EL BESO DE LA NOCHE

Autor: andrea_Black
Género: + 18
Fecha Creación: 30/07/2012
Fecha Actualización: 26/10/2012
Finalizado: SI
Votos: 23
Comentarios: 64
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Capítulos: 45

**********FIC FINALIZADO!!!! ANIMENSE A ENTRAR**********

¿Cómo enamorar a alguien que no es capaz de recordarte? ...¿Como enamorarte de aquel enemigo al que estás destinado a matar?...¿Como poner todas tus últimas esperanzas de sobrevivir en aquel ser que ha matado a tantos de tu especie?

Jamás recordaría su tacto. Su beso. Su nombre… Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos. No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.

 Jacob Wolf Black es un cazafor oscuro, cuyo don es la amnesia para todo ser que lo haya visto. Después de 5 minutos nadie lo podrá recordar.

 Renesmee Cullen es una semi-vampiro con los dias contados, con una muerte lenta y dolorosa que la espera al cumplir 27 años.

...Esta es una historia basada en la saga Dark Hunter de la escritora Sherrilyn Kenyon...

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Capítulo 35: CAPITULO 32

Para cuando llegó el viernes, Renesme estaba más que preparada para que se realizase la boda. Su hermana y Kat la habían mantenido ocupada y frenética toda la semana. Jacob se había mantenido felizmente fuera de su camino.

Si alguna vez le pedían su opinión sobre algo, su respuesta siempre era: Sé que no debo meterme en medio de tres mujeres discutiendo. Si lo recuerdas, la guerra de Troya comenzó por eso.

Seth no era tan sabio, y finalmente había aprendido a mantenerse fuera del apartamento lo más posible. O salir corriendo en el instante en que las veía aproximándose a él.

Ahora Renesme estaba en el dormitorio, con su vestido de novia y esperando. Su largo cabello rubio—rojizo caía alrededor de sus hombros, como era la costumbre de la gente de Jacob. Llevaba una corona de plata entrelazada con flores frescas; otra costumbre nórdica. Seth le había dicho que la corona había pasado por todas las generaciones de la familia de Jacob desde su cuñada.

Significaba mucho para ella estar llevándola ahora. Sentirse conectada con el pasado de Jacob.

Jacob también llevaría la espada familiar para el evento, y cuando su bebé se casara, él también llevaría la espada atada a su costado.

La puerta se abrió lentamente para revelar a Alec del otro lado. Su largo cabello rubio colgaba sobre sus hombros, y vestía un elegante traje de seda negra.

—¿Estás lista?

Luego de mucho debatir habían decidido permitir que fuera su padrino. Los Semi-vampiros no tenían las mismas costumbres que los humanos. Como había una gran posibilidad de que los padres de la novia ya hubiesen muerto, elegían a un padrino que pudiera escoltar a la novia hacia el altar, y decir las palabras acostumbradas para unir a la pareja.

Renesme deseaba que pudieran tener a un pastor para el evento, pero tanto ella como Jacob había estado de acuerdo en que arriesgaría demasiado a la comunidad traer uno. Así que se casarían al verdadero modo Semi-vampiro.

Al principio, Alec se había negado a la idea de ser su padrino, pero Elizabeth lo había convencido rápidamente de que sería mejor para él cooperar con sus deseos.

“Lo harás, y sé agradable con Jacob o dormirás en el sillón. Para siempre, y considerando tu edad, eso significa algo.”

—¿Jacob está listo? —le preguntó Renesme a Alec.

Él asintió.

—Él y Seth están esperándote en el complejo principal.

Kat le alcanzó una rosa blanca que estaba envuelta en cintas rojas y rosadas. Otra costumbre Semi-vampiro.

Renesme tomó la rosa.

Kat y Elizabeth tomaron sus lugares frente a ella y abrieron el camino. Tomados del brazo, ella y Alec caminaron detrás de ellas.

La costumbre escandinava era que las bodas se hicieran al aire libre. Como semejante cosa era incluso más peligrosa que traer a un pastor, habían alquilado la abierta parte comercial. Shanus y varios miembros del consejo se habían tomado la molestia de traer flores y plantas hidropónicas para simular un jardín.

Incluso habían construido una pequeña fuente.

Renesme vaciló al entrar al complejo.

Jacob y Seth estaban parados frente a la cascada construida apresuradamente, que aún así era hermosa. Ella esperaba a medias que Jacob estuviese vestido con sus ropas nórdicas. En cambio, él y Seth llevaban smokings iguales al de Alec.

Jacob llevaba el cabello largo y suelto, apartado de su rostro. La seda de su traje se moldeaba perfectamente a su cuerpo, acentuando cada curva musculosa. Jamás en su vida había visto a un hombre más apuesto.

Era absolutamente hermoso.

—Me encargaré de esto.

Renesme se quedó boquiabierta al escuchar la voz de su padre detrás de ella.

—¿Papi? —dijo, girando para encontrarlo con una amplia sonrisa en su rostro.

—Realmente no pensaste que me perdería a mi bebé casándose, ¿verdad?

Renesme lo miró de los pies a la cabeza, con el corazón martilleando. No podía creer que él estaba allí, con ella.

—Pero, ¿cómo?

Señaló a Jacob con la cabeza.

—Jacob fue a casa anoche y me trajo aquí. Dijo que no sería una boda para ti a menos que viniera. Y me contó acerca de Elizabeth. Pasé la noche en su apartamento con ella, para poder ponernos al día y luego sorprenderte —Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba fijamente el vientre de Renesme—. Estás hermosa, bebé.

Ella se arrojó a sus brazos, o al menos lo más que pudo debido a su panza extendida, y lo sostuvo con fuerza. Era el mejor regalo que Jacob podría haberle dado.

Estaba lloriqueando como una niña.

—¿Deberíamos cancelar la boda antes de que nos ahogues en lágrimas? —preguntó Kat.

—¡No! —dijo Renesme, recomponiéndose con una aspiración—. Estoy bien. En serio.

Su padre le dio un beso en la mejilla, puso su mano en la curva de su brazo, y la condujo hacia Jacob. Kat y Elizabeth fueron a pararse detrás de Seth mientras Alec tomaba su lugar al lado de Elizabeth. La otra única persona presente era Shanus, quien se mantenía alejado pero los observaba con una expresión amistosa que demostraba que estaba más que feliz de ser testigo del evento.

—Gracias —le dijo en silencio a Jacob, quien le regaló una pequeña y desgarradora sonrisa.

En ese momento, Renesme sintió toda la intensidad de su amor por él. Él sería un buen esposo para ella en los próximos meses, y sería un padre excelente.

A pesar de lo que Seth hubiese dicho.

Una vez que llegaron hasta su futuro esposo, su padre tomó su mano y la puso sobre la de Jacob. Luego su padre tomó las cintas rojas y rosadas de la rosa y las ató alrededor de sus manos unidas.

Renesme miró fijamente a Jacob. Sus ojos eran cálidos. Bondadosos. Ardían con pasión y orgullo mientras la miraba. La hizo estremecer. La excitó.

Su mirada tocaba cada parte de su cuerpo.

Él apretó su mano mientras el padre comenzaba a decir las palabras que los ligarían.

—En la noche…

—Luz —susurró fuertemente Alec, interrumpiéndolo.

El rostro de su padre se sonrojó un poquito.

—Lo siento. Tuve que aprender esto con bastante prisa. —Aclaró su garganta y comenzó de nuevo—. En la luz nacemos, y en… en… —su padre vaciló. Alec se adelantó para susurrar al oído de su suegro—. Gracias —dijo—. Esta ceremonia no es nada parecida a la nuestra. —Alec inclinó la cabeza y dio un paso atrás, pero no sin antes guiñarle el ojo a Renesme, en un gesto poco característico en él—. En la luz nacemos, y en la noche viajamos. La luz es el amor de nuestros padres, quienes nos reciben y nos dan la bienvenida a este mundo, y es con el amor de nuestro compañero que partimos de él. Jacob y Renesme han elegido estar juntos, para aliviar su restante viaje y reconfortarse mutuamente en las noches que vendrán. Y cuando la noche final caiga sobre ellos… —Su padre se detuvo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. La miró. La desdicha y el horror que vio en sus ojos hizo que en los de Renesme también brotaran lágrimas—. No puedo —dijo en voz baja.

—¿Papi?

Él dio un paso atrás mientras una lágrima descendía por su mejilla.

Elizabeth se adelantó y lo envolvió con sus brazos.

Renesme comenzó a acercarse a él, pero Elizabeth la detuvo.

—Termínalo, por favor, Uri.

Elizabeth llevó a su padre a un costado.

Renesme quería unirse a ellos, pero podía notar que su padre ya estaba demasiado avergonzado y apenado por haber arruinado su boda. Así que se quedó junto a Jacob.

Alec fue a pararse frente a ellos.

—Cuando la noche final caiga sobre nosotros, juramos mantenernos unidos y aliviar a quien parta primero. Alma con alma, hemos tocado. Carne a carne, hemos respirado. Y es en soledad que debemos abandonar esta existencia, hasta que llegue la noche en que los Destinos sentencien que nos reunamos en Katoteros.

Renesme sintió que sus propias lágrimas regresaban mientras Alec pronunciaba el término Atlante para “paraíso.”

Alec subió al pedestal que tenía una elaborada copa de oro. Los tres Destinos estaban grabados en ella. Se la alcanzó a Renesme.

—Normalmente esta sería la sangre de ambos combinada, pero como ninguno de ustedes está precisamente emocionado por beber eso, es vino.

Alec le pasó la copa a Renesme, quien dio un sorbo, luego se la dio a Jacob, que siguió su ejemplo. Jacob le regresó la copa a Alec. Como era la costumbre Semi-vampiro, Jacob se inclinó y la besó, para que el sabor del vino estuviese mezclado con ellos.

Alec devolvió la copa al pedestal y terminó la ceremonia.

—He aquí la novia, Renesme. Es única en este mundo. Su belleza, gracia y encanto son el legado de su ascendencia, y serán dotados a quienes nazcan de ella. Este hombre, Jacob, por otro lado, he aquí siendo producto de… —Alec frunció el ceño mientras hacía una pausa—. Bueno, él es producto de una perra que no puede soportar la idea de que los hijos de Apolo gobiernen la tierra.

—¡Alec, compórtate! —dijo Elizabeth bruscamente desde su sitio junto a su padre.

Él se agitó ante su orden.

—Considerando el hecho de que acabo de unir a un miembro de tu familia con una de las personas que he jurado aniquilar, creo que estoy siendo admirablemente bueno.

Elizabeth lo observó de un modo que proclamaba a los gritos que él dormiría solo durante al menos una semana.

Si no más.

Alec frunció los labios al mirar a Jacob. Estaba claro a quién culpaba por el malestar de su esposa.

—Bien. Me alegro de no haber dicho lo que realmente pensaba —murmuró en voz baja. Hablando más alto, Alec regresó a la ceremonia—. Son sus similitudes las que los unieron, y sus diferencias las que añaden variedad y chispas a su vida. Que los dioses bendigan y protejan su unión, y que sean… —se detuvo nuevamente—. Bueno, ya han sido bendecidos con fertilidad, así que saltearemos eso.

Elizabeth gruñó en voz baja mientras Renesme lo miraba furiosamente.

Alec asesinó con la mirada a Jacob otra vez.

—Que ambos disfruten cada minuto que les quede.

Entonces, Alec tomó las cintas que unían sus manos y las ató con un doble nudo. Las cintas permanecerían toda la noche, y por la mañana serían cortadas y enterradas para la buena suerte.

Seth y Kat condujeron al grupo de regreso al apartamento.

Su padre se acercó y la abrazó por la cintura.

—Lamento no haber podido terminar.

—Está bien, papi. Comprendo.

Y así era. La perspectiva de decirle adiós también la lastimaba.

Cuando llegaron al apartamento, Jacob, como indicaba la costumbre nórdica, la levantó en brazos y la cargó a través del umbral. La sorprendió, porque él tuvo que hacerlo con un solo brazo, ya que la otra mano aún estaba unida a la suya.

Seth sirvió bebidas para todos.

—Y ahora es cuando la gente de Jacob se embriagaría y tendría fiestas por una semana entera. ¡Todos aclamen a los Vikingos, antepasados de los chicos de las fraternidades!

—Tú puedes divertirte —le dijo Jacob—, pero será mejor que no te encuentre ebrio.

Seth puso los ojos en blanco, luego se inclinó y le habló al vientre de Renesme.

—Sé inteligente, pequeñito, quédate allí dentro donde el Rey Neurótico no puede terminar con toda tu diversión.

Jacob sacudió la cabeza.

—Me sorprende que estés aquí sin tus recién encontradas amigas.

—Sí, lo sé. Voy a buscarlas en un rato. Kyra está trabajando en un nuevo programa y yo voy a probarlo.

Alec resopló al escucharlo.

—Esa es una forma de decirlo.

El rostro de Seth se puso rojo como un tomate.

—Y yo pensé que él —dijo señalando a Jacob con el pulgar—, era malo. ¿Qué sucede con las mujeres Cullen que las atraen los perdedores?

—Creo que eso me ofende —dijo el padre.

Jacob rió.

—Será mejor que vayas a buscar a Kyra antes de enterrarte aún más.

—Sí, creo que estoy de acuerdo.

Seth se disculpó y salió.

Kat apareció detrás de Renesme y le quitó la corona de la cabeza.

—Voy a asegurarme de guardarla en su estuche.

—Gracias.

De pronto, una sensación un poco incómoda inundó la habitación.

—¿Papi? ¿Quieres regresar a casa con nosotros? —preguntó Elizabeth.

—Seguro. —Le dio un beso en la mejilla a Renesme—. No fue una gran recepción, pero creo que deberían estar a solas.

Kat se les unió mientras partían.

Ahora estaban a solas, y Jacob extrajo de su bolsillo un perfecto anillo de diamantes de un quilate y lo deslizó en el dedo de Renesme. El anillo era una trama enrejada nórdica muy delicada. Jamás había visto algo tan adorable.

—Gracias, Jacob —susurró.

Jacob asintió. La miró fijamente bajo la pálida luz, los ojos de Renesme brillaban con calidez.

Su esposa.

Lo único que jamás había pensado en tener. Al menos no en los últimos mil doscientos años.

Normalmente una pareja en su luna de miel estaría pensando en su futuro juntos. Cómo pasarían sus vidas…

Él no quería pensar en el futuro. Era demasiado sombrío. Demasiado doloroso. Debería haber mantenido a Renesme fuera de su corazón. Cada día lo intentaba, y cada día la encontraba metida aún más profundamente en él que antes.

—Renesme Wolf Black —susurró, probando su nuevo nombre.

—Suena agradable, ¿verdad?

Él tocó sus labios con los dedos. Era suaves y delicados, como ella. Tentadores.

—¿Eres feliz?

—Sí.

Y aún así, sus ojos verdes estaban teñidos de tristeza.

Cómo deseaba poder eliminar esa tristeza para siempre.

Renesme se puso en puntas de pie y lo besó. Jacob gruñó ante su sabor. Ante el modo en que se sentía la mano de Renesme sobre su nuca mientras sus largos y gráciles dedos le enroscaban el cabello.

Su aroma a rosas lo atravesó, embriagándolo y excitándolo.

—Eres hermosa, mi Renesme.

Renesme se estremeció ante sus palabras gravemente pronunciadas. Le encantaba cuando él se refería a ella como suya.

Tomando su mano atada con la de él, lo condujo hacia el dormitorio.

Renesme se mordió los labios mientras lo observaba. Era tan alto y devastador. Él la recostó cuidadosamente en la cama, luego se detuvo.

—¿Cómo se supone que nos quitemos la ropa con esto en las muñecas?

—Mis mangas pueden sacarse.

—Las mías no.

—Entonces tendrás ese smoking toda la noche. ¡Ew!

—¿Ew? —preguntó él, juguetonamente—. ¿Ahora soy “ew”?

Ella gimió mientras él acunaba su mentón y mordisqueaba sus labios con los dientes.

—Extremadamente “ew” —lo provocó sin aliento.

Ella sintió que Jacob bajaba la cremallera en la espalda de su vestido lentamente, como si estuviese saboreando la anticipación de tenerla desnuda con él.

—Sabes, según la tradición Vikinga, hubiésemos tenido testigos para esto.

Renesme se estremeció mientras la caliente mano de Jacob rozaba su piel desnuda.

—No quiero ofenderte, pero me alegro de que esta no sea tu época.

—También yo. Tendría que matar a cualquier hombre que viera lo hermosa que eres realmente. Si te viesen, sé que estarían soñando contigo, y jamás podría permitir eso.

Ella cerró los ojos, saboreando esas palabras, mientras él le quitaba el vestido.

Se detuvo sólo lo necesario para besar su vientre abultado. En el instante en que sus labios la rozaron, ella sintió el ligero y aleteante movimiento en su interior.

—Oh, dios mío —susurró—. ¡Acabo de sentir al bebé!

Él se apartó.

—¿Qué?

Con los ojos llenándose de lágrimas, ella colocó su mano sobre el punto que los labios de Jacob habían tocado, deseando sentir al bebé de nuevo.

—Lo sentí —repitió—. Recién.

El orgullo brilló vivamente en los ojos de Jacob mientras bajaba la cabeza y besaba su estómago nuevamente. Le acarició la piel con su mejilla barbuda.

 

Capítulo 34: CAPITULO 31 Capítulo 36: CAPITULO 33

 
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