Un Cuento de Hadas Moderno (+18)

Autor: caro508
Género: + 18
Fecha Creación: 01/12/2010
Fecha Actualización: 02/12/2010
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 29
Visitas: 328476
Capítulos: 53

Bella recibe una beca para estudiar su carrera universitaria en Londres; allí conocerá a un chico de ensueño...¿los príncipes azules existen?, puede que sí.


Hola aquí estoy con otra historia que no es mía, le pertenece Sarah-Crish Cullen,  yo solo la subo con su autorización, es otra de mis favoritas, espero les guste…

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer; los que no pertenecen a la saga son de cosecha propia de la autora. Las localizaciones y monumentos de Londres son reales.

 

 

 

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Capítulo 4: Regreso al hogar

PVO EDWARD

Me tumbé en la cama, el viaje había sido agotador. Después de dos intensos años en Alemania, por fin volvía a mi casa, con mi familia. Había echado mucho de menos a mis padres y al resto de mi familia. Mucha gente piensa que los reyes desatienden a sus hijos, con tantos compromisos y viajes al extranjero; por lo menos en mi caso no es así. Nuestros padres se han preocupado por nosotros, intentado pasar con mi hermana Alice y conmigo todo el tiempo que les era posible; siempre que estaban de viaje, todas las noches nos llamaban; incluso iban a hablar con los profesores cuándo era necesario. Por eso me costó irme a Alemania, ya que iba a casa una vez cada seis meses. No lo había pasado nada bien, la formación militar era dura y exigente, pero dada mi condición de futuro rey, era inevitable.

Ahora me tocaba iniciar mis estudios universitarios; dado el papel que asumiré en el futuro, estudiaré derecho y relaciones internacionales en el King´s College de Londres. Me ilusionaba empezar esta nueva etapa, aunque sea con dos años de retraso. Esperaba poder hacer amistades en la universidad; no tenía muchos amigos; a la gente le asustaba acercarse a mi, dado todo el follón que organizan los escoltas. Muchos príncipes herederos han estudiado en palacio con tutores privados, pero mis padres, Carlisle y Esme, decidieron mandarme a un colegio privado, para ser educado junto con otros niños, cosa que ahora agradezco, ya que mis padres expresaron su deseo de que fuera tratado como un alumno normal, sin ningún tipo de privilegio, para mis compañeros y profesores, simplemente era Edward Cullen.

En esa etapa de mi vida mi mejor amigo, Jasper Whitlock, hijo de los duques de Norfolk, fue mi compañero, ya que somos de la misma edad. Nos separamos cuándo yo me fui a Alemania, pero ahora iremos a la misma universidad, aunque el ya va a empezar su tercer año de arquitectura.

Aparte de Jasper, sólo tenía confianza con Emmet McArthy, un chico tres años mayor que yo, que vino conmigo a Alemania en calidad de mi escolta privado; el poder hablar con alguien en todo ese tiempo fue un alivio; hoy en día es uno de mis mejores amigos... aparte de seguirme cómo una sombra cada vez que ponía un pie fuera de palacio. Era divertido, alegre e incluso un poco bromista.


Días después de volver de Alemania, estaba desayunando, cuándo un duende moreno y bajito se plantó ante mi dando saltitos.

-¡Buenos días hermanito!- dijo una voz cantarina, mientras se sentaba a mi lado. Rodé los ojos, definitivamente mi hermana era hiperactiva.

-Buenos días Alice, veo que te has levantado con energía- añadí mientra la miraba divertido.

-Es que tengo muchas cosas que hacer; además Jasper me ha prometido que me llevaría de compras- dijo ella con tono alegre.

-Pobre, me compadezco de él- la piqué.

-Cuándo tu encuentres a tu chica, harás todo por ella- me dijo con fingida molestia.

Jasper y mi hermana eran novios desde hace un año y medio. Surgió cuándo yo me encontraba en Alemania. En realidad, no me sorprendió en absoluto, ya que ambos se gustaban desde niños. Me alegraba por ellos, se les veía muy felices juntos. Estábamos en medio de una divertida conversación, cuándo mis padres se nos unieron al desayuno.

-Buenos días hijos- nos saludó mi padre, mientras mi madre nos daba un beso a cada uno.

-Buenos días- respondimos Alice y yo a la vez. Al de poco rato, mi hermana se marchó, y yo me quedé hablando con mis padres.

-Bien hijo, ¿preparado para tu vida universitaria?- preguntó mi padre, mientras daba un sorbo a su taza de café.

