EL BESO DE LA NOCHE

Autor: andrea_Black
Género: + 18
Fecha Creación: 30/07/2012
Fecha Actualización: 26/10/2012
Finalizado: SI
Votos: 23
Comentarios: 64
Visitas: 46385
Capítulos: 45

**********FIC FINALIZADO!!!! ANIMENSE A ENTRAR**********

¿Cómo enamorar a alguien que no es capaz de recordarte? ...¿Como enamorarte de aquel enemigo al que estás destinado a matar?...¿Como poner todas tus últimas esperanzas de sobrevivir en aquel ser que ha matado a tantos de tu especie?

Jamás recordaría su tacto. Su beso. Su nombre… Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos. No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.

 Jacob Wolf Black es un cazafor oscuro, cuyo don es la amnesia para todo ser que lo haya visto. Después de 5 minutos nadie lo podrá recordar.

 Renesmee Cullen es una semi-vampiro con los dias contados, con una muerte lenta y dolorosa que la espera al cumplir 27 años.

...Esta es una historia basada en la saga Dark Hunter de la escritora Sherrilyn Kenyon...

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Capítulo 17: CAPITULO 16

—¿M-m-mi qué? –preguntó Renesme, apabullada por las palabras de Kat.

No podía haber escuchado correctamente. No había modo de que estuviese embarazada.

—Tu bebé.

Obviamente, su oído funcionaba bien.

—¿Qué bebé?

Kat respiró hondo y habló lentamente, lo que fue algo bueno ya que a Renesme le estaba costando entender todo esto.

—Estás embarazada, Ness. De muy poco tiempo, pero el bebé sobrevivirá. Me aseguraré doblemente de que eso suceda.

Sinceramente, Renesme se sentía como si la hubiesen aporreado con un repentino golpe imprevisto. Su mente apenas podía concebir lo que Kat le estaba diciendo.

—No puedo estar embarazada. No he estado con nadie.

La mirada de Kat volvió hacia Jacob.

—¿Qué? –preguntó él, a la defensiva.

—Tú eres el padre –dijo Kat.

—Oh, demonios. Lamento estropearte el asunto, bebé, pero los Cazadores Oscuros no podemos tener hijos. Somos estériles.

Kat asintió.

—Es cierto, pero tú no eres realmente un Cazador Oscuro, ¿verdad?

—¿Entonces qué diablos soy?

—Inmortal, pero a diferencia de los demás Cazadores Oscuros, no moriste. Jamás. Los demás se volvieron estériles porque sus cuerpos estuvieron muertos durante un tiempo. El tuyo, por otro lado, está tan intacto ahora como lo estaba hace mil doscientos años atrás.

—Pero yo no la toqué –insistió Jacob.

Kat arqueó una ceja.

—Oh, sí que lo hiciste.

—Eso fue un sueño –dijeron Jacob y Renesme al unísono.

—¿Un sueño que ambos recuerdan? No, fueron unidos para que pudieses renovar la descendencia de Renesme, y yo debería saberlo, ya que fui quien drogó a Renesme más temprano para que pudiese estar contigo.

—Oh, voy a vomitar –dijo Renesme, dando un paso atrás para apoyarse en el brazo del sofá—. Esto no puede estar sucediendo. Simplemente no es posible.

—Oh, bien –dijo Kat sarcásticamente—, no dejemos que la realidad se entrometa ahora, ¿está bien? Quiero decir, hey, tú eres un ser mitológico descendiente de seres mitológicos y estás en la casa de un guardián inmortal al que ningún humano puede recordar cinco minutos después de abandonar su presencia. ¿Quién dice que no puedes quedar embarazada de él en un sueño? ¿Qué? ¿Nos metemos en el reino de la realidad ahora? –Kat miró a Renesme perspicazmente—. Te digo algo, creeré en las leyes de la naturaleza cuando Jacob pueda salir a la luz del sol y no encenderse en llamas espontáneamente o, mejor aún, cuando tú, Ness, puedas ir a una playa y broncearte.

Jacob estaba tan asombrado que no podía moverse, mientras Kat continuaba hablando. ¿Renesme estaba embarazada de su hijo? Esto era algo que él nunca, jamás se hubiese atrevido a pensar o anhelar.

