WAAAAA AQUI LES DEJO ESTE REGALO JAJAJ OTRO CAP NE MENOS DE DOS DIAS JEJEJE GRACIAS VICKO!!! TU ERES UNA GENIO Y ERES LA MEJOR DEL UNIVERSO!!! NUEVAMENTE GRACIAS A LAS CHICAS QUE ME LEEN Y ME APOYAN JEJE ESTE CAP VA MAS QUE DEDICADICIMO A MIS PRIMIS FLORI Y A MI MANIS DANNY Y COMO SIEMPRE TODA LA FAMILIA !!!!!!

LAS AMO Y ESPERO MUCHOS COMENT JEJEJEJE 

BESITOS DESDE COLOMBIA!!!

__________________________________________________

POV EDWARD

Tropecé con la altanera hija de Charlie Swan, pero en ésta ocasión no se giró desafiante, justo como minutos atrás se había comportado en el carruaje. Ella parecía temblar, chocó conmigo y sin más se desvaneció. Mi primera reacción fue tomarla en brazos y lo logré tan solo unos cuantos centímetros antes que tocara el suelo.

-Señorita Swan- la llamé pero no obtuve respuesta.

Emmett, con quien minutos antes me había reunido, se acercó preocupado.

-Edward- susurró.

-Llama a mi padre- le dije angustiado.

Él corrió hacia el lugar en donde permanecían todos, al informar lo sucedido todos centraron su atención en aquel apartado rincón, fijándose en mí. Charlie Swan corrió a mi lado, sostuvo a su hija, reemplazando mis brazos y alejándome. Mi padre se encargó de disponer un lugar en aquel tenebroso sitio para atenderla. Posteriormente, cuando recuperó el conocimiento, Charlie Swan se alejó, buscó a sus hombres y dio órdenes para llevarla de vuelta a su hogar. Me acerqué hacia el lugar en donde aún reposaba la débil y frágil joven.

-Debo agradecerle lo que ha hecho usted por mi hija, joven Cullen- me dijo Charlie, posicionándose nuevamente a un lado de Isabella y al mío. Me ofreció su mano, en señal de admiración y agradecimiento..

-Sólo he estado en el momento justo- dije sin más.

-¿Podría usted acompañar a mi hija para que yo pueda organizar los últimos detalles en éste lugar?- me pidió con solemnidad.

Asentí.

Él se retiró con agilidad, me posicioné en el lugar que había ocupado Charlie, Isabella seguía recostada y exageradamente pálida. Di una pequeña mirada a nuestro alrededor y me di cuenta de que estábamos solos. Todos estaban congregados en torno al fatídico evento que se celebraba. Ella no se movió al notar mi presencia, sólo permaneció allí, inmune y con la mirada hacia algún lugar que no logré descifrar. En el momento que intenté hablarle me miró con desdén y esbozó una sonrisa malévola.

-Debo admitir que al final del día usted es útil, aunque sea para una insignificante cosa– murmuró.

No fui capaz de articular palabra, no entendía por qué, pero realmente me afectaba verla tan mal. Aunque ante mí aparentaba ser fuerte.

-No es necesario que iniciemos una nueva discusión, sólo quiero saber cómo se encuentra de salud, Lady Isabella –dije en un leve susurro.

-Estupenda- me indicó levantándose con agilidad. Su repentino movimiento le provocó una nueva recaída que la hizo volver a recostarse. Me angustié y me apresuré para ayudarla.

-Le dije que no se me acercara, Lord Cullen, aléjese- me grito histérica, con la voz sofocada y rompió en llanto.

La abracé a pesar de su rechazo y aunque recibí unos buenos golpes de su parte, no la solté; al contrario, la apreté con más intensidad.

-Shhhhh ya..ya...- le dije acariciando su cabello.

Los sollozos fueron disminuyendo y su respiración se acompasó. La miré y me di cuenta de que se había quedado dormida. 

Al llegar Charlie y  verla tan vulnerable me dio una mirada de terror.

