Un Cuento de Hadas Moderno (+18)

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 01/12/2010
Fecha Actualización: 02/12/2010
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 29
Visitas: 328500
Capítulos: 53

Bella recibe una beca para estudiar su carrera universitaria en Londres; allí conocerá a un chico de ensueño...¿los príncipes azules existen?, puede que sí.


Hola aquí estoy con otra historia que no es mía, le pertenece Sarah-Crish Cullen,  yo solo la subo con su autorización, es otra de mis favoritas, espero les guste…

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer; los que no pertenecen a la saga son de cosecha propia de la autora. Las localizaciones y monumentos de Londres son reales.

 

 

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 53: Outtake 3: ¡Qué alguien atrape a ese ratón!

Bueno... pues último outtake de nuestros príncipes...

EDWARD PVO

-¿Estamos todos preparados?- pregunté ante la mirada expectante de tres pares de ojos, dos de ellos iguales aque los de mi esposa y los otros similares a los míos.

-¡Siiiiii!- gritaron al unísono mis hijas. Mi esposa miraba con una sonrisa a nuestras princesitas, que hace quince días habían cumplido cinco añitos.

-Quiero ver a Nathan, vámonos ya- exclamó mi hijo, armado con un enorme plano del parque y marcando las atracciones a dónde quería subir, que era a todas.

Salimos de la habitación, rumbo a los ascensores. Habíamos quedado con el resto en el hall del hotel, ataviados con ropa cómoda para recorrer el parque de arriba abajo.

-Tu hermana debería haber sido animadora y organizadora de eventos- me susurró Bella, en plan confidente -menudas vacaciones ha organizado; nos lo vamos a pasar muy bien-.

-En eso llevas razón- le dije a mi esposa -sobre todo para ellos- señalé a nuestros hijos, que desde que despegamos de Londres brincaban ilusionados con los días que nos aguardaban.

A mi hermana Alice no se le ocurrió otra cosa que sugerir que fuéramos todos de vacaciones, con niños incluidos... y el destino no era otro que Disney World; el día que se lo dijimos a los niños, se volvieron locos de alegría, saltando y brincando emocionados por el salón de casa.

-¿Veremos el castillo de la Bella durmiente, papá?- me preguntó Catherine, tirando de mi camiseta para llamar mi atención.

-Yo quiero ir a ver el barco del Capitán Garfio- rebatió Charlie, poniendo una mueca de desacuerdo -además, ya estoy harto de tantos castillos- murmuró entre dientes.

-Primero el castillo- contraatacó Renne, arrugando el labio superior, gesto heredado de su madre. Me agaché para quedar a la altura de los tres.

-Ya sabéis que aquí nadie sabe quiénes somos- les recordé; el equipo de seguridad que venía con nosotros, aunque era inmenso, ya que también estaban aquí mi hermana y Jasper con sus hijas, era muy discreto, y nos seguirían a todos los lados con disimulo.

-¿Es secreto?- preguntó Catherine, mirándome fijamente con sus ojitos chocolate, en los que había una mezcla de confusión.

-Eso es cariño; al menos mientras estemos aquí- se quedó un minuto en silencio, procesando la información, hasta que por fin asintió con la cabeza. Sabía que sería inútil, y aunque íbamos en vaqueros, camisetas y gafas de sol, alguien nos acabaría reconociendo.

Nada aparecer por la entrada de hotel, ya estaban todos allí esperándonos. Charlie corrió en busca de Nathan mientras que nuestras pequeñas se reunían con Chelsea, los hijos de Rosalie y Emmet. Las niñas eran de la misma edad, y Nathan un año más pequeño que Charlie. Todas ellas se reunieron en torno a la sillita que agarraba mi hermana Alice. En ella mi sobrina Mary, con apenas un año, reía encantada con el parloteo de las chicas y de su hermana Elizabeth, de tres años.

-Cómo siempre, vamos con retraso- fue el saludo que nos dedicó Emmet, mirando su reloj de pulsera.

-Aquí no estás trabajando- le recordó Jasper, rodando los ojos -por cierto, muy apropiado el conjunto- señaló mi cuñado burlón, haciendo alusión a la camiseta que llevaba, con la cara del pato Donald estampada en ella. Bella disimuló la carcajada, ante el ruedo de ojos de Rose y las risas de Ben y Ángela, que también estaban allí con su pequeña Amanda, que tenía cuatro años de edad.