No, no podía creerlo. Simplemente no podía.

—¿Cómo puedo haberla dejado embarazada en un sueño? –preguntó, interrumpiendo a Kat.

Kat se calmó un poquito y se los explicó.

—Hay diferentes tipos de sueños. Diferentes reinos para ellos. Artemisa hizo que uno de los Cazadores de Sueños los juntara en un estado semiconsciente para que pudieran, digamos, unirse.

Jacob frunció el ceño.

—¿Pero por qué haría eso?

Kat señaló a Renesme con la mano.

—Ella no quería acostarse con nadie más. En los cinco años que he estado con ella, ni siquiera ha mirado a ningún hombre con lujuria en sus ojos. No hasta la noche en que entraste al club a matar a los Vampiros. Se encendió como una luciérnaga. Luego de que corrió detrás de ti pensé que finalmente habíamos encontrado a alguien con quien se acostaría alegremente. ¿Pero hicieron ustedes dos lo más normal y natural, regresaron a tu casa y se aparearon como conejitos? No. Ella vuelve pavoneándose como si nada hubiese sucedido. Por dios. No tienen remedio. —Kat suspiró—. Así que Artemisa se dio cuenta de que podía usar esa momentánea conexión que habían tenido en la calle para meter a Ness en tus sueños, para que pudieses fecundarla de ese modo.

—¿Pero por qué? –Preguntó Renesme—. ¿Por qué es tan importante que esté embarazada?

—Porque el mito del que te burlas es cierto. Si el último descendiente directo de Apolo muere, la maldición termina.

—Entonces déjenme morir y liberar a los Semi-vampiros.

El rostro de Kat se ensombreció con una advertencia.

—Jamás dije que serían liberados. Ves, lo gracioso acerca de los Destinos es que nada es sencillo, jamás. La maldición termina porque Apolo morirá contigo. Tu sangre y tu vida están conectadas con las suyas. Cuando él muera, el sol muere con él, así como Artemisa y la luna. Una vez que no estén, no queda mundo. Todos nosotros estamos muertos. Todos nosotros.

—No, no, no –susurró Renesme—. Esto no puede ser cierto.

No había un alivio temporal en la expresión de Kat.

—Lo es, querida. Créeme. Si fuera de otro modo, no estaría aquí.

Renesme la miró mientras, por dentro, luchaba por encontrarle el sentido a todo. Era tan abrumador.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Sí lo hice, y te espantaste tanto que Artemisa y yo decidimos borrarlo de tu memoria y comenzar otra vez, más lentamente.

La furia la atravesó.

—¿Qué hicieron?

Kat se puso a la defensiva.

—Fue por tu propio bien. Estabas tan enojada ante la perspectiva de ser forzada a un embarazo que Artemisa decidió que necesitarías un padre y un bebé para hacer frente a la realidad. Cuando te lo expliqué, estabas exaltada y a punto de tirarte bajo un autobús antes de usar a un hombre y dejar atrás a un bebé que sería perseguido. Así que es genial que ahora hayas encontrado a Jacob, ¿verdad? Con sus poderes, los Semi-vampiros y los Vampiros no pueden acercarse a él sin morir.

Renesme comenzó a acercarse a Kat sólo para que Jacob la sostuviese para que no pudiera alcanzarla.

—No lo hagas, Renesme.

—Oh, por favor –le rogó—. Sólo quiero ahorcarla algunos minutos. –Ametralló con una furiosa mirada a la mujer que había pensado, erradamente, que era una amiga—. Confié en ti y me usaste y me mentiste. No me asombra que estuvieses intentando conseguirme citas todo el tiempo.

—Lo sé, y lo siento. –Sus ojos decían que Kat en verdad lo sentía, pero a Renesme se le hacía difícil creerlo en ese momento—. ¿Pero no ves cómo todo se soluciona del mejor modo? Jacob tiene miedo de perder su última conexión de sangre con el mundo. A través de ti tiene otra línea que lo recordará mientras tengas a alguien inmortal que pueda contarle a tu hijo y a tus nietos acerca de ti y tu familia. Él puede cuidarlos y mantenerlos a salvo. Ya no habrá que escapar, Ness. Piensa en eso.

Renesme no se movió mientras comprendía las palabras de Kat. Ella sería recordada y sus hijos estarían a salvo. Era todo lo que quería. Era por eso que jamás había considerado tener hijos.

¿Pero se atrevería a creer en esto?

Los Semi-vampiros gestaban a sus bebés en pocos más de veinte semanas. La mitad de tiempo que los humanos. Como tenían una esperanza de vida tan breve, había varias diferencias fisiológicas extrañas. Los Semi-vampiros llegaban a la adultez a los once años, y frecuentemente se casaban entre los doce y los quince años.

Su madre tenía sólo catorce años cuando se había casado con su padre, pero había tenido la apariencia de cualquier mujer humana de veinticinco años.

Renesme observó a Jacob, cuyo rostro era ilegible.

—¿Qué piensas acerca de esto?

—Sinceramente, no sé qué pensar. Ayer, mi principal preocupación era que Seth se acostara con alguien. Ahora es el hecho de que si Kat no está drogada o alucinando, llevas una parte mía que tiene en sus manos el destino del mundo entero.

—Si dudas algo de esto, llama a Sam –dijo Kat.

Jacob estrechó su mirada.

—¿Él lo sabe?

Kat dio un rodeo, y pareció nerviosa por primera vez.

—Dudo seriamente que Artemisa le haya contado algo acerca de este particular plan de unirlos y hacer un bebé. Él tiende a disgustarse cuando ella interfiere con el libre albedrío, pero él puede verificar todo lo que les he dicho sobre la profecía fácilmente.

Renesme dejó escapar un intento de risa amargamente divertido, al escuchar que su “amiga” en realidad conocía a uno de los hombres sobre los que había leído en la página Web. Sin mencionar el hecho de que Kat también conocía a Aro y sus hombres.

—Sólo por curiosidad, ¿hay alguien a quien no conozcas?

—No, en realidad no –dijo Kat un poquito incómoda—. He estado con Artemisa por un l-a-r-g-o tiempo.

—¿Y cuánto sería eso? –preguntó Renesme.

Kat no respondió. En lugar de eso, dio un paso atrás y aplaudió.

—¿Saben qué? Creo que debería darles unos minutos para que hablen a solas. Me parece que iré a ver el cuarto de Ness.

Sin una palabra más, Kat salió disparada hacia el pasillo que conducía al ala de Renesme. Aunque Renesme no podía imaginar cómo ella sabía que ese era el camino correcto para ir. Pero bueno, Kat tampoco era exactamente humana.

Jacob no se movió hasta que Kat hubo desaparecido. Aún estaba intentando aceptar todo lo que Kat les había dicho.

—No sabía nada de esto, Jacob. Te lo juro.

—Lo sé.

Él miró fijamente a la madre de su hijo. Era increíble, y a pesar de la confusión que sentía, lo único que sabía era que una parte de él quería gritar con deleite.

—¿Te sientes bien? ¿Necesitas que te traiga algo?

Ella negó con la cabeza, luego lo miró. Sus ojos verdes lo quemaron de necesidad.

—En realidad, no sé a ti, pero me vendría bien un abrazo ahora.

Mentalmente, él no pensaba que fuese sabio apegarse a ella. Abrirse a una mujer que venía con una fecha de caducidad cercana, pero de cualquier modo se encontró atrayéndola hacia sus brazos, y tuvo que ponerse tenso para no sucumbir ante la sensación de ese cuerpo contra el suyo. La respiración de Renesme cosquilleaba la piel de su cuello mientras ella envolvía los brazos alrededor de su cintura.

Se sentía tan bien allí. Tan adecuada. En todos esos siglos, él jamás había conocido nada igual a esta sensación de calidez.

¿Qué tenía que lo hacía temblar? ¿Que lo dejaba excitado y anhelante?

Cerrando los ojos, la abrazó y dejó que su aroma a talco y rosas lo calmara, haciéndolo olvidar que deberían ser enemigos.

Capítulo 16: CAPITULO 15 Capítulo 18: CAPITULO 17

 
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