nada que decir, toda esa pesadilla realmente había terminado, quizás lo hablaríamos después, sin duda había mucho qué decir, pero de momento solo nos necesitábamos el uno al otro.

.

Tres semanas después.

Edward POV

—Todo está perfectamente, Bella, solo no vuelvas a tomar esos riesgos —reprochó la doctora Leah.

Bella se sonrojó un poco mientras desviaba la mirada hacia la pantalla. Nuestra pequeña mancha en el monitor había dejado de ser eso y ahora se veía más grande, e incluso podía distinguir brazos y piernas. Estaba moviéndose de aquí para allá, en perfecto estado y al parecer feliz en su propio espacio, ajeno a todo. Sonreí como idiota, era la primera vez que presenciaba este milagro en persona y no a través de las ecografías que Bella me mandaba.

Las cosas habían seguido su curso, Eric estaba tras las rejas donde se pudriría, incluso  pensé en visitarle de vez en cuando solo para asegurarme de que sufría. Después,  sorpresivamente me había enterado que la persona que perpetró el robo en el departamento de Bella, había sido su propia madre junto con su padrastro. Aunque Bella estuvo agobiada un par de días, creo que implicó un gran alivio saber que si su madre estaba presa, al menos fue por su propia culpa, bien sabía yo que lo último que Bella haría sería inculparla.

Y hablando de sufrimientos, el hecho de que Bella quisiera mantener cierta distancia entre nosotros, me tenía al borde de la locura. No quería que tuviéramos relaciones hasta el día de la boda, y casi grité cuando tuvimos que postergarla un par de semanas más, por culpa de mis heridas.

Será más especial cielo, por favor…

Isabella había descubierto que utilizando esa palabra y un tono especial, lograba derretirme y le concedía todo lo que quisiera. La estaba convirtiendo en un horrible monstruo.

—Ahora el bebé tiene la forma de un durazno, ¿lo ven? —inquirió Leah, señalando con un puntero en el monitor. Me quedé viendo el reflejo de nuestro bebé, y un extraño presentimiento de que sería una niña me recorrió.

Sonreí ante el pensamiento, una hermosa niña idéntica a Bella. Con sus grandes ojos o sus perfectos rizos… Eso sería lo más bonito que pudiera existir, el imaginarla inundó de calidez mi corazón, mandando a la oscuridad aquellas sombras que me perseguían y atormentaban de vez en cuando.

Podría ser un buen padre, tenía que serlo para ella.

Tres horas después nos encontrábamos empacando todo para irnos a Miami. La decisión de casarnos en otro lado había surgido después de todos los acontecimientos por los que habíamos tenido que pasar. El sol, la arena, la brisa del mar… se me antojaba para sacudirnos de todos los sucesos anteriores.

—¿Lleva todo, señorita Swan? —preguntó Alec con una sonrisa.

—Creo que sí —indicó, también sonriendo.

Bella se veía preciosa en su vestido azul de verano. Llevaba el cabello recogido en una coleta descuidada, varios mechones caían alrededor de su rostro. Me encantaba verla de esa manera, despreocupada y feliz. Me gustaba también la ropa ligera, más fácil de quitar cuando estuviéramos solos, lo que sería pronto, en menos de 48 horas y 37 minutos…

Sacudí la cabeza. La deseaba tanto que me estaba trastornando.

—Eso quiere decir que estás lista para ser la señora Cullen —aseguré con una sonrisa, tirando de ella para pegarla a mi cuerpo. Ella se soltó riendo, haciendo que su cuerpo se estremeciera de forma deliciosa entre mis dedos.

—¿Te mueres por llamarme así, verdad? —cuestionó en tono juguetón.

—No tienes idea. —Me incliné hasta sus tentadores labios y la besé con todo el amor que sentía, de forma concienzuda y quizás hambrienta. Ella abrió sus labios permitiendo que deslizara mi lengua y profundizara el beso. Se soltó riendo, separándose de mí un poco.

—Ya lo noté —susurró, restregándose descaradamente contra mí, naturalmente sintiendo mi erección que estaba prisionera de forma dolorosa. Suspiré mientras negaba con la cabeza. Un monstruo, definitivamente en eso se había convertido—. ¿Pero sabes qué?

