EL BESO DE LA NOCHE

Autor: andrea_Black
Género: + 18
Fecha Creación: 30/07/2012
Fecha Actualización: 26/10/2012
Finalizado: SI
Votos: 23
Comentarios: 64
Visitas: 46355
Capítulos: 45

**********FIC FINALIZADO!!!! ANIMENSE A ENTRAR**********

¿Cómo enamorar a alguien que no es capaz de recordarte? ...¿Como enamorarte de aquel enemigo al que estás destinado a matar?...¿Como poner todas tus últimas esperanzas de sobrevivir en aquel ser que ha matado a tantos de tu especie?

Jamás recordaría su tacto. Su beso. Su nombre… Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos. No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.

 Jacob Wolf Black es un cazafor oscuro, cuyo don es la amnesia para todo ser que lo haya visto. Después de 5 minutos nadie lo podrá recordar.

 Renesmee Cullen es una semi-vampiro con los dias contados, con una muerte lenta y dolorosa que la espera al cumplir 27 años.

...Esta es una historia basada en la saga Dark Hunter de la escritora Sherrilyn Kenyon...

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Capítulo 42: CAPITULO 39

Aro gruñó con indignación al encontrarse en la habitación del trono de la Destructora.

—Estuve tan cerca de matarlos. ¿¡Por qué me detuviste!?

El demonio Sabina aún lo sostenía.

Por una vez, Xedrix no estaba en la habitación con su madre, pero Aro no tenía tiempo para reflexionar sobre el paradero del demonio. Sus pensamientos estaban demasiado consumidos por el odio y el fastidio.

Su madre estaba sentada en su tumbona completamente serena, como si estuviese presidiendo un tribunal y no hubiese acabado de destruir todos sus años de cuidadosa planificación.

—No me levantes la voz, Aro. No aceptaré insubordinación.

Él se forzó a bajar su voz, aunque su sangre hervía de furia.

—¿Por qué interferiste?

Ella colocó su almohadón negro sobre su regazo y jugó con una de las esquinas.

—No puedes ganar contra el Elekti. Te lo dije.

—Podría haberlo derrotado –insistió Aro.

Nadie podía detenerlo. Estaba seguro de eso.

—No, no hubieses podido –dijo ella firmemente. Bajó otra vez la mirada y pasó elegantemente su mano sobre el satén negro—. No hay peor dolor que el de un hijo que traicione nuestra causa, ¿verdad, Aroius? Les das todo, ¿y ellos escuchan? No. ¿Te respetan? No. A cambio desgarran tu corazón y escupen sobre la bondad que les has demostrado.

Aro apretó los dientes mientras ella pronunciaba en voz alta los pensamientos que él tenía dentro. Le había dado todo a Alec, y su hijo le había retribuido con una traición tan profunda que le había llevado días abordar ese problema.

Una parte de él odiaba a Didime por decirle la verdad. La otra parte le agradecía.

Jamás había sido el tipo de hombre que acunara a una serpiente contra su pecho.

Aro jamás le haría a su madre lo que le habían hecho a él.

—Te escucharé, madre.

Ella sostuvo el almohadón contra su pecho y suspiró con fatiga.

—Bien.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora?

Ella lo miró con una pequeña y hermosa sonrisa. Cuando habló, sus palabras fueron simples, pero su tono era puramente maligno.

—Esperamos.

Jacob estaba sentado en el sillón con Renesme a su lado. Erik dormía pacíficamente en los brazos de su madre, inconsciente de la violencia y las muertes que se habían producido esta noche.

Inconsciente del hecho de que el mundo, al que el bebé recién estaba conociendo, había estado a punto de terminar.

Desde que habían regresado a casa, Jacob se había rehusado a dejar a alguno de ellos fuera de su vista.

Seth estaba ayudando a Emmet a vendar su brazo, que había sido golpeado por uno de los Vampiros. Edward estaba sentado con una bolsa de hielo en la nuca mientras Jasper echaba agua oxigenada sobre sus nudillos ensangrentados, dentro de un bol.

Paul estaba parado como una estatua contra la pared junto al pasillo que llevaba a la cocina. Sólo él parecía ileso luego de la pelea.

—Saben –dijo Jasper, interrumpiéndose lo suficiente para sisear mientras echaba alcohol sobre el agua oxigenada—, pelear era mucho más fácil cuando era inmortal.

Emmet resopló.

—Aún soy inmortal y estoy bastante magullado. Esa fue una tremenda pelea.

El teléfono sonó.

Seth se levantó para atender.

—Será mejor que no sea Aro –dijo Renesme sin aliento.

No era. Era su padre.

Seth le alcanzó el teléfono y la mano de Renesme tembló.

—¿Papi? ¿Estás bien? —Jacob la sostuvo contra su pecho mientras ella lloraba y hablaba un par de minutos; luego colgó—. Fue como tú dijiste –le susurró a Jacob—. Jamás lo tuvieron. Aro usó el mismo truco para hacer que abandonaras la ciudad, que usó conmigo para abrir la puerta del apartamento. ¡Maldito sea ese bastardo!

El teléfono sonó otra vez.

—¿Qué hay? –dijo Seth bruscamente—. ¿Luna llena?

—Sí –dijeron todos los hombres a la vez.

—Oh.

Seth atendió, luego se lo pasó a Jasper.

—¿Hola? –dijo Jasper—. Oh, hola, cariño. No, estoy bien. –Se encogió un poquito—. No, la cacería estuvo bien. Nosotros… eh… regresaremos a casa mañana. –Se detuvo, y luego miró a Edward—. ¿Qué herida en la cabeza? –Se acobardó aún más—. No, dile a Bella que Edward está bien. Fue sólo un pequeño golpe. Todos estamos bien. —Jacob se rió ante el modo en que el ex-Cazador Oscuro estaba retorciéndose—. Sí, está bien, lo haré. También te amo. Adiós. —Jasper colgó el teléfono y miró a todos—. Dios, jamás se casen con una psíquica. –Miró a Emmet, luego a Edward—. Chicos, estamos jodidos. Las mujeres saben que no salimos de caza.

Paul hizo un sonido grosero al escucharlo.

—¿Lo crees? ¿Qué idiota inventó esa mentira?

—No soy un idiota –dijo Emmet bruscamente—. Y no es que haya mentido. Simplemente omití qué íbamos a cazar y dónde.

Paul hizo otro ruido de desacuerdo.

—¿Como si sus esposas no lo supieran? –Miró a Jasper—. ¿Cuándo fue la última vez que el Sr. Armani cazó algo que no tuviese una etiqueta de precio? –Su mirada fue hacia Edward—. Oh, y los mocasines y los pantalones son el camuflaje perfecto.

—Cállate, Paul –dijo Emmet enojado.

Cuando Paul abrió la boca para contestar, golpearon a la puerta.

Quejándose, Seth fue a abrir y dejó que Sam y Alec pasaran a la habitación. Jacob se puso de pie mientras entraban.

Alec se veía mal. Estaba pálido y su ropa aún estaba cubierta de sangre. Pero lo peor eran la rabia y el dolor reprimidos en sus ojos pálidos.

Jacob no sabía qué decirle. Había perdido todo y ganado nada.

—Estábamos empezando a preocuparnos por ti, Sam –dijo Jasper.

—Yo no –dijo Paul—. Pero ahora que estás aquí, ¿me necesitas para algo más?

—No, P –dijo Sam tranquilamente—. Gracias por venir.

Paul inclinó la cabeza.

—Cuando quieras que te ayude a destrozar algo, llámame. Pero, en el futuro, ¿podrías elegir algún sitio más cálido para hacerlo?

Paul desapareció de la habitación antes de que alguno de ellos pudiese responder.

—Saben –dijo Emmet—. Realmente me fastidia que sea un dios.

—Sólo asegúrate de no fastidiarlo a él –dijo Sam en advertencia—. O podría convertirte en sapo.

—No se atrevería.

Jasper se burló.

—Estamos hablando de Paul, ¿cierto?

—Oh, sí –dijo Emmet—. No importa.

Jasper se puso de pie con un gemido.

—Bueno, ya que soy uno de los pocos no—inmortales en esta habitación, creo que iré a la cama a descansar.

Emmet flexionó su brazo vendado.

—Dormir suena como un buen plan para mí.

Seth tiró los suministros médicos dentro de la caja de plástico.

—Vamos, chicos, y les mostraré dónde pueden dormir.

Renesme se paró junto con Erik.

—Supongo que debería…

—Espera –dijo Alec, deteniéndola. Jacob se puso tenso mientras el Vampiro se acercaba a su esposa e hijo. Sam le puso una mano sobre el brazo para evitar que interfiriera—. ¿Puedo alzarlo? –preguntó Alec.

Tanto Renesme como Jacob fruncieron el ceño. Alec apenas había mirado al bebé antes de esto.

Renesme observó a Sam, quien asintió.

Reacia, le entregó a Erik. Era evidente que Alec jamás había tenido antes a un bebé en brazos. Renesme colocó sus manos sobre las de él y le mostró como sostener la cabeza de Erik, y el modo de agarrarlo para que no se lastimase.

—Eres tan frágil –le susurró Alec al bebé que lo miraba dulcemente—. Y aún así estás vivo, mientras que mi Elizabeth no lo está.

Jacob dio un paso adelante. Sam lo sostuvo con más fuerza.

—¿Te quedarás a cuidar a tu familia? –preguntó Sam con calma.

—Mi familia está muerta –gruñó Alec, mirando con furia a Sam.

—No, Alec, no es así. La sangre de Elizabeth está en ese bebé. Erik lleva su inmortalidad con él.

Alec cerró los ojos como si escuchar esas palabras fuese más de lo que podría soportar.

—Ella amaba a este bebé –dijo luego de un breve instante—. Podía darme cuenta de cuánto deseaba uno propio cada vez que hablaba de él. Sólo desearía poder haberle dado uno.

—Le diste todo lo demás, Alec –dijo Renesme, con sus propios ojos llenándose de lágrimas al hablar de su hermana—. Ella lo sabía, y te amaba por eso.

Alec envolvió un brazo alrededor de Renesme y la atrajo. Recostó la cabeza sobre su hombro y lloró en silencio. Renesme se unió a él mientras finalmente dejaba salir el dolor que también había estado reprimiendo.

Jacob se sentía incómodo por su dolor. Renesme era tan increíblemente fuerte. Él también sentía la pérdida de Elizabeth, pero no tanto como ellos dos.

Pero conocería el sufrimiento de Alec demasiado pronto.

Luego de un rato, Alec la soltó y le entregó a Erik.

—No permitiré que tu bebé muera, Renesme. Lo juro. Nadie lo lastimará jamás. No mientras yo viva.

Renesme lo besó en la mejilla.

—Gracias.

Alec asintió y se apartó de ella.

—Qué alianza, ¿eh? –Dijo Jacob luego de que Renesme los había dejado—. Un Cazador Oscuro y un Spathi unidos para cuidar a un Semi-vampiro. ¿Quién podría haberlo imaginado?

—El amor hace a extraños compañeros de cama –dijo Sam.

—Pensé que eso era la política.

—Ambas cosas lo son.

Alec cruzó los brazos sobre su pecho.

—¿Les molestaría que duerma en el cobertizo?

—Claro que no –dijo Jacob, sabiendo que Alec quería estar en algún sitio donde tuviera recuerdos de Elizabeth—. Considéralo tuyo todo el tiempo que quieras.

Alec salió de la casa como un fantasma silencioso.

—¿Es eso lo que tengo que esperar? –le preguntó Jacob a Sam.

—La vida es un tapiz tejido por las decisiones que tomamos.

—No me vengas con esa porquería seudo-quasi-psico-barboteo, Sam. Estoy cansado, me patearon el trasero, aún estoy preocupado por Renesme, Erik, y Seth, y realmente me siento como la mierda. Por una sola vez en la eternidad, respóndeme una maldita pregunta.

Los ojos de Sam destellaron de un color rojo tan rápidamente que, por un momento, Jacob pensó que podría haberlo imaginado.

—No me entrometeré con el libre albedrío o el destino, Jacob. Ni por ti, ni por nadie. No hay poder en esta tierra o más allá que podría obligarme a hacer algo así.

—¿Qué tiene eso que ver con Renesme?

—Todo. Si ella vive o muere depende de lo que ambos hagan o no hagan.

—¿Y eso significa?

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CHICAS UNA ESPERANZA DE VIDA PARA RENESME!!!, YA SE ACERCA EL GRAN FINAL...:( 

Capítulo 41: CAPITULO 38 Capítulo 43: CAPITULO 40

 
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