Un Cuento de Hadas Moderno (+18)

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 01/12/2010
Fecha Actualización: 02/12/2010
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 29
Visitas: 328487
Capítulos: 53

Bella recibe una beca para estudiar su carrera universitaria en Londres; allí conocerá a un chico de ensueño...¿los príncipes azules existen?, puede que sí.


Hola aquí estoy con otra historia que no es mía, le pertenece Sarah-Crish Cullen,  yo solo la subo con su autorización, es otra de mis favoritas, espero les guste…

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer; los que no pertenecen a la saga son de cosecha propia de la autora. Las localizaciones y monumentos de Londres son reales.

 

 

 

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Capítulo 6: Los principes azules si existen

Pov Bella

Me encaminé hacia la clase de ética, esa asignatura era una de las que compartía con Rosalie.

Entré en el aula 38, entregué mi ficha al profesor y me senté, guardando el sitio a mi lado para Rose.

Mi mente viajó a las tres horas anteriores, pensando en mi compañero...dios mío, el mismísimo príncipe de Inglaterra. No me había sentido más avergonzada en toda mi vida, encima de llegar tarde el primer día de clases, el único asiento libre era el de al lado suyo... No sabía cómo debía tratarle... en mi país no hay realeza; pensaba que tenía que llamarle alteza o algo así.Era muchísimo más guapo en persona que en la tele, y altísimo. Pero un halo de melancolía cruzaba sus ojos... me habló de su vida, y por lo que pude entrever de sus palabras, apenas tenía amigos, y le costaba mucho entablar confianza con gente que no conocía.

Podía ver lo solitaria que era su vida, quitando la relación con su familia; también me habló de sus obligaciones cómo príncipe, y de cómo se preparaba para suceder a su padre en el bajo esa fachada de melancolía había un chico tímido, al igual que yo, pero también dulce, simpático y afable. Su voz aterciopelada y suave era música celestial. Se comportaba cómo todo un caballero, e incluso, cuándo ya perdió un poco de su timidez, era bromista y alegre.

Su piel clara contrastaba con el brillo de sus ojos. Nunca había visto unos ojos dorados tan intensos; su rostro era simplemente perfecto, sus facciones bien marcadas y rectas. Su pelo, de un raro pero a la vez de un bonito color bronce, estaba despeinado a propósito, lo que le daba un toque sexy hasta morir, y esa sonrisa torcida...quitaba el aliento; era simplemente de ensueño. Seguía sumida en el mundo de Edward, cuándo una voz me hizo parpadear.

-Tierra llamando a Bella...-canturreó Rose, vacilándome mientras dejaba su bolso y carpeta encima de la mesa.

-Hola Rose, ¿cómo te fueron estas primeras horas?- le pregunté.

-Bien, no me quejo, he conocido a una chica llamada Carmen, será mi compañera en varias asignaturas; es española- me contaba animada, haciendo una pausa para después seguir, -¿y tu, cómo te ha ido?-.

-Bien...he conocido a mi compañero...se llama Edward- empecé a contarle con cautela.

-Vaya, cómo el príncipe...por cierto, todavía no le he visto; todo el mundo habla de él por los pasillos- añadió.

Me quedé callada, mientras mi rostro empezaba a arder.

-¿No me digas que está en algunas de tus clases?- me preguntó ansiosa.

-Esto...si...es mi compañero en tres asignaturas- susurré.

La cara de Rosalie no tenía precio.

Le estuve contado cómo, por casualidad, me había tocado sentarme a su lado.

-Vaya...es asombroso...¿es tan atractivo cómo en la tele?- me preguntó cuándo la señora Malbory se volvió hacia el pizarrón.

-Créeme, en persona lo es más...es un perfecto caballero, amable, educado...-empecé a numerar.

-Vaya...tienes suerte Bella- me dijo con una sonrisita.

No volvimos a tocar el tema; al acabar las clases decidimos ir a tomar un café y nos fuimos a casa. Después de cenar y de comentar las asignaturas y los profesores, me despedí de Rose, que se quedó viendo una película.

Una vez en la cama, no pude conciliar el sueño, no dejaba de pensar en ese chico que me había cautivado... y con el que había soñado desde aquella noche que lo vi en la televisión.

