Capitulo 23
(Lo se un poco corto, ayer no actualize xq tuve que desbelarme haciendo un trabajo de la universidad quien este alli me entendera, que no es nada facil espero lean este capitulo y sean fuertes hay muchas mujeres que han pasado x esto y cosas peores lo correcto es denunciar de inmediato un beso chicas)
La historia fue tomando forma a trompicones, acentuada por sollozos entrecortados. La historia no tan sencilla de una cena informal que había acabado mal, de una invitación para tomar una última copa que había servido de excusa para una situación violenta.
Y mientras oía a Victoria tartamudeando explicaciones, Bella se imaginó la escena: su amiga y James achispados después de unas cuantas copas, Victoria accediendo a ir a casa de él para tomar la última, James pidiéndole un beso. Victoria sucumbiendo a sus demandas. Luego el pánico, cuando él se niega a atender a la palabra «No» y sus manos empiezan a palpar y a moverse libremente y a apretujar, a inmovilizarla con su cuerpo y a ascender por la falda para tirar de ella, con fuerza, sin dejarle hacer nada. Victoria peleando, gritando, recibiendo un revés en la cara, y mordiéndole. La sorpresa del mordisco aturdiendo a James el tiempo suficiente para que ella pueda levantar la rodilla y golpearle la entrepierna. Entonces él, librándose de ella y encogiéndose de dolor, gritando: «Puta, puta, guarra». Victoria corriendo. Victoria sola en un taxi llorando. Victoria en casa lavándose los dientes frenéticamente, desesperada por borrar de su boca el sabor amargo del vino y de los besos forzados. Victoria en la ducha intentando sacarse de encima la suciedad invisible de él, sin penetración pero violada, sintiéndose sucia, asustada, como si no pudiese respirar, como si a lo mejor todo hubiese sido por su culpa.
La cabeza de Bella echaba humo mientras la historia iba desligándose: «No es culpa de Victoria...Es culpa mía...Jamás debería haberlos presentado...Debería habérmelo imaginado...De no haber cortado la intentona de James en el tren...De haberla tomado en serio...Es culpa mía...Culpa mía...Culpa mía».
Victoria hablaba y Bella abrazaba a su amiga, acunándole con ternura.
—No pasa nada—le susurró, pasando la mano por su despeinado cabello—No pasa nada.
—Me gustaría estar muerta—dijo Victoria entre sollozos.
—No digas eso. Ahora estás mal, y tienes todo el derecho a estarlo.
Victoria susurró alguna cosa en respuesta a esas palabras y se acurrucó aún más en el regazo de Bella.
— ¿Qué pasa, cariño?
—Quiero que ese hijo de puta pague lo que ha hecho.
—Oh, créeme que lo hará. ¿Por qué no te vistes y vamos a la comisaría?—Pero pensó entonces una cosa y se quedó dudando—Victoria, ¿estás segura de que no hubo... ya sabes...?
Victoria se quedó rígida.
—Estoy segura.
—Muy bien—dijo Bella lentamente, pensando mientras hablaba—así podemos ahorrarnos pasar por urgencias. Aunque lo de tu cara...
—No—dijo nerviosa Victoria.
— ¿Pero y si hay alguna lesión interna?
—No, no hay nada. ¡Nada de revisiones! No quiero que nadie me toque, no quiero...
—Tranquila, tranquila, no pasa nada—la tranquilizó Bella, abrazándola más fuerte—No pasa nada—Estaba también a punto de echarse a llorar y tuvo que esforzarse para pensar correctamente. Su instinto no era otro que buscar un arma y matar a ese hijo de puta enfermo de James por lo que había hecho. Su cuerpo temblaba también de rabia. « ¿Pagar por esto? Pagar no era la palabra adecuada para lo que iba a sucederle a aquel cerdo arrogante». Pero en aquel momento tenía que concentrarse en Victoria, era Victoria quien necesitaba su energía y su atención. Ya habría luego tiempo suficiente para preocuparse por un desquite.
Acarició con delicadeza la mejilla de Victoria.
— ¿Estás bien para acercarte a comisaría y cumplimentar un formulario?
—Sí—musitó Victoria.
—Bien—Bella volvió a dudar—Odio tener que preguntarte esto, pero... ¿te rompió alguna prenda? Porque de hacerlo, tendríamos que llevarla con nosotras para entregársela a la policía como prueba potencial.
—No—respondió aturdida Victoria—Con la ropa no pasó nada.
«Maldita sea—pensó Bella—Será la palabra de ella contra la de él. No, espera... ».
— ¿Le hiciste sangre al morderlo?
—No lo sé.
«Maldita sea».
—Bella, deja ya de preguntarme esas cosas—le suplicó Victoria.
—Cariño—dijo amablemente Bella—lo que pueda preguntarte la policía será diez veces peor. Lo sabes, ¿no?
Victoria no respondió.
—Mejor que estés muy segura de que podrás afrontarlo.
—Podré—dijo Victoria, en tono monótono—Porque quiero que ese mierda pague por lo que ha hecho—Miró a Bella a los ojos—Siento haberte incordiado tanto con él, Bella.
Bella se echó a llorar.
— ¡No te disculpes por nada! La que lo siente soy yo. De haber sabido que era así, te lo juro por Dios, Victoria, jamás te lo habría presentado. Eres mi mejor amiga, jamás te habría expuesto a un peligro como éste.
—Lo sé—dijo Victoria, con voz entrecortada, y luego estalló en hipos y risas—Por Dios, míranos. Vaya pareja.
—La mejor pareja—dijo Bella, sorbiendo por la nariz y secándose los ojos.
—Voy a vestirme—anunció Victoria, incorporándose. Se arrastró lánguidamente hacia su habitación—Es el momento de asegurarse de que jamás vuelva a intentar hacer lo que ha hecho.
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