Estaba acostada en mi cama con los ojos cerrados. No quería abrirlos, no se bien porque razón. Quizas es porque estaba muy comoda, sintiendo el brazo de Edward sobre mi cintura. Si, recordaba que estaba durmiendo conmigo. Recordaba lo que había pasado anoche, la pelea, Mike, y esa sensación de terror al creer que no había forma de recuperar al hombre que amaba con locura. Pero ya estaba todo bien. Más que bien en realidad.

Decidí abrir los ojos. Eran las 10am.

¿Que día es hoy? Sábado. Bien, puedo dormir un rato más. Pero no me pude resistir y me di vuelta para ver al hermoso hombre que tenía a mi lado.

 Sus ojos, estaban un poco abiertos, no tanto como para impresionar, pero si para que cause gracia. Su cabello cobrizo, ya de por si despeinado, era una melena descontrolada. Realmente le vendría bien un corte, anque prefiera el pelo más largo en general. Y sus mejillas, estaban coloradas, hermosamente coloradas. No pude resistirme y lo acaricié suavemente. Se revolvió solo un poco y me abrazo mas fuerte. Pero no se despertó. 

Decidí prepararle el desayuno y traerlo a la cama. Luego de la cena frustrada, era una buena idea.

Una vez que logré zafarme de su abrazo, me levanté rápido, lo que hizo que me mareara y tropezara, sin caer afortunadamente, con mis zapatos. Me di vuelta para chequear que siguiera dormido, me puse mis zapatos y me encamine hacia el baño. 

-¡¡¡Dios!!!! ¿¡Que le sucedio a mi rostro!?- dije en voz alta mientras me observaba.

Mis ojos estaban hinchados como si me hubiesen golpeado, mis mejillas sumamente rojizas y creo que me había mordido demasiado mi labio inferior en mi desesperación, por lo que ahora tenía un pequeño corte.

Ver mi rostro así me hizo darme cuenta que algo no estaba bien. Era absolutamente irracional que estuviese así.

Amo a Edward, pero si hay algo que tuve que haber aprendido en este tiempo es a no lastimarme más por un hombre.

- ¡Bella! ¡Controlate! ¡Esto así no puede ser!- iba a ser insalubre para ambos sino.

Yo reaccionando histéricamente cada vez que tengamos una pelea, él yendose sin dejarme que le explique las cosas, sacándo sus propias conclusiones. Definitivamente así no iba a funcionar como debía. 

Claro que, ahora que lo tenía duriendo en mi cama, era algo fácil de decir. 

Anoche me sentía tan rota que no me importaba nada.

Lave mi cara, cepille mis dientes y cabello y baje. Una vez que estuvo listo el desayuno para los dos, lo puse en una bandeja y subí.

-Edward, amor...-  dije mientras dejaba la bandeja en mi escritorio- despierta cariño - le susurre mientras depositaba un suave beso en sus labios.

Sin abrir los ojos, me abrazo y tiro de mi hasta que caí a su lado.

-¡Hey! La idea es que te despiertes, no que me tires a dormir contigo.- dije riendo.

-Mmm...pero no quiero despertarme. Quiero que te quedes aqui conmigo. Para siempre.-

-Tentador... pero traje el desayuno y creo que te apetecerá comerlo ¿Anoche no cenaste verdad?- pregunté sonriendo.

- ¿Hiciste hot cakes?- abrió los ojos esperanzado poniendo una cara más propia de Emmett que suya.

-No, tostadas y café. - Respondí intentando no reir.- Quería hacer algo rápido ¡Vamos Edward! Quita esa cara, pareces Emmett...- Ahora si no podía contener la risa.

-¿Ah si?- pregunto serio.- Pero Emmett no haría esto.- dijo mientras me empezaba a besar apasionadamente.

-¡Claro que no! Sino recibiría una buena patada.- le dije luego de recuperar la respiración. Odiaba que tuviese ese efecto en mi. Lo que me recordó que debiamos tener una charla.

-Edward, debemos hablar de lo de anoche.- dije poniendo la bandeja sobre la cama.

-Si.- dijo, aunque no muy convencido.

- No quiero repetirte todo lo que te dije anoche, sobre cuanto te amo y cuanto significas en mi vida, porque lo entendiste ¿Verdad?-

-Si Bella, y tu también entiendes lo que significas para mi.- dijo tomándome la mano.

- Lo entiendo. Por eso no podemos comportarnos otra vez asi. Yo, completamente fuera de mi, sin ser racional y creyendo que nunca más te volvería a ver... ¡Realmente parecía loca!- Rei. Recordar como me veía anoche, me avergonzaba un poco.- Emmett me miraba como si de repente me hubiese salido un tercer ojo, Rosalie repetía insultos y Jasper casi me droga a la fuerza. - ahora ambos reíamos.

-Entiendo el punto... ¿Jasper casi te droga?- preguntó extrañado.

-Si, había hablado con tu padre para ver cual ansiolitico era conveniente para mi ataque de nervios ¿Patético no? Por eso no puedo reaccionar más así. - 

El rostro de Edward estaba congelado. Como si pensara algo.

-No sabía que podía ponerte tan mal.- dijo de pronto.

- Tu no me pones mal. Simplemente me aterra perderte porque te amo como... ¡Vaya! no se como describirte como te amo. Solo se que como jamás creí que alguien pudiese amar. A veces me pregunto si es normal.- dije riendo.

Su rostro seguía inmutable 

-Oye- le dije corriendo las cosas y tomándo su rostro entre mis manos.- Nada en mi es normal ¿No te has dado cuenta?- lo acaricié suavemente.- Pero si amarte como te amo es síntoma de locura, ¡Bienvenida la irracionalidad!- dije levantando los brazos y moviendolos como loca.

¡Prueba superada! Ahora reía mientras me abrazaba.

-¡Si que estas loca eh! Pero eres mi loca. Y te amo así.-

-Entonces debes prometerme algo- le dije soltándome y mirandolo a los ojos seriamente esta vez- si llega a pasar otra situación así - que me aseguraré que no suceda, al menos con Mike- antes de irte o presuponer que paso, me vas a escuchar. No puedes creer algo y simplemente irte, o negarte a escucharme. Si nos amamos como decimos y sabemos que lo hacemos, debemos confiar uno en el otro. Para mi es difícil de creer que un hombre como tu haya decidido estar conmigo, y me ame como siento que lo haces. Pero confío en ti. Aunque mi cerebro, a veces, me diga que un día te cansarás de mi y te irás.- Odiaba sonar tan patética, pero era la verdad.

- ¿Un hombre como yo? ¿Sabes? Nunca voy a entender que es lo que ves en mi que me hace tan especial a tus ojos. - Este hombre no tenía idea el efecto que producía en mi. Menos mal.- Y lo de cansarme de ti... eso si lo veo difícil. Más cuando accediste a casarte conmigo- me dijo como al pasar sonriendo picaramente.

- ¿Accedí a que?- ahora si que no entendía nada. - ¿Cuando?-

-Anoche, te pregunté si te casabas conmigo y me dijiste que en la mañana. Lo que me recuerda ¿Ya es de mañana verdad?-

-Eso es abusar de una persona extremadamente cansada y sin sus facultades al 100% o, en mi caso, al 80%. - Algo recuerdo de eso. Preo creí que era un sueño. Bien. Sueño o no, aqui estaba. 

-Bien- dijo poniendose de pie ¿Que? ¿Se había enfadado?- ¿Estas despierta ahora?- dijo mientras se arrodillaba frente a mi.

Oh Dios! Oh Dios! Lo iba a hacer! Me iba a proponer matrimonio. Pero estamos hace tan poco juntos... Claro que jamás voy a querer a nadie que no sea el ¿Pero era lo correcto? Todo esto lo pensé en algo de 10 segundos mientras Edward se arrodillaba a mi lado, quitaba la taza de mis manos y las tomaba entre las suyas.

- Isabella, hay pocas cosas en la vida de las que estoy seguro. Cuanto amo a mi familia, la profesión que ejerzo y mi pasión por la música. Pero desde hace algún tiempo hay otra. El anhelo de pasar mi vida a tu lado y realmente desearía que también fuese el tuyo ¿Lo es?-

Si que no me esperaba que me lo pidiera de esa manera. Aunque, pensandolo bien, como fuera que me lo pidiera la respuesta siempre seria...

-Si Edward. También lo es.-

Se puso de pie y tiro de mi para besarme y abrazarme.

- ¿Estas segura?- me pregunto mientras me estrechaba fuerte entre sus brazos.

¿De casarme después de casi 5 meses de ser novios? Realmente no lo sabía.

- Las situaciones que he vivido en los últimos 3 años de mi vida me trajeron aqui, y a ti. Si estoy segura de casarme luego de tan poco tiempo de novios... no lo sé. Pero lo que si sé es que eres el amor de mi vida. No me preguntes como lo sé, solo lo sé. Asique, vamos chico, ¡Casemonos!- le dije mientras golpeaba su brazo suavemente.

- Bella- dijo mientras me tomaba la mano suavemente- si no estas segura...- 

Me puse de puntas de pie y lo bese. Estaba segura de mi amor por él. Con eso me bastaba.