Había regresado a mi casa, después de dos semanas maravillosas, en las cuales había muerto y vuelto a renacer en brazos de Edward, con el corazón expuesto a los sentimientos mas puros que nos rodeaban cada mañana en el gesto mas habitual de estas, saludarnos. Aunque para algunos esa rutina había perdido el encanto para mi no lo perdería nunca. Era tan hermoso poder despertar y verlo allí al lado mío, seguro, me recordaba a Jacob.

Fue duro encontrarme de nuevo en mi casa, con tantos recuerdos, elementos que me traían de regreso a la realidad, que aun me afectaba como el primer día.

Recogí fotos, videos, ropa, detalles, poemas, cualquier cosa que tuviera a Jacob. Lo mas difícil de recoger fue su ropa y su perfume. Tenían tanto de el aun. Me parecía increíblemente entupida la vida, por como me había arrebatado lo que me hacia feliz. Por otra parte me había obsequiado la oportunidad de darme cuenta que el amor estaba esperándome en el sitio que menos imagine, donde pensé que siempre habría apoyo únicamente, conseguí complicidad y entendimiento, además de amor.

Esa tarde, después de terminar unos cuantos planes de decoración para el cuarto de un adolescente, me llamo Edward después de dos días sin saber de el mas que el corto "Estoy bien, pero con mucho trabajo. Te amo a escondidas, Edward".

-Hey Superman, me tienes olvidaba. Menos mal que ningún peligro me a asechado porque si no ya estuviera muerta.- dije una vez que conteste.

-Si Lois Lane, yo también estoy bien, también te extraño, también te amo. Gracias por decirlo. Lo siento mi vida pero el trabajo me tiene mal. Estoy triste porque me acaban de avisar que murió una señora que tengo los años que tengo trabajando aquí atendiéndola. Fue una de mis primeras pacientes. Era un amor, siempre se acordaba de mi cumpleaños, era la abuela que no tuve.- de verdad se le escuchaba la voz muy triste al hablar de la señora, es mas me atrevía a estipular que estaba llorando.

-Mi vida cuanto lo siento. Eso es lo peor de tu carrera, que tarde o temprano, siempre terminas rodeado de muerte.

-Si yo lo se. Pero no te llame par eso. Te llame porque tenia que contarte que ayer hice una de las cosas mas gratificantes de mi vida, realice un trasplante de corazón a un niño de 8 años que se estaba muriendo, y ahora esta sano, mi vida. El corazón nuevo esta respondiendo bien a las necesidades del niño. Es de lo mejor saber que pude recuperar un vida tan rota como la tenia ese niño, y su familia.- ahora había retornado el tono alegre y desinhibido que conocía y adoraba de Edward.

-Que bueno mi amor, eres todo un superhéroe.- le dije con alegría, apunto de aplaudirle, pero no irónicamente sino en enserio. Estaba tan orgullosa de el y de lo grande que era con el escápelo en la mano. Esta muy contenta de que una vida mas hubiese sido salvada por mi salvador. No tenía problemas en compartir a mi Superman con personas que necesitaran un superhéroe más que yo, como el niño del que me hablaba.

-Gracias. Aparte de contarte eso, quería decirte que hoy me llego la invitación de ultimo momento para la boda de un viejo amigo de la universidad que es oftalmólogo. Te estoy llamando para invitarte a ir conmigo.- fue un balde de agua fría lo que me cayo encima. Dentro de nuestros planes estaba estipulado que nuestra relación seria escondida, yo aun no estaba prepara para salir a la luz publica presumiendo nuevo novio con la reciente muerte de mi esposo. Aunque San Francisco y Houston estaban lejos, era conocida en muchas partes, había trabajo con mucha gente en distintas localidades del país.

-¿Que dices?.- pregunto muy interesado, esperando la mejor repuesta.

-Edward, no se, mucha gente me conoce, y....

-¡NO!. No quiero que creas que pretendo hacerte llegar a la fiesta como mi novia, nada que ver. Eres mi amiga, estas desolada, adolorida y viuda, y yo como buen amigo de Stefan no podía dejar de ir, pero como buen amigo tuyo no te podía dejar sola. No te tocare, no te presentare como nada mas, no bailares contigo si eso te hace feliz, y tratare de no beber para evitar incoherencias en un momento de poco control de mis sentidos.

-Bien iré contigo, como tu amiga, nada mas. ¿Cuando es la boda?- susurre resignada. Al parecer estaba preparado para mi arsenal de excusas y demás con respecto a las apariciones en publico.

-Este sábado.- saco las palabras como si las escupiera. Sabia que le esperaba un gran reproche por pretender que yo resolviera estar presentable para una boda que se realizaría dos días después.

-Demonios Edward, es demasiado pronto. Tengo que comprar vestido, zapatos, accesorios, todos a juego, ir a la peluquería...- estaba repasando un lista de todo lo que terminaría comprando esta tarde en el centro comercial

-Bueno en ese caso te dejo para que uses ese tiempo e buscar todo eso. Definitivamente iras conmigo así tenga que llamar a Alice para que te ayude.

-Claro!...ella es la que me va a ayudar. Lo siento pero no puedo seguir hablando pierdo tiempo. Lo primero que tengo que hacer es comprar un boleto de avión.

-Eso ya esta arreglado. Ya te compre e boleto por Internet, te mando por correo el pin que vas a dar en el aeropuerto.

-Ni si quiera sabias si iba a aceptar y ya habías comprado un boleto.- dije, sintiéndome alagada pero a la vez sorprendida.

-Yo sabía que aceptarías. Adiós, te amo.- lo ultimo que escuche fue el silencio del otro lado. Fue tan rápido como una inyección, y al igual que esta, dolió.