Mi princesa despierta por favor.- la voz de mi esposo envolvía cada parte de mi ser y llegaba hasta lo mas hondo de mi mente. Trate de abrir los ojos para verlo pero no respondían.
-Mi vida por favor mírame.- no aguánteme mas y abrí mis parpados para encontrarme con ese hermosos ojos verdes que tanto me gustaban.
-Buenas días mi hermosa niña
-Buenos días amor.- me acerque para darle un beso.- Podría acostumbrarme a despertar contigo.
-Igual yo.- me enderece en la cama y vi que al lado mío esperaba una bandeja con fruta, café y jugo, acompañado de un ramo de rosas blancas. Cruzo mi cuerpo con su brazo para alcanzar el ramo y colocarlo frente a mí. Un detalle en blanco y negro relucía en los pétalos de cada flor del ramo. Serian alrededor de 20 flores.
-Son para ti.- me las tendió y no aguante la curiosidad de acercarme y ver el detalle impreso en los pétalos. Era una foto. Mejor dicho una ecografía, la ecografía de nuestros hijos.
-Use la que me mandaste antes de ayer por correo. Las mande a hacer por Internet y me las dieron ayer antes de encontrarnos. Por eso llegue un poco tarde, tuve que ir a buscarlas y luego venir aquí a guardarlas. Estaban escondidas en la nevera, y no te imaginas cuanto agradezco que no la abrieras.- río un poco.
-Son las flores mas hermosas que he visto y mucho mas viniendo de ti.- lo bese de nuevo.
-Te lo mereces. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida Bella, desde que te conozco, aunque he de admitir que las cosas son mejores ahora que eres mía que cuando solo alegrabas mi día en la escuela, antes de que Jake fuera por ti.- me estremecí ante el recuerdo.- Y mis niños son el mejor regalo que me puedes dar Bella. Te amo y amo la idea de que muy pronto seremos una familia, no perfecta, porque recuerda siempre que nada es perfecto, pero hare lo mejor posible porque sea lo mas cercano a perfecto y por sobre todas las cosas, feliz.- estaba a punto de llorar pero de pura felicidad.
-Eres el sueño de cualquier mujer.- afirme
-Pero soy de una sola mujer.- me contesto y no pude evitar reírme.
-Me alegro mucha de que seas de una sola, y que esa sola sea yo.- me beso y pude sentir cierta insistencia en su beso.- Me haces tanta falta, pero nos espera un largo viaje aun.- su sonrisa era maliciosa, como la de un niño pequeño que tramaba una travesura aunque sabia que lo descubrirían.
-¿Que?
-Anoche te dije que iríamos hoy a visitar un viejo amigo de me padre, es como el hermano que no tiene, es mas le decimos tío ¿Recuerdas las dos vacaciones seguidas que vinimos a Italia? Era a visitarlo a el. Yo siempre te contaba las historias de mis aventuras como golfista con su hija Jane.- como olvidar las historias alegras que me contó Edward durante los años seguidos de la secundaria a su regreso de Italia. A veces sentía celos de Jane porque ella pasaba todas las vacaciones con ese entonce mi amigo mientras yo me aburría viendo la lluvia caer en mi ventana en la casa de Forks.- Viven en Volterra, esta a 2 horas de aquí, así que necesito mi brillante esposa que te levantes, te pongas algo muy lindo, aunque todo te queda hermoso, y comas algo por supuesto, para irnos.- le sonreí y con la mirada le pedí espacio para pasar. Abrí mi maleta y saque mi ropa. La deje sobre la cama y entre al baño.
Me vestí, me peine y me maquille ligeramente. Edward ya estaba listo y me miraba desde la cama, analizando cada uno de mis movimientos. Cuando estuve segura de mi aspecto, me senté en la cama a su lado y bese su mejilla, intenta atraer la atención que creía estaba en mi, pero ahora lo dudaba.
-¿En que piensas?- escrute.
-Imagino nuestro día a día despertando ya con nuestros hijos con nosotros. Imagino como será abrir los ojos y verte a mi lado todos los días. De lo mágico que será verte vestirte y arreglarte todos los días mientras escucho a nuestros hijos correr por la casa poniéndose el uniforme del jardín de niños. No imagino mejor realidad.- todo sonaba tan prometedor, tan perfecto, aunque siempre debía recordar las palabras de Edward, nada era perfecto.
-Pronto va a ser así.- le asegure
-¿Que paso con el cambio de sucursal de tu trabajo?
-Esta listo. Ya cuando regresemos a Estados Unidos me iré a tu casa porque ya no tengo nada que tramitar en San Francisco. Cuando me toque reintegrarme a trabajar comienzo en la sucursal de Houston normal.
-Me parece perfecto. Ahora por favor come algo.- me voltee en la cama y tome la bandeja. Tome un trozo de fruta y me lo comí. Intente tomar un trago del café, pero de solo olerlo sentí unas nauseas terribles y en mi rostro se pinto una cara de asco al instante.
-¿Que pasa?- pregunto Edward con tono juguetón
-Esto es lo mas asqueroso que he olido en mi vida.- otra oleada de nauseas se apodero de mi cuando en segundo intento trate de beber un sorbo pero el olor no me dejo.
-No lo bebas entonces cielo, es normal que determinados elementos de tu dieta normal de antes del embarazo se vuelvan nauseabundos durante el mismo porque tu cuerpo esta en cambio y eso incluye hasta tus gustos para desayunar.
-Hablo el Dr. Cullen.- exprese con cierto tono de burla
-Tu sabes a veces se un poco de medicina.- me contesto siguiendo el juego
-A lo mejor si te dedicaras a esa carrera te iría bien.- deje escapar algunas carcajadas.
-Tal vez. Tendré que intentarlo.
Comí la fruta y bebí un poco del jugo, olvidándome por completo de la idea del café después de que casi vomito la cena de hace una semana de las nauseas que me provoco.
Bajamos en al ascensor tomados de la mano. Una pareja de abuelos que iba en el mismo nos miro y nos sonrío luego de notar mi estado.
Al llegar a la recepción Edward se dirigió a la chica de esta con su fluido italiano. No entendí ni media palabra de lo que dijeron, solo pude distinguir una sonrisa en el rostro de la joven y unas llaves que relucieron en sus manos antes de pasar a las de Edward.
-No pretenderás que andemos en taxi por esta ciudad. Ni loco.- me sonrío mientras me explicaba, al notar la expresión de confusión de mi rostro.
-Recuérdame por favor enseñarte italiano. No te imaginas cuan feliz me haria decirte todas las frases que tengo pensadas en ese idioma y saber que sabes de que te hablo.- me guiño un ojo
-Prometo recordártelo
Salimos del hotel y afuera esperaba un Volvo idéntico al de Edward en Estados Unidos solo que este estaba en Italia. Discerní que este era el auto que había rentado cuando vi la sonrisa que se extendió en su rostro. Al parecer no había otro modelo que hiciera más feliz a Edward que un Volvo.
-Espero que recuerdes mi afición por las altas velocidades, porque seria un desperdicio de tiempo no ir a una alta velocidad por las carreteras aledañas a Volterra.- aun recordaba cada vez que salía con Edward como desafía el velocímetro en las calle de Forks, conociendo el al pie de la letra las leyes de transito, pero aquí imaginaba yo que las cosas seria diferentes, a lo mejor era aquí era donde Edward había aprendido a ir siempre por encima de 100k.
-Cuando estaba joven y no había viajado en auto lo suficiente contigo tal vez te haría desperdiciar la oportunidad de hacer dar a este carro su máximo potencial, pero a estas alturas puedes ir a la velocidad que quieras, he aprendido a amar la velocidad que puede adquirir un carro en manos expertas.- confiaba plenamente en su capacidad de mantenernos con vida mientras gozaba de la velocidad.
-Gracias por el cumplido.- me tomo de la mano y luego me abrió la puerta del carro.- Las damas primero.- señalo dentro del auto
-Gracias.- me solté de su mano y entre en el auto. Era la copia idéntica del auto de Edward, bueno los hacían por lotes del mismo estilo uno tras otro ¿Como no se iban a parecer?
Una vez que el viaje inicio y note que Edward no decía mas que la letra de la canción en la radio, busque en mi bolso mi ejemplar de Crepúsculo que Rose me había regalado en su visita pasada. Abrí en la pagina en que me había quedado, ya casi a la mitad del libro. Leí algunos párrafos antes de que Edward hablara:
-¿Que lees?- me limite a levantar la portada de libro para que pudiera ver las manos que sostenían la manzana y las letras rojo sangre del titulo.
-¿Tu también? Tendré que leerlo porque se ve la ultima maravilla.-¿Yo también? ¿Como que yo también?
-La paciente que opere hace poco lo único que hacia en el espacio de tiempo entre cada examen post-operatorio era leer ese libro. A veces la veía suspirar mientras pasaba una pagina y hubo un momento en que dude de su salud mental cuando comenzó a hablar con no se quien, como contentando algo que supongo leyó en el libro. Después en la tarde cuando fui a casa de Tanya y me senté en su sillón vi que el la mesa de café de la sala estaba el mismo libro. Le pregunte sobre el y me dijo que lo único que me podía decir era que era hermosa la historia y que estaba enamorada del vampiro este, no se ni como se llama. Es demencial esta enamorada de un personaje irreal.- y si supieras que yo también
-Creo que estoy loca.
-¿Que?
-Estoy enamorada del vampiro ficticio. Es divino, se sacrifica tanto por la muchacha y por su amor. Es mágico.- me miro sorprendido.
-¿Quien escribió eso?
-Stephanie Meyer
-Voy a pedir una audiencia con Santa Meyer para preguntarle como hizo para que en dos días conozca a dos personas enamoradas de un hombre que es producto de su imaginación. ¿Cuando lo compraste?
-Me trajo Rose de regalo cuando fue de visita a mi casa. Me dijo que si me gustaba que hasta podía regalarme el otro pero yo me le adelante y lo compre por que de casualidad lo conseguí en una librería. Son muy solicitados así que hay que aprovechar cuando se consigue.-le sonreí
-¿De que hablaron Rose y tu?- dude en decirle pero imagine que el sabría
-Sobre lo que le paso en la secundaria
-Es una trise historia. Ella estuvo asistiendo a consulta psicológica con un de mis colegas después de que nos conocimos. Solo con eso ella logro afrontar su temor a estar embarazada
-¿Tenia miedo de estar embarazada?
-Si, pensó que si quedaba embaraza de nuevo podría darle otro ataque de inseguridad y acabar con lo que Emmet y ella habían construido. Es extraño, no era un miedo como tal a el estado de embarazo, era un miedo irracional que ella sentía a que cuando se viera embarazada se quedara sola y se viera en la necesidad de acabar de nuevo con ese estado. Es raro, la mente humana es rara.- en eso si tenía razón.
-Es triste que no pueda estar embarazada de nuevo.- le conteste.
-Mucho. Ella es una excelente madre con Derek y a mi me encantaría poder ver a mi sobrino con un hermanito y a Emmet cambiado pañales de nuevo.- río entre dientes al final de la frase.
-¿Era desastroso?
-Desastroso es poco, pero sin duda era divertido. La mejor etapa de mi hermano, y de la familia completa. Todos vivíamos para consentir a Derek y hasta a Emmet que entro en una etapa de niño pequeño porque sentía que mi mama lo estaba ignorando por Derek.
-Insólito
-Bastante, pero así es mi hermano, insólito pero así lo quiero.
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