EL BESO DE LA NOCHE

Autor: andrea_Black
Género: + 18
Fecha Creación: 30/07/2012
Fecha Actualización: 26/10/2012
Finalizado: SI
Votos: 23
Comentarios: 64
Visitas: 46377
Capítulos: 45

**********FIC FINALIZADO!!!! ANIMENSE A ENTRAR**********

¿Cómo enamorar a alguien que no es capaz de recordarte? ...¿Como enamorarte de aquel enemigo al que estás destinado a matar?...¿Como poner todas tus últimas esperanzas de sobrevivir en aquel ser que ha matado a tantos de tu especie?

Jamás recordaría su tacto. Su beso. Su nombre… Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos. No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.

 Jacob Wolf Black es un cazafor oscuro, cuyo don es la amnesia para todo ser que lo haya visto. Después de 5 minutos nadie lo podrá recordar.

 Renesmee Cullen es una semi-vampiro con los dias contados, con una muerte lenta y dolorosa que la espera al cumplir 27 años.

...Esta es una historia basada en la saga Dark Hunter de la escritora Sherrilyn Kenyon...

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 14: CAPITULO 13

Jacob se apartó de ella y la condujo hacia su casa. No estaba seguro de porqué le habían encargado a él la tarea de protegerla, pero hasta que Sam le dijera lo contrario, él cumpliría con su deber. Y condenados sus sentimientos.

Mientras abría la puerta, su celular sonó.

Jacob contestó y se encontró con que era Emily del otro lado.

—Hey, ¿encontraste a Kat?

—Sí –dijo Emily—. Me dijo que simplemente salió a quitar la basura y al regresar Renesme no estaba.

Él le transmitió la información a Renesme, quien pareció confundida.

—¿Qué quieres que haga con Kat? –le preguntó Jacob.

—¿Puede venir aquí?

Sí. Cuando el ecuador se congele. No pensaba permitir que Kat estuviera cerca de Seth o de su hogar hasta que supiera más sobre ella y sus lealtades.

—Hey, Bin, ¿puede quedarse contigo?

Renesme lo miró con los ojos verdes entrecerrados con malicia.

—Eso no es lo que dije.

Él levantó la mano para silenciarla.

—Sí, está bien. Te llamaré una vez que estemos instalados –y colgó.

Renesme se erizó ante su actitud despótica.

—No me gusta que me hagan callar.

—Mira –dijo, ajustando el teléfono a su cinto—. Hasta que sepa más de tu amiga, no voy a invitarla a mi hogar, donde vive Seth. No me importa jugar con mi vida, pero que me condenen nuevamente antes de jugar con la de él. ¿Entendiste?

Renesme dudó mientras recordaba lo que le había dicho en sus sueños acerca de Seth y cuánto significaba para él.

—Lo siento. No pensé en eso. Así que, ¿él vive aquí también?

Jacob asintió mientras encendía una luz en el pasillo trasero. A su derecha había una escalera y a la izquierda un pequeño baño. Más adelante por el pasillo estaba la cocina. Grande y bien ventilada, estaba escrupulosamente limpia y tenía un diseño muy moderno.

Jacob colgó sus llaves en un pequeño llavero junto al horno.

—Siéntete como en casa. Hay cerveza, vino, leche, jugo y gaseosa en el refrigerador.

Le mostró el sitio donde estaban los vasos y los platos, sobre el lavavajillas.

Salieron de la cocina y él apagó las luces antes de conducirla hacia un living abierto y atrayente. Había dos sofás de cuero negro, un sillón que hacía conjunto, y una florida caja de plata de diseño medieval como mesa de centro. Sobre una pared había un centro de entretenimiento, completo con una TV de pantalla gigante, estéreo, DVD, junto a cada sistema de videojuegos conocido por la humanidad.

Levantó la cabeza ante lo que veía, mientras imaginaba al enorme y voluminoso guerrero Vikingo jugando a los juegos. Parecía completamente incompatible con él y su actitud demasiado seria.

—¿Juegas?

—A veces –dijo, con la voz grave—. Más que nada, Seth juega. Yo prefiero vegetar frente a mi computadora.

