Un Cuento de Hadas Moderno (+18)

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 01/12/2010
Fecha Actualización: 02/12/2010
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 29
Visitas: 328474
Capítulos: 53

Bella recibe una beca para estudiar su carrera universitaria en Londres; allí conocerá a un chico de ensueño...¿los príncipes azules existen?, puede que sí.


Hola aquí estoy con otra historia que no es mía, le pertenece Sarah-Crish Cullen,  yo solo la subo con su autorización, es otra de mis favoritas, espero les guste…

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer; los que no pertenecen a la saga son de cosecha propia de la autora. Las localizaciones y monumentos de Londres son reales.

 

 

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 7: Largo verano de incertidumbre

PVO EDWARD

El verano pasaba muy lento. Debía ser el único estudiante que estaba ansioso porque empezaran de nuevo las clases, y todo por volverla a ver.

Aquel día en el que me presenté en su casa, estaba dispuesto a confesarle de una vez por todas lo que mi corazón había guardado tantos meses... pero no pude, mis nervios y mis inseguridades ganaron de nuevo.

Suspiré frustrado, no sabía como iba a reaccionar. Emmet me decía que de una a vez por todas me lanzase a la piscina, que no tenía nada que perder. Tenía la sospecha, en mi fuero interno, de que Emmet, gracias a Rosalie, sabía algo más, pero por más que intentaba sonsacarle, nada, todo en vano... con lo bocazas que puede llegar a ser, en ésto no soltaba prenda, y mi hermana tampoco.

Ella, Bella y Rosalie se habían hecho muy amigas, cada dos por tres iban de compras, a comer... me alegraba por mi hermana, para ella había sido una alegría poder hacer amigas normales, según decía ella.

Ya estábamos a principios de agosto; hacía casi dos meses que no la veía, desde mediados de junio. Mi hermana y ella se comunicaban con frecuencia, incluso un par de veces que Alice la llamó estando yo presente, pude hablar con ella. Me encantaba escuchar su tímida vocecilla, hasta podía imaginarla sonrojada como un tomate al otro lado del teléfono.

Suspiré cual tonto enamorado, y reanudé la lectura de mi libro. Estaba sentado en uno de mis rincones favoritos de los jardines de Windsor; mi padre se había ido de pesca y mi madre suponía estaría leyendo o dibujando alguno de sus bocetos. Emmet estaba de vacaciones y se había ido a su ciudad, Cardiff, para visitar a su familia.

Oí pasos apresurados, y ante mi se plantó mi hermana, con el ceño fruncido y los labios rectos, mala señal, estaba enfadada.

-¡Esto es increíble!- siseaba cabreada mientras se sentaba a mi lado.

-¿Qué pasa?- pregunté sorprendido, ya que Alice no es de las personas que se enojan fácilmente.

Al ver que no contestaba y seguía mascullando por lo bajo, giré mi vista hacia Jasper, que se acercaba a nosotros, preguntándole con la mirada.

-Tenemos visita- contestó el aludido, haciendo un mohín.

-¿Quién?- pregunté curioso.

-Tío Eleazar y tía Victoria... y Tanya- bufó mi hermana.

Gemí para mis adentros...lo que nos faltaba.

-Llegan mañana- añadió Jasper.

Ahora entendía lo que pasaba; el tío Eleazar era hijo del primer matrimonio de mi abuelo materno. Desde que mi madre se casó con mi padre y se convirtió en princesa, y posteriormente reina, se había vuelto más insoportable aún. Él y la tía Victoria, su mujer, se las daban de importantes, aparte de que siempre tenían algo que decir o sacar en la prensa. Más de una vez mis padres les han llamado la atención, alegando que hablaran de su vida, pero no de la nuestra.

Siempre fue un defensor a ultranza de la monarquía, y cada vez que me veía me daba la charla de que debía casarme y dar un sucesor a la corona... pero no con cualquier muchacha... sino con su sobrina.

Tanya era hija de una hermana de Victoria. Los padres de Tanya fallecieron en un accidente de tráfico cuándo ésta era muy pequeña, de modo que toda la vida ha vivido con ellos. Educada en los mejores internados de Londres, ahora estudiaba Economía en la universidad de Oxford, era un año mayor que Alice.

Pero la educación se la había dejado en los colegios, porque no conocía a chica más presumida, altanera y maleducada que ella.

