Gracias a las Estrellas.

Autor: 012Victoria210
Género: General
Fecha Creación: 19/01/2010
Fecha Actualización: 27/09/2013
Finalizado: NO
Votos: 58
Comentarios: 180
Visitas: 224752
Capítulos: 36

TERMINADO

Tras un accidente, Bella se ve en la necesidad de acudir a la familia de Carlisle. Los Cullen, quienes seran en adelante su nueva familia. Alli se enamora, y aprende el significado de la frase "Sigue Adelante"  

Las cosas no siemore son como uno las planea. El destino es el que baraja las cartas, y nosotros somos los que jugamos. La vida podrá tener sus momentos alegres y cálidos, pero tambien dias tristes y no deseados.

"Yo jamás podre saber lo que el destino me deparará, pero hay algo de lo que estoy completamente confiada: El amor, todo lo puede"

Bella Swan

"Fruta Prohibida", en LunaNuevaMeyer

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Capítulo 17: Rapunzel parte II

Bella POV

–¡Vámonos! Estamos retrasadas –Señalo Alice por milésima vez durante esos cortos, pero a la vez desesperantes diez minutos. Rosalie se encontraba de pie frente al espejo el cual, ratos atrás, había estado yo para contemplar un verdadero milagro, obra y gracia de las hábiles manos de la morena y la rubia a mi lado. Estaba bastante concentrada rizando sus cabellos con un rizador, mientras sus hábiles manos acomodaban las ondas doradas que caían espesas sobre sus escuálidos hombros. El vestido de Rosalie era de un color caoba, un poco más oscuro al castaño de mis cabellos, con una pequeña piedrecilla dorada en medio de su pecho, y con unos tacones altos de oro para combinar. El vestido era llamativo pero a la vez reservado. Podría yo estar bastante hermosa, era algo que aceptaba por completo pero que a la vez me era imposible de creer; Pero Rosalie era el doble de hermosa de lo que era yo, aun en mi mejor aspecto. Sinceramente, Rosalie podría estar vistiendo harapos y se vería genial.

Alice caminaba impacientemente de un lado a otro, sonando el tacón de su zapato en el suave y linóleo suelo de madera. Yo me encontraba recostada sobre la cama, en una posición cómoda pero a la vez cuidadosa, tratando en lo posible en no provocar una sola arruga en mi vestido.

–¿Podrías esperar tan solo unos momentos? Llegaremos en la hora acordada –Respondió Rosalie a Alice, -Por milésima vez- Mientras aplicaba algún tipo de silicón brillante sobre su cabello, para aplacar las pequeñísimas y poco perceptibles imperfecciones de sus hebras rebeldes.

–¿No se supone que aquí Alice es la psíquica? –Pregunte burlonamente, mientras agitaba mis pies arriba y abajo, mirando distraídamente las pequeñas piedrecitas incrustadas en mis tacones plateados de tacón alto.

–No necesito ser psíquica para tener la razón –Aseguro Rosalie con una sonrisa autosuficiente.

–¡Pero qué humilde! –Espeto Alice –¿Ya has terminado?

–Casi… –Murmuro Rosalie acomodando un cabello detrás de su oreja. Luego los esparció sobre la parte delantera de su cuerpo, y los enrollo con sus dedos para terminar los últimos toques a su gusto. Se contemplo a sí misma por última vez, antes de aplaudir con evidente alegría, satisfecha con el resultado. –¡Listo! Ahora sí, podemos irnos.

–Al fin. Ya me estaban saliendo raíces... –Se quejo Alice tomándome de la mano y arrastrándome hasta la entrada. Durante el corto camino tropecé con uno de mis tacones.

–Alice, sabes que te quiero. Y aprecio lo del vestido y todo...

–No te permito cambiar de zapatos, Bella. Así que ni siquiera pienses en repetirlo –Con una mirada hostil, y una voz bastante amenazante, Alice podría llegar a ser más peligrosa de lo que aparentaba superficialmente. En casos como estos, era mejor cerrar la boca con candado y arrojar la llave donde nadie la encontrara. ¿Cómo sabia Alice lo que diría? ¿Precognición? ¿O simplemente era más fácil de leer de lo que creía? Sea cual sea la razón, no volví a relucir el tema de nuevo. Tal vez, si prestaba más atención de la que estaba acostumbrada, podría no tropezar tan frecuentemente.

–¿Qué es eso? –Alice paro abruptamente, y poso sus ojos sobre mi cadena de plata con dije de corazón. Su mano comenzó a inspeccionar mi cadena.

–¡Es mío! –Respondí estúpidamente, apartando su mano de mi cuello – ¡Deja que me lo quede! ¿Por favor? Es mi cumpleaños.. –Dije y Alice aflojo. Hizo una mueca con la boca y luego suspiro.

–¡De acuerdo! Pero solo porque combina con tus zapatos –Agradecí a todos los dioses que no dijera nada más. Seguramente Alice tendría tantas cosas en la cabeza como para interesarse en una sencilla cadena de plata que jamás había visto colgando de mi cuello.

Alice abrió la puerta con evidente desesperación. Se le notaba muchísimo más emocionada que yo respecto a esta pequeña sorpresa. Nadie había querido decirme de que se trataba, ni siquiera Edward. Aunque el tenia muchísimas más razones, y mucho más que ganar si cerraba la boca y no me dijera todo lo que Alice y Rosalie tenían planeado para mí. Aunque, según Rosalie, todos colaboraron con la causa. Incluso Esme y Carlisle, quienes estaban emocionados con mi reacción.

Una vez en la punta de las escaleras, me tome de los barrotes y comencé a bajar con precaución, mirando hacia abajo para que no me cayera con un impulso de torpeza. Era demasiado pronto para comenzar con los accidentes.

Alce la mirada, y allí estaban todos. El primero que entonaba entre el pequeño grupo de espectadores, que esperaban al final de las escaleras con una sonrisa en sus rostros, era Emmett. Vestía un smoking abierto, con una camiseta blanca por debajo y una corbata con tonos dorados y marrones. A pesar de la presentación sencilla, se veía espectacular. Su pose, al igual que siempre, era despreocupada y sobrada. Me miro y me regalo una sonrisa entre dientes, y luego poso sus ojos en Rosalie, a quien contemplo todo el camino de bajada. Jasper, mucho más arreglado y y derecho, apenas si me observo. Se había quedado embobado contemplado a Alice, quien hoy presentaba un vestido corto de color rojo pasión, que se adhería a su figura, haciendo notar o resaltar sus curvas. Cualquiera diría que es bastante sencillo por el exterior, pero en realidad la marca era BCBG max azria. Una marca de ropa para nada sencilla ni económica.

Esme y Carlisle estaban al fondo del grupo. Esme lucía un hermoso vestido largo de tonos grisáceos y azul verdoso, de escote. Su cabello estaba liso, y le llegaba hasta más debajo de los hombros. Un maquillaje bastante llamativo, y unos ojos bastante pronunciados y expresivos con tonalidades grises y oscuras. Carlisle permanecía a su lado vestido, al igual que Jasper y Emmett, con un smoking y corbata, de color gris para combinar con su esposa. Su cabello rubio estaba hacia atrás, dándole un aire juvenil. Se veía realmente guapo. Ambos sonreían en mi dirección, dándome ánimos para continuar lo que se había empezado, y yo se las regrese lo mejor que pude.