Se abstuvo de reír ante la imagen que tenía. Jacob era demasiado intenso para simplemente "vegetar."

Jacob se quitó el abrigo y lo echó encima del sillón. Renesme escuchó que alguien se acercaba por el pasillo hacia el living.

—Hey, hombretón, ¿no has visto…? –la voz de Seth se fue apagando mientras entraba a la habitación vistiendo un pantalón pijama de franela azul marino y una remera blanca.

Se quedó boquiabierto.

—Hola, Seth –dijo Renesme.

Seth no habló por varios minutos, mientras miraba a uno y a otro alternativamente.

Cuando finalmente habló, su voz era una mezcla entre exasperación y enojo.

—No, no, no. Esto no está bien. Finalmente encuentro a una mujer que en realidad me permite entrar a su hogar y, ¿la traes a casa para ti mismo? –El rostro de Seth palideció, como si hubiese pensado en otra cosa—. Oh, por favor dime que la trajiste a casa para ti y no para mí. No estás haciendo de proxeneta otra vez, ¿verdad, Jacob? Juro que voy a clavarte una estaca mientras duermes si lo hiciste.

—Discúlpame –dijo Renesme, interrumpiendo la perorata de Seth, que parecía entretener a Jacob—. Resulta que estoy parada aquí mismo. ¿Qué tipo de mujer crees que soy?

—Una muy agradable –dijo Seth, redimiéndose instantáneamente—, pero Jacob es extremadamente autoritario, y tiende a intimidar a las personas para que hagan lo que él desea.

Jacob resopló al escuchar eso.

—¿Entonces por qué no puedo intimidarte para que procrees?

—¡Ves! –dijo Seth, levantando su mano, triunfante—. Soy el único humano en la historia en tener a un Vikingo entrometido propio. Dios, cómo desearía que mi padre hubiese sido un hombre fértil.

Renesme rió ante la imagen que las palabras de Seth habían conjurado en su mente.

—Vikingo entrometido, ¿eh?

Seth suspiró con irritación.

—No tienes idea… —se quedó callado y luego los miró con el ceño fruncido—. ¿Y por qué está ella aquí, Jacob?

—La estoy protegiendo.

—¿De?

—Vampiros.

—Grandes y malos –agregó Renesme.

Seth se lo tomó mejor de lo que ella hubiese imaginado.

—¿Ella sabe acerca de nosotros?

Jacob asintió.

—Sabe prácticamente todo.

—¿Es por eso que estabas preguntando por cazadoroscuro.com? –le preguntó Seth a Renesme.

—Sí. Quería encontrar a Jacob.

Seth sospechó inmediatamente.

—Está bien, Seth –explicó Jacob—. Va a quedarse con nosotros algún tiempo. No tienes que ocultarle nada.

—¿Lo juras?

—Sí.

Seth pareció muy complacido por eso.

—Así que lucharon contra algunos Vampiros, ¿eh? Ojalá pudiera. Jacob se vuelve loco incluso si tomo un cuchillo de untar. —Renesme rió—. En serio –dijo Seth sinceramente—. Es peor que una mamá gallina. Entonces, ¿a cuántos Vampiros mataron?

—Ninguno –murmuró Jacob—. Estos son mucho más fuertes que los típicos chupa—almas.

—Bueno, eso debería hacerte feliz –le dijo Seth a Jacob—. Finalmente tienes a alguien contra quien puedes pelear hasta estar ensangrentado y amoratado. –Se volvió hacia Renesme—. ¿Jacob te ha explicado su pequeño problema?

Los ojos de Renesme se ensancharon mientras intentaba pensar en qué “pequeño” problema podría tener Jacob.

Inconscientemente, su mirada bajó hacia su entrepierna.

—¡Hey! – Dijo Jacob con brusquedad—. Ese jamás ha sido mi problema. Ese es el problema de él.

—¡Tonterías! – Respondió Seth del mismo modo—. Tampoco tengo ningún problema allí. Mi único problema eres tú, entrometiéndote todo el tiempo para que me acueste con alguien.