Repasé en mi mente la conversación que mantuvimos, y cómo admitía, en mi fuero interno, cual nerviosa me ponía cada vez que él me miraba. Incluso me acordé del escalofrío que recorrió cada hueso de mi cuerpo en el momento en el que sus manos se juntaron.

Por un momento imaginé cómo sería estar acurrucada entre esos brazos, y probar esos labios...

¡Dios Bella!... deja de montarte la película...seguramente el tendrá su vista en alguien más apropiado que una simple estudiante americana... es un príncipe y yo... nadie a su lado.

Definitivamente los príncipes azules si existen... aunque no para mi.

El primer trimestre fue pasando; las clases tomaron ritmo y enseguida me vi sumida en el mundo de las leyes. La verdad es que el temario era intenso. Las clases que no compartía con Rosalie las compartía con Edward. Se había ausentado un par de veces, ya que tuvo que ir a Bélgica y a Japón con sus padres, de viaje oficial. Nuestra relación era cada vez más estrecha, me contaba anécdotas de los lugares en los que había estado y de los que le gustaría visitar.

Yo le escuchaba maravillada, más bien me quedaba embelesada. El parecía a gusto también, ese halo de melancolía que tenían sus ojos iba desapareciendo poco a poco.

Un día lluvioso, en el que el señor Delamore nos dejó tiempo para escribir un ensayo que teníamos que hacer en pareja, le hice una pregunta que me rondaba desde hace tiempo por la cabeza.

-Edward, ¿puedo preguntarte algo?-.

-Claro, dime- me dijo mientras levantaba la vista del libro y me sonreía.

-¿Quién es ese chico qué te espera siempre al final de cada clase?- pregunté con curiosidad.

-Es Emmet- hizo una pausa, y me susurró en voz baja -es un guardaespaldas-.

-Ya...¿siempre tienes que llevar escoltas?- seguí preguntando, todavía un poco sorprendida.

-Si...es un poco engorroso, la verdad... pero siempre que salgo de palacio llevo seguridad, al igual que toda mi familia- me siguió contado.

Recordé mentalmente las imágenes y fotos que salían en las revistas, siempre seguido por hombres de negro, parecían los Men in Black.

Iba a decirle algo, cuándo el señor Delamore se dirigió a la clase.

-Bien, debo marcharme a un seminario, por lo que, dado que es viernes y es la última hora, pueden tomársela libre; gracias y que tengan buen fin de semana- nos dijo mientras recogía sus cosas de la mesa.

Se oyeron gritos de júbilo y los pasos presurosos de nuestros compañeros. En ese momento recibí un mensaje de Rosalie, parece ser que todos los profesores se marchaban al seminario.

-¿Quién es?- me preguntó Edward con... demasiada curiosidad.

-Es Rosalie, me espera en la cafetería de enfrente...¿quieres venir?- le invité.

Por una milésima de segundo sus ojos se iluminaron...pero algo le hizo click en la cabeza.

-No te preocupes Bella, no quiero molestar...- empezó, pero no le dejé continuar.

-No es ninguna molestia, le he hablado de ti a Rose, tiene ganas de conocerte en persona-.

Pareció titubear un poco, hasta que por fin asintió. Sacó su móvil y escribió un mensaje rápido. Al de un minuto apareció en la puerta Emmet.

-Vamos...espero que no os importe a Rose y a ti...-empezó a disculparse un poco avergonzado, mientras miraba a Emmet.

-Claro, no hay problema, además así le conozco- le contesté con una pequeña sonrisa, mientras llegábamos a la altura de Emmet. Era moreno, bastante atractivo...y simplemente enorme.

-Emmet, ella es Bella, mi compañera; Bella, el es Emmet, mi escolta privada... y uno de mis mejores amigos- dijo con un movimiento de manos.

No me dio tiempo a decir nada, ya que me dio un abrazo de oso que me dejó sin respiración; al notar el carraspeo de Edward, me dejó en el suelo, mientras me miraba sonriente.

-Un placer conocerte al fin Bella; Eddie no deja de hablar de ti, le tienes atontado...- dijo con una sonrisa traviesa.