Edward estaba hermoso. No había palabras suficientemente complejas y acertadas para describir lo increíblemente perfecto que se veía esa noche. Cualquier chica enamorada con locura aseguraría que su novio es el chico más hermoso y perfecto del mundo; Y yo, claramente, estaba pasando por esa faceta. Él, al igual que el resto de los varones, vestía con un traje y Smoking negro, una camiseta blanca por debajo, y una corbata color azul marino. Sus cabellos, al igual que siempre, estaban revueltos y desordenados; Pero lucia increíblemente sexy. Edward esbozo una sonrisa ladina tan bella y exquisita, que tuve que contener el irresistible impulso de lanzarme en sus brazos y comérmelo a besos. Pero claramente reservaría para después ese acto, cuando Carlisle, Esme, y el resto de los chicos no estuvieran presentes.

Trate de ignorar que posiblemente me había detenido en medio de las escaleras para dedicarme a observar a Edward, y que Rosalie tuvo que jalarme del brazo para que siguiera con mi caminata. Así que ruborizada, mire hacia el suelo y trate de apartar de mi mente la memoria de la pequeña, pero bastante poca disimulada risita de Emmett, que me había dejado completamente apenada. Al llegar hasta el final, Alice se fue con Jasper, Y Rose con Emmett. Esme y Carlisle se acercaron hasta mí y me dieron un abrazo entre los dos.

–Feliz cumpleaños, cariño. Estas muy hermosa –Me felicito Esme por segunda vez, y Carlisle me felicito de igual manera.

–Gracias.

–Bueno. Sera mejor que nos vayamos, ¿No querrás llegar tarde a tu propia fiesta, verdad? –Comento Carlisle risueño –¡Vamos, Familia! ¡Son las siete y media, así que disfruten esta noche porque no durara para siempre!

–Tres de la mañana. Tres semanas sin coche al que quebrante la regla –Agrego Esme mirándonos con una advertencia, señalando su reloj plateado de muñeca. Carlisle se giro y nos guiño el ojo sin que su esposa se diera cuenta, y luego articulo con los labios algo parecido a: No le hagan caso

Carlisle y Esme se dirigieron a la salida y se encaminaron hasta el Mercedes negro. Alice se colgó del brazo de Jasper, y Rose del de Emmett.

Apareciendo de la nada, y tomándome por sorpresa. Edward me ciño en sus brazos y me abrazo con fuerza. Yo le regrese el abrazo y le abrace el cuello con mis brazos.

–Eres lo más hermoso que mis ojos han visto –Murmuro Edward contra mi cuello. Su halito caliente produjo que me estremeciera.

–Y tu lo más espectacular con lo que me he topado –Respondí en un mismo tono de voz bajito.

–¿Lista para lo que viene? –Pregunto alejándose de mí, y tomándome de la mano.

–No –Conteste acercando mi rostro hacia el suyo –Pero créeme como deseo un beso.

Los labios de Edward no pudieron hacer contacto con los míos, lamentablemente. Ya que Rosalie apareció de la nada y lanzo un grito de horror.

–¡No! ¡Ni se te ocurra tocarla, Edward! ¡Arruinaras su maquillaje! ¿Tienes idea de lo que me costó delinear sus labios, para que quedaran tan perfectos como están? Espera a que lleguemos y todos la vean, luego pueden hacer lo que quieran –Con un último gruñido, desapareció por la entrada.

–¿Cómo pueden maquillar tus labios de esa manera tan provocativa, y luego decirme que no puedo tocarlos? –Gruño Edward poniendo los ojos en blanco –Vámonos. Ya quiero llegar a esa maldita fiesta –Me tomo de la mano y me llevo hasta su volvo plateado, donde lamentablemente, esperaban Alice y Jasper. Así que tampoco pudimos tener algo de privacidad Edward y yo durante el camino a 'La súper fiesta de cumpleaños de Bella'.

Edward me cubrió los ojos con una venda oscura, en el momento en que casi estábamos cerca del supuesto local donde mi fiesta aguardaba. Refunfuñe, molesta del suspense que me estaba agobiando. ¿Acaso tampoco podía ver ni donde estábamos? Esto iba más allá de lo ridículo…

–Mira Isabella. Deja de gruñir, después de que veas lo que te hemos preparado, vas a retractarte de lo que sea que estés pensando –Alice me tomo de la mano y me jalo hacia adelante, mientras Edward me sostenía de la cintura para no caer de bruces en el suelo.

–¡Odio las sorpresas! –Espete en un suave grito.

–¡Dijiste exactamente lo mismo con el coche! ¿Y qué paso después? ¡Te encantaste! Pasara lo mismo esta vez, así que me haces el favor de no acabar con la poca paciencia que me queda, ¿Estamos?

No respondí. Y eso sonó un asentimiento mudo hacia Alice, quien dio un gritito emocionado y comenzó a aplaudir a mi lado.

Sentí que empezábamos a subir unos escalones, donde Edward me sostuvo fuertemente de la cintura para ayudarme a subir sin dificultades. Podía escuchar el sonido de los tacones tanto de Alice, como de los míos, resonar sobre el suelo mientras nos acercábamos a paso apresurado hacia nuestro-destino-desconocido-para-mi. Lo admitía, estaba realmente nerviosa de lo que sea que Alice y el resto de los Cullen, pero sobretodo Alice me hubiera preparado el día de hoy. Solo deseaba con todas mis fuerzas que no hubiese sido capaz de contratar ningún tipo de banda que tocara esta noche, y tampoco ningún cantante súper-mega-ultra-famoso, como Justin Timberlake, My Chemical Romance, The Killers, ¡Muse!.... Eso sería capaz de provocarme un ataque, o terminaría de acabar con la poca autoestima que me quedaba. Lo que menos deseaba en este momento era sentirme culpable en los miles de billetes que pudiera haber invertido Alice en sus locuras.

No, Alice no sería capaz de hacerme eso. Sabía perfectamente que era capaz de estrangularla sin piedad.

"Human" de Skye Sweetnam comenzó a escucharse tenuemente mientras más nos acercábamos cada vez más. Hasta que comenzó a resonar estridentemente, cuando una puerta frente a nosotros fue abierta.

La banda que cubría mis ojos fue descubierta, dándome a conocer el paisaje que se presentaba ante mí, provocando que mis ojos se agrandaran de la impresión, mi respiración se contuviera y mi boca se fuera hacia abajo sin importancia alguna del público presente.

–¡¡Feliz cumpleaños!! –Gritaron a todo pulmón, las docenas de invitados que estaban agrupados en medio de la pista, incluyendo algunos integrantes Cullen.

Las luces estaban atenuadas, dándole al lugar un toque atrayente y placentero; Era casi como si estuviese a escuras; Pero era iluminado gracias a una esfera giratoria que colgaba en el techo sobre los invitados, y hacia que las luces de colores irradiadas por esta se mezclaran entre sí, y formara pequeños puntitos de luz que se desplazaban alrededor de todo el local, que era espacioso, con un pequeño bar hacia mi derecha, y un escenario justo en frente de mi. A mi lado izquierdo, pude visualizar un enorme pastel de cumpleaños de color negro y azul claro, con unos símbolos escritos sobre ella, pero que no pude diferenciar gracias a la poca luminosidad. Las mesas iban del color del pastel; Negro azabache, azul claro, y sobre el escenario había un DJ, con unos lentes oscuros, una gorra de lado y unos audífonos. La música había sido cambiada por "Hot´n cold" de Katy Perry. Entre los invitados pude reconocer las caras de Jessica, Mike, Lauren, Erick, Angela, Ben. También a Emmett y Rosalie, Esme y Carlisle. Incluso a Aron, Damen, Riley, Lisbeth, Lizzie, Clayton, Lily, Stephen, Sharon, Tom, Alex, Victor, y otros compañeros del instituto con quien había entablado amistad en el poco tiempo que llevaba en el instituto, y también vi rostro de algunos desconocidos. Pero por supuesto, sabía perfectamente que Alice no perdería la oportunidad de invitar a media escuela si fuese posible. Aunque gracias a dios, solo pude calcular alrededor de 40 personas como mucho, incluyéndome a mí y a mi familia, ¿Poquito, verdad? (Nótese el sarcasmo)

Y allí de nuevo mi sarcasmo.

