EL BESO DE LA NOCHE

Autor: andrea_Black
Género: + 18
Fecha Creación: 30/07/2012
Fecha Actualización: 26/10/2012
Finalizado: SI
Votos: 23
Comentarios: 64
Visitas: 46372
Capítulos: 45

**********FIC FINALIZADO!!!! ANIMENSE A ENTRAR**********

¿Cómo enamorar a alguien que no es capaz de recordarte? ...¿Como enamorarte de aquel enemigo al que estás destinado a matar?...¿Como poner todas tus últimas esperanzas de sobrevivir en aquel ser que ha matado a tantos de tu especie?

Jamás recordaría su tacto. Su beso. Su nombre… Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos. No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.

 Jacob Wolf Black es un cazafor oscuro, cuyo don es la amnesia para todo ser que lo haya visto. Después de 5 minutos nadie lo podrá recordar.

 Renesmee Cullen es una semi-vampiro con los dias contados, con una muerte lenta y dolorosa que la espera al cumplir 27 años.

...Esta es una historia basada en la saga Dark Hunter de la escritora Sherrilyn Kenyon...

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 18: CAPITULO 17

Renesme,  mientras estaba allí parada, un horrible pensamiento perturbó la paz que sentía.

—¿Odiarás a mi bebé, Jacob, porque será en parte Semi-vampiro?

Jacob se puso tenso en sus brazos, como si no hubiese pensado en eso. Se apartó de ella.

—¿Qué tan Semi-vampiro será?

—No lo sé. En su mayor parte, mi familia ha sido de pura sangre. Mi madre rompió la costumbre porque pensó que un padre humano podría protegernos mejor. –Su estómago se tensó mientras recordaba los secretos que su madre le había impartido no mucho antes de morir—. Supuso que al menos él viviría más que sus hijos y sus nietos.

—Lo usó.

—No –dijo intensamente, ofendida por que él pensara en eso siquiera un instante—. Mi madre lo amaba, pero al igual que tú, ella estaba cumpliendo con su deber de protegernos. Creo que como yo era tan pequeña cuando ella murió, realmente no tuvo tiempo de decirme qué tan importante sería mi rol si todas nosotras moríamos sin tener hijos. O quizás ella tampoco lo sabía. Sólo dijo que el deber de cada Semi-vampiro era continuar con el linaje.

Jacob se movió para apagar el TV, pero no la miró. Mantuvo su atención en la repisa de la chimenea, donde una vieja espada descansaba sobre un pedestal.

—¿Qué tan Semi-vampiro eres tú? No tienes colmillos, y Seth dijo que puedes caminar bajo la luz del sol.

Renesme quería acercarse y tocarlo otra vez. Necesitaba sentirse cerca de él, pero sabía que no sería bienvenida.

Él necesitaba tiempo y respuestas.

—Cuando era niña tenía colmillos –explicó, sin querer ocultarle nada. Él merecía saber lo que su hijo podría necesitar para sobrevivir—. Mi padre hizo que los limaran cuando tenía diez años, para esconderme mejor entre los humanos. Como el resto de mi gente, necesito sangre para vivir, pero no tiene que ser de Semi-vampiros, ni tampoco tengo que tomarla diariamente.

Renesme se detuvo mientras pensaba en las necesidades de su vida y en cuánto deseaba haber nacido humana. Pero así y todo, había sido mucho más afortunada que sus hermanas, que tendían a ser más Semi-vampiros que ella. Las cuatro habían estado envidiosas de lo mucho más sencilla que había sido la vida para Renesme, quien podía caminar bajo el sol.

—Generalmente voy al médico para una transfusión una vez cada dos semanas –continuó—. Como mi padre tiene un equipo de médicos que investigan y trabajan para él, inventó pruebas que dijeran que yo tenía una enfermedad extraña, para poder obtener lo que necesitaba sin alertar a los demás doctores de que no soy del todo humana. Sólo voy cuando comienzo a sentirme débil. Y tampoco he crecido tan rápidamente como la mayoría de los Semi-vampiros. Llegué a la pubertad al igual que una mujer humana.

