MI RENDICIÓN

Autor: kdekrizia
Género: + 18
Fecha Creación: 14/08/2013
Fecha Actualización: 07/11/2014
Finalizado: NO
Votos: 47
Comentarios: 274
Visitas: 112972
Capítulos: 64

A veces el primer paso para tomar el control es rendirse.

Bajo el engañosamente suave exterior Bella Swan es una mujer que sabe exactamente lo que quiere. Un hombre fuerte que la tome sin preguntar, porque está dispuesta a darlo todo...

El policía de Dallas Edward Masen, está en una misión: encontrar el hombre que mató a su compañero y llevarlo ante la justicia. Hasta ahora, ha encontrado un vínculo entre el asesino y Bella, y si Edward ha de acercarse a ella para atrapar al asesino, que así sea.

Bella es dulce y femenina, todo lo que Edward necesita y desea en una mujer, pero sospecha que ella está jugando. De ninguna manera va a permitir que un hombre tenga la última palabra en su relación. ¿O sí?

Bella ve en Edward un hombre fuerte, dominante como ella necesita, pero él parece decidido a mantener a distancia. Entonces decide tomar el asunto en sus propias manos para demostrarle a él que no es un juego. Ella está dispuesta a entregarse al hombre correcto. A Edward le gustaría ser ese hombre. Pero la captura del asesino de su compañero tiene que ser su primera prioridad. Hasta que Bella se ve amenazada y Edward se da cuenta que va a hacer todo por protegerla.

BASADA EN SWEET SURRENDER DE MAYA BANKS

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 36: CAPÍTULO 36

Capítulo Treinta y Seis

 

Dolor. Era lo único que sentía cuando abrió los ojos y miró hacia el techo.

Edward parpadeó, y luego recordó lo ocurrido, llegó como un estruendo tras de sí.

Él se dio la vuelta, haciendo caso omiso de la oleada de agonía que explotó en su pecho. Pasó una mano tentativa por su hombro, y la apartó de nuevo. Rojo. Sangre roja brillante. Mierda. Se arrastró hasta donde Mick estaba. Le dio la vuelta al anciano otra vez, apretando su pecho cuando vio la herida del pecho. Sabía antes de buscarle el pulso que no iba a encontrar ninguno.

Las lágrimas le quemaban los ojos. Estaba tan malditamente enojado. La muerte de Mick era tan inútil como la de Alex. Y ahora la vida de Bella estaba en peligro.

La habitación nadaba en sus ojos. Se sintió mareado y débil por la pérdida de sangre. En su bolsillo, el teléfono pulsó y vibró. Ignorando el dolor que gritaba por dispararse a través de su cuerpo, él metió la mano en el bolsillo para recuperar su teléfono. Lo abrió y lo puso sobre la oreja al mismo tiempo que se derrumbó de nuevo sobre el suelo.

Jasper ni siquiera esperó a que murmurara un saludo. Empezó a gritar, maldiciendo por los codos.

—Cálmate—le dijo Edward con voz débil. — ¿Qué era eso, de una noticia?

—Tu puto amigo Mick te ha descubierto. Tienes que salir pitando de allí, Edward. Ha ido con las noticias de la operación y como Bella y tú estabais escondidos

—Es demasiado tarde—logró decir Edward con voz rasposa. —Él ha estado aquí. Él tiene a Bella. Mick está muerto. Me han disparado. Necesito ayuda.

—Oh Cristo. Mierda. Tío, ¿estás bien? Habla conmigo. Mantente en línea, mientras yo llamo a la maldita ambulancia.

—Encuentra a Bella—susurró. —No te preocupes por mí. Tienes que encontrar a Bella.

Registró débilmente a alguien gritando su nombre, pero no fue lo suficientemente fuerte para sostener el teléfono en la oreja por más tiempo. Se cayó al suelo mientras la sala quedó a oscuras, una vez más.

Una cegadora luz atravesó su globo ocular mientras alguien levantaba sus párpados. Sacudió la cabeza y chasqueó los ojos cerrándolos otra vez.

—Vamos, hijo, despierta. —Edward dejó los ojos medio abiertos.

—Ah, eso está mejor. —El cuarto comenzó a enfocarse, y Edward se dio cuenta de que estaba en una cama de hospital. Un hombre que presumió era el médico se le quedó mirando desde unos pocos pies de distancia, con un portapapeles en la mano.

Edward miró alrededor de la habitación hasta que vio a Jasper de pie en el rincón más alejado con el teléfono, en su oído.

— ¿Dónde está Bella?—Jadeó.

Jasper cerró el teléfono y corrió hacia la cama.

