Gracias a las Estrellas.

Autor: 012Victoria210
Género: General
Fecha Creación: 19/01/2010
Fecha Actualización: 27/09/2013
Finalizado: NO
Votos: 58
Comentarios: 180
Visitas: 224748
Capítulos: 36

TERMINADO

Tras un accidente, Bella se ve en la necesidad de acudir a la familia de Carlisle. Los Cullen, quienes seran en adelante su nueva familia. Alli se enamora, y aprende el significado de la frase "Sigue Adelante"  

Las cosas no siemore son como uno las planea. El destino es el que baraja las cartas, y nosotros somos los que jugamos. La vida podrá tener sus momentos alegres y cálidos, pero tambien dias tristes y no deseados.

"Yo jamás podre saber lo que el destino me deparará, pero hay algo de lo que estoy completamente confiada: El amor, todo lo puede"

Bella Swan

"Fruta Prohibida", en LunaNuevaMeyer

http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=575

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Capítulo 1: Puñalada en el Corazon

 

GRACIAS A LAS ESTRELLAS

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Mamá… ya te dije que estoy bien — repetí nuevamente a mi madre, Renee, por al parecer una milésima vez. Se encontraba en Madrid celebrando su segunda luna de miel junto a mi padre, Charlie. Habían insistido en que los acompañara en aquel viaje debido a que no pretendía dejarme sola, pero me opuse rotundamente defendiéndome con que debería quedarme con la excusa de que no debería faltar a la escuela, ya que nos encontrábamos en Junio y el año escolar ya estaba finalizando, así que no debería perder ni un solo día de clases de lo poco que me quedaba. La verdad no llegaba a entender porque habían decidido ir de luna de miel justamente ahora, pero a veces Renee se comportaba de manera precipitada y era muy difícil que Charlie se negara a sus deseos. Mi madre podría ser bastante persuasiva cuando se lo proponía.

—Bueno cariño, tu padre y yo estaremos en casa mañana por la tarde, te extraño, estamos ansiosos por verte — hizo una pausa — Por cierto ¡Te tengo regalos, te encantaran! Te compré una hermosa chaqueta blanca de Chanel y unos hermosos zapatos de Prada, ¡Te van a fascinar!

—¡Mamá! No debiste gastar dinero en regalos completamente innecesarios, sabes lo que opino al respecto — le reclamé enfadada, pero no valía la pena discutir con Renee, ella siempre se salía con la suya.

—Lo sé hija, y no me importa, de todos modos ya cambiaras de opinión cuando los veas —la emoción era más que evidente, ya podía imaginar la ancha y victoriosa sonrisa de triunfo al otro lado del teléfono — Bella debo colgar, hablamos mañana, te quiero, duerme bien.

—Yo también te quiero mamá, saludos a papá.

—De acuerdo, adiós hija.

 —Adiós.

 

Me desperté el sábado, de la mañana siguiente, con un terrible dolor de cabeza. Era algo extraño, eran pocas las veces en las que padecía de jaqueca o de migraña. Seguramente era debido a que anoche me había acostado sin cenar, y el estridente rugido de mi estomago era la viva prueba que defendía mi hipótesis.

                Me levanté algo adormilada, y me encaminé hacia el baño, donde me cepillé los dientes y me di una ducha de agua caliente que relajo mis músculos acalambrados. El día anterior había tenido prueba final de Educación Física, —una materia que odio con todas mis fuerzas—, y faltó poco para ir a la farmacia más cercana y comprar una silla de ruedas.

Terminada la ducha, me coloqué una camisa ancha sin mangas que utilizaba para la limpieza y unos pequeños shorts de jean junto a unas sandalias, y me amarré el cabello en una coleta. Hoy me dispondría a limpiar la casa, que la verdad la tenía un poco abandonada por mis extenuantes horas de estudio para poder presentar los exámenes finales.

Bajé a la cocina y me preparé cereal, unas tostadas con tocino y unos huevos revueltos más un jugo de naranja. Había amanecido más que hambrienta. Mientras iba preparando el desayuno iba limpiando la cocina, para no tener que dejarlo todo para último.

