La vida es una constante utopia, que se puede volver una realidad, solo si así se desea...
Las cosas que no se cristalizan, es porque nos pertenecieron en la línea del tiempo. Al contrario, se mantiene la esperanza de que mas adelante se nos guarde en el camino algo mejor, que nos permita vivir una nueva sensación de seguridad. No he de lamentarme por lo que hoy deje atrás como una utopia. He de invertir el tiempo en construir nuevos sueños, que seguro si me pertenecerán como realidades palpables.
-Ay Jake, yo que pensé que esto me iba a pasar a mi, en estas circunstancias.- acaricie mi vientre mientras releía la lapida de Jake. No había venido a visitarlo desde su muerte, y sentí una paz muy especial al venir.- Cuanto desearía que estuvieras aquí, que pudieras ser el padre de mis hijos o de otros niños.- no me arrepentía de que Edward fuera el padre de mis hijos, al contrario me sentía mas que feliz, pero aun así, me gustaría que Jake pudiera estar para ser padre, estoy segura que seria el mejor.
-Soñamos tanto, y tan poco de logro.- las lágrimas se agolpaban en mis ojos. Tanto había esperado de mi vida con Jake, y tan poco había logrado al final. Un suspiro abandono mis labios mientras sentía la fría brisa de la noche rozar mis brazos. Debían ser las 5:30 o 6:00 de la tarde. Había venido de salida del trabajo hasta acá, a visitar a Jake. Edward debía estar esperándome, hoy era su último día aquí, mañana regresaría a Houston.
El tiempo se había vuelto algo indetenible, y ya estaba a una semana de mi segunda consulta médica. Ya podía sentir mi vientre hinchado, y algunas personas que no sabia nada lo notaban por mi pancita.
Al llegar a casa, vi la luz de la cocina prendida, lo que indicaba que alguien estaba cocinando.
-Buenas noches.- susurre cerca de su cuerpo antes de abrazarle la espalda. Se giro sin deshacerse de mi abrazo. Me beso con calma, pero luego con urgencia como tratando de grabarse en mis labios. Su lengua y la mía iniciaron una danza sagrada y frenética, como corriendo contra el tiempo.
-Hola mi amor.- dijo cuando se separo de mis labios, dejando nuestros rostros unidos por nuestras frentes. Al instante llevo su mano a mi vientre y acario mi pequeño y amado bultito.
-¿Como están mis campeones?- se agacho para hablarle a mi panza. Puso su oído sobre mi vientre, como escuchando la respuesta, para luego besarla.- Son tan adorables.- se enderezo y me dio un corto beso.
No tenia la menor idea como iba a hacer para acostumbrarme a no regresar todos los días y encontrarlo cocinando, o que me besara, o mejor aun, que les hablara a nuestros hijos.
-¿Que tal te fue hoy?- pregunto regresando a el mesón de la cocina, donde picaba tomate.
-Bien, termine un proyecto que tenia pendiente y visite a Jake en el cementerio. Me sentí tan apenada, no tenia flores, bueno si yo no le llevo, nadie lo hará.
-Mmm.- fue todo lo que contesto.
-¿Algo anda mal?- primero el beso, después la nostalgia de sus palabras: "son tan adorables", y ahora esta distancia.
-Si. No creo que me acostumbre a llegar a mi casa mañana en la noche y estar solo de nuevo. Mucho menos creo que se me fácil despertarme y no buscarte en la cama, a mi lado
-A mi tampoco. Se que no solo yo te voy a extrañar, las niñas ya se acostumbraron a ti.- conteste con sinceridad.
-Son niños.- afirmo con todo algo burlo, al parecer decidido a pasar la parte melancólica.
Tome un baño, comí con el y luego vimos algo de TV. A falta de programas de interés, decidimos ir a la cama, porque el tenia que madrugar.
Estaba concentrada en lo poco que mi visión me permitía ver del techo en la oscuridad. Sabia que el se mantenía despierto al igual que yo, así que aproveche para hacer las preguntes que nunca hice.
-¿Por que tanto tiempo?- solté sin explicar mucho, esperando que entendiera.
-¿Ah?
-¿Por que tardaste tanto en decirme lo que sentías por mi?- suspiro.
