Capítulo Veinticuatro
Edward la observó marcharse, con frustración por la impotencia agarrándose a su garganta. ¿Él la había entendido completamente mal? Ella parecía perdida y confundida, y entonces ella habló con tal convicción sobre lo que quería.
Él asumía que ella estaba jugando a juegos sexuales. Queriendo un poco de emoción pervertida sin el velo de realismo. Pero mientras él la había escuchado vaciar su corazón, estuvo más convencido de que él la había juzgado mal. ¿Podía ser posible que él hubiera encontrado la mujer que quería las mismas cosas que él en una relación?
Ella parecía inestable, un poco insegura, como si ella simplemente estuviera expandiendo sus alas y preparándose para volar en un espacio de aire desconocido. Y él la había derribado.
Qué lío. Él no podía permitirse estar relacionado con ella, no al menos hasta que toda la situación con Aro Vulturi y su madre estuviera resuelta. Él la estaba utilizando, lo que en esencia era lo que él la había acusado a ella de estar haciéndole. Él hizo una mueca hacia la hipocresía. Por primera vez en su vida, él se sintió una verdadera duda sobre una mujer. Él necesitaba volver a la perspectiva. Recordar por qué estaba aquí en primer lugar. Una llamada a Jasper podría hacer justamente eso. Él necesitaba ponerse al día en el caso de todas formas, porque seguro como el infierno no había nada importante en su mente por al menos algunos días. Él se levantó de la cama y dejó caer la toalla al suelo. Caminó hacia su arcón desnudo y hurgó por calzoncillos, jeans y una camisa.
Unos segundos después, marcó el número de Mick y esperó por su respuesta.
— ¿Tienes algunas noticias para mí?—preguntó Mick sin preámbulos.
—Esperaba que tú tuvieras alguna para mí—dijo Edward. —Aparte de una conversación por teléfono, no se me ocurre ninguna. Su madre no ha llamado de nuevo.
Mick gruñó.
—El último reporte que tuve fue de donde ellos estuvieron en un lugar en Huntsville. Ese fue hace varios días, así que estoy seguro que se habrán movido desde entonces.
— ¿Cómo estás consiguiendo estos reportes, Mick? ¿Está ahora el departamento investigando a Vulturi?
El silencio se registró en el extremo de Mick.
— ¿Qué estás insinuando, hijo?
Edward parpadeó en sorpresa.
—No me di cuenta de que estuviera insinuando nada. Quería saber si el departamento había llegado a alrededor y se centraba en Vulturi o no. ¿Qué es lo último en su investigación?
Mick hizo un sonido de disgusto.
—Ratas bastardas, lo mayoría de ellos.
—Quizás deba llamar y ver qué progresos se han estado haciendo—dijo Edward.
—Nah—dijo Mick rápidamente. —Se supone que estás de baja. Si ellos huelen lo que estás haciendo, tu culo va a estar en un aprieto. Tengo un contacto allí, un viejo compañero mío que me está manteniendo informado de lo que está sucediendo. O lo que no pasa si es el caso.
Edward se encogió de hombros.
—Bueno, yo tampoco tengo mucho más en mi lado tampoco. Mientras estoy convencido de que la madre de Bella está liada con ese pedazo de mierda de tío, aunque no estoy seguro de que sea la misma pieza de mierda que disparó a Alex. Estoy investigando, pero encuentro muy poco por aquí.
—Me estás haciendo un favor—dijo escuetamente Mick. —Eso es todo lo que necesitas saber. Conozco al bastardo que disparó a mi hijo. Si hubiera dejado la investigación a Billings, seguiríamos meando a favor del viento intentando encontrar un sospechoso.
Edward se mordió el interior de su mejilla. Él sabía las emociones de Mick estaban en carne viva, pero su actitud de gratitud no era algo para lo que Edward estuviera de humor ahora mismo. Especialmente cuando era él que estaba persiguiendo su cola alrededor se su culo.
Lo cual le hacía preguntarse: ¿por qué estaba aquí persiguiendo una corazonada? Mick no le había dado nada para sostenerla, pero Edward se lo debía, y Alex había sido su compañero. Si Mick no tenía razón sobre quién mató a Alex, y el departamento no iba a hacer una mierda sobre ellos, entonces Edward, maldita sea, no se iba a echar atrás.
—Mira, hijo—La voz de Mick se volvió más halagüeña. —Sé que esto no es fácil para ti, justo ahí tratando de quedar bien con una falda, la cual probablemente es tan inútil como su madre. Sé que estás ansioso por estar de vuelta al trabajo. Dale un poco más de tiempo. Mi instinto me dice que Vulturi se está dirigiendo hacia allí. Persigue a la hija por unos pocos días más. Si nada sucede, entonces puedes venir a casa y olvidarlo todo.
Edward apretó los dientes. Él no iba a defender a Bella ante Mick, porque sólo enviaría nerviosismo al viejo hombre.
—Te mantendré informado—dijo él escuetamente.
—Gracias, hijo—dijo Mick, pero Edward no se sentía muy caritativo hacia ese hombre. No cuando él supo que la forma de utilizar las expresiones de cariño era su forma sutil de manipular a Edward.
Él colgó, más irritado que nunca. Apretó la parte trasera de su cuello y frotó los tensos músculos. ¿Qué demonios estaba sucediendo? Él ya no tenía fe en la razón por la que estaba aquí. Sin nada más, él podría quedarse y ver esto hasta el final, o al menos ver si la madre de Bella hacía una aparición con su novio gorrón.
Entonces podría volver a su trabajo, poner la memoria de Alex a descansar y con suerte liberar un poco la pena de Mick. Y quizás la suya.
Un extraño nudo en su pecho y una oleada de tristeza le cogió por sorpresa. Nada parecía que saliera bien. Él no había sido capaz de salvar a su compañero, y acababa de cagarla con una hermosa mujer.
Si, la vida era realmente buena.
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