-No te esfuerces Jazz- rodó los ojos Rosalie -ya le conoces, sólo le faltan las orejas de Mickey Mouse-.

-Pagaría por ver una estampa así- repliqué entre risas, coreadas por el resto.

-Muy graciosos, altezas reales... perdón, chicos- rectificó ante la mirada furibunda que le lanzó mi hermana; queríamos pasar lo más desapercibidos que pudiéramos -bien, en marcha-.

Nada más cruzar la entra de seguridad del parque, empezamos a andar por Main Street, la calle principal, hasta llegar a una de las zonas temáticas del parque, conocida como Fantasyland... que eran dónde estaban las atracciones más populares y conocidas.

-Bien- dijo Bella, después de sacarnos varios fotos, con el castillo de fondo -habrá que empezar a a hacer cola para las atracciones- señaló con la cabeza una atracción llamada el vuelo de Peter Pan. Los niños corrieron hacia allí, de modo que nos pusimos a la cola.

-Os dije que íbamos tarde- rezongó Emmet, apoyándose en las barandillas que delimitaban el camino para esperar el turno -hay muchísima gente; además, hace un calor impresionante... y sólo son las diez y media de la mañana- resopló con fastidio.

-Estamos en Orlando, y en julio- le recordó Ang -es normal que haga calor-.

-Aquí hace calor casi todo el año, Em- terminó de explicar Bella, dándole una botella de agua a Charlie.

-Pues tenemos para rato- señaló mi hermana Alice, pasándole a la pequeña Mary a Jasper y poniéndose a estudiar el plano del parque, junto con Bella, Rose y Ángela.

-Hay dos desfiles de carrozas con los personajes Disney- explicó Bella una vez echó un vistazo -uno a las dos del mediodía y otro a las nueve de la noche; éste con carrozas iluminadas-.

-Queremos ver los dos- exclamó mi hija Renne, mirando a su madre y suplicando.

-Y veremos los dos, cielo; no te preocupes- le tranquilizó mi mujer -creo que será mejor comer primero antes de ver el primer desfile; dura más de una hora-.

-Será mejor para los pequeños- aprobé, vigilándolos por el rabillo del ojo.

-Después del desfile de la noche, vienen los fuegos artificiales, así que podremos verlo todo seguido- añadió Rose.

Después de más o menos planear el día, seguimos haciendo cola para montar en la atracción. Media hora más tarde, y de que Alice y Bella tuvieran que correr al servicio con varios de los niños tres veces, por fin montamos. Eran unos barcos grandes, dónde se simulaba que ibas volando junto con Peter Pan, Wendy y sus amigos. En el primero montaron las cinco niñas, Bella, Ang, Ben y yo. En la segunda barca iban Charlie y Nathan, con el resto.

-¡Volamos papá, cómo Peter Pan!- exclamó Catherine ilusionada cuándo el barco se puso en marcha.

-Mira cariño, el Big Ben- le señalé -vamos a rodearlo, igual que hizo Peter Pan en la película- le expliqué; incluso si te asomabas, debajo había una a escala reproducción de Londres, incluido el río Támesis. Desde el barco que iba por detrás se oían los comentarios y exclamaciones de asombro de Charlie y Nathan.

-Nunca los había visto tan contentos- me susurró Bella, apoyando su cabeza levemente en mi hombro.

-Cierto- le di la razón, dejando un pequeño beso en su coronilla y disfrutando de su aroma tan característico -admito que cuándo Alice propuso venir aquí, me hizo mucha ilusión- confesé en voz baja y sonriendo divertido.

-A mi también- contestó Bella -de pequeña siempre quise venir aquí- dijo con una pequeña risa.

-¡Las sirenas!- gritó Chelsea, con una gran sonrisa y señalándolas con el dedo.

-Ahí está el Capitán Garfio- oí que decía mi hijo; me volteé para observarle; Bella tenía razón, nunca había visto a mis hijos tan contentos, lo miraban todo emocionados y expectantes.

Después de bajar de la atracción, la rutina de la mañana fue la misma; hacer cola para poder montarnos en las diferentes atracciones; Hasta la pequeña Mary montaba en las que su edad le permitía, tanto en los brazos de su padre o de su madre. Entre otros, montamos en el tren de Blancanieves; visitamos la gruta de la sirenita Ariel y montamos en los dumbos voladores, en este caso un adulto y un niño por habitáculo. Alice se quedó abajo con Mary, que se había quedado plácidamente dormida en su carro, sacándonos fotos cada vez que pasábamos por su posición. Jasper, Ben y yo reímos a carcajada limpia cuándo nos mostró en su cámara digital una foto de Emmet, que montado con su hija, levantaba los brazos cual niño pequeño.