-Estamos apañados- bufé exasperado, dando una patada a una pequeña piedra. Encima tendría que aguantar los intentos de mis tíos para que me fijara en su querida sobrina, no había cosa que más odiara en el mundo. Decidimos armarnos de paciencia, consolándonos de que sólo estarían diez días y después se marcharían.

Llevaban ya cinco días con nosotros... y era una pesadilla. Yo estaba prácticamente encerrado en mis habitaciones, huyendo de Tanya con cualquier excusa, lo mismo que Alice y Jazz. Me adelanté con paso apresurado al comedor, ya que era la hora de cenar.

-¡Eddie!, ¿dónde has estado toda la tarde?- me preguntó la dueña de una voz chillona, que se me colgó del cuello. Mi hermana rodaba los ojos, mientras mi madre la miraba arqueando una ceja.

-Haciendo unas cosas... y no me llames Eddie- le dije, mientras muy sutilmente me zafaba de su agarre.

Llegó mi padre, y nos sentamos a la mesa. Me senté entre mi madre y Jasper, quedando Tanya justo enfrente mío. La cena transcurrió más o menos tranquila, hasta que en los postres mi tío abrió la boca.

-Tu padre me ha contado que has obtenido muy buenas notas en la universidad- me dijo mirándome fijamente.

-Si, la verdad es que estoy muy contento- le respondí educadamente.

-Estamos muy orgullosos de él- añadió mi madre con una sonrisa, que devolví.

-¿Y los asuntos del corazón?- interrogó mi tía, con bastante mala intención.

Me tensé, a la vez que Alice y Jasper. Tuve que dominar los nervios, para no perderlos, aún así le respondí entre dientes.

-Creo que es eso pertenece a mi intimidad-.

-¿Tienes novia?- preguntó Tanya; parecía que le iba a dar un ataque de ansiedad.

-No, no tengo... y el día que la tenga, será asunto mío y de ella- contesté mordaz.

-Espero que seas consciente y que elijas bien a la que será nuestra futura reina- soltó mi tía, mirando de reojo a Tanya.

Estaba empezando a cabrearme de verdad, pero no quería montar un espectáculo.

-Para poder tener una novia, primero tendré que enamorarme- siseé... aunque ya estaba enamorado.

-Debes sopesar la situación, y evitar caer en la tentación... cierto que en la universidad puedes encontrar a muchachas para distraerte...- empezó a hablar mi tío, pero corté la conversación.

-¿Qué estás insinuando?-.

-Quiero decir, que debes elegir con cuidado a tu esposa; debe ser inteligente, educada, con cultura...- empezó a enumerar.

Ya harto y enfadado de verdad, porque me estaba vendiendo a su querida sobrina, y casi insultando inconscientemente a mi Bella, medio grité.

-¡Ya basta!; el día que encuentre a la futura reina, ten por seguro que será todo eso que enumeras... pero sé que me casaré porque estaré enamorado de esa persona-.

-Eddie, vamos no te enfades- me dijo Tanya con voz melosa.

-Deja de llamarme Eddie- murmuré en voz baja y fría cómo el hielo. Si las miradas matasen , Alice la hubiera arrancado la cabeza en ese mismo instante.

-A veces hay que hacer un sacrificio por tu país; Carlisle, cuñado, ¿qué educación le das a tu hijo, que antepondría el amor de una mujer por el amor a su país?- replicó, sin duda para hacerme estallar.

No pude responder nada, me levanté furioso y salí, con Alice detrás mío, intentado calmarme. Pude oír a mi padre, en un tono muy autoritario, raro en él.

-Eleazar, te has extralimitado- dijo muy serio, para tomar aire y seguir -jamás, ¿me oyes?; jamás vuelvas a cuestionar cómo educo a mis hijos- siseó furioso, mientras se levantaba de la mesa.

-Hermano, no quiero que vuelvas a hablar de ese tema; mi hijo se casará con quién el elija- dijo mi madre muy enfadada, dejando clavados en su sitio a los tres tediosos invitados.

Me fui a mi habitación, cerrando la puerta de un portazo. Alice y Jasper vinieron para poder calmarme, mientras mi hermana me habló.

-Edward...nunca habías saltado de ese modo- me dijo sorprendida.

-¿Cómo quieres que no salte?, mi paciencia tiene un límite Alice- le repliqué enfadado.

Jasper, que se había mantenido en silencio, hasta ahora, habló por fin.

-Edward, no les hagas caso; ya sabemos cómo son- dijo resuelto.

