Capitulo 24
(aqui les traigo otro capitulo chicas espero lo disfruten un beso enorme de greis )
Bella cayó en la cuenta de un detalle posteriormente, después de que transcurrieran unos días terribles y después de ayudar a Victoria a contratar los servicios de una de las mejores abogadas de Nueva York. Las repercusiones del caso le alcanzaban también a ella. Era la relacionista pública de los New York Blades. Y aquello era una pesadilla para las relaciones públicas, precisamente aquello para lo que Milenio la había contratado. El día en que la abogada de Victoria celebró una rueda de prensa y el caso contra James se hizo público, Bella se planteó muy en serio pedir una baja por enfermedad para el resto de la semana. No sabía cómo demonios iba a ser capaz de entrar en el vestuario de los Blades sin escupirle a James en la cara. Peor aún, no sabía cómo demonios iba a ser capaz de entrar en el despacho de Jason y tomar parte en los planes para reparar los daños ocasionados al club. James había atacado a su mejor amiga. ¿Cómo se suponía que tenía que darle la media vuelta al asunto y ponerse a trabajar para salvar la imagen de aquel tipo, o la imagen del equipo? No podía. Era absurdo, imposible. Pero, también, era su trabajo.
Cuando entró en los Met Gar lo hizo con la sensación de estar nadando bajo el agua. Le costaba moverse, como si topara en todo momento con una enorme pared invisible que oponía resistencia. No había leído expresamente los periódicos de la mañana, ni había escuchado las noticias, plenamente consciente de lo que podía leer y escuchar. Se imaginaba las cabezas parlantes en los diversos canales deportivos discutiendo el caso, hablando del pequeño James.
Entró en la oficina de relaciones públicas y fue abordada al instante por Angela, su secretaria, que estaba desesperada.
—Bella, los teléfonos no paran de sonar por el tema este de James. ¿Qué quieres que haga...?
—De momento nada. Espera a que hable con Jason.
La despidió con un ademán y siguió caminando. Estaba aún lejos del vestíbulo que daba acceso al despacho de Jason pero ya se oía su voz, exasperada e intensa, retumbando por el pasillo. «Bienvenida al infierno—pensó, pasando sin abrir boca junto a la secretaria de Jason, cuya centralita estaba más iluminada que un árbol de Navidad—No quiero entrar ahí. Tienes que entrar ahí». Entró en el despacho de Jason.
—Bella, por Dios, ¿dónde demonios te habías metido? ¡Mike y yo estábamos en ascuas esperando que llegaras!
—Ha habido un retraso en el metro—mintió Bella, quitándose el abrigo. Sin mirar realmente a ninguno de los dos, ocupó su lugar habitual en el sillón situado enfrente de Mike.
— ¿Has visto esto?
Bella levantó la vista y vio que Jason tenía en sus manos un ejemplar del NewYork Sentinel. Ocupando la portada, una fotografía enorme de James con un titular en letras mayúsculas que decía a gritos: «¿VIOLADOR RUSO?». Sintiendo náuseas, Bella movió afirmativamente la cabeza y apartó la vista, pidiéndole a Dios que le permitiera desaparecer dentro de una nube de humo blanco—¡puf!—y que nunca jamás supieran nada de ella.
—Mira esto—Jason cogió un montón de papeles arrugados de color rosa, los formularios que se utilizaban para tomar nota de los mensajes cuando alguien estaba fuera de la oficina, y los dejó caer sobre la mesa de despacho como confeti—Seventeen ha cancelado la sesión fotográfica. El NewYork ha cancelado un artículo y una sesión fotográfica. Los de Bauer Skates van a cancelar el contrato que tenían con él. Los del programa «Sports Chick» del canal WJOX no quieren entrevistarle. Los de la revista ESPN no están seguros de quererlo en la portada de enero. ¿Sabes lo que es todo esto? Una jodida e implacable pesadilla—Se dejó caer en su asiento y se sujetó la cabeza entre las manos—Los de arriba están hechos una fiera. Quieren todo esto solucionado, y rápidamente.
— ¿Y qué sugieren que hagamos?—preguntó frustrado Mike.
Bella tenía algunas ideas, pero se las reservó.
Jason levantó la cabeza.
— ¿Lo primero? Que bajemos a hablar con el equipo y nos aseguremos de que todos vamos a la una en todo el tema. Que les digamos que no queremos ningún tipo de comentario en público, a menos que sea para decir que James es su compañero de equipo y que apoyan al cien por cien tanto a James como a su versión de los hechos.
