EL BESO DE LA NOCHE

Autor: andrea_Black
Género: + 18
Fecha Creación: 30/07/2012
Fecha Actualización: 26/10/2012
Finalizado: SI
Votos: 23
Comentarios: 64
Visitas: 46390
Capítulos: 45

**********FIC FINALIZADO!!!! ANIMENSE A ENTRAR**********

¿Cómo enamorar a alguien que no es capaz de recordarte? ...¿Como enamorarte de aquel enemigo al que estás destinado a matar?...¿Como poner todas tus últimas esperanzas de sobrevivir en aquel ser que ha matado a tantos de tu especie?

Jamás recordaría su tacto. Su beso. Su nombre… Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos. No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.

 Jacob Wolf Black es un cazafor oscuro, cuyo don es la amnesia para todo ser que lo haya visto. Después de 5 minutos nadie lo podrá recordar.

 Renesmee Cullen es una semi-vampiro con los dias contados, con una muerte lenta y dolorosa que la espera al cumplir 27 años.

...Esta es una historia basada en la saga Dark Hunter de la escritora Sherrilyn Kenyon...

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 9: CAPITULO 8

—Bienvenido a kalosi –dijo Aro en voz baja, pronunciando la palabra Atlante para “infierno” mientras inspeccionaba a los líderes de su ejército de Vampiros, que estaba siempre listo para atacar ante su orden.

Durante once mil años él, el hijo de la Dídime, los había liderado.

Escogidos por la propia Destructora y entrenados por Aro, estos Vampiros eran asesinos de elite. Sus propios hermanos se referían a ellos como los Vampiros Spathi. Un término que había sido menospreciado por los Semi-vampiros y los Cazadores Oscuros, que no comprendían lo que era un verdadero Spathi.

En lugar de eso, aplicaban el término a cualquier Vampiro con el que luchaban. Pero eso no estaba bien. Los verdaderos Spathi eran algo enteramente diferente.

No eran hijos de Apolo. Eran los enemigos de Apolo, así como eran enemigos de los Cazadores Oscuros y de los humanos. Los Spathis habían renunciado a cualquier herencia Griega o Semi-vampiro que tuviesen mucho tiempo atrás.

Eran los últimos Atlantes, y estaban orgullosos de serlo.

Sin que los Cazadores Oscuros ni los humanos lo supieran, había miles de ellos. Miles. Todos mucho más antiguos de lo que cualquier patético humano, Semi-vampiro, o Cazador Oscuro se atreviera a imaginar. Mientras los Vampiros más débiles vivían escondiéndose en la tierra, los Spathis usaban láminas o aberturas astrales para viajar de este reino al humano.

Sus hogares existían en otra dimensión. En Kalosis, donde la misma Destructora residía bajo prisión, y donde la letal luz de Apolo jamás brillaba. Eran sus soldados.

Sus hijos e hijas.

Sólo una mínima parte de ellos podía evocar a las láminas por sí mismos; era un presente que la Destructora no legaba con frecuencia. Como hijo suyo, Aro podía ir y venir a su voluntad, pero él elegía mantenerse cerca de su madre.

Como lo había hecho en los últimos once mil años…

Todo ese tiempo, habían planeado bien esta noche. Luego de que su padre Apolo los maldijo y abandonó a Aro y a sus hijos que muriesen horriblemente, Aro había aceptado a su madre de buena gana.

Había sido Didime quien le había enseñado el camino. Ella les había enseñado a tomar las almas de los humanos dentro de sus cuerpos para que pudieran sobrevivir, a pesar de que su padre los había condenado a todos a morir a los veintisiete años.

"Ustedes son mis elegidos" –le había dicho—. "Peleen a mi lado y el mundo le pertenecerá una vez más a los  vampiros"

Desde ese día, habían reclutado a su ejército cuidadosamente. Las tres docenas de generales que pasaban el rato junto a él en el salón del "banquete", estaban entre los mejores luchadores. Todos esperaban noticias de su espía acerca de cuándo reaparecería la heredera perdida.

Había estado fuera de su alcance todo el día. Pero ahora que el sol se había puesto, estaba cerca otra vez.

En cualquier momento sería libres de correr hacia la noche y arrancarle el corazón.

Era un precioso pensamiento que Aro abrigaba.

Las puertas del salón se abrieron, y de la oscuridad exterior apareció el último hijo sobreviviente de Aro, Alec. Vestido absolutamente de negro, al igual que su padre, Alec tenía el cabello rubio oscuro que llevaba en una coleta, sujeta con un cordón de cuero negro.

Su hijo era más apuesto que cualquier otro, pero por otra parte, todos los de su raza eran hermosos.

Los ojos azul oscuro de Alec brillaron mientras caminaba con la gracia y el orgullo de un depredador letal. Cuando Aro había traído por primera vez a su hijo mayor, había sido extraño jugar a ser el padre de un hombre que físicamente tenía la misma edad que él, pero dejando eso de lado, eran padre e hijo.

Más que eso, eran aliados.

Y Aro podría matar a quienquiera que amenazara a su hijo.

—¿Alguna novedad? –le preguntó.

—Aún no. El Licántropo dijo que ha perdido su rastro, pero que la encontrará nuevamente.

Aro asintió. Había sido su espía Licántropo quien les había traído noticias la noche anterior sobre la pelea en la cual un grupo de Vampiros había muerto en el bar.

Normalmente una pelea semejante no significaría nada para ellos, pero el Licántropo les había dicho que los Vampiros habían llamado “la heredera” a su víctima.

Aro había recorrido la tierra buscándola. Cinco años atrás, en Bélgica, casi la habían matado, pero su guardaespaldas se había sacrificado y le había permitido escapar.

Desde entonces, no la habían visto. Ningún encuentro entre los soplones y su gente. La heredera había demostrado ser tan astuta como su madre.

Entonces habían jugado el juego.

Esta noche, el juego terminaría. Entre las patrullas que Aro tenía en St. Paul y los Licántropos que lo servían, estaba seguro que de que la encontraría esta noche.

Palmeó a su hijo en la espalda.

—Quiero al menos a veinte de nosotros preparados. No hay modo de que se nos escape.

—Invocaré a los Illuminati.

Aro inclinó su cabeza con aprobación. Los Illuminati constaban de él y su hijo, así como otros treinta que eran los guardaespaldas de la Destructora. Cada uno de ellos había tomado un juramento de sangre hacia su madre, para ocuparse de que ella fuera liberada de su infierno y pudiera gobernar la tierra nuevamente.

Cuando ese día llegara, ellos serían los príncipes del mundo. Responsables sólo ante ella.

Ese día finalmente había llegado.

________________________________

QUE LES HA PARECIDO HASTA AQUI?? COMENTEN PORFA, Y HOY COMO PREMIO POR HACER Q ESTE SU FIC SUBIERA DE LA PAG 27 A LA 20, LES PUBLICARE OTROS 2 CAPIS MAS....

Capítulo 8: ESPECIAL Capítulo 10: CAPITULO 9

 
14444235 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10761 usuarios