-No me llames Eddie...- le reprendió molesto.

Pude sentir que mi rostro enrojecía furiosamente, mientras me mordía el labio inferior con nervios; Edward a mi lado, lo fulminaba con la mirada. Pero Emmet no se dio por aludido, y no dudó en pasarme un brazo por los hombros, mientras nos dirigíamos al encuentro de Rosalie.

Al llegar a la cafetería ella ya estaba sentada en una discreta mesa; no estaba muy llena. Preferíamos esa cafetería a la de la facultad. Nada más entrar nos alzó la mano en saludo. Emmet se quedó petrificado al verla.

-¿Esa es tu compañera de piso?- me preguntó mientras la escaneaba de arriba a abajo, mientras Edward no disimulaba su risa burlona.

-Si- contesté mientras intentaba sofocar la risa que me había contagiado Edward.

Avanzamos hasta la mesa, Rosalie nos miraba a Edward y a con una pequeña sonrisa.

-Hola Rose- saludé contenta.

-Hola Bella- me devolvió el saludo, para después encarar a Edward.

-Soy Rosalie Hale, es un placer alteza- le dijo con voz seria.

-Encantado; Bella me habla mucho de ti, y por favor, llámame sólo Edward – le dijo mientras le tendía una mano, que ésta aceptó con una sonrisa sincera.

Emmet carraspeó ligeramente para atraer la atención de Rosalie.

-Emmet McArthy a sus pies, bella dama- dijo con una sonrisa mientras le besaba el dorso de la mano, cual caballero inglés educado.

-Rosalie- dijo ella, con las cejas alzadas en señal de incredulidad.

Edward intentaba reprimir una risa, mientras yo rodaba los ojos; la verdad es que la situación era muy graciosa, ya que lo que sabía de Rose es que no le iban mucho las cursilerías.

Los chicos nos preguntaron que queríamos, una vez lo dijimos fueron a la barra a pedir nuestros cafés, mientras Rose y yo intercambiábamos impresiones.

-Edward es encantador...y mucho mejor al natural que en las fotos- apuntó ella.

-Me alegra que te haya caído bien; ¿no te importa que le haya invitado, verdad?; es que le veo tan solo siempre...- pregunté.

-Claro que no, no seas tonta...¿y quién el otro chico?- preguntó curiosa.

-Se llama Emmet, es... el escolta de Edward, no digas nada por favor- le susurré casi para el cuello de mi camisa.

-¿En serio?, ¿es un escolta?- dijo Rosalie con una risotada.

-¿Qué es tan gracioso?- preguntó Edward, tendiéndome un café y sentándose a mi lado.

-Nada, hablábamos de Emmet...¿así que eres un estilo agente 007?- dijo Rose son una sonrisa.

-James Bond al servicio de su majestad y al tuyo- replicó éste con una graciosa reverencia, mientras le pasaba su chocolate caliente.

Solté una carcajada, mientras Edward rodaba los ojos.

Los cuatro entablamos una animada conversación. Emmet literalmente daba saltos en su silla cuándo Rosalie le contó que su padre era un agente del FBI; definitivamente, Emmet veía mucho la televisión. De repente el móvil de Edward sonó, habló unos segundos y colgó.

-¿Algún problema?- preguntó Emmet.

-No, era Alice, quería saber dónde estábamos- nos explicó.

-¿Tu her...herm...hermana?- pregunté alucinada.

El asintió, mientras nos explicaba.

-Estudia historia del arte en nuestra universidad, su facultad está cerca de aquí- nos explicaba, cuándo una voz cantarina nos sobresaltó a todos.

-¡Holaaa!- dijo una chica bajita y morena que ya había visto varias veces en la televisión y en las revistas.

-Alice, ¿no deberías estar en clase?- le interrogó su hermano.

La aludida iba a responder, pero el chico que iba detrás de ella, alto y con una melena rubia, con ojos azules grisáceos como la noche, habló por ella.

-Ya sabes cómo es tu hermana, en cuánto se enteró de que estabas aquí quiso venirse- explicó.

-Vamos Edward, es viernes... por que me salte alguna clase no creo que se vaya a caer el mundo- añadió.