Pasaron varios segundos y yo aun permanecía con aquella pose perdida. No desperté hasta que sentí que Edward me tomaba de la mano y le daba un suave apretón.

–¿Te gusta? –Susurro en mi odio. Podía notar a pesar de la musca el evidente nerviosismo que expresaba su voz, seguramente esperando alguna contrariedad de mí parte.

–Esto es… –Trague saliva ruidosamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresarme. Mis ojos comenzaron a desprender las muy odiosas lágrimas que me delataban. Aunque en este caso, no había más que felicidad y sorpresa lo que sentía. Y las lágrimas eran la viva muestra de lo mucho que apreciaba este enorme detalle.

–¡Bella! ¿Estás llorando? –Pregunto Edward preocupado a mi lado –¡Oh! Ya temía yo que esto fuera demasiado. ¡Te has de sentir incomoda! Le dije a Alice que…

–¿Podrías callarte? –Edward me miro confundido, y cayó abruptamente su ridículo en innecesario monologo – Maldición Edward, esto es… es… Válgame Dios, ¡Es estupendo! –Exclame a todo pulmón, ganándome una sonrisa de alivio por parte de todos –Gracias a dios Rose y Ali me han maquillado con un maquillaje resistente al agua…

Comencé a saludarlos a todos, comenzando con Ángela y Jessica. Y recibí reacciones positivas de su parte con respecto al lugar y mi atuendo.

–¡Bella, feliz cumpleaños, estas bellísima! –Me felicito Ángela dándome un fuerte abrazo. A su lado, Jessica sonreía ampliamente y me observaba de arriba a abajo, admirándome exactamente de la misma manera que lo había hecho yo ratos atrás.

–¡Pareces un ángel! ¿Quién te ha maquillado? ¡Necesito saberlo! –Exigió Jessica a modo de juego mientras me abrazaba con unas manos tan efusivas como las de Ang.

–Alice y Rose. Son unas expertas en esto.

Los invitados se acercaban hasta mí uno por uno, felicitándome, halagándome y dándome gracias por invitarlos a la mayor fiesta que habían presenciado desde hacía mucho tiempo en este pequeño pueblo. Les conteste con sencillos "Gracias" y monosílabos. Sería extremadamente patético confesarles que ni siquiera yo estaba enterada de tan maravillosa velada.

Les saludo a todos y a cada uno de ellos, inclusive a aquellos desconocidos que eran presentados por mis compañeros del instituto, no fue para nada difícil ganarme su afecto, y pareció ser una comunicación reciproca, ya que, me pareció que yo les había caído bien.

Antes de poder darme la vuelta para ir en busca de mi familia, unas enormes manos cubrieron mis ojos, obstruyéndome la vista y provocándome una ceguera.

Adivina quién soy –Susurro aquel desconocido con una voz ronca y gruesa, posiblemente para evitar que le reconociera entre las voces que parloteaban alrededor del local y se entremezclaban con el sonido de la música, que ahora había sido cambiada por "Circus", de Britney Spears. No necesite esforzar demasiado la capacidad de mi cerebro para reconocer el portador de aquellas manos grandes y calientes, ni tampoco necesite mucho esfuerzo en reconocer el perfume que desprendía, y que me había llamado la atención, por su escancia masculina y bastante fuerte.

–Sr. Michael Clarke Duncan (*), creo que debería comenzar a practicar con su voz, porque el realidad, es pésima –Dije apartando sus manos de mi rostro y virándome, para encontrarme con la amplia sonrisa de Jacob, con un traje negro azabache brillante y corbata vino tinto. Su cabello estaba amarrado en una coleta de caballo.

–Hum, seguiré intentando –Sonrió deslumbrantemente, y me observo de arriba a abajo –¡Wow! Bells, estas guapísima –Tomo mi mano derecha y la beso en un torpe gesto de caballerosidad, y luego alzo una ceja, y ambos reímos al unisonó. Los invitados bailaban y se divertían alrededor al ritmo de la música.

–Gracias, ¿Qué haces aquí? –Pregunte acomodando su corbata, que estaba torcida hacia la derecha y acababa con su excelente presentación.

–¡Vaya! Pero como me quieres –Reprocho haciendo un puchero con su labio inferior.

–¡No digas eso! Sabes lo que quiero decir…

–Tranquila Bells, estoy jugando –Desordeno un mechón de mi cabello –Me ha llamado Alice hace como una semana, y me amenazo con cortarme la cabeza y dársela de comer a los lobos salvajes si no venia para tu fiesta… –Se estremeció –¡Uf! A pesar de que me llamo por teléfono, se notaba realmente cierto. –Ambos reímos.

–Sí. Es mejor no provocar a Alice, me ha torturado. ¡Me ha arreglado las uñas! ¿Puedes creerlo? Manicure, jamás lo había hecho en mi vida.

–¡Jo! Como se dice, hay una primera vez para todo –Comento con una amplia sonrisa –Por cierto, feliz cumpleaños, ¿Cómo te sientes?

–Supongo que vieja –Bromee con un falso suspiro de tristeza.

–¿A tus dieciocho años? Por favor. En Billy eso suena bastante natural pero en ti es ridículo –Le di un suave golpecito en el hombro.

–¡Feliz cumpleaños! –Billy apareció a mi lado vestido al igual que Jake, y me apretó fuertemente contra su pecho. Por un momento, aquel abrazo fraternal me recordó enormemente a Charlie –Cariño, esta fiesta sí que vale la pena, ¡Es mucho mejor que las aburridas reuniones que tenemos en la Push! Si señor… –Solté una carcajada y rodé los ojos.

–Bueno Billy, yo también estoy impresionada –Mencione mirando a mi alrededor. Definitivamente esta fiesta estaba de muerte.

–Bella –Saludo una suave voz que apareció al lado de Billy. Era alta, de tez morena y cabello castaño oscuro, que le llegaba hasta los hombros. Vestía un elegante vestido, pero bastante sencillo, de color purpura oscuro, y unos zapatos dorados de tacón, haciéndola ver mucho más alta de lo que aparentaba –Hola, soy Sue. Seguramente no me recordaras… –Susurro y estrechamos nuestras manos.

–Hum, la verdad es que no. Lo siento –Conteste apenada.

–Soy la madre de Seth y Leah.

–¡Oh! Claro, si… Seth y Leah… ¿El pequeño de ojos achinados y la niña de coletas altas? –Pregunte estúpidamente, dando referencia a las descripciones de mi memoria sobre recuerdos de hacia tantísimos años.

–Esos mismos –Respondió con una carcajada. Uf, ¿Cómo olvidar el humor de Leah? Esa chica casi me tira al suelo cuando pise uno de sus piececitos sobre aquellos zapatos suyos tan importantes.

–¿Están aquí? –Pregunte interesada.

–No, lo siento. Seth está castigado y Leah está de viaje… Yo vine por deseo de Jake, que no quería que su padre llegara solo a hacer bulto –Bromeo y Billy miro a Jacob con mala cara.

Esme y Carlisle aparecieron, e invitaron a Billy y Sue a que se unieran junto a ellos. Se sentaron en una mesa en una esquina, un poco más apartada del resto de las mesas. En menos de un minuto ya estaban riendo y conversando animadamente sin ningún tipo de vacilaciones.

Comencé a buscar a Edward desesperadamente con la mirada, ¿Dónde se había metido?

Me puse de puntillas y me apoye en el hombro de Jake para que no me precipitara hacia el suelo y arruinara la bonita noche con mi estupidez rutinaria.

–¿A quién estas buscando?

–A Edward… –Respondí regresando a mi posición anterior.

–Oh. ¿A tu novio? Creo que lo vi yendo junto a él rubio, ¿Jasper no? Hacia la salida.

–¡Oh! Gracias, aunque me pregunto que estará… – Enmudecí por un momento –¿Cómo supiste que era mi novio? –Pregunte con extrañes, cruzándome de brazos.

–Oh, ¿Enserio? ¡Vaya! La pegue –Soltó una carcajada –Es que pareces una desesperada, ¿Creo que es obvio, no? ¿Hace cuanto que están juntos?

–No hace mucho. Llevamos un mes… –Lo pensé durante un momento, sacando la cuenta – Bueno, creo que casi un mes. Creo que ninguno le prestó atención a la fecha de noviazgo –Me encogí de hombros.

–¡Bella, Bella! ¡Es hora es hora! –Alice apareció del aire agitando sus manos y dando saltitos con emoción –¡Hola Jacob! –Exclamo cuando se percato de mi amigo a mi lado –¡Has venido!

–Por supuesto, pequeña. ¿O acaso creías que dejaría a mi padre sin su hijo? – Pregunto cómicamente, y Alice acompaño sus risas con las suyas de soprano tan propias de ella.

–¡Perfecto! ¡Bella! Ya es hora de apagar las velitas. –No me dio tiempo de responder. Me jalo de la mano y yo tome el brazo de Jake, arrastrándolo conmigo.

Alice me condujo hasta la mesa principal, que estaba cubierta de un montón de comida y bebidas. Entre estas, solo pude ver Vodka y ponche. En el centro de la mesa, reposaba en enorme pastel de cumpleaños con la inscripción FELIZ CUMPLEAÑOS, BELLA. Y quince velitas.

Alice comenzó a llamar a todos los invitados para que se acercaran, y bajaron el volumen de la música, que de inmediato, fue cambiada por la típica melodía de "Happy Birthday" como música de fondo. Unos brazos fuertes me rodearon la cintura, y un mentón se apoyo sobre mi hombro.

–Edward –Susurre, era imposible no reconocerlo –¿Dónde estabas?

–Lamento mi ausencia. Es solo que tenía que… atender unas cosas –Respondió apartándose un poco de mi y tomándome de la mano.

–¡El pastel, el pastel, el pastel! –Repitió Emmett cual niño pequeño entusiasmado por un nuevo juguete, mientras se daba paso entre la multitud para alcanzarme –¡Bella, Te he colocado 15 velitas! Para que no te sintieras tan vieja. Para que en el futuro, cuando estés vieja y canosa, tengas lindos Recuerdos de mis quince primaveras, y no los Recuerdos de mis aburridos 18 años. ¿No tiene nada de malo atrasarte tres añitos, verdad? –Pregunto acomodando una de las velitas caídas.

–Supongo que no, Em –Respondí poniendo los ojos en blanco.

Todos comenzaron a cantar el cumpleaños, mientras yo me limitaba a observar a toda esta gente que me quería, y que había venido para festejar que, de alguna manera, me era bastante importante en lo más fondo. Sentía mis ojos llorosos, pero no me preocupe en retener las lágrimas. Era bastante emocionante volver a sentirse feliz y dichoso, y volver a disfrutar de una hermosa fiesta de cumpleaños. Ladee la cabeza para observar a Edward, quien me miraba, y sus ojos brillaban con la luminosidad del fuego que desprendían las velitas sobre la torta de cumpleaños. Le sonreí. El me regreso la sonrisa con mayor entusiasmo. A pesar de no sentirme completa, por evidentes razones, el observar a esas siete personitas tan especiales, que me habían iluminado la noche, sentí mas allá que agradecimiento y amor hacia ellos, y me di cuenta, de que ellos eran las personas por las que sería capaz de recorrer todo el mundo sin parar, y lo haría feliz.

Por un momento, me pareció observar a mis padres entre la multitud, escondidos detrás de un chico moreno con cabello largo, peinado a lo punketo, con un traje color azul marino y una corbata amarillo pálido. Abrí los ojos desmesuradamente y me incline hacia adelante, creyendo imposible lo que mis ojos me mostraban. Como era de esperarse, mis padres no estaban allí. Los había comparado con una chica menuda como Alice, portadora de un vestido verde manzana y con un cabello corto y muy parecido al de mi madre; El chico a su lado, tenía el cabello rizado y oscuro, bastante común y corriente, pero parecido a como lo tenía Charlie. Me pareció bastante estúpido pensar siquiera que ellos estuvieran aquí, ya que, era imposible. Mi mente estaba haciéndome otra de sus jugarretas innecesarias y no deseadas. ¿Acaso estaba enloqueciendo? ¡Bueno! Al menos eso no me sorprendería. Ya me extrañaba que las alucinaciones no hubiesen comenzado tiempo atrás ya.

Me di cuenta de que ya habían terminado con el canto de cumpleaños cuando las luces se encendieron nuevamente, dando paso a los gritos y aplausos que se escuchaban alrededor de todo el lugar.

–¡Apaga las velitas, Bella! –Me incito Rosalie sacándome de mi estado imbécil.

Apague cada una de las velas con un solo soplido, y a ese acto le siguieron más aplausos y silbidos de alegría. Sonreí como pude, y limpie las lágrimas con el dorso de mi mano.

Luego de que todos termináramos con el pastel, Alice entro de nuevo en acción.

–¡Vamos a abrir tus regalos, Bella!

–¿Cuáles? –Pregunte con extrañeza.

–¡Pues esos de allá, boba! –Alice giro mi rostro para indicarme lo que quería que viera. En efecto, había un gran mesón, y una enorme cima de regalos de todo tipo de colores, tamaños y lazos lo coronaban.

–¡Oh! –Jadee sorprendida. Si había tantos invitados, ¿Cuántos presenten me habrán regalado? ¡Dios mío!

Me detuve frente al gran mesón, contemplando todos los regalos que esperaban por ser abiertos. Tome un al azar y leí la etiqueta: Con amor, Ali y Jazz. Lo abrí. Un hermoso reloj blanco y azul rey, con diamantes incrustados alrededor de este mismo y de modelo Chanel. El siguiente era de Angela, que consistía en un par de botas caobas de pie bajo, que me llegaban hasta el comienzo de la rodilla. Bastante sencillas pero elegantes, Ang había captado mi gusto por la ropa. El de Jessica fue un brazalete de plata con un dije de estrella pintada en oro, me lo coloque de inmediato, ya que ella me rogo que lo hiciera. El regalo de Carlisle y Esme consistía en otro brazalete, que tenía escrito en una caligrafía perfecta sobre un dije, las palabras: Contigo, para siempre. Ese pequeño detalle provoco que comenzara a derramar lágrimas como una llave abierta. Jake me regalo un porta retratos con una foto de nosotros dos en nuestra infancia, cuando había venido a Forks teniendo siete y ocho años. La foto había sido tomada por Billy, y Jake y yo nos encontrábamos sentados sobre el suelo de un jardín mientras yo estaba jugueteando con sus cabellos, la cara de él era un poema, completamente contrariado y fastidiado de mi actitud. Pude visualizar claramente a Charlie, sentado en alguna silla al fondo, frente a un enorme roble cerca de una casita roja. La de Billy, por supuesto. Edward me regalo un Ipod nuevo, bastante moderno y caro, con mil canciones agregadas por él y sus gustos, sumados con canciones de mi gusto.