-Sólo saludaba a la cámara- nos explicó, haciéndose el ofendido y cruzándose de brazos.

-No te lo crees ni tú- le picó mi hermana -te estaba llamando para que miraras y no me has hecho caso-.

-Gracias por tu ayuda, duende saltarín- contestó sacándole la lengua.

Una hora después, y después de haber hecho una visita a la casa de Winnie the Pooh y al Jardín de los Cuentos, dónde nos sacamos fotos con todos los personajes de la Bella y la Bestia, decidimos ir a comer para poder llegar al desfile de carrozas a tiempo.

-¿Qué es lo que más os ha gustado?- interrogó Ang a los niños, una vez estuvimos sentados en una enorme mesa alargada y devorando las hamburguesas.

-La gruta de la sirenita Ariel- dijo Renne, con la cara manchada de keptchup.

-El vuelo de Peter Pan- dijeron a coro Nathan y Charlie.

-El pequeño mundo- dijo Chelsea.

-A mi también- añadió Catherine. Era un pequeño crucero alrededor del mundo, y niños de todos los países cantaban una alegre canción, todos ellos ataviados con los trajes típicos de cada país. En verdad que la atracción era muy bonita, y tanto niños como mayores disfrutamos de lo lindo; recordé con una sonrisa cómo mi pequeña Renne, en mis brazos, iba tarareando la musiquilla y volviendo la cabeza de un lado a otro, observando con los ojos abiertos de par en par.

-A ti te queda mejor el uniforme, papá- le dijo Chelsea a Emmet, ya que cuándo pasamos por Londres, los muñecos estaban vestidos con los típicos uniformes de la Guardia Real inglesa, incluso con el famoso busby en sus cabezas.

-Gracias hija mía- respondió nuestro amigo, divertido, ante las risas del resto. La comida terminó enseguida, ya que los más pequeños querían volver cuánto antes a las atracciones.

-Mamá- llamó Catherine a Bella -queremos ir a las tazas locas- dijo señalando la atracción-.

-¿Podemos?- interrogó Natahn a su madre, ansioso. Nos giramos para observar cómo las tazas daban vueltas y vueltas, cada vez a mayor velocidad.

-Hum... mejor dentro de un rato- propuso Ben; Emmet arrugó el ceño, en desacuerdo con él... dios... era peor que los ocho niños juntos.

-¿Por qué no?- interrogó confuso.

-Emmet, acabamos de comer- le recordó Jasper, antes de dar un sorbo a su café.

-Ya lo sé, listillo- contestó con un mohín.

-¿Quieres que acaben vomitando las hamburguesas?- le preguntó su mujer, cómo si fuera obvio. Se quedó estático, procesando la información, hasta que agachó la cabeza, para dirigirse a los pequeños.

-Chicos, mamá tiene razón; todavía queda una hora para el desfile- dijo mirando el reloj -podéis ir a la zona de juego de Winnie the Pooh- dijo señalándoles los columpios que simulaban el bosque dónde vivían los personajes.

-Eso; así descasamos otro ratito- aprobó Alice.

-¿Y a dónde iremos después del desfile?- preguntó Charlie.

-Podemos pasar a otra zona, fíjate aquí- Bella se agachó a su altura, con el plano; le señaló la zona llamada Adventureland.

-Ahí está la atracción de los Piratas del Caribe- replicó Nathan, sonriendo de oreja a oreja.

-Nosotras queremos ver el castillo de la Bella durmiente por dentro- protestó de forma graciosa Amanda, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

-Eso lo podemos ver antes de la cena- le explicó Ang, cogiéndola en brazos, ya que se había enfadado.

-Yo no quiero ver mas princesas- refunfuñó mi hijo.

-Pues nosotras si- Renne se cruzó de brazos, poniendo otra mueca de enfado.

Cuándo ya vimos que empezaban a alborotarse, tuvimos que poner paz, recordándoles que estaríamos allí cuatro días enteros y que daría tiempo a ver todo el parque, incluso podrían volver a montar en las atracciones que quisieran. Una vez convencimos a los pequeños, éstos se fueron directos a los columpios, y nosotros nos acomodamos en un banco, charlando y vigilándoles constantemente.