-Eras feliz, lo irradiabas cada vez que estabas con Jake. Yo te amaba, con locura, fuiste ese primer amor adolescente, que se descubre, después de confundir ese cariño con amistad en la infancia. Por amarte tanto, quería verte feliz, y sabía que exactamente en mis manos no estaba. Yo sabia que Jake te hacia sonreír, que te hacia ver las estrellas, y que mas aya de lo que yo te ayude con lo de tu padre, el con besos y caricias curo las heridas, que yo deseaba sanar por completo a mi estilo. ¿Que ganaba yo con abrir la boca? Nada. Cuando se ama a alguien se sacrifica mucho, con el fin de ver a esa persona en paz, feliz. Yo no me metí nunca, porque eso arruinaría esa perfecta conexión vehemencia que se tenían. Eran imanes que se atraían por sus propias naturalezas, y yo estaba de más. Yo quiero lo mejor para ti, con o sin mi.- al instante recordé que había usado esas palabras en mi despedida en la clínica, luego de su accidente.- Y en ese momento, lo mejor para ti, era el. El te ofrecía, amor, protección, pasión, matrimonio, y yo no encajaba en ningún lado.- el silencio se hizo presente durante unos segundos, antes de que otra pregunta llegara a mi mente.
-¿Por que no te alejaste? ¿Acaso no te dolía?
-Me dolía y mucho. Un hueco profundo se formaba en mi pecho cada vez que te besabas con el delante de mí. No me aleje nunca, porque soy demasiado egoísta para hacerlo. Prefería sufrir y sentir que algo me carcomía por dentro, antes de inventarme una escusa para hacer que te alejaras para siempre de mí. Prefería tenerte cerca, aunque no fueras mía, que lejos aunque no fueras de el, o peor aun, siguieras siendo de el. De alguna manera ilusa y estupida, siendo tu amigo y participando en tu vida, sentía que en cierto sentido eras mía. Perder eso, era perder el único pedacito de corazón tuyo que me pertenecía, aunque deseara que fuera todo.
-¿Lograste alguna vez olvidarme aunque fuera un poco con alguna de las tantas novias que tuviste en la secundaria?- pregunte.
-No en realidad. Fueron muchas chicas las que desfilaron por mi vida, en la secundaria, en la universidad, en la residencia, en todo. Muchas hasta desfilaron por mi cama, pero al final del día, siempre volvías a mi mente. Después que fuimos grandes, y una vez que te casaste, recuerdo que estuve con una chica llamada Daniela, ella era perfecta, era linda, sensible, amorosa, y me amaba como nadie. Recuerdo que ese noche, mientras ella dormía abrazada a mi cuerpo, yo no pude evitar imaginar exactamente lo mismo que yo acaba de hacer, pero hecho por ti y Jacob. Me quede dormido con esa imagen en mi mente, que termino por formar una pesadilla. Te soñé embarazada, con un niño en brazos idéntico a Jake. Desperté gritando, sobresaltado, y Daniela me consoló, abrazándome y dejándome llorar en su hombro, sin entender por quien lloraba. Al día siguiente, regresaste de tu luna de miel, y me llamaste, llenando mi pecho de fuego vivo, que ardía y quemaba a su paso todo.- las lágrimas estaban listas para salir de mis ojos. Me sentía culpable, yo siempre disfrutando de mi vida, sin darme cuenta que por mi culpa alguien sufría.
-Lo siento tanto.- conteste en sollozos.
-No quiero que llores, ni que lo sientas. Viviste momentos muy hermosos y felices al lado de el, que yo mismo jamás podré igualar. Con el simple hecho de saber que quistes feliz con el, me quedo tranquilo, y resignado al dolor sufrido, porque valió la pena el sacrificio, fuiste feliz, y eso es lo que me importaba.
-Lo mejor para ti, con o sin mi.- repetí.
-¿Ah?- pregunto con duda.
-Cuando estuviste en la clínica, luego del accidente, me despedí de ti. Me sentía devastada por verte tan vulnerable. Por verte a ti, mi Superman, mi chico invencible, estaba así en ese estado. Es bastante difícil ver a alguien que siempre crees invencible, que siempre esta en la lucha, que siempre tiene una sonrisa y que no se deja caer por nada, esta tirado en una cama sin poder mover ni un dedo. Ese día decidiéndome de ti usa la misma frase que me acabas de decir. Lo mejor para ti, con o sin mi...entregando todo al bienestar de alguien mas.- me gire y lo abrace con fuerza, pidiendo con este gesto que me abrazara el también y que me atara a el para siempre.
-El sacrificio es parte del amor. No importa cuanto de despidas de mi, siempre voy estar allí, persiguiéndote, como un chico masoquista, que disfruta del dolor por un poco de tu compañía.- una risita entre dientes escapo de sus labios.
-Te amo.- solté de golpe.
-Igual que yo a ti mi Lois Lane. Siempre será así, siempre contaras con este masoquista y dedicado enamorado Superman.
|