Un Cuento de Hadas Moderno (+18)

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 01/12/2010
Fecha Actualización: 02/12/2010
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 29
Visitas: 328507
Capítulos: 53

Bella recibe una beca para estudiar su carrera universitaria en Londres; allí conocerá a un chico de ensueño...¿los príncipes azules existen?, puede que sí.


Hola aquí estoy con otra historia que no es mía, le pertenece Sarah-Crish Cullen,  yo solo la subo con su autorización, es otra de mis favoritas, espero les guste…

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer; los que no pertenecen a la saga son de cosecha propia de la autora. Las localizaciones y monumentos de Londres son reales.

 

 

 

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Capítulo 12: Norfolk Park

Bella Pov

Llevaba tres meses viviendo mi particular sueño. Edward y yo seguíamos juntos en prácticamente todas las clases; a nadie le extrañó que nos sentáramos juntos, dado que éramos los mismos compañeros del curso anterior. Las cosas entre nosotros iban muy bien... aunque cuándo se ausentaba por actos y viajes le echaba mucho de menos. Siempre que podía, el venía a mi apartamento, muy discretamente, después de las clases, o yo iba a palacio. Los fines de semana los solía pasar allí; en ese inmenso caserón podíamos ser libres y pasear de la mano o abrazados libremente, sin miradas indiscretas... incluso teníamos un rincón secreto en los jardines.

Cada vez que se iba me llamaba todos los días, aunque sólo fuera un segundo. Me contaba cómo le iba en cada viaje que hacía... y siempre me relataba sus impresiones, tanto de los actos a los que asistía cómo de los viajes. Le escuchaba atentamente, poniendo atención, y por qué no decirlo, intentado aprender el oficio. Me explicaba todo con mucho cariño y paciencia, incluso a veces me pedía consejo.

Llevaba en Forks unos cuántos días, pasando las vacaciones de Navidad. Hacía más de dos semanas que no le veía... y no podía más, lo añoraba muchísimo. Las clases no empezaban hasta el 4 de enero, pero yo volvía mañana, día 30; la razón, íbamos a pasar la Nochevieja con nuestros amigos. Jasper tenía en Nottingham, a una hora y media de Londres, la mansión familiar, Norfolk Park, heredada de sus padres. Era la típica mansión inglesa que describen en sus libros Emily Brönte o Jane Austen, que no tiene nada que envidiar a los palacios... y en dónde las medidas de seguridad eran extremas.

Me moría por verle, y de avanzar algo en nuestra relación. Ninguno tenía experiencia previa... pero últimamente, cada vez que los besos y la caricias se hacían más íntimas, una extraña sensación se apoderaba de mi bajo vientre... y notaba que el pequeño principito se hacía más grande. Era la última noche con mi familia, antes de volver a verles hasta las vacaciones de Pascua; ellos irían a Londres, ya que Esme habló personalmente con Sue para invitarles esa semana a Windsor. En mi cara se formó una sonrisa, recordando el día que le dije a mi padre que tenía novio.


Flash- back

Días después de que pasara el día de Navidad, decidí que era hora de hablar con mi padre y Sue y explicarles la situación. Había hablado con Edward un rato antes, y ya me notaba nerviosa por tener que tener esa charla con ellos. Me dio ánimos y me recordó llamarle nada más habérselo dicho.

Después de preparar la cena con Sue en la cocina, nos sentamos a cenar los tres.

Me aclaré la garganta, para empezar a hablar.

-Veréis... tengo algo que deciros- empecé. Ambos me miraron, esperando a que hablara... pero Sue se adelantó.

-No me digas más... has conocido a un chico- dijo expectante. Asentí con una sonrisa, mientras mi padre me miraba fijamente.

-Bien, cuéntanos... deduzco que es inglés- siguió elucubrando Sue, totalmente ansiosa y emocionada.