— ¿Y qué sucede si su versión de los hechos es mentira?—preguntó en voz baja Bella.
— ¿Y qué si lo es?—respondió Jason—¡En estos momentos esta mierda no nos importa! Nuestra principal tarea consiste en que esto no influya sobre la capacidad de venta de entradas que tienen actualmente los Blades, y punto. ¿Algún problema?
—No—consiguió responder Bella con una voz casi inaudible.
—Bien, porque aquí dependo de ti, Bella. Sé cómo gestionaste una mierda similar cuando trabajabas en el canal. Y bien, ¿qué piensas que deberíamos hacer a continuación?
Bella se quedó en silencio. Dentro de su cabeza oía un zumbido cada vez más potente.
— ¿Bella?
Se pasó la lengua por los labios e intentó poner en orden sus ideas. Era como si Jason estuviese muy lejos, como si estuviese mirándolo por el lado erróneo de un telescopio. « ¿Será así como se siente la gente justo antes de desmayarse?» se preguntó. Esperaba que no.
—Pues a continuación deberíamos...umm...emitir un comunicado para la prensa, y...
—Sí, ya sé—la interrumpió con impaciencia Jason—diciendo lo mismo que le hemos dicho al equipo, que apoyamos a James en un cien por cien. De la redacción me encargo yo. Mientras tanto, Bella, quiero que hables tú con los chicos.
«Dios, no. Por favor, no».
—Jason—dijo Bella, frotándose la frente para ver si podía detener aquel zumbido—¿no podría hacerlo Mike? Hoy no me encuentro muy bien.
—Para Mike tengo planeada otra cosa—fue la respuesta evasiva de Jason.
—Me muero de ganas de saber de qué se trata—dijo Mike, impasible.
Jason le ignoró.
—Tal y como he dicho hace un momento, Milenio se va a subir por las paredes con esto. Precisamente, como los dos sabéis, han estado presionándonos con James para presentarlo como «lo mejor que está por venir». Y ahora sucede esto y ha cundido el pánico. Quieren que combatamos el fuego con más fuego.
Bella se tensó.
— ¿Y esto qué quiere decir?
— Mike, quiero que averigües todo sobre esa puta, Victoria, como quiera que se apellide. Dónde trabaja, a quién se folla, por dónde se mueve, todo el tinglado. Se trata de desacreditarla, de hacerla parecer como la caza fortunas que seguramente es—Movió la cabeza, asqueado—Estas mujeres se abalanzan sobre los deportistas famosos como calientapollas y luego, cuando el tío va y les devuelve la calentura, dicen que las han violado. ¿Pero a quién demonios pretenden engañar? Saben que este tipo de hombres prefiere solucionar estos temas lejos de los tribunales, y por eso lo hacen. Lo único que quieren es jodido dinero.
—Eso no es verdad—dijo Bella.
Jason soltó una risotada.
— ¿No? No pretendo ofenderte, pero ¿desde cuándo te has convertido en Gloria Steinem? Créeme, gatita, llevo en este negocio mucho más tiempo que tú. Reconozco a una pelandusca sólo verla y, lo que es más importante, reconozco a una pelandusca que huele el dinero de lejos. Y esta puta ha olido el dinero.
— ¡No es ninguna puta, Jason!—explotó Bella—¡Esta mujer sufrió una agresión!
— ¿Cómo estás tan segura?—preguntó Mike, poniéndose claramente del lado de Jason.
— ¡Porque es mi compañera de piso!
El despacho se llenó de un silencio abominable y siniestro. El zumbido de la cabeza de Bella se detuvo y cerró los ojos, a la espera...del despido, de los gritos. Pero Jason se dirigió a ella en un tono de voz tan calmado que resultaba terrible.
— ¿Podrías repetir eso, por favor?
—Es mi compañera de piso—repitió Bella—Victoria es mi compañera de piso.
—Jesús, María y José—Jason apartó trabajosamente la silla de la mesa, se levantó y se acercó a Bella llevándose la mano al pecho, como si estuviese a punto de sufrir un infarto—Me tomas el pelo, ¿verdad? Dime, por favor, que me estás tomando el pelo.
Bella tenía los ojos clavados en la alfombra.
—Santa Madre de Dios, ¿qué he hecho yo para merecer esto?—Aturdido, Jason empezó a dar lentamente vueltas en círculo—De acuerdo. De acuerdo. ¿Bella?—Bella pestañeó y levantó despacio la vista hasta cruzarse con su mirada—Quiero que me escuches con mucha atención, ¿entendido, cariño? Si alguna vez, cuando sea, vuelves a presentar una amiga a algún jugador, te despediré. ¿Lo has entendido bien, pequeña?—Bella asintió—Y lo mismo aplica en tu caso: si alguna vez descubro que mezclas negocios con placer, estás fuera. ¿Me he expresado con claridad suficiente?