—Mierda, hombre, que susto me has dado. Maldita sea ya era hora de que despertaras.

Edward miraba entre el médico y él.

— ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?

—Un poco más de veinticuatro horas—respondió el doctor. Edward dejó escapar una retahíla de maldiciones, y luchó por salir de la cama.

—Whoa, hijo, ¿dónde crees que vas?—exigió al médico poniéndole una mano en el pecho a Edward, y lo empujó hacia abajo en la cama.

Edward buscaba desesperadamente a Jasper.

—Bella. ¿Dónde está? ¿La has encontrado?

La expresión de Jasper era sombría mientras meneaba la cabeza.

—Lo siento, tío. No hay nada todavía.

Edward cerró los ojos y se golpeó la cabeza contra la almohada.

—Tengo que salir de aquí. Tengo que encontrarla.

El médico frunció el ceño y miró con desaprobación a Edward.

—No va a ir ninguna parte hoy.

— ¿Es tan grave?—Exigió Edward, con un gesto hacia el hombro vendado.

—No tan malo como podría ser. —dijo el médico con voz apaciguadora. —Sólo una herida superficial. La cosieron. Nuestra principal preocupación era la pérdida de sangre. A veces una simple herida sangra mucho.

—Si es sólo una herida superficial, entonces puedo irme de aquí—gruñó Edward.

—Tiene que descansar. Podría considerar la posibilidad que se le permitiera irse mañana, aunque yo preferiría que se quedara unos días. Tenemos que controlar la infección.

—Me voy hoy—dijo Edward con los dientes apretados. —Escríbame una maldita receta para algunos analgésicos y antibióticos, y estaré listo para irme.

—Si te vas, tendrás que firmar un alta voluntaria.

—No me importa una mierda. Me voy de aquí, con o sin su permiso.

Miró a Jasper, a la espera de conseguir su aprobación desde la esquina, pero permaneció en silencio.

El médico suspiró.

—Está bien, pero voy a dejar constancia de que te vas en contra del estricto consejo médico. Voy a escribir las recetas. Asegúrese de tomar los antibióticos. Si empieza a sentir fiebre o la herida se enrojece, se inflama o se hincha más, entonces tendrá que traer su culo de vuelta aquí.

Edward se puso en posición vertical y casi se desmayó cuando una ola de dolor lo golpeó. Él gimió y se inclinó con su mano libre para mantener el equilibrio.

Jasper lo agarró del brazo.

—Agárrate a mí, y no trates de ponerte en pie demasiado rápido. —Entre los dos, se las arreglaron para sacar a Edward de la cama. El doctor volvió un momento después y le entregó a Jasper un pedazo de papel con las prescripciones. Luego le puso un portapapeles a Edward.

Edward lo cogió y no se molestó en leerlo. Él sabía lo que decía. El discurso sobre que el hospital no aceptaría responsabilidad alguna en caso de que cayera muerto en el estacionamiento. Sí, él lo consiguió. Garabateó su firma y empujó el portapapeles al médico. Esperó a que Jasper encabezara la marcha, y lo siguió lentamente por detrás, tratando de no reconocer la forma en que el suelo se movía y se balanceaba debajo de él. Se sentía como un maldito marica.

Al tiempo que Jasper lo medio arrastraba, medio ayudaba a entrar, Edward estaba sudando, y estaba seguro de que tenía que estar tan blanco como una hoja.

—Amigo, yo no estoy tan seguro de que esto sea una buena idea—dijo Jasper. —Te ves como la mierda. ¿Lo vas a hacer?

—Tengo que encontrarla—dijo, con la desesperación que le permitía su voz al salir. — ¿Has oído algo? ¿Qué está pasando?—Cuando salieron de la puerta de entrada, la luz del sol lo cegó. Él parpadeó y sacudió la cabeza. — ¿Dónde diablos estamos?

—En Houston—dijo Jasper brevemente. —Mira, te quedas aquí. Siéntate en el banco y no te mueva mientras voy a buscar mi camioneta. Vuelvo en un segundo.

Edward se deslizó en el banco y trató de apaciguar su revuelto estómago. Para ser honesto, él se sentía como si fuera a vomitar. Se secó la frente sudorosa con el dorso de la mano y trató de no dejar que el pánico lo alcanzara.

Bella. Dios, ¿qué debía estar pensando? No sólo estaría asustada de muerte, sino que ella pensaría que él la había traicionado. Utilizándola. Mierda. Lo había hecho, pero no en la forma en que pensaba. Cerró los ojos y trató de contener la ira que lo consumía.

