Haciendo Elecciones (+18)

Autor: skuichy
Género: + 18
Fecha Creación: 26/01/2012
Fecha Actualización: 19/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 39
Comentarios: 248
Visitas: 145624
Capítulos: 54

Todo comenzó con una atracción; me gustabas, quería cazarte. Ambos teníamos pareja, así que sólo era eso, un juego. ¿Pero que pasa cuando uno de los dos quiere más? El juego deja de serlo y una terrible verdad queda sobre nosotros. En el amor las cosas nunca son fáciles, claro tampoco nadie me advirtió que serían así de difíciles.

 

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Capítulo 39: Impulsos

Antes de que termine este mes tan feo solo quiero decirte que te amo con todo mi corazón, eres mi ejemplo de vida y fortaleza, y siempre estaras vivo en mi corazón.


 

 **Bella POV**

**Flash back**

Estaba nerviosa y feliz, de esas raras veces que puedes tener ese sentimiento. Bueno por lo general siempre estoy nerviosa y… nerviosa.

Pero no hoy.

Mientras caminaba al lado de Mike pude ver mi reflejo en los grandes espejos de Casa de Valores Cullen, mi vestido blanco ondeaba con el viento enmarcando mis caderas e incluso mostrando un busto que podía jurar nunca había estado ahí, cualquier golpe que James me hubiera hecho quedaba en su mayoría oculto y desvaneciéndose. Sonriendo apreté el portafolio contra mi pecho mientras el viento jugaba con mi cabello.  A lo mejor a Edward no le daba gusto verme al lado de Mike… bueno a lo mejor… no. Estaba segura de que lo odiaba, pero era lo último en que quería pensar, quería verlo.

Ya había pasado tiempo desde que lo busqué en su casa y ya no vivía ahí, no había tenido el valor de venir a buscarlo pero ahora simplemente ya no podía esperar más. Caminamos por aquellos largos pasillos testigos de mi breve amor con Edward y sentí mis piernas débiles cuando Mike abrió la enorme puerta caoba frente a nosotros. La oficina seguía igual, rodeada de una hilera de bambú y una enorme ventana desde donde se podía ver todo Nueva York. Mordí mi labio reprimiendo un suspiro mientras los recuerdos me embargaban y finalmente miré hacia enfrente.

Un hombre de más de 1.90 de traje negro estaba frente al escritorio dándonos la espalda,  y cuando Mike se adelantó para saludarle él se giró y la sorpresa me invadió.

Emmett Mike extendió su mano estrechándola con él.

Newton, que gusto me da verte de nuevo.

¿Qué haces acá? ¿Dónde dejaste a tu hermanito?

Eso mismo quisiera saber yo su mirada se dirigió a mí y no fue amable en lo absoluto si no como un reproche en toda la extensión, sin embargo Mike lo mal interpreto.

Oh disculpa Emmett te presento a mi asistente Isabella.

Ya nos conocemos, parece que a Isabella le convenció más tu empresa. De nuevo ese tonó que uso en su voz y su forma cortante de tratarme. De aquél chico fortachón de hoyuelos lindos no quedaba mucho. Si, estaba nerviosa, ahora estaba nerviosa y asustada.

Si Mike susurré, balbuceé, bueno intente hablar. Ya conocía a Emmett.

Mike y Emmett estuvieron firmando unos papeles y a la brevedad posible salimos de la oficina, yo seguía a Mike con mi cabeza mirando al suelo y antes de salir pude ver que no estaba Victoria por ningún lado y me paré en seco.

—¿Qué ocurre Bella? —Preguntó Mike mirándome a través de sus brillantes ojos azules.

Tengo que preguntarle algo a  Emmett Cullen. No me tardo. Sin darle oportunidad a nada me devolví a su oficina e irrumpí sin tocar.

Él se asustó lanzó sus papeles a todos lados y luego se sonrojó. Sí, aquella enorme masa de músculos se había asustado y luego sonrojado.

— ¡Diablos Bella! podrías haber tocado al menos. —Dijo mientras recogía avergonzado el desorden. —Disculpa es que este lugar me pone de nervios, todo es tan serio y tan… ejecutivo, maldito Edward se supone que él debería estar acá.

—Lo siento. —Dije jadeando por haber corrido y luego tomé una respiración para calmarme, no iba a perder más tiempo. —Emmett… yo… hablando de él quiero verlo pero no sé a dónde ha ido, quería saber si tú pudieras decirme algo.