Edward suspiró moviendo la cabeza, mientras nos señalaba a Rose y a mi.

-Alice, Jasper, ella es Bella, mi compañera de clases, y Rosalie, su compañera de piso; chicas, ella es mi hermana Alice y Jasper, su novio- nos explicó. Rosalie y yo nos pusimos de pie, mientras dábamos dos besos a Jasper y Alice nos daba un abrazo, saltando emocionada.

Después de saludarlos, y de que Alice nos regañara por llamarle alteza, en eso era igual que Edward, nos empezó a preguntar a Rosalie y a mi.

-¿Os gusta Londres?-.

-Si, es una ciudad fascinante- le contestó Rosalie.

-Además hemos visitado algunos sitios, hemos salido de compras por Oxford Street y Regent Street...- empecé a enumerar, pero enseguida Alice me interrumpió, pegando brinquitos en su silla.

-¿Os gusta ir de compras?- preguntó emocionada.

-Si- respondimos a coro, ganándonos las risas de los chicos.

-¡Genial!, entonces tenemos que quedar para ir de compras; además os llevaré a conocer otras zonas; ¿tenéis planes para mañana?- nos preguntó.

La mirábamos alucinadas... ¿ir de compras con ella?; ¿pero ella podía salir tan normal por la calle?. Iba a replicar algo, pero viendo la carita de súplica que nos puso, no pudimos negarnos.

-No, no tenemos- contestó Rosalie.

-Perfecto entonces; podemos quedar desde por la mañana y comer algo por ahí- dijo emocionada.

Una vez que Alice trazó el plan, nos despedimos y cada uno se fue a su casa. La verdad es que ese sábado terminamos agotadas. Nos encantaban las compras... pero Alice nos fundía las energías. Rose y yo nos sentimos como unas princesas, porque nos llevó en uno de los coches oficiales, y custodiadas por Jasper, que tenía una paciencia infinita.

El curso fue pasando, llegaron las vacaciones de navidad y también pasaron. Regresé a Forks, donde me reencontré con mi familia y mis amigos, que no hacían otra cosa que interrogarme acerca de Londres.

Una vez de vuelta, el curso pasó deprisa...superé los exámenes del primer año con éxito, y Rosalie también. Con Edward las cosas siguieron igual, nos llevábamos bien, cómo dos compañeros de clase.

Nos encontrábamos en casa, haciendo las maletas y recogiendo el apartamento, que no pisaríamos en tres meses. Rosalie se marchaba hoy por la tarde, y yo lo hacía mañana por la mañana.

Después de despedirme de ella en el aeropuerto con lágrimas en los ojos, prometiendo llamarla e incluso visitarla unos días en Boston o ella a mi en Forks, regresé de nuevo a casa.

Después de que ella se fuera, sentada en el sofá y con la televisión encendida, hice memoria de todo lo que había pasado ese curso, y por supuesto, pensando en él. Tenía asumido que Edward me gustaba, pero no podía ser.

Sólo Rosalie y Alice sabían lo que sentía. Recordé aquel interrogatorio que me hizo, unas semanas después de volver de las vacaciones de navidad.


Flash-back

-Bella, ¿puedo hacerte una pregunta?- me dijo.

-Dispara- respondí, temiendo mucho el tema que me iba a sacar.

-Te gusta, ¿verdad?-me preguntó con una sonrisa.

No respondí...¿tan obvio era? Diosssssss...

-Y qué mas da...no creo que el tenga ni tiempo ni ganas para fijarse en mi...yo no soy nada del otro mundo- dije con pena, y seguí -no creo que llegue a considerarme ni amiga, sólo somos compañeros de clase-concluí.

-Ya...-Rose me miraba un poco enfadada.

-¿Qué?-la interrogué.

-Bella, te quiero un montón...pero a veces me desesperas...¿por qué no vas a gustarle?; Alice y yo te lo decimos muchas veces, eres muy guapa...y creo...que no somos las únicas que lo pensamos- dijo esto último con una sonrisa de pilla.

-¿Qué quieres decir?- ahora la sorprendida era yo.

-Bella por Dios, pareces tonta...¿no has visto cómo te mira?-no la dejé acabar.