—Entonces tal vez nuestro hijo sea aún más humano.

Ella no podía ignorar la nota esperanzada que había en su voz mientras decía esas palabras y, al igual que él, rezaba por lo mismo. Sería realmente un milagro tener un bebé humano.

Sin mencionar la alegría que sintió de que Jacob se refiriese a su bebé como “nuestro.” Al menos esa era una buena señal.

Al menos para el bebé.

—¿No rechazas al bebé? –le preguntó.

Jacob la miró con reprobación.

—Sé que estuve contigo en nuestros sueños, y como Kat dijo, soy la prueba viviente de lo que los dioses son capaces de hacer. Así que, no, no dudo de la realidad de esto. El bebé es mío, y seré su padre.

—Gracias –susurró ella mientras las lágrimas inundaban sus ojos.

Era mucho más de lo que jamás se había atrevido a desear.

Se aclaró la garganta y ahuyentó las lágrimas. No iba a llorar. No por esto. Renesme era afortunada y lo sabía. A diferencia de otros de su especie, su hijo tendría un padre que lo mantendría a salvo. Uno que podría verlo crecer.

—Mira el lado bueno, sólo tienes que tolerarme durante algunos meses y luego estoy fuera de tu vida para siempre.

Él la miró tan salvajemente que ella dio un paso atrás.

—Jamás pienses en la muerte con ligereza.

Renesme recordó lo que él había dicho en su sueño sobre ver a las personas amadas morir.

—Créeme, no lo hago. Estoy muy consciente de lo frágiles que son nuestras vidas. Pero quizás el bebé vivirá más de veintisiete años.

—¿Y si no es así?

Su infierno continuaría, pero sería peor porque ahora serían sus herederos directos.

Su hijo.

Sus nietos. Y él estaría forzado a verlos morir como jóvenes adultos.

—Lamento tanto que te hayan metido en esto.

—También yo.

Jacob pasó junto a ella, y se encaminó hacia las escaleras que conducían a la planta baja.

—Al menos tú podrás conocer al bebé, Jacob –le dijo a su espalda—. Él o ella te recordarán. Yo sólo tendré unas pocas semanas con el bebé antes de tener que morir. Jamás me conocerá.

Él se detuvo sobre sus pasos. No se movió por un minuto entero.

Renesme esperó algún indicio de emociones. Su rostro estaba indiferente. Sin un solo comentario, continuó su camino hacia abajo.

Intentó apartar el abandono de Jacob de sus pensamientos. Ahora tenía otras cosas en qué concentrarse, como el diminuto bebé que estaba creciendo dentro de ella.

Yendo hacia su habitación, quiso comenzar con los preparativos. El tiempo era demasiado crítico y demasiado breve para ella.

Jacob entró a su dormitorio y cerró la puerta. Necesitaba un poco de tiempo a solas para digerir todo lo que le habían dicho.

Iba a ser padre.

El niño lo recordaría. ¿Pero qué pasaba si era más Semi-vampiro que Renesme? La genética era una ciencia extraña, y él había vivido lo suficiente como para ver qué tan bizarra podía ser. Con Seth, por ejemplo. Nadie se había parecido tanto al sifunto hermano Seth desde que su hijo había muerto más de mil doscientos años atrás. Y aún así, Seth era la viva imagen del hermano de Jacob.

Seth incluso poseía el temperamento y el porte del hermano de Jacob. Podrían ser el mismo hombre.

¿Y qué si su hijo se convertía en Vampiro algún día? ¿Podría cazar y matar a su propio hijo o hija?

La idea lo heló por dentro. Lo aterrorizó.

Jacob no sabía qué hacer. Necesitaba consejo. Alguien que pudiera ayudarlo a resolver esto. Tomando su teléfono, llamó a Emmet.

Nadie contestó.

Maldiciendo, supo que había sólo otra persona que podría ayudar. Sam.

El Atlante respondió al primer repique.

—¿Qué sucedió?

Se burló del cinismo de Sam.

—¿Nada de “hola, Jacob, cómo estás”?

—Te conozco, Jake. Sólo llamas cuando hay problemas. Así que, ¿qué pasa? ¿Tienes dificultades para encontrarte con Renesme?

—Voy a ser padre.

Un absoluto silencio le respondió. Era agradable saber que las noticias sorprendían a Sam tanto como lo habían sorprendido a él.

—Bueno, supongo que la respuesta a mi pregunta es un gran, ¿verdad? –preguntó Sam finalmente. Se quedó callado nuevamente antes de preguntar—: ¿Estás bien?

—¿Entonces no te sorprende el hecho de que haya dejado embarazada a una mujer?

—No. Sabía que podías.

La mandíbula de Jacob cayó mientras la furia lo inundaba fuertemente. ¿Sam lo había sabido todo este tiempo?

—Sabes, esa información podría haber sido vital para mí, Sam. Maldito seas por no decirme esto antes.

—¿Qué hubiese cambiado si te lo hubiera dicho? Hubieses pasado los últimos doce siglos paranoico de tocar a una mujer por miedo a dejarla embarazada y que luego ella no te recordara como el padre. Has tenido suficiente de este modo. No vi la necesidad de agregarle eso también.

Jacob aún estaba enojado.

—¿Y qué si embaracé a alguien más?

—No lo has hecho.

—¿Cómo sabes?

—Créeme, lo sé. Si alguna vez hubiera sucedido, te lo hubiese dicho. No soy tan idiota como para no decirte algo así de importante.

Sí, claro. Si Sam se guardaba esto, entonces no podía saber qué otras cosas vitales había olvidado mencionar el Atlante.

—¿Y se supone que confíe en ti ahora que admitiste haberme mentido?

—Sabes, pienso que has estado hablando demasiado con Emmet. De pronto los dos suenan como la misma persona. Sí, Jacob, puedes confiar en mí. Y jamás te mentí. Simplemente omití algunos hechos. —Jacob no respondió nada. Pero le hubiese encantado tener a Sam enfrente el tiempo suficiente como para destrozarlo a golpes por esto—. Entonces, ¿cómo está enfrentando Renesme su embarazo? –preguntó Sam.

Jacob se quedó helado. Había veces en que Sam era verdaderamente terrorífico.

—¿Cómo supiste que Renesme es la madre?

—Sé muchas cosas cuando me concentro.

—Entonces tal vez deberías aprender a compartir algunos de esos detalles, especialmente cuando comprometen la vida de otras personas.

Sam suspiró.

—Si te hace sentir mejor, no estoy mucho más contento por el modo en que salieron las cosas que tú. Pero a veces las cosas tienen que salir mal para ir bien.

—¿Qué quieres decir?

—Un día lo verás, hermanito. Te lo prometo.

Jacob hizo rechinar los dientes.

—Realmente odio cuando juegas al Oráculo.

—Lo sé. Todos lo odian. Pero, ¿qué puedo decir? Es mi trabajo molestarlos.

—Creo que deberías encontrar una nueva ocupación.

—¿Por qué? Resulta que disfruto la que tengo.

Pero algo en la voz de Sam le dijo a Jacob que el Atlante también estaba mintiendo sobre eso.

Así que Jacob decidió cambiar de jurisdicción.

—Ya que no quieres darme nada útil, déjame cambiar de tema un minuto. ¿Conoces a una de las doncellas de Artemisa, llamada Katra? Está aquí y dice estar de nuestro lado. Dice que ha estado protegiendo a Renesme durante cinco años, pero no estoy seguro de si debería confiar en ella o no.

—No conozco a las doncellas por nombre, pero puedo preguntarle a Artemisa.

Por alguna extraña razón, eso en realidad lo hizo sentir mejor. Sam no era completamente omnisciente después de todo.

—Está bien. Avísame inmediatamente si no es una aliada.

—Definitivamente lo haré. —Jacob se movió para colgar—. A propósito –dijo Sam en cuanto él había apartado el teléfono.

Jacob lo regresó a su oreja.

—¿Qué?

—Felicitaciones por el bebé.

Jacob resopló.

—Gracias. Tal vez.

Capítulo 17: CAPITULO 16 Capítulo 19: CAPITULO 18

 
14443966 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10761 usuarios