—¿Qué? —refunfuñé.

—Volvería a pasar por todo esto, si al final volviera a quedarme contigo —declaró en un tono tan solemne que me dejó pasmado.

—Yo también nena, por ti lo haría todo otra vez. 


Chicas, nuevamente no tengo palabras para agradecerles el haberme acompañado en esta historia a lo largo de ahora sí, que años! les pido mil disculpas fue una historia complicada donde por momentos me volví loquita y me andube por las ramas, gracias por su paciencia, su espera y todo su apoyó, el siguiente capitulo ya sería el último y quizás escriba un épilogo, ¿les gustaría?

Muchisimas gracias Rebbe, por apoyarme a lo largo de todo el fic, por tus palabras por las charlas, estoy feliz de que por esta locura nos hayamos conocido te quiero muchisimo! Ginna que te puedo decir, muchisimas gracias por esperarme, por leerme e incluso por ponerte feliz! jjaja creo que Jessica finalmente ha encontrado lo que se merecía, quizás la muerte no era lo más indicado pero ella buscó todo esto. Muchisimas gracias por tu apoyo, también te quiero y esperemos el año que entra empezar con alguna otra historia ya que Cosplay también ya esta por terminar. Martha!! no puedo creer que también sigas por acá, mil gracias nena, Jessica tuvo su merecido así como Renée, ambas villas han salido del mapa y ahora es el turno para que nuestros chicos sean felices, muchisimas gracias por tus palabras, eres un amor.  Cosplay sigue y ya le faltan muy poquitos capitulos para llegar al final, gracias también por apoyarme con mis dos historias. Leyza linda, tarde pero sin sueño, nunca abandonaría esta historia, es como mi bebé, jeje muchas gracias por tu apoyo.

Espero que hayan pasado una feliz Navidad y les deseo también un feliz año, que todos sus sueños se cumplan, un gran abrazo para todas mis lectoras, tambien las fantasmas ;)

¿Me dicen que les pareció?

Capítulo 52: Propuesta Capítulo 54: Tú, mi felicidad.

 


Capítulos

Capitulo 1: Superando Errores del pasado Capitulo 2: La nueva Asistente Capitulo 3: La razón Capitulo 4: Conociéndonos Capitulo 5: La comida Capitulo 6: Aventura Capitulo 7: Juegos Capitulo 8: Complicaciones Capitulo 9: Cada quién con su cada cual Capitulo 10: Aclarando dudas Capitulo 11: Planeando nuestra salida Capitulo 12: Bora Bora Capitulo 13: A flor de Piel Capitulo 14: Frente al mar Capitulo 15: Deteniendo el tiempo Capitulo 16: De regreso Capitulo 17: El viaje Capitulo 18: Confesiones Capitulo 19: Verdades al descubierto Capitulo 20: De regreso del Viaje Capitulo 21: Malos entendidos Capitulo 22: Cuestión de tiempo. Capitulo 23: Sorpresas Capitulo 24: Haciendo elecciones Capitulo 25: Por algo pasan las cosas Capitulo 26: Empezar de nuevo Capitulo 27: Cambios Capitulo 28: Amigos Capitulo 29: Final del día Capitulo 30: Salida Capitulo 31: Salida segunda parte Capitulo 32: Cosas por hacer Capitulo 33: Las Vegas Capitulo 34: No importa el tiempo Capitulo 35: En peligro Capitulo 36: Contigo Capitulo 37: Una nueva oportunidad Capitulo 38: Un mes Capitulo 39: Impulsos Capitulo 40: Queja Capitulo 41: Cita Capitulo 42: Nada es lo que parece Capitulo 43: Confrontaciones Capitulo 44: No hay vuelta atras. Capitulo 45: Central Park Capitulo 46: ¿Qué soy para ti? Capitulo 47: Visitas inesperadas Capitulo 48: Noticia Capitulo 49: Reacciones Inesperadas Capitulo 50: Adicción Capitulo 51: Todo o nada Capitulo 52: Propuesta Capitulo 53: Transtornos Capitulo 54: Tú, mi felicidad.

 


 
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