EL HEREDERO

Autor: kdekrizia
Género: + 18
Fecha Creación: 26/04/2012
Fecha Actualización: 25/02/2014
Finalizado: SI
Votos: 24
Comentarios: 75
Visitas: 117561
Capítulos: 65

 

Fic recomendado por LNM

BASADO EN THE INHERITORS DE ROBBINS

 

El éxito es su religión: el talonario de cheques su arma de dominio; la competencia su infierno cotidiano. Una vez más, se nos muestra al desnudo un mundo vertiginoso, implacable: el mundo de los grandes negocios, que forma parte ya de la mitología del siglo. Sus héroes son hombres que pervierten cuanto tocan, que destruyen y se destruyen en un juego escalofriante de posesos. Gentes como Edward Cullen, que entre negocio y negocio, en una pausa en cualquiera de sus viajes, se complace en prostituir a una muchacha en aniquilar a un hombre indefenso. Hombres como Jacob Black, gozador insaciable de placeres, cercado siempre por un ejército sumiso de aspirantes a estrellas o de estrellas fracasadas a la caza del último contrato. BASADO EN THE INHERITORS DE ROBBINS

 

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Capítulo 58: CAPÍTULO 10

Capítulo X

 

Me di la vuelta en la cama y me quedé mirándola. Ella abrió los ojos.

—Buenos días —le dije.

Sonrió.

— ¡Feliz 1965!

La besé.

— ¡Feliz 1965!

Tomé el teléfono y pedí que me pusieran con el servicio de habitaciones.

— ¿Qué quieres para desayunar?

Hizo una mueca.

—Simplemente café.

—Yo me muero de hambre —dije, y pedí un montón de cosas.

—No serás capaz de comerte todo eso —me dijo.

—Ya lo verás.

Subí sobre ella, apretándola con mi peso contra la cama. Sus brazos se enrollaron alrededor de mi cuello y juntaron mi cara con la suya. Su boca tenía todo el dulzor de la mañana.

— ¿Qué hubieras hecho si yo no hubiera venido? —me preguntó.

—Nada. Estar solo.

Apoyó su cara contra mi mejilla mientras me susurraba:

—Me siento tan bien, tan ardiente, tan querida... —cambió de postura y me miró a los ojos—. Estoy tan llena de ti...

—Mira, si continúas hablando de esa manera, creo que todo va a comenzar de nuevo.

—No me asustas —exclamó sonriendo—. Me encanta.

Iba a besarla, cuando sonó el teléfono.

— ¡Cuernos! —exclamé.

Saltó de la cama.

—Querías desayunar.

La llamé cuando iba a meterse en el cuarto de baño, y ella se volvió.

—Estás preciosa, ¿sabes?

—Vete a desayunar —dijo riendo—, no quiero ser la responsable si te mueres de hambre.

Me puse la bata y fui a abrir la puerta. Me tomé el jugo de naranja antes de que acabaran de poner el mantel.

Casi había terminado los huevos con jamón cuando apareció ella envuelta en una toalla y con el pelo mojado por la ducha; la miré con la boca llena e hice un gesto para indicarle que se sentara. Así lo hizo y se sirvió una taza de café; permaneció en silencio hasta que hube terminado el último trozo de pastel.

—Veo que no bromeabas —dijo cuando dejé sobre la mesa el tenedor y el cuchillo.

—Ya te he dicho que tenía hambre. —Me serví una nueva taza de café. — Ahora me siento mejor.

Ella cogió su taza de café.

Me levanté y subí la persiana. La habitación quedó inundada por la luz del sol.

—Hace un día estupendo y ante nosotros tenemos un largo fin de semana de tres días. ¿Por qué no nos vamos a algún otro sitio?

— ¿Adónde? preguntó ella.

— ¿A Palm Springs?

—Demasiado aburrido.

— ¿Las Vegas?

—Demasiado ajetreado.

— ¿Al mar? Podríamos ir a La Jola y alquilar una canoa.

—Me mareo sólo con mirar las olas —repuso.

—Entonces, ¿qué es lo que te gustaría hacer?

— ¿Y por qué tenemos que hacer algo? —me preguntó sonriendo—. ¿Por qué no nos quedamos aquí y nos limitamos a hacer el amor?

—No hay nada mejor. Bien, si eso es lo que quieres, vístete.

— ¿Para qué? —en su voz había una nota de sorpresa.

