EL BESO DE LA NOCHE

Autor: andrea_Black
Género: + 18
Fecha Creación: 30/07/2012
Fecha Actualización: 26/10/2012
Finalizado: SI
Votos: 23
Comentarios: 64
Visitas: 46382
Capítulos: 45

**********FIC FINALIZADO!!!! ANIMENSE A ENTRAR**********

¿Cómo enamorar a alguien que no es capaz de recordarte? ...¿Como enamorarte de aquel enemigo al que estás destinado a matar?...¿Como poner todas tus últimas esperanzas de sobrevivir en aquel ser que ha matado a tantos de tu especie?

Jamás recordaría su tacto. Su beso. Su nombre… Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos. No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.

 Jacob Wolf Black es un cazafor oscuro, cuyo don es la amnesia para todo ser que lo haya visto. Después de 5 minutos nadie lo podrá recordar.

 Renesmee Cullen es una semi-vampiro con los dias contados, con una muerte lenta y dolorosa que la espera al cumplir 27 años.

...Esta es una historia basada en la saga Dark Hunter de la escritora Sherrilyn Kenyon...

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Capítulo 34: CAPITULO 31

—Por supuesto, tonto.

Él se acercó para besarla. La espada se inclinó y los anillos rodaron por el piso.

—Diablos –dijo él bruscamente mientras se esparcían—. Sabía que iba a arruinar esto. Espera.

Se puso en cuatro patas y buscó los anillos debajo del sofá. Luego regresó a ella y besó sus labios ardientemente.

Renesme lo saboreó. Él le había dado muchísimo más de lo que ella jamás había esperado o soñado.

Mordiendo sus labios, Jacob se apartó.

—Según la costumbre escandinava, hicimos las cosas al revés. La pareja intercambiaba los anillos simples en el compromiso. Tú recibirás tu anillo de diamantes cuando nos casemos.

—Está bien.

Él deslizó el anillo más pequeño en la mano de ella, que temblaba, y luego le alcanzó el más grande.

La mano de Renesme tembló aún más mientras miraba el intrincado diseño nórdico de un estilizado vampiro. Lo deslizó en el dedo de Jacob y luego besó la palma de su mano.

—Gracias.

Él acunó su rostro amorosamente y la besó. Renesme se mareó instantáneamente.

—Tengo todo planeado para la noche del viernes, si estás de acuerdo –le dijo en voz baja.

—¿Por qué el viernes?

—Mi gente siempre se casaba los viernes para rendir tributo a la diosa Frigga. Pensé que podríamos combinar las costumbres de tu gente con las mías. Ya que los Semi-vampiros no tienen definido el día de la semana, Elizabeth dijo que no te importaría.

Renesme lo atrajo hacia sus labios y lo besó con todas sus fuerzas. ¿Quién hubiese imaginado que un antiguo bárbaro pudiese ser tan atento?

Lo único que haría esto más perfecto sería tener a su padre presente, pero Renesme había aprendido mucho tiempo atrás a no pedir lo imposible.

—Gracias, Jacob.

Él asintió.

—Ahora Kat y Elizabeth necesitan que vayas a comprar un vestido de novia.

Jacob abrió la puerta y Elizabeth y Kat tropezaron dentro de la habitación.

Las dos sonrieron falsamente mientras se acomodaban.

—Oops –dijo Kat—. Sólo queríamos asegurarnos que todo saliera como estaba planeado.

Jacob sacudió la cabeza.

—Por supuesto que sí –dijo Renesme—. ¿Cómo podría no salir así?

Y antes de que se diese cuenta, la habían llevado rápidamente a una pequeña tienda en la parte principal de la ciudad mientras que Jacob se había quedado en el apartamento.

Renesme en realidad no había regresado a la ciudad luego de la “cálida” recepción a Jacob, y su horroroso descubrimiento de Elizabeth y Alec juntos.

Al contrario, ella y Jacob habían pasado la mayor parte de su tiempo confinados a su apartamento, donde ella estaba a salvo y no tenía que preocuparse por que alguien lo insultara.

Ahora era agradable salir, aunque el aire fuese más reciclado que fresco. Elizabeth la llevó a la tienda de vestidos que pertenecía a una amiga suya, quien las estaba esperando. De hecho, todas las mujeres en la tienda eran sorpresivamente amigables con Renesme.

Ella sospechaba que eso, más que nada, era por lo mucho que le debían al esposo de Elizabeth.

Melissa, la asistente asignada para ayudarlas, parecía tener alrededor de veinte años. Era una delgada mujer rubia de no más de un metro cincuenta y cinco, lo que para una Vampiro era muy pequeño.

—Este podría ser fácilmente arreglado para el viernes –dijo Melissa, sosteniendo un elegante vestido de gasa que resplandecía bajo la débil luz. Era de un blanco plateado iridiscente—. ¿Te gustaría probártelo?

—Está bien.

En cuanto Renesme lo vio en el espejo de cuerpo entero, supo que no había necesidad de continuar buscando. Era precioso, y se sentía como una princesa de cuento de hadas con él. La tela era suave como la manteca y se deslizaba sensualmente sobre su piel.

—Estás tan hermosa –le susurró Elizabeth a su hermana, mientras la miraba por el espejo—. Cómo desearía que mamá y papá pudiesen verte ahora.

Renesme le sonrió. Era difícil sentirse hermosa con el estómago sobresaliendo un kilómetro por delante, pero al menos tenía una buena razón para estar gorda.

—Te ves adorable –convino Kat mientras ayudaba a ajustar el largo del dobladillo.

—¿Qué opinan? –Preguntó Melissa—. Tengo más si…

—Me lo llevo.

Sonriendo, Melissa se adelantó y la ayudó a quitárselo; luego tomó medidas para las modificaciones. Kat y Elizabeth salieron del vestidor y salieron a buscar accesorios.

—Sabes –dijo Melissa mientras medía la cintura de Renesme—, debo decirte que te admiro por lo que has hecho.

Renesme la miró, consternada.

—¿Qué quieres decir?

—Encontrar a un Cazador Oscuro que te proteja –dijo Melissa mientras anotaba algo en una pequeña PDA—. Desearía tener a alguien así, que cuidara a mis pequeños cuando me haya ido. Mi esposo murió tres meses atrás, y aunque me quedan dos años, no puedo evitar preocuparme por ellos.

Dos años…

Melissa parecía más joven. Era difícil imaginar a la vibrante y saludable vendedora muriendo de vejez en tan poco tiempo.

La pobre mujer había perdido a su esposo. La mayoría de los Semi-vampiros se casaban con personas con pocos meses de diferencia de edad por esa razón. Se consideraba una gratificación encontrar un esposo que cumpliera los años el mismo día.

—¿Es… doloroso? –preguntó Renesme vacilante.

Nunca había visto a un Semi-vampiro morir de causas “naturales.”

Melissa hizo otra nota.

—Aquí hacemos una promesa de no dejar que nadie muera solo.

—No has respondido a mi pregunta.

Melissa la miró a los ojos. Sus ojos estaban llenos de emociones tácitas, pero era el miedo que había en ellos lo que llegó hasta Renesme y la hizo estremecer.

—¿Quieres la verdad?

—Sí.

—Es insoportable. Mi esposo era un hombre fuerte. Lloró como un bebé toda la noche, por el dolor que sentía. —Melissa aclaró su garganta como si su propio dolor fuese demasiado para aguantar—. A veces entiendo porqué tanta de nuestra gente se suicida la noche anterior. Incluso pensé en llevar a mis hijos a una nueva comunidad para que tuviesen la opción, pero en la superficie hay demasiados depredadores con los cuales luchar. Otros Semi-vampiros, Vampiros, Licántropos, humanos, y Cazadores Oscuros que están buscando a nuestros hermanos. Mi madre me trajo aquí cuando era sólo una niña. Pero recuerdo bien el mundo de arriba. Aquí es mucho más seguro. Al menos podemos vivir abiertamente sin miedo a que alguien sepa quiénes somos.

Renesme no podía respirar mientras los pensamientos la atravesaban. Ella sabía que no sería placentero, pero lo que Melissa había descrito era mucho peor de lo que había imaginado.

Ya sería demasiado malo que ella sufriera… ¿pero qué sucedería con el bebé? Él era tan inocente. No merecía semejante destino.

Pero en realidad, ¿quién lo merecía?

—Oh, bueno –dijo Melissa rápidamente—, no quise perturbarte.

—Está bien –dijo Renesme con un nudo en la garganta—. Te lo pregunté, y aprecio tu sinceridad.

En cuanto terminaron, Renesme ya no se sentía festiva, ni deseaba seguir de compras. Necesitaba ver a Jacob.

Lo encontró en el dormitorio de su apartamento, cambiando los canales del TV. Él lo apagó en el instante en que la vio.

—¿Sucede algo malo?

Ella dudó a los pies de la cama. Él se sentó contra los almohadones, con los pies desnudos y una pierna doblada. La preocupación en sus ojos significaba muchísimo para ella, pero no era suficiente.

—¿Cazarás a mi bebé, Jacob?

Él frunció el ceño.

—¿Qué?

—Si nuestro hijo crece y decide que no quiere morir. ¿Lo matarás por eso?

Jacob aguantó la respiración mientras debatía.

—No lo sé, Renesme. Realmente no lo sé. Mi honor lo demanda. Pero no sé si pueda.

—Júrame que no vas a lastimarlo –dijo ella, moviéndose hasta pararse a su lado. Tomó su camisa y lo sostuvo con fuerza mientras el miedo y la agonía la inundaban—. Prométeme que cuando haya crecido, si se convierte en Vampiro lo dejarás ir.

—No puedo.

—¿Entonces por qué estamos aquí? –le gritó—. ¿Qué tiene de bueno que seas su padre si vas a matarlo de cualquier modo?

—Renesme, por favor. Sé razonable.

—¡Tú tienes que ser razonable! –exclamó—. Voy a morir, Jacob. ¡Morir! Dolorosamente. Y ya casi no me queda tiempo. –Lo soltó y caminó hacia atrás y adelante, intentando respirar—. No lo ves. No recordaré nada una vez que haya muerto. Me habré ido. Me habré ido de todo esto. De todos ustedes. –Miró alrededor de la habitación frenéticamente—. No veré estos colores. Ni tu rostro. Nada. Voy a morir. ¡Morir!

Jacob la tomó en sus brazos mientras ella sollozaba contra su pecho.

—Está bien, Renesme, te tengo.

—Deja de decir que está bien, Jacob. No está bien. No hay nada que podamos hacer para detener esto. ¿Qué voy a hacer? Tengo sólo veintiséis años. No comprendo. ¿Por qué tengo que hacer esto? ¿Por qué no puedo ver crecer a mi bebé?

—Tiene que haber algo que te ayude –insistió él—. Quizás Kat puede hablar con Artemisa. Siempre hay una escapatoria.

—¿Como la que tú tienes? –exigió ella histéricamente—. No puedes escapar de ser un Cazador Oscuro más de lo que yo puedo escapar de ser una Semi-vampiro. ¿Para qué vamos a casarnos? ¿Qué sentido tiene?

La mirada de Jacob la quemó.

—Porque no voy a dejar que termine de este modo –gruñó ferozmente—. He perdido todo lo que me importaba en la vida. No voy a perderte a ti ni a mi hijo por esto. ¿Me estás escuchando?

Ella lo escuchó, pero eso no cambiaba nada.

—¿Cuál es la solución?

Él la atrajo rudamente contra su pecho.

—No lo sé. Pero tiene que haber algo.

—¿Y si no lo hay?

—Entonces destruiré los pasillos del Olimpo o del Hades o lo que sea que tenga que hacer para encontrarte. No voy a dejarte ir, Renesme. No sin luchar.

Renesme lo apretó con fuerza, pero en su corazón, sabía que era en vano. Sus días eran finitos, y con cada hora que pasaba, se aproximaba irrevocablemente al final.

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cHICAS NO ME ABANDONEN, HAGANME SABER QUE ESTAN AHI, UN COMENTARIO UN VOTITO, ALGO PARA ESTA POBRE ANDREA =(

Capítulo 33: CAPITULO 30 Capítulo 35: CAPITULO 32

 
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