—Sí—musitó Bella.
—Bien. Estupendo. Me alegra que nos entendamos—Volvió a la mesa y se dejó caer en su asiento—Justo cuando pensaba que las cosas no podían ir peor...
—De hecho, creo que las cosas irán considerablemente mejor, y pronto—apuntó de forma críptica Mike. Había permanecido enfrascado en sus pensamientos durante todo el discurso y ahora lucía el aspecto del hombre que acaba de tener una revelación.
— ¿Te importaría elaborar un poco tus ideas?—le presionó Jason.
—Pues que en lugar de complicarnos la vida por la relación de Bella con la...parte demandante—le lanzó a Bella una sonrisa de exagerada cortesía que le puso a ella los pelos de punta—utilicémosla.
— ¿Cómo?
—Consiguiendo que Bella la convenza para que retire por completo la denuncia.
— ¿Qué?—chilló Bella.
Jason movía la cabeza lentamente, en gestos de asentimiento, captando la idea.
—Más, quiero oír más.
—Bella habla con ella para que retire la denuncia aludiendo a que su nombre quedará puesto en entredicho y a que no conseguirá sacar mucho dinero del asunto. James recuperará su buena reputación, acabaremos con esta pesadilla y todo el mundo continuará con su vida como si nada hubiese sucedido. Se trata de una solución rápida e indolora, y es exactamente lo que quieren los de Milenio.
—Excepto que no lo haré—dijo Bella.
— ¿Por qué no?—preguntó Mike—¿Estás segura al cien por cien de que todo sucedió tal y como tu amiga cuenta? ¿Estabas tú allí?
—No, no estaba allí—respondió ella con vehemencia—Pero vi en qué condiciones se encontraba Victoria después. Estaba hecha una piltrafa. Tenía la mejilla amoratada. No habría mentido jamás en una cosa así.
— ¿Estás segura?—volvió a preguntarle Mike.
—Muñeca, escúchame—El tono de voz de Jason pretendía ser persuasivo—Veo que tu amiga te importa mucho. ¿No te das cuenta de todo el dolor que le ahorras si hablas con ella para que olvide este asunto? Le harás un favor.
— ¿Oh, de verdad?—Bella respondió cortante—¿Y qué me dices de la próxima mujer que James ataque? ¿También le estaré haciendo un favor?—Se cruzó de brazos—No pienso hacerlo, Jason.
— ¿Así que prefieres que su vida se convierta en un infierno?—preguntó Mike— ¿Quieres que pase por la humillación pública y el dolor que ello conlleva?
— ¡Por supuesto que no!—exclamó Bella, frustrada. Cómo odiaba sus fétidas entrañas, Dios—Pero no creo que sea correcto disuadir a Victoria de que tome medidas simplemente para facilitarnos la vida. Si creyera posible que estuviese exagerando o no comprendiera lo que comporta ponerle una denuncia a James, tal vez sí me plantearía disuadirla de seguir adelante con el tema. Pero conozco a Victoria. Y si ha dicho que sucedió, es que sucedió. Y no pienso traicionarla.
—No actúas noblemente—murmuró con sarcasmo Mike.
—Vete al infierno—le espetó Bella. Se volvió hacia Jason—Hasta ahora he hecho todo lo que me has pedido, y más. Pero, por favor, no me pidas que haga esto. Por favor.
Jason suspiró.
—Baja entonces al vestuario y diles que Milenio estima y apoya a James. Diles que mantengan la boca cerrada y que no hablen con la prensa. Cuando hayas acabado con eso, prepara una rueda de prensa para esta tarde. Mira a ver si consigues que Cullen te acompañe en la mesa. Estaría bien que el público viera al capitán del equipo defendiendo a uno de sus jugadores.
Bella se quedó blanca.
— ¿Quieres que yo haga la rueda de prensa?
—Maldita sea, por supuesto que quiero que tú hagas la rueda de prensa. Tener una mujer allí diciendo que Milenio apoya a James es la mejor estrategia de relaciones públicas que podemos hacer.
—Pero...
—Es tu trabajo, Swan—rugió Jason—Nada de peros.
Bella se levantó, mantuvo un equilibrio precario y volvió a tener la sensación de estar debajo del agua.
—Entonces supongo que lo mejor es que vaya tirando.
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