—Si eso es lo único que vamos a hacer durante los tres días, tengo un lugar para hacerlo, que es mucho más romántico.

 

 

Di la vuelta al coche hacia la avenida y llegamos al aparcamiento. Bajé del coche.

—Vamos.

Me siguió hasta la puerta principal, saqué una llave y abrí.

—Vamos hacia abajo —le expliqué.

Nos paramos en el dormitorio, en el primer plano y dejé la maleta en la que habíamos metido lo necesario para el fin de semana. Apreté el botón y se abrió el techo.

Ella se tiró sobre la cama y levantó la vista. El sol doraba su cuerpo.

— ¡No puedo creerlo! —exclamó.

—Esto sólo es el principio.

Apreté los otros botones y la cama empezó a moverse, mientras se encendían y apagaban los distintos televisores alrededor de la habitación. Por fin, desconecté los diversos botones y todo permaneció inmóvil.

—Ya es suficiente por el momento. Déjame que te enseñe el resto de la casa.

Bajamos las escaleras, hasta llegar a la sala. Apreté un interruptor que había en la pared, y las cortinas se corrieron. La ciudad de Los Ángeles yacía a nuestros pies; abrí la puerta corrediza de cristal y salimos fuera. La pequeña piscina oval brillaba bajo el sol.

— ¡Qué maravilla! —exclamó ella mientras se quitaba los zapatos y se sacaba el vestido por la cabeza. Se metió en el agua y al cabo de unos momentos volvió a aparecer en la superficie; parpadeó y volviendo su cara hacia mí, preguntó: — ¿De quién es esto?

—Mío —contesté.

Empezó a nadar de espaldas hacia mí, y su desnudo cuerpo resplandecía y parecía más blanco en el agua azul. Sacó fuera los brazos y se apoyó en el borde.

— ¿Cuánto hace que la tienes?

—Unos cinco años.

— ¿Y quién vive aquí?

—Nadie.

Estuvo en silencio durante un rato.

—No lo entiendo, ¿teniendo una casa como ésta por qué vives en el hotel?

—No estoy preparado para instalarme aquí; en el hotel tengo todo el servicio que necesito. —Empecé a quitarme la camisa. — Una noche probé de pasarla aquí.

— ¿Y qué...?

—Estaba demasiado vacío. —Me quité los zapatos y los shorts. Fui corriendo hasta la piscina, y uniendo mis manos por encima de la cabeza, me zambullí.

— ¡Huy, huy, huy! —dijo ella riéndose.

Entre el sistema para calentar el agua y el sol que hacía, el agua estaba caliente; salí a la superficie, pero no la vi. Al cabo de un momento, su cuerpo, bajo el agua, parecía una sombra blanca que se me acercaba; me cogió por la cintura y empezó a mordisquear mis riñones; nos hundimos y volvimos a salir para respirar, formando a nuestro alrededor un torbellino de espuma.

— ¡Hey! —dije riéndome—. ¿Sabes que puedes ahogarte si te dedicas a hacer cosas como ésta?

— ¿Conoces mejor manera de morir?

 

 

Cuando se puso el sol estuvimos comiendo patatas al horno y carne que había comprado mientras veníamos hacia aquí en un mercado de Sunset. Mas tarde, pusimos en marcha el tocadiscos y nos estiramos frente a la chimenea.

— ¿Cómo te sientes? —le pregunté mientras me volvía a ella con una copa de brandy calentado.

—Estupendamente —repuso. Dio un sorbo a la bebida—. ¿Me parezco algo a tu esposa?

Me quedé extrañado.

— ¿Qué te hace preguntarme eso?

—Una vez, ayer noche, gritaste su nombre. Bella, ¿no es eso?

—Sí. Se llama Bella.

— ¿Te la recuerdo?

Miré a través de mi copa de brandy. Era oscura y dorada; removí el líquido.

—En cierto modo.

— ¿Por ejemplo?

—Sobre todo en algunas actitudes. No podría decirte exactamente en cuáles. En el modo de mirar la vida y enfrentarte a ella. Bella también era una persona que quería sentirlo todo, probarlo todo.

— ¿Y lo logró?

—No. Por otra parte, nadie lo logra.

Se quedó silenciosa. Luego tomó otro sorbo de brandy.

—Yo sí.

 

 Más tarde aquella noche, cuando nuestra piel parecía prolongación de cada uno de nosotros, me miró a los ojos.

—Quiero ver el cielo —dijo.

—Hará demasiado frío ahora por la noche —repuse.

—No me importa, tú me darás calor.

Me incorporé y di el interruptor. El frío aire de la noche nos envolvió. La luna iluminaba su cara, pintándola de un blanco pálido.

Ella llevó mi cabeza a su pecho.

—No te muevas —me dijo. Luego, con las sábanas, cubrió nuestros cuerpos—. Ahora da la vuelta a la cabeza y mira arriba.

Era un hermoso espectáculo. La luna y las estrellas decoraban el aterciopelado azul de la media noche.

—Es como si voláramos, ¿verdad? —susurró.

—Sí.

Se abrazó a mí con fuerza.

—Te quiero.

Me lancé sobre ella, profundamente y ella empezó a gemir, como si quisiera absorberme por completo.

—Entrégate por completo a mí.

Así fue durante todo el fin de semana. No abandonamos la casa más que para ir al mercado a comprar comida, vino y whisky.

El lunes, traje del hotel el resto de mis pertenencias, y nos trasladamos a la nueva casa.

 

Capítulo 57: CAPÍTULO 9 Capítulo 59: CAPÍTULO 11

 


Capítulos

Capitulo 1: Aquel día de la primavera pasada, por la mañana Capitulo 2: Nueva York, 1955 _ 1960 Libro primero Capitulo 3: CAPITULO 2 Capitulo 4: CAPITULO 3 Capitulo 5: CAPITULO 4 Capitulo 6: CAPÍTULO 5 Capitulo 7: CAPÍTULO 6 Capitulo 8: CAPÍTULO 7 Capitulo 9: CAPÍTULO 8 Capitulo 10: CAPÍTULO 9 Capitulo 11: CAPÍTULO 10 Capitulo 12: CAPÍTULO 11 Capitulo 13: CAPÍTULO 12 Capitulo 14: CAPÍTULO 13 Capitulo 15: CAPÍTULO 14 Capitulo 16: CAPÍTULO 15 Capitulo 17: CAPÍTULO 16 Capitulo 18: CAPÍTULO 17 Capitulo 19: Nueva York, 1955_1960 Libro segundo Capitulo 20: CAPÍTULO 2 Capitulo 21: CAPÍTULO 3 Capitulo 22: CAPÍTULO 4 Capitulo 23: CAPÍTULO 5 Capitulo 24: CAPÍTULO 6 Capitulo 25: CAPÍTULO 7 Capitulo 26: CAPÍTULO 8 Capitulo 27: CAPÍTULO 9 Capitulo 28: CAPÍTULO 10 Capitulo 29: CAPÍTULO 11 Capitulo 30: CAPÍTULO 12 Capitulo 31: CAPÍTULO 13 Capitulo 32: CAPÍTULO 14 Capitulo 33: Aquel día de la primavera pasada, por la tarde Capitulo 34: CAPÍTULO 2 Capitulo 35: CAPÍTULO 3 Capitulo 36: Hollywood 1960_1965 Libro tercero Jacob Black Capitulo 37: CAPÍTULO 2 Capitulo 38: CAPÍTULO 3 Capitulo 39: Capítulo 4 Capitulo 40: CAPÍTULO 5 Capitulo 41: CAPÍTULO 6 Capitulo 42: CAPÍTULO 7 Capitulo 43: CAPÍTULO 8 Capitulo 44: CAPÍTULO 9 Capitulo 45: CAPÍTULO 10 Capitulo 46: CAPÍTULO 11 Capitulo 47: CAPÍTULO 12 Capitulo 48: CAPÍTULO 13 Capitulo 49: Hollywood 1960_1965 Libro cuarto Edward Cullen Capitulo 50: CAPÍTULO 2 Capitulo 51: CAPÍTULO 3 Capitulo 52: CAPÍTULO 4 Capitulo 53: CAPÍTULO 5 Capitulo 54: CAPÍTULO 6 Capitulo 55: CAPÍTULO 7 Capitulo 56: CAPÍTULO 8 Capitulo 57: CAPÍTULO 9 Capitulo 58: CAPÍTULO 10 Capitulo 59: CAPÍTULO 11 Capitulo 60: CAPÍTULO 12 Capitulo 61: CAPÍTULO 13 Capitulo 62: CAPÍTULO 14 Capitulo 63: CAPÍTULO 15 Capitulo 64: CAPÍTULO 16 Capitulo 65: Aquell día de la primavera pasada, por la noche

 


 
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