EL BESO DE LA NOCHE

Autor: andrea_Black
Género: + 18
Fecha Creación: 30/07/2012
Fecha Actualización: 26/10/2012
Finalizado: SI
Votos: 23
Comentarios: 64
Visitas: 46359
Capítulos: 45

**********FIC FINALIZADO!!!! ANIMENSE A ENTRAR**********

¿Cómo enamorar a alguien que no es capaz de recordarte? ...¿Como enamorarte de aquel enemigo al que estás destinado a matar?...¿Como poner todas tus últimas esperanzas de sobrevivir en aquel ser que ha matado a tantos de tu especie?

Jamás recordaría su tacto. Su beso. Su nombre… Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos. No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.

 Jacob Wolf Black es un cazafor oscuro, cuyo don es la amnesia para todo ser que lo haya visto. Después de 5 minutos nadie lo podrá recordar.

 Renesmee Cullen es una semi-vampiro con los dias contados, con una muerte lenta y dolorosa que la espera al cumplir 27 años.

...Esta es una historia basada en la saga Dark Hunter de la escritora Sherrilyn Kenyon...

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 10: CAPITULO 9

Jacob no sabía por qué se conducía al Inferno esta noche, aparte de que sentía un impulso interno que no quería entrar en razón.

Sospechaba que se debía a su insensata necesidad de sentir más cerca a la mujer que rondaba sus sueños. Aún ahora podía ver la belleza de su sonrisa, sentir su cuerpo dándole la bienvenida al suyo.

O mejor aún, saborearla.

Los pensamientos acerca de ella lo atormentaban. Dejaban salir sentimientos y necesidades que había apartado siglos atrás, sin arrepentirse jamás.

¿Quién lo necesitaba? Y sin embargo no había nada que deseara más que verla de nuevo.

No tenía sentido.

Las posibilidades de que estuviera en el mismo sitio esta noche eran casi imposibles.

Aún así, fue. No pudo evitarlo. Era como si no tuviese control sobre sí mismo, sino que estaba siendo guiado por una fuerza invisible.

Luego de estacionar su auto, caminó por la tranquila calle como un fantasma silencioso en la helada noche. Los vientos de invierno azotaban a su alrededor, cortando la piel que quedaba expuesta.

Había sido una noche muy similar a esta la que lo había llevado a servir a Artemisa. También había estado en una búsqueda. Sólo que entonces la naturaleza de su búsqueda había sido diferente.

¿O no?

Eres un alma errante, buscando una paz que no existe. Estarás perdido hasta que encuentres la única verdad interna. Jamás podemos escondernos de lo que somos. La única esperanza es aceptarlo.

Hasta el día de hoy, no comprendía realmente qué era lo que la vieja adivina había intentado decirle la noche en que la había buscado, queriendo que le explicase cómo Jane y Dimitri habían trocado sus almas.

Quizás no había una explicación real. Después de todo, el mundo en que vivía era extraño, y parecía volverse más raro a cada segundo.

Jacob entró al Inferno. Pintado de negro por dentro y por fuera, también tenía dibujadas unas llamas en el interior y en el exterior, que brillaban de un modo espeluznante bajo las luces apagadas y saltarinas del club.

El dueño del club, Dante Pontis, se encontró con él en la puerta, donde él y otros dos “hombres” estaban cobrando la entrada y pidiendo identificaciones. En su forma humana, el licántropo estaba irónicamente vestida como un “vampiro.” Pero por otra parte, Dante pensaba que ese tipo de cosas eran graciosas; de ahí el hombre del club.

Dante vestía pantalones de cuero negro, botas de motociclista que lucían llamas rojas y anaranjadas, y una camisola negra. La pantera había dejado su camisa desatada y el borde fruncido enroscado alrededor de su cuello, mientras que los lazos de seda caían por su pecho. Su larga chaqueta negra de cuero también tenía una apariencia siglo XIX, pero Jacob sabía que era una copia; una de las ventajas de haber estado vivo en esa época era que recordaba la moda de ese tiempo.

El extenso cabello negro de Dante caía libremente sobre sus hombros.

—Jacob –dijo, dejando ver un par de colmillos que Jacob sabía que no eran reales.

La pantera sólo tenía dientes así cuando estaba en su verdadera forma animal.

Jacob señaló con la cabeza lo que veía.

—¿Qué diablos son esos?

Dante sonrió ampliamente, mostrando los dientes.

—Las mujeres los aman. Te recomendaría que consiguieras un par, pero ya vienes bien equipado.

Jacob se rió.

—No lo haré.

—Por favor, no lo hagas.