-No paran quietos; esta noche van a caer cómo moscas- dijo Jasper con una risa.

-Todos vamos a caer rendidos en la cama- corrigió mi mujer -para cuándo acabe el desfile nocturno y los fuegos artificiales, serán más de las doce de la noche-.

-Pero nos lo estamos pasando bien también, ¿o no?- interrogó mi hermana, con unas sonrisa satisfecha.

-Eso es verdad- apoyó Rosalie.

-Unos mejor que otros- murmuré entre dientes y mirando de reojo a Emmet.

-En el fondo soy un niño pequeño- replicó satisfecho; iba a decir algo más, pero su expresión cambió a una de enfado -¡Nathan, Charlie; no podéis subiros ahí!- se levantó corriendo, y yo hice los mismo cuándo vi a los dos intentar pasar la valla que separaba un pequeño estanque... sólo nos faltaban que se cayeran al agua. Gracias a dios ninguno de ellos se cayó, de modo que todo quedó en una pequeña regañina. Después del pequeño incidente, nos apostamos a ver el desfile en la calle principal, que cruzaba el parque de lado a lado.

-¡Las princesas!- gritó Chelsea cuñando asomaron las carrozas de las princesas Disney.

-Están todas- dijo Catherine, desde los brazos de Bella -mira mamá... Blancanieves, la Bella durmiente... llevan coronas, cómo tú y la tía Alice, y la abuela Esme -empezó a enumerarlas con los dedos, ante la sonrisa de mi mujer.

-Mira, Cenicienta también está, con el príncipe- Alice le señaló a Elizabeth la carroza en forma de calabaza, dónde iban montados.

0o0o0o0o0o0o0

Una vez terminado el desfile, de nuevo pasamos la tarde de atracción en atracción. Nos dirigimos a la zona de Adventureland, para alegría de Charlie y Nathan. Montamos en los Piratas de Caribe; en las alfombras de Aladdin, similar a los dumbos voladores; visitamos la casa de Robinson Crusoe y nos adentramos en la jungla, con los personajes del Libro de la selva. Los pequeños disfrutaron tanto o más que por la mañana... y nosotros también.

A lo largo de todo el día fueron haciédose fotos según nos encontrábamos con los personajes; ya teníamos fotos con la mayoría de las princesas Disney, con Alicia en el País de las Maravillas, el Capitán Garfio, Chip y Chop, Goofy, Pluto... incluso Emmet se sacó una foto el sólo con el Pato Donald. De camino a Main Street, los niños pararon en las tiendas del parque; al final salimos de una de ellas con orejas de Minnie para las niñas y gorros de pirata los chicos, aparte de que Alice, Bella, Ang y Rose se volvieron locas comprando camisetas, peluches...

-No hemos visto a Mickey- protestó Catherine, que iba tomada de mi mano.

-Es verdad- le dije; habíamos visto a casi todos los personajes, menos a él.

-Seguro que le veremos; vamos a estar aquí más días- le recordó Jazz, que llevaba a su hija Elizabeth en los hombros. Justo hizo mi pequeña ese comentario, cuándo vimos un revuelo de gente en torno a un muñeco.

-¡Es Mickey!- chilló Nathan con júbilo.

-¡Vamos a sacarnos una foto con él!- pidió Chelsea a su padre. Cuándo llegamos allí, justo el dichoso muñeco se retiraba.

-¿Se va?- preguntó mi hija Renne, con un puchero de pena.

-Quiero ver a Mickey- lloriqueó Amanda, desde los brazos de Ben. Intentamos consolarlos, diciendo que lo veríamos después, pero las muecas de pena de los pequeños hicieron que Emmet arrugara el ceño, taladrando la figura del ratón con los ojos.

-Maldito roedor... ¡éste no se escapa!- cogiendo a Renne y a Chelsea en brazos, se puso literalmente a correr detrás del muñeco. Charlie y Nathan no lo dudaron un segundo, y se pusieron a correr detrás de ellos, chillando cómo locos.

-¡Emmet, espera!- salí detrás de ellos cómo una bala, seguido de Jasper y de Ben, todavía con su hija en brazos. Después de la vergüenza que pasamos, ya que se nos quedó mirando todo el mundo, pensando que estábamos locos, conseguimos sacarnos todos una foto con Mickey.

-Eres idiota.- mascullaba Rosalie, ya que los escoltas, al vernos correr, salieron detrás nuestro disparados.

-Pero tienes tu foto con Mickey- repuso, pagado de si mismo, ante las risas de Charlie y su propio hijo.

-¿Sabes lo que significa la expresión "estar de incógnito"?- le pregunté, mirándole mosqueado. Después del espectáculo que dimos, algunas personas, muy pocas, nos reconocieron... sobre todo a Bella. Pero cómo era inútil discutir con Emmet, al final olvidamos el incidente y nos dirigimos a cenar, para después ver los espectáculos de la noche. El desfilé, con las carrozas y los edificios iluminados, nos encantó tanto a pequeños cómo a mayores. También disfrutamos del espectáculo de fuegos artificiales, con el castillo de la Bella durmiente al fondo.

Ya pasadas las doce de la noche, regresamos al hotel, despidiéndonos hasta el día siguiente. Bella llevaba a Catherine en Brazos, y yo a Renne, ambas completamente dormidas; Charlie bostezaba en el ascensor... la verdad es que todos estábamos agotados.

-Menudo día- exclamó Bella con una sonrisa.

-Y lo que nos espera los próximos tres- le recordé divertido. Nada más entrar por la habitación, acostamos a las niñas y a Charlie, que también cayó en un profundo sueño nada más tocar la almohada.

-Se lo han pasado en grande- me susurró Bella en voz baja, mirando las tres camas. Rodeé la cintura de mi mujer con un brazo, dejando un pequeño beso en su mejilla y observando de nuevo la sonrisa feliz de nuestros hijos.

 

Gracias a cada una de ustedes por sus votos y comentarios, espero que les hayan gustado  mucho esta historia tanto como a mi, nos seguimos leyendo en la otra historia, Cowboy de mi corazón….

 

Saludos Caro508

Capítulo 52: Outtake 2: Obligaciones reales

 


Capítulos

Capitulo 1: Prólogo Capitulo 2: Dulces y Dolorosos Recuerdos Capitulo 3: Adiós Forks...hola Londres Capitulo 4: Regreso al hogar Capitulo 5: Primer día de clases Capitulo 6: Los principes azules si existen Capitulo 7: Largo verano de incertidumbre Capitulo 8: Entre sedas y terciopelo Capitulo 9: Volverte a ver Capitulo 10: Reacciones Capitulo 11: Besos furtivos Capitulo 12: Norfolk Park Capitulo 13: Simplemente amor Capitulo 14: Desahogo Capitulo 15: Confesiones suegra- nuera Capitulo 16: Un americano en Londres I Capitulo 17: Un americano en Londres II Capitulo 18: Un verano inolvibable I Capitulo 19: Un verano inolvibable II Capitulo 20: Chantajes Capitulo 21: Descubrimientos Capitulo 22: Un país sorprendido Capitulo 23: Acoso y derribo Capitulo 24: No hay final feliz Capitulo 25: Soledad Capitulo 26: Anhelo Capitulo 27: Quiero y no puedo Capitulo 28: Sospechas Capitulo 29: Hallazgos asombrosos Capitulo 30: Abriendo los ojos Capitulo 31: Y sin ti no puedo vivir Capitulo 32: Volviendo a vivir Capitulo 33: La Prometida del Príncipe Capitulo 34: Una pareja más o menos normal Capitulo 35: Salida al mundo Capitulo 36: Anochecer bajo el puente de los suspiros Capitulo 37: London Fashion Week Capitulo 38: California Dreamin Capitulo 39: Entre leyes y bisturíes Capitulo 40: ¿Qué llevas debajo? Capitulo 41: ¿Vacaciones tranquilas? ¡Ja! Capitulo 42: Encajando en el puzzle Capitulo 43: Víspera de boda Capitulo 44: Gran Bretaña ya tiene a su princesa Capitulo 45: Perdidos Capitulo 46: Cumpliendo un papel Capitulo 47: Primeras navidades de casados Capitulo 48: Apuestas Capitulo 49: Nueva vida en palacio Capitulo 50: Epilogo Capitulo 51: Outtake 1: Verano real en Forks Capitulo 52: Outtake 2: Obligaciones reales Capitulo 53: Outtake 3: ¡Qué alguien atrape a ese ratón!

 


 
14445123 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios