Gracias a las Estrellas.

Autor: 012Victoria210
Género: General
Fecha Creación: 19/01/2010
Fecha Actualización: 27/09/2013
Finalizado: NO
Votos: 58
Comentarios: 180
Visitas: 224736
Capítulos: 36

TERMINADO

Tras un accidente, Bella se ve en la necesidad de acudir a la familia de Carlisle. Los Cullen, quienes seran en adelante su nueva familia. Alli se enamora, y aprende el significado de la frase "Sigue Adelante"  

Las cosas no siemore son como uno las planea. El destino es el que baraja las cartas, y nosotros somos los que jugamos. La vida podrá tener sus momentos alegres y cálidos, pero tambien dias tristes y no deseados.

"Yo jamás podre saber lo que el destino me deparará, pero hay algo de lo que estoy completamente confiada: El amor, todo lo puede"

Bella Swan

"Fruta Prohibida", en LunaNuevaMeyer

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Capítulo 22: Una Cena Para Recordar

–¿Cuánto falta? – Pregunte por al parecer, una milésima vez. Incluso Emmett, quien trataba de quedarse dormido, se estaba cansando de mi insistencia.

–Falta poco –Contesto Rosalie con fastidio.

–¿Exactamente cuánto?

–¡Muy poco, Bella! Deja ya de preguntar –Exclamo lanzándome dagas por los ojos y yo me encogí. No la culpaba, durante todo el camino había estado fastidiando tratando de plantar conversación, aun sabiendo que era más que evidente de que todos se estaban cayendo del sueño. Pero yo no. ¡El camino tenía demasiadas curvas! ¿Cómo se suponía que estaría quieta? E estado a punto de venirme en vomito más de dos veces. La mejor forma de pasar el mal trago era no pensar en eso. Edward, quien yacía a mi lado, escuchaba apaciblemente música de Rock por sus audífonos, y su agarre en su mano entrelazada con la mía iba perdiendo fuerza con cada minuto que pasaba. Estaba colgando en el hilo del sueño. La noche anterior todos los chicos y yo nos habíamos desvelado con otra de nuestras frecuentes competencias de Twister. No sin antes sumar algo de Vodka a la ecuación. Yo era la única del grupo que estaba más o menos cuerda cuando nuestros instintos humanos y brutales salían a la luz al emborracharnos estúpidamente. Me era bastante difícil emborracharme, o por lo menos, lo suficiente como para comportarme como Emmett, quien, en una apuesta la noche anterior, había sido obligado a disfrazarse de conejo y subir al cuarto de Esme y Carlisle para gritar: ¡Felices Pascuas!

–Lo siento, Rose –Me disculpe cabizbaja, desviando la mirada de su rostro.

–No, lo siento yo. No debí contestarte de esa manera, mis disculpas – admitió con voz suave.

–No te preocupes. Sé que soy un poco estorbosa cuando puedo. Pero es que Edward está dormido y Emmett también – Suspire, y la mire por el espejo retrovisor de su auto descapotado –¿Por qué no me cuenta un poco sobre los Denali?

Rosalie sonrío suavemente.

–Oh, ellos son divinos. Son los mejores amigos de Carlisle y Esme. Tus padres también los conocieron, Bella – comento, tratando de sonar indiferente. Pero pude notar bajo esa capa de disimulación la prevención con la que mencionaba a mis difuntos padres.

–¿Ah si? – pregunté, frunciendo el ceño – Jamás me han hablado de ellos.

–Supongo que no es nada interesante que contar, la verdad, solo se vieron una vez. Aun lo recuerdo, se llevaron muy bien – se encogió de hombros – Aunque ahora que lo pienso… Bella, tú también los has conocido anteriormente, creo.

Abrí los ojos con sorpresa.

–Si si… ¡Claro! – exclamó, como si ahora estuviese recordando los detalles de algo acontecido años atrás – Cuando viniste a Forks hace como mil años luz. Si si… Carmen y Eleazar estaban de paso, saludaron rápido y se fueron. Pero tus padres hablaron con ellos. Si, lo recuerdo ahora. Tú no los vistes mucho, estabas muy entretenida jugando con Emmett y Edward para ese entonces. Yo me la pasaba la mayor tiempo con Tanya, la hija de ellos. Nos llevamos muy bien – comento, entrecerrando los ojos.

–Oh, supongo que debería acordarme de ella – susurre.

–No, no la viste. Como te dije, fueron de paso, y duraron como una hora solamente.

–Hum, ya.

De momento, Rosalie alzo las cejas, a la vez que fruncía sus labios pintados de carmín.

–¿Qué sucede? – cuestione, extrañándome con la expresión de confusión plantada en su rostro perfecto.

–Humm… Este, Bueno, creo que debería comentarte algo.

–¿Qué cosa?

–Este… Veras. Posiblemente, posiblemente, no te sentirás muy cómoda en tu estancia con los Denali – Respondió ella, haciendo muecas con su cara.

–¿Y porque no ha de ser así? – mi curiosidad salió a flote.

–Porque, a Tanya le gusta Edward.

Mierda.

–…– bueno, la verdad hubiera deseado mucho más poder pronunciar: ¿¡Cómo que le gusta Edward! Pero no me salieron palabras. Mi ceño fruncido y ojos bien abiertos. Mi boca estaba entreabierta de la sorpresa y mi vista fija no se apartaba de la de Rosalie, que se atrevía a lanzarme varias miradas temerosas a través del espejo del retrovisor. Ella respondió a mi pregunta muda.

–A Tanya le ha gustado Edward desde siempre, es más, ni siquiera puedo calcular la fecha en la que ella se fijo en él, creo que fue atracción a primera vista o algo por el estilo. Es casi imposible no darse cuenta de la cara de estúpida que pone cada vez que Edward respira o se remueve el cabello – rodó los ojos – Por supuesto, Edward lo sabe, ella no es para nada precavida o disimulada en ese aspecto. Ya le habrá robado uno que otro beso.

¿Hum? – musite, horrorizada.

–Tranquilízate. Ella no es su tipo. El siempre le ha dejado claro que no siente nada por ella, pero ella siempre ah seguido insistiendo. Así mismo fue con Kate. Cuando Tanya se entero de que Edward ya estaba atado, ella casi pega el grito al cielo. No sé cómo estará ahora, la verdad. Ya que no hace más de un año fue que los visitamos.

–Oh. Bueno, eso complica las cosas – fue lo único que respondí, apretando mis dientes.

Primero Kate, luego las fans psicopatías de la escuela, y ahora Tanya.

Perfecto.

¿Pero qué diablos es lo que tiene Edward que atrae a todas las chicas de este maldito planeta?

Bueno, es caballeroso, respetuoso, amable, gracioso, sincero, optimista, carismático, insoportablemente sexy…. Con esos ojazos suyos que…

¡Vaya! Olvide que yo era una de esas chicas.

–Bella, relájate, estoy segura de que todo estará bien, ¡Ha pasado ya mucho tiempo! Creo que ya debió habérsele pasado aquella fiebre – aseguro, con una sonrisa.


–¡Oh, Edward, pero es que cada vez estas más bello! – Tanya inmediatamente corrió a sus brazos, abrazándolo de un golpe, dejando a un Edward recién levantado de un sueño apacible bastante sofocado y distraído por tal acto desprevenido. La chica no se había percatado de que mi novio tenía su mano entrelazada con la mía. Posiblemente ni se habrá dado cuenta de mi presencia ni de nadie más aparte de Edward.

Si claro. "Ya se le habrá pasado la fiebre"

–Hola Tanya. Tan hermosa como siempre – contesto Edward con amabilidad, provocando que yo apretara mis puños. ¿Hermosa? Ugh, maldito sea.

Lo que más me molestaba y me llenaba de cólera, es que Edward estaba en lo cierto. De acuerdo, estaba al tanto de la existencia de Tanya, pero, ¿Le hubiera costado nacer un poco menos… guapa? ¿Por qué tendría que ser tan tremendamente hermosa? Alta, piel clara y ojos celestes. Cabello ondulado, brillante y rojizo que caía como una cascada por su espalda hasta finalizar en el comienzo de su cintura. Nariz perfecta y sonrisa perfecta. Por dios, ¿Cómo Edward no se habrá fijado de algo así antes? No es que lo deseara pero, Jesús, en este momento todo rastro de autoestima y ego que pudiera quedar en mi mente estaba oculto cuatro metros bajo tierra entre lo mas recóndito. Definitivamente era propensa a inseguridades.

Relájate, Isabella. Edward te ama a ti, no a Tanya. Ni siquiera te ah hablado nada sobre ella, así que eso debe significar que su existencia no es un elemento primordial para él.

–¡Oh, Tanya! Acaba de llegar y ya lo estas sofocando. Aléjate del pobre, que no puede respirar – bromeo una voz gutural y calmada desde el interior de la casa, que era igual o incluso más hermosa que la de Los Cullen. Del interior dos siluetas comenzaron a hacerse visibles mientras se acercaban a nuestra posición. Un hombre alto, de unos cuarenta y cinco años aproximadamente apareció junto a una mujer más joven, de tal vez unos cuarenta. El tipo era alto, de espalda ancha y un extraño bigote oscuro que lo hacía lucir de una manera peculiarmente misteriosa y atrayente. La mujer, con una mirada dulce y hoyuelos; era más bajito, y su cabello era del mismo tono que el de Tanya. – Bienvenidos – saludo, agitando su mano y brindando una sonrisa cálida de cortesía.

–Carmen, Eleazar – saludo Carlisle, quien recién acababa de abandonar su vehículo junto a Esme y se había acercado hasta nosotros – Felices navidades, ¿Cómo han estado?

–Perfectamente, Carlisle. ¡Adelante! ¿No querrán charlar afuera, cierto? – inquirió Carmen con voz juguetona, indicando que pasáramos a la estancia principal con un gesto de mano. Alice y Rosalie se adentraron como perro en su casa, y Emmett y Jasper las siguieron a su espalda. Al parecer ni Carmen ni Eleazar me habían visto, ya que, me encontraba prácticamente escondida detrás de la espalda de Edward.

–Tanya – llamo Edward – Quiero presentarte a Bella, mi novia – me resalto, aumentando el agarre en mi mano izquierda. La expresión de Tanya se altero por una milésima de segundo antes de recuperarla de nuevo. Se giro para mirarme, y casi podría jurar que me estaba escaneando de arriba a abajo con su mirada crítica.

Mucho gusto – susurro ella, estrechando su mano con la mía. No es que yo fuese una experta con las expresiones como Jasper lo era, pero estaba segura que decir esas palabras le producía alguna clase de daño físico.

–Igualmente – conteste, imitando su tono.

–No sabía que habías vuelto a encontrar tu media naranja, Edward. Creí que estabas locamente enamorado de Kate, que yo sepa, era tu aire para respirar. Aunque claro, Bella, se nota bastante simpática – comento con una dulce sonrisa. Detrás de aquella mascara de suavidad pude detectar sus intenciones. Idiota. Le dije miles de veces dentro de mi cabeza.

Edward, quien había captado las palabras de Kate tenso su mandíbula, al tiempo que fruncía el ceño y su expresión se enseriaba.

–Eso quedo enterrado en el pasado. Bella es mi presente. Lo que paso con Kate no es más que un recuerdo – respondió, regalándome una de sus sonrisas.

–Oh, bueno. Adelante, nos han de estar esperando – dijo haciendo ademan de entrar a la casa. Yo la seguí, con Edward pisándome los talones. El lugar era enorme, lleno de luz y de… cuadros. Muchísimas pinturas por doquier. Lámparas carísimas colgando del techo.

Todos estaban reunidos en la estancia, sentados cómodamente sobre unos sofás de cuero negro, mientras bebían unas tacitas de café. Carmen fue la primera en percatarse de mí, así que se levantó de su asiento, caminando con pasos elegantes hasta estar frente a mi persona.

–¡Hola, querida Bella! – saludó, estrechándome en sus brazos – Cariño, bienvenida, lamento no saludarte antes, ¡Que descortesía de mi parte! – exclamó.

–No se preocupe, señora Carmen – conteste, plantando mi mejor sonrisa.

–¡Oh! No me digas señora, que me hace sentir vieja. Háblame de .

–De acuerdo.

–Hola Bella, es un placer conocerte al fin – Eleazar se levanto de su asiento y estrecho su mano con la mía, – ¿Deseas algo para beber?

–Estoy bien, gracias.

¡Tío! ¿Dónde dijiste que se hallaba el cuadro aquel? – escuche una suave voz hablar desde el piso superior, seguido de unos pasos en los escalones. Pude contemplar al portador de aquella voz cuando llego al final de las escaleras. Era un muchacho alto, de tez bronceada y cabellos oscuros. Sus ojos eran azules, y pude notar lo musculoso que era por la manera en que la camisa se ceñía a su figura. El chico parecía un supermodelo, y pude notar que me quede mirándolo más de la cuenta por él tenue carraspeo de Emmett.

–Hola Clay. Olvida ese cuadro, quiero presentarte a Bella, la nueva integrante de la familia Cullen.

El chico Clay se volteo para mirarme, al tiempo que esbozaba una amigable sonrisa entre dientes. Se acerco hasta nosotros con pasos despreocupados y se detuvo para saludarnos.

–Clay Smith, para servirle – susurro con voz atrayente, antes de tomar mi mano derecha y besarle el dorso con caballerosidad – Es todo un placer, Bella

–El placer es mutuo – conteste con cortesía, ruborizada por aquel acto. Pude sentir como Edward pasaba un brazo por mi cintura posesivamente.

–Hola, Clay. Tiempo sin verte – saludo Edward, con una pequeña sonrisa. Clay lo miro y asintió, ampliando su sonrisa.

–Hey Edward, hermano. ¿Cómo estas, Casanova? – se burlo, y Edward soltó un bufido como risa.

–De maravilla – contestó él, antes de entrelazar su mano con la mía. Clay observo el gesto durante un momento, enarco una ceja. Y luego elevo la mirada, para observar el rostro de Edward.

–¡Oh! Vaya, vaya, vaya. ¡Así que Eduardo consiguió el amor! – dijo de manera teatral – ¡Oh, mi ego ah disminuido! Preciosa, cuando te aburras de este idiota, llámame – me guiño el ojo coquetamente, y de manera graciosa. La mano de Edward se tensó sobre la mía, y forzó una sonrisa que pudo resultar la más falsa de la historia.

Estaba celoso.

Al menos sabía que no era la única que padecía de esas dificultades.

–¡Bueno, ya! – hablo Carmen, levantándose de su asiento – Basta de presentaciones, ¿Alguien tiene hambre?

–¡Yo, yo, yo! – ¡como era tan raro de Emmett!, se levanto de su asiento y comenzó a agitar la mano rápidamente – ¿Has preparado…?

–¿Canelones a la boloñesa? ¡Por supuesto! Sería demasiado desconsiderada al no preparar tu platillo favorito, Emmett.

–Genial – aprobó el, besándola en la mejilla sonoramente – Vamos, tiita mía – paso su brazo por sobre los hombros de Carmen y ambos caminaron rápidamente hasta la cocina, aunque fue Emmett quien apresuro el paso de Carmen, quien casi se tropezó durante el camino unas dos veces.

–Hay… Emmett. Siempre tan afectuoso – murmuro Eleazar, levantándose de su asiento junto con Carlisle y Esme, para seguir los pasos de Carmen.

–¡Tanya! ¡Querida, tienes tanto que contarme! – menciono Rosalie, dirigiéndose a Tanya, de quien había olvidado por completo de su innecesaria presencia. Rose me lanzo una mirada fugaz, y me guiño un ojo. ¡Gracias, Rose! Posiblemente trataría de mantener a Tanya entretenida todo el tiempo del que fuera capaz para que no me arruinara mi corta estancia en esta simpática familia.

–¡Por supuesto, Rose! – exclamo ella, igualando el tono de voz de la rubia. Ambas entrelazaron sus brazos de manera confiada y entusiasta, y caminaron a pasos elegantes y pausados escaleras arriba, no sin antes, observar como Tanya echaba una última mirada hacia mi novio, llena de una emoción que no pude descifrar.

–Así que… – murmuro Clay, cruzándose de brazos. Nosotros éramos los únicos huéspedes que quedaban en la enorme estancia de la casa de Beatriz de Holanda (1), ya que Jazz y Alice habían desaparecido literalmente en el aire. Ya me estaba comenzando a acostumbrar a sus escapadas dramáticas – ¿Eres la novia de Edward? ¡Vaya! El chico tiene buenos gustos – esbozo una sonrisa torcida, dando a mostrar el hoyuelo que yacía sobre su mejilla izquierda. Edward gruño muy bajito, cosa de la que solamente yo me percate por mi cercanía.

–Cállate, Clay – mascullo Edward, rodando los ojos.

–Está bien, está bien – se encogió de hombros, y luego se giro sobre sus talones encaminándose a la cocina, antes de eso, grito – ¡Ya sabes, Bella! ¡Estoy disponible!

Cuando Clay desapareció de nuestro panorama, Edward suspiro, y envolvió mi cintura con sus fuertes brazos.

–Clay, idiota – dijo, colocando su frente sobre la mía.

–Relájate, Edward. Solo estaba jugando – trate de tranquilizarlo, pasando mis brazos por su cuello.

–Lo sé. Pero aun así…. Clay no es famoso por ser un tipo tímido y discreto – respondió él, soltando una risita.

–Hum, me encanta cuando estás celoso – ronroneé, posando mis labios suavemente sobre su mejilla, y luego delineando la forma de su mandíbula con ellos.

–¿Lo disfrutas, cierto? – rodó los ojos teatralmente, y aumento el agarre en mi cintura – No puedo evitarlo. Tu-eres-mía – murmuro, mordisqueando mis labios.


–¡La cena esta lista! – Carmen grito desde la cocina, asomando su cabeza por la puerta, provocando que sus cortos cabellos rojizos se agitaran con el movimiento – ¡Todos a la mesa!

No tuvo que repetirlo dos veces cuando la mayoría de los chicos ya se habían sentado en sus respectivos puestos, con una energía tan intensa como para destrozar la casa entera con solo una carrera. Emmett era el que se notaba más impaciente ante la perspectiva de comer Canelones, ¿Cuál era la diferencia? Yo siempre preparaba canelones en casa, y jamás se comportaba de una manera tan inestable.

Rosalie y Tanya bajaron las escaleras tan espectacularmente como solo ellas lo hacían. Suspire, frustrada, al tener que verme con Tanya nuevamente.

Me senté al lado de Jasper, con Edward a mi costado izquierdo. Alice apareció de la cocina entre pasos elegantes y bailarines, que podría resultar coqueto e incluso un poco erótico a ojos desconocidos. Llevaba en su mano derecha la fila de platos, que fue colocando uno a uno sobre la mesa del comedor de manera organizada y medida, dándole la vuelta a la mesa para seguir con los tenedores y cuchillos, y luego los vasos.

Esme y Carlisle se situaron en un extremo de la mesa, y cuando Carmen apareció con una gigantesca bandeja de canelones con salsa blanca y la coloco en el centro, apenas había terminado de sentarse en el otro extremo junto a Eleazar cuando Emmett atacó, cogiendo la bandeja antes que nadie y tomando una enorme porción de la pasta. Alice, quien estaba dispuesta a hacer eso antes que él lo miro con ojos inescrutables, antes de sacarle la lengua y rodar los ojos como un infante. Emmett le guiño un ojo y al terminar de servir su porción, volvió a dejar la bandeja en medio de la mesa.

Cada uno sirvió su porción de comida y luego nos dedicamos a comer. Cuando recién logre probar una pizca de la comida puse sentir como mis ojos se fueron hacia atrás y gemí de satisfacción. ¡Estos canelones eran esplendidos! Ya entendía yo porque Emmett se mostraba entusiasmado y con la necesidad de saciar su estomago con todo lo que pudiera. Definitivamente mis platillos se quedaban cortos con esto.

–Son los mejores canelones que he comido en toda mi vida – comente sin poder evitarlo, dirigiéndome a Carmen. Ella esbozo una sonrisa amable y luego alardeo falsamente.

–Gracias, gracias…

–Y cuéntame, Bella, ¿Por qué no comentas tu vida con los Cullen? Seguramente con el mastodonte de Emmett ya te has de haber vuelto loca – comento Eleazar, tratando de no sonreír al mordisquear un pan. Emmett estaba tan concentrado en su comida que puedo suponer que ni siquiera escucho lo dicho por Eleazar referente a él. No pude evitar reír al observarlo.

–¡No! Emmett es un amor, aunque me haga la vida un infierno – puse los ojos en blanco – En serio, todos han sido muy amables. Me siento muy feliz justo ahora.

–Estando con Edward, por supuesto – comento Tanya de manera indiferente. Alice oculto una risa con una toz falsa. Y Emmett por primera vez alzo la mirada, con una sonrisa juguetona.

–Sí, me he dado cuenta de que Edward y tú tienen una relación sentimental – dijo Carmen, inclinándose hacia adelante –¿Hace cuanto de eso? – pregunto con curiosidad.

–Hum… desde agosto – conteste con normalidad.

–¡Que rápida eres! – exclamo Tanya tratando de que sonara como una broma. Tuve que hacer uso de todo mi posible autocontrol para no sentir la necesidad de gritarle unas cuantas cosas en la cara. Y no sería nada bonito, tomando en cuenta la falta de respeto que haría contra Carmen y Eleazar. Edward me apretó la mano por debajo de la mesa, para tranquilizarme, y comenzó a hacer círculos con su pulgar sobre mi dorso.

–No le hagas caso, cielo – me susurro discretamente al oído.

–Tanya – le advirtió Carmen, con una mirada seria. Se giro nuevamente hacia mi – Me parece esplendido que hayas encontrado el amor, Bella. Esas son las cosas que sostienen al mundo. Ustedes dos hacen la pareja perfecta. Deben amarse mucho.

–Gracias – conteste ruborizada.

–¿Qué no? ¡Si vieran la cara de idiotas que portan todo el tiempo!– por supuesto, no podía faltar Emmett en la ecuación.

¿Adorable, cierto?

–¿Y qué paso con Kate? Me entere de que ha vuelto a Forks – pregunto Tanya, apoyando sus codos sobre la mesa y reposando su barbilla sobre la palma de sus manos. Se veía bastante inocente y coqueta en esa pose. Las apariencias engañan.

–Estudia en el instituto. La vemos de vez en cuando – respondió Edward cortante.

–Hombre, debe ser difícil convivir con tu ex y con tu novia actual en un mismo espacio y tiempo – hablo Clay por vez primera, metiendo en su boca una enorme cucharada de canelón.

Edward le lanzo una mirada oscura que claramente decía: `Más te vale que te cayes, o alguien saldrá lastimado´

Sabía que Clay no lo hacía por maldad. Simplemente se notaba bastante insensible y le gustaba molestar a Edward, ¿Y quién no? Incluso yo he provocado unas cuantas rabietas por su parte. Y se ve tan adorable…

–No enserio, háblame claro, my friend. ¿Ya han dormido juntos?

Me ahogue con el vaso de refresco que estaba bebiendo. Emmett exploto a carcajadas, y Edward le lanzo una mirada de advertencia mientras daba leves golpecitos en mi espalda.

Clay va a morir.

–Creo que eso ya es algo personal, Clay – le reprendió Eleazar.

–¿Personal? ¡Qué va! Si todo el mundo sabe que estos dos son más apasionados que Noah y Allie Hamilton (2) – Dijo Emmett, ganándose un golpe en la nuca por parte de Rosalie.

–Emmett – susurro Esme.

Tanya tenía los ojos abiertos de par en par. Jasper hacia todo lo posible por controlar la risa que saldría de sus labios. Carlisle sacudía la cabeza repetidamente, y Esme miraba reprobatoriamente hacia el grandulón de Emmett.

Oh, Emmett. Sera mejor que duermas con un ojo abierto…

–Tú no hables mucho, Emmett. Anoche ninguno de nosotros pudo dormir por los ruidos que hacían tu y Rosalie en el cuarto de la lavadora – dijo Edward, con una sonrisa fanfarrona. Rosalie se ruborizo tenuemente y Emmett bufo, rodando los ojos.

–El escenario es muy importante – aseguro, bebiendo un sorbo de su refresco.

–Oh, sí que lo es – dijo Clay, burlonamente – Aun recuerdo a Alice y Jasper en la habitación de huéspedes. ¡Quien podría decir que una mecedora serviría de….

–¡Cállate Clay! – gritaron los aludidos.

–¡Sera mejor que mantengas la boca cerrada, si no quieres que les cuente a los demás lo que tú y Tanya estaban haciendo en el jardín la otra vez! – exclamo Alice, enojadísima.

–¡¿QUE? – Gritaron Carmen y Eleazar al unisonó.

Podría jurar que él resto de los presentes en la cena teníamos la boca abierta hasta el tope, ojos desmesurados y una cara de incredulidad que podría resultar gracioso para la comedia de Friends. Edward, a mi lado, parpadeó repetidamente. Y luego, coloco una mano sobre su cara, sacudiéndose de la risa.

–Eh-eh… ¡Santo cielos! ¡Estábamos borrachos esa vez! ¡Y ni si quiera me acuerdo muy bien de lo que paso! – se excuso Clay, bajando la mirada apenado.

–¡Oh, Dios! – Tanya se cubrió el rostro, muerta de vergüenza.

–Bu-bueno. Supongo que es nuestra culpa, creo. Tanya y Clay se han quedado solos la mayoría de las veces porque Carmen y yo estábamos trabajando. Supongo que olvide que aquí en la casa había licor y…. joder. Dejémoslo así. Nada de esto paso – susurro, tratando de convencerse a sí mismo – Oh, no sé si debería llamar a tus padres, Clay…

–¡No! – se opuso él, con cara de fastidio – ¡No quiero tener que soportar otro sermón por parte de mi padre!

–Cariño, estas clases de cosas demuestran que los hormonas de los jóvenes adolescentes de ahora son mucho más activas que las de hace años – hablo Carmen, pausadamente.

–¿Hormonas adolescentes? ¡Mama! ¡Pero si tú y papá no pueden vivir sin tener sus manos sobre el cuerpo del otro! – Replicó Tanya, con voz de campanillas. Carmen y Eleazar bajaron la mirada.

–¿Enserio, Tanya? Así mismos son Carlisle y Esme – comento Alice con una sonrisa incrédula, dirigiéndose a Tanya. Ella asintió con la cabeza.

–¡Aja, picarones! Nosotros no somos los únicos que sacan a relucir el amor que ronda en el aire – Dijo Emmett, sin poder contener las convulsiones provocadas por las risas. Ninguno de nosotros pudo seguir conteniéndoles, y le seguimos el juego. Edward, a mi lado, estaba que explotaba de la risa.

Ninguno había probado bocado de comida desde que comenzaron las burlas hacia el prójimo. Los canelones ya deberían estar fríos.


(1) En Una Reina, considerada la mas rica del mundo en el 2001

(2) Son los protagonistas de la pelicula "The Notebook", o "Diario de una Pasion"

Nuevamente gracias a todas las personas que han seguido mi historia desde el principio, las nuevas lectoras, las lectoras fantasmas, los anonimos... Lectoras de Europa, de Latinoamerica, de todas los modelos y colores. Son lo maximo, y mi motivacion para continuar con la historia.
Bueno, me dejo de esto porque ya me estoy poniendo sentimental ¬¬
Vicky

Capítulo 21: Luna De Plata Capítulo 23: No Me Olvides

 
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