Oh, Renesme realmente no quería saber adónde estaba llevando esta conversación. Era demasiada información sobre ambos hombres.

—Bueno, entonces, ¿de qué problema estabas hablando? –le preguntó a Seth.

—El hecho de que si sales de la habitación, para el momento en que llegues al final del pasillo, no lo recordarás.

—Oh –dijo al comprenderlo—. Eso.

—Sí, eso.

—No es un problema –dijo Jacob mientras cruzaba los brazos sobre el pecho—. Ella me recuerda.

—Ah, hombre –dijo Seth, su rostro demudado por el desagrado—. ¿Le he hecho insinuaciones a una parienta? Eso es tan enfermo.

Jacob puso los ojos en blanco.

—Ella no está emparentada con nosotros.

Seth pareció aliviado por un segundo, luego se vio mal nuevamente.

—Bueno, entonces eso es aún peor. Finalmente encuentro a una mujer que no piensa que soy un completo perdedor, ¿y está aquí para ti? ¿Qué sucede aquí? —Seth se detuvo. La luz volvió a su rostro como si hubiese tenido una idea aún mejor—. Oh, espera, ¿qué estoy diciendo? Si ella te recuerda, ¡estoy libre! ¡Wahoo! —Seth comenzó a bailar alrededor del sofá.

Renesme miró fijamente sus movimientos caóticos y fuera de ritmo. Jacob realmente tenía que permitir que el chico saliera más seguido.

—No te emociones demasiado, Seth –dijo Jacob, esquivándolo cuando Seth dio la vuelta al sillón para intentar incluirlo en el baile—. Resulta que ella es Semi-vampiro.

Seth se quedó helado, luego se calmó.

—No puede serlo, la he visto a la luz del día y no tiene colmillos.

—Soy mitad Semi-vampiro.

Seth se paró detrás de Jacob como si de pronto tuviese miedo de que ella pudiera empezar a alimentarse de él.

—Entonces, ¿qué vas a hacer con ella?

—Es mi invitada por un tiempo. Tú, por otro lado, necesitas empacar. —Jacob lo empujó hacia el pasillo, pero Seth se rehusó a ceder—. Llamaré al Consejo para que te evacuen.

—¿Por qué?

—Porque tenemos a un desagradable Vampiro con poderes inusuales persiguiéndola. No quiero verte atrapado en la línea de fuego.

Seth lo miró de un modo extraño.

—No soy un bebé, Jacob. No tienes que esconderme a la primera señal de algo que no sea aburrido.

A pesar de las palabras de Seth, Jacob se veía como un padre paciente tratando con un niñito.

—No voy a correr riesgos con tu vida, así que ve a empacar.

Seth gruñó irritadamente.

—Maldigo el día en que Jane te dio el alma de una vieja y te hizo peor de lo que cualquier madre podría ser.

—Seth Black, ¡muévete! –ladró Jacob en un tono tan dominante que Renesme incluso se sobresaltó.

Seth lo miró sin expresión y aburridamente. Suspirando pesadamente, dio media vuelta y caminó de regreso por el pasillo desde el cual había aparecido.

—Lo juro –gruñó Jacob en un tono tan bajo que ella apenas lo escuchó—, hay veces en que podría ahorcarlo hasta matarlo.

—Bueno, es cierto que le hablas como si tuviera cuatro años.

Jacob se volvió hacia ella con una mirada tan amenazante, que de hecho Renesme dio un paso atrás ante su furia.

—Eso no es asunto tuyo.

Renesme levantó las manos y le devolvió la mirada furibunda con una propia.

—Discúlpame, señor Malo, pero utilizarás otro tono conmigo. No soy tu esclava para que me patees cuando te enojas. No tengo que quedarme aquí.

—Sí tienes que quedarte.

Ella lo miró con picardía.

—No lo creo, y a menos que quites ese enojo de tu voz cuando me hablas, lo único que vas a ver será mi trasero saliendo por esa puerta –dijo señalando la entrada.

La sonrisa que él le ofreció era perversa y fría.