Unos minutos más tarde, sintió una mano en el hombro, y miró hacia arriba para ver a Jasper sobre él. Gimió mientras Jasper le ayudó a levantarse, y por mucho que le molestó hacerlo, tuvo que apoyarse en Jasper con el fin de llegar a la camioneta.

—Voy a comprar tus recetas en la farmacia del edificio de la oficina, y volveré y veré si están listas. —dijo Jasper mientras se deslizaba en el asiento del conductor.

—Dime lo que está pasando—dijo Edward mientras se alejaban. — ¿Qué fue eso de Mick y una noticia? Y Bella. ¿Has sido capaz de obtener alguna pista? ¿Ha contactado el hijo de puta con Charlie?

—Cálmate, amigo. Una pregunta a la vez. Siento lo de Mick. —Edward cerró los ojos y apoyó la cabeza contra el asiento.

—Quiero a este hijo de puta, Jasper. En primer lugar Alex, a continuación, Mick y ahora él tiene a Bella. Lo quiero.

—Lo sé, hombre. Todos queremos cogerlo. Y lo haremos. Tienes que creer eso.

— ¿Y el resto?—Preguntó con voz cansada Edward.

—Mick estaba molesto porque no estábamos haciendo lo suficiente para coger a Aro. Sus palabras, no las mía. Así que él trató de cogerlo. Fue una estupidez desesperada. No sé en qué coño estaba pensando. Se puso en contacto con una radio de noticias locales y les dio toda la historia. No estaba pensando con claridad. La entrevista fue un desastre. Ni siquiera puedo creer que lo hiciese. Era obvio que estaba fuera de sí. Se colocó ahí, para que Aro lo aprovechase. No sé mucho más. Ni la policía. Están esperando para hablar contigo. Ellos van a estar molestos cuando se enteren de que has salido del hospital antes de que tuvieran la oportunidad de preguntarte.

—Joder—murmuró Edward. —Maldita sea. ¿En qué estaba pensando Mick? Es un maldito desastre. ¿Cómo pudo llegar Aro a él con tanta rapidez? ¿Y cómo diablos sabía Mick dónde estaba?

Jasper se quedó en silencio, y Edward giró la cabeza para mirarlo.

—Dios, ¿no creerás que la use como cebo no? Nunca le dije a Mick dónde estábamos Bella y yo. Nadie más que tú y los demás lo sabíais.

—No lo creo—dijo Jasper tras una larga pausa. —Pero no puedo garantizarte lo que Charlie y que los demás piensen. Todo esto se ha ido directamente a la mierda. No tenemos pistas, gracias a tu amigo.

Edward cerró los ojos y dio un puñetazo en el asiento, haciendo caso omiso de la explosión de agudo dolor que se apoderó de él.

Jasper se detuvo en una farmacia auto servicio y le entregó las prescripciones a través de la ventana.

Respondió a algunas preguntas y luego preguntó a Edward por su fecha de nacimiento antes de que él bajara la ventanilla y se alejara.

El resto del camino fueron en silencio, y unos minutos más tarde, Jasper estacionó frente a Swan & Sons. Edward se sentó un momento, preparándose para el enfrentamiento que estaba por venir. No culpaba a Charlie por estar enojado. Edward había dejado a Bella sola de una gran manera.

Jasper abrió la puerta.

—Vamos, amigo, yo te ayudo. Te ves como si estuvieras a punto de caer.

Edward se deslizó fuera del asiento, con una mueca de dolor mientras sus pies tocaron el suelo. Sintió la sacudida caminando hacia su pecho. Como un hombre mayor, se tambaleó hacia la entrada, y Jasper entró por delante de él.

La oficina era un caos. Cuando Edward entró, Charlie, Jacob y Emmett se dieron la vuelta para mirarlo. Charlie comenzó a avanzar.

— ¿Qué diablos estás haciendo aquí? Debes guardar cama en el hospital.

Emmett rápidamente empujó una silla en la dirección de Edward, éste lo agradeció ya que estaba a punto de caerse. Se hundió en la silla, agradecido de que la sala dejara de dar vueltas por lo menos. Jacob, sin embargo, se quedó atrás, con los brazos cruzados, mirando a su rostro.

— ¿Algo que decir?—se escuchó preguntar a Jasper.

—El bastardo ha llamado hace una media hora—dijo Charlie sombrío. Edward se levantó sobre sus pies. La sala giraba vertiginosamente y si Jasper no le hubiera sostenido, habría caído sobre su cara.

—Jesús, amigo, corta esa mierda. Siéntate con el culo hacia abajo—dijo Jasper.

—Bella. ¿Está bien?—exigió Edward mientras inspiraba para que la respiración se estabilizara.

—Él dice que lo está, pero no me dejaron hablar con ella—dijo Charlie. —Él quiere mañana por la mañana un millón de dólares, o dice que la matará.

Las lágrimas que había estado tratando de contener inundaron sus ojos. Edward cerró los ojos y trató como el infierno de obtener el control sobre su ira y el dolor lo asaltó como una locomotora a través de su cabeza. Cuando los abrió, vio ira en los ojos de Charlie, pero no condena.

—Yo no la vendí—graznó Edward sobre el nudo de garganta. —Yo la amo.

Charlie suspiró y le puso una mano sobre su hombro.

—Lo sé. No deberías estar aquí. Tienes que ir de vuelta al hospital o al menos volver a casa. Déjanos ocuparnos de esto. Vamos a traerla de vuelta.

Edward meneó la cabeza con fuerza.

—Ella está ahí fuera. Atemorizada. Sola. Piensa que la traicione. De ninguna manera me voy a la cama hasta que esté segura.

Miró más allá de Charlie donde Emmett y Jacob estaban.

—Ese hijo de puta mató a mi socio, y ahora ha matado a Mick. No dejaré que aleje a Bella de mí.

Vio a regañadientes aceptación en los ojos de Jacob. Jasper le tocó en el hombro.

—Tío, hay dos policías de Galveston aquí para hablar contigo. Ellos quieren preguntarte sobre lo que pasó en la casa de la playa.

—Me gustaría oírlo también—dijo Charlie. —Si quiero traer a mi hija de vuelta, necesito saber todo lo que pueda acerca de este cabrón.

 


Capítulo 35: CAPÍTULO 35 Capítulo 37: CAPÍTULO 37

 


Capítulos

Capitulo 1: CAPÍTULO 1 Capitulo 2: CAPÍTULO 2 Capitulo 3: CAPÍTULO 3 Capitulo 4: CAPÍTULO 4 Capitulo 5: CAPÍTULO 5 Capitulo 6: CAPÍTULO 6 Capitulo 7: CAPÍTULO 7 Capitulo 8: CAPÍTULO 8 Capitulo 9: CAPÍTULO 9 Capitulo 10: CAPÍTULO 10 Capitulo 11: CAPÍTULO 11 Capitulo 12: CAPÍTULO 12 Capitulo 13: CAPÍTULO 13 Capitulo 14: CAPÍTULO 14 Capitulo 15: CAPÍTULO 15 Capitulo 16: CAPÍTULO 16 Capitulo 17: CAPÍTULO 17 Capitulo 18: CAPÍTULO 18 Capitulo 19: CAPÍTULO 19 Capitulo 20: CAPÍTULO 20 Capitulo 21: CAPÍTULO 21 Capitulo 22: CAPÍTULO 22 Capitulo 23: CAPÍTULO 23 Capitulo 24: CAPÍTULO 24 Capitulo 25: CAPÍTULO 25 Capitulo 26: CAPÍTULO 26 Capitulo 27: CAPÍTULO 27 Capitulo 28: CAPÍTULO 28 Capitulo 29: CAPÍTULO 29 Capitulo 30: CAPÍTULO 30 Capitulo 31: CAPÍTULO 31 Capitulo 32: CAPÍTULO 32 Capitulo 33: CAPÍTULO 33 Capitulo 34: CAPÍTULO 34 Capitulo 35: CAPÍTULO 35 Capitulo 36: CAPÍTULO 36 Capitulo 37: CAPÍTULO 37 Capitulo 38: CAPÍTULO 38 Capitulo 39: CAPÍTULO 39 Capitulo 40: CAPÍTULO 40 Capitulo 41: CAPÍTULO 41 Capitulo 42: CAPITULO 42 Capitulo 43: CAPITULO 43 Capitulo 44: CAPITULO 44 Capitulo 45: CAPITULO 45 Capitulo 46: CAPITULO 46 Capitulo 47: CAPITULO 47 Capitulo 48: CAPITULO 48 Capitulo 49: CAPITULO 49 Capitulo 50: CAPITULO 50 Capitulo 51: CAPITULO 51 Capitulo 52: CAPITULO 52 Capitulo 53: CAPITULO 53 Capitulo 54: CAPITULO 54 Capitulo 55: CAPITULO 55 Capitulo 56: CAPITULO 56 Capitulo 57: CAPITULO 57 Capitulo 58: CAPÍTULO 58 Capitulo 59: CAPÍTULO 59 Capitulo 60: CAPÍTULO 60 Capitulo 61: CAPÍTULO 61 Capitulo 62: CAPÍTULO 62 Capitulo 63: CAPITULO 63 Capitulo 64: CAPÍTULO 64

 


 
14440179 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10758 usuarios