-Se llama Edward, y tiene veintiún años... es mi compañero de clases- expliqué pausadamente, vigilando por el rabillo del ojo las caras de mi padre, que seguía sumido en silencio.

-¿Ha repetido algún curso?- preguntó Sue extrañada.

-No...veréis... es un poco complicado- tomé aire, lo necesitaba – después de terminar el bachillerato hizo dos años de formación militar- expliqué con cautela.

-¿Formación militar?- repitió mi padre, con la sorpresa en su cara.

-Ajá...- dije simplemente.

-¿Por qué?, ¿iba para soldado?- inquirió Sue.

-No... es una tradición y a la vez obligación en su familia- me estaba liando yo sola, y no sabía cómo iba a terminar ésto.

-¿Es de familia acomodada?; lo digo por lo de la tradición militar- preguntó Sue.

-Ehmmm... pues si, es una familia acomodada- respondí.

Ambos guardaron silencio, mientras yo jugueteaba con la comida. Decidí soltarlo de golpe, sino no iba a atreverme.

-Es un príncipe- dije muy muy bajito... pero Sue me oyó.

-¿Un príncipe?, ¿cómo que un príncipe?- preguntó extrañada.

-¿Hay muchos príncipes en Inglaterra?- saltó mi padre con una sonrisa de suficiencia.

-Bella...- empezó a decir Sue, que se olía el pastel.

-Es el hijo de los reyes... y el heredero- respondí escuetamente.

Mi padre se atragantó con la hoja de lechuga, mientras Sue le daba palmaditas en la espalda. Una vez se le pasó el mal trago, Sue se dirigió a mi.

-Bella... ¿nos estás diciendo lo qué creo que estás diciendo?- interrogó estupefacta.

-Ehhh...si-.

Ambos se miraron, sin saber qué decir. Mi padre me miraba fijamente, mientras que Sue cavilaba para si misma. Al cabo de unos minutos de tenso silencio, al fin hablé.

-Sé que puede parecer extraño... pero es un chico normal y corriente, bueno y cariñoso. Llevamos juntos tres meses, y conozco a su familia; me han acogido muy bien. Rosalie es la novia de su guardaespaldas- les empecé a relatar.

Me escuchaban atentamente, hasta que mi padre habló.

-¿Estás diciendo que los padres de tu novio son los mismísimos reyes de Inglaterra?- preguntó dejando caer el tenedor al plato.

Asentí con la cabeza, mientras empezaban a temblarme las piernas... en ese momento sólo quería esconderme debajo de la tarima de madera del suelo. Decidí seguir contándoles.

-Estuve todo el primer año convenciéndome de qué era imposible nuestra relación; pero no podía negarlo más, y al volver a Inglaterra ambos nos confesamos- sonreí recordando la noche en que se me declaró, y seguí -incluso le dije que yo no era buena para él y que debía encontrar a alguien más apropiado... pero le quiero, y el me quiere, os lo prometo- les aseguré.

Guardaron silencio, hasta que Sue tomó la palabra.

-Es decir... que si sigues con él en el futuro... serás la reina de Inglaterra- exclamó.

-Más o menos- añadí.

Ellos se miraron. Mi padre, al de unos minutos, se recuperó del shock.

-Bella, ¿sabes dónde te has metido?- preguntó serio.

-Claro que lo sé papá; nadie sabe nuestra relación, excepto sus padres, su hermana y su cuñado, y Rose y Emmet, y la gente de confianza que trabaja en palacio... es por los periodistas- les aclaré.

-¿Y eso hasta cuándo será?- volvió a preguntar.

-La Casa Real sólo anuncia compromisos matrimoniales; no comenta los temas privados. Ellos me ayudan mucho, me van enseñando el protocolo, y sobre temas diplomáticos no necesito ayuda- les seguí explicando.

-No sé Bella... ¿y si no sale bien?; saldrías muy malherida... empezó a decir mi padre, pero lo corté.

-Sé a lo qué me enfrento; incluso el mismo me dijo que no podía pedirme ese sacrificio... pero yo acepté; nos vemos a escondidas, por lo que os he explicado de la prensa; tenía que darle una oportunidad papá. Quiero que confíes en mi, en nosotros... por favor- le rogué.

Pareció meditarlo unos instantes, hasta que por fin habló.

-Está bien hija, yo... sólo quiero que seas feliz, y se nota a la legua que estás enamorada; nunca te había visto así- concluyó.

-Gracias papá, de verdad... sólo un pequeño detalle- tomé aire -no puede enterarse nadie, al menos por un tiempo; cuánta menos gente lo sepa, peor lo tendrán los periodistas si se enteran- les expliqué.

-Lo comprendemos Bella... cuéntanos algo sobre él- me pidió Sue con una sonrisa.

Les relaté su infancia, sus gustos y los viajes y actos institucionales que preside la familia real. Les hablé de Carlisle y Esme, explicándoles que Esme tampoco tenía sangre real, y lo buenos que eran conmigo. Ellos me escuchaban atentamente, haciendo diferentes preguntas y asombrándose cada dos por tres. Bajé mi portátil y les enseñé diversas fotos, de él y de su familia, y de dónde vivía. A mi padre se le iluminaron los ojos cuándo le dije que Carlisle era un apasionado de la caza y pesca.

-¿Podremos conocerle?- me preguntó Sue.

-Claro, además tenemos planes de venir aquí en verano... si os parece bien; vendría de incógnito, por supuesto- aclaré sobre todo a mi padre, que ya se imaginaba la casa rodeada de guardaespaldas.

-Me parece estupendo Bella- apuntó Sue – y nos encanta verte tan feliz- terminó de decirme.

Al dar por finalizada la conversación llamé a Edward, que respiró tranquilo, al igual que yo. Él estaba muy preocupado por la reacción de mis padres; aunque había ocho horas de diferencia, el contestó mi llamada ansioso y preocupado. Le tranquilicé, diciendo que le caería muy bien a mi padre, el tema le traía de cabeza.

Fin flash-back


La reacción de ellos me sorprendió... y entendía la preocupación de mi padre si Edward y yo rompíamos en un futuro... pero eso no se podía saber; mi madre decía que era mejor no saber lo que la vida nos depara, y que era mejor dejar que las cosas vivieran por si solas.

Me despedí de ellos en el aeropuerto de Seattle, prometiéndoles que estaría bien y que les iría informando de las cosas. Ángela también me pregunto durante esos días cómo iba el tema, pero decidí no decirle nada; me dolió hacerlo, era una de mis mejores amigas, pero de momento era mejor así.

Después del largo vuelo, por afín aterricé en Londres; eran las cinco y media de la tarde. Nada más pasar el control, distinguí a Rosalie saludándome con la mano y a Emmet a su lado.

La abracé fuertemente, al igual que a Emmet,

-Pensaba que llegabas más tarde que yo- le dije una vez nos dirigíamos al coche.

-Al final pude tomar el vuelo anterior; he llegado hace apenas una hora- me explicaba cogida de mi brazo, mientras Em empujaba el carrito con el equipaje de ambas.

-¿Ya están todos allí?- le pregunté a Emmet, volviéndome hacia el.

-Sip; desde esta mañana. Os va a encantar el sitio... además es una fortaleza- me explicó mientras me guiñaba un ojo.

El viaje hasta Nottingham se me hizo larguísimo. Rosalie me daba conversación para tratar de relajarme, adivinando los nervios que tenía por verle otra vez.

Después de atravesar el pueblo, a las afueras llegamos a una verja gris. Emmet la abrió mediante un pequeño control remoto; todavía andamos unos tres kilómetros por un camino estrecho, hasta que unos enormes arbusto prácticamente escondían la fachada de la casa. Era un edificio de dos plantas, de color marrón oscuro. Enfrente de la puerta principal una pequeña fuente servía de rotonda para acceder a la puerta principal, franqueada por tres enormes columnas. Antes de que Emmet detuviera del todo el coche, le pregunté.

-¿Estaremos los seis solos?-.

-En principio si; sólo la señora Brown, el ama de llaves, sabe quiénes hemos venido- me tensé un poco, pero Emmet se encargó de aclararme el resto -Jasper ha dado días libres al personal que trabaja aquí; y por la señora Brown no te preocupes, no se va a quedar y es de total confianza, lleva en la casa desde antes de que Jasper naciera-.

Asentí con la cabeza mientras paraba el coche. Alice y Jasper nos esperaban en el umbral... junto a él.

Mi corazón latió desbordado mientras me lanzaba a sus brazos, enroscando las piernas en torno a su cadera mientras el me abrazaba fuertemente. Escondí la cara en su cuello, aspirando de nuevo su peculiar y característico aroma.

-Hola cariño- me saludó al cabo de unos minutos. Levantando la cabeza, pegué mi frente a la suya.

-Hola... te he extrañado- balbuceé bajito, cerrando los ojos y disfrutando de su cercanía.

-y yo a ti- contestó, mientras nuestras bocas se acercaban peligrosamente. Éstas se unieron en un beso ansioso; mis dedos se entrelazaron en su pelo y una de sus manos recorrió mi columna, provocándome un escalofrío. Nuestros labios apenas se separaban unos segundos para después volver a retomar su tarea, parecía que nuestros besos no tenían fin. Una vez terminamos el beso y me dejó en el suelo, nos giramos con una sonrisa hacia el resto.

-¡Bellie... bienvenida cuñadita!- me dijo Alice, que me atrapó en un gran abrazo.

-Te he echado de menos terremoto- le dije en bromas.

-Y yo a ti... bueno a vosotras... soportar a estos dos sola- me explicó señalando a nuestros novios -ha sido inaguantable- me confesó rodando los ojos. Rosalie rió por el comentario, mientras Edward siseó entre dientes.

-También te quiero hermanita-.

Saludé a Jasper con un pequeño abrazo, mientras me daba la bienvenida a su casa. Alice enseguida se dispuso a mandar.

-Bien, subiremos a los dormitorios; después Jasper y yo os mostraremos un poco todo ésto- dijo señalando a su alrededor.

-A sus órdenes pequeña duende- masculló Rosalie realizando el típico saludo militar. No pude hacer otra cosa que echarme a reír, mientras subíamos la gran escalera de madera, cubierta por una moqueta de color verde oscuro. Por las paredes había cientos de cuadros, y las lámparas que colgaban del techo no tenían nada que envidiar a las de la casa de Edward y Alice.

Mi novio me rodeó los hombros mientras subíamos hacia los dormitorios.

-¿Cómo ha ido todo por Forks?- me preguntó.

-Bueno... poco más de lo qué te contado estos días; todo bien- le respondí con una sonrisa.

-¿Y tú padre y Sue?- reprimí una pequeña carcajada; nunca había visto a Edward tan preocupado. El asunto de su suegro le traía de los nervios.

-Todo bien, tranquilo pequeño- apreté su mano, que descansaba en mi hombro, cariñosamente, en señal de ánimo –si vieras la cara de Sue cuándo le pasé el teléfono para que hablara con tu madre... decía que le parecía imposible que estuviera hablando al teléfono con la mismísima reina- recordé entre risas, a las que el se sumó.

La voz de Alice nos distrajo al llegar al pasillo en el que encontraban las habitaciones.

-Bien; hay seis habitaciones, aparte de la principal. Esa es para Jasper y para mi. Podéis elegir la que queráis- nos dijo mirándonos a los cuatro.

-En la otra punta que ellos- dijo Edward, mirando a Emmet con una sonrisa malévola.

-¿Por qué?- preguntó alzando una ceja.

-Para no tener que soportar el vaivén del cabecero...- empecé a insinuar, mientras que Em me lanzaba una mirada furibunda.

Emmet iba a protestar, pero Rose le silenció con un beso, diciéndole.

-Mejor, tendremos todos más intimidad- replicó devolviéndome la jugada. Rodé los ojos, mientras cogía a Edward y le arrastré hasta la habitación del fondo del pasillo. Al abrirla, una estancia luminosa y grande apareció ante nosotros. La enorme cama, con un cabezal inmenso de madera y cubierta con una colcha en tonos azules, presidía la estancia. Las paredes estaban forradas con un papel a rayas azul y blanco, acorde con la ropa de cama y el tapizado de las sillas. Una puerta al lado del armario daba a un cuarto de baño completamente equipado. Me asomé a la ventana, que tenía una vista preciosa de los jardines, y al fondo, los árboles desnudos y las colinas de la campiña inglesa. Me quedé absorta contemplándolo, hasta que Edward me rodeó con sus brazos, dándome un suave beso en la sien.

-¿Te gusta?- me preguntó.

-Es precioso; la casa es muy bonita, y por fin estaremos unos días seguidos sin separarnos- suspiré aliviada. El rió suavemente, mientras me volvía a besar.

-Entonces me has echado de menos de verdad, ¿eh?- me dijo en broma, me giré lentamente, para encararle, aunque él tuvo que bajar su cabeza para mirarme fijamente a los ojos.

-Siempre te echo de menos, desde que te vas a tu casa por la noche y te veo hasta el día siguiente en clase- le respondí suavemente. Su reacción no fue otra que besarme, pero era un beso distinto a todos los que nos habíamos dado... era como un anuncio de lo que pasaría esos días.

Un golpe en la puerta nos hizo separar nuestros labios; Alice nos miraba con una sonrisa cómplice.

-Edward, hay que subir el equipaje- mi novio asintió, dándome un besito en la nariz y saliendo de la habitación.

Alice se acercó hasta dónde yo estaba.

-¿Qué te parece?- me preguntó con una sonrisa.

-Es precioso- le respondí admirada.

-Jasper y yo viviremos aquí cuándo nos casemos- me contó, y me sorprendí.

-Pensaba que viviríais en Londres, en palacio- le dije a modo de pregunta.

-El quiere volver, lleva muchos años fuera; no está muy lejos de Londres, podremos asistir a los compromisos, y ambos podremos trabajar desde aquí- me explicó.

Asentí con la cabeza, y Alice cambió totalmente de tema.

-Bien Bellie... espero que mi hermano esté siendo un buen novio- me lanzó la indirecta.

-Claro que lo es, no tengo queja alguna... pero estoy un poco nerviosa... por dar ese paso- le confesé, roja de vergüenza.

-Bellie, esas cosas surgen, no hay que planearlas... pero voy a darte un consejo, aprovechad estos días de intimidad. Sé que en casa dormís juntos muchas veces -al decir esto último, mi cara ardió -¿creías que no me había dado cuenta?; sé que es complicado tener intimidad allí, con todo el servicio rondando el palacio- me explicó pícara.

-¿Cómo fue tu primera vez?- me atreví a preguntarle.

-Bueno, quitando las molestias típicas de la primera vez...fue maravilloso- sonrió al recordarlo -y verás cómo para ti lo será también, para ambos... sabes que Edward nunca ha tenido novia- me contó, a lo que yo asentí con la cabeza.

-Pero... ya sabes cómo es Edward, tendrás que darle alguna pista para que se lance- dijo divertida, mientras salía de la habitación.

Después de que Edward subiera el equipaje de ambos a la habitación, me dispuse a ordenarlo. Me quedé sorprendida, doblaba las camisas mejor que Sue, y era mucho decir.

Le miraba divertida, mientras el decía con falso tono de indignación.

-Sé valerme algo por mi mismo, ¿sabes señorita?- apuntó.

Rodeé su cuello con mis brazos, besándole profundamente. Lentamente le fui empujando hasta que se tumbó en la cama... y yo le seguí, colocándome encima suyo. Una de mis manos bajó hasta el borde de su camiseta, y se metió por allí. Sin despegar mis labios de los suyos, acaricié la piel de su estómago; pude notar cómo los músculos de su abdomen se contraían.

Al sentir ese contacto, reprimió un gemido, y una de sus manos copió a la mía; un escalofrío me recorrió entera cuándo sentí su mano posarse en uno de mis costados, acariciado toda esa zona de abajo hacia arriba. No sé qué hubiera pasado si no nos hubieran interrumpido unos golpes en la puerta.

-¿Os falta mucho?- preguntó Emmet desde el otro lado.

-No, enseguida bajamos- suspiró Edwrad, que seguía con su mano en mi costado. Escondí mi cara en su cuello, haciendo un puchero.

EDWARD PVO

La reacción de Bella me sorprendió gratamente. Me moría por estar con ella, pero no sabía si ella estaba preparada. Mis sospechas de que sí lo estaba se confirmaron en el momento en el que ella, en un tímido y a la vez sexual gesto, metió la mano por debajo de mi camiseta. Ese pequeño contacto provocó que esa extraña electricidad que surgía cada vez que nos tocábamos se hiciera aún más intensa, y que cierta zona creciera y se endureciera de manera considerable.

Estaba a punto de girarla para que quedara debajo mío... pero como siempre, en el momento más oportuno, Emmet nos interrumpió tocando la puerta. Le respondí que bajábamos ahora, y pude sentir en mi cuello el dulce puchero que Bella hizo.

Le giré la cara con una de mis manos.

-Parece que no podemos estar solos unos minutos- le dije divertido. Ella puso ojitos de pena; reí suavemente, mientras le daba un pequeño beso en los labios.

-Pero los habrá, te lo prometo- susurré. Ella asintió, mientras ambos nos levantábamos y nos dirigíamos al encuentro de los chicos. Jasper iba explicando la historia de la casa a Rose y Bella, ya que nosotros ya la conocíamos. Mi novia observaba todo con curiosidad, ella y Rosalie estaban encantadas, inspeccionando cada rincón. Hubo un momento en que me quedé un poco más atrás, pensando en el episodio de hace unos minutos.

-¿En qué piensas?- me giré para encontrarme cara a cara con Emmet.

-En nada interesante- le repliqué, negando con la cabeza, a la vez que reanudamos la marcha, siguiendo al resto.

-Espero no haber interrumpido nada antes- soltó con indiferencia y una sonrisa malévola.

Me puse más rojo que un tomate, mientras le miraba; éste, al ver mi expresión, afirmó para sí mismo.

-De modo que si no llego a entrar allí...- masculló en tono insinuante, mientras me miraba divertido.

Suspiré frustrado.

-Emmet... bastante nervioso estoy ya, así que déjalo- le pedí escuetamente.

-¿Por qué?, ¿por ser la primera vez?; Edward yo estaba hecho un flan. A ver, dime, ¿la quieres no?- me empezó a interrogar. ¿Qué clase de pregunta era esa?.

-La amo, tanto que hasta duele- susurré mirándola, mientras ella iba cogida del brazo de Rosalie. Emmet me palmeó el hombro.

-¿Entonces cual es el problema?; os queréis, eso no lo duda nadie... - se paró a meditar durante unos minutos, para después seguir -ya entiendo, no sabes cómo... digámoslo así, empezar- cuestionó serio.

-Emmet... puede que sea virgen, pero algo sé del tema, es solo que no sé explicarlo- suspiré con cansancio.

-Eso se llaman nervios previos a la primera vez, ¿quieres un consejo?- me terminó por preguntar, a lo que yo asentí.

-Relájate y deja que surja, y créeme amigo, cuándo llegue el momento, sabrás que hacer- me aconsejó dándome una palmadita en la espalda, para ir a reunirse con Rosalie.

Bella se acercó a mi sonriendo, mientras la rodeaba la cintura con un brazo y recorríamos la casa mientras tanto.

Una vez vimos los jardines, entramos para preparar la cena. Las chicas dijeron que cocinarían esos días, incluida la cena de fin de año. Después de cenar nos sentamos un poco a ver la tele; a eso de las once de la noche noté que a mi niña se le cerraban los ojitos, a consecuencia del viaje y del cambio de horario. Con cuidado la cogí en brazos, ella se acurrucó en mi pecho, mientras pasaba las manos por mi cuello. Dirigí una mirada a Alice, para que subiera conmigo y la pusiera el pijama. Después de depositarla en la cama fui al baño, a ponerme el pantalón del pijama. Al salir di las buenas noches a mi hermana, que ya salía de la habitación. Me metí a su lado y ella automáticamente se dio la vuelta, apoyando su cabeza en el hueco de mi cuello, cómo solía hacer siempre.

-Buenas noches cariño- le dije bajito, mientras le daba un beso en la frente.

-Buenas noches Edward... te quiero mucho- murmuró adormilada apretándose más contra mí.

Sonreí mientras la observaba en silencio, hasta que me uní a ella en su sueño.

Capítulo 11: Besos furtivos Capítulo 13: Simplemente amor

 


Capítulos

Capitulo 1: Prólogo Capitulo 2: Dulces y Dolorosos Recuerdos Capitulo 3: Adiós Forks...hola Londres Capitulo 4: Regreso al hogar Capitulo 5: Primer día de clases Capitulo 6: Los principes azules si existen Capitulo 7: Largo verano de incertidumbre Capitulo 8: Entre sedas y terciopelo Capitulo 9: Volverte a ver Capitulo 10: Reacciones Capitulo 11: Besos furtivos Capitulo 12: Norfolk Park Capitulo 13: Simplemente amor Capitulo 14: Desahogo Capitulo 15: Confesiones suegra- nuera Capitulo 16: Un americano en Londres I Capitulo 17: Un americano en Londres II Capitulo 18: Un verano inolvibable I Capitulo 19: Un verano inolvibable II Capitulo 20: Chantajes Capitulo 21: Descubrimientos Capitulo 22: Un país sorprendido Capitulo 23: Acoso y derribo Capitulo 24: No hay final feliz Capitulo 25: Soledad Capitulo 26: Anhelo Capitulo 27: Quiero y no puedo Capitulo 28: Sospechas Capitulo 29: Hallazgos asombrosos Capitulo 30: Abriendo los ojos Capitulo 31: Y sin ti no puedo vivir Capitulo 32: Volviendo a vivir Capitulo 33: La Prometida del Príncipe Capitulo 34: Una pareja más o menos normal Capitulo 35: Salida al mundo Capitulo 36: Anochecer bajo el puente de los suspiros Capitulo 37: London Fashion Week Capitulo 38: California Dreamin Capitulo 39: Entre leyes y bisturíes Capitulo 40: ¿Qué llevas debajo? Capitulo 41: ¿Vacaciones tranquilas? ¡Ja! Capitulo 42: Encajando en el puzzle Capitulo 43: Víspera de boda Capitulo 44: Gran Bretaña ya tiene a su princesa Capitulo 45: Perdidos Capitulo 46: Cumpliendo un papel Capitulo 47: Primeras navidades de casados Capitulo 48: Apuestas Capitulo 49: Nueva vida en palacio Capitulo 50: Epilogo Capitulo 51: Outtake 1: Verano real en Forks Capitulo 52: Outtake 2: Obligaciones reales Capitulo 53: Outtake 3: ¡Qué alguien atrape a ese ratón!

 


 
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