-Sólo se ha quedado dormida- susurré.

-Se lo agradezco, Joven Cullen- dijo Charlie.

Inexplicablemente, cuando la vi partir... algo en mí se fue con ella.

Dejé de prestarle atención al absurdo sentimiento y busqué a mi padre.

 De regreso a casa se hizo un silencio sepulcral en el carruaje. Cuando llegamos, mi madre se bajó en cuanto nos detuvimos y mi padre me observó con seriedad.

-Debo hablar contigo- me dijo- Sígueme- Asentí.

Me bajé del carruaje y fui tras él. Cuando llegamos a su despacho cerré la puerta tras de mí. El repentino cambio de actitud y la seriedad de mi padre sólo podrían significar una cosa: problemas.

-Edward Anthony Cullen, te he tenido paciencia, pero ya es justo que promueva esto- habló Carlisle

-¿Cuál es el tema?- pregunte confundido.

-Tu esposa-

-Mmmm- respondí sin entender.

-Edward, ya estás en edad para casarte, tener una familia... Desde hoy tendrás dos meses para  buscar esposa, si no, lo haré yo ¿has entendido?- sentenció mi padre- Entiendo que quieras buscar el amor y elegir a la mujer correcta... pero no pienso ser el hazme reír de todo Londres por que mi heredero, y futuro Conde de Cullen, no haya logrado encontrar una linda mujer para desposarla-

-La encontraré, padre-prometí.

-Eso espero, Edward. De lo contrario tendrás que atenerte a lo que yo disponga, es eso o quedaras sin herencia- me amenazó y luego hizo ademán para que saliera de su despacho.

Ya se cumplían quince días desde el funeral de mi querida Anabella. Desde aquel día no había visto a la arrogante Isabella, a Alice la había saludado dos noches atrás en casa de mis tíos, los Duques. Había compartido un breve momento con ellos y con mis primas Victoria y Annie; en una agradable cena, amaba estar junto a ese par de angelitos, hacían mi vida más alegre. Ellas y mi Alice.

Las noches siguientes  a la conversación con mi padre no pude dormir pensando en lo que haría, tenía menos de dos meses para buscar una esposa, ¿a quién tendría que pedírselo? No tenía ni la más mínima idea de lo que haría, había pensado en la joven Isabella pero... ¿cómo podría amarla, siendo ella esa criatura tan arrogante? Me negué más de mil veces esa posibilidad.

 Había pensado en cada dama, hasta en mi querida Florie Masen, mi mejor amiga de la infancia, o en su hermana Danny Masen; hijas del Duque de Masen, el único problema es que las dos se encontraban en Francia y llegar hasta ellas me constaría demasiado trabajo.

 Otro factor era que no sabía si alguna ya se había desposado o estaría comprometida, aunque tenía fe en la pequeña Danny, ella no era mayor que Isabella, a lo mucho tendría su misma de edad 16 años; mientras que Florie tendría 18 ya que yo era un año mayor que ella. Bueno, ¿pero por qué tenía que compararlas con Isabella?

Despejé mi mente y salí de la casa decidido a encontrar a una dama que se interesara en mí como esposo.

Ya había descartado una cuantas, entre ellas a la  empalagosa Jessica Stanley, ella definitivamente no.

Caminaba por las calles de Londres, tratando de encontrar aquella linda joven de gran espíritu y corazón bondadoso que hiciese latir al mío más rápido, alguien que me hiciera sonreír, suspirar, una linda mujer que me embriagara con su belleza y cautivara mis sentidos.

-Edward-susurro una delicada voz.

Me giré en dirección al origen de la voz y la vi allí. Mi mejor amiga de la infancia, mi cómplice de travesuras ocultas, mí querida Florie Masen. Tras ella se encontraba la hermosa Danny, tan parecida a su  hermana, pero al mismo tiempo tan única.

-Por fin había encontrado una candidata o dos- me dije a mí mismo y sonreí.