—Ya te dije que ni yo lo sé. —Respondió, mientras ponía todos los papeles en el escritorio y luego caminó poniéndose delante de mí. Su estatura era dos veces la mía y sus profundos ojos azules me miraron no tan fríos y duros como antes. —Deja a mi hermano ya Bella, por favor. Él ha dejado la presidencia y estoy seguro que de nueva cuenta ha sido por tu culpa, son ya casi dos años de que mi hermano vive en esta situación y creo que ya ha llegado al límite. —Sus palabras me llegaron como un golpe al estómago y lo miré confundida.

—No lo entendiendo —susurré.

—No. Claramente veo que no lo entiendes, no lo justifico, ya está bastante grandecito y todavía me asombran sus relaciones tormentosas. Se ha ido y no sé cuando regrese, Edward otra vez ha huido, hace años huyó de casa por lo mismo y ahora la historia se repite. —La voz de Emmett estaba ligeramente más alta de lo normal y si cualquiera hubiera visto esta escena creería que un guarda espaldas me estaba echando de la oficina del director.

—Lamento todo esto Emmett, sé que en parte es mi culpa y no sabes cuánto lo lamento, pero no voy a correr más, te soy sincera cuando te digo que quiero verlo, quiero que sea él quien me pida que salga de su vida, hasta entonces haré lo que pueda por recuperarlo.

—Pues que tengas suerte porque en verdad no me corresponde a mí decirte en donde está.

**Fin de Flash Back**

Ni siquiera tenía hambre más bien jugaba con mi sopa mientras recordaba aquel día una y otra vez, mi celular sonó distrayéndome de mi letargo.

Bella por favor tenemos que hablarRenée suplicó del otro lado de la línea

Sobre que Renée ¿Qué necesitas ahora?

No seas tan dura hija, Phill y yo estamos pasando por un mal momento, no te llamaría si de verdad no necesitara el dinero.

Lo sé. Sé que solo hablas cuando necesitas algo—que estúpida, ¿Qué más podía querer? — ¿Cuánto?

No lo sé Bells, ¿Crees que podamos vernos?

No. Solo dime a donde depositarte.

—Siempre tan amable Bells, no cambies. —Murmuró sarcástica.

Anoté el número de su cuenta bancaria esta vez no me iba a llevar otra decepción. La primera vez que me cite con Renée estúpidamente pensé que quizás habían cambiado las cosas, esperaba una disculpa al menos, pero Renée fue directa al grano y me pidió dinero para poder irse, para eso me había llamado también en las vegas. Ahora que sabía mi número y que conocía que trabajaba en Newton LTD lo único que hacía era colgarse de eso para pedirme dinero. Ya no quería pensar en eso.

Sola en el restaurante, de pronto el hambre se me había ido, todo el mundo me miraba, bueno, al menos así me parecía. Quería vomitar, quería llorar, gritar hasta que se me secara la garganta. No le contaría nada de esto a Charlie, no tenía por qué sufrir más.

Llegué exhausta a mi departamento. Había sido una semana muy pesada en todos los sentidos, me quité mis tacones altísimos y casi gemí de alivio al sentir el contacto del piso, me dejé puestos mis jeans y mi camisa azul. Me tumbé sobre la cama y me quedé mirando el techo.

 ¿A dónde diablos se había mudado? Rodé por la cama y me hundí entre las almohadas de color lila. Angie y su novio Ben habían movido mar y tierra ayudándome a buscarlo sin resultados. Parecía como que la tierra se lo hubiera tragado, como si nunca hubiera existido. Mi única esperanza se reducía  a una sola persona… Victoria.

Ella estaba de vacaciones, había dejado un mensaje en su contestadora y de verdad esperaba que me respondiera. Hoy tendría que verme con Jake. Había mejorado mucho en la motocicleta y finalmente había dado su “autorización” para que me comprara una.

 

**Edward POV**

Salimos del condominio y sentí que nos miraban. Un reportero estaba entre los vehículos Jess también lo vio y se aferró de mi brazo, quise retirar su brazo del mío no quería que nos fotografiaran. Además desde hacía un tiempo ya no llevaba mis guardaespaldas y ¡Maldición! tenía que volver a pedirles que vinieran. Así que delicadamente separé los dedos de Jess de mi brazo.

—Es que me dan miedo los escalones, no me sueltes —rodeé mis ojos mientras la dejaba sujetarse. ¿Cómo demonios había dado con mi nueva dirección?

La tarde se me hizo curiosamente rápida. Jess me contó sobre su departamento y me dijo que buscaría entrar a las filas de la empresa de su madre Stanley Co. Era una empresa bastante reconocida. Al finalizar el día deje a Jessica en su nuevo departamento.

—Pasa por favor, quiero que veas la estancia Emmett dijo que quizás… Alice quisiera ayudarme a decorarlo.

Si supieras que Alice te detestapobre Jess ¿Por qué mi hermanita consentida la odiaba de esa manera?

— ¿Emmett?

—Sí él y Rose estuvieron aquí. —Diablos, había olvidado que ellos eran amigos.

—Ok pero seré breve Jess, tengo mañana que cerrar el contrato con Mallory.

La estancia era enorme, el piso de madera fina y apenas tenía unos pocos muebles, Jessica se adelantó hacia la cocina y pude ver como tenía un gran bar lleno de botellas.

—Y decías que yo era el alcohólico —Jessica se soltó riendo.

—Creo que todo se pega, ten —me dio un vaso de whiskey —compré esta botella para ti, por tu nuevo departamento —dijo elevando su copa.

—Y por el tuyo. —Tomé todo el vaso de golpe… Oh no, ya había olvidado lo bien que sabe. — Jess ¿Por qué fuiste a mis condominios antes?

—No sé de qué hablas.

—El portero dijo que habías ido.

—Bueno si, un día hablaron quejándose de muchas cosas, te iba a decir pero, bueno ese día me dejaste por Isabella y… Ya sabes nuestro bebé, mi accidente, —suspiró —créeme que no me acordé de eso.

— Sí… bueno, lo siento. —No quería que comenzáramos otra vez con eso.

— Y… ¿Quién era la chica rubia con la que estabas?

—Estás celosa. —La boca se me hacía agua viendo la botella y me serví más, ¡Diablos! como había extrañado beber.

—Por supuesto.

Rodé mis ojos —Es solo una amiga.

—Mmm.

—No comiences Jess…

Dejó el tema por la paz y estuvimos platicando sobre un sillón que tenía afuera en una terraza me reí de que tuviera un sillón en la terraza pero dijo que por eso mismo necesitaba a Alice para que la ayudara a decorar.

Jessica se recostó en mi hombro y siguió platicando mientras bebíamos, contándome todo lo que le había costado convencer a su madre de que podía vivir sola. Me sentí mal de que nadie creyera que podía vivir sola por su accidente e inconscientemente estaba acariciando su cabello para infundirle confianza, levantó su rostro y sus ojos azules me miraron felices.

Mierda.

 ¿Por qué no podía ser así de fácil mi relación con Isabella? ¿Por qué no me habías llamado durante todo un puto mes? Jessica atrajo mi rostro a sus labios enredando sus dedos en mi cabello y sus labios encontraron los míos. Pero ese gesto, ese sencillo gesto me recordó que a quien quería besar era a Isabella…

A veces es bueno cerrar el pasado para comenzar un futuro.

Jane.

Sus palabras me golpearon mentalmente. Alguna vez me las había dicho mientras platicábamos.

—Lo lamento Jess, no puedo —impedí que el beso siguiera y tratando de no ser muy grosero me puse de pie. Caminé a la estancia donde tomé las llaves de mi auto para irme. —No sigas bebiendo Jess, sabes mejor que nadie el daño que esto nos ha hecho, no me obligues a dudar de ti.

Escuche un suspiro por respuesta, y esperaba en el alma que de verdad no siguiera bebiendo. —Volveremos a estar juntos Edward, solo es cuestión de tiempo para que te des cuenta.

Antes de ir a mi departamento me pase por la casa de Demetri y de ahí nos fuimos a un bar donde bebí hasta que casi olvido mi nombre. No quería recordar a ninguna mujer, ningún problema, nada. Podía intentar huir de las cosas pero estas siempre parecían darme alcance. Al llegar a mi departamento la luz del cuarto de Jane aún estaba prendida, decidí que, ya que a ella le encantaba molestarme, era mi turno de molestarla así que llamé a su puerta.

— ¿No vienes con la mosca muerta?

— ¿Cómo?

—Que, qué horas son estas de tocar la puerta —me sonrió y se hizo a un lado para que pasara. Me dejé caer pesadamente en su sillón, venia jadeando había bebido demasiado, cerré los ojos la luz me molestaba.

—Estás ebrio —Entrecerrando los ojos pude ver que Jane me miraba recargada sobre la pared, sus brazos cruzados en su pecho.

—Por favor, regáñame si me vuelves a ver tomado, prohíbeme el alcohol —Jane elevó una de sus rubias cejas.

— ¿Y bien? Que paso con mujer curvas. —Tomó asiento a mi lado. —Siempre que hablabas de ella me la imaginaba no sé… desmejorada, batallando en su silla de ruedas, con una trenza en el cabello, con sus ojos azules llenos de bondad, pero lo de anoche… simplemente…  ¿Qué rayos?

—Jess ha mejorado muchísimo, tienes razón no te he contado todo. —me enderecé del sillón mirándola a los ojos.

 

**Bella POV**

Habían pasado dos semanas más de práctica en mi nueva motocicleta cuando por fin Victoria me había respondido.

**Flash Back**

—Isabella Swan, después de… ¿Cuánto? ¿Casi dos años? Y me hablas pidiéndome la dirección del Director General de Cullen. No tienes vergüenza, ¡Estoy bien gracias por preguntar! —se escuchó un suspiro —espero que esta vez hagas lo correcto, no dudo ni un segundo que su abrupta desaparición sea culpa tuya, ustedes dos no tienen remedio… solo tráelo de vuelta nena. Nada es lo mismo por acá, bueno mira la dirección es…

**Fin de Flash Back**

—Entonces Bella —Jake  suspiró —solo… si necesitas cualquier cosa llámame, maldita la hora en la que te enseñe a conducirla de nuevo. Se me olvidaba lo increíblemente sexy que te vez. —Subió la cremallera de mi cazadora.

—Basta Jake —inevitablemente me sonrojé.

—Y todo para buscar a ese cabrón. Genial simplemente genial, te puse en bandeja de oro.

—No digas eso Jake…

—Si hubiera sido más listo te habría pedido unos favores a cambio de enseñarte.

—  ¿Qué favores?

—No sé algo como: que volvieras conmigo, que me besarás ya sabes cosas sin importancia.

Di un beso en su mejilla pero como de costumbre Jake se giró estampándome en la motocicleta  besándome con rudeza. — No Jake, por favor. —Empujé su pecho.

—Bueno ya. Tú tienes la culpa por ponerte esos jeans ajustados y esa cazadora. De regreso prometiste que iríamos a Forks, ¿Sigo contando con eso?

—Sí, ahora… nos vemos. —Antes de que las cosas se salieran de mis manos me gire dándole la espalda y me subí a la motocicleta.

Esperaba en Dios que la dirección que Victoria me había dado fuera la ubicación correcta de la casa de Edward. ¿Qué pensaría al verme?

** Edward POV**

Por la mañana me desperté desorientado no reconocía las cortinas rosas ni el sillón verde en el que me encontraba…

—Vaya, que buena fiesta te pusiste anoche.

—Lo… lamento. — Me enderece tocando mis sienes con las dos manos —no debí venir. —Jane tenía puesta aún su pijama y su cabello rubio recogido en una coleta.

—Ten —me ofreció lo que parecía un té, olía horrendo. La miré frunciendo el ceño.

— ¿Ahora quieres envenenarme?

—Ganas no me faltan. —extendió el veneno hacia mí. —To-ma-te-lo —rodando mis ojos, tuve que tragarme eso que no se veía nada bien. —Prefiero que vengas aquí a que pase algo malo contigo, esta es la cuarta vez en menos de una semana que sales y llegas así… Por la noche te llamo un amiguito tuyo al celular para preguntar si habías llegado con bien le dije que estabas inconsciente y dijo que vendría en la semana.

—Seguramente fue Demetri. Te va a caer bien. —Recargué mis brazos sobre las rodillas mientras la veía.

—Lo dudó… estoy pensando que quizás si tengas un problema con la bebida.

—Para nada. Gracias por recibirme ya me tengo que ir. —Se suponía que debería de estar firmando un contrato con Lauren, rayos lo olvide por completo.

—Ed, quizás en otra ocasión hablaremos de mí, solo… —se levantó y caminó hacia la mesa donde estaba su bolso luego busco dentro y sacó una tarjeta extendiéndomela. —te hará bien ir ahí.

La tarjeta decía algo como un centro de alcohólicos enarqué una ceja mientras la guardaba en mi bolsillo.

—Tiene que ser una broma.

—Déjame un día acompañarte, no tienes que ir solo…

—De todas tus bromas esta ha sido la peor. —Poniéndome de pie la miré incrédulo.

—No es una broma Ed creo que…

—Voy a creer que si estás jugando, ahora ya me tengo que ir. —Pasé a un lado de ella y salí azotando la puerta.

Fui directo a mi departamento, Dios si mi padre supiera que no he firmado el contrato solo por que anoche se me habían pasado las copas… no, no ni pensarlo.

Mi celular sonó haciendo que mi cerebro quisiera estallar en mil pedazos, iba a lanzarlo cuando vi el número.

— ¿Emmett?

—Hermano,  joder ¿En dónde estás?  La señorita Mallory ya está aquí.

—Lo se Emmett estoy en mi departamento, me siento fatal, seguro la cena de anoche. ¿Podrás firmar tú el contrato?

—Edward pero tú eres el director…

—Solo fírmalo, —me tumbé sobre el sillón y cerré mis ojos— llegando arreglare lo necesario, ya he leído las cláusulas todo está en orden y dile a Lauren que la llevare a comer luego.

—Hum. Bueno…  ¿No serán problemas con Isabella verdad?

— ¿A qué te refieres?

— ¿No la has buscado?

—Ya te dije que no pienso buscarla.

— ¿Y Jess?

—Ella si me ha buscado, tú le diste mi dirección ¿verdad? — Abrí de vuelta mis ojos.

—Ehh… bueno yo… es que se veía tan desolada… Ed ella te ama, ¿de cuantas formas tiene que demostrártelo? A veces me arrepiento de haberlos presentado, sin embargo ahora la veo y ha cambiado mucho…

—Yo ya no la amó Emm

—Lo sé estas encaprichado con esa niña Isabella, pero Ed, a veces lo que amas no es lo mejor para ti, no porque tú la ames significa que eso sea lo mejor, cuando verdaderamente amas a alguien no lo lastimas.

—Emm… de verdad hoy me siento mal… — Me levanté del sillón y comencé a caminar de un lado a otro.

—Sí, sí ya sé que odias que te diga esto solo… recuérdalo, que te mejores.

—Gracias.

Colgamos y me sentí fatal por dos cosas, primero jamás le había mentido a mi hermano, él era mi mejor amigo nunca teníamos secretos y había venido apoyarme con la compañía. Últimamente era demasiado trabajo y a veces faltaba por estar de fiesta, el alcohol quizás se me había estado saliendo de las manos, pero no era nada que no pudiera controlar en cuanto quisiera. Segundo él sabía de mis problemas con Isabella y ya no sabía si era buena idea haberle contado porque desde aquel día tocaba el tema de “Isabella” como si habláramos de la enfermedad de la peste.

Frente al espejo del baño no me reconocí, esa cara demacrada, mi cabello revuelto. En solo un mes me había ido al precipicio y parecía que de nada había servido mudarme. No, no, ¡no! di un fuerte golpe contra el espejo con mi puño cortándome como un grandísimo idiota. Vidrios se esparcieron por todo el baño dejando un increíble desorden. Saqué la tarjeta que me dio Jane que tenía como leyenda  “no te pierdas a ti mismo”. Rodé mis ojos y la aventé lejos, yo solo podía con esto.

Me bañé con agua helada esperando que así se me pasara la resaca, y se me lavara la herida, luego me cambié y tuve que vendar mi mano porque la herida no paraba de sangrar, anduve descalzo por la casa porque solamente eso me hacía sentir mejor, abrí la nevera y no tenía mucho que desayunar, unos golpes a la puerta interrumpieron mi supuesta concentración.

**Bella POV**

Tenía ya toda la mañana perdida, ¡Maldición! soy pésima ubicándome, llegué a un pequeño centro comercial y me dijeron que estaba cerca, solo tenía que seguir un sendero que conducía a una carretera, de ahí derecho, sin desviarme.

El sendero era larguísimo lleno de árboles que por ser otoño, tiraban sus hojas mientras pasaba, además estaba lleno de piedras que dificultaban mi camino ¿De verdad Edward se había mudado aquí? No es que me pareciera malo, el paisaje era esplendido, incluso podía distinguir un hermoso lago allá adelante, pero… no iba con su estilo, bueno eso había pensado antes de tomar la carretera. Tan solo a unos pocos kilómetros un majestuoso edificio, que no encajaba con el campo, se extendía a lo largo y ahí, aquel hermoso auto que alguna vez vi en su residencia estacionado entre otros autos.

Tomé un largo respiró, me alise la ropa como si tuviera arrugas, me quité el caso tratando de acomodar mi cabello, y finalmente me dirigí al mostrador.

— ¿Disculpe la habitación de Edward Cullen?

El portero me repasó con la mirada frunciendo el ceño.

— ¿Quién lo busca?

—Solo soy una amiga, me gustaría… Darle una sorpresa.

—Lo mismo dijo la chica del otro día… mmm, bueno es el apartamento 48. — ¿Chica del otro día? Mordí mi labio inferior.

—Gracias.

Me disponía a tocar cuando escuché unas risas en el interior del departamento, sin duda era Edward y definitivamente tenia visita, quizás no es un buen momento, quizás amaneció con la “chica que lo había visitado” lo mejor sería irme… No. No Isabella no viajaste más de 200 kilómetros para nada. Armándome de valor, llamé a la puerta.

— ¡Yo abro! — gritó aquella voz de mujer del otro lado.

— ¿Sí? —una mujer de cabello dorado y de grandes ojos azules abrió la puerta. Vestida con una pijama, unos enormes dinosaurios en sus pies, una playera azul ajustada, su cabello revuelto, me miró de arriba abajo… ¿Estaba durmiendo aquí? ¿Con… él?

—Ehh… yo… creo, creo que interrumpo, lo siento. —Di media vuelta, no dejaría salir estas estúpidas lágrimas, no frente a esa…

— ¿Isabella? —su voz me detuvo en seco, apreté fuertemente el caso.

— ¿Es enserio? —dijo aquella mujer. —Siempre creí que…

—Jane ¿podrías dejarnos solos?

—Si lo pides así tan amablemente por supuesto.

—Lo lamento Jane, es solo que…

—No te apures Ed, sé que eres el rey de la amabilidad —acercándose a él se puso de  puntitas y murmuró algo en su oído que lo hizo sonreír, y dentro de mí algo ya estaba roto, esa cercanía todo aquello, no, no era nada bueno.

—Bueno me voy, nos vemos Bella. —Dijo esa mujer con una gran sonrisa y no supe si interpretarlo como burla o como… ¿Felicidad?

—Pasa Isabella. —su voz profunda me travesó llenándome de mariposas el estómago.

Entré sin decir nada, en realidad no hubiera querido hacerlo, prefería salirme corriendo y me mordí la lengua antes de preguntar quién era ella, o que hacia aquí, ultimadamente no tenía por qué darme explicaciones.

—No me dijiste que te habías mudado —susurré dando un vistazo a todo el departamento en color blanco, que rezumbaba masculinidad por los cuatro costados y lo mejor de todo olía solamente a él.

Era muy distinto a su residencia, no tenía alfombra si no un hermoso piso oscuro de madera, un solo sillón largo de cuero negro, las cortinas de un gris hermoso, que daban una vista esplendida hacia el campo que se abría paso dejando ver un largo camino cubierto de árboles y diversas flores. En la estancia una gran pantalla situada en el centro rodeada de un impresionante equipo de sonido y un montón de películas debajo de una mesa de cristal. Edward caminó delante de mi guiándome a la pequeña cocina que estaba justo enseguida de la sala, pero no por nada menos hermosa, en color negro con plateado y con una gran isla en medio para comer, eso era todo. No tenía comedor, había todavía algunos panecillos en un recipiente que seguramente había estado desayunando con “Jane”.

—No, no le avise a nadie ¿Te sirvo algo? —Edward con su cabello cobrizo revuelto, su intensa mirada enmarcada por sus gruesas pestañas seguía poniéndome igual de nerviosa que el primer día, pero su tono de voz frío, mató con facilidad cualquier estúpida mariposa en mi estómago.

—Un poco de agua.

Mordí mi labio no sabía por dónde comenzar, retorcí mis manos nerviosa. Bueno sí, esto no era lo que esperaba. Tampoco quería saltos de emoción ni nada, pero al menos… no sé…

—Me has sorprendido. —Puso frente a mí el vaso con agua sorprendiéndome también, él se sirvió otro vaso.

— ¿Te he molestado? Puedo venir en otro momento.

—Podrías haberme llamado. —Me miró como con un deje de reproche.

—Creí que habías quedado en llamarme, eso me dijiste en el aeropuerto. —Contesté molesta. Él dio vueltas a la bebida que tenía en su vaso sin mirarme.

—Pues ha pasado ya más de un mes de eso… ¿Cómo sigues? —Sus penetrantes ojos verdes me miraron recorriendo mi cuerpo con tal intensidad que me removí incomoda en la silla. También lo miré aunque no tan meticulosamente, con su playera blanca se notaba más su cobrizo cabello, su blanca piel, estaba descalzo, su mano con una venda pero fuera de eso se veía… Simplemente hermoso.

—Mejor —Mentí. Algunos de mis moretones ya habían desaparecido por completo, pero otros aun persistían, y que decir de mis nuevas pesadillas.

— ¿Te ha traído Black?

— ¿Qué? — su mirada estaba clavada en mi casco. —No yo he conducido hasta aquí.

— ¿En una motocicleta? —Asentí— ¡No puedo creerlo!, ¿Cómo te expones a cruzar por la carretera en motocicleta? —Como un relámpago su voz recorrió todo mi cuerpo haciéndome estremecer. Se levantó de la silla dándome la espalda mientras tiraba de su cabello y caminaba de un lado a otro.

—Creo que este es un mal momento, además tienes razón debí llamarte no sé qué cosas interrumpí —tomé mi casco. La silla hizo un fuerte sonido cuando la empujé hacia atrás para bajarme— será mejor que nos veamos en otra ocasión.

Caminé directa hacia la puerta y ahora si las estúpidas lágrimas me traicionaron, quizás lloraría como loca antes de subirme a la moto, pero no antes, no… Unos fuertes brazos me jalaron haciendo que el casco resbalara de mis manos y se estrellara en el piso.

**Edward POV**

Aun no me podía creer que Bella estuviera aquí, peor aún, que se quisiera ir por culpa de mi comportamiento estúpido. La jalé hacia mí, sus manos soltaron el casco cayendo en un sonido sordo y rodando hacia algún lugar. Me hundí en su cuello y fresas entraron por todo mi sistema y como si fuera una cura medicinal me sentí mucho mejor, me podía perder en ese aroma y olvidarlo absolutamente todo.

—Lo siento Isabella, no era mi intención portarme de este modo, es solo que estoy molesto porque no me habías llamado. Creí que no te importaba. —Murmuré contra su cuello.

Suspiró, su cuerpo tenso se relajó entre mis brazos y sus manos temblorosas recorrieron mi pecho subiendo por mi rostro hasta hundirse en mi cabello.

—Lamento el mal entendido Edward, de verdad esperé tu llamada.

—Todo este tiempo creí… Bueno mil cosas. —Sus manos levantaron mi rostro para verme y me encontré con aquellos hermosos ojos chocolates llenos de lágrimas.

—Todo lo que me importa en esta vida eres casi me muero cuando te fuiste sin decirme a donde. —Me encogí de hombros aún se me hacía extraño escuchar esas palabras saliendo de su boca y no de la mía, limpié su rostro con mis pulgares demorándome más de lo necesario  — ¿Necesitas más tiempo? Puedo venir luego…

—No. —Mi voz sonó casi como un grito y aferre ambas manos a su rostro, Dios me moría por besarla —Ni se te ocurra irte. —Sonrió y nos quedamos así mirándonos, una extraña sensación me recorría como una descarga leve de energía eléctrica me gustaba esta sensación y a la vez no, porque solo con ella podía sentirme así y eso me hacía ver cuán dependiente seguía siendo de ella. Decidí romper con esta extraña tensión sexual — ¿Puedo ver tu moto?

—Claro —tomó su casco del suelo —sígueme daremos un paseo.

—Espérame aquí estaré listo en un segundo.

Pase como un estúpido adolescente corriendo hacia mi armario sin saber que ponerme, finalmente saque unos jeans, me puse unos vans, una playera y suspiré derrotado al ver mi cabello como siempre sin remedio, además no iba a poder rasurarme con el desastre en mi baño.

Bella estaba esperándome de pie frente a la ventana mirando el paisaje, sus jeans ceñidos a sus curvas, su cazadora que le quedaba justa, su cabello hasta la cintura en ondas que resplandecían en tonos rojizos con el sol. Podría tomarla justo ahí, la acecharía como si fuera mi presa y estrellaría su hermoso cuerpo contra la ventana desvistiéndola con toda la urgencia contenida por tanto tiempo, luego deslizando mis manos lentamente por todo su cuerpo, la levantaría solo un poco para entrar con fuerza y mientras embestia mordería  toda su piel de porcelana, ¿Se rompería la ventana si apoyaba su espalda contra ella? un escalofrió recorrió mi cuerpo y sacudió mi vientre bajo, diablos como la deseaba.

También podía rogarle que por favor se quedara, pasar delicadamente mis dedos por sus sonrosadas mejillas por sus carnosos labios, perderme en su sedoso cabello y susurrarle al oído que no había pasado un solo día sin que la extrañara, que mi cuerpo entero olvidaba como funcionar si no estaba cerca, que sin ella estaba como ciego e iba por la vida a tientas, que a veces odiaba todo lo que soy y en todo lo que me ha convertido ella, que odiaba estar con ella y estar sin ella. Aclaré mi garganta que de pronto estaba seca.

—Listo. —Girando hacia donde yo estaba me regalo una hermosa sonrisa.

—Andando.

 


Ahhh 40 días sin actualizar, cuanto lo siento nenas, pero ahora sí que fue un mes espantoso, falleció mi abuelo que era como un padre para mí y me entró una depre horrible y pues no me venia la inspiración porque solo pensaba en lo mismo, no queria transmitir eso en el capi. 
Gracias a Martha y Martha Cullen por comentar, Rebbe linda que me ayudó con este fic tanto con ideas y corrigiendo mis horrores ortográficos te quierotee. A todas las niñas que me presionan en Face, jaja gracias. Sobre todo a ti Gladys que durante todo el mes estuviste dandome palabras de aliento, y por ultimo a mis lectoras silenciosas y anonimas, gracias miles. No sean malitas y apoyenme con sus comentarios y votitos. 

Ya saben este fic pero en otra versión lo pueden leer en:
http://www.fanfiction.net/s/7950681/1/

A mi me encuentran en:
http://www.facebook.com/danny.cullen.35

y bueno con aires nuevos prometo desde ya ir trabajando con el siguiente capi, nos leemos pronto.

 

Capítulo 38: Un mes Capítulo 40: Queja

 


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Capitulo 1: Superando Errores del pasado Capitulo 2: La nueva Asistente Capitulo 3: La razón Capitulo 4: Conociéndonos Capitulo 5: La comida Capitulo 6: Aventura Capitulo 7: Juegos Capitulo 8: Complicaciones Capitulo 9: Cada quién con su cada cual Capitulo 10: Aclarando dudas Capitulo 11: Planeando nuestra salida Capitulo 12: Bora Bora Capitulo 13: A flor de Piel Capitulo 14: Frente al mar Capitulo 15: Deteniendo el tiempo Capitulo 16: De regreso Capitulo 17: El viaje Capitulo 18: Confesiones Capitulo 19: Verdades al descubierto Capitulo 20: De regreso del Viaje Capitulo 21: Malos entendidos Capitulo 22: Cuestión de tiempo. Capitulo 23: Sorpresas Capitulo 24: Haciendo elecciones Capitulo 25: Por algo pasan las cosas Capitulo 26: Empezar de nuevo Capitulo 27: Cambios Capitulo 28: Amigos Capitulo 29: Final del día Capitulo 30: Salida Capitulo 31: Salida segunda parte Capitulo 32: Cosas por hacer Capitulo 33: Las Vegas Capitulo 34: No importa el tiempo Capitulo 35: En peligro Capitulo 36: Contigo Capitulo 37: Una nueva oportunidad Capitulo 38: Un mes Capitulo 39: Impulsos Capitulo 40: Queja Capitulo 41: Cita Capitulo 42: Nada es lo que parece Capitulo 43: Confrontaciones Capitulo 44: No hay vuelta atras. Capitulo 45: Central Park Capitulo 46: ¿Qué soy para ti? Capitulo 47: Visitas inesperadas Capitulo 48: Noticia Capitulo 49: Reacciones Inesperadas Capitulo 50: Adicción Capitulo 51: Todo o nada Capitulo 52: Propuesta Capitulo 53: Transtornos Capitulo 54: Tú, mi felicidad.

 


 
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