Aún así, dejando de lado los dobles significados, siempre se sentía bien al ir al Inferno, incluso si los Licántropos no lo querían realmente allí. Era uno de los pocos sitios en que alguien recordaba su nombre.

El “hombre” parado junto a Dante se inclinó.

—¿Él es un C.O.?

Los ojos de Dante se entrecerraron. Agarró al hombre y lo empujó hacia el otro encargado de la entrada.

—Lleva al maldito espía  y encárgate de él.

La cara del hombre se volvió pálida.

—¿Qué vas a hacerle? –preguntó Jacob mientras el encargado de Dante sacaba fuera al Arcadio.

—¿Qué tiene que ver contigo, Cazador Oscuro? Yo no me meto en tus asuntos, tú no te metes en los míos.

Jacob debatió acerca de qué hacer, pero, si el otro hombre era realmente un espía, posiblemente podría manejar la situación por sí solo y no le haría ninguna gracia la idea de que lo ayudaran, especialmente un Cazador Oscuro. Los licántropos eran extremadamente independientes y odiaban que cualquier cosa o persona interfiriera con ellos.

Así que Jacob cambió de tema.

—¿Algún Vampiro en el club? –le preguntó a Dante.

Dante negó con la cabeza.

—Pero Emily está dentro. Llegó hace una hora. Dijo que esta noche estaba aburrida. Hace demasiado frío en la calle para los Vampiros.

Jacob asintió ante la mención de la Cazadora Oscura que también estaba asignada al área. Entonces no podría quedarse mucho rato, no al menos hasta que Emily estuviera lista para partir.

Adentrándose, se acercó a saludarla.

No había banda sobre el escenario esta noche. En su lugar, un DJ pasaba una música de ópera fuerte que recordaba vagamente que Seth había llamado Goth Metal.

El club estaba oscuro, y había luces estroboscópicas encendidas. Causaba estragos a su vista de Cazador Oscuro, y era un intento de parte de Dante de mantener al mínimo las interferencias de los Cazadores Oscuros mientras estuviesen en el club. Jacob sacó sus anteojos de sol y se los puso para aliviar un poco el dolor que le causaba.

La gente bailaba en la pista, olvidados de todo lo que los rodeaba.

—Saludos.

Se sobresaltó ante el sonido de la voz de Emily en su oído. La mujer tenía el poder de manejar el tiempo y la tele-transportación. Vivía para sorprender a la gente, andando a hurtadillas junto a ellos.

Él se dio vuelta para ver a la pelirroja extremadamente atractiva que estaba detrás de él. Alta, grácil y mortal, Emily había sido una reina griega en su vida como humana. Aún poseía ese majestuoso porte, y una mirada de semejante supremacía altanera que podía hacer sentir a cualquiera como si debiesen lavarse las manos antes de tocarla.

Había muerto intentando salvar a su país de la invasión de una tribu bárbara que era, sin dudas, los antepasados de su propia gente.

—Hola, Binny –le dijo, llamándola por un sobrenombre que sólo permitía que usaran unos pocos elegidos.

Ella le puso una mano sobre el hombro.

—¿Estás bien? Te ves cansado.

—Estoy bien.

—No lo sé. Quizás debería enviar a Sara para que reemplace a Seth algunos días y se ocupe de ti.

Jacob cubrió la mano de Emily con la suya, regocijado por su preocupación.

Sara Addams era su Escudera.

—Eso es todo lo que necesito. Una Escudera que no puede recordar que se supone que debe servirme.

—Oh, sí —dijo Emily, frunciendo la nariz—. Olvidé esa inconveniencia.

—No te preocupes. No es por Seth. Es sólo que no he podido dormir bien.

—Lamento oír eso.

Jacob se percató de que varios licántropos los miraban fijamente.

—Creo que los estamos poniendo nerviosos.

Ella rió mientras echaba un vistazo por el club.

—Tal vez. Pero mi dinero dice que ellos sienten lo que hago.

—¿Lo cual es?

—Algo va a suceder aquí esta noche. Por eso es que vine. ¿No lo sientes, también?

—No tengo ese poder.

—Agradécelo, entonces, porque es una porquería. —Emily se apartó unos pasos de él—. Pero como estás aquí, saldré a tomar un poco de aire fresco y te dejaré el club a ti. No quiero que mis poderes sean drenados.

—Hasta luego, entonces.

Ella asintió y desapareció en un destello. Jacob sólo esperaba que ningún humano la hubiera visto hacer eso.

Caminó a través del club sintiéndose extraño, indiferente. No sabía porqué estaba allí. Era tan estúpido.

Él también podría irse.

Dándose vuelta, se quedó petrificado…

Capítulo 9: CAPITULO 8 Capítulo 11: CAPITULO 10

 
14443767 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10760 usuarios