-Rose, no digas tonterías...sólo le veo durante las clases, y si quedamos todos para tomar un café- le respondí cansinamente, para después añadir-veo más a Alice que al el, prácticamente-.

-Desde el primer día que le conociste, cuándo hablabas de él en clase de ética te brillaban los ojos... y a él le cambia algo en la mirada cada vez que te observa- dijo ella muy convencida; al ver que no respondía siguió hablando -Bella...¿sabes cómo se llama eso?-.

-¿Cómo?- pregunté resignada, aunque conocía la respuesta, que era justo la que me dio.

-Eso es amor a primera vista, estoy convencida de que le gustas, sino hay cosas que no me cuadrarían-dijo ella.

-No lo sé... Rosalie, no es fácil- dije con los ojos humedecidos.

-¿Por qué?-preguntó.

-Rosalie, ¿sabes lo que supondría que él saliera conmigo... o con cualquier chica normal y corriente?; es un príncipe, que encima será rey algún día, y la chica que se case con el será...- iba a seguir, pero Rose me interrumpió.

-Será reina- dijo ella simplemente.

-Rosalie, las chicas como yo no están destinadas a ser reinas- dije negando con la cabeza.

-¿Y qué me dices de su madre?; Alice nos ha contado la historia de sus padres, y te la sabes tan bien como yo. Ella era como tú, como yo, como cualquier chica normal... y se enamoró de su padre y se casaron- me dijo, esperando que viera las similitudes. Al ver que no contestaba, ya que me había dejado sin argumentos, siguió hablando.

-Y sobre por qué le ibas a gustar, te daré dos razones...una: eres muuuy guapa; dos: aunque sea un príncipe, se puede enamorar de quién quiera, al fin y al cabo es un ser humano normal, sea ella princesa o no...así que no veo el motivo para que no te lo puedas creer-dijo acabando su discurso.

Iba a levantarse para irse a su cuarto, pero le hice una última pregunta.

-¿Alice sabe algo de ésto?- le pregunté suspicaz.

-Claro que lo sabe, pero tranquila, según me ha dicho, no le dice nada a su hermano- respondió tan pancha.

Gemí para mis adentros...lo que me faltaba.

Fin flash-back


Después de esa conversación, y viendo que mi actitud no cambiaba, Rose dejó de sacarme el tema, alegando que la venda de mis ojos se caería sola.

También pensé en Alice, en Jasper, en Emmet...nos habíamos convertido en una piña, y Alice se había convertido en una de nuestras mejores amigas. Al despedirnos de ella, nos hizo prometerle que la llamaríamos y que nada más regresar la avisaríamos. Emmet y Rose incluso habían salido algunas veces, pero sin llegar a nada serio.

Del que no pude despedirme fue de Edward, ya que le había surgido un viaje fuera de Londres. Me daba pena no haberme despedido de él.

Estaba apunto de marcharme a la cama, cuándo el timbre sonó. Extrañada abrí la puerta, encontrándome a Edward parado ante mi, con la respiración agitada.

-¿Edward?, ¿qué haces aquí?, ¿dónde está Emmet?- le pregunté extrañada; mi corazón casi sufre un paro cardíaco al verle vestido con un traje negro, una camisa blanca y una corbata dorada, estaba guapísimo.

-¿Puedo pasar?- me preguntó con una tímida sonrisa de nervios.

-Claro- contesté apartándome de la puerta.

-He venido a despedirme, Emmet está abajo esperándome- me explicó, estaba un poco... nervioso.

-Alice me dijo que no volvías hasta pasado mañana- aclaré confusa.

-Adelantaron el viaje de regreso, y Rosalie le dijo a Emmet que no te ibas hasta mañana- me explicó.

Nos quedamos los dos sumidos en un tenso silencio. Mi cara ardía de vergüenza, ya que me había pillado con un diminuto pijama de verano y el pelo recogido en una especie de moño.

-¿Com...como te ha ido en el viaje?- le pregunté, intentado encontrar un tema del que hablar- pregunté.

-Bastante bien, ha sido muy ajetreado- me dijo con esa sonrisa torcida y sexy que me volvía loca.