Suspiré frustrado, mientras desviaba la mirada.

-Alice, cielo, ¿puedes dejarme hablar con Edward a solas?- le preguntó con cariño.

Ésta asintió, dándome un beso en la mejilla y guiñándole un ojo a su novio mientras salía de la habitación.

Jasper tomó, aire, mientras se sentaba a los pies de la cama, a la vez que yo iba de un lado al otro de la habitación, hecho una furia.

-Amigo, no les hagas caso- repitió de nuevo.

-Ya se que son unos cretinos...pero a veces es necesario reventar- musité en voz baja.

-Te entiendo; pero no les tomes en serio... serás un buen rey, al igual que tu padre, lo harás muy bien- me dijo, intentado animarme.

-Gracias Jazz- sonreí agradecido.

-Cambiando de tema... te has alterado mucho cuándo ha dicho lo de las distracciones en la universidad- dijo cómo si tal cosa.

Genial, otro que se empezaba a enterar del asunto; así que opté por lo de siempre... dar la callada por respuesta. Al ver que no respondía, pasó directo al ataque.

-¿Es guapa, eh?-oí que me preguntaba.

-¿Cómo? ¿Quién?- dije sorprendido.

-Quién va a ser...Bella -me dijo Alice en tono explicación para niños pequeños; ¿cuándo había entrado a la habitación?.

Suspiré...a ella no la podía engañar, ademas se me notaba demasiado -si, si que lo es-respondí con una sonrisa.

-Así que por eso cada vez que quedabas con Bella Y Rosalie me lo decías para encontrarme con vosotras- terminé de responder.

-Hermanito, me ofendes, ¿por quién me tomas?...¿acaso no crees en el destino?-me respondió con una sonrisa burlona.

También sonreí...que lista era.

-Vemos como la miras cuando estáis juntos, y Emmet también se da cuenta- Jasper hizo una pausa para seguir -la verdad, nunca te habíamos visto así de... como decirlo...¿pasmado?-.

No supe cómo responder a eso...¿tanto se nota?

-Y también vemos la química que tenéis estando juntos...y a ella le sucede lo mismo- siguió relatando Alice.

-Vale, tocado y hundido- respondí a regañadientes, no podía rebatir aquello.

Les conté varias cosas que no sabían, puesto que el rato que más nos veíamos era en clases; les hablé de su preciosa sonrisa, que prácticamente me idiotizaba, de cómo intentaba comprender un decreto de ley que yo le había explicado mil y una veces y me ponía un tierno puchero para que se lo volviera a explicar, y mil y una anécdotas más. También les conté que fui a despedirme de ella antes de que regresara a Forks. Alice sonreía cómplice, seguro que sabía cosas que yo no sabía.

-Estás enamorado hasta las trancas- dijo resuelta.

-Ufffsssss...yo qué se- respondí, intentado negar lo evidente.

Me miró arqueando las cejas...no la había convencido.

-Me encanta hablar con ella, se puede hablar de cualquier tema...es un cielo de chica...pero a veces le resulta difícil hablar de ciertos temas conmigo... sobre todo lo que se refiere a su madre... y yo sólo quiero escucharla y ayudarla a superarlo- dije y a continuación hice una pausa- ¿te ha contado algo acerca de su madre?- le pregunté a Alice.

-Se algo, pero no mucho. Quién mejor sabe eso es Rosalie -respondió ella.

-¿Crees que me lo contará algún día?-pregunté esperanzado.

-Si, estoy convencida de ello...pero no la agobies- me aconsejó.

-¿Cómo estás tan segura de ello?- repliqué.

-Porque estoy convencida de que, en su interior, y aunque nos lo niegue, ella también te quiere...tu igual no lo notas...pero te mira cómo tu la miras a ella...-dijo.

-Ojalá fuera verdad...- susurré, sin poder creérmelo.

-Edward, tienes que tener en cuenta que para ella no sería fácil; en el supuesto de que empezarais una relación... no podríais salir al cine ni a pasear como cualquier pareja normal; tendríais que veros a escondidas; la vida de palacio, para la gente de fuera, puede parecer un camino de rosas... pero está el protocolo, los actos oficiales, los viajes, la prensa...- empezó a enumerar Jasper, mientras yo asentía con pena... era pedirle demasiado, y en parte, me sentía culpable por ello.

-Pero en eso se la puede ayudar; mamá tampoco tenía ni idea... y mírala ahora- me animó Alice.