Perdí la cuenta de que otros regalos tenían en posesión y cuáles fueron los dueños de los respectivos. Solo sé que en solo una noche, ya era la propietaria de un reloj, unas botas, un brazalete, un tobillero, dos anillos, un par de pendientes, cuatro camisetas, dos pares de zapatos, una cámara, y unas que otras cosas…. Cuando llego la hora de abrir el regalo de Emmett, un estremecimiento recorrió mi cuerpo desde el comienzo de mi cabeza hasta la punta de mis pies. Le lance una mirada de soslayo, bastante desconfiada a decir verdad.–Ese es mío y de Rose –Grito sobre la música de fondo, "Beat it" de Michael Jackson se escuchaba a todo pulmón. Me relaje. Si el regalo era también de parte de Rosalie, no habría razón para desconfiar de ella, pero conociendo a Emmett tanto como lo conocía, sabía que tendría que ser precavida tanto como pudiera.

El regalo estaba envuelto con papel purpura, y un lazo de color rojo navidad. Lo desenvolví con toda la paciencia y delicadeza con la que fui capaz, mostrando así un hermoso y bastante llamativo bolso blanco de Gucci. Contuve la respiración, era bastante bonito.

–Gracias –Susurre abrazando a Rosalie y luego a Emmett. Este era el ultimo regalo del montón, así que luego de unos cuantos aplausos, ya los invitados habían empezado a esparcirse para continuar con la fiesta.

Cuando estaba por volver a guardar el regalo, visualice una pequeña bolsa en el fondo de la caja. Era una bolsa de color rojo, y con una pequeña etiqueta que decía: Solo de Emmett, ¡Espero que lo disfruten y le den un buen uso! ¿Disfruten? Eso sonaba plural….

Al abrirlo, quise que la tierra me tragara. Gracias a Dios, los únicos que nos encontrábamos en esa mesa éramos Edward, Esme, quien estaba hablando animadamente con Billy y no prestaba demasiada atención, y yo, la que tenía el obsequio entre mis manos, una cara de tomatico y una disposición para golpear a Emmett increíblemente intensa. Lo único que puedo decir es que el regalo era de marca Victoria´s Secret, y era algo que muchas mujeres utilizaban como accesorio o atuendo a la hora de intimidar con sus parejas.

–¡Emmett! –Grite a todo pulmón, sintiendo como las manos me escocían, rogando y exigiendo tener el cuello de Emmett entre ellas. El interpelado, que estaba en medio de la pista de baile bailando animadamente con Rosalie se giro para observarme y me guiño un ojo. Rosalie a su lado, me miraba preguntando: ¿Qué pasa?

¿Qué pasa? ¡Pasa que tu novio es un completo imbécil! Quise gritarle.

Edward, que estaba a mi lado, se puso a observar la causa de mi repentino enojo. Al darse cuenta, pude observar a pesar de las luces oscuras, que Edward adquiría un leve rubor en las mejillas, causado por la perversión del muy indecente regalo de Emmett. Guarde el regalo de nuevo en su empaque, y lo deje junto al resto del montón.

–Bella, –Me llamo Edward tomándome de la mano –¿Quieres acompañarme a la azotea? Necesito mostrarte algo –Susurro y yo asentí.

Me condujo a través de la multitud que bailaba y charlaba animadamente, y me llevo hasta la azotea, desierta, solamente iluminada por la luz de la luna y el brillo de varios postes de luz. Desde allí podía contemplar el paisaje maravilloso, que mostraba muchísimos arboles, y un lago que se extendía como un mar. Cerca de la zona de los bosques espesos, podía empezar a visualizar el comienzo de la ciudad y de las casitas.

–¡OH! Esto esta divino, Edward –Exclame y me voltee para observarlo. El me regalo una sonrisa torcida, que provoco la muy frecuente hiperventilación de mi parte, y me invito a tomar asiento en un hermoso banquillo de cemento que se encontraba a mi derecha. Cuando ambos estuvimos sentados, Edward carraspeo, aclarándose la garganta, paso su mano por sus cabellos, y me di cuenta de que estaba nervioso. Alce una ceja, preguntándome el porqué de su conducta.

–Humm, bueno Bella. Falta que te entregue mi presente –Musito en voz baja, observándome con aquella mirada suya tan intensa.

–E-este, ¿No me lo has dado ya? Ya me lo has mostrado –Le recordé.

–Digamos que ese es mi regalo para que disfrutes y utilices a tu antojo. Pero aun falta mi verdadero presente, el que verdaderamente incluye sentimiento –Dijo con voz suave y yo trague en seco, sintiéndome extrañamente ansiosa.

–¿Y cuál es? –Pregunte nerviosamente.

De su chaqueta, Edward extraño una cajita pequeña de terciopelo de color negro. Y la deposito delicadamente sobre mis manos, que estaban abiertas. Mi corazón se acelero y mi respiración se volvió cada vez más superficial. Le mire esperando que dijera algo, cualquier cosa, pero el solo asintió y me invito a que la abriera.

Dentro de aquella pequeña cajita, reposaba un hermoso anillo de oro blanco. La hermosa piedra en forma de corazón, color esmeralda, era rodeada por varias piedritas de diamante que se apoyaban por una base de plata, y el corazón era sostenido a las piedrecillas por unas pequeñas presas de oro. Las luces tenues de los postes a los lados, y la luminosidad de la luna hacían que el anillo resplandeciera y brillara, como si fuera un montón de brillantina unida en un solo montículo. Muda del asombro, no fui capaz de expresar palabra alguna. Ese anillo era hermoso… como si fuese un anillo de… de…No podía ni siquiera imaginar la palabra ya que me atragantaba internamente.

–No es un anillo de compromiso, te aseguro –Respire hondo y me relaje. ¡Por supuesto que no era de compromiso! Ya estaba imaginando cosas que no debería –Es solo… algo así como un anillo de…

–Noviazgo –Finalice –Un anillo de noviazgo –Dije en un susurro. Admirando aun el anillo descansando cómodamente dentro de la cajita de terciopelo. Edward esbozo una sonrisa pequeña. Ahora si no me asuste para nada. Un anillo de noviazgo me parecía lo más normal del mundo, y me pareció un buen gesto. Edward me dio a entender que, la relación era excelente y hay conexión especial, que estamos destinados a estar juntos. Es un compromiso a que lo dará todo en esta relación, o bueno, eso era lo que yo sabía según los anillos de noviazgo. Sonreí internamente por las intenciones de Edward.

