Salí de la fiesta y tome un taxi.
Con suerte recordé la dirección de la casa de Edward, tomaría mis cosas y me iría de inmediato al aeropuerto a esperar el vuelo mas próximo a San Francisco, Edward no me quería cerca
Rebusque entre algunas plantas en macetas que estaban a los lados de la puerta, con la esperanza de encontrar una copia de la llave para entrar y buscar la maleta. No tuve éxito, así que tuve que tocarle el timbre. Sentí sus pasos a la puerta. Una vez que nos vimos, bajo la mirada, tratando de esconder las lagrimas que salían de sus ojos .
-Yo me voy, regreso mañana en la noche cuando te hayas ido.- dijo dándome la espalda.
-No Edward, soy yo la que debe irse, es tu casa.-sentí que se me arrugaba el corazón al darme cuenta que ni siquiera me podía tolerar bajo el mismo techo.
- Yo soy un caballero Isabella, así que yo me voy y tu te quedas. Estarás mas cómoda, y francamente yo estaré mas tranquilo.- no pude evitar sonreír ante su comentario, por lo menos se preocupaba por mi, eso me demostraba que no estaba todo perdido.
-¿Podremos ser amigos de nuevo?.- pregunte, para arrepentirme de nuevo, al ver la expresión de dolor, mezclada con furia de su rostro.
-No Isabella, ha sido genial todos estos años, pero creo que ahora deberíamos limitarnos a coincidir cuando el destino lo decida. Creo que me equivoque, que te presione, y que mas aun me ilusione con que funcionaria, sin estudiar la parte de que tu no estabas decidida.- Edward ni siquiera me miro mientras pronunciaba esas palabras. Trate de acercarme a el, para tocarle el rostro, pero se aparto de inmediato.- No te imaginas el sacrificio que hago para poder hablar contigo civilizadamente, así que mejor establezcamos limites.
-Aja- ni siquiera pude despedirme de el como hubiese querido. Solo pude hacerlo con la mano por la ventana de la ya vacía casa.
Me voltee y lo primero que logre ubicar fue el piano, se veía tan vacío, tan simple, tan sin vida sin el.
La casa entera se me desplomo encima esa noche. A la mañana siguiente recogí algunas cosas que había regado la tarde de ayer mientras me arreglaba para la fatídica boda.
Mientras iba en el taxi camino al aeropuerto comenzó a sonar una canción que de mi cantante favorita.
Si tú no vuelves, se secarán todos los mares Y esperaré sin ti Tapiada al fondo de algún recuerdo Si tú no vuelves, mi voluntad se hará pequeña Me quedaré aquí Junto a mi perro espiando horizontes...
Si tú no vuelves, no quedarán más que desiertos Y escucharé por si Algún latido le queda a esta tierra Que era tan serena cuando me querrías Había un perfume fresco que yo respiraba Era tan bonita, era así de grande, y no tenía fin......
Y cada noche vendrá una estrella a hacerme compañía Que te cuente como estoy y sepas lo que hay Dime amor, amor, amor....estoy aquí, ¿no ves? Si no vuelves no habrá vida no sé lo que haré...
Si tú no vuelves, no habrá esperanza ni habrá nada Caminaré sin ti, con mi tristeza bebiendo lluvia Que era tan serena Cuando me querías Había un perfume fresco Que yo respiraba Era tan bonita Era así de grande Y no tenía fin
Y cada noche vendrá una estrella a hacerme compañía Que te cuente como estoy y sepas lo que hay Dime amor, amor, amor…estoy aquí, ¿no ves? Si no vuelves no habrá vida no se lo que haré…
Y hay estaba yo, en el asiento trasero de un taxi, escuchando a Shakira preguntarse que haría si el no volvía. Pero ahora era mi turno de preguntarme, y si ¿Edward no volvía a mi vida?..
Era mi turno de preguntarme que tan lejos llegarla para intentar que Edward me escuchara.
Ahora era el momento de pensar si estaba dispuesta a enfrentar al mundo entero con tal de defender lo que yo había aprendido a querer con toda mi alma.
Era tan sereno todo cuando me querías...
Ahogada en un mar de sensaciones, la canción comenzó a meterse en mi cabeza, haciendo repetir una y otra vez el coro, tratando de convencerme que si vendría una estrella a hacerme compañía.
|