MI RENDICIÓN

Autor: kdekrizia
Género: + 18
Fecha Creación: 14/08/2013
Fecha Actualización: 07/11/2014
Finalizado: NO
Votos: 47
Comentarios: 274
Visitas: 112976
Capítulos: 64

A veces el primer paso para tomar el control es rendirse.

Bajo el engañosamente suave exterior Bella Swan es una mujer que sabe exactamente lo que quiere. Un hombre fuerte que la tome sin preguntar, porque está dispuesta a darlo todo...

El policía de Dallas Edward Masen, está en una misión: encontrar el hombre que mató a su compañero y llevarlo ante la justicia. Hasta ahora, ha encontrado un vínculo entre el asesino y Bella, y si Edward ha de acercarse a ella para atrapar al asesino, que así sea.

Bella es dulce y femenina, todo lo que Edward necesita y desea en una mujer, pero sospecha que ella está jugando. De ninguna manera va a permitir que un hombre tenga la última palabra en su relación. ¿O sí?

Bella ve en Edward un hombre fuerte, dominante como ella necesita, pero él parece decidido a mantener a distancia. Entonces decide tomar el asunto en sus propias manos para demostrarle a él que no es un juego. Ella está dispuesta a entregarse al hombre correcto. A Edward le gustaría ser ese hombre. Pero la captura del asesino de su compañero tiene que ser su primera prioridad. Hasta que Bella se ve amenazada y Edward se da cuenta que va a hacer todo por protegerla.

BASADA EN SWEET SURRENDER DE MAYA BANKS

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 3: CAPÍTULO 3

 

Capítulo Tres

 

Edward se apoyó contra el complejo de apartamentos de ladrillo y observó a Bella que luchaba para levantar dos bolsas grandes de comestibles de su asiento trasero y luego empujaba la puerta del coche con la cadera para cerrarla.

Él comenzó a avanzar, alcanzándole las bolsas, cuando estuvo lo suficientemente cerca. Los ojos castaños se ampliaron, asustados, y luego brillaron hacia él cuando se dio cuenta de su presencia.

—Deja que te ayude con esto—dijo él.

Ella lo dejó, sin dejar de mirarlo con sorpresa. Aunque ambos vivieran aquí—Charlie era el propietario del complejo de apartamentos y Jacob, Emmett y Jasper también vivían aquí—él y Bella aún no se habían cruzado en su camino desde que él se había mudado.

Él se dirigió a su puerta y se volvió, esperando para que la abriera. Ella inclinó la cabeza hacia un lado.

— ¿Cómo sabías que apartamento era el mío?

—Tu hermano me lo dijo—dijo encogiéndose de hombros.

Ella frunció el ceño.

—No es habitual en Jacob, es muy hermético. Estoy sorprendida que él te lo dijera por miedo a que entres y me asesines mientras duermo.

Edward se echó a reír.

— ¿Es tu manera de decir que él es un poco protector contigo?

—No, él es cauteloso—dijo mientras metía la llave en la cerradura. —Y privado. Muy, muy privado. No es como si fuera ofreciendo información personal—Abrió la puerta y le indicó que entrara.

— ¿Te molesta que él me dijera tu número de apartamento?—preguntó él mientras llevaba sus bolsas. —Yo sólo me ofrecí a echar un ojo, ya que mi apartamento está cerca.

Ella le siguió y cerró la puerta.

—No, eso no me molesta.

—Bien, entonces, ahora que hemos establecido esto, ¿dónde quieres que deje tus compras?

Ella señaló hacia la cocina.

—En la barra, por favor. Las guardaré después.

Él tomó su tiempo caminando a través de la sala, echando un vistazo al interior de su apartamento. Desde la impresión que se había formado de ella, lo había esperado de color rosa, tal vez amarillo, o ligeros tonos pastel. Colores y decoración de chica. Volantes, y cubiertas de mierda de un extremo al otro. No podía haber estado más equivocado. El apartamento estaba decorado en tonos tierra oscuros. Había una sensación claramente masculina en el mobiliario. Burdeos, azul oscuro, verde. El canapé y el sofá eran de cuero marrón oscuro, y parecían cómodos y modernos, como si estuvieran para sentarse en ellos, y no se utilizasen sólo para la decoración. Ella era una contradicción interesante. Que le intrigaba enormemente.

