LA DAMA Y EL ¿CABALLERO? (+18)

Autor: bellsamy
Género: Drama
Fecha Creación: 19/02/2012
Fecha Actualización: 21/11/2013
Finalizado: SI
Votos: 34
Comentarios: 231
Visitas: 91378
Capítulos: 37

EN EL AÑO DE 1890, AÑO EN QUE LA ECONOMIA DOMINA LA VIDA, QUE LAS CLASES SOCIALES SON ESTRICTAMENTE NECESARIAS, EN DONDE LAS DAMAS SON SIMPLEMENTE COMPAÑIA Y LOS CABALLEROS DECIDEN LA VIDA.

NACE EL AMOR ENTRE RENE Y CHARLIE.

FRUTO DE ELLO VIENE AL MUNDO ISABELLA MARIE SWAN, A QUIEN LE ESPERAN GRANDES VIVENCIAS QUE LA HARAN DOBLEGAR SUS PENSAMIENTOS, SU SENTIMIENTOS Y AUNQUE ODIANDO AL CONDE EDWARD CULLEN TERMINARA AMANDOLO HASTA LA LOCURA.....

 LAS INVITO ESTE ES MI NUEVO FIC ESPERO LES GUSTE.... 

ES MI PRIMER FIC DE EPOCA!!!!  Y ESTA CON AUTORIA Y AYUDA DE VICKOTEAMEC

 PROTEGIDO POR REGISTRO DE DERECHOS DE AUTOR  SAFE CREATIVE

 Disclaimer: los personajes no me pertenecen, los personajes pertenecen a Stephenie Meyer

 

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Capítulo 22: ÉXTASIS (+18)

HOLA MIS NIÑAS,  AQUÍ LES DEJO EL NUEVO CAP. ESTARÉ AUSENTE POR UNOS DÍAS, ESTOY EN FINALES DE SEMESTRE Y TENGO QUE TERMINAR MIS TRABAJOS DE GRADO JEJEJE  ESTE ES MI PRIMER LEMMON ESPERO ME DEJEN SUS COMENT SOBRE COMO ESTA??? NUNCA LO HABÍA HECHO Y ES MUY IMPORTANTE PARA MI SU OPINION!! QUIEREN SABER QUE LE PASO A CHARLIE Y A RENE?!?! PRONTO LO SABRAN LES PIDO PACIENCIA Y GRACIAS POR EL APOYO!! ESPERO SUS COMENT!!!!!

ABRAZOS DESDE COLOMBIA BELLSAMY

GRACIAS VICKO!! MIL VECES GRACIAS POR TODO!!!

 

EDWARD POV

El regreso al castillo después de mi caída fue lo mejor, mi pie dolía lo suficiente como para gritar, pero me propuse no hacerlo ya que pude apreciar cómo la angustia se reflejaba en los ojos de Bella. Ella se notaba inquieta, caminando de un lado a otro mientras Marcos y Alec me trasladaban a mi habitación.

Me ayudaron a acomodarme en la cama, luego Marcos se dedicó a examinar mi pie, tras su análisis afirmó que no podría moverme libremente durante los próximos cinco días, Bella le aseguró que se encargaría de mí durante ese tiempo. Marcos tuvo que irse, ya que los habían invitado esa noche a una cena en casa de la prometida de Alec; evento al cual estaba planeado que nos invitaran, pero tras el incidente dicha invitación había quedado descartada para nosotros.

Bella envió a nuestras Nanas a retirarse temprano, quedándonos solos. Ella dispuesta a cualquier cosa que pudiera necesitar y yo un poco bajo el efecto de algún medicamento que no podría precisar cuál había era, sólo que me lo había prescrito Marcos y que era para el dolor.

En algún punto indeterminado me quede dormido, cuando desperté Bella estaba a mi lado leyendo su libro favorito: “Orgullo y prejuicio”, según lo que ella me había dicho. Le sonreí.

-Luces hermosa bajo el tenue brillo de la luna- dije en un susurro. Ella se ruborizó y me devolvió la sonrisa. En ese momento me pareció el ser más hermoso que pude haber visto.

-¿Cómo te sientes?- preguntó inquieta, levantándose de la cama. La tomé de la mano con delicadeza.

-¿Necesitas algo?- cuestionó con ansiedad –Iré por lo que te ha dejado Lord Vulturi para el dolor- dijo intentando alejarse de mí.

-No necesito nada, sólo te necesito a ti a mi lado- le dije con tono juguetón –Eso es todo lo que me hace falta para que cualquier dolor desaparezca.

Sonrió, se acercó para besarme rápidamente, con una mano la retuve cerca e hice que el beso fuera más largo. Algo extraño ocurrió mientras la besaba, empecé a sentirme extraño, algo nunca antes pensado atravesó mi mente y me imaginé con Isabella en mis brazos, tomándola como mujer.

