MI RENDICIÓN

Autor: kdekrizia
Género: + 18
Fecha Creación: 14/08/2013
Fecha Actualización: 07/11/2014
Finalizado: NO
Votos: 47
Comentarios: 274
Visitas: 112986
Capítulos: 64

A veces el primer paso para tomar el control es rendirse.

Bajo el engañosamente suave exterior Bella Swan es una mujer que sabe exactamente lo que quiere. Un hombre fuerte que la tome sin preguntar, porque está dispuesta a darlo todo...

El policía de Dallas Edward Masen, está en una misión: encontrar el hombre que mató a su compañero y llevarlo ante la justicia. Hasta ahora, ha encontrado un vínculo entre el asesino y Bella, y si Edward ha de acercarse a ella para atrapar al asesino, que así sea.

Bella es dulce y femenina, todo lo que Edward necesita y desea en una mujer, pero sospecha que ella está jugando. De ninguna manera va a permitir que un hombre tenga la última palabra en su relación. ¿O sí?

Bella ve en Edward un hombre fuerte, dominante como ella necesita, pero él parece decidido a mantener a distancia. Entonces decide tomar el asunto en sus propias manos para demostrarle a él que no es un juego. Ella está dispuesta a entregarse al hombre correcto. A Edward le gustaría ser ese hombre. Pero la captura del asesino de su compañero tiene que ser su primera prioridad. Hasta que Bella se ve amenazada y Edward se da cuenta que va a hacer todo por protegerla.

BASADA EN SWEET SURRENDER DE MAYA BANKS

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 23: CAPÍTULO 23

 

Capítulo Veintitrés

 

 

Edward dejó el lugar de trabajo, agradecido de que el día hubiese acabado y él pudiera retirarse a su apartamento. Donde no había oportunidad de ver a Bella.

Ella le estaba volviendo loco. La mitad del tiempo él podía olerla, y ella no estaba ni a un kilómetro de distancia. Las imágenes de ella atada, sobre el banco de azotes, el culo tentador al aire, le perseguían.

Hombre, esa posición le tentaba de varias maneras. Él podía follar su coño o su culo. Ambos estaban abiertos y accesibles. Él podría darle unas palmadas en sus mejillas desnudas hasta que enrojecieran con un rubor rosado.

Él podía imaginar una docena de escenarios que le ponían al mando, pero él no iba a llegar a ello. Realmente él no quería ser algún maldito Tinkertoy de mujer. Él estacionó en su plaza y notó que ambos Bella y Jasper estaban en casa. Él salió y se dirigió hacia su puerta, preparado para una ducha caliente y una cerveza fría.

Él entró y lanzó las llaves a la barra. Mientras que él se dirigía hacia el recibidor, los pelos de su nuca se pusieron en punta. Puso su mano en la parte trasera de su cuello y se la acarició mientras que entraba en el dormitorio.

Cuando miró y vio a Bella tumbada en su cama, él estuvo cerca de tropezarse. Desnuda. Atada en su cama. ¿Qué coño?

Ella miró hacia él a través de sus ojos entrecerrados. Su expresión era una mezcla de nervios y excitación. En ese momento, cada onza de sentimiento fue dirigida a su ingle.

Su polla se hinchó contra sus pantalones hasta que él estuvo seguro de que tendría un problema de irritación mañana.

Finalmente, consiguió que sus pies estuvieran coordinados, y dio un paso hacia adelante, metiendo sus manos en sus bolsillos en un intento de disimular su gran bulto entre sus piernas.

— ¿Qué estás haciendo aquí?—preguntó, después se sintió como un completo estúpido por preguntar lo que sería la pregunta más obvia del año. Las mujeres simplemente no se quedaban desnudas y atadas en la cama de un hombre sin una buena idea sobre lo que ellos querían de la situación.

Ella humedeció sus labios, la rosa punta de su lengua salió lanzada. Él casi gime mientras recordaba esa lengua en su polla, sus dulces labios rodeando su carne y cómo se sentía cuando él se corrió en su garganta.

Él sacó sus manos de sus bolsillos y flexionó sus dedos una y otra vez. Él quería tocarla. Probarla. Follarla. Más que nada, él quería salirse de sus pantalones y enterrarse en ella, cuerpo y alma. Perderse en su líquido caliente.

Él cerró los dedos hacia sus palmas para controlar el temblor.

—Tócame. —ella susurró. —Por favor…

Ella le miraba implorándole, su labio inferior lleno e hinchado como si ella hubiera estado mordiéndoselo. Parecía como si en cambio alguien hubiera saqueado su boca. Le recordó como ella lucía después de que él la follara la boca contra la pared en de club de sexo. Ella se veía completamente deseable.

Él se hundió en la cama al lado de ella y se acercó para tocar sus labios contra los de ella. Ella encontró su avance con hambre, abriendo, aceptando, invitándole a ir más lejos.

Su lengua barrió sobre la de ella, y él tragó su dulce sabor en su pecho.

Él fue a alcanzarla, su mano encontrando la curva de su cadera mientras que profundizaba su beso. No había respiración. Sus pulmones gritaban por oxígeno, pero él no podía separarse de su caliente toque.

Un toque, una caricia, sus dedos danzaron sobre su piel, arriba por su cuerpo hasta que él sintió la suavidad maravillosa de su pecho. Él arrancó su boca de ella, y ambos jadearon a por aire. Su boca inclinada sobre la de ella de nuevo, bebiendo profundamente su esencia.

Sus labios se deslizaron a la esquina de su boca, y entonces él besó la línea bajo su mandíbula, sus respiraciones venían roncas, erráticas explosiones. La pequeña carne de su lóbulo de la oreja le tentaba. Él la succionó entre sus dientes. Ella gimió y se retorció nerviosamente bajo él. Él lamió entonces girando su lengua alrededor de la cubierta de su oreja. Él sintió como ella se estremecía contra él y vio la piel de gallina subirse y arrugarse en su piel. Él siguió una línea de esa piel de gallina todo el camino hasta debajo en sus pechos. Por un largo momento, él simplemente se quedó mirando a las cumbres de coral. Sus pezones eran perfectos. No demasiado apuntados. Suaves, aterciopelados y redondeados. Él quería probarlos. Demasiado.

Él lamió uno, dejando que su lengua raspara sobre la sedosa punta. Ella se estremeció, y él se volvió al otro, dándole lametazos como si fuera de un gusto delicioso. Entonces él mordisqueó, raspando el pezón con sus dientes, aplicando justo la presión necesaria de forma de que ella sitiera el leve mordisco de dolor. Ella hizo un sonido de profunda satisfacción, él sonrió contra su carne.

Él cuidó de la suave piel de su estómago después se movió para torturar y retorcer los ralos rizos de su coño. Él hurgó en sus pliegues, separando la carne húmeda con sus dedos.

Con su dedo corazón, giró y rodó sobre su clítoris. Dulces suspiros susurraron desde sus labios.

Delicados, como ella. Era un sonido destinado a inspirar a la apreciación masculina. Él quería darle más placer sólo para poder escuchar los sonidos de apreciación que ella hacía.

Él deslizó su dedo más abajo, haciendo círculos en su entrada, abriendo camino alrededor del exterior, torturando, mostrando una promesa aún sin terminar.

Ella corcoveó contra él, un gemido de satisfacción hirviendo en su pecho. En respuesta, él zambulló su dedo dentro de ella, y ella casi se cae de la cama. Él gimió mientras que las paredes internas convulsionaban y se sacudían en su dedo. Le sujeto húmedamente a él, tan apretado. Seda caliente. Él cerró sus ojos mientras que lo imaginaba rodeando su polla.

—No, no aún. —gimió ella.

Él abrió sus ojos para mirarla. Su cabeza estaba vuelta, su dulce melena castaña derramada sobre la almohada. Los músculos de sus piernas e ingle temblaban y tenían espasmos. Ella estaba cerca del orgasmo. ¿Por qué quería parar?

—Yo quiero—ella jadeó. —Quiero que me azotes, como hiciste la otra noche. Quiero que me ates y que tomes el control. Entonces…

Él nunca la dejó terminar. Se levantó abruptamente, poniendo al menos un pie de distancia entre ellos. Un oleaje de irritación le golpeó justo en la cara. Ella le miraba con confusión, sus ojos ardiendo brillantemente con la necesidad sin sentirse realizada.

— ¿Qué está mal?—ella preguntó— ¿Por qué has parado?

Él juró por lo bajo, dándose una patada en el culo desde aquí al reino que vino a tenerle atrapado en este juego.

—Déjame adivinar. Tú has creado un completo escenario. Primero quieres que juegue contigo. Ponerte un poco excitada. Jugar a dominar tu esclavitud. Luego quieres que azote tu culo y que te folle sin sentido…

Ella se estremeció ante su crueldad, pero él no tenía nada de culpa por ser tan directo. Lentamente ella asintió.

— ¿Eso es tan malo?—susurró. —quiero decir, si tú no me quieres, sólo dilo. Pensé… pensé que conectamos, que nosotros tenemos química.

¿Química? Demonios, ellos tenían suficiente energía sexual para suministrar la gran área de Houston entera con energía. Él restregó una mano sobre su cabeza e intentó realmente con fuerza mantener su mirada lejos de las puntas de su pezones en sus pechos o más abajo de los finos rizo de su coño. Él podía ver una insinuación de su carne rosa entre sus piernas abiertas, y le hizo querer recorrer con su lengua sobre los pliegues, probándola.

—Bella, lo que tú piensas que quieres…—él empezó lo más gentil que pudo. —Pienso que te estás engañando a ti misma.

Sus mejillas se mancharon de rojo, y él podía decir que la había enfadado.

—No me trates con condescendencia. —ella dijo. —No me digas lo que yo quiero o no…

Él levantó su mano.

—Permíteme terminar. Déjame ver si entendí esto correctamente. Quieres someterte a un hombre. Quieres que un hombre te domine. Eso era todo de lo que se trataba el viaje a La Casa y tú permitiendo que un completo extraño te azotara el culo. En público…

Ella se sonrojó y miró a otro lado.

—Bella, mírame.

Ella volvió su mirada de nuevo a él.

— ¿Estoy en lo correcto? ¿Quieres darle el control a un hombre?

Ella lentamente asintió.

—Pero eso no es lo que estás haciendo. —él señaló. Frunció su ceja.

— ¿Qué quieres decir?

—Por lo que has dicho tú quieres el control de un hombre, te cuelgas a cada vestigio de él…

Él señaló abajo a su cuerpo a sus brazos y piernas atados.

—Has diseñado la escena justo como te la has imaginado. Has escrito el guión, mi papel, y decidido cómo funciona todo. Tienes cada detalle desarrollado en tu cabeza. Tú estás al completo control. Nadie más. Yo soy una mera marioneta oscilando en una cuerda esperando a que órdenes y que me digas cómo mandarte.

Su boca se desencajó en shock. Sus pupilas se ensancharon.

—Yo no funciono de esa manera, Bella—dijo él suavemente. —Te dije lo que quería. Una mujer que estuviera contenta de dejarme mandar. Nada sobre este escenario me hace nada excepto permitirte dictarte cómo es que estaremos juntos.

Él alcanzó abajo y desató sus piernas. Entonces liberó sus manos. Se alejó fuera de la cama y miró abajo hacia ella.

—Me voy a duchar. Ha sido un largo día.

Bella le vio marchar, su mundo entero se volvió cenizas. Lentamente, ella balanceó sus piernas sobre el lado de la cama y se levantó a recoger sus ropas. Sin molestarse con el sujetador o las bragas, ella se puso sus pantalones y la camisa, entonces se recostó en la cama en un silencio atónito.

Su cuerpo dolía por el constante estado de excitación, primero instigado por Jasper y llevado un paso más lejos por Edward. Pero ella no había encontrado la liberación. Pero las palabras de Edward la habían definitivamente llevado a bajo desde su orgasmo inminente.

¿Cómo no lo podía haber visto antes? Él estaba completamente en lo cierto. Ella tenía ansias por la dominancia de un hombre.

Quería que un hombre su ocupara de ella, pero ella había escrito cada aspecto de su actuación. Ella había detallado la idea de cómo ella quería que todo fuera. Demonios, si ella tenía su preferencia, ella le había provisto con una lista de cada cosa de lo que quería que él le hiciese. Ella dejó caer su cabeza en sus manos. O Dios, que tonta había sido. Ella no había querido un hombre dominante. Justo lo contrario.

Ella había dispuesto por una marioneta sin cerebro. Pero eso no era lo que realmente quería, ¿verdad? No, definitivamente no. En realidad lo que ella quería era un hombre que no tenga que ser entrenado. Alguien que pudiera alcanzar el interior de ella y empujar sus fantasías, sus necesidades y que se las proporcionara. Emocionalmente y físicamente. E incluso cuando buscaba por una marioneta sin cerebro, ella había encontrado un funesto fallo. Ella había empleado más tiempo en lanzarle indirectas, que en acercarse directamente y decirle lo que ella quería. ¿No sería extraño de que ella estuviera en un caso de frustración sexual?

En qué lío había convertido las cosas. Quería irse a casa y tener una buena lloradera. Ella había encontrado al hombre perfecto, un hombre que quería las mismas cosas que ella, pero ella había hecho algo totalmente erróneo. Ahora él pensaba que ella era una idiota que no tenía ni idea de lo que quería y peor, pensaba que ella estaba jugando a estúpidos juegos mentales.

Ella obviamente se había sentado allí machacándose por más tiempo del que había pensado porque lo siguiente que supo, era que Edward puso una mano en su hombro.

Ella miró hacia arriba para verle de pie allí, una toalla alrededor de su cadera.

— ¿Estás bien?—él preguntó tranquilamente.

Ella dejó caer sus manos en sus costados, y miró a otro lado.

—Tenías razón. Ni siquiera me había dado cuenta de lo que estaba haciendo. Estaba todo orquestado. Es lo que he estado haciendo en todas mis relaciones. ¿Tienes alguna idea de por qué estoy tan echada a perder?

Él se sentó al lado de ella, agarrando la toalla arriba con una mano.

—No estás echada a perder, Bella. Y no hay nada de malo con que quieras orquestar tus fantasías sexuales. Yo solamente sugiero que lo que tú piensas que quieres y lo que realmente quieres pueden ser dos cosas distintas. Quizás consideras que puedas estar mejor en una situación en donde tú estás al mando y controlando la situación…

Ella dejó escapar un suspiro frustrado.

—Pero simplemente es eso, Edward. Eso no es lo que yo quiero. Sé que estoy un poco liada, pero lo que quiero es un hombre fuerte. Alguien que no tenga miedo de dar un paso adelante y mandar, como tú lo has hecho. Yo quiero, no, necesito eso con el hombre con el que me voy a involucrar. Yo quiero… yo quiero alguien que me vaya a cuidar, que valore mi regalo de sumisión. Quizás suene horrible anticuado, pero estoy cansada de buscar algo que obviamente no existe. Quizás he hecho todo mal, pero eso no cambia lo que necesito. Sé lo que necesito. Simplemente no he descubierto cómo conseguirlo aún.

Ella se levantó, repentinamente poseída con una necesidad de salir huyendo de allí. Después de todo, ella había hecho demasiado ridículo por un día. Quizás fuera a llorar al hombro de Jasper. O quizás simplemente fuera a casa e intentara olvidar todo lo que había pasado hoy. Ella arriesgó una vez más a mirarle y le encontró mirándola en un visible shock. Había una extraña expresión en sus ojos como si él estuviera extrañado de sus palabras. Lo cual no la sorprendía, puesto que ella había echado a perder todo lo demás.

—Lo siento—ella susurró. —De verdad, realmente lo siento.

 Ella se dirigió hacia la puerta, solo ansiosa de estar tan lejos de más auto descubrimientos como fuera posible.

—Bella, espera—él llamó, pero ella no paró. Ella aceleró su paso y se dio prisa a salir por la puerta.


Capítulo 22: CAPÍTULO 22 Capítulo 24: CAPÍTULO 24

 


Capítulos

Capitulo 1: CAPÍTULO 1 Capitulo 2: CAPÍTULO 2 Capitulo 3: CAPÍTULO 3 Capitulo 4: CAPÍTULO 4 Capitulo 5: CAPÍTULO 5 Capitulo 6: CAPÍTULO 6 Capitulo 7: CAPÍTULO 7 Capitulo 8: CAPÍTULO 8 Capitulo 9: CAPÍTULO 9 Capitulo 10: CAPÍTULO 10 Capitulo 11: CAPÍTULO 11 Capitulo 12: CAPÍTULO 12 Capitulo 13: CAPÍTULO 13 Capitulo 14: CAPÍTULO 14 Capitulo 15: CAPÍTULO 15 Capitulo 16: CAPÍTULO 16 Capitulo 17: CAPÍTULO 17 Capitulo 18: CAPÍTULO 18 Capitulo 19: CAPÍTULO 19 Capitulo 20: CAPÍTULO 20 Capitulo 21: CAPÍTULO 21 Capitulo 22: CAPÍTULO 22 Capitulo 23: CAPÍTULO 23 Capitulo 24: CAPÍTULO 24 Capitulo 25: CAPÍTULO 25 Capitulo 26: CAPÍTULO 26 Capitulo 27: CAPÍTULO 27 Capitulo 28: CAPÍTULO 28 Capitulo 29: CAPÍTULO 29 Capitulo 30: CAPÍTULO 30 Capitulo 31: CAPÍTULO 31 Capitulo 32: CAPÍTULO 32 Capitulo 33: CAPÍTULO 33 Capitulo 34: CAPÍTULO 34 Capitulo 35: CAPÍTULO 35 Capitulo 36: CAPÍTULO 36 Capitulo 37: CAPÍTULO 37 Capitulo 38: CAPÍTULO 38 Capitulo 39: CAPÍTULO 39 Capitulo 40: CAPÍTULO 40 Capitulo 41: CAPÍTULO 41 Capitulo 42: CAPITULO 42 Capitulo 43: CAPITULO 43 Capitulo 44: CAPITULO 44 Capitulo 45: CAPITULO 45 Capitulo 46: CAPITULO 46 Capitulo 47: CAPITULO 47 Capitulo 48: CAPITULO 48 Capitulo 49: CAPITULO 49 Capitulo 50: CAPITULO 50 Capitulo 51: CAPITULO 51 Capitulo 52: CAPITULO 52 Capitulo 53: CAPITULO 53 Capitulo 54: CAPITULO 54 Capitulo 55: CAPITULO 55 Capitulo 56: CAPITULO 56 Capitulo 57: CAPITULO 57 Capitulo 58: CAPÍTULO 58 Capitulo 59: CAPÍTULO 59 Capitulo 60: CAPÍTULO 60 Capitulo 61: CAPÍTULO 61 Capitulo 62: CAPÍTULO 62 Capitulo 63: CAPITULO 63 Capitulo 64: CAPÍTULO 64

 


 
14440235 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10758 usuarios