-Ya...bueno, ahora podrás descansar un poco, ¿no?- le pregunté de nuevo.

-Si, al menos eso espero; mis padres ya están en Windsor, y Alice y Jasper- me explicaba amablemente.

No era capaz de pronunciar palabra alguna, así que el volvió a hablar.

-Bueno, no te entretengo mas Bella que pases un buen verano- dijo a modo de despedida.

-Igualmente Edward, descansa y disfruta- le dije mientras le acompañaba a la puerta.

-Nos vemos en septiembre, pero te llamaré antes- me dijo volviéndose hacia mi.

-¿A mi? ¿Para?- pregunté extrañada...e ilusionada, para qué engañarnos.

-Para saber cómo estás y cómo te va- contestó él resuelto.

-¿Te preocupas así por todas las chicas?- pregunté con algo de sorna.

-Sólo por una- saltó él tan tranquilo, mientras me miraba con una sonrisa nerviosa y salía por la puerta y añadió -cuídate y hasta la vuelta- me dijo mientras se giraba y me daba dos besos a la vez me agarraba un poco la cintura.

Empezaban a flaquearme las piernas...mientras las mariposas de mi estómago se revolvían inquietas.

-Hasta la vuelta- conseguí decir, catatónica total.

Me quedé blanca...¿habría oído bien?

Me quedé plantada ante el marco de la puerta, viendo cómo mi príncipe particular bajaba por la escaleras. Suspiré como una tonta enamorada mientras me metía en la cama, iba a ser un largo verano...

 

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Wooohhh les deje 3 capítulos seguidos, espero que les haya gustado todos,  les pido votitos y no se olviden de comentar a ver si les gusta la historia. Pronto subiré más si es que quieren….

Besos

Capítulo 5: Primer día de clases Capítulo 7: Largo verano de incertidumbre

 


Capítulos

Capitulo 1: Prólogo Capitulo 2: Dulces y Dolorosos Recuerdos Capitulo 3: Adiós Forks...hola Londres Capitulo 4: Regreso al hogar Capitulo 5: Primer día de clases Capitulo 6: Los principes azules si existen Capitulo 7: Largo verano de incertidumbre Capitulo 8: Entre sedas y terciopelo Capitulo 9: Volverte a ver Capitulo 10: Reacciones Capitulo 11: Besos furtivos Capitulo 12: Norfolk Park Capitulo 13: Simplemente amor Capitulo 14: Desahogo Capitulo 15: Confesiones suegra- nuera Capitulo 16: Un americano en Londres I Capitulo 17: Un americano en Londres II Capitulo 18: Un verano inolvibable I Capitulo 19: Un verano inolvibable II Capitulo 20: Chantajes Capitulo 21: Descubrimientos Capitulo 22: Un país sorprendido Capitulo 23: Acoso y derribo Capitulo 24: No hay final feliz Capitulo 25: Soledad Capitulo 26: Anhelo Capitulo 27: Quiero y no puedo Capitulo 28: Sospechas Capitulo 29: Hallazgos asombrosos Capitulo 30: Abriendo los ojos Capitulo 31: Y sin ti no puedo vivir Capitulo 32: Volviendo a vivir Capitulo 33: La Prometida del Príncipe Capitulo 34: Una pareja más o menos normal Capitulo 35: Salida al mundo Capitulo 36: Anochecer bajo el puente de los suspiros Capitulo 37: London Fashion Week Capitulo 38: California Dreamin Capitulo 39: Entre leyes y bisturíes Capitulo 40: ¿Qué llevas debajo? Capitulo 41: ¿Vacaciones tranquilas? ¡Ja! Capitulo 42: Encajando en el puzzle Capitulo 43: Víspera de boda Capitulo 44: Gran Bretaña ya tiene a su princesa Capitulo 45: Perdidos Capitulo 46: Cumpliendo un papel Capitulo 47: Primeras navidades de casados Capitulo 48: Apuestas Capitulo 49: Nueva vida en palacio Capitulo 50: Epilogo Capitulo 51: Outtake 1: Verano real en Forks Capitulo 52: Outtake 2: Obligaciones reales Capitulo 53: Outtake 3: ¡Qué alguien atrape a ese ratón!

 


 
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