HOLA MIS NIÑAS ESPERO QUE ESTE CAP LES GUSTE!!! Y POR FA REGALENME COMETS DE COMO VA LA HISTORIA!! DE NUEVO GRACIAS POR TODO PRIMIS HERMOSA SALVASTE ESTE FIC!!!! DE VERDAD DEBEMOS TODAS LA VIDA!!!!!!!!! TE AMO GRACIAS A TODAS POR EL APOYO Y ESPERO SUS COMENTS ASI NO LES GUSTE EL CAP POR FIS!!! 

POR DIOS SANTO ES FIC VA DEDICADISIMO A MIS ADORACIONES MAYA MASEN Y SILMO DISFRUTENLO!!

NARRADOR

La mañana siguiente los problemas con Charlie Swan continuaron para Isabella y Edward, pero la intervención oportuna de Aro Vulturi evitó que el padre de Bella pudiese irse con ella.

Dos días transcurrieron y Charlie analizaba cada movimiento de Edward, buscando la oportunidad para llevarse a Bella lejos de la “infelicidad”. Él tenía la certeza de que su hija no sería feliz con aquel hombre mujeriego. Bella y Edward trataban de no separarse en lo más mínimo, para ellos era difícil la situación con el padre de Bella. El único consuelo que ella tenía era su madre, quien la había apoyado desde el principio.

El tercer día Charlie optó por reunirse con un socio muy importante de Italia, Lord de Vero, un adinerado terrateniente.  Entonces, para distraer a Edward,  propuso una reunión con los hermanos Cullen y Vulturi. Reunión que él acepto con buen agrado. Al llegar al castillo Vulturi, Charlie se dio a la tarea de  convencer a todos los hombres de marcharse, incluyendo al ingenuo Edward, quien estaba emocionado por  ver el cambio de actitud de su suegro, por tanto aceptó de inmediato.

Al partir los hombres a la reunión de negocios, Charlie pidió a las empleadas del servicio poner en el té de su hija unas gotas que le recomendaron en el pueblo para  dormirla por horas. Lo que lo motivaba era saber que salvaría a su hija de un destino casi como el de su amada esposa, por eso lo hizo de esa forma tan despiadada; además, era consciente que si no lo hacía así, su hija jamás aceptaría irse con él. Y aunque aún se cuestionaba el porqué su hija quería quedarse con el joven Cullen, estaba totalmente convencido que ella no lo ama, sólo se sentía presionada.

Jane, al enterarse de lo sucedido, sin decir nada, apoyó a Lord Swan en su misión para llevarse a Isabella del castillo Vultutri. Ésta le dio instrucciones precisas a su doncella para conseguir que Charlie se llevara a Isabella del lado de Edward.

No pasaron ni dos horas cuando Bella cayó profundamente dormida en uno de los carruajes, la doncella de Jane estaba ahí con engaños, diciéndole que René la estaba esperando. Charlie trató de no levantar sospechas, se llevó a René y Alice argumentando que Bella había tenido una discusión con Edward y quería irse. René, inocente de todo lo que había planeado su esposo, accedió a seguirlo con su nieta.

Silvia, la Nana de Bella, esperaba impaciente junto a Maya, la Nana de Edward; a Isabella para ayudarla con un plan que desde el día de la llegada de Lord Charlie estaban pensando. La idea de Bella era  escapar con Edward y Alice hacia Londres y ahí, con la nueva casa que le había prometido Carlisle, formar su vida juntos, sin interferencias por parte del padre de Bella.

Después de una hora de espera, y la llegada de los hombres un tanto decepcionados por la inútil negociación; Edward comenzó la búsqueda de su esposa y la pequeña Alice. Entonces, desesperado y temiendo lo peor, pidió que lo llevaran a la habitación de la niña, buscó ahí pero no encontró ninguna de las pertenencias de Alice. Silvia aún continuaba en la habitación de Isabella, comenzó a desesperarse; tres toques en la puerta irrumpieron su larga espera, uno de los cocheros de su amo estaba tras ella.

—Buenas tardes, Señora Silvia. Mi Lord me ha mandado por usted y las pertenencias de mi Señora Isabella. La esperaré treinta minutos afuera de la casa. Trate de no tardarse, mi Señor ya está rumbo a Londres— le indicó el cochero.