—¿Alguna vez has intentado escapar de un Vikingo? Hay una maldita buena razón por la cual los europeos se mojan encima cada vez que nuestro nombre es mencionado.

Sus palabras la hicieron estremecer.

—No te atreverías.

—Siéntete libre de probarme.

Renesme tragó. Quizás no debería estar tan segura.

Oh, al demonio con eso. Si él quería una pelea, ella estaba más que lista. Una mujer que había pasado su vida luchando contra Vampiros estaba más que preparada para enfrentarse a cualquier Cazador Oscuro.

—Permíteme recordarte esto, señor Vikingo—Guerrero—Bárbaro—Rufián: mientras tus ancestros estaban hurgando por fuego y comida, los míos estaban dominando los elementos y construyendo un imperio que ni siquiera el mundo moderno puede tocar. Así que no te atrevas a amenazarme con lo que eres capaz de hacer. No pienso aceptar eso de ti ni de nadie más. ¿Entendido?

Para su sorpresa, él se rió ante sus palabras y se movió hasta quedar parado enfrente suyo. Sus ojos eran oscuros, peligrosos, y la excitaban a pesar de lo enojada que estaba con él. El calor del cuerpo de Jacob incineraba el suyo.

Y ahora le faltaba más el aliento.

Más consciente de él y de esa masculinidad cruda y perturbadora que hacía que cada parte femenina de ella palpitara.

Él puso su mano sobre la mejilla de Renesme. Una comisura de sus labios estaba curvada con diversión. La imagen de él observándola era totalmente devastadora.

—En mis días, habrías valido más que tu peso en oro.

Entonces hizo lo más inesperado de todo: inclinó la cabeza y la besó.

Renesme gimió ante el salvaje sabor de Jacob. Su respiración mezclada con la suya, mientras saqueaba su boca, la dejaba excitada y vibrando por él.

Pero bueno, eso no era difícil. No cuando él era tan deliciosamente perfecto. Tan ardiente y varonil.

Su cuerpo entero chisporroteaba ante su cercanía. Ante el sabor de su lengua danzando con la suya mientras él gruñía gravemente.

Jacob la atrajo más hacia sí. Tan cerca que ella podía sentir la protuberancia de su pene contra la cadera. Ya estaba duro, y ella sabía de primera mano qué tan capaz era como amante. Ese conocimiento la dejaba aún más jadeante. Necesitada. Él pasó las manos por su espalda hasta ahuecar su trasero y apretarla más contra él.

La rabia de Renesme se derritió ante el deseo que sentía por este hombre.

—Sabes aún más dulce que antes –susurró él contra sus labios.

Ella no podía hablar. Era cierto. Esto era mucho más intenso. Mucho más chispeante que cualquier cosa que hubiese soñado. Todo lo que quería hacer era quitarle la ropa, tirarlo sobre el piso y montarlo hasta que los dos estuviesen transpirados y saciados.

Cada parte suya le gritaba que hiciera realidad su fantasía.

Jacob no podía respirar mientras sentía sus femeninas curvas contra él y entre sus manos.

La deseaba locamente. Desesperadamente. Peor aún, la había tomado suficientes veces en sus sueños como para saber exactamente cuán apasionada era ella.

Es una Semi-vampiro. La versión más elevada de la fruta prohibida.

La voz de la cordura atravesó su mente.

Él no quería escucharla.

Pero no tenía elección.

Soltándola, se forzó a sí mismo a apartarse de ella y de la necesidad que creaba dentro suyo.

Para su sorpresa, ella no lo dejó ir. Lo atrajo de regreso a sus labios y embelesó su boca con la suya. Jacob cerró los ojos y siseó de placer mientras Renesme penetraba en cada sentido que él poseía. Su aroma a rosas y talco lo embriagaba.

Jacob no creía que jamás pudiera tener suficiente de ese aroma. De su cuerpo meneándose contra el suyo.

La deseaba más de lo que había deseado nada en su vida.

Ella se apartó y lo miró. Sus ojos verdes estaban brillosos, sus mejillas sonrojadas por la pasión.

—No eres el único que desea algo imposible, Jacob. Por mucho que me odies por lo que soy, imagina cómo me siento al saber que he soñado con un hombre que ha exterminado a mi gente por, ¿cuántos siglos, ya?

—Doce –dijo él antes de poder detenerse.

Ella dio un respingo al oírlo. Sus manos cayeron del rostro de Jacob.

—¿A cuántos de nosotros has matado? ¿Lo sabes?

Él sacudió la cabeza.

—Tenían que morir. Estaban asesinando a gente inocente.

Los ojos de Renesme se oscurecieron y se volvieron acusadores.

—Estaban sobreviviendo, Jacob. Jamás tuviste que enfrentarte a la posibilidad de estar muerto a los veintisiete años. Cuando la vida de la mayoría de las personas está comenzando, nosotros estamos frente a una sentencia de muerte. ¿Tienes alguna idea de lo que es saber que jamás podrás ver a tus hijos crecer? ¿Qué jamás conocerás a tus nietos? Mi madre solía decir que éramos flores de la primavera que estábamos hechos para florecer en una sola estación. Traemos nuestros dones al mundo y entonces nos reducimos a polvo para que otros puedan venir después de nosotros.

Ella levantó la mano derecha para que Jacob pudiese ver las cinco diminutas lágrimas rosa tatuadas en su palma, en forma de pétalos de flor.

—Cuando los que amamos mueren, los inmortalizamos así. Tengo una por mi madre y las otras cuatro por mis hermanas. Nadie jamás conocerá la belleza de la risa de mis hermanas. Nadie recordará la gentileza de la sonrisa de mi madre. Dentro de ocho meses, mi padre ni siquiera tendrá suficiente de mí para enterrar. Me convertiré en un puñado de polvo. ¿Y por qué? ¿Por algo que mi tatara-tatara-tatara-algo hizo? He estado sola toda mi vida, porque no me atrevo a dejar que alguien me conozca. No quiero amar por miedo a dejar a alguien como mi padre que sufra por mi muerte. Yo seré un vago sueño, y aún así tú estás aquí, Jacob Wolf Black. Un Vikingo canalla que una vez vagó por el mundo asaltando aldeas. ¿A cuánta gente asesinaste en tu vida como humano mientras buscabas tesoros y fama? ¿Eras mejor que los Vampiros que matan para poder vivir? ¿Qué te hace mejor que nosotros?

—No es lo mismo.

La incredulidad la inundó porque él no podía ver lo que era tan evidente.

—¿No lo es? Sabes, visité tu página web y vi los nombres allí listados. Jasper de Tracia, Edward de Macedonia, María Magnus, James Gallagher, William Brady. He estudiado historia toda mi vida y conozco cada uno de esos nombres y el terror que forjaban en su tiempo. ¿Por qué está bien que los Cazadores Oscuros tengan la inmortalidad aunque la mayoría de ustedes eran asesinos mientras eran humanos, mientras que nosotros estamos condenados desde el nacimiento por cosas que jamás hicimos? ¿Dónde existe la justicia?

Jacob no quería escuchar sus palabras. Jamás había pensado en los Vampiros y en porqué hacían lo que hacían. Él tenía un trabajo que hacer, así que los mataba. Los Cazadores Oscuros eran quienes estaban en lo correcto. Eran protectores de la humanidad. Los Vampiros eran los depredadores que merecían ser perseguidos y asesinados.

—Los Vampiros son malignos.

—¿Yo soy maligna?

No, no lo era. Ella era…

Era otras cosas que él no se atrevía a mencionar.

—Eres una Semi-vampiro –dijo enérgicamente.

—Soy una mujer, Jacob –dijo ella sencillamente, con la voz llena de emoción—. Lloro y me lamento. Río y amo. Al igual que mi madre lo hizo. No veo la diferencia entre nosotras y cualquier otra persona del planeta.

Él se encontró con su mirada, y el fuego en sus ojos la quemó.

—Yo sí, Renesme. Yo veo la diferencia.

Sus palabras la hirieron en lo más vivo.—Entonces no tenemos nada más de qué hablar. Somos enemigos. Es todo lo que podemos ser.

Jacob respiró profundamente mientras ella decía una verdad que no podía ser modificada. Desde el día en que Apolo había condenado a sus propios hijos, los Cazadores Oscuros y los Semi-vampiros habían sido enemigos a muerte.

—Lo sé –dijo él suavemente, con la garganta seca al darse cuenta de eso.

No quería ser enemigo, no de ella.

¿Pero cómo podrían ser otra cosa alguna vez?

Él no había elegido esta vida por sí mismo, pero había dado su palabra de vivirla ahora.

Eran enemigos.

Y eso lo mataba por dentro.

—Deja que te muestre dónde puedes dormir.

La condujo al ala opuesta a la de Seth, donde podría tener toda la privacidad que quisiera.

Renesme no dijo nada mientras Jacob la dejaba en una habitación grande y cómoda. Su corazón estaba abatido, anhelando cosas que eran tontas y estúpidas. ¿Qué quería de él?

No había modo de impedirle que asesinara a su gente. Así era el mundo, y ninguna cantidad de argumentos cambiaría eso.

No había esperanzas de tener una relación con él o con ningún otro hombre. Su vida estaba casi terminada ahora. ¿Y dónde los dejaba eso?

En ningún lado.

Así que recurrió al humor que la había ayudado a pasar por las tragedias de su vida. Era todo lo que tenía.

—Dime, si me pierdo en este lugar, ¿tienes un equipo de búsqueda disponible para encontrarme nuevamente?

Él no rió. Había un sólido muro entre los dos ahora. Se había cerrado completamente a ella. Era mejor así.

—Iré a buscarte algo para dormir –dijo comenzando a alejarse de ella.

—Ni siquiera confías en mí como para mostrarme dónde duermes, ¿eh?

Su mirada fue perforante.

—Ya has visto donde duermo.

El rostro de Renesme se sonrojó mientras recordaba el más erótico de sus sueños. Ese en el que había observado el bronceado cuerpo de Jacob en los espejos, deslizándose contra el suyo mientras le hacía el amor lenta y apasionadamente.

—¿La cama de hierro negro?

Él asintió y se fue.

Una vez sola, Renesme se sentó sobre el colchón y apartó sus pensamientos.

—¿Qué estoy haciendo aquí?

Una parte de ella le decía que lo mandara al demonio y que corriera el riesgo con Aro.

Pero otra parte de ella quería regresar a sus sueños y simular que este día no había sucedido.

No, lo que quería era lo único que sabía que jamás podría tener…

Quería una fantasía prohibida; un hombre que le perteneciera, al cual aferrarse. Un hombre con el que pudiera envejecer. Uno que sostuviera su mano mientras traía su bebé al mundo.

Era tan imposible que había enterrado esos sueños muchos años atrás.

Hasta ahora, jamás había conocido a alguien que la hiciera anhelar esas cosas que le eran negadas. No hasta que había mirado fijamente un par de ojos negros y había escuchado a un guerrero Vikingo hablar acerca de mantener a un niño a salvo.

Un hombre que se sentía culpable por su pasado.

Renesme añoraba eso ahora. Y era un deseo imposible.

Jacob jamás podría ser suyo, y aunque lo fuese, ella estaría muerta en cuestión de meses.

Con la cabeza entre las manos, lloró.

________________________________

CHICAS ESTA HISTORIA SE ESTA PONIENDO MUUUY INTRIGANTE, Y VIENE UNA GRAN GRAN SORPRESA.... ¿QUIEN O QUE REALMENTE ES KATE? ¿HABRÁ ALGO QUE UNA A JACOB CON RENESMEE?...... NO SE PIERDAN OS SIGUIENTES CAPIS EL PROXIMO MIERCOLES QUE POR CIERTO DEDICADOS A LA FIEL CATIII18 QUE ESTA AL PENDIENTE DE LAS ACTUALIZACIONES... 

Capítulo 13: CAPITULO 12 Capítulo 15: CAPITULO 14

 
14444048 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10761 usuarios