EL BESO DE LA NOCHE

Autor: andrea_Black
Género: + 18
Fecha Creación: 30/07/2012
Fecha Actualización: 26/10/2012
Finalizado: SI
Votos: 23
Comentarios: 64
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Capítulos: 45

**********FIC FINALIZADO!!!! ANIMENSE A ENTRAR**********

¿Cómo enamorar a alguien que no es capaz de recordarte? ...¿Como enamorarte de aquel enemigo al que estás destinado a matar?...¿Como poner todas tus últimas esperanzas de sobrevivir en aquel ser que ha matado a tantos de tu especie?

Jamás recordaría su tacto. Su beso. Su nombre… Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos. No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.

 Jacob Wolf Black es un cazafor oscuro, cuyo don es la amnesia para todo ser que lo haya visto. Después de 5 minutos nadie lo podrá recordar.

 Renesmee Cullen es una semi-vampiro con los dias contados, con una muerte lenta y dolorosa que la espera al cumplir 27 años.

...Esta es una historia basada en la saga Dark Hunter de la escritora Sherrilyn Kenyon...

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Capítulo 30: CAPITULO 27

Cómo deseaba Renesme que eso fuese cierto. Aún así, estaba contenta de que al menos él tuviera el gesto de simular que eran una pareja normal con preocupaciones normales.

Alguien golpeó a la puerta.

Renesme se apartó antes de que Jacob fuera a atender.

Era Elizabeth. Ignoró a Jacob y fue hacia Renesme, que estaba sentada en la cama.

—Pensé que podrías querer algo de ropa limpia.

Renesme le agradeció mientras Elizabeth colocaba el bulto de ropa sobre la cama, a sus pies.

—¿Has sabido algo de Alec? –le preguntó a su hermana.

Elizabeth negó con la cabeza, tristemente.

—Pero hay ocasiones en que pasan un par de días antes de que pueda hablar conmigo. A veces algunos meses…

Renesme se sintió mal por su hermana. No hacía mucho que conocía a Jacob y sin embargo no lograba imaginarse sin poder hablar con él todos los días. Sin que él la hiciera reír con algo que dijese. Debía ser mucho peor para su hermana.

—¿Por qué no vives con él?

Elizabeth la miró como si fuera evidente.

—Su padre intentó matarme, Nessie. Sabe cómo –señaló a Renesme y a sí misma—, somos. Mataría a Alec si alguna vez nos encuentra juntos.

Jacob se movió para pararse cerca de Elizabeth.

—Como aún estás viva y casada, el linaje de Apolo está a salvo, ¿verdad?

—No –dijo Elizabeth melancólicamente. Su rostro era oscuro y triste—. Los Vampiros no podemos tener hijos. Al igual que los Cazadores Oscuros, somos muertos ambulantes. Fue por eso que permití que mi padre y Nessie pensaran que también había muerto. No había necesidad de entristecerlos aún más por lo que era y en quién me había convertido.

—¿Eso te cambió mucho? –Preguntó Renesme—. ¿Es como siempre nos contaron?

—Sí y no. El anhelo de asesinar es difícil de resistir. Debes ser cuidadosa con el alma que tomas, porque una parte se funde con la tuya. Creo que es diferente para los Vampiros que matan que para aquellos como yo.

—¿Qué quieres decir con “aquellos como yo”? –preguntó Jacob.

—Eres una Vampiro Anaimikos –dijo Renesme.

Elizabeth asintió.

Ahora Jacob estaba completamente confundido. Jamás había escuchado ese término.

—¿Qué es eso?

—Un Vampiro que se alimenta de otro Vampiro –explicó Elizabeth—. Obtengo mi alimento de Alec.

Jacob estaba estupefacto.

—¿Puedes hacer eso?

—Sí.

Jacob se apartó, lejos de las mujeres, mientras digería eso. En su mundo sólo había dos tipos de Vampiros. Los normales, que corrían cuando eran perseguidos, y los Spathi, que daban pelea. Desde que había conocido a Renesme se había enterado de dos más: los Agkelos, quienes sólo cazaban a los humanos malignos, y los Anaimikos, quienes se alimentaban de otros Vampiros.

Se preguntaba si alguno de los demás Cazadores Oscuros sabía de esto, y porqué nadie jamás se había molestado en contarle sobre las diferentes clasificaciones.

—¿Cómo conociste a Alec? –preguntó Renesme mientras colocaba algunas prendas de las que Elizabeth había traído dentro del gran placard que había junto a la puerta.

—Cuando vivíamos en Suiza, Alec era quien nos vigilaba. Se suponía que estaba recolectando información para matarnos, pero dice que en cuanto me vio, se enamoró. –El rostro de su hermana prácticamente resplandecía. Renesme estaba feliz de ver a Elizabeth tan enamorada—. Una noche nos conocimos por accidente cuando yo escapaba de la casa luego de esa gran pelea con mamá sobre la universidad. Lo encontré justo en su escondite.

Renesme recordaba bien esa noche. No era frecuente que Elizabeth y su madre pelearan, pero esa noche había sido particularmente desagradable. Elizabeth había querido tomar clases nocturnas, intentando parecer una adolescente normal. Su madre se había rehusado a su pedido.

Elizabeth suspiró.

—Era tan hermoso. Yo sabía que era un Vampiro, pero no tenía miedo. Me quedé con él por horas esa noche. Comenzamos a encontrarnos cada noche luego de eso.

—Así que allí era adonde ibas a hurtadillas –dijo Renesme, recordando las veces que había ocultado las escapadas nocturnas de Elizabeth.

Elizabeth asintió.

—Hacía sólo seis meses que conocía a Alec cuando su padre se impacientó y colocó una bomba en el auto. Se suponía que yo no fuera esa noche. Se suponía que debía quedarme en casa contigo, ¿recuerdas?

Renesme recordaba bien esa noche. Cada detalle estaba grabado en su memoria con la claridad del agua. Ella se había quedado en casa esa noche sólo porque estaba enferma, y su madre se había rehusado a dejarla salir de la cama.

—Querías ir al aeropuerto con Nia –dijo Renesme, con la garganta anudada.

Su hermana mayor estaba yendo a tomar un vuelo fletado para ver a su padre en París. Nia había planeado quedarse allí una semana, y luego se suponía que ella y su padre volarían juntos de regreso a Suiza, para quedarse con las demás durante unas cortas vacaciones.

Elizabeth asintió.

—Alec me sacó del auto y usó su propia sangre para restablecerme.

Renesme dio un respingo ante las palabras de su hermana.

—¿Él te convirtió en Vampiro contra tu voluntad?

—Fue mi elección. Podría haber muerto, pero no quería dejarlo.

Jacob levantó la cabeza.

—¿Cómo te convirtió en Vampiro?

Ambas mujeres lo miraron incrédulas.

—Si un Semi-vampiro bebe la sangre de un Vampiro, se convierte automáticamente. ¿No sabías eso? –preguntó Renesme.

—No, no lo sabía. Pensé que el único modo de convertirse en Vampiro era tomando un alma humana.

—No –dijo Elizabeth—. Jamás he matado a un humano. Dudo que pudiera hacerlo.

Renesme estaba feliz de saber eso, pero era difícil para un Vampiro vivir de ese modo. También era peligroso.

—¿Qué haces si se va por demasiado tiempo?

—Uno de los Semi-vampiros lo manda a llamar. Él es tan fuerte que puedo pasar mucho tiempo entre medio, y la enfermería guarda una pinta de su sangre en caso de emergencia. Él siempre se asegura de restaurarla con una nueva provisión cada vez que me visita.

—¿Eso funciona? –preguntó Renesme.

A diferencia de los Semi-vampiros, no era la sangre lo que sostenía a los Vampiros; era la fuerza vital o el vigor en la sangre lo que los mantenía con vida.

—No dura mucho, pero me basta durante una hora o dos hasta que él puede llegar a mí.

—¿Entonces él mata por los dos? –preguntó Jacob.

Ella asintió, y tomó la mano de Renesme en la suya.

—No sientas lástima por mí, Renesme. Tengo a un hombre que me ama más que a nada en este mundo. Si no fuera así, estarías muerta ahora. Sólo deseo que pudieras conocer un amor como el que tengo con él. —Elizabeth besó a Renesme en la mejilla—. Ahora necesitas descansar. Ha sido una larga noche. ¿Deseas que pida que alguien te traiga un poco de comida?

—No, gracias. Sólo necesito dormir un poco.

—Que ambos tengan un buen día.

Elizabeth se fue de la habitación.

Jacob trabó la puerta detrás de ella, luego se quitó la ropa mientras Renesme se ponía un camisón de seda verde oscuro que Elizabeth le había traído. Para su sorpresa, le quedaba perfectamente, incluso sobre su vientre apenas redondeado.

Jacob trepó a la cama y la tomó en sus cálidos brazos.

—¿Cómo estás en realidad, preciosa?

—No lo sé. Ha sido una noche extraña y emocionante. –Los hechos volvieron a pasar por su mente. Se había enterado de muchas cosas y había tenido demasiadas sorpresas. Ahora estaba exhausta—. Lamento mucho lo de tu casa.

Ella sintió que él encogía los hombros.

—Las casas pueden reconstruirse. Sólo estoy contento de que nadie haya salido lastimado.

—Yo también.

Jacob la sintió relajarse mientras cerraba sus ojos y se acurrucaba contra él. Él enterró su rostro en el cabello de Renesme e inhaló su suave aroma femenino. Su mente se mareó con todo lo que había sucedido esta noche.

Más que nada, dio vueltas con los pensamientos sobre el bebé que había visto en el monitor. Puso su mano sobre el vientre de Renesme e imaginó al bebé creciendo allí dentro. Su bebé.

El hijo de ambos.

Una parte de los dos. El hijo de un Cazador Oscuro y una Semi-vampiro. Dos seres que jamás deberían haberse unido, pero sin embargo aquí estaban. Ya no eran enemigos, pero no estaba seguro de cómo llamarla. Ella era su amante. Su amiga.

Se quedó helado cuando la comprensión llegó a él. Ella realmente era su amiga. La primera que había tenido en siglos. Había reído con ella con tanta frecuencia en estas tres semanas. Había escuchado sus historias, sus miedos. Sus esperanzas sobre el futuro del bebé.

E iba a perderla.

El dolor y la furia crecieron dentro de él. Los celos también, mientras pensaba en los otros tres Cazadores Oscuros a quienes le habían otorgado una segunda oportunidad.

Estaba feliz de que Jasper y Emmet hubiesen encontrado a sus esposas. Eran buenos hombres.

Cómo deseaba que le concedieran semejante bendición.

El dolor de perder a Renesme sería insoportable, y debía admitir que era egoísta. Quería tanto a Renesme como a su bebé.

Vivos y sanos.

Si sólo supiera algún modo de hacer que ella viviera luego de su cumpleaños.

Tenía que haber algo. Los dioses siempre hacían una escapatoria. Este no podía ser el final de su relación. Sin importar lo que hiciera falta, él encontraría esa escapatoria.

La alternativa era inaceptable para él.

Capítulo 29: ....ADELANTO... Capítulo 31: CAPITULO 28

 
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