Hecha un manojo de nervios, Silvia comenzó a hacer las maletas de Isabella. Edward poseído por una angustia devastadora entró a la habitación.

—Nana, ¿sabes en donde están Isabella y Alice? — preguntó angustiado a Silvia.

—No, mi Lord— respondió observando a su compañera Maya, quien asintió en busca de misericordia para con su amo. Silvia detuvo su actividad, corrió hacia la puerta, la cerró y llevó a Edward casi hasta el cuarto de baño. Maya se les unió.

—Mi Señor, no sé nada de mi niña Bella; pero hace menos de 5 minutos ha venido uno de los cocheros de mi amo Charlie por las pertenencias de mi niña y por mí. Estoy completamente segura que mi Señor no es malo, es sólo que quiere lo mejor para mi niña. Joven Edward, veo cuánto ama usted a mi Bella;  por eso le digo, le exijo que luche por ella. Yo ahora debo irme, pero no olvide lo que le he dicho. Mi niña lo ama más de lo que usted se pueda imaginar, si no lucha por ella es un cobarde. Usted sabe que cuenta conmigo, su servidora.

—Te reunirás con ella, ¿verdad? – preguntó Edward derrotado.

—Es lo que creo, mi niño— dijo acariciando el rostro de un indefenso Edward. Él comenzó a planear lo que haría a continuación, se alejó de Nana Silvia y caminó como un león enjaulado por un momento.

—Iré detrás de usted— dijo Edward con convicción—. Nana, empaca mis cosas y las tuyas, partirás después que yo— ordenó dirigiéndose a Maya, la cual se limitó a asentir y comenzar con su recién asignada tarea.

— ¿No cree que mi amo habrá previsto su plan? Temo por su integridad— dijo Silvia preocupada.

—También lo he pesado. No se preocupe, Nana, tomaré mis precauciones. Ahora haga como que no me ha visto y siga el juego de Charlie… que yo jugaré mi propio juego— dijo taciturno, pensando estratégicamente lo que haría. Edward no permitiría que lo alejaran de su Bella.

Edward corrió hacia el buró de su mesa de cama y sacó tinta, papel y pluma. Escribió con una perfecta caligrafía.

Amor mío.

Iré por ti en cuanto me sea posible. Estaré ahí en menos de lo que piensas, no tendrás tiempo de extrañarme y recuerda que una parte de mi corazón se ha ido contigo

Siempre tuyo.

Edward.

Dobló el papel y se lo dio a la Nana de su esposa.

—Le entregaré esto a mi niña— prometió—. Tenga cuidado. Le aconsejaría que se acerque cuando estemos instalados en Londres… si mi amo no cede, ya veremos qué se puede hacer— le dijo la Nana de Isabella besando su mejilla en señal de amor maternal. Edward no se resistió y la abrazó.

—Gracias por tu apoyo, Nana— le dijo dejándola partir con todas las pertenencias de su esposa—. Prepara un equipaje ligero para mí, partiré unos cuantos minutos después de que salga el carruaje de Nana Silvia— reafirmó Edward a su Nana.

-Mi señor- le llamo la Nana de Edward angustidad.

Esté dejo lo que estaba haciendo y se giro hacia ella esperando que esta hablara.

-So..lo quiero decirle que es usted muy valiente por luchar por quien ama, pero… tenga cuidado, usted sabe mi niño que me preocupo por su bienestar y si es preciso dar mi vida a cambio de la suya lo haré sin dudarlo, pero por favor cuidese, no se que tenga en mente Lord Swan pero tenga siempre presente que la Señora Isabella lo ama-

-Lo se Nana, se que darias la vida si estuviera en tus manos y gracias eres como mi segunda madre, ahora deja todas mis eprtenecias lista que me marchare ahora mismo- dijo Edward abrazado a su Nana conmivido por aquellas palabras de aliento.

 Decidio tomo rumbo a su hogar, desde ahora haría todo lo que estuviera a su alcance por tener a Bella de nuevo entre sus brazos, el plan de Charlie pudo haber funcionado con cualquier otro, pero con él no, su suegro no sabia a quien se estaba enfrentando.