Sorprendido me alejé bruscamente, sabía que apenas nos estábamos conociendo, que no teníamos mucho de haber accedido a darnos una oportunidad, ella no aceptaría que consumáramos nuestro matrimonio tan pronto o tal vez ni siquiera lo consideraba. Lo que pensaba era una locura, no podía dejarme llevara por esos pensamientos masculinos, no podía ofender a esa flor delicada que representaba Bella. Asombrada tomó mi rostro entre sus delicadas manos y se acercó de nuevo, susurrándome sobre los labios.

- ¿Te sientes bien?

-Sí. Discúlpame, es solo que…- no supe qué decir.

-¿Sucede algo?

-Nada que tenga que te afecte, mi hermosa dama. Sólo son debates internos de un mal caballero- dije aborreciéndome.

-Edward, creo que te conozco lo suficiente como para saber que es algo que tiene que ver conmigo- dijo en cierto tono de indignación.

-Así es, tú eres la principal involucrada. Pero mi amor por ti es tan grande que no pretendo someterte a este tipo de dilemas.

-Podrías decirme y permitir que yo decida si debo o no pertenecer a tu dilema.

Me quedé en silencio, los nervios hacían que mis manos sudaran, me sentía como un pequeño niño ante una autoridad, a punto de ser juzgado y castigado con una pena terrible.

-Edward- me llamó Bella.

-No quiero crear conflictos ni discusiones entre nosotros por mis irrespetuosos pensamientos- dije tratando de guiar la conversación hacia un lugar seguro.

Tenía la esperanza que al oír mis palabras Isabella dedujera por donde iba mi dilema. Pero por el contrario, ella parecía más intrigada con lo que me sucedía. Me acerqué a ella y la besé con desesperación ante la necesidad insoportable que repentinamente había despertado en mí, mi masculinidad decidió levantarse de su letargo y palpitar amenazante bajo mi pantalón.

No sabía cómo manejar la situación, debía admitirlo. Aunque tuviese fama de conquistador jamás había tenido a una dama bajo mis brazos, antes de Bella jamás había compartido mi cama con alguna otra.

El beso se hizo más sensual, mis manos sin medir consecuencias volaron hacia sus piernas cubiertas por el pantalón de montar, acaricié sobre él casi la extensión total de las mismas. Isabella pareció entender mi necesidad por que se fue alejando paulatinamente, mi fe y confianza decayeron al ver el temor en sus ojos, ella estaba segura de que yo la obligaría a consumar nuestro matrimonio. Me alejé de ella, traté de levantarme estúpidamente de la cama, al apoyar el pie sentí el dolor aletargado y maldije en voz alta.

-¿Te encuentras bien?- dijo ella con dulzura, obligándome a volver a mi posición anterior.

Un intenso silencio se instaló entre los dos, me aborrecí internamente por haber dejado que la situación llegara tan lejos y, tal vez, haberla ofendido.

-Edward, tú… tú… ¿deseas que… tengamos intimidad?- preguntó Bella dejándome petrificado.

No supe qué responder.

-Porque si es así, yo… no tengo problema alguno. Te amo y ...

-¿Qué?-pregunté asustado.

-Lo siento, no quise decir nada que te molestara- dijo con horror.

-No…no me molesta, ¿estás hablando en serio?- cuestioné.

Ella asintió con sus pómulos teñidos de un rojo carmesí adorable.

-Amo cuando te sonrojas- alabé. Acaricié su rostro con una mano, luego la bese con adoración, amando la disposición que me ofrecía.

Ella, tímida e inexperta, dejó sus manos aferradas a la manta de la cama y yo, nervioso y expectante, sólo la besé.

-Si te pidiera que consumáramos en este momento nuestro matrimonio… ¿estarías dispuesta a hacerlo?

Ella asintió con una leve sonrisa.

-Bella, quiero decirte que no pretendo obligarte. Si te entregas a mi es porque me amas, soy igual de inexperto que tú en este tema, jamás he estado con una dama en la intimidad- le revelé

-¿De verdad?- cuestionó incrédula.

-Te lo juro- le dije con solemnidad.

Con emoción ella se lanzó a mis brazos y me besó con deseo. Yo continúe con el ritmo del beso y nos fuimos deslizando hacia la parte más alta de la cama. Nervioso e intrigado volví a tocar sus largas y delicadas piernas, sus manos esta vez cobraron vida y se deslizaron hacia mi cabello. Recorrí la totalidad de su cuerpo por encima de la ropa mientras la besaba.

Con delicadeza, procurando no ejercer demasiada fuerza en mi pie, la dejé  recostada sobre la cama. Beso tras beso me fui deslizando por su cuello hasta encontrar el inicio de su blusa, comencé a desabotonarla, deslizando la tela por sus brazos mientras ella se sentaba para facilitarme la tarea, la despojé de la blusa encontrando el corsé. Lentamente, mientras besaba sus hombros, lo solté en una muestra de destreza y agilidad, dejando al descubierto sus senos bien formados, los acaricié logrando que Bella se moviera incómoda.

-Lo siento- me disculpé.

-No... me gusta...- dijo llevando mi mano nuevamente a sus senos.

Me deleité con la sensación mientras Bella parecía disfrutar, volví a besarla, esta vez con adoración.

-Eres tan hermosa- le dije al oído en un susurro. Acción que logró producir más deseo del que ya  de por sí sentía.

Bella me ayudó a deshacerme de la ropa que llevaba puesta, la camisa fue lo primero, al llegar al pantalón ella se cohibió de quitármelo, entonces recordando las charlas de Emmett, procedí a despojarla a ella de la parte de tela que cubría su intimidad. La miré a los ojos con amor y puede ver en ellos el reflejo de los míos. La amaba con locura, de eso estaba seguro.

-¿Estás segura?- volví a preguntar indeciso.

-Sí… ¿tú lo estás?-  cuestionó.

-Es lo que más deseo- le dije besándola.

La despojé de la poca ropa que la cubría e hice lo mismo en mí. Los dos desnudos, nos admiramos con cierta curiosidad. Si bien en alguna conversación los chicos y yo habíamos hablado de las partes femeninas; jamás lo había experimentado y ver a Isabella ahí, tan hermosa, me hacía comprender de lo que hablaban Emmett y Charles.

El rostro de Bella estaba cubierto por un leve sonrojo, sus ojos juguetones y curiosos observaban mi miembro duro.

-¡Es grande!- exclamó Bella y no pude evitar reír.

-¿Lo es?- pregunté juguetón.

-Sí.... ¿puedo…?- dijo señalando mi miembro tímidamente.

Se acerco, lo tomó entre sus manos, lo acarició y el éxtasis que me embargó fue encantador, sus caricias eran placenteras, deliciosas y suaves. Me acerqué, la besé permitiendo que continuara con su caricia, ella parecía sorprendida y cómoda a la vez. La aferré a mí, la  posé hacia arriba, empecé a besarla en la extensión de su cuerpo disfrutando sus movimientos al sentir mis labios sobre su piel.

-Edw…ard...

-Be…lla...

Asustado pero consciente del siguiente paso la observé y ella asintió. La puse bajo mi cuerpo y me posicioné sobre ella para introducir mi miembro en su intimidad deseosa de aceptarme. Estaba húmeda, era la sensación más placentera y deliciosa que había sentido en la vida. Tenerla así, en mí, era algo verdaderamente exquisito.

Bella parecía disfrutar, lentamente fui introduciéndome más, comencé a moverme buscando aumentar el placer, de pronto su cara de placer se transformó en una de dolor, me detuve asustado. Ella no se quejó y aferró sus manos en mi espalda.

-¿Te duele?- pregunté.

-Sólo un poco- dijo buscando de nuevo mis labios.

Me moví más rápido pero con delicadeza dentro de ella.

-¡Ohh!- gemía Bella.

Sentí un líquido salir de su intimidad, me detuve a  observar de lo que se trataba, era sangre.

-¿Te lastimé?- le pregunté con pánico.

-No- me contestó –Te quiero adentro otra vez- exigió.

Volví a penetrarla y los dos en sincronía nos movimos complementando el placer del otro.

-Te amo, Isabella, te amo como jamás amaré a otra mujer en mi vida- le susurré excitado.

-Y yo a ti, mi Lord- me respondió entre gemidos de placer.

De tanto placer, mi esencia recorrió su ser. Cansado lentamente me fui acomodando para permitirle a Bella descansar de aquel placer, me recosté a su lado y la atraje a mí, permitiéndome ser uno solo con ella.

-Te amo, mi pequeña dama- le dije besando su frente.

-Y yo a ti, mi gran barón- dijo riendo.

-¿Estás cansada?- pregunté.

-Algo, pero si deseas podemos intentarlo de nuevo- dijo de forma seductora.

Asentí y volví a estar sobre ella una vez más, disfrutando de cada segundo que su piel traspasaba la mía convirtiéndonos en uno. Después de mucho tiempo explorándonos y dándonos placer, Bella se quedó dormida en mis brazos, mientras la besaba emocionado, la acompañé poco después, descansando de la sesión de amor que habíamos tenido.

 


 

Capítulo 21: PÁNICO Capítulo 23: APARICION!!!

 
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