Él dejó los comestibles y echó un vistazo al teléfono. Parecía un teléfono fijo normal. Era bastante fácil pincharlo, sólo tendría que entrar en su piso cuando ella no estuviera alrededor, y estar malditamente seguro que ella nunca se enterara.

Había recogido suficiente información de Jasper y de Emmett para saber que ella era bastante rutinaria en sus idas y venidas. La mayor parte de los días de la semana se quedaba en su casa. Las noches del viernes y sábado las pasaban con el tipo con el que salía, y los domingos, habitualmente los pasaba con Charlie. Ella ocasionalmente pasaba un tiempo en casa de su hermano o en el apartamento de Emmett o Jasper, pero la mayor parte, parecía ser una persona solitaria.

Cuando se dio la vuelta para estar enfrente de ella, se encontró con que ella le estaba estudiando, sus ojos entrecerrados y cautelosos. Había una curiosidad sutil en su mirada, a pesar de su reserva. Como si ella no pudiera entenderle completamente. Únete al club, nena. No había sido exactamente capaz de entenderla durante el poco tiempo en que se habían conocido.

Sus brazos estaban cruzados, doblados protectoramente en su parte media. Sin darse cuenta, apoyando sus pechos, empujándolos hacia arriba hasta que se tensaron contra su camisa. Él podía ver el contorno de sus pezones, presionando suavemente hacia fuera.

— ¿Quieres beber algo?—preguntó ella cortésmente, aunque su lenguaje corporal dijera una historia diferente. Ella no estaba cómoda aquí con él. En su espacio.

Él sonrió.

—Gracias, pero tengo que irme. Me voy a reunir con Jasper para tomar algo.

Ella hizo una mueca.

—Sé lo que significa.

Él arqueó una ceja:

— ¿Ah?

Ella se rió con voz ronca.

—Si se trata de Jasper. Implicara a muchas mujeres magníficas, hermosas y tontas habitualmente, bueno, a medio vestir, sin cerebro y hermosas.

—Suena como mi tipo de hombre—dijo él.

Ella se ruborizó de nuevo.

—No te tomo por un tipo tonto.

La comisura de su boca subía hacia arriba. Entonces ella lo había estado analizando. Muy interesante. Y ella no le tomaba por un tipo sin cerebro. Buena observación, aunque podría haber sido una conjetura afortunada. Francamente, prefería tener sus bolas encerradas azules, antes que meter su polla húmeda en una chica con más espacio muerto que un agujero negro.

—Me gusta la parte a medio vestir—dijo con una sonrisa.

Bella rodó sus ojos.

—Creo que te veré mañana entonces.

Ah, despedido. Se retiró. No tenía sentido negarse a ir. Él se reuniría con Jasper, bebería unas copas, y entonces, el iría de cabeza a la oficina para pinchar el teléfono. Esperaría hasta que ella estuviera en el trabajo para entrar en su apartamento. Mientras se dirigía a la puerta, su voz suave acarició sus oídos.

—Gracias por la ayuda.

Él volvió la cabeza.

—Cuando quieras.

Bella le miró irse con un tirón extraño en el aliento. No esperaba volver a verlo tan pronto después de su primer encuentro, pero entonces ella reflexionó que ellos se estarían encontrando mucho, considerando que ambos trabajaban juntos y vivían en el mismo bloque de pisos.

Ella sabía por Jacob que Edward era un policía de Dallas con permiso después de que su compañero hubiera sido asesinado en el cumplimiento del deber. Según Emmett, Edward no era muy hablador. Él y Jacob deberían entenderse estupendamente bien entonces, porque Jacob era hermético cuando llegó.

Jasper y Emmett estaban en el otro lado… ellos compensaban la seriedad de Jacob con sus travesuras. Amaban la diversión. No había un hueso serio en sus cuerpos. Bella sonrió abiertamente. Sólo pensar en cómo Edward encajaría en esta mezcla tan ecléctica era una incógnita.

Ella se giró para guardar en su sitio todos los comestibles, cuando acabó, ella se sirvió un vaso de té antes de dirigirse a su ordenador.

Poniendo su bebida a un lado, se sentó en la silla y movió el ratón para ver lo que aparecía en la pantalla.

Ella abrió su navegador y escribió la dirección de Google.

Ahora, ¿qué buscar? Ella se sentó allí un largo momento, contemplando el campo de búsqueda vacío. ¿Qué buscaba ella? ¿Esto tenía un nombre, este anhelo nebuloso que giraba en su interior?

Tal vez debería buscar en Google que hacer cuando perdías tu amante a la vez que la cabeza. Finalmente optó por escribir una variedad de palabras. Tal vez delimitando las opciones un poco, ella no estaría inundada de información superflua, y si ella fuera real y afortunada, encontraría uno o dos sitios que no fueran porno. Dominación. Control. Hmmm. ¿Qué más? ¡Ah!, espera, de nuevo.

Dominación masculina. Control.

¿Sumisión? No, sonaba mal. Bueno, empezaría sólo con Dominación masculina y Control por el momento.

¡Oh!, caramba. Estadísticas de investigación. ¿Era realmente un tema de investigación? Tal vez podría encontrar a un guapo profesor dispuesto a inclinarla y… ohhh las posibilidades. Ella comenzó a desplazarse más rápido, tratando de dejar atrás las imágenes eróticas que nadaban en su cabeza. Nalgadas. Atada de pies y manos. Un hombre que tuviera un poder absoluto sobre ella. Doblegándola, haciéndola rendirse.

Cuidando de ella.

Y allí estaba la mayor atracción. Suspiró mientras hacía clic a través de un sinnúmero de páginas inútiles. Impaciente, escribió otra serie de palabras de búsqueda.

Dominación. Control. Bondage.

Al menos estas parecían más prometedoras. Ella exploró los temas e hizo clic en algunos de ellos. Su ceja se frunció cuando comenzó a leer sobre sumisión femenina.

Francamente, ella nunca se había considerado una persona sumisa. Sí, ella quería un hombre fuerte. Alguien que no tuviera que preguntar. Alguien en el confiara lo suficiente para hacerlo. Pero, ¿eso la convertía en sumisa?

Ella arrugó la nariz. Bueno, no haría daño leer sobre ello. Al menos entonces ella tendría una mejor idea de cómo encontrar a esa criatura evasiva: el macho dominante.

Dios, ella lo hizo sonar como una especie en peligro de extinción. Pero en el mundo de hoy, se supone que lo eran. Una especie en extinción. Castrados por una política correcta de la sociedad.

Genial. Ahora que había descubierto lo que quería en un hombre, iba a descubrir que no existía dicho animal.

Hizo clic hasta que su dedo estaba entumecido. Leyó hasta bien entrada la noche, con sus ojos pegados en el tema tanto fascinante como completamente extraño. Francamente, ella no tenía ni idea que hubiera tantas personas que compartieran sus deseos, y seguramente no tantas mujeres. Pero extrañamente, eso no la hizo sentir menos aislada. Ella dejó escapar un suspiro mientras sus ojos cansados examinaban una nueva lista. Cuando estaba lista para dejarlo por esta noche, un anuncio en una de las páginas saltó a su vista. Se inclinó más cerca. Houston. La dirección era de Houston. Un club exclusivo, privado, reservado para miembros. “Especializándose en temas de dominación, bondage, y una variedad de fetiches que garantizarían el paladar más exigente.”

Una de sus cejas subió. Lo habían pensado muy bien, por lo visto.

Intrigada, ella hizo clic en el anuncio y fue transferida a un sitio Web sorprendentemente sofisticado. No un sitio de mala pornografía, sino de calidad media alta hizo que se sorprendiera.

Era discreto, un sitio Web que podría alojar una variedad de negocios diferentes. Colores tenues. No hacía daño a la vista. Ninguna música pop alta o intermitentes pantallas gritando que acabas de ganar un iPod.

Su pulso se aceleró mientras seguía leyendo. El ingreso era exclusivo, sólo abierto a un número limitado cada año. La seguridad era una prioridad, y el “club” no era llamativo, ni luces de neón en el corazón del centro de la ciudad de Houston. En cambio, era una casa solariega en las afueras del norte de la ciudad. Puertas grandes de hierro forjado. Grandes vallas de seguridad.

Sin publicidad que indicara lo que continuaba después de las puertas cerradas. Básicamente, un lugar de encuentro para personas de ideas afines.

Ella se estremeció. ¿Podría ser tan fácil? De alguna manera ella lo dudaba. ¿Pero por dónde más iba a comenzar la búsqueda? Su cursor se cernía sobre el número de teléfono que aparecía en el sitio. Cogió el teléfono inalámbrico que guardaba cerca del ordenador y pulsó el botón de encendido.

Durante varios segundos, escuchó el tono de marcación. Cuando empezó a sonar el desagradable pitido para hacerle saber que estaba descolgado y que no había marcado, lo apagó y se quedó mirando el monitor del ordenador. Luego se volvió al teléfono de nuevo. Encendiéndolo y apagándolo. Otra vez. Caramba. ¿Podría ser tan malo llamar a ese lugar? No era como si te pudieran ver a través del teléfono, cogerla de los pelos y dejarla atada y desnuda en el suelo. Aunque, si el tipo fuera lo suficientemente caliente, ella podría animarse a eso.

Ella tocó el teléfono con la frente y cerró los ojos. Solo hazlo, Bella. Sólo pide información. Ellos no tienen por qué saber tu nombre.

Tomando una respiración profunda, pulsó el botón de encendido y rápidamente marcó la serie de números. Ella se colocó el teléfono en la oreja y cerró los ojos con temor. Tal vez no contestarían.

Su estómago dio una sacudida dolorosa cuando una voz suave masculina ofreció un saludo.

— ¿Hola?—dijo otra vez cuando ella no contestó de inmediato.

—Uh, hola—ofreció, apenas capaz de sacar las palabras de sus labios. —Yo llamaba para pedir un poco de información. Quiero decir, vi su club, er uh, su establecimiento en Internet.

— ¿Cómo te llamas?—preguntó el hombre alegremente. Maldita sea. Se suponía que no sabrían su nombre, después de todo.

—Es Bella—dijo ella, no ofreciendo voluntariamente el apellido.

—Hola Bella. Mi nombre es Carlisle, y estaría feliz por responder cualquier pregunta que puedas tener.

Ella se relajó un poquito.

—Bien, la cosa es que veamos, no estoy segura de que preguntas hacer.

—Ah. Está bien, entonces déjame preguntarte algo.

—Oh. Bueno. Supongo.

— ¿Qué esperas encontrar en nuestro establecimiento?

—No es que no sea una pregunta capciosa—murmuró.

Carlisle se rió entre dientes.

—No seas tímida, Bella. No hay nada que tú puedas decir que vaya a sorprenderme. O que me haga juzgarte. No puedo ayudarte si no eres honesta conmigo.

Se le secó la boca. El momento de la verdad. ¿Cómo decírselo a un completo desconocido cuando ni ella misma estaba completamente segura?

—Quiero…—Ella tomó una respiración profunda y comenzó de nuevo. —Quiero que un hombre tome el control. Lo tome. Que no pregunte. En todos los aspectos, no solo sexualmente. —Ella se calló, pero Carlisle esperaba, como si sintiera que ella no había acabado. —Quiero que me cuiden—terminó en voz baja.

—Quieres ser dominada.

La palabra todavía la hacía sentir incómoda, pero en esencia, eso era precisamente lo que quería. Así que ella murmuró bajo que estaba de acuerdo.

—No hay razón para sentir vergüenza de tus deseos—dijo Carlisle suavemente. —Una mujer que sabe quién es y lo que quiere es la más hermosa de las criaturas.

El elogio trajo una sonrisa de placer hasta su cara hasta que se dio cuenta que estaba atontada por una llamada telefónica a un desconocido que, por todo lo que sabía, podría estar tocando sus bolas mientras escuchaba sus fantasías. Ella se encogió ante esa imagen mental.

—La afiliación es muy exclusiva en este ámbito y se ofrece con moderación. Si lo deseas, puedes tomar una cita para venir y visitar nuestras instalaciones. Una vez que veas lo que podemos ofrecerte, entonces podrás tomar una decisión sobre si deseas intentar el ingreso dentro de nuestros límites.

El nudo de su garganta cada vez era mayor.

—Me gustaría eso.

—Una advertencia justa. Si vienes, debes saber en qué te estás metiendo. Esto no es un paseo por los pasillos de la casa donde mires las habitaciones vacías y muebles sin usar. Vendrás en un momento en que tengamos jaleo. Y puedas verlo todo.

Sus ojos se abrieron, y se preguntó exactamente que era todo lo que iba a ver. Su corazón hizo un repiqueteo extraño, y ella se dio cuenta que estaba excitada. Esperando la visita.

— ¿Cuándo podemos quedar?—preguntó ella.

—Te puedo mostrar todo el viernes a partir de las 23:00. Las cosas tienden a empezar tarde por aquí. Si me das tu dirección de correo electrónico, te enviaré las instrucciones detalladas y la dirección.

Bella le dijo su correo, y confirmaron la hora de la cita. Ella le agradeció la información, y ambos colgaron. Ella dejó caer el teléfono en el escritorio, se inclinó hacia atrás, hinchando sus mejillas y haciendo salir un suspiro largo y fuerte.

El viernes. A las once. Ella dejó escapar un gemido pequeño. Tenía toda la semana para no hacer nada más, solamente preguntarse acerca de lo que iba a ver.

Se lamió los labios con nerviosismo y luego se pasó la mano sobre su burbujeante estómago. ¿En qué demonios se había metido? Y peor aún, no podía esperar para averiguarlo.

Capítulo 2: CAPÍTULO 2 Capítulo 4: CAPÍTULO 4

 


Capítulos

Capitulo 1: CAPÍTULO 1 Capitulo 2: CAPÍTULO 2 Capitulo 3: CAPÍTULO 3 Capitulo 4: CAPÍTULO 4 Capitulo 5: CAPÍTULO 5 Capitulo 6: CAPÍTULO 6 Capitulo 7: CAPÍTULO 7 Capitulo 8: CAPÍTULO 8 Capitulo 9: CAPÍTULO 9 Capitulo 10: CAPÍTULO 10 Capitulo 11: CAPÍTULO 11 Capitulo 12: CAPÍTULO 12 Capitulo 13: CAPÍTULO 13 Capitulo 14: CAPÍTULO 14 Capitulo 15: CAPÍTULO 15 Capitulo 16: CAPÍTULO 16 Capitulo 17: CAPÍTULO 17 Capitulo 18: CAPÍTULO 18 Capitulo 19: CAPÍTULO 19 Capitulo 20: CAPÍTULO 20 Capitulo 21: CAPÍTULO 21 Capitulo 22: CAPÍTULO 22 Capitulo 23: CAPÍTULO 23 Capitulo 24: CAPÍTULO 24 Capitulo 25: CAPÍTULO 25 Capitulo 26: CAPÍTULO 26 Capitulo 27: CAPÍTULO 27 Capitulo 28: CAPÍTULO 28 Capitulo 29: CAPÍTULO 29 Capitulo 30: CAPÍTULO 30 Capitulo 31: CAPÍTULO 31 Capitulo 32: CAPÍTULO 32 Capitulo 33: CAPÍTULO 33 Capitulo 34: CAPÍTULO 34 Capitulo 35: CAPÍTULO 35 Capitulo 36: CAPÍTULO 36 Capitulo 37: CAPÍTULO 37 Capitulo 38: CAPÍTULO 38 Capitulo 39: CAPÍTULO 39 Capitulo 40: CAPÍTULO 40 Capitulo 41: CAPÍTULO 41 Capitulo 42: CAPITULO 42 Capitulo 43: CAPITULO 43 Capitulo 44: CAPITULO 44 Capitulo 45: CAPITULO 45 Capitulo 46: CAPITULO 46 Capitulo 47: CAPITULO 47 Capitulo 48: CAPITULO 48 Capitulo 49: CAPITULO 49 Capitulo 50: CAPITULO 50 Capitulo 51: CAPITULO 51 Capitulo 52: CAPITULO 52 Capitulo 53: CAPITULO 53 Capitulo 54: CAPITULO 54 Capitulo 55: CAPITULO 55 Capitulo 56: CAPITULO 56 Capitulo 57: CAPITULO 57 Capitulo 58: CAPÍTULO 58 Capitulo 59: CAPÍTULO 59 Capitulo 60: CAPÍTULO 60 Capitulo 61: CAPÍTULO 61 Capitulo 62: CAPÍTULO 62 Capitulo 63: CAPITULO 63 Capitulo 64: CAPÍTULO 64

 


 
14440187 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10758 usuarios