-Dale tiempo al tiempo, el sentimiento es mutuo, se os nota a la legua...- Y si de verdad os queréis, el tiempo lo dirá- dijo ella levantándose, mientras Jasper asentía, dándole la razón.

-Pero para eso tienes que decírselo- aclaró mi hermana.

Me dejaron sólo con mis pensamientos; era un poco tarde, así que decidí irme a dormir para olvidar esa maldita noche y soñar con ella... con mi princesa.


El verano pasaba tranquilo, y demasiado caluroso para Forks. Llevábamos unos días superando los treinta y cinco grados, el calor era inaguantable, no se podía salir al jardín sin que hirvieras de pies a cabeza.

Apenas quedaban unas semanas para regresar a Londres... y para volver a verle; añoraba esos ojos dorados tan bonitos y a la vez extraños, que a veces me observaban cómo si quisieran traspasarme el alma. Recordaba una y otra vez la noche antes de regresar a casa; parecía tan confuso y nervioso, para mis adentros tenía la tonta ilusión de qué no solo quería decirme adiós... pero claro, ésto no lo confesaba a nadie, me lo guardaba para mi.

Pensé que el verano en Forks, en mi casa y con mi familia y amigos, me distraería y no pensaría en el... pero sucedió exactamente todo lo contrario; cada día lo echaba más de menos. Había mantenido el contacto con Alice, e incluso un par de veces me había pasado a Edward para saludarle; escuchar esa voz me sacudía el corazón de una forma inimaginable.

También había mantenido el contacto con Rosalie; yo había ido una semana a Boston en julio, para conocer a su familia y visitar la ciudad. Los señores Hale fueron muy amables y simpáticos, y me acogieron en su casa como una hija más. También conocí a las hermanas gemelas de Rose, tan guapas como ella y muy revoltosas. Rosalie también había venido a Forks en agosto, y se ganó el cariño de Charlie y Sue, esta última feliz por tener a otra chica en casa.

Le presenté a mis amigos del instituto. Jessica y ella chocaban demasiado y no se llevaban demasiado bien, pero con Angela era otro cantar.

Rosalie se había convertido en alguien muy especial para mi, junto con Alice y Angela, eran mis mejores amigas.

Pero un día que fuimos a Port Angeles de compras y a cenar, a Rose no se le ocurrió otra cosa que mencionar a Edward. La fulminé con la mirada, ya que en cuánto Angela oyó el nombre, levantó la vista, muy interesada.

Flash-back

-¿Quién es Edward?- preguntó curiosa.

-Un chico que conocí en clase, es mi compañero en varias asignaturas- expliqué, lazándose a Rose una mirada de advertencia.

Pero Rose hizo caso omiso de mi aviso, y le contó la historia de principio a fin. Ángela estaba con la boca abierta, escuchando atentamente.

Una vez terminó, se giró para mirarme, mientras mis mejillas ya ardían de lo rojas que estaban. Se quedó en silencio unos minutos, meditando lo que iba a decir.

-Madre mía, no puedo creerlo... es tan romántico- dijo emocionada, con la mano en el pecho.

-Ángela... yo no soy para él; y en el remoto supuesto de yo le gustase, ¿no crees que me habría dicho o insinuado algo en todo un año?- pregunté.

Rosalie me miraba con el ceño fruncido.

-Y dale con éso, por enésima vez Bella, ¿por qué no vas a gustarle?- preguntó ofuscada.

-¿Por qué no?; puede que el chico sea tímido- añadió Ángela, apoyando la pregunta de Rose.

-Porque los príncipes no se casan con chicas como yo... se casan con princesas, o jóvenes de familias ricas y nobles- expliqué, cruzando los brazos, sólo me faltaba sacar la lengua, como una niña pequeña.

-Eso no es así y lo sabes...dios Bella, ¡no estamos en la Edad Media!- contestó resuelta Ángela. La miré arqueando una ceja.

-¿Desde cuándo lees prensa rosa y cotilleos?- le interrogué incrédula.

-Desde que empecé mi carrera; que fíjate tú, se llama periodismo- resopló con una mueca.

Iba a decir algo, pero Ángela siguió su discurso.

-No es que sea mi favorita... pero en Europa es muy común esa clase de periodismo, y ojeamos por Internet las ediciones digitales en algunas de las clases; creo que hasta he visto a la familia real inglesa alguna vez- inquirió pensativa.

-Vaya- sólo acerté a decir eso, hasta que Ángela volvió a hablar.

-¿Edward es el chico de cabello color cobre, no?- preguntó con una sonrisa.

-Si, el mismo- contestó Rosalie.

-Pues Bella, déjame decirte que tienes suerte, está buenísimo- concluyó.

Rosalie le contó nuestra amistad con Alice, y mi amiga nos escuchaba asombrada y maravillada, sin dejar de repetirme la suerte que tenía.

Fin flash-back

Rose y Ángela no volvieron a sacar el tema, viendo que cada vez que lo hacían refunfuñaba como una niña de cinco años.

Rosalie volvió a Boston para pasar las últimas semanas de vacaciones con sus padres, antes de regresar a Londres. Al final el día llegó, y después de despedirme de mis amigos, y de que Ángela me advirtiera de que la mantuviese al corriente, me encontraba ya en el aeropuerto de Seattle, despidiéndome de mi padre, Sue y la abuela Swan, de nuevo hasta las vacaciones de navidad.

Sue sospechaba de que algo me pasaba, y estaba convencida de que era por un chico. Pero viendo mi terquedad, desistió de sonsacarme algo a la tercera semana. Y por supuesto, a mi padre no le dije ni mu, por si las moscas.

Este año había decidido pasar mi cumpleaños con mi familia, así que mi partida a Londres se retrasó una semana. Rosalie ya estaba allí... y Edward, Alice y Jasper también habían regresado a Londres.

Mi corazón palpitaba furiosamente en mi pecho, mientras el taxista y Rosalie iban enfrascados en una animada conversación. Cada día se me hacía más difícil disimular lo que sentía, y no sabía como iba a enfrentarme al hecho de verle de nuevo. Sabía que le vería antes de que empezaran las clases... y no me podía imaginar lo que me esperaba.

 

_______________________________________________________

Les pido votitos y no se olviden de comentar a ver si les gusta la historia.

Besos

 

 

Capítulo 6: Los principes azules si existen Capítulo 8: Entre sedas y terciopelo

 


Capítulos

Capitulo 1: Prólogo Capitulo 2: Dulces y Dolorosos Recuerdos Capitulo 3: Adiós Forks...hola Londres Capitulo 4: Regreso al hogar Capitulo 5: Primer día de clases Capitulo 6: Los principes azules si existen Capitulo 7: Largo verano de incertidumbre Capitulo 8: Entre sedas y terciopelo Capitulo 9: Volverte a ver Capitulo 10: Reacciones Capitulo 11: Besos furtivos Capitulo 12: Norfolk Park Capitulo 13: Simplemente amor Capitulo 14: Desahogo Capitulo 15: Confesiones suegra- nuera Capitulo 16: Un americano en Londres I Capitulo 17: Un americano en Londres II Capitulo 18: Un verano inolvibable I Capitulo 19: Un verano inolvibable II Capitulo 20: Chantajes Capitulo 21: Descubrimientos Capitulo 22: Un país sorprendido Capitulo 23: Acoso y derribo Capitulo 24: No hay final feliz Capitulo 25: Soledad Capitulo 26: Anhelo Capitulo 27: Quiero y no puedo Capitulo 28: Sospechas Capitulo 29: Hallazgos asombrosos Capitulo 30: Abriendo los ojos Capitulo 31: Y sin ti no puedo vivir Capitulo 32: Volviendo a vivir Capitulo 33: La Prometida del Príncipe Capitulo 34: Una pareja más o menos normal Capitulo 35: Salida al mundo Capitulo 36: Anochecer bajo el puente de los suspiros Capitulo 37: London Fashion Week Capitulo 38: California Dreamin Capitulo 39: Entre leyes y bisturíes Capitulo 40: ¿Qué llevas debajo? Capitulo 41: ¿Vacaciones tranquilas? ¡Ja! Capitulo 42: Encajando en el puzzle Capitulo 43: Víspera de boda Capitulo 44: Gran Bretaña ya tiene a su princesa Capitulo 45: Perdidos Capitulo 46: Cumpliendo un papel Capitulo 47: Primeras navidades de casados Capitulo 48: Apuestas Capitulo 49: Nueva vida en palacio Capitulo 50: Epilogo Capitulo 51: Outtake 1: Verano real en Forks Capitulo 52: Outtake 2: Obligaciones reales Capitulo 53: Outtake 3: ¡Qué alguien atrape a ese ratón!

 


 
14444850 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios