Un Cuento de Hadas Moderno (+18)

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 01/12/2010
Fecha Actualización: 02/12/2010
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 29
Visitas: 328520
Capítulos: 53

Bella recibe una beca para estudiar su carrera universitaria en Londres; allí conocerá a un chico de ensueño...¿los príncipes azules existen?, puede que sí.


Hola aquí estoy con otra historia que no es mía, le pertenece Sarah-Crish Cullen,  yo solo la subo con su autorización, es otra de mis favoritas, espero les guste…

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer; los que no pertenecen a la saga son de cosecha propia de la autora. Las localizaciones y monumentos de Londres son reales.

 

 

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 17: Un americano en Londres II

Nunca había visto a Edward tan nervioso, no sabía que mi padre intimidara tanto. Una vez hechas las presentaciones, la propia Esme, Edward yo les mostramos su habitación, ubicada en el primer piso, pero alejada de las nuestras.

Les dejamos un rato descansar, ya que todavía no se habían acostumbrado al horario y le propuse a Edward ir a la sala de música un rato, a ver si se le pasaban los nervios.

-¿Estás bien?- empezaba a preocuparme de verdad.

-Si... parece que todo va por buen camino- me confesó con una pequeña sonrisa.

-¿Lo ves?, y tu tan asustado- repliqué.

Una vez en la sala, nos sentamos en el banquillo del piano.

-Tu dirás- me dijo Edward con una sonrisa, esperando a que eligiera.

-Para Elisa- respondí. Las notas fluyeron suavemente por la habitación. Mi cabeza se apoyó en el hombro de Edward, cerrando mis ojos. No recuerdo en qué momento terminó la melodía, al abrir los ojos Edward tocaba Claro de Luna.

Le miré enternecida, sabía que me recordaba a mi madre, y la tocaba siempre que podía, por una parte me ponía triste, pero por otra parte me gustaba escucharla de nuevo.

Al terminar se giró, mirándome. Me abracé a su cuello, y el me rodeó con sus brazos.

-Gracias- le susurré con una pequeña sonrisa.

-Siempre que quieras, mi niña- respondió.

Al girarnos mis padres y los suyos nos estaban mirando. Pude ver un halo de emoción en el rostro de mi padre, recordando también a mi madre, estaba segura de ello. Nos levantamos, para ir a su encuentro.

-Qué bien tocas- exclamó Sue admirada.

-Gracias- respondió avergonzado. Me reí para mis adentros, rara vez Edward se sonrojaba.

-¿Alice y Jasper?- pregunté, extrañada de no ver a la pequeña duende saltando alrededor.

-Se han ido a dar un paseo, estábamos enseñándoles el castillo a tus padres- me explicó Carlisle.

Los seguimos para acompañarlos. Las caras de mi padre y Sue eran de película, admirando cada una de las salas, los muebles, las obras de arte. Sue estaba emocionada, para eso era igual que yo.

Después de recorrer el castillo, enseguida se hizo la hora de comer. Comimos con tranquilidad, para después sentarnos en el salón.

-Espero que mañana no te importe madrugar, tenemos una larga jornada por delante- le dijo Carlisle a mi padre.

-En absoluto, estoy impaciente- dijo él tan tranquilo. Sue, Esme y yo rodamos los ojos a la vez, que pesados eran con el tema de la caza.

-Iremos en jeep, acompañados de dos ojeadores, que se encargarán de los perros- le explicaba.

-¿Qué especies se cazan aquí?- preguntó de nuevo mi padre.

-Pues corzos, venados, ciervos, jabalíes... así como un gran número de aves; el coto de caza de Windsor es muy amplio- le relataba.

Edward y yo escuchábamos la conversación atentos, hasta que mi padre se giró para dirigirse a Edward.

-¿Vendrás con nosotros?- le interrogó.

-Oh... yo no soy muy aficionado a la caza, apenas he ido un par de veces- explicó con tranquilidad.

-Pero podemos acercarnos un rato, ¿verdad?- le pregunté. El asintió con una sonrisa.

-Llevaremos a Sue, y a mi madre también- me prometió.

Estuvimos hablando de diferentes cosas, tanto de mi vida en Londres como de Forks.

-Es evidente que Bella se ha adaptado muy bien al cambio- dijo mi padre con una sonrisa.

-Es un encanto, en palacio todo el mundo la conoce y la adora- dijo Esme guiñándome un ojo.

-¿Os sorprendió la noticia?- preguntó Carlisle curioso.

-Bueno... el día que nos lo dijo nos quedamos de piedra- hizo una pausa -sabía que pensaba en algún chico, pero nunca nos dijo el nombre- relataba Sue.

-Papá se atragantó- recordé con una sonrisa.

-Tienes que entenderme hija- dijo en falso tono de reproche – no todos los días viene tu hija y te dije que su novio es el futuro rey de Inglaterra -dijo divertido. Mi padre estaba de demasiado buen humor, cosa que me aliviaba bastante.

Todos reímos ante el comentario de mi padre, incluido Edward.

-Al principio estaba un poco preocupado- confesó -no me malinterpretes Edward, pero debes entenderme, cuándo Bells nos explicó que os veíais en secreto, por todo el tema de la prensa y eso; no sabía si ella podría soportarlo, y no sé qué pasaría en el caso de que saliera a la luz- explicó.

-Le entiendo perfectamente jefe Swan; yo soy el primero que se preocupa por ese tema... y mi principal preocupación es protegerla todo lo que pueda- respondió Edward.

-Casa Real sólo anuncia compromisos oficiales; no se comentan los temas privados. Por eso, queremos ambos estén tranquilos un tiempo, disfrutando de su noviazgo y centrándose en sus carreras- explicó Esme.

-¿Qué pasaría si la prensa se enterara?- preguntó Sue a Esme.

-Pues cómo un día le expliqué a Bella, tomarlo con la mayor tranquilidad que fuese posible. Los periodistas hablan mucho; no te voy a negar que es un poco agobiante, a mi me ocurrió un poco antes de que se anunciara nuestra boda. Tenía días que me levantaba muy animada, y otros que no quería salir de casa- empezó a contarle, pero yo la interrumpí.

-Pero sé que no puedo gustarle a todo el mundo, y tendré que acostumbrarme. La prensa sensacionalista, cada semana saca una lista con las posibles novias de Edward, princesas europeas y muchachas inglesas de familias ricas... al principio me dolía un poco- confesé agachando la cabeza -pero he aprendido a hacer oídos sordos a todos esos rumores- respondí mirando a mi novio con cariño.

-Además es muy buena alumna... casi sabe de protocolo más que yo- dijo Edward con una sonrisa.

-Esme me va enseñando poco a poco- añadí.

-De modo que pensáis casaros- interrogó mi padre.

-Dentro de un tiempo, si todo va bien si- le dijo Edward.

-Pensaba que los príncipes se casaban con princesas- contestó mi padre.

-Los tiempos cambian y avanzan... y las monarquías también; cómo ya le explicamos a Bella en su día, nunca le hemos puesto condiciones a Edward sobre a quién elegir, lo primordial es que ellos se quieran. Yo misma no he nacido con sangre real, y se lo que ella siente- intervino Esme.

-Y se quieren, eso está a la vista- dijo Sue, mirándome con una sonrisa.

La conversación tomó otro rumbo, y Edward y yo decidimos escaquearnos un rato. Una vez en el jardín, nos relajamos y pudimos charlar.

-Creo que le has caído bien a mi padre- dije tomando su mano.

-Eso creo... espero no hacerlo enojar mucho- exclamó divertido.

-¿Eso quiere decir que vendrás a Forks en verano?- le pregunté ansiosa -quiero que conozcas mi casa y todo lo de allí- le pedí.

-Claro que sí cariño, tengo mucha curiosidad por conocer todo aquello, conocer a Angela y Ben, y al resto... ¿les has hablado de mi?, es decir, ¿saben quién soy?- me preguntó.

-No les he contado nada, decidí que por el momento era mejor así, pero Angela sabe quién eres, estudia periodismo y te ha visto en periódicos y revistas- le conté -pero ellos seguro que no dirán nada- le tranquilicé.

-Bella, no pasa nada cielo, de verdad- ahora el me tranquilizaba a mi, dándome un pequeño beso.

-¿Y después qué haremos?- pregunté curiosa.

-Me gustaría que estuvieras conmigo aquí, en Windsor... podríamos dividir el verano entre Forks y ésto- dijo señalando a su alrededor -no tengo viajes programados, y no quiero pasarme tres meses sin verte- me susurró.

-Yo tampoco- afirmé.

-Además, en tu cumpleaños podríamos estar con tu padre y Sue... y tienes que presentarme a la abuela Swan- me recordó con una sonrisa.

-Iremos a verla, no te preocupes- le tranquilicé riéndome.

Proseguimos nuestro paseo, hablando de nuestras cosas.

-¿Vendrás a hacerme una visita esta noche?... nadie se enterará- murmuré en tono sensual.

-Bella, me encantaría, pero no quiero que tu padre me decapite- contestó burlón.

Puse un puchero, mostrando mi desconformidad.

-Te prometo portarme bien... además tus casa tienen una ventaja... son enormes y nadie duerme muy pegado a otro- exclamé con cara de niña buena.

-¿Y a qué le llamas tu portase bien?- me preguntó, rodeándome con sus brazos.

-Te lo demostraré si vienes...- dejé la frase inconclusa, ya que sus labios chocaron con los míos, en un tierno beso... hasta que un carraspeo nos devolvió al mundo.

-Edward, ¿te importa que te robemos a Bella un rato?- preguntó Sue con una sonrisa. Mi padre me guiñó un ojo con simpatía.

-Claro que no, por supuesto; hasta luego preciosa- se despidió de mi besándome en la frente.

Los tres estuvimos paseando un rato.

-¿Y bien?- les pregunté sin rodeos -¿qué os parece?-.

-Es encantador Bella-me dijo emocionada.

-Y su familia también, son tan amables y sencillos... no me los esperaba así- confesó mi padre.

-Si lo son, todos ellos- admití.

-Tenía mis dudas; entiéndeme hija, no es un noviazgo normal... no has nacido en este mundo, que tendrá sus cosas buenas y malas; además os veo muy seguros con el tema de querer casaros- me medio preguntó. Tomé aire, para hablar.

-Sé que debe resultar extraño, y nunca sabemos que puede pasar a día de mañana... pero a día de hoy esa es nuestra intención... porque no concibo mi vida con otro que no sea él- murmuré -y jamás le pediré que renuncie- aclaré a ambos.

-Te convertirás en princesa... y reina en un futuro- dijo Sue.

-Ya lo sé, se que puede parecer extraño, o asustar la idea; a mi me aterraba al principio. Recuerdo la noche en que se me declaró, le dije que debía encontrar a otra chica más apropiada, o a una princesa... pero al final ganó el corazón- terminé de contarles.

-No cabe duda alguna, estáis hechos el uno para el otro... tu padre me lo ha comentado antes- dijo Sue.

-Bells, ese chico se desvive por ti, sólo hace falta veros, tenéis complicidad, química, cariño...- empezó a enumerar mi padre. Lo miré sorprendida.

-¿No pensabas que era tan observador, cierto?; a decir verdad,me siento halagado de que cuide tan bien de ti, ahora que ya no estás en casa, y ya te lo dije, me importa tu felicidad, y nunca te había visto así- me explicó.

-Desde que estás con el eres otra, tus ojos te delatan... y los suyos; nunca he visto a nadie mirar con tanta devoción- decía Sue.

-Sólo queremos que seas feliz... y te apoyaremos en todo... creo que viajaremos mucho aquí, ¿verdad Sue?- exclamó mi padre divertido.

Nos reímos los tres, continuando nuestro paseo. Me contaron cómo estaba la abuela, y todo lo acontecido en Forks. Escuchaba atentamente, hasta que Edward regresó a nuestro encuentro.

-Hola- le saludé con una sonrisa, tomándole de la mano.

-Espero no molestar, mi padre me ha entretenido con unos asuntos de última hora- nos explicó. En mi cara se formó una mueca de horror.

-¿Tienes que irte?- pregunté temerosa.

-No cariño, tranquila; sólo me ha estado comentando unas audiencias que habrá dentro de dos semanas- me tranquilizó.

-¿Mucho trabajo?- preguntó Sue con una sonrisa.

-Bueno... esto es así, viajes, actos... mi padre dice que un rey nunca descansa- les explicó. Tomados de la mano, seguimos paseando en compañía de ellos.

-Cuéntanos algo más de ti Edward; Bella nos explicó que recibiste formación militar- le preguntó mi padre.

-Así es, en una academia en Alemania- respondió.

-¿Fue muy duro?- preguntó Sue.

-Un poco... la formación militar es muy dura y disciplinada... pero es un requisito que todo príncipe heredero debe pasar, al menos una vez en la vida- les explicó amablemente.

-¿Qué rangos posees?- preguntó muy interesado mi padre.

-Soy Almirante de la Armada Real, General del Ejército y Mariscal jefe del Aire de la Real fuerza aérea- enumeró.

-La Armada Real equivale a los marines en Estados Unidos- expliqué.

-Pero el verdadero Capitán General de los Ejércitos ingleses es mi padre; el ejército está muy vinculado a la Case Real- le explicó amablemente.

-¿No te agota este ritmo de vida?; bueno, tus padres nos han comentado que ahora sólo viajas lo imprescindible, debido a los estudios- le cuestionó Sue.

-No niego que es agotador... a veces incluso intimidante conocer a tantas personas importantes, también soy tímido- dijo bajando la vista. Le di un tierno apretón en la mano,animándole un poco.

-Bells me dijo que me temías un poco- dijo mi padre con una sonrisa.

Sue le echó una mirada seria y enojada, pero Edward tomó aire para hablar.

-Un poco si, no lo niego... sólo quiero que sepa que quiero a su hija jefe Swan, y que jamás haré nada que la pueda dañar- le dijo muy serio.

-Espero que lo hagas muchacho, ahora que ya no estoy yo para cuidarla, esta tarea te toca a ti- contestó mi padre.

-¿Cómo lleváis el hecho de veros así, a escondidas?- nos preguntó Sue.

-Ya estamos acostumbrados, a veces me gustaría llevarla de viaje, a cenar, al cine, como cualquier pareja de novios... pero de momento es mejor así- respondió pensativo.

Mi padre asintió, también pensativo, mientras Sue se dirigía a Edward.

-Bien, supongo que ya te lo habrá dicho Bella, nos gustaría que vinieras a Forks en verano-.

-Por supuesto, tengo ganas de conocer todo aquello; si no os molesta, le he pedido a Bella pasar parte del verano en Forks y parte aquí- le explicó.

-No queremos separarnos, en ese tiempo no tiene viajes- añadí.

-Por supuesto, ¿cuándo vendríais?- nos preguntó Sue.

-Desde agosto hasta pasar mi cumpleaños- respondí, a lo que Edward asintió.

-Sólo una cosa... por supuesto iré de incógnito, pero Emmet debe venir conmigo- explicó con cautela.

-Es el novio de Rosalie, no puede salir sin escolta- aclaré.

-Tranquilo, eso ya nos lo imaginábamos; no hay problema, en casa hay sitio de sobra- dijo Sue, feliz de tener visita.

Continuamos paseando y hablando tranquilamente; Edward iba explicándoles hechos y lugares del castillo y los alrededores. Sue estaba encantada, y mi padre y Edward parecían llevarse bastante bien.

Después de cenar, nuestros padres se quedaron charlando en una de las salas, y nosotros, junto con Alice y Jasper, estuvimos viendo una película.

Al acabar nos depedimos para irnos a dormir. Me retiré a mi habitación, y justo quince minutos después Edward entró, cerrando la puerta. Nos acurrucamos en mi cama.

-¿Ves cómo todo ha ido bien?- le medio regañé, intentando poner en orden su rebelde pelo.

-Si... mejor de lo que creía; son muy amables y simpáticos, se han portado muy bien conmigo; y parece que con mis padres han hecho buenas migas- repuso contento.

-Si, es un alivio; si te digo la verdad, yo también estaba un poco nerviosa- le confesé.

El rió, besándome el pelo y jugando con un mechón de éste.

-Me lo imaginaba... además, tengo muchas ganas de ir a Forks- me dijo con una mirada cómplice.

-Estoy segura de que te gustará todo aquello... pero allí no podremos tentar a la suerte, mi casa no tan grande... tendrás que dormir con Emmet- le dije. El rió por mi advertencia.

-Me lo imaginaba, no quiero hacer enfadar al jefe Swan- respondió, todavía riendo.

-Lo único... mi casa es muy humilde... me da un poco de vergüenza- le confesé. En contadas ocasiones, me seguía sintiendo muy inferior a él. El negó con la cabeza, en desacuerdo con mis palabras.

-No quiero que digas esas cosas... seguro que tu casa es mucho más acogedora y hogareña que las mías... y te he dicho muchas veces que no me importan los lujos, porque lo más valioso para mi está entre mis brazos- me dijo apretándome contra él.

Todavía, aun llevando meses con él, me costaba digerir las palabras que me decía... a veces pensaba que era irreal.

-Eres un sueño- susurré casi para mi misma, pero me oyó.

-Tu eres un sueño, mi niña... y por cierto... creo que ibas a demostrarme lo bien que te ibas a portar...- dejó la frase inconclusa, mirándome con esa sonrisa sexy.

-Huuummm... deja que piense la manera- dije, acercando mis labios a los suyos.


EDWARD PVO

Tal y como quedaron nuestros padres, a la mañana siguiente se levantaron muy temprano para ir a cazar. En el desayuno nos reunimos con mi madre y Sue, ya que Alice y Jasper habían salido muy temprano y no volverían hasta la noche.

Después del desayuno, mi madre mandó preparar una cesta, para llevar un pequeño refrigerio a mi padre y a Charlie. Una vez tuvimos todo, nos dirigimos a uno de los todoterrenos. Bella y yo nos pusimos delante, mientras que mamá y Sue iban en animada conversación detrás, con una enorme cesta de picnic entre ellas.

-¿Falta mucho?- me preguntó mi niña.

-Pues según sus indicaciones, deberían estar por esta zona- dije; de pronto un disparo se oyó en el aire.

-Bingo- exclamé triunfante.

Bajamos del coche y no andamos ni cinco minutos, cuándo divisamos a mi padre con el rifle al hombro, mientras le comentaba algo a Charlie. Bella no pudo reprimir las risas al ver a éste con una gorra de cuadros escocesa.

-Charlie, pareces todo un caballero inglés- le dijo Sue.

-¿A qué si?; y tu no te rías tanto señorita- le regañó en tono burlón.

-Os hemos traído el almuerzo- les dijo mi madre.

-Estupendo, pensábamos en hacer un descanso- exclamó mi padre.

Saqué del coche una mesa de picnic, y Bella me ayudó a montarla. Esme y Sue dispusieron sobre ella un termo con café y diferentes cosas para comer.

Nuestros padres se acercaron, prácticamente atacando a las pobres vituallas.

-¿Cómo va el día?- pregunté a Charlie.

-Esto es fantástico, ya llevamos dos venados y un corzo- respondió feliz cual niño.

-Si, la temporada promete; me da rabia que te tengas que ir, nunca había estado tan entretenido cazando- dijo mi padre poniendo una mueca. Todo empezamos a reír, pero de repente Charlie pidió silencio.

Mi padre y el se miraron, y automáticamente cogieron los rifles. Se adelantaron unos metros, cargando las armas.

-¿Qué hacen?- preguntó Bella en voz baja.

-Han debido oír a una presa... los cazadores tienen el oído muy fino- le dije rodeándola con mis brazos, ya que noté qué tenía un poco de frío.

Efectivamente, nada más decirle eso a Bella un enorme ciervo apareció a unos metros de nosotros. Mi padre se adelantó, y en un rápido movimiento disparó.

-¿Le he dado?- preguntó confuso, volviéndose hacia Charlie, ya que el ciervo estaba bastante oculto entre la maleza.

-No lo se, vamos a averiguarlo- contestó. Decidí adelantarme junto a él. Recorrimos durante unos cinco minutos el perímetro.

-Me parece que mi padre ha fallado esta vez- le dije, después de rastrear inútilmente la zona.

El asintió en silencio, cuándo vimos un pequeño grupo de perdices.

-¿Quieres tirar?- me ofreció, al ver mi titubeo, prosiguió -vamos- me animó.

Cogí el arma y la cargué. En el ejército no se me daban muy bien las prácticas de tiro, la puntería no era uno de mis fuertes.

Enfoqué al pequeño grupo de aves, y disparé. La mayoría salieron volando, y ambos nos acercamos.

Efectivamente, no le di a ninguna. Le devolví el arma a Charlie.

-La caza no es lo mío- dije divertido.

-Ya veo... ésto... yo quería hablar contigo, a solas- me dijo. Me tensé, ya me parecía a mi que todo era demasiado bonito.

-Usted dirá jefe Swan- le insté para que hablara.

-Verás... se que puedo sonar como un padre sobreprotector- empezó su discurso -pero Bella es lo que más quiero en el mundo- dijo con una sonrisa, pero tono serio de voz.

-Entonces tenemos algo en común- le respondí con otra.

-Edward, me caes bien; me siento halagado de cómo quieres a Bella, y de cómo la quiere tu familia... pero si la haces daño... -dejó la frase sin terminar, poniendo la cara de jefe que Bella me había contado muchas veces... y tenía razón, era bastante intimidadora. Tragué saliva, para responderle.

-Si alguna vez le hago daño, tiene mi permiso para dispararme- respondí.

-¿Aunque deje a Inglaterra sin príncipe heredero?- preguntó con una sonrisa burlona.

-Seguro que Alice sería una buena reina- repuse riendo.

-No quiero mi pensarlo- dijo con fingido terror, rodando los ojos. Ambos nos echamos a reír a carcajadas, mientras volvíamos con el grupo.

-¿Qué es tan divertido?- preguntó Bella.

-Nada... tu padre me ha dado unas recomendaciones- le contesté aun riéndome.

-Papá- le miró entrecerrando los ojos, pero le aclaré enseguida.

-Tranquila, no me ha amenazado ni nada, ¿verdad, jefe Swan?- le pregunté. El asintió con una sonrisa, pero mi novia no parecía muy convencida de ello.

-Cariño, no tienes nada de qué preocuparte, son cosas nuestras- la tranquilicé, agarrándola suavemente de la cintura.

Ella pareció quedarse conforme, devolviéndome la sonrisa.

El resto de los días que Charlie y Sue pasaron con nosotros transcurrieron sin ningún sobresalto. Sue y Esme se habían hecho muy amigas, ya que ambas tenían gustos similares por el arte y la historia.

Papá y mi suegro descubrieron que eran el uno para el otro, en el sentido de la compañía para la caza y pesca. Después de dos intensos días cazando, al tercero decidieron ir a pescar, prometiéndonos que esa noche cenaríamos el pescado que supuestamente, habían pescado. Pero según ellos, las truchas desaparecieron misteriosamente del río, y terminamos cenando unas tortillas y ensaladas, hechas por mi madre y Sue. Hubo cachondeo un día entero.

Bella disfrutó mucho de estos días, ella no me lo decía, pero sabía de sobra que echaba mucho de menos a su familia, cosa completamente lógica. Al final, el día que ellos partían llegó, y después de despedirse de mis padres y de Alice, se giraron para despedirse de mi.

-Ha sido un placer haber estado aquí Edward, y sobre todo haberte conocido- me dijo Sue abrazándome.

-Os echaremos de menos- le respondí, y tendí mi mano a su padre.

-Jefe Swan, me alegro mucho de haberle conocido- le dije; aunque tenía una fachada seria e imponente, era simpático y bromista, me caía muy bien.

-Lo mismo digo Edward... y recuerda lo que hablamos, cuida a mi hija- dijo muy muy bajito.

-Con mi vida, no se preocupe- le respondí serio.

-Y llámame de tu- añadió. Asentí, mientras Sue tomaba la palabra -os esperamos en verano- nos dijo a Bella a mi.

-Allí estaré... no me perdería las barbacoas veraniegas del jefe Swan- le respondí con una sonrisa.

Salimos a despedirles a la puerta, mientras Bella me daba un pequeño beso, ya que se iba con Jasper a llevarles al aeropuerto.

El resto de las vacaciones las pasamos en Windsor. Todavía teníamos una semana antes de que iniciaran de nuevo las clases. Bella estaba un poco triste por la marcha de su padre y Sue, de modo que la tenía distraída haciendo mil y una cosas, no me gustaba verla deprimida.

Las vacaciones pasaron, y volvimos al ajetreo de las clases, y enseguida llegó mayo, sumiéndonos en los exámenes finales y casi sin poder tener un poco de intimidad con mi niña... pero nos consolábamos pensando que teníamos todo el verano por delante... hasta que por fin, llegó el último día de clases.

 

Capítulo 16: Un americano en Londres I Capítulo 18: Un verano inolvibable I

 


Capítulos

Capitulo 1: Prólogo Capitulo 2: Dulces y Dolorosos Recuerdos Capitulo 3: Adiós Forks...hola Londres Capitulo 4: Regreso al hogar Capitulo 5: Primer día de clases Capitulo 6: Los principes azules si existen Capitulo 7: Largo verano de incertidumbre Capitulo 8: Entre sedas y terciopelo Capitulo 9: Volverte a ver Capitulo 10: Reacciones Capitulo 11: Besos furtivos Capitulo 12: Norfolk Park Capitulo 13: Simplemente amor Capitulo 14: Desahogo Capitulo 15: Confesiones suegra- nuera Capitulo 16: Un americano en Londres I Capitulo 17: Un americano en Londres II Capitulo 18: Un verano inolvibable I Capitulo 19: Un verano inolvibable II Capitulo 20: Chantajes Capitulo 21: Descubrimientos Capitulo 22: Un país sorprendido Capitulo 23: Acoso y derribo Capitulo 24: No hay final feliz Capitulo 25: Soledad Capitulo 26: Anhelo Capitulo 27: Quiero y no puedo Capitulo 28: Sospechas Capitulo 29: Hallazgos asombrosos Capitulo 30: Abriendo los ojos Capitulo 31: Y sin ti no puedo vivir Capitulo 32: Volviendo a vivir Capitulo 33: La Prometida del Príncipe Capitulo 34: Una pareja más o menos normal Capitulo 35: Salida al mundo Capitulo 36: Anochecer bajo el puente de los suspiros Capitulo 37: London Fashion Week Capitulo 38: California Dreamin Capitulo 39: Entre leyes y bisturíes Capitulo 40: ¿Qué llevas debajo? Capitulo 41: ¿Vacaciones tranquilas? ¡Ja! Capitulo 42: Encajando en el puzzle Capitulo 43: Víspera de boda Capitulo 44: Gran Bretaña ya tiene a su princesa Capitulo 45: Perdidos Capitulo 46: Cumpliendo un papel Capitulo 47: Primeras navidades de casados Capitulo 48: Apuestas Capitulo 49: Nueva vida en palacio Capitulo 50: Epilogo Capitulo 51: Outtake 1: Verano real en Forks Capitulo 52: Outtake 2: Obligaciones reales Capitulo 53: Outtake 3: ¡Qué alguien atrape a ese ratón!

 


 
14445323 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios