Estaba envuelta en una ensoñación inmensa, todo estaba oscuro, pero de repente me encontré corriendo por el hermoso bosque que servia de patio de mi antigua casa en Forks. Unas voces masculinas repetían mi nombre en dirección a la casa que estaba dejando atrás. Intentaba voltearme para correr en la dirección contraria al corazón del bosque, pero no podía, algo me hacia seguir corriendo hacia los árboles.
-Bella, mi niña linda... ¿Donde estas?- escuche la voz de mi padre después de tantos años sin escucharla. Sentí que mi corazón se arrugo ante esa familiar y tan añorada voz. Trate de contestar, de gritar algo, pero no salían palabras. Yo corría y corría hacia el bosque sin poder dar vuelta atrás a alcanzar a mi padre.
-Bella, mi vida, ven conmigo, estaremos juntos, seremos felices de nuevo, no habrá dolor, hay jardines hermosos en el lugar al que te llevo, todo va a ser perfecto, ven conmigo.- escuche la voz de mi esposo, de mi Jacob, que me llamaba, que me prometía que podía ir con el, pero me preguntaba ¿a donde?...no importaba iría con el hasta el fin del mundo si era necesario. En ese instante, como esas cosas extrañas de los sueños, me detuve en seco en medio del bosque, alcanzando a sentir un fuerte brisa que azotaba mi rostro.
-Toma mi mano cielo, estaremos juntos por siempre, y también estará tu padre, y después cuando sea el momento indicado nos lleváramos a tu madre a vivir con nosotros. Es un lugar hermoso, soleado como San Francisco, con jardines hermosos, sin problemas, juntos.- Me voltee y logre ubicar a Jacob detrás de mi con una manos extendida y con esa eterna alegre sonrisa que tanto me hacia suspirar.
-Bella, mi amor, aquí estoy, vine a rescatarte del dolor, llegue para quedarme, para siempre como te decia cuando eramos pequeños, ¿recuerdas?...ven conmigo, yo te prometo hacerte feliz.- De nuevo fije mi vista hacia el otro extremo, el que indicaba el bosque interno, y pude ver allí al dueño de esa voz que podría reconocer a kilómetros. Edward también me sonreía mientras me extendía una mano, esa mano que siempre había visto ante mí cuando caía y que representaba mi salvación. Pero en ese preciso instante se sembró una duda en mi interior, ¿Por que Edward me había llamado "mi amor"?. Decidí ignorar la presencia de Edward y regresar hasta Jacob que me seguía esperando con una mano extendida, la cual tome. Sentí una corriente eléctrica muy normal en nosotros al tocarnos, para dar paso a una brillante luz que se habría desde nuestras entrelazadas manos hasta el resto de nuestros cuerpos. Comencé a sentir miedo, pero Jacob solo sonreía ahora mucho más feliz.
-No Bella regresa conmigo, como antes, comeremos palomitas, veremos películas...- Edward se escuchaba alterado.
-Para siempre, ahora si ni la muerte nos separara, como te lo prometí el día de nuestra boda.- Me dijo Jacob, captando toda mi atención.
-No voy a permitir que te me escapes de nuevo y menos para siempre.- sentí como alguien me tomaba por el brazo seguido de las palabras.
-¡NO!- grite desesperada mientras miraba el familiar techo de mi habitación.
-¿Que pasa Bella?- Pregunto Edward, que estaba en menos de un segundo situado a mi lado.
-¿Jacob?,¿Donde esta Jacob?...¿DONDE ESTA?....JACOB!-comencé a gritar producto de la desesperación, estaba de nuevo en nuestra habitación, ahora solo mía, con la realidad de nuevo frente a mi, mostrándome que una vez mas Jacob y mi padre se habían escapado de mi.
-Calma Bella, por favor calma, ya paso fue una pesadilla.- me susurro Edward tratando de infundirme valor.
-¿Una pesadilla?- pregunte mientras estudiaba la posibilidad. ¿De verdad era una pesadilla?, no definitivamente era un sueño, o ¿no?
Después de recuperar el control de mis emociones, me levante y tome un baño, para prepararme para otro día que prometía ser largo.
Me vestí, de nuevo de negro, esta vez deje mi cabello suelto, finamente alisado por el contacto con el cepillo, y baje.
-Buenos días.- dije entrando a la cocina, encontrándome a mi madre conversando seriamente con Edward de un tema desconocido, mientras podía divisar a Alice en el comedor, en la habitación del frente, hablando por teléfono.
-Buenos días hija.- dijo mi madre acercándose para darme un beso en la frente
-Hey Lois Lane, ¿como amaneciste?- Me dijo mi mejor amigo mientras se acercaba para abrazarme.
-Mejor que esta mañana
-Bella.- llamo mi atención mi madre.
-Dime?
-Hija, sabes que te adoro, pero ahorita el trabajo en el bufete esta horrible, no tenemos descanso, por lo cual me tengo que ir hoy mismo a la salida del cementerio. Igualmente me deja preocupada tu situación por lo cual no pienso dejarte sola, pero tampoco mandarte a trabajar ahora. Este es el plan: hable con tu jefa, ella te dio 2 semanas libres para que organices tu mundo y restituyas las cosas en tu mundo y puedas regresar lista, con ideas frescas a decorar casas. No puedo estar aquí contigo, pero tampoco pretendo meterte en la casa de Forks, son demasiados recuerdos juntos para un mismo ser, aparte de que estarías sola. Alice no puede dedicarse a estar contigo porque a diferencia tuya ella tiene que seguir trabajando. El único disponible es Edward, así que te iras mañana en el la mañana con el a Houston, estarás las dos semanas con el, y luego si te sientes preparada regresaras aquí a San Francisco, de lo contrario hablaremos con tu jefa y llegaremos a un acuerdo.
-Pero, ¿Edward no tiene que trabajar?
-En realidad estoy esperando la llegada de unas semanas de vacaciones, así que decidí adelantarlas para que nos divirtamos como antes, comiendo palomitas y viendo una película.- Esta ultima frase me recordó a la propuesta de Edward en el sueño, antes de que me apartara de Jacob objetando que no me dejaría escapar de nuevo. ¿Como que escapar de nuevo?... ¿que quería decir con eso?... ¿cuando me escape de el?...
|