Edward aun no podía salir de la clínica, pero yo tampoco podía permanecer mas con el. Debía regresar a San Francisco a trabajar.
Habíamos acordado que para navidad, la pasaríamos juntos, en Forks con sus padres y mi madre. Me dijo que no quería que le contáramos nada a nadie aun, que tenia otros planes en mente para eso. Las dudas se sembraron en mi cuando dijo eso, pero opte por obviarlo.
Todos los días lo llamaba, y así estábamos en contacto. El medico había prometido que este fin de semana lo daría de alta. Fui ese fin de semana a verlo.
A pesar de que le habían recetado reposo absoluto, lo que menos hacia era descansar. Caminaba, baja las escaleras, y tocaba el piano a cada minuto.
Una noche, se levanto del banquillo del piano y se acerco para besarme. Al principio se lo devolví desprevenida, pero había un mensaje oculto en este beso.
-Te necesito.- susurro en mis labios.
-Pe..- me detuvo con un beso.
-Déjate llevar.- debía aprender a tener un mejor control sobre mi. Como siempre me había dejado llevar por las circunstancias, y al final había terminado durmiendo recostada en el pecho desnudo de Edward. Definitivamente este hombre tenía efectos ocultos sobre mí. A pesar de que sabia que era lo correcto, siempre el corazón y los sentimientos hacia Edward me llevaban a otra cosa. Mientras que Edward descansaba, una pequeña luz se encendió en mi interior y las cuentas comenzaron a correr por mi cabeza. Pronto estaba algo preocupada porque los números daban un mensaje alarmante, pero entonces el sueño me venció, y allí quedo todo.
Había regresado ya a San Francisco, después del mejor fin de semana de mi vida. Edward y yo habíamos aclarado muchos malentendidos, y también habíamos hecho planes a futuro. Hablamos de lo que hice mientras el estaba inconciente, y de todo eso, terminamos cantando.
El trabajo que tenia era representativo, mientras que todos se divertían. Alice había conservado algunos días de sus vacaciones, y los estaba aprovechando en Houston haciéndole compañía a Edward y llevándolo a hacer comparas navideñas. Esme y mi mama estaban en comunicación por el asunto de la comida de las festividades.
Yo debía planificar una fiesta navideña corporativa en menos de dos días, mientras que mantenía un proyecto de decoración de una habitación estilo los vampiros de la peli que habíamos visto Alice y yo antes de lo de Edward. También debía colaborar para la fiesta de la empresa que seria en dos días.
-Demonios, tanto comer me esta afectando.- el pantalones de vestir para la fiesta de navidad de la empresa no me subía. Al parecer el aumento de alimentos reciente me había afectado, agrandando un poco mis caderas.
-Me tocara un vestido.- me dije.
La fiesta quedo tal y como mis amigas y yo habíamos querido que quedara, y el jefe estaba bastante agradecido por todo.
A eso de las 3:00 de la mañana, el sueño fue mucho más grande que mis deseos de seguir festejando, así que salí, me monte en mi auto y maneje hasta la casa.
Cuando llegue, la luz roja del contestador indicaba un mensaje.
-Mi Roma, espero que te diviertas en la fiesta de hoy, y que no bailes muy cerca de nadie, porque no se como pero me enterare y matare a ese alguien. En otro tema, quiere decirte que estoy feliz porque falta poco para 20 de diciembre, y también quería decirte que tu madre y la mía están más que felices por las celebraciones juntas. Hoy Desprez de unos cuentos muchos días, salí a la calle, maneje y camine. Alice y yo fuimos a comprar regalos navideños y no sabes la falta que me hacia salir y estar con mi hermanita. En fin, llámame mañana para que me cuentes como te fue en la fiesta. Te amo.- el mensaje término, dejando un gran silencio en la casa. Yo también estaba feliz porque pronto seria 20 de diciembre, el día que saldría de mis vacaciones, y me iría con el a Forks para compartir los días de navidad.
Cansada como estaba, hice una nota mental de llamarlo en las próximas horas. Me encamine a las escaleras y me dispuse a cambiarme para dormir.
Un sonido interrumpía mis horas de sueño. Era mi celular.
-Hola.- conteste soñolienta y debo admitir que hasta molesta porque estaba durmiendo muy cómoda y aun tenia mucho sueño. Me voltee y ubique el reloj de la mesa, y pude ver que eras las 2:30 de la tarde.
-¿Aun duermes? La fiesta debió ser de lo mejor.- esa voz tan familiar que me volvía loca estaba bastante feliz.
-Hola amor.- cambien el tono anterior al descubrir quien era
-Hola Roma.- contesto con ese tono dulce que yo tanto amaba.
-La fiesta estuvo muy buena, ni te lo imaginas.- mi tono de voz se volvió feliz
-¿A que hora regresaste?.- pregunto con tono de padre sobre protector.
-A las 3:30 de la mañana.- m voz era algo apenada.
-¡Bella por Dios! Bueno no importa, aun falta una semana para que vengas y estas bajo mis dominios así que aprovecha. Tengo una sorpresa preparada para ti en esta navidad.- algo dentro de mi hizo click. No tenía un regalo para Edward, y mi consejera para estos casos estaba dándose la oportunidad de rescatar su relación hermano-hermana con mi novio.
-Estoy ansiosa por saber de que se trata
-Ni te lo imaginas. De cualquier modo, quiero que descanses, así que ve a dormir. Hablamos después cariño. Te amo.
-Igual yo, cielo.- colgamos al mismo tiempo. Deje caer la cabeza en la almohada y me permití divagar sobre el regalo de Edward, antes de que el sueño volviera a hacer de las suyas sobre mi cuerpo.
-Felicidades Bella.- dijo esa familiar voz de mis sueños, mientras yo me ubicaba en mi nuevo paradero, el jardín de mi casa en Forks.
-Jacob.- exprese con algo de felicidad. Tenia días sin soñar con el.
-Hola bonita.- no se movió ni medio milímetro de la espesura del bosque que lo cubría.
-¿Felicidades por que?-recordé lo que me había dicho.
-Lo siento pequeña pero no te puedo decir más que felicidades.- desapareció en la abundancia del bosque, mientras yo a la deriva me preguntaba que se traía entre manos. De cualquier modo, algo hacia que Jacob me felicitara, y no se porque pensé que tenia que ver con la sorpresa de Edward para navidad. ¿O seria por otra cosa?
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