–Digamos que sí. Aunque, según yo sé… Debería entregarse al menos a los tres años de haber iniciado la relación. Y nosotros creo que no cumplimos ni el mes –Soltó una risa algo tensa –Pero supongo que no pude resistirme. Lo vi mientras caminaba por el centro comercial en búsqueda de tu regalo. Y créeme que no pude evitarlo. Es… perfecto –Se encogió de hombros –No es necesario que lo tomes como un anillo de noviazgo si no lo deseas –Dijo al tanto de todas las posibilidades de una reacción impredecible por mi parte, según su criterio –Puedes tomarlo solo como un lindo regalo, o, una pequeña representación de mi. De que, mi corazón te pertenece.

Y eso fue lo único que falto para que mi corazón terminara de hincharse de alegría, hasta ocupar cada pequeño y mínimo espacio de mi pecho, dificultándome la capacidad de respirar naturalmente.

–Edward yo…. No sé qué decir –¿Eso es todo lo que puedes decir? Eres patética, Isabella.

–Sé que es muy precipitado, pero… –Callo y respiro profundamente –A pesar de tener una relación con un lazo de corto tiempo… Siento que es a tu lado donde pertenezco –Dijo con toda la sinceridad del mundo, y mis ojos se volvieron vidriosos –Supongo que entenderé si no sientes tu exactamente lo mismo… –No pude resistirlo, así que me lace a sus brazos y estampe mis labios con los suyos. ¡Como quería que se callara de una maldita vez!

–¿Y acaso todavía lo dudas? –Pregunte sarcásticamente –¡Eres tan necio! –Recite las mismas palabras que el había dicho en mi habitación, cuando había confesado lo mucho que me quería.

Touche –Murmuro contra mis labios antes de continuar besándome. ¡Al diablo Rosalie!, ya mis labios habían perdido casi todo el color carmín que tenían, solo quedaba una pequeña pisca, que estaba segura que Edward terminaría de eliminar.

–Hummm… ¿Alice sabia lo del anillo? –Pregunte.

–Sí, ¿Por qué?

–¡Oh! ¡Pues eso explica el porqué me vistió con un vestido verde! –Exclame torciendo los ojos, y le bese de nuevo.

Entrelace mis manos junto con las suyas para darle una pequeña pista, y de inmediato este se dio cuenta de que había un objeto de mas entre uno de mis dedos, específicamente localizado en el dedo anular de mi mano izquierda. Abrió los ojos e inclino la cabeza hacia abajo para así contemplar su anillo reposando en uno de mis dedos. El no se había dado cuenta del momento en que me lo había colocado, (Muy disimuladamente). Alzo nuevamente la cabeza y presiono sus labios dulcemente contra los míos, en un beso casi casto. Sentí un cosquilleo a mi costado derecho, no es que me estuviesen tocando, ni que me molestara aquella sensación, pero tampoco era algo con lo que me sintiera suficientemente cómoda. Chic, escuche un sonido muy parecido al flash de una cámara al dispararse. Lamentablemente, todas mis sospechas eran acertadas. Al virar mi rostro, con Edward imitando el movimiento, vi varios rostros curiosos bastantes conocidos observando la escena. Alice estaba inclinada hacia delante, ocultando su cuerpo de detrás del muro derecho de la pared de la entrada hacia la azotea, solo podía observar parte de su cuerpo y su cabecita. Sobre ella se veía a Jasper, sobre Jasper a Rosalie. Atravesados en toda la entrada estaba Emmett de pie, -Emmett, mi peor pesadilla – Con una cámara fotográfica en la mano, -mi cámara fotográfica nueva- y una sonrisa maligna en el rostro. Apoyados en el muro izquierdo de la entrada estaba Angela, sobre ella Jessica, sobre Jessica Mike y sobre Mike Erick. Ocultada hacia el fondo pude visualizar a Lauren, aunque con una evidente expresión de contrariedad e indiferencia en el rostro. No le preste mucha atención, no quería darme mala vida desde ahora.

Reí bajito, la escena era bastante parecida a la caratula de aquella película de "Los tuyos, los míos y los nuestros"

–¡Sigan, sigan! ¡No estamos aquí, somos alucinaciones! –Nos incito Emmett agitando la mano en torno a la cámara, –¡Esto no es una cámara, es la alucinación de una cámara! Así que no hemos tomado ninguna foto, ¿eh? –Nos guiño un ojo.

–¡Emmett! –Gritamos Edward y yo a coro, y todos explotamos a carcajadas.

La fiesta siguió con su rumbo natural. Eran pasadas de las 10 de la noche, pero al parecer nadie se había agotado ni siquiera una mínima pizca. Parecía que mientras más tarde era la noche, más entusiasmo abundaba sobre los invitados. Edward y yo estábamos bailando –Yo intentaba bailar como podia -en medio de la pista, al ritmo suave de Bob Marley, "Baby i love your way". Ratos atras el me habia preguntado sobre mi cadena, y yo solo conteste diciendo: Es vieja, nada importante.

–¡Bella, ven aquí! –Me llamo Jasper tomándome de la mano, apartándome de Edward –¡Es hora de que te aloques!

–¿Alocarme? –Pregunte dubitativa, mientras él me iba acercando hacia una pequeña mesa donde estaban mis amigos del instituto, Jake, y mi familia reunida, con un montón de bacitos de vidrio en medio de la mesa, y una botella de… ¿Tequila?

–¡¿Han traído tequila?! –Les pregunte a todos. Rose estaba sentada sobre las piernas de Emmett y Alice sobre las de Jasper, Edward me alcanzo en un momento y se coloco a mi lado –¡Esme y Carlisle nos mataran!

–Tranquila, Bells –Me tranquilizo Emmett –Ellos están demasiado entretenidos para darse cuenta –Dijo mirando hacia un punto detrás de mí. Me gire para ver. ¡Y santo cielo! Carlisle y Esme compartían un apasionado e indecoroso beso en una esquina, en vez de estar conversando tranquilamente cosas triviales de adultos junto con Billy y Sue. Seguí buscando, hasta que los encontré bailando en medio de la pista como dos adolescentes. ¡Vaya! Para la edad que tenía Billy, bailaba como un joven profesional –Además, solo Vodka, refresco, y ponche no prenderán la fiesta. Necesitamos algo de acción.

–No soy estúpida, Emmett –Dije apuntándole con el dedo –¿Qué les has puesto en las bebidas a tus padres? ¡No creo que se hayan emborrachado a voluntad propia!

–Bueno, digamos que le servimos un poco mas de alcohol de lo que creen. Pero de todos modos no creo que estén en sus cabales como para recordar algo mañana –Bromeo soltando varias carcajadas. –Pero no es eso por lo que te hemos llamado. Vamos a jugar un juego todos.

–¿Un juego? –Pregunte mirándole desconfiada.

–Sip, ¡Jugaremos Trimei!

–¿Y más o menos qué es eso?

–¡Oh, juego! –Dijo Edward sentándose en una silla vacía, el me arrastro hacia él y me sentó en sus piernas.

–¿Qué es? –Pregunte exasperada.

–Ok, señorita aburrida. Tenemos un juego de domino, giramos los dominos hasta ocultar esos puntitos mariquitos. Luego, vamos a comenzar a girarlos, uno por uno cada uno. Al que le salga un doble tres, beberá directamente de la botella –Dijo Emmett elevando la botella de tequila y agitando su contenido –Esa persona está algo así como… Maldita. Volvemos a girar los dominós y comenzaremos a girarlos al contrario, si a algún domino tiene un tres, aquella persona que esta maldita deberá beber, pero de las copitas. Y beber y beber si siguen saliendo los tres. Si al girar vuelve a salir un doble tres, a esa persona se le pega la maldición y la otra se libera, ¿Entiendes? En pocas palabras, terminaras bebiendo porque si –Se encogió de hombros y comenzó a llenar las copitas con el liquido de tequila.

–¡Eso no es justo! Es al azar… –Me queje.

–¡Esa es la idea! Duh –Dijo Alice enérgicamente.

–No lo se…

–¡Vamos, Bells! ¿Acaso tienes miedo? –Pregunto Jake alzando una ceja, provocándome. De inmediato fruncí el seño.

–¡Claro que no! Y si jugare –Dije cayendo en las redes de mis malvados amigos.

El juego comenzó, y el primero que tuvo que beber fue Edward. El pobre no paro de beber, ya que comenzaron a salir los tres a millón, y él nunca tenia la mano vacía de una copa. Estuve a punto de alejarlo de todos para que dejara de beber, pero ni Jasper ni Emmett me lo permitieron. Tomo alrededor de 10 copas, ya que Emmett y Jasper hacían trampas y volvían a mezclar los dados para que el siguiera sacando tres. Luego siguió Alice, que bebió más o menos la misma cantidad de Edward, y ya para la sexta copa estaba hecha un lio. Lamentablemente, gracias a mi mala suerte, me toco a mí beber. Jamás había bebido tequila, pero al comenzar no quise parar. Bebí un poco menos que Edward. Gracias a mi sistema y metabolismo, la quinta copa ya me tenía mareada, pero logre tomar solo ocho copas, -Gracias a Dios-. Al juego le siguieron Ang y luego Jasper. Jake también tuvo que beber. Tal como había dicho Emmett, la mayoría ya estaban borrachos para ese entonces.

Emmett fue el último, y el peor de todos. Ya que él fue el que termino de acabar con la botella.

Edward me arrastro a la pista de baile, para que continuáramos con nuestro baile. Claro, borrachos, ninguno se preocupaba en bailar correctamente. Ambos parecíamos dos locos tratando de no caer. Al parecer el alcohol había caído directamente sobre nuestro cerebelo, por nuestra poca coordinación, o más bien, -Mi poca coordinación-.

Las cosas no quedaron así, ya que, igual que siempre, las típicas apuestas de Emmett y Jasper salieron a flote. Y ninguno estaba lo suficientemente cuerdo para pensar mucho en sus propias acciones.

–¡Apuesto 50 dólares a que no te paras en esa tarima… y… y…

–¿Y qué? –Le reto Emmett alzando los brazos en forma retadora.

–¡Y haces un Streptease! –Declaro en voz alta. Y mi boca se fue hacia abajo.

–¡Hecho! –Dijo caminando con disposición hacia la tarima. Pero antes de eso, intercambio algunas palabras con el DJ. Este asintió y comenzó a reír a montones. "Maneater" de Nelly Furtado fue la canción que comenzó a sonar.

–¡Ah! –Grito Alice –¡Me encanta esa canción!

Yo aun no podía creerlo, ¿De verdad se desnudaría en medio de todo el público? Jasper estaba que no aguantaba las carcajadas, mientras se retorcía de la risa en una de las sillas.

Emmett comenzó a mover las caderas atrevidamente, mientras lazaba una mirada picara, casi felina hacia toda la audiencia. Comenzó con su smoking, que fue siendo apartado poco a poco, hasta dejarlo caer al suelo. Luego comenzó a aflojar el nudo de su corbata, y luego comenzó a mordisquearla con los dientes de una manera que deja muy poco a la imaginación. Los botones de su camisa fueron desabrochados uno por uno, y en el último botón, fue despojado de su camiseta blanca, y la tiro hacia el público de femeninas, que gritaban y silbaban descontroladas.

–¡Oh! ¡Enserio que si lo está haciendo! –Grito Edward riendo como un desquiciado. Sostenía una botella de Vodka que estaba casi terminada, ¿Acaso quería emborracharse más de lo que estaba?

–¡Tu no hables mucho, apuesto a que no eres capaz de hacerlo! –Le reto Alice de brazos cruzados, con una ceja levantada, retándolo.

–¡Por supuesto que soy capaz! –Dijo altanero, antes de guiñarme un ojo y encaminarse hacia la tarima, donde Emmett ya se había despojado de su cinturón, y ahora lo hacía girar en el aire cómicamente. Su torso estaba completamente desnudo. Edward camino hasta la tarima y puso un pie en el escalón. De inmediato algo hizo clic en mi cabeza, y sobre el alcohol, reaccione y pare de reír como tonta. ¡Oh, mierda! ¡Edward se montara en esa tarima a hacer streptease!

Corrí hasta alcanzarlo y le llame cuando ya el estaba sobre la tarima. Edward ya estaba comenzando a despojarse de su chaqueta de Smoking, ¡Mierda! ¿Dónde rayos estaban los padres cuando se necesitan?

¡Oh, claro, seguramente se habían ido a no sé donde a hacer no se qué cosas!

–¡Edward! –Le grite tratando de llamar su atención, pero la música a alto volumen era tan fuerte que apenas si podía escucharme a mi misma –¡Baja de allí! –Grite mientras trataba de tomarlo del final de su pantalón.

–¿Qué? –Exclamo sin poder oírme –¿Quieres subir? ¡Adelante! –Me tomo de la mano y me jalo hacia arriba, montándome sobre la tarima. Mis mejillas se tornaron carmines cuando todos los chicos comenzaron a aplaudir, y Jake de repente estuvo a mis pies, silbando y gritando.

–¡Eso es Bella! ¡Demuéstrales que tienes feminidad! –Espeto torpemente. Seguramente ya había comenzado a beber más de lo debido. ¡Pero por dios, si era solo un niño! No me extrañaría que Billy lo matara cuando recuperara la cordura. ¿Y dónde estaba Billy? Estaba… ¡Besándose con Sue! Localizados ambos en una mesa hacia el fondo, entre la oscuridad, ¡Pero es que los hombres de ahora no pierden tiempo!

Desconcertada, me gire para seguir discutiendo con Edward, quien… ¡Ya tenía desabrochados los primeros cuatro botones de su camiseta blanca!

–¡Edward! –Exclame –Bájate, por favor, si no quieres que Lauren te viole aquí mismo –Le advertí en voz alta sobre su odio. Puf, ¡Claro que sería capaz de tirárselo aquí mismo! Lauren era… Bueno, era Lauren. Sin contar el hecho de que claramente le gustaba Edward, estaba borracha, y no despegaba los ojos del torso casi-desnudo de mi novio.

–Bella, ¡Si eres aguafiestas!

¡Dios! ¿Cómo lo bajo de allí? Era obvio que mi mente –También ahogada por alcohol- No estaba de mi parte en estos momentos tan oportunos.

¡Alice! Tal vez me ayudaría…

Pero no. Alice estaba junto con Jasper sentada en una mesa, y ambos estaban bebiendo y conversando en su propia burbuja personal. ¡Pero qué clase de hermana era Alice! Su hermano estaba a punto de desnudarse en medio de todo el gran salón y ella solo tenía ojitos para el rubio de ricitos ridículos.

¿Y qué tal Rosalie?

Mala opción. Rosalie estaba sentada a horcadas sobre Emmett… ¡En una mesa! ¿En qué momento Emmett se había bajado del escenario? Emmett tenía el dorso completamente desnudo, y aferraba a Rosalie fuertemente de la cintura. Estaban comiéndose a besos… Pero, cuando digo que se estaban comiendo; En serio, estaban comiéndose a besos.

¡Por Dios! ¿Es que acaso todo el mundo venia a las fiestas a besuquearse con todo el que podía? ¡Incluso Angela, que estaba besándose con Ben!

Bueno, al menos una corazonada me decía que esos dos iban a terminar juntos.

–Edward, estem… –Vacile durante unos segundos, tratando de encontrar la manera de llamar su atención para que así acabara con el papelón que estaba montando –¡Adivina que, Emmett trajo mas tequila! –Dije fingiendo entusiasmo.

–¿Tequila? ¡Donde! –Exclamo emocionado y se bajo de la tarima. Varios suspiros y varios Awww desanimados se escucharon. ¡Que se jodan! Esto es una fiesta, no un burdel.

–Vamos, te llevare a la mesa –Lo conduje hasta un lugar remoto, en una mesa oculta cerca de la de Japer y Alice. Lo obligue a sentarse en una silla de una mesa como un niño pequeño.

–Me has engañado –Se quejo con voz suave y burlona.

–Cállate Edward. Creo que debería llamar a Esme y Carlisle, no estamos cuerdos para conducir así.

–No exageres. Estamos bien –Dijo tomándome del brazo para que me acercara a él. Torcí los ojos y comencé a reír como idiota.

–Mírate Edward, lo que te hace un poco de alcohol. Tu siempre tan recto y precavido, ¡Y ahora pretender conducir en tu estado! ¿Quién eres, y que hiciste con Edward? –Pregunte juguetonamente. Edward me sentó en sus piernas y me rodeo la cintura con sus brazos.

–Soy…. –Callo con algo de suspenso –Yo soy tu padre –Dijo imitando al dialogo de Star Wars. Y no pude contener las risas. Sentía que mi estomago iba a explotar de tanto reír.

–Hummm… Pero eso sería de lo mas morboso –Musite cerca de su rostro, y Edward me atrajo hasta el, chocando sus labios con los míos. Mis dedos inmediatamente comenzaron a retorcerse en su cabello, mientras lo atraía más hacia mí, para luego rodear su cuello con mis brazos. Edward y yo habíamos impuesto inconscientemente e individual una clase de límite o distancia en nuestro contacto físico, de una manera bastante incomprensible y extraña para ambos. Siempre estábamos juntos, e incluso dormíamos juntos, pero esta clase de… de pasión, era lo que al parecer tratábamos de evitar por el momento. Y ahora, en la oscuridad, conmigo sentada sobre, y con una cordura cuatro metros bajo tierra, ninguno de los dos se preocupo si quiera un poco en nuestros instintos. Ni siquiera me reclamo cuando comencé a acariciar el torso desnudo de su pecho con mis manos, -por un momento, agradecí no haberle abrochado los botones anteriormente - a cambio de eso, sus labios se volvieron más exigentes, en un beso mucho mas hambriento. El raciocinio, que hasta ahora había estado dormido, comenzó a salir a la superficie mientras los minutos pasaban, y ambos seguíamos besándonos de un modo pareció a como lo habían hecho Em y Rose ratos atrás. Oh bueno, muchísimo menos indecoroso, pero aun así, bastante pasional. Comencé a pensar con coherencia.

De acuerdo, era lo más normal del mundo que una pareja compartiera algo de ansiedad por el otro, pero ahora estábamos yendo más allá del límite que nos habíamos impuesto, y este arranque de pasión, era la viva prueba de ello. Estaba a punto de apartarme de Edward para tomar aire y cavilar, cuando de repente sus labios se separaron de los míos, pero solo para trazar una línea con sus besos que recorrían mi mandíbula, y se deslizaban hasta mi cuello. Solté un suspiro. -Oh bueno, eso sonó algo parecido a un suspiro

Y ahora sí, estaba perdida.

Ambas cosas actuaban, el alcohol y la disposición. Pero por supuesto, ya podría mas tarde echarle la culpa al alcohol –Aunque fuera cierto, en serio, estaba borracha, y Edward también lo estaba, incluso muchísimo más que yo – Pero ahora, aparte de eso, la parte racional de mi persona estaba deseando que Edward continuara.

¡Malditas hormonas!

El repiqueteo y las vibraciones del celular de Edward fue el que nos saco a ambos de nuestro trance. Inmediatamente, Edward separo sus labios de mi garganta y se puso a buscar el teléfono entre uno de sus bolsillos. Al ver que vacilaba, yo misma aparte su mano y lo saque de su bolsillo.

–¿Diga? –Conteste fuertemente, mientras cubría mi oreja contraria para que el sonido de la música no me dificultara escuchar la voz al otro lado del teléfono.

–Hola Bella, es Carlisle. Llamamos para ver si todo está bien, ¿Cómo están los chicos?

–Estee… Ellos están bien. Sí, eso –Mentí con la voz más clara que pude. Nos ahorraría a todos un regaño de Esme. Edward a mi lado estaba bebiendo un poco de agua con hielo que estaba encima de la mesa en un vaso de vidrio.

–Oh, de acuerdo. Recuerden que deben estar aquí antes de las tres. Tienen tres horas.

–¿Por qué se fueron? –Pregunte.

–Hum, Esme no se sentía del todo bien. Y luego pensé que no sería bueno dejarla sola en casa. Me disculpe con Billy y Sue antes de venir, ¿Ellos siguen allí?

–Aja –Respondí recordando el beso que se dieron.

–¿Dónde está Edward? Me extraña que tú contestaras su teléfono.

–El.. esta.. ¡En el baño! Sí, eso. Ha dejado en teléfono encima de la mesa –Dije como pude, cruzando los dedos porque no notara la mentira en mi voz.

–Oh, bueno. Entonces nos vemos en casa. Traten de no emborracharse, por favor –Nos advirtió con un matiz serio.

–Por supuesto. Adiós Carlisle –Y colgué el teléfono antes de que dijera cualquier otra cosa.

–Edward. Deberíamos ir a comer algo y lavarte la cara con agua fría. Tenemos tres horas para ponernos cuerdos.

–Sí, creo que tienes razón. Mierda, ya me está empezando a doler la cabeza –Se quejo apartándome de sus piernas con delicadeza, mientras se incorporaba.

Convencer al resto de que comiera algo fue bastante difícil. Ya que Alice y Rosalie no querían engordar, y tampoco acabar con su maquillaje si se lavaban la cara.

–¡Es eso, o tres semanas sin nuestros autos! –Le amenace y todos aflojaron.

A la una y media de la mañana ya la mayoría de los invitados se habían retirado. Jake se fue medio inconsciente hacia su auto, y Billy se notaba bastante sobrio para poder conducir. Al parecer, los únicos que habíamos roto las reglas bebiendo más de la cuenta éramos nosotros.

Llegamos a casa a eso de las dos de la mañana. Y cada uno se fue a su habitación para descansar. Todos estábamos muertos.

Luego de despedirme de Edward con un beso, y un "Gracias" por el hermoso anillo que me había dado, corrí hacia mi habitación y cerré la puerta. Me quite los zapatos, y los tire en algún rincón de la habitación.

Mi estomago se revolvió y cubrí mi boca con mis manos, corriendo rápidamente hacia el baño. Me incline sobre el inodoro, y vomite.


(*) Michael Clarke Duncan es un actor de cine bastante famoso. Y lo utilice como ejemplo por su voz muy gruesa, que fue la que Jake trato de imitar xD. (Eso si, sin intenciones de ofender al actor o a cualquier fan)

Capítulo 16: Rapunzel Parte I Capítulo 18: Toma Tu Calabaza.

 
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