-Tengo ganas de empezar, no lo niego- le respondí.

-Será una época estupenda, ya lo verás- me siguió diciendo, intentando animarme... pero no debí poner buena cara, ya que mi madre preguntó.

-¿Qué te preocupa Edward?-.

-Nada...bueno...es sólo que espero encajar bien allí... nadie suele hablarme mucho- le respondí apenado.

-Seguro que en cuánto tus compañeros te conozcan un poco harás amistad con ellos- me animó mi padre.

-Si los escoltas no los espantan- susurré con fastidio.

-Hijo, ya sabes cómo es ésto; no puedes salir sin protección- me recordó mi padre.

Tomé aire, para proseguir.

-Papá, ¿no podría ir yo en mi coche a clases?; me refiero a mi volvo, en vez de los coches oficiales...llaman demasiado la atención... y sin muchos guardaespaldas- le supliqué con esperanza.

-No sé Edward...-empezó a replicar mi padre, pero mi madre, comprensiva como ella sola, intercedió por mi.

-Bien...pero tendrás que ir con Emmet, el te acompañará y te esperará fuera de las clases- me advirtió ella.

Iba a preguntar un pensamiento que me rondaba, pero mi padre se adelantó.

-Seguridad ya ha hablado con el decano de la facultad; para los demás alumnos Emmet será otro compañero cualquiera, nadie sabrá que es un guardaespaldas- me explicó.

-Vaya...gracias papá, de verdad-.

Seguí charlando con ellos un rato; al terminar decidí relajarme y disfrutar de los últimos días de vacaciones. Me dirigí a la sala de música; hacía mucho que no tocaba el piano, era mi afición favorita. Me senté en el banquillo, mientras mis dedos comenzaban con Claro de luna, de Debussy. Tocar me relajaba, y me ayudaba a pensar.

Por lo menos estaba agradecido de que durante mis años universitarios, mis padres me libraban de muchos compromisos oficiales; sólo tendría que acudir a los imprescindibles, y algún que otro viaje importante, sin que me afectara a mis estudios.

Además, estaba el asunto de mi vida amorosa. Cómo todo príncipe heredero, mi deber en un futuro era casarme y dar un nuevo sucesor a la corona. Mis padres no me agobiaban con ello, ni mi hermana Alice, sólo tenía veinte años.

Pero mi tío Eleazar, hermanastro de mi madre, y algunos monárquicos empedernidos, me soltaban indirectas cada vez que me veían. Por no hablar de la prensa, que me emparejaba con todas las princesas europeas solteras y jóvenes de las mejores familias inglesas.

Mi tío estaba empeñado en meterme por los ojos a una sobrina suya, llamada Tanya Denali. He de reconocer que es bastante atractiva... pero todo lo que tiene de guapa lo tiene de egoísta y soberbia.

Pensé en Alice y Jasper, y la vida que llevarán a partir de que ambos terminen sus estudios. Se casarán y tendrán una vida tranquila, al menos más tranquila que la mía. Jasper ejercería su profesión de arquitecto y mi hermana la suya, ya que empezaría estudios de historia de arte; aunque tuvieran que cumplir con las obligaciones de miembros de la familia real...eran afortunados.

Se que puede parecer egoísta, pero envidio el hecho de que ellos hayan podido elegir a qué dedicar sus vidas. Yo no podía elegir; amaba a mi país, eso estaba claro, y también tenía claro, desde muy pequeño, que debía prepararme para suceder a mi padre en un futuro.

Pero a la vez quería que la mujer que fuera mi esposa me ayudara y me apoyara en esa gran responsabilidad... y por supuesto, conocer a esa chica maravillosa y enamorarme, jamás aceptaría un matrimonio concertado.

Ya había pasado un buen rato, y seguía sumido en mis pensamientos, tanto que sin darme cuenta había empezado a interpretar el nocturno de Chopin Número 2, cuándo una voz me sacó de mis cavilaciones.

-Edward...-me giré, terminando abruptamente la melodía; delante de mi estaba Emmet, con una sonrisa un tanto... ¿malévola?.

-¿Qué pasa Em?- le pregunté mientras me levantaba.

-Nada en particular...venía a darte los buenos días... y unos consejitos, universitarios- dijo éste con acento chistoso, mientras yo arqueaba la ceja, alucinado.

-¿Consejo...?, Emmet, ¿a que te refieres?- pregunté un poco molesto.