 Luego de ello me la pase durante casi 5 horas barriendo, limpiando el suelo, puliendo, arreglando la mesa de la sala principal, aspirando los muebles, limpiando la cocina, e infinidades de oficios que se pueden realizar en una casa realmente espaciosa. También me puse a preparar la cena: pasta a la boloñesa, la comida favorita de la familia. Éramos unos fanáticos de la comida Italiana. Luego de terminar, me fije en la hora, las 4:35, seguramente ya estarían a dos horas de llegar a Estados Unidos.

 Rápidamente me dirigí hacia mi habitación y la organicé, era la única área de la casa que estaba sin arreglar. Lo terminé en menos de diez minutos, y más bien me pareció rápido, tomando en cuenta que era muy desorganizada con mis cosas

   Me di una ducha rápida y me coloqué unos pantalones de mezclilla junto a una blusa café de manga larga, unos converse y me senté en el sofá a ver la televisión, esperando recibir la llamada de Renee para ir a recogerlos al aeropuerto.

Eran las siete de la noche y aun no recibía ninguna llamada de mis padres. Estaba empezando a preocuparme ¿Se habrá retrasado el vuelo? ¿Habrá ocurrido algún imprevisto?

Empecé a cambiar los canales de la televisión, sin prestarle la suficiente atención. Era una forma de maña, y la manera de buscar algo que hacer mientras esperaba. Me detuve en el canal de noticias, así que me dediqué a ver algunos acontecimientos que estaban ocurriendo en el mundo sin prestarle mucha atención, pero todo eso cambio cuando escuché una noticia que me heló la sangre hasta los huesos y me dejó paralizada en mi asiento.

Habla Jessica Wislow directamente desde los ángeles. Nos acaban de informar que el Vuelo 93 de Madrid, destino Phoenix, explotó en el aire aproximadamente a las cuatro de la tarde del día de hoy. Nos dicen que la explosión pudo ser causada por un problema técnico en las turbinas del avión, o por mal mantenimiento del mismo. Por el momento no se han encontrado sobrevivientes pero las autoridades siguen buscando, aunque no dan muchas esperanzas de que alguien haya podido salir con vida de este acontecimiento debido a la altura y magnitud causada por esta explosión. Pronto se le informará a los familiares de las víctimas de este vuelo para darles la noticia sobre el accidente y el pésame, y a las víctimas, espero que dios los reciba con los brazos abiertos…

No. No, No, No.

Esto no estaba pasando, esto no estaba pasando, esto era una pesadilla, si, una pesadilla con la cual despertaría y haría como si nunca la hubiera tenido, ¡Mis padres nos podían estar muertos! ¡Simplemente no podían! Tenía que a haber un error, tal vez se equivocaron de vuelo, pudo haber sido otro avión, ¡Pero no el de mis padres! No, eso no… Seguramente estaba demasiado nerviosa y ahora estaba teniendo alucinaciones. Si. Ellos entrarían por esa puerta posiblemente para darme un sorpresa de bienvenida, yo correría a sus brazos y les daría miles de besos mientras mi mamá intentaría de una vez mostrarme la cantidad de regalos que había comprado para mi, mientras mi padre solo se limitaría a reír y a colmarme la cara de besos en las mejillas, sí, eso pasaría, solo era una pesadilla, solo eso.

Traté de levantarme del sofá para coger el teléfono, o para golpearme la cabeza con él para ver si despertaba de este mundo irrealista, pero mis piernas no respondieron, me encontraba prácticamente pegada en mi asiento.

 Cuando logré despegar mi trasero del asiento y mis pies del suelo, me dirigí al comedor a servir la mesa, mis padres no tardarían en llegar, estaba segura, porque, era prácticamente imposible que haya sido exactamente el vuelo de mis padres, o tal vez yo estaba equivocada, el vuelo de mis padres pudo haber sido el 95, o 94, pero no 93… Si, así era.

 Ocho y treinta, nada. Me encontraba frente a la ventana de la sala en posición fetal, mientras observaba la lluvia caer, a las aves volar y el rozar de sus alas en las ramas de los arboles buscando refugio. Desde la noticia no había pensado nada, nada, me encontraba en la Luna, en la nada, sin pensar nada, sin sentir nada, sin querer nada. Luego de que sonara el reloj de la sala y marcara las nueve en punto; regresé a la triste realidad, que cayó en mí como un balde de agua helada. Y fue, exactamente en ese momento —mientras el sonido del reloj retumbaba sobre él silencio sepulcral en la que me encontraba—, que tuve que afrontar la verdad. Mis padres estaban muertos, y yo era lo suficientemente estúpida para seguir esperando por ellos.  Jamás más los volvería a ver, nunca más volvería a oír las risas de mi madre ante mi expresión de miedo cuando me compraba algo extravagante, ni sus locuras, ni su risa. Jamás volvería a ver el rostro de papa, su paciencia, su calidez, su tolerancia, su risa, todo.

Jamás volvería a sentirme protegida y querida como me sentía con ellos. ¿Por qué no fui con ellos? ¿Por qué quedarme aquí, si no tengo a nadie a quien querer?

Me levanté del sofá, arrastrando los pies, como si de un zombi se tratase. Sentía que tenía tres kilos en cada pierna al subir las escaleras. Llegue hasta mi habitación, me desplome en la cama de un salto, sintiéndome pesada. Y fue allí, cuando rompí en llanto. Las lagrimas gruesas rodaban de mis ojos mientras gritaba con todo, sollozaba con todo el poder de mis pulmones, sintiendo como en mi pecho se habría un agujero que me comía viva, y no me permitía respirar.

Pude oír el timbre de la puerta, posiblemente proveniente de algún vecino preocupado de que estuvieran masacrando a alguien. Pero no me importó, no me importaba nada, solo podía llorar, dejar las lágrimas caer como la cascada de un rio tratando en vano de que todo mi dolor y sufrimiento se fuera con ellas. No me di cuenta de cuando me quedé dormida, solo pude pensar en una última cosa antes de caer sumida en la inconsciencia, la dulce inconsciencia que podría pasar a ser mi mejor amiga en estos momentos.

 Mis padres están muertos y nunca los volveré a ver.

…..

 

 El funeral se realizo cuatro días después, organizado por mis abuelos por parte de mi madre. Nunca me había relacionado con ellos de buena manera, nos ignorábamos mutuamente. Sinceramente, me caían de lo peor.

 Lo más duro fue que nunca encontraron los cuerpos de mis padres. La policía dijo que posiblemente habían caído al mar y sería prácticamente imposible encontrarlos.  Me encontraba frente a las “urnas” de cada uno, donde adentro se encontraban las pertenencias favoritas correspondientes. Yo estaba completamente vestida de negro; siempre había tenido un tipo de fanatismo por ese color, pero ahora sencillamente lo aborrecía.

Podía escuchar los llantos y gemidos que provenían de sus conocidos, amigos y familiares, que se me acercaban a darme los pésames y diciéndome que todo estaría bien. Yo la verdad no los escuchaba, solo estaba mirando la nada, recordando cada momento que viví junto a ellos, sin derramar lagrima alguna.

A mis espaldas una conversación entre dos mujeres mayores, posiblemente amigas de las clases de cocina de mi madre. Aunque intentaran hablar más bajo, lograba escuchar lo que decían.

  Pobre muchacha, debe encontrarse en estado de Shock, no la culpo, esto debe ser realmente duro, parece que no tiene más familia aparte de los padres de Renee, mírenla, la viva imagen de su madre…

 Luego de ello no preste más atención a lo que decían, seguí mirando hacia la nada, recordando, deseando que del suelo se abriera un agujero y me tragase. Al llegar a mi casa, a mi habitación, fui hasta la cama sin quitarme la ropa, y comencé a llorar, a llorar hasta intentar quedarme seca, pero sabía que era prácticamente imposible, trataba de no gritar, para no alarmar más a mis abuelos de lo que ya estaban, pero era imposible evitarlo.

 

 Dos semanas transcurrieron como el paso de diez años. Se me era difícil cumplir con mis necesidades sin derrumbarme. Casi no comía, ni dormía, la verdad es que me daba igual, no me importaba nada.

Me iría a vivir con mis abuelos, no podría hacer objeción a ello, pero antes se iba a leer el testamento de mis padres, y claro, yo debía estar presente.

…….

Nos sentamos en una ancha mesa cuadrada de marfil junto a mis abuelos y el abogado de mis padres para hacer lectura testamento. Yo no podía retener las lágrimas que caían silenciosamente por mis mejillas. Era terrible tener que presenciar los últimos deseos de mis padres mediante una hoja de papel escrita ya hacía mucho tiempo.  

  El abogado comenzó con el discurso. Mis padres me habían dejado una cuenta de respaldo para mí con 200 mil dólares, que sabía perfectamente que les había costado reunir por tantos años. A mis padres no les importaba vivir como reyes, vivíamos en una casita normal, con cosas sencillas pero buenas, siempre habíamos sido ahorradores y conservadores. La casa junto con las pertenencias quedaría a propiedad de mis abuelos. La vieja Chevy de mi padre seria mía, el sabia  como me encantaba esa camioneta, era simplemente perfecta para mí.

 El testamento no me tomó desprevenida, ya que una vez hace años había escuchado a mis padres hablar sobre el asunto cuando tenía alrededor de los 12 años. Así que más o menos sabía que estaba escrito en él… Pero fue algo en específico que resalto sobre todo lo demás y me hizo poner todos los sentidos en el abogado

—La custodia de nuestra hija, Isabella Marie Swan, será a nombre de Carlisle Cullen, hermano político de mi persona, Charlie Swan. Pero solo será a su custodia si el ya nombrado está de acuerdo con ello, de no ser así, la custodia pasara a ser de Marie y Joseph Dwye.

  ¿Carlisle? ¿Mi custodia pasaría a ser de Carlisle Cullen? Carlisle era mi tío político, hermano de mi padre, ya que mi abuelo había tenido a Carlisle junto con otra mujer, pero él era mucho más joven que mi padre, y a pesar de ello siempre habían sido grandes amigos, hermanos verdaderos, que se ayudaban en todo. Lo había visto un par de veces cuando era niña, entre ellas una vez cuando fui a Forks cuando tenía 8 años. Odié por completo ese lugar. Así que Carlisle nos había venido a visitar un par de veces durante los últimos años, aunque con el paso del tiempo fueron disminuyendo sus visitas, hasta que la última vez que lo vi fue en Marzo de hacía tres años.

—Bueno Isabella, — susurró Alec, el abogado y amigo de toda la vida de mis padres. Era claramente evidente de que él también se veía profundamente afectado por lo ocurrido — Hoy hable con el señor Cullen — comenzó — No pudo venir debido a la presión de su trabajo y te pide disculpas, pero está al tanto de todo y de la muerte de tus padres, y no tiene objeción alguna en que vayas a vivir con ellos. Él y su esposa están dispuestos a encargarse de ti y de aceptar tu custodia. ¿Tienes alguna objeción para irte a vivir con ellos? — después de pensarlo un momento, negué con la cabeza — Sabes perfectamente de que no necesitas ir si no lo deseas. Puedes tomarte tu tiempo para meditarlo — agregó.

 Sinceramente, el único problema era que prácticamente no los conocía, pero si ese era el último deseo de mis padres, claro que lo aceptaría sin rechistar. Además, no deseaba para nada tener que vivir junto con mis abuelos. Mucho había resistido yo con que tuvieran que haberme cuidado durante estas últimas dos semanas.

—Estoy completamente segura. Deme el número de Carlisle. Quiero hablar con él.

…..

 Me encontraba en el aeropuerto, esperando para tomar mi próximo vuelo destino, Forks, había hablado con Carlisle y me decía que me esperaría junto a su esposa Esme en el aeropuerto de Forks a tiempo. Yo no recordaba muy bien cómo eran físicamente ninguno de los dos, así que había buscado uno de los álbumes de fotos de mis padres buscando a Carlisle, para que al llegar al aeropuerto no tuviera problemas en identificarlos.

El avión había despegado. Pronto iría a comenzar mi nueva vida. No me di cuenta del momento en el que me quede profundamente dormida…

 

Capítulo 2: Mi Nueva Familia

 
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