-Ya sabes, entras en un periodo importante de tu vida Eddie... -empezó a recitar con tono solemne.

-Em...pareces mi padre- dije con una sonrisa divertida, mientras cruzaba los brazos sobre mi pecho.

Ambos nos miramos, y nos echamos a reír a carcajadas.

-Bueno...verás que bien lo pasamos estos años...serán interesantes- dijo aún riéndose.

-Interesantes para ti... te recuerdo que yo, al menos, tendré que estudiar- le recordé divertido.

-Eddie, Eddie, Eddie...deberías relajarte y disfrutar de la vida...y de paso echarte una novia, no te vendría mal, se te quitaría esa cara agria- me contestó burlón.

-Claro...exceptuando el insignificante hecho de que por desgracia o no, soy el príncipe de Gales...¿qué chica amable, buena, generosa querría salir conmigo cómo una pareja normal?- bufé cabreado.

-Edward, ahora en serio...pues una que te quiera de verdad- me contestó resuelto.

-¿Tú crees que la encontraré algún día?- le cuestioné serio.

-Seguro; además me encantaría ser cómplice del noviazgo, ya que debe ser discreto al principio... nunca entenderé la manía de las casas reales de sólo anunciar compromisos matrimoniales y no noviazgos- dijo pensativo.

-Normas de la corte, no les des vueltas...y por cierto, cambiando de tema...¿qué tal con Lauren?- pregunté con una sonrisilla inocente, desviando el tema; ya estaba harto de que todos se ocuparan de mi vida amorosa, la verdad.

-He salido con ella un par de veces...pero entre tú y yo...-me dijo, haciéndome un gesto para que me acercara para decirme un secreto -sigo buscando a mi rubia despampanante- me confesó.

Ambos reímos, mientras nos dirigíamos al jardín, para seguir con la animada charla. Los días pasaron rápido, y sin darme cuenta, llegó el comienzo de las clases.

 

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Les gusto, espero que sí,  les pido votitos y no se olviden de comentar a ver si les gusta la historia.

Besos

 

 

Capítulo 3: Adiós Forks...hola Londres Capítulo 5: Primer día de clases

 


Capítulos

Capitulo 1: Prólogo Capitulo 2: Dulces y Dolorosos Recuerdos Capitulo 3: Adiós Forks...hola Londres Capitulo 4: Regreso al hogar Capitulo 5: Primer día de clases Capitulo 6: Los principes azules si existen Capitulo 7: Largo verano de incertidumbre Capitulo 8: Entre sedas y terciopelo Capitulo 9: Volverte a ver Capitulo 10: Reacciones Capitulo 11: Besos furtivos Capitulo 12: Norfolk Park Capitulo 13: Simplemente amor Capitulo 14: Desahogo Capitulo 15: Confesiones suegra- nuera Capitulo 16: Un americano en Londres I Capitulo 17: Un americano en Londres II Capitulo 18: Un verano inolvibable I Capitulo 19: Un verano inolvibable II Capitulo 20: Chantajes Capitulo 21: Descubrimientos Capitulo 22: Un país sorprendido Capitulo 23: Acoso y derribo Capitulo 24: No hay final feliz Capitulo 25: Soledad Capitulo 26: Anhelo Capitulo 27: Quiero y no puedo Capitulo 28: Sospechas Capitulo 29: Hallazgos asombrosos Capitulo 30: Abriendo los ojos Capitulo 31: Y sin ti no puedo vivir Capitulo 32: Volviendo a vivir Capitulo 33: La Prometida del Príncipe Capitulo 34: Una pareja más o menos normal Capitulo 35: Salida al mundo Capitulo 36: Anochecer bajo el puente de los suspiros Capitulo 37: London Fashion Week Capitulo 38: California Dreamin Capitulo 39: Entre leyes y bisturíes Capitulo 40: ¿Qué llevas debajo? Capitulo 41: ¿Vacaciones tranquilas? ¡Ja! Capitulo 42: Encajando en el puzzle Capitulo 43: Víspera de boda Capitulo 44: Gran Bretaña ya tiene a su princesa Capitulo 45: Perdidos Capitulo 46: Cumpliendo un papel Capitulo 47: Primeras navidades de casados Capitulo 48: Apuestas Capitulo 49: Nueva vida en palacio Capitulo 50: Epilogo Capitulo 51: Outtake 1: Verano real en Forks Capitulo 52: Outtake 2: Obligaciones reales Capitulo 53: Outtake 3: ¡Qué